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BH

1er Seminario Judaico Para Profesionales de la Medicina


Septiembre 05 / Elul 5765

Cuadernillo de Lectura

Auspician:

1
Carta del Rabino

Estimado Profesional de la Salud:

Tenemos el agrado de recibirlo en el Primer


Seminario Judaico para Profesionales de la Medicina. El objetivo es poder enriquecer
su profesión y vida con los valores de nuestra Torá.

Los Sabios nos enseñan:

“Todo aquel que salva una vida es como si salvara un mundo entero”.

Este concepto forma parte de los pilares del judaísmo.

Un médico debe usar la confianza que depositan en él para motivar al paciente


a mejorar tanto en su salud física como espiritual. Además, debe reconocer la gran
responsabilidad que Di-s le ha dado. El doctor debe ser sensible al bienestar de sus
pacientes ya que él está cuidando una propiedad de Di-s. Sobre todo, es importante
que el profesional de la medicina sepa reconocer que ha sido elegido por Di-s como
instrumento de curación.

El sólo hecho que usted optó por esta profesión indica que las palabras: curar,
salvar y ayudar son trascendentales en su vida.

Esperamos aproveche al máximo todos las enseñanzas adquiridas en este


Seminario y logre aplicarlo en su profesión y vida personal.

Incluimos en este cuadernillo artículos relacionados con Medicina y Torá.

Algunos de los mismos contienen conceptos de Cábala y por lo tanto, recomendamos


estudiarlos con un Rabino entendido en la materia.

Rabino Jonatan Sirota


Agradecimientos:
Centro Medico Pueyrredon
Swiss Medical Group
Laboratorio Elea
Laboratorio Phoenix
Centro de Investigaciones Mamarias
Dra Ester Polak de Fried
Dr. Sergio Oppel
Dr. Fernando Schrage
Nissim Curiel
Centro Laser de Bs.As.
Y a todos los que hacen posible el seminario.
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Índice

Rambam ( Maimonides) - Hiljot Deot Sobre la Conducta Humana - Capítulo 4............................ 4


¿Es kasher la medicina?...................................................................................................... 8
¿Es "Kasher" la Medicina Alternativa?.................................................................................... 9
Transplante de órganos...................................................................................................... 11
Cambio de Nombre y Plegaria por un Enfermo........................................................................ 13
Hasta donde llega el poder del medico.................................................................................. 14
Consejo Médico.................................................................................................................. 16
La Curación del Cuerpo y el Alma.
Parte 1 – Introducción. ...................................................................................................... 17
Parte 2 - Anatomía Humana ................................................................................................ 18
Parte 3 - Tres veces Tres.................................................................................................... 20
Parte 4 - Las Cuatro Letras del Nombre de Di-s...................................................................... 22
Parte 5 - Las Diez Sefirot Dentro de la Boca........................................................................... 24
Parte 6 - Los Colores del Ojo I............................................................................................. 26
Parte 7 - Los Colores del Ojos (II)........................................................................................ 28
Parte 8 - Los Diez Dedos, La Lengua y el Órgano Reproductor.................................................. 30
Parte 9 - Daat Superior y Daat Inferior ................................................................................ 32
Parte 10 - Los Centros de Energía o Puntos de Contacto del Cuerpo.......................................... 34
Parte 11 - Los Sistemas Fisiológicos de Acuerdo a un Modelo Cabalístico................................... 37
Parte 12 – 13 - Los Sistemas Fisiológicos – El Modelo Ampliado............................................... 39
Parte 14 - El Poder del Pensamiento..................................................................................... 43
Parte 15 - El Modelo Cabalístico........................................................................................... 44
Parte 16 - El Poder de la Plegaria......................................................................................... 45
Parte 17 - Cinco Niveles de Plegaria..................................................................................... 47
Parte 18 - Arrepentimiento y Retorno a Di-s.......................................................................... 49
Parte 19 - Cuatro Sistemas de Práctica Médica....................................................................... 52
Parte 20 - Seis Niveles de Curación...................................................................................... 54
Parte 21 - Curación a Nivel de Jaiá y Iejidá............................................................................ 61
Parte 22 - Curación a Nivel de Iejidá y de la Esencia del Alma.................................................. 63
Parte 23 - La Manos, los Ojos y la Boca del Médico................................................................. 65
Parte 24 - El Sistema Inmunológico - El Sentido Innato del Yo y el no-Yo.................................. 66
Parte 25 - La Raíz Etimológica de “Enfermedad”..................................................................... 67
Parte 26 - El Poder de la Plegaria......................................................................................... 69
Parte 27 - El Compromiso por Alcanzar a Di-s ....................................................................... 70
Parte 28 - Exilio Espiritual................................................................................................... 71
Parte 29 - La Inclusión de la Izquierda en la Derecha.............................................................. 72
Parte 30 - Los Orígenes de la Enfermedad ............................................................................. 74
Parte 31 - Los Tres Síndromes Psicofisiológicos...................................................................... 75
Curar el Cuerpo y el Alma................................................................................................... 76
Sistema Digestivo............................................................................................................... 76
¿Cuál es la Posición Judía sobre el Aborto?............................................................................. 77
¿La Amenaza de una Enfermedad es un obstáculo para el Casamiento?...................................... 78
Moléculas espirituales y metabolismo místico..........................................................................79
Kashrut y Química.............................................................................................................. 81
Cuidando el alma................................................................................................................ 86
¿Dos pueblos?.................................................................................................................... 86
El hueso de la resurrección.................................................................................................. 86
Enfermedad, ¿lo cotidiano? ................................................................................................. 87
Anatomía del cuerpo y alma................................................................................................. 90
El sistema digestivo (y el desarrollo espiritual)........................................................................101
Bioética y Halaja................................................................................................................. 103

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Rambam (Maimonides)
Hiljot Deot Sobre la Conducta Humana
Capítulo Cuarto:

Muchas de estas leyes que aparecen a continuación fueron tomadas de los escritos Jurídicos de
Maimonides. No obstante, numerosos Legisladores posteriores ( Maguén Abraham 173:1 ) sostienen
que la naturaleza física ha cambiado desde entonces, por lo que algunos de los principios mencionados
ya no son de aplicación practica.

[1] Es parte integral del servicio a HaShem que el cuerpo esté sano y completo, - ya que es imposible
que el ser humano llegue al entendimiento del Creador mientras esté enfermo - por lo tanto, la persona
debe alejarse de todas aquellas cosas que causen daños a su cuerpo, y comportarse por ende según
normas que lo mantengan sano o que lo curen. Estas normas son las siguientes: se debe comer
únicamente cuando se esté hambriento (*), y se debe beber únicamente cuando se esté sediento, no es
saludable contenerse de la eliminación de residuos incluso un tiempo breve, sino que cada vez que
necesite orinar o evacuar deberá hacerlo inmediatamente.

(*) En el libro “Hanhagat Habriut” (I, 4) Rambam da una explicación científica para esta conducta:
“Es recomendable para la salud que la persona no coma después de haber comido, y solo consuma
alimentos después cuando esté realmente hambriento, estando el estómago limpio, de manera tal
que pueda su saliva llegar a la boca, así estando hambriento el alimento le será de utilidad. Del
mismo modo el hombre no debe beber agua sino hasta estar realmente sediento, o sea al estar
hambriento o sediento, debe esperar un poco, ya que a veces el hambre o la sed no son reales,
siendo la causa de estas sensaciones cierto flujo dañino que se encuentra en la boca del estómago.”

[2] No es conveniente comer hasta la saciedad, sino que es apropiado reducir un cuarto antes de
satisfacerse por completo. No se ha de beber agua dentro de una comida, sino en cantidad mínima y
preferentemente mezclada con vino. Cuando comience el alimento a ser digerido en sus intestinos,
entonces que beba lo necesario cuidando de no exagerar el consumo de agua incluso después de la
digestión. Antes de comenzar a comer se debe evacuar todos los residuos de manera tal que no deba
hacerlo dentro de la comida. Es apropiado hacer algún tipo de ejercicio antes de comer, de manera tal
que su cuerpo esté temperado, se puede también realizar algún trabajo o alguna otra actividad física
que lo canse. La regla sobre el tema es la siguiente: conviene esforzar al cuerpo y agotarlo cada día
hasta que se tempere, luego deberá descansar un poco hasta estar reposado y entonces consumir
alimentos. Si acostumbra bañarse con agua caliente después de los ejercicios físicos es óptimo, si así
hace debe descansar un poco y después consumir alimentos.

[3] Cuando la persona consuma alimentos debe permanecer sentado en un lugar fijo o inclinado
levemente a la izquierda, que no camine ni cabalgue ni se esfuerce físicamente, ni conmueva su cuerpo
ni pasee hasta que se digiera el alimento consumido. La persona que se esfuerza físicamente o que
pasea después de haber consumido alimentos causa a sí mismo enfermedades difíciles.

[4] El día y la noche suman veinticuatro horas. Al ser humano le es suficiente dormir un tercio de ellas,
es decir ocho horas; siendo conveniente que sean al final de la noche, para que estas ocho horas vayan
desde el comienzo de su dormir hasta antes de la salida del sol - resulta entonces que se levantará por
la mañana antes de la aurora.

[5] La persona no debe dormir sobre su rostro ni sobre sobre su espalda sino sobre su costado, siendo
recomendable que al comienzo de la noche sea el costado izquierdo y al final de la noche sea el costado
derecho. No es saludable dormir inmediatamente después de haber comido, sino que debe aguardar
después de haber consumido alimentos unas tres o cuatro horas. Tampoco es recomendable dormir de
día.

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[6] Los alimentos que suelen ablandar el estómago como por ejemplo: uvas, higos, fresas, peras,
sandías, todo tipo de zapallitos, y de melones se deben consumir en primer lugar, antes de la comida;
no mezclándolas con la comida, sino que debe esperar un poco, hasta que bajen del estómago superior,
y entonces consumir otros alimentos.

Los alimentos que suelen endurecer el estómago como por ejemplo: granadas, membrillos, manzanas,
peras crustumenias, se deben consumir inmediatamente después de comer, aunque es conveniente no
consumirlas en demasía.

[7] Cuando la persona quiera consumir carne de pollo y de animales juntas - es recomendable consumir
primero la carne de pollo y luego la de animal; así también al comer huevos y carne de pollo - debe
comer primero los huevos. Cuando ha de consumir carne de vacuno y carne de ovejas o chivos, es
recomendable comer primero la carne de ovejas o chivos. La regla a seguir es siempre adelantar el
consumo de alimentos ligeros antes de consumir alimentos pesados.

[8] Durante las épocas de calor es conveniente comer alimentos fríos y no exagerar en el consumo de
condimentos, siendo apropiado consumir vinagre. En cambio, en las épocas de lluvias (frío) se
recomienda consumir alimentos calientes y muchos condimentos, no siendo apropiado consumir
demasiada mostaza ni asafétida. Según estas normas es apropiado conducirse en lugares fríos y en
lugares cálidos, en cada lugar según lo apropiado a su clima.

[9] Hay alimentos que es totalmente nocivo consumirlos y por ende es conveniente al hombre alejarse
de ellos, por ejemplo: los peces grandes, los peces salados ya viejos, el queso salado ya viejo, las setas
y hongos, junto con la carne salada ya vieja, y el vino casero o de su lagar (que la borra todavía está
mezclada con el líquido, hasta los cuarenta días se denomina "vino casero o de su lagar" Cf. Eduyiot
6:1. N del T.); también es perjudicial un guiso abandonado hasta que hede. Así todo alimento que hede
o cuyo gusto es muy amargo, es para el cuerpo como veneno.

Hay alimentos que también son perjudiciales, pero no en la medida de los anteriores, por lo tanto es
conveniente consumir sólo un poco de ellos en lapsos de tiempo distantes. Por ende no se debe
acostumbrar a consumirlos frecuentemente ni tampoco como acompañamiento de sus alimentos
habituales, nos referimos a peces grandes, queso, leche que reposo veinticuatro horas después de
haber sido ordeñada, la carne de toros ya mayores o de machos cabríos ya mayores; del mismo no son
recomendables las habas, las lentejas, los fréjoles, el pan de cebada y el pan ácimo, el repollo crudo (el
repollo cocido los sabios lo cuentan entre los vegetales que curan. Cf. Abodá Zará 19a. N del T.), el
cilantro, las cebollas, los ajos, la mostaza y los rabanitos - todos ellos son alimentos perniciosos. Como
ya aconsejamos no es conveniente que la persona los consuma sino en cantidades mínimas y en épocas
de frío; no obstante, en épocas de calor que no los consuma en lo absoluto. Las habas y las lentejas no
son recomendables para el consumo ni en épocas de frío ni en épocas de calor. Los zapallos, por otro
lado, deben ser consumidos durante climas calurosos.

[10] Existen ciertos alimentos cuyo grado de perjuicio es menor que el de los anteriores, como por
ejemplo: los patos, los pichones, los dátiles, el pan hecho con granos tostados con aceite o pan que fue
amasado con aceite; así también la sémola que fue muy bien tamizada hasta que no quedó ni el olor de
la gluma, el jugo de alimentos salados o en escabeche, la gelatina de pescados en escabeche - por lo
tanto no en recomendable consumir estos alimentos en demasía. El hombre que sea sabio y tenga
control sobre sus inclinaciones, no deberá dejarse arrastrar por sus apetitos y evitar estos alimentos
mencionados, salvo en casos imperativos de curación - esta persona se define como un hombre de
temple.

[11] La persona debe abstenerse de consumir frutas de árboles, evitándolas incluso cuando estén
secas, y obviamente cuando estén frescas; éstas antes de haber madurado son como espadas para el
cuerpo. Así los membrillos son muy nocivos siempre; todas las frutas agrias son perjudiciales y no se
debe consumir sino un mínimo en épocas de calor en lugares cálidos. Los hijos, las uvas y las
almendras son alimentos favorables siempre: ya sea frescos o secos, por ende el hombre los puede

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consumir siempre según lo que necesite, aunque debe procurar hacer frecuente su consumo, a pesar de
ser los mejores frutos de todos los árboles.

[12] La miel y el vino son perjudicial para los niños y benéfica para los ancianos, más aun en climas
fríos, siendo este alimento, por otro lado, lo que la persona debe consumir en épocas de calor, cuidando
de consumir dos terceras partes más de lo que se consume en épocas frías.

[13] La persona debe cuidarse de mantener sus intestinos constantemente limpios, de manera tal que
sus evacuaciones sean un tanto líquidas. Esto es una norma dentro de la medicina: el abstenerse de
evacuar o el evacuar dificultosamente son causante de enfermedades. ¿Cómo se puede curar el
intestino si se ha esforzado mucho? Si se trata de una persona joven, debe comer temprano por la
mañana alimentos salados, escalfados, untados en aceite de olivas o salmuera o en sal sin pan; o que
beba el agua en el cual fueron hervidas espinacas, o que consuma repollo en aceite de olivas o
salmuera o sal. Si se trata de una persona mayor es recomendable que beba miel en agua caliente por
la mañana, luego que aguarde unas cuatro horas y después que coma. Es conveniente realizar esto por
un día o tres o cuatro, si lo necesita, hasta que se mejore.

[14] Con respecto a la salud del cuerpo se ha enseñado otra regla: todo el tiempo que una persona
hace ejercicios y se esfuerza mucho y no come hasta saciarse, manteniendo sus intestinos limpios - de
seguro que no ha de enfermarse sino que por el contrario se fortalece físicamente, incluso que consuma
alimentos no saludables.

[15] Toda persona que se mantiene en reposo y no hace ejercicios, o aquel que retrasa sus
evacuaciones, o aquel que tiene sus intestinos no limpios, incluso que consuma solo alimentos
saludables y se cuida según las normas de la medicina - de seguro que sufrirá constantemente de
dolores y su fuerza física disminuirá.

Comer hasta la saciedad para el cuerpo humano es nefasto, como veneno, siendo el principio de todas
las enfermedades. De tal modo, la mayoría de las enfermedades que sobrevienen sobre la persona son
causadas por alimentos no saludables, o por comer exageradamente siendo el consumo hasta la
saciedad nocivo, incluso que sea de alimentos saludables. Esto es lo que declara Shlomó: "La persona
que cuida su boca y su lengua, sin lugar a dudas que resguarda su alma de dolores" (Mishley 21:23).

Es decir, al cuidar la boca de consumir alimentos no saludables o de comer hasta la saciedad, y la


lengua de hablar solo lo necesario, la persona se mantendrá protegida.

[16] La forma de bañarse será la siguiente: es recomendable que la persona ingrese al baño cada siete
días; siendo prudente no hacerlo inmediatamente después de la comida, tampoco cuando se esta
hambriento, sino en el momento en que el alimento comienza a digerirse.

Se deberá lavar el cuerpo con agua caliente que el que el cuerpo no se queme, en cambio lavara su
cabeza con agua caliente que el cuerpo se quemaría con ella. Después ha de lavar su cuerpo con agua
tibia, siendo cada vez mas tibia hasta finalizar con un lavado en agua fría. Se debe cuidar de no poner
sobre su cabeza agua tibia o fría, además el lavado con agua fría ha de hacerse solo cuando haya
transpirado y frotado su cuerpo. Es recomendable no permanecer demasiado en el baño, sino solo
hasta que su cuerpo haya transpirado y después de haberlo frotado conviene lavarse y salir.

Es prudente evacuar antes de ingresar al baño y después de salir de él, tal vez tenga necesidad de
evacuar durante el baño. Así también la persona debe tratar de evacuar antes y después de comer,
antes de después de cohabitar, antes y después de hacer ejercicios, antes y después de dormir. La
cantidad mínima es por lo tanto diez.

[17] Cuando salga la persona del baño, debe vestir sus ropas y cubrir cuidadosamente su cabeza en la
sala de entrada, de manera que no se enfrié súbitamente; siendo conveniente cuidarse de esto incluso
durante el verano. Después de salir debe reposar un poco hasta que se enfrié la temperatura de su
cuerpo y solo entonces comer. Si duerme un poco después de haber salido del baño - esto es optimo.
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Se debe cuidar de no beber agua fría al salir del baño y obviamente no conviene beber dentro del baño
mismo. Si ocurre que esta muy sediento y no se puede abstener de beber, es recomendable que mezcle
el agua con vino o miel. Si acostumbra a untarse con aceite en el baño durante la época de lluvias,
después de haberse lavado - esto es óptimo.

[18] Es recomendable no practicar flebotomías constantemente, por lo tanto solo debe aplicarse cuando
la persona lo necesite urgentemente. No deben realizarse flebotomías durante los días cálidos no
tampoco durante el periodo de lluvias, sino solo durante Nisán o durante Tishrey. Cuando ya tenga
cincuenta años no debe someterse en absoluto a flebotomías. Así mismo es perjudicial extraer sangre
e ingresar al baño en el mismo día; también viajar luego de la extracción. El día que le hagan
flebotomía deberá comer y beber menos de lo que acostumbra; además aquel día deberá reposar y no
realizar ejercicios físicos ni pasear.

[19] El semen es energía física, la vida de la persona y se relaciona con la capacidad de su visionó por
lo tanto, tanto mas se aumente en poluciones, el cuerpo diminuye su fuerza física y su vida se
desperdicia. Esto es lo que declaro Shlomó: "No entregues tu energía a las mujeres..." (Mishley 31:3)

Toda aquel que exagera en cohabitaciones - la vejez le sobreviene, sus energías disminuyen, su visión
se estropea, y un hedor se expele de su boca y de sus axilas. Además se presentan fenómenos como la
caída del cabello de su cabeza, cejas y pestañas; mientras que los pelos de su barba, axilas y piernas
aumentan; los dientes suelen caer y muchos otros dolores le sobrevienen. Debido a lo anterior los
médicos han declarado: debido a otras enfermedades muere uno de mil, a causa del cohabitar mueren
mil. Por lo tanto, si la persona desea vivir saludablemente deberá cuidarse de estas actividades, siendo
que es recomendable mantener relaciones solo cuando el cuerpo se encuentre muy sano y fuerte;
cuando involuntariamente sufra de erecciones, y aunque se distraiga en otro tema la erección continua.
Si comienza a sentir cierto peso de sus caderas hacia abajo, como si los tendones de sus testículos
fueran jalados, y siente además su cuerpo caliente - alguien que sufre de tales síntomas debe
cohabitar, siendo esto su curación.

[20] Todo aquel que se conduce según estas normas que hemos enseñados, yo puedo ser aval suyo, de
seguro que no sufrirá de enfermedades nunca hasta que envejezca y fallezca, siendo que nunca
necesitara de médicos. Siempre su cuerpo se mantendrá sano e integro, a no ser que su fisiología
estaba afectada de alguna anomalía de nacimiento, o que practicó alguna costumbre insalubre desde su
nacimiento; o en su defecto que sobrevenga una epidemia o hambruna sobre el mundo.

[21] Todas las conductas saludables que hemos mencionado, no corresponden practicarlas sino una
persona sana; pero una persona enferma, o que alguno de sus miembros está enfermo, o que practicó
alguna costumbre insalubre por mucho tiempo - cada uno de ellos tiene que someterse a terapias
especiales y métodos diferentes, cada uno según su enfermedad, como hemos de declarar en el libro
sobre medicina. Cambiar un modus vivendi es el principio de alguna enfermedad.

[22] En un lugar donde no se encuentra un médico, tanto la persona sana como la enferma, no es
recomendable que se desvíe de los métodos que fueron descritos en este capítulo - cada uno de ellos
finalmente trae a bienestar físico.

[23] En una ciudad donde no se hallan las siguientes diez cosas, un estudioso de la Torá no debe
habitar, y estas son: médico, practicante de flebotomías, baño, lugares dispuestos como inodoros, agua
al alcance de la mano, por ejemplo: ríos o manantiales, Beit HaKeneset, maestro de niños, escribano,
recaudador de dinero para beneficencia, tribunal de justicia que pueda aplicar castigos y encarcelar.

7
¿Es kasher la medicina?

Está mal procurarse atención médica? ¿Seguir las instrucciones de un médico mortal disminuye nuestra
subordinación al Sanador Divino? ¿Interfiere la ciencia médica con la voluntad de Di-s? ¿Por qué ocultó
el Rey Jizkiahu el "Libro de la Curación"?

La referencia original a la medicina en la Torá se encuentra en la Sección Semanal de Mishpatím (Éxodo


21:19): "Si una persona golpea a otra... el atacante deberá pagar... y sanarlo". Los Sabios explican
(Bavá Kamá 85a): "De aquí aprendemos que el médico ha sido autorizado para curar".
En otras palabras, puesto que podríamos pensar que dado que todo, incluyendo heridas y
enfermedades, proviene de Di-s, quizás deberíamos por lo tanto confiar sólo en Di s para la curación.
Viene la Torá y dice "No". La víctima debe ser tratada, y sus cuentas médicas abonadas por el atacante.

Sin embargo, los comentaristas encuentran una contradicción entre esta idea y el pecado de Asa, Rey
de Judea: "Cuando estaba enfermo, no buscó a Di-s sino a los médicos" (II Crónicas 16:12). ¿Implica
esto que pecó al consultar con médicos, y que a ello se debe que muriera?
A continuación veremos varias posturas para resolver esta contradicción:

El Ibn Ezra (en su comentario a Levítico 21:19) establece una diferencia entre lo que denomina "heridas
externas" y "enfermedades internas". Las heridas externas tienen autorización de atención médica a
partir del mencionado versículo de Éxodo. Pero en el caso de las enfermedades internas, debemos
volver nuestra mirada al Curador de toda carne. Iyov, quien padeció mucho dolor, se refiere a la
enfermedad interna cuando expresa (5:18): "Di-s causa ambos, tanto el dolor como la curación". El Rey
Asa cometió un error, así, al emplear médicos para tratar sus enfermedades internas.
Rabeinu Bajia, y Rabí Ionatán Eibeshutz en su obra halájica Kreití uPleití (10 188:8), concuerdan con
Ibn Ezra.

Otros comentaristas (véase Rambán a Levítico 21:1) establecen una diferencia entre médico y paciente.
La declaración Rabínica de que "el médico tiene autorización para curar" lo faculta sólo a él, mas no al
paciente. Idealmente, éste último no debe depender del médico. Pero si de todos modos escoge ir al
médico, éste lo puede curar, y el enfermo no tiene prohibido seguir sus prescripciones. Aunque los
médicos tienen permitido curar, no obstante, desde la perspectiva de paciente el Rey Asa actuó mal
(véase Akedat Itzjak para obtener explicación adicional).

Pero Maimónides disiente enérgicamente con esto. El no ve ninguna diferencia entre médico y paciente,
o entre dolores internos y externos, y dice que la Torá desea que nos procuremos de asistencia médica
en todas las instancias.
Siendo así, ¿cuál fue, en la óptica de Maimónides, el problema del Rey Asa? Además, el Talmud
(Pesajím, Capítulo 4, Mishná 9) declara que el Rey Jizkiahu ocultó el "Libro de la Curación" con la
anuencia de los Sabios. Rashi explica que el "Libro de la Curación" era perjudicial porque "ellos no
rezaban a Di-s suplicando Su curación ya que podían obtenerla por sus propios medios".
Según la mencionada óptica de Maimónides, ¿qué tenía eso de malo?

En su Comentario a la Mishná, y en la Guía de los Perplejos (Parte 3, Capítulo 33), Maimónides resuelve
esta contradicción al comparar las heridas y sus curaciones con el hambre y los alimentos.
Maimónides escribe: "Tal como agradecemos a Di-s cuando comemos, del mismo modo debemos
agradecerle la curación médica de nuestras enfermedades". Maimónides pregunta retóricamente:
¿Deberíamos acaso privarnos del alimento porque éste disminuye nuestra dependencia de Di s?
Pues entonces, ¿por qué se ocultó el "Libro de la Curación"? Hay al respecto varias respuestas, pero
éstas no satisfacen a Maimónides.
Maharshá (sobre Talmud, Guitín 68b) explica que a Jizkiahu disgustó el hecho de que semejante
compendio de curación permitía el acceso a todos, incluso a `gente inapropiada, los que no creerían en
absoluto en el rol de Di-s en la medicina, sino sólo en la curación humana per se.
Pero esta preocupación, dice Maharshá, se volvió luego irrelevante. Tal como posteriormente se
permitió transcribir la tradición Oral en el Talmud, por temor a que fuera olvidada, del mismo modo se
volvió permitido publicar las fórmulas médicas en un libro, por miedo a que fueran olvidadas. También
8
muestra que "el Talmud engloba asimismo todas las demás ciencias y sabidurías, incluyendo la
medicina".

Maimónides mismo, quien no ve problema alguno en utilizar medicamentos, lo explica de una manera
diferente: Jizkiahu ocultó el "Libro de la Curación" porque no era un libro científico confiable, sino un
tratado que contenía supersticiones curativas prohibidas.
Bajo la opinión de Maimónides, una autoridad que fomenta la medicina en todas las situaciones,
empero, aun nos resta comprender por qué fue pecado el hecho de que Asa consultara médicos.

El Alter Rebe Rabí Shneur Zalman de Liadí nos ofrece dos explicaciones posibles:
1) El Rey Asa tenía médicos que ejercían la brujería, similares a las "prácticas médicas" prohibidas del
"Libro de la Curación" que Jizkiahu ocultó.
2) El Rey Asa pecó al confiar sólo en los médicos y no orar a Di-s en absoluto. Esto no puede
compararse con satisfacer nuestro hambre con alimentos, instancia en la que sí ofrecemos nuestro
agradecimiento a Di-s por nutrirnos a través de la comida que ingerimos.

¿Es "Kasher" la Medicina Alternativa?

¿El tai chi o rai kei son prácticas permitidas? ¿Y el yoga? ¿Es lícito usar el alef beit para curar?

El tema de la medicina alternativa es ciertamente complejo. Mucha gente se ha acercado a nosotros


con preguntas similares a la suya. Respondiendo a su pregunta específica: los símbolos chinos en rei
kai son definitivamente instrumentos de avodá zará, idolatría, y no deben ser usados. Asimismo, está
prohibido utilizar el péndulo para diagnosis. Es aceptado utilizar el alef beit (con la intención de rezar)
para pedir salud; no obstante, bajo ninguna circunstancia debe darse un nombre foráneo a estas
formas de curación, como rei kai (judío), Di-s lo prohíba. En cuanto al Tai Chi, es prohibido. Estas
prácticas, obtienen o manejan fuerzas de fuentes impuras.

Toda sabiduría debe provenir de la Torá. El yoga tiene una energía negativa que está conectada con la
avodá zará, idolatría, y por eso es inaceptable, incluso si la persona que lo practica no tiene estos
pensamientos negativos.

El "reclamo" de que estos métodos de curación, son parte de las antiguas enseñanzas que Abraham
envió al este con sus hijos, no es serio. Lo que sí es serio, y podría ser peor aún, es que los "regalos"
por los que Abraham mandó al este a sus hijos no judíos (de su sierva Ketura), practicantes de la
idolatría, eran de hecho "nombre impuros [mantras]", es decir, nombres y prácticas para la
espiritualidad impura. Ciertamente que no son para los judíos, los descendientes de Isaac y Iacob.
Abraham mando lejos a estos hijos extraños, para prevenir que se mezclen con Isaac.

Seguramente, todo lo que hay en "el otro lado", tiene su paralelo en el "lado de santidad". Sumado a
las prácticas espirituales (y físicas), que recibimos directamente de nuestros patriarcas y del Sinaí, uno
de los poderes esenciales inherentes a nuestra Torá, es su habilidad de "depurar" y "redimir" las
chispas Divinas caídas, esparcidas en toda la realidad del mundo, especialmente en las vestimentas
foráneas de la sabiduría y las prácticas espirituales de los no judíos.

El comienzo de todo proceso de "depuración" basado en la Torá, (y cuánto más, respecto de alguna
sabiduría o práctica que hayamos heredado directamente de nuestra tradición), es abandonar el
"nombre" no judío, (inherente a su origen espiritual) unido e identificado con la sabiduría o práctica a
depurar.

Un "nombre" denota un "camino" y filosofía completos. "Depuración" se asocia siempre a (buenos)


"puntos" o propósitos, nunca a un "camino" completo en el que los "propósitos" están en exilio.

9
Por eso, el mismo uso del nombre "yoga, tai chi, etc.", tanto precedido por la palabra "judío" o no, no
permite la verdadera depuración. De hecho, la yuxtaposición de los dos términos "yoga judío" es
shatneiz, una combinación inapropiada.

El Instituto Gal Einai en Israel, se encuentra en proceso de desarrollar ejercicios judíos de curación,
basados en la Kabalá. Ya hay un número de clases preparadas. Contáctese con nosotros para más
información.

10
Transplante de órganos

El cuerpo humano tiene muchos órganos vitales. Estos órganos, a los que el Talmud se refiere como
"órganos de los que depende la vida" (Terumá 1Ob) incluyen el cerebro, el corazón, los pulmones, los
riñones (Mishná Julín 3:2) el hígado, el páncreas, y la epidermis.
Hasta hace poco, el fracaso funcional de cualquiera de estos órganos significaba la muerte. Sin
embargo, en épocas recientes se han encontrado sustitutos para algunos de estos órganos, y la grave
prognosis asociada a su pérdida ha cambiado en gran medida para bien.
Hay dos soluciones médicas básicas para la pérdida concreta o la inoperancia funcional de estos
órganos: su reemplazo artificial o el trasplante del órgano.

Los ejemplos de reemplazo artificial incluyen el uso de la insulina para reemplazar la secreción
hormonal natural del páncreas en pacientes con diabetes; diálisis para reemplazar el funcionamiento
natural de los riñones en pacientes que sufren de insuficiencia renal; el uso de un pulmotor durante la
cirugía de corazón abierto mientras los propios pulmones y corazón del paciente no funcionan; y la
implantación de un corazón artificial.

Desde el punto de vista de la ley judía, las soluciones tecnológicas y médicas del primer tipo (es decir,
los reemplazos artificiales) son legítimas, permisibles, y aconsejables mientras tanto realmente
aumenten la expectativa de vida del paciente. En aquellos casos en los que únicamente es posible un
mejoramiento de la calidad de vida, es necesario evaluar la situación muy cuidadosamente antes de
permitir cualquier procedimiento quirúrgico que haga peligrar la vida del paciente. A pesar de las
diferencias de opinión entre las autoridades rabínicas contemporáneas, el paciente tiene derecho a
hacer peligrar su vida sometiéndose a un procedimiento terapéutico que probablemente mejore su
calidad de vida significativamente.

Los trasplantes de órganos, por otra parte, proponen difíciles preguntas de orden halájico (es decir, en
cuanto a la ley judía). En algunos casos, la ley judía limita el uso de los órganos humanos. Hay
diferencias fundamentales entre la toma de órganos de donantes animales, lo que es permisible casi sin
restricción alguna, y la toma de órganos de donantes humanos vivos, que es permisible con ciertas
restricciones destinada a proteger la vida y salud del donante. Además, está prohibido retirar un órgano
de un paciente que está a la vera de la muerte.

Esta prohibición, obviamente, exige una definición clara del momento que ha de considerarse como el
de la muerte, pues los órganos pueden quitarse del donante sólo después de que éste haya muerto. La
definición del momento de la muerte tiene peso directo sobre la permisibilidad de los trasplantes de
corazón, hígado, y otros órganos vitales, así como también sobre la exigida duración del tratamiento
para pacientes comatosos conectados a sistemas mecánicos que los mantienen vivos.
Los avances de la tecnología médica, junto con la intensiva investigación de la halajá médica en años
recientes, conducen a soluciones prácticas que en años anteriores ni eran soñadas. La discusión legal
religiosa del presente acerca de la definición del momento de la muerte depende de tecnologías
médicas que han surgido apenas hace unos pocos años.

Algunos médicos sostenían antaño que un electroencefalograma (EEG) plano era suficiente para
establecer la muerte del donante. Hoy, cualquier médico sabe que un EEG plano no basta para
dictaminar la muerte, pues refleja la ausencia de actividad eléctrica sólo en la corteza cerebral. Este
hecho no indica necesariamente la muerte de todo el cerebro. Por lo tanto, no se puede tomar un EEG
plano como señal de la muerte del donante. Muchos pacientes que han presentado un EEG plano luego
se han recuperado y hoy están vivos.
La tecnología médica contemporánea representa un importante y mejorado avance sobre lo que
disponible hace años. Las técnicas quirúrgicas de hoy para el trasplante de órganos son mucho más
refinadas. Ahora se utilizan nuevas medicaciones efectivas para controlar el rechazo del órgano. La
expectativa de vida del receptor de un corazón trasplantado ha aumentado y es ahora
significativamente más alta que la de pacientes que no han recibido trasplantes de corazón. También

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los métodos para establecer la muerte han sido mejorados con la adición de exámenes objetivos de
laboratorio.

Estos avances han requerido una revaluación de la Halajá para los trasplantes de corazón. Poco tiempo
antes su muerte, el célebre legislador rabínico Rabí Moshé Feinstein aconsejó a uno de sus vecinos a
someterse a un trasplante de corazón (en una carta al director del Centro Médico Hadassah, Jerusalén,
fechada en 1986).
En 1986, la Comisión Israelí sobre Trasplantes, nombrada por el Superior Rabinato, presentó sus
recomendaciones. El comité incluyó a rabinos y eruditos religiosos de diversos sectores de la población
judía, junto a dos médicos competentes en la halajá médica. Después de profundos debates, el comité
escribió lo siguiente en sus recomendaciones:
Basándose en los principios del Talmud (Iomá 85) y la decisión del Jatam Sofer (Ioré Deá 338), la
muerte es establecida halájicamente con el cese de la respiración.
Por lo tanto, hay que establecer que la respiración se ha detenido completa e irreversiblemente. Esto
puede establecerse probando que el cerebro, incluyendo el sector que controla la respiración autónoma,
está totalmente destruido.
El comité recomendó aceptar, bajo ciertas condiciones, las recomendaciones del comité del Centro
Médico Hadassah para definir la muerte cerebral.

Además de los trasplantes para salvar la vida, también hay procedimientos de trasplante que pueden
mejorar la calidad de vida. Entre estos están los trasplantes de médula ósea y córnea. Tampoco son
para pasar por alto los "trasplantes de piel" que generalmente sirven como una vestimenta biológica
temporaria y que pueden salvar la vida. Según la Halajá, se permite utilizar la piel de un cadáver a fin
de salvar la vida de un paciente (Nishmat Avraham, Ioré Deá 349:3). No obstante, en cada caso
individual debe obtenerse asesoramiento concreto de una autoridad rabínica competente en el tema.

12
Cambio de Nombre y Plegaria por un Enfermo

¿Es apropiado cambiar el nombre si una persona está gravemente enferma o en peligro espiritual?
¿Podrá volver a tener alguna vez el nombre anterior? ¿Cuál es la razón de que el nombre del enfermo
es deletreado en la plegaria a través del Salmo 119?

Si una persona está enferma se debe agregar un nombre al que tiene. El nombre original se transforma
en el segundo, pero no debe ser cambiado completamente. El nombre agregado al principio del nuevo
nombre de una persona enferma debe reflejar salud y positivismo. Se debe usar nombres como Jaim,
Refael, Jaia, el nombre de un tzadik, etc. Una vez que se agrega, la persona debe ser llamada por ese
nombre "hasta los 120 años".

En el capítulo 119 de los salmos cada letra del alef-bet tiene ocho versos diferentes. Cada uno de ellos
se refieren al apego del alma a la Torá, su estudio y el cumplimiento de sus mitzvot. Sabemos que toda
alma judía tiene su origen en la Torá. Al deletrear el nombre de una persona con este salmo se eleva la
raíz espiritual de su alma como está presente en la Torá primordial. Al elevar el origen del alma en la
Torá de esta manera, se trae vida desde el origen del alma de la persona como está presente en la
Torá.

Los ocho versos en cada letra de este capítulo tienen una significación especial, porque ocho es el nivel
de lo supranatural. Sabemos que siete es la consumación de la naturaleza, mientras que ocho es
supranatural. Esto significa también que la raíz del alma está a un nivel supranatural, que puede curar
y rectificar cualquier defecto que ocurra a nivel de la naturaleza.

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Hasta Donde llega el poder del medico

La opinión aceptada es la de Maimónides, como escribe el Rebe: "Seguimos la opinión de Maimónides


para emplear la medicina en cada situación". Según Maimónides, el médico "tiene la obligación, de
acuerdo a la Torá, de curar al enfermo".
Maimónides deriva esta obligación de curar de la mitzvá de devolver un objeto perdido, Hashavat
Aveidá, que también incluye "devolverle su cuerpo", su salud. Maimónides dice que esta mitzvá es tan
grande, que incluso uno que promete no disfrutar de ningún beneficio de su semejante tiene permitido
ser tratado por aquél, porque no es meramente una opción, es una mitzvá".

Torá Temimá formula una pregunta: ¿Por qué emplea Maimónides como fuente de su decisión la ley de
Hashavat Aveidá, en lugar del más obvio versículo de la Sección Bíblica de Mishpatím, "él lo curará", del
que aprendemos que el médico tiene permitido curarlo? Torá Temimá responde: ¡Maimónides quiere
enfatizar que la mitzvá de curar al enfermo no es meramente optativa sino obligatoria!
Todas las demás autoridades halájicas siguen también esta opinión, como dice el Rambán en Torat
HaAdam: "Esta palabra, `opcional ´, significa en este caso mitzvá, pues involucra la salvación de una
vida".

El Beit Iosef, en el Shulján Aruj, dice: "La Torá permite al médico curar, y es una mitzvá salvar una
vida. Si un médico no cura, derrama sangre. Aun cuando haya otros médicos disponibles, este médico
debe hacer lo imposible para ayudar, porque no por vías de cada médico la persona consigue ser
sanada del mismo modo".
El Jidá aclara en su libro, Birjéi Iosef, que la obligación no recae solamente sobre el médico. También el
paciente debe buscar al médico, y "está prohibido rehusarse a la atención médica".

Ahora vayamos a la pregunta fundamental respecto de la medicina: ¿No parecería interferir con los
senderos de Di-s? Puesto que Di-s ha hecho que la persona enfermara, ¿quiénes somos nosotros para
inmiscuirnos y alterar el curso del destino?
La respuesta también está contenida en la declaración Talmúdica: "La Torá autoriza al médico para
curar". En otras palabras, la ciencia médica, también, es una expresión de Di-s.
El jasidismo da incluso un paso adicional. Esta `autorización ´ no solamente permite al médico
brindarnos tratamiento, sino que realmente lo "faculta", le da los poderes necesarios, para curarnos
adecuadamente. Di-s, quien ha golpeado a la persona, proporciona la ciencia médica al médico,
brindándole las facultades necesarias para curar. ¡No hay aquí ninguna contradicción, sino el
cumplimiento de la voluntad de Di-s!

Pero aun cuando nos procuramos de tratamiento médico, debemos siempre recordar que Di-s es el
verdadero Médico que cura a todos los mortales. Tal como la persona hambrienta debe recordar
agradecer a Di-s "quien abre Su mano y satisface las necesidades de todo ser viviente" luego de
disfrutar de su comida.
Esta idea es magníficamente ilustrada por el siguiente Midrash:
Rabí Ishmael, Rabí Akivá y otra persona caminaban por Jerusalén. Un hombre enfermo se encontró con
ellos y les dijo:
"¡Rabíes! ¿Cómo puedo curarme?"
Ellos le dijeron: "Haz tal y cual cosa hasta que seas curado".
Les dijo a ellos: "¿Quién me golpeó?"
Respondieron: "Di-s".
"¿No están ustedes entrometiéndose en algo que no les pertenece? ¿No están yendo contra Su
voluntad?"
"¿Cuál es tu trabajo?"
"Soy granjero; ven, tengo una guadaña en mi mano".
"¿Quién creó el viñedo?"
"¡Di-s!"
"¿No te estás entremetiendo en algo que no es tuyo? El creó la fruta, ¿y tú la cortas?"
"¿No ven la guadaña en mi mano? Si no labro, entremetiendo y desyerbo la tierra, nada crecerá".
"¡Tonto! ¿No sabes de tu trabajo que `los días del hombre son como pastos altos ´? Si un árbol no es

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podado, fertilizado y labrado, no crecerá. Si creció y no bebió agua y no fue fertilizado, pronto morirá.
Así es el cuerpo: el fertilizante es la medicina y sus medicamentos, y el granjero es el médico".

El Zohar cita de un libro en posesión de un Doctor Kartna: "Cuando un médico sabio va a visitar al
enfermo, lo encuentra en estado yermo". Esto significa lo siguiente: La enfermedad lo ha puesto en la
cárcel del rey, llamada "el desierto yermo". Ahora bien, dado que Di s ordenó que fuera arrestado y
puesto en la cárcel, ¿no debería tratar de volver a Di s y arrepentirse? El Rey David dice en los Salmos:
Ashrei Maskíl el dal, `Afortunada la persona que es sabia con el hombre pobre ´. La persona que yace
en su lecho de enfermo es pobre. Si su amigo es un médico sabio, Di s bendice sus esfuerzos por curar.

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Consejo Médico

Mi padre está muy enfermo y tiene programada una cirugía la próxima semana. Los riesgos están
asociados con su potencia cardiaca que es un 2/3 del normal, su diabetes y su condición nutricional
deficiente. Estoy preocupado por su capacidad de curarse y por su sistema inmunológico.

¿La cirugía es un paso adecuado en este momento?

El Lubavitcher Rebe siempre dijo que en tales casos se debe consultar con dos o tres expertos que no
tengan relación uno con otro para que expresen su opinión libremente y proceder de acuerdo con sus
opiniones. Obviamente es importante enfatizar que cuando se va al doctor o para cualquier tratamiento
médico se debe tener en mente que la razón por la que hace eso es para hacer un kli ("recipiente"),
como dice la Torá. Especialmente en estos tiempos es importante fortalecer nuestra fe y creencia en Di-
s porque toda vida viene puramente de Di-s.

Con sinceras bendiciones para una completa recuperación.

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 1

Introducción

Las cuestiones de salud y curación eran estudiadas en las generaciones pasadas principalmente por
aquellos que pertenecían al mundo de la medicina. Sin embargo vemos en nuestros días, más que en
cualquier otra época, que el conocimiento dentro de estos campos se ha extendido al público en
general, y por otro lado, han surgido también nuevas ideas en el mundo de la medicina y dentro del
ámbito y la naturaleza de la curación misma, tanto en cuanto a la técnica aplicada como en cuanto a la
discusión teórica.

La medicina convencional, que se dirigía en otras épocas a encontrar las causas inmediatas de una
enfermedad observando empíricamente sus síntomas, se abrió hoy a la investigación de los orígenes
psicológicos y espirituales de las enfermedades y nuestra capacidad de recuperarnos de ellas. Ha
comenzado a cambiar lo que fue antes una predisposición médica de separar el cuerpo y sus sistemas
físicos de lo que es la persona interiormente. La gran popularidad de las nuevas alternativas médicas ha
creado un vasto mercado de nuevos tratamientos que están desafiando constantemente nuestras ideas
acerca de la naturaleza de la salud y la curación.

En vista de todo esto, consideramos muy apropiado plantear la antigua tradición de curación y prácticas
médicas existente dentro del judaísmo en general y de la Kabalá en particular. Este trabajo ha sido
escrito por una persona que desea comenzar a desarrollar la comprensión de la grandeza de esta
tradición y su sabiduría respecto de la naturaleza del cuerpo y sus raíces espirituales. Por otro lado,
demostramos aquí la aptitud especial de la Kabalá para interpretar sistemáticamente todos los métodos
seculares de curación y sus correlaciones espirituales.

La Imagen de Di-s

"Y Di-s dijo, Hagamos un hombre a nuestra imagen y semejanza".

Una de las enseñanzas fundamentales de la Kabalá es el sistema de las diez sefirot o canales de fuerza
de vida Divina. Como principio básico, se debe prestar suma atención al término sefirot, ya que su
significado varía de acuerdo con el contexto en que se lo usa.

a) Cuando hablamos de nuestra percepción de la Divinidad, o sea la manera en que se percibe lo


relativo a Di-s (cómo Di-s se expresa), las diez sefirot son entendidas como las diez manifestaciones de
la Divinidad. Encontramos este fenómeno reflejado en los diez Nombres esenciales de Di-s, cada uno
correspondiendo a una sefirá determinada.

b) Cuando se reflexiona acerca de la manera en que este despliegue de Divinidad es proyectado en la


experiencia de vida del ser humano, las sefirot se entienden como los diez poderes del alma. De esta
manera, podemos correlacionar todas las facetas de la condición humana con estas diez propiedades
básicas. Ellas a su vez se vuelven las herramientas conceptuales para la contemplación y el análisis de
nosotros mismos y de nuestro servicio de Di-s.

c) Finalmente, encontramos que las sefirot también se desempeñan como las fuerzas estructurales
básicas orquestadas para moldear nuestra realidad externa. Todos los mundos que habitamos, tanto
espirituales como físicos, presentan el mismo orden de características supremas.

En pocas palabras, podemos entender cada sefirá o canal como un modo de manifestación de Di-s con
respecto a nuestra percepción de la Divinidad, una fuerza creativa que trabaja por detrás del escenario
de los mundos creados, o más personalmente, las propiedades básicas o poderes de las almas.

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 2

Anatomía Humana

La siguiente etapa de reflexión sobre los poderes del alma es meditar acerca de cómo la Kabalá clásica
relaciona estos poderes con distintos aspectos de la anatomía humana. Esta identificación de poderes
espirituales con miembros del cuerpo ilustra la idea cabalística de hitlabshut ("investidura”), donde una
realidad más elevada se inviste dentro de una inferior. En esta instancia, un poder del alma es la
realidad superior que se inviste y se expresa a través de una inferior, tal como un recipiente físico como
por ejemplo un miembro o un órgano del cuerpo.

Es importante notar que en la literatura tradicional de la Kabalá se pone gran énfasis en la correlación
entre la sefirot supremas y los miembros y órganos del cuerpo humano, saltando directamente desde el
plano de lo Divino al de lo físico. El Baal Shem Tov y sus discípulos revelaron y describieron en detalle
las correlaciones psicológicas entre las supremas sefirot y sus paralelos físicos, pero sólo en una etapa
tardía del desarrollo histórico de la revelación de la sabiduría oculta de la Torá. Estas asociaciones
psicológicas sirven como intermediarios espirituales por medio de los cuales las sefirot Divinas pueden
investirse de hecho y reflejarse en los miembros físicos del cuerpo.

Estas correspondencias pueden sintetizarse como sigue:

Sefirá Parte correspondiente del cuerpo

keter Corona Cráneo

Jojmá Sabiduría Cerebro (en particular el hemisferio


derecho)

Biná Entendimiento Corazón (asociado con el hemisferio


izquierdo del cerebro)

Daat Conocimiento Parte posterior del cerebro

Jesed Bondad Brazo derecho

Guevurá Poder Brazo izquierdo

Tiferet Belleza Torso

Netzaj Victoria Pierna derecha

Hod Agradecimiento Pierna izquierda

Iesod Fundamento Órgano reproductivo

Maljut Reinado Boca (también asociado con la corona


en el extremo del órgano reproductivo)

Keter se manifiesta en el cuerpo como el cráneo. Así como la corona rodea la cabeza, el cráneo es la
corona, relativamente abarcadora, que se halla en el cuerpo. El cráneo sugiere la idea de poner un

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horizonte en nuestro campo de la experiencia conciente. Dando una definición a la mente y límites a su
habilidad de expansión e inflarse, la conciencia está siempre rodeada de un borde de experiencia
inconciente que en si mismo da forma a la conciencia.

De todos los poderes mentales, se considera a Jojmá como la mente esencial o la "mente dentro de la
mente". Consecuentemente, biná asociada a jojmá, a parte de referirse al corazón mismo (el asiento
físico de la experiencia emotiva nacida del entendimiento de la mente), puede ser vista como el
"corazón dentro de la mente". Esta distinción también funciona en el cuerpo, donde jojmá es ubicada en
el hemisferio derecho y biná en el izquierdo. El tercer elemento adicional, daat, se localiza en el lóbulo
posterior del cerebro en el punto donde el cerebro se junta con la médula espinal, la posición del lóbulo
occipital.

Con respecto a los tres atributos emotivos del corazón, encontramos que el brazo derecho corporiza a
jesed y el izquierdo a guevurá. Esto es aludido por el versículo: "Su brazo izquierdo está bajo mi cabeza
y el derecho me abraza", y según el dicho de nuestros sabios: "el brazo izquierdo aleja y el derecho
acerca". En este contexto, "alejar" significa desconectar o dejar libre, confiriendo a la otra parte un
sentido de independencia (antes de acercarlo). En forma similar, la metáfora de "su brazo izquierdo
está bajo mi cabeza" significa que alimenta mi conciencia de auto independencia (antes de abrazarme
con su brazo derecho). La posición equilibrante de belleza es el torso, que está ligado a todas las partes
del cuerpo en general y está centrado en particular entre los brazos.

De las propiedades de comportamiento del alma, las de netzaj y hod corresponden a las piernas. Estas
representan el primer contacto y el más continuo con la realidad exterior. Por otra parte, las piernas
facilitan el movimiento del cuerpo como un todo, llevando a la persona a donde quiera ir. Netzaj es la
cualidad de poner "nuestro mejor pie primero" en una postura firme y asertiva. Hod es la pierna
izquierda, que mantiene el curso del movimiento de la persona monitoreando y validando su enérgico
empuje. Finalmente, la propiedad de iesod es conocida como la "señal del Pacto Sagrado", que
corresponde a los órganos reproductivos masculino y femenino. Conocido como "la finalización del
cuerpo", iesod es la manifestación física del cuerpo de su propia habilidad de realizarse y
cumplimentarse, como también de conectarse y comunicarse con otros.

El último poder del alma se manifiesta en la boca. Maljut, reinado, es el área de influencia de la
persona. Como está escrito: "La palabra del rey rige", significando que el alcance de la autoridad del
rey está señalada por cuán lejos pueden viajar sus palabras. La capacidad de hablar que tiene la boca,
de generar la auto expresión, es el poder de afectar nuestro entorno, nuestro mundo.

19
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 3

Tres veces Tres

Vimos en nuestro análisis previo que los poderes del alma están divididos en tres niveles generales de
conciencia, intelecto, emoción y características de comportamiento, cada uno de los cuales se divide a
su vez en tres, derecha, izquierda y centro.

Por encima del intelecto está el supraconciente keter, que en Kabalá es considerado como asociado al
intelecto. Se entiende por intelecto a todo estado de percepción directa de la realidad (al contrario de
las emociones que son reacciones subjetivas a nuestras vivencias de la realidad). Todos los niveles
inherentes a keter son en realidad niveles supraracionales del intelecto que, por medio del servicio
Divino, pueden ser traídos a la percepción directa de la conciencia del alma (como inspiración Divina).
En Kabalá, el triplete intelectual (que implica "el tres inicial"), se lo considera a veces compuesto de las
tres sefirot keter, jojmá y biná (sin tomar en cuenta daat).

Maljut, la última sefirá, está asociada a las características de comportamiento del alma, que a menudo
se consideran cuatro cuando se suma maljut a netzaj, hod y iesod. Como tal, maljut es nuestra manera
o estilo natural de hablar. A través del habla nos relacionamos con los demás y "dirigimos" su
comportamiento.

La división básica de los poderes del alma en tres unidades, y a su vez tres dentro de tres, se refleja de
varias maneras en el cuerpo humano. Describiremos ahora brevemente dos de ellas:

1. Hemos estudiado en Kabalá que el cuerpo humano en general y cada uno de sus miembros en
particular se dividen en tres segmentos o articulaciones.

En cuanto al cuerpo humano completo se refiere, estos son la cabeza, el cuerpo y los pies. Se refleja
aquí claramente los tres niveles generales del alma: el intelecto, las emociones y las características de
comportamiento. Además cada uno de ellos se divide en tres partes: tres lóbulos del cerebro, dos
brazos y el torso, las dos piernas y el órgano pro creativo (considerado en Kabalá como una "tercera
pierna". También es así respecto de cada miembro en particular: cada brazo, cada pierna e incluso cada
dedo está dividido en tres partes o articulaciones. Y así es también respecto de cada una de las más
pequeñas partes del cuerpo.

Se entiende en Kabalá que este fenómeno general indica que cada parte del cuerpo posee un comienzo,
un medio y un final o en otros términos cabeza, cuerpo y pies. Este fenómeno es uno de los más
importante índices del holismo intrínseco del cuerpo humano. Esto significa espiritualmente que cada
miembro posee intelecto (cabeza), emociones (cuerpo) y características innatas de comportamiento
(pies).

2. Si visualizamos al cuerpo humano como una esfera se puede apreciar tres grandes círculos,
definiendo cada uno un plano circular de la esfera y una dinámica de movimiento circular alrededor de
los ejes que corren a través del plano. Los tres planos de la cabeza continúan reflejándose en las partes
inferiores del cuerpo.

Movimiento, la dinámica más básica de la vida, es primero y ante todo una propiedad de los ojos, que
definen el primero y más alto de los planos de la cabeza. A medida que los tres planos van
descendiendo en el cuerpo hasta llegar al plano de las piernas, el movimiento físico se vuelve más
pronunciado. En la cabeza, los ojos definen el plano horizontal, los oídos el plano vertical de izquierda a
derecha y la nariz y la boca el plano vertical desde el frente hacia atrás.

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Estos tres planos corresponden en general a las tres sefirot del intelecto: jojmá, biná y daat. Los ojos,
por medio de los cuales se manifiesta el sentido de la vista corresponden a jojmá -la sabiduría interna
del alma es la visión espiritual. Los oídos, a través de las cuales se manifiesta el sentido de la audición
corresponden a biná -el entendimiento interno del alma es la audición espiritual. La nariz y la boca, por
los que se manifiesta los sentidos del olfato y el gusto, corresponden a daat - el conocimiento interno
del alma es el olfato y el gusto espiritual.

Estos tres planos circulares se manifiestan en otros dos lugares del cuerpo humano:

a. En la boca, los dientes definen el plano horizontal, el plano de la sabiduría; los labios (visualizar el
círculo que se forma cuando se abren los labios) define el plano vertical de derecha a izquierda, el plano
del entendimiento; la lengua (visualizar el círculo que se forma cuando se dobla la lengua hacia la
garganta) define el plano vertical desde adelante hacia atrás, el plano del conocimiento.
b. En el cuerpo mismo, el torso, girando sobre su eje, define el plano horizontal, el plano de la
sabiduría; los brazos, subiendo y bajando, definen el plano vertical de derecha a izquierda, el plano del
entendimiento; las piernas, caminando y andando en bicicleta, definen el plano vertical desde adelante
hacia atrás, el plano del conocimiento.

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 4

Las Cuatro Letras del Nombre de Di-s

Posiblemente, el modelo fundamental de la Kabalá es el que está basado en las cuatro letras del
Nombre esencial de Di-s, Havaiá. Las diez sefirot mismas no son sino manifestaciones del proceso
divino representado por estas cuatro letras sagradas.

Si bien la esencia del Nombre Havaiá está por encima de todo significado, etimológicamente deriva de
la raíz hebrea que significa "existencia", y puede ser entendida como "Aquel que trae continuamente (la
realidad) a la existencia" (más apropiadamente, el apelativo del Nombre Havaiá formado por la
reacomodación de sus letras significa la palabra: "existencia"). Esto nos enseña que podemos concebir
la "existencia" o la “vida" en términos de una estructura que se desarrolla en cuatro etapas.

La sefirá trascendental de keter es aludida por el pico superior de la iud, la primera letra del
Nombre. La iud completa, un "punto con forma", corresponde a la sefirá seminal de jojmá y
la primera hei a la comprensión expansiva de biná. La vav (cuyo valor numérico es seis)
corresponde a los seis atributos emocionales desde jesed a iesod. La hei final corresponde al
dominio de la sefirá de maljut.

Los Tres Modelos Básicos

La palabra "Kabalá" deriva de la raíz hebrea cuyo significado original en la Biblia es "paralelizar" o
"aparejar". La Kabalá, entonces, analiza lo concerniente a la realidad en "paralelo" a modelos básicos o
marcos de referencia.
Hemos discutido anteriormente dos modelos básicos: a) los diez niveles o etapas de desarrollo, las diez
sefirot, y b) el aún más fundamental marco de referencia conocido como "el sello de toda la creación",
las cuatro letras del Nombre esencial de Di-s. Hemos visto también que este último modelo abarca
a su vez al primero.
Existe, por otra parte, un tercer modelo básico o marco de referencia en la Torá, las veintidós letras
del alfabeto hebreo. Las sefirot se conocen como "luces" en relación a las letras que son llamadas
"recipientes" o “instrumentos”. Juntas forman los "treinta y dos caminos de sabiduría" por medio de
los cuales Di-s creó el mundo (Sefer Ietzirá, Mishná 1).
Las veintidós letras se subdividen en tres categorías de 3, 7 y 12 letras cada una. Así como vimos
respecto de las sefirot (llamadas “luces”, pero en cierto sentido se percibe más aún con los
“recipientes”), las letras también corresponden a miembros y órganos del cuerpo.
Las tres letras "madre", alef, mem y shin, corresponden a los tres "elementos" primarios de la
creación: aire, agua y fuego, y las tres divisiones generales del cuerpo: el pecho (aire), el abdomen
(agua) y la cabeza (fuego [rosh = cabeza, está incluido eish = fuego dentro de la palabra])
respectivamente.
[Ver Tania, Shaar HaIjud VeHaEmuná, Cáp. 4].

elemento de la
letra parte del cuerpo
creación

shin fuego cabeza

alef aire pecho

mem agua abdomen

Las siete letras "dobles", beit, guimel, dalet, kaf, pei, reish y tav corresponden en el cuerpo a los siete
aberturas o "portales" de la cabeza (sirviendo cada uno como una puerta de comunicación para los
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sentidos de la vista, la audición, el olfato y el gusto, la sensación de la realidad exterior para entrar a la
conciencia del alma). Cada portal, cuando está santificado (utilizado con santidad), sirve de entrada
para recibir la dádiva o bendición Divina:

letra dádiva portal de la cabeza

beit sabiduría ojo derecho

guimel salud oído derecho

dalet hijos fosa nasal derecha

kaf vida ojo izquierdo

pei autoridad oído izquierdo

reish paz fosa nasal izquierda

tav favor boca

Las doce letras “simples”, hei, vav, zain, jet, tet, iud, lamed, nun, samej, ain, tzadik y kuf
corresponden a los doce miembros y órganos básicos del cuerpo. Cada uno de estos "controla" o
“regula” (a veces de manera sumamente misteriosa, ya que no se percibe una relación clara) un
sentido espiritual o talento del alma (el talento particular de cada una de las tribus de Israel):

letra sentido o talento miembro-órgano

hei habla, expresión pierna derecha

vav pensamiento, riñón derecho


contemplación

zain caminar, progreso pierna izquierda

jet vista, percepción mano derecha

tet audición, riñón izquierdo


entendimiento

iud acción, rectificación mano izquierda

lamed tacto, sexualidad vesícula biliar

nun olfato, sensibilidad intestinos

samej dormir, sueño vientre inferior

ain ira, indignación hígado

tzadik comer, gusto vientre superior

kuf risa, exuberancia bazo

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 5

Las Diez Sefirot Dentro de la Boca

Basándose en el principio de ínter-inclusión, la Kabalá ve en cada uno de los miembros del cuerpo un
reflejo y una manifestación del cuerpo entero con cada uno de sus miembros. (A esto se infiere
claramente el fenómeno biológico descubierto hace pocas décadas de que los genes de cada célula
contienen la codificación para todo el cuerpo).

Vamos a analizar ahora, según este principio, algunos de los miembros primarios del cuerpo
comenzando por la boca.

El paladar corresponde en la boca a la sefirá de jojmá, sabiduría. Así como el ojo interno de la sabiduría
experimenta constantemente destellos nuevos de ideas y comprensiones, también las papilas
gustativas del paladar experimentan nuevos sabores de la verdad, en el plano espiritual íntimo. Leemos
en los Salmos: "Prueba y ve que Di-s es bueno". La propia palabra jojmá se lee en Kabalá como jeij-
má, "el paladar (o sea que paladea) de lo sublime".

Así como el paladar es la prolongación hacia abajo o el reflejo del cerebro y en general está identificado
con jojmá (en las palabras del Zohar, "jojmá es el cerebro"), la garganta se considera la prolongación o
reflejo del corazón, que generalmente identificado con biná ("biná es el corazón"). Por lo tanto, la
garganta se considera la biná de la boca. En Kabalá se habla de la unión del paladar y la garganta como
un reflejo de la unión celestial en la boca entre jojmá y biná (denominados "padre" y "madre").

La lengua, que corresponde en la boca al eje central del árbol de la vida, tiene tres "centros de energía"
correspondientes a las tres sefirot ubicadas en ese eje central: daat, tiferet y iesod.

El punto donde la lengua se conecta con la garganta es el punto de daat, el poder de conectar que se
halla en la boca. Aquí se asienta el poder del "lenguaje" o "lengua" (utilizado en este doble sentido
tanto en hebreo como en castellano y otros idiomas). En ella recae la belleza de la auto expresión, la
elocuente amalgama de un vocabulario rico (tiferet significa "belleza").

La punta de la lengua corresponde a la sefirá de iesod, el pacto sagrado en la boca. Está dicho de este
centro de energía oral: "el pacto de la lengua corresponde al pacto de la carne" [es decir el órgano
reproductivo]".

Allí en su punta, la lengua toca, por así decirlo, la cavidad vacía de la boca. Esta cavidad es por cierto la
esencia de la boca, porque esta corresponde en general a la sefirá de maljut --el recipiente vacío que
recibe la luz de las sefirot superiores-- entonces, en un análisis detallado, la cavidad es a su vez su
propio nivel particular de maljut, el verdadero final del eje central de las sefirot. El contacto entre la
punta de la lengua y la cavidad bucal es análogo a la unión sexual entre masculino y femenino, iesod y
maljut.

Las mandíbulas superior e inferior con sus correspondientes hileras de dientes corresponden a las
sefirot de jesed y guevurá. Masticar la comida es como procesar una idea para hacerla digerible; este
proceso depende de los dos poderes emotivos primarios del alma. Amor, jesed, motiva el deseo del
alma de "incorporar" las chispas presentes en la realidad exterior. Poder, guevurá, representa la real
molienda de los dientes rompiendo la comida en partes digeribles, como está dicho: "maljut [la boca,
en nuestro contexto] está hecho [es decir, capaz de ejecutar su función de comer] a partir de [el estado
de] guevurá".

24
Al igual que las mandíbulas y los dientes, los labios corresponden en la boca a las sefirot de netzaj y
hod. Estos "guardan" la entrada a la boca de lo exterior (estas dos sefirot son descriptas en Kabalá
como que están "fuera del cuerpo". Además, los labios sirven para transmitir una expresión del alma
más profunda que las palabras, el beso, donde se asocian la punta de la lengua para formar el triplete
netzaj-hod-iesod. Así como "lengua" significa "lenguaje", "labio" (safá) también tiene el mismo
significado en hebreo, aludiendo al lenguaje del beso.

Así hemos completado el análisis de la ínter inclusión de las diez sefirot dentro de la boca.

sefirá parte de la boca

jojmá paladar

biná garganta

daat punto de contacto entre la


lengua y la garganta

jesed mandíbula superior y sus


dientes

guevurá mandíbula inferior y sus


dientes

tiferet cuerpo de la lengua

netzaj labio superior

hod labio inferior

iesod la punta de la lengua

maljut cavidad de la boca

25
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 6

Los Colores del Ojo I

Se enseña en Kabalá que el ojo es un espejo en miniatura donde se refleja el hombre entero en cuerpo
y alma, tal como fue creado a imagen de Di-s. El ojo tiene cuatro colores que corresponden a las cuatro
letras del Nombre esencial de Di-s Havaiá, como así también a las cuatro patas del trono Divino y la
carroza.

El blanco del ojo corresponde a la iud del Nombre Divino y a la facultad de sabiduría, perspicacia
Divina, y la bondad, su derivado emocional (a lo largo del eje derecho del árbol de la vida de las
sefirot). Estos son los atributos espirituales de nuestro primer patriarca Abraham.

Rodeando y penetrando en el "mar" blanco (de sabiduría) del ojo hay una delicada pero visible red de
vasos sanguíneos. Cuando Iaacov bendice a sus hijos le da a Iehudá la bendición de que sus ojos se
vuelvan rojos de buen vino. De aquí entendemos que el vino -que es rojo y es llamado a menudo en la
Torá "la sangre de las uvas"- da color rojo a los ojos. Este color refleja en los ojos la primera hei del
Nombre Havaiá y corresponde a la capacidad de entendimiento (el poder intelectual izquierdo) -la
capacidad del alma de meditar acerca de lo Divino (el servicio espiritual referido metafóricamente en la
Torá como "beber vino")- y su emoción derivada, la facultad del poder (junto con su propiedad interior,
la facultad de temor). Estos son los atributos de nuestro segundo patriarca Itzjak.

En general, cuando hablamos del color de los ojos, que distinguen a un individuo del otro, nos
referimos al color del iris. Hay individuos de ojos azules, marrones o verdes, con distintos tonos entre
ellos. En la terminología de la Torá, todos estos colores son considerados matices de un color general
conocido como "amarillo verdoso", iarok.

El color particular de los ojos de cada persona corresponde a la vav del Nombre de Di-s y a la facultad
central de la mente, el conocimiento o daat. Enseñan nuestros sabios que hay un daat individual que
distingue una personalidad de la otra: "Así como cada rostro individual es diferente de los otros,
también es diferente cada daat". De aquí que el color del ojo varíe de un individuo a otro.

Daat es conocido como la "llave" que abre las recámaras del corazón, que son las siete facultades
emocionales desde jesed ("bondad") hasta iesod ("verdad","lealtad" y "devoción"). Esto a su vez
corresponde el espectro completo de los colores del arco iris. Con respecto a cada color de ojo en
particular, los matices del azul corresponden al eje derecho del corazón, jesed ("bondad") y netzaj
("victoria", "confianza"); los matices del marrón corresponden al eje izquierdo del corazón, guevurá
("poder", "temor") y hod ("reconocimiento", "gloria"); los matices de amarillo verdoso corresponden al
eje central del corazón, tiferet ("belleza", "misericordia") y iesod (1).

Aunque, como ya dijimos, daat abre todas las recámaras del corazón, su derivado principal -su
manifestación primaria en las emociones- es la facultad de tiferet (amarillo) y su derivado
inmediatamente consecutivo es iesod (verde). Amariles el color del sol y verde el de la vegetación que
se nutre de los rasos de luz del sol (por el proceso de fotosíntesis). De esta manera comprendemos por
qué, en la terminología de la Torá, se elige el amarillo verdoso para representar el color general, cuyos
matices varían en cada persona.

Tiferet significa "belleza", y es definida en Kabalá y jasidut como la combinación armoniosa de muchos
colores juntos. La belleza del ojo está en su color individual, que en cierto sentido sugiere el espectro
completo del arco iris.

Los atributos espirituales que corresponden al color del ojo para daat son los de Iaacov, el tercer
patriarca. Está dicho de Iakov que "su cama es completa", por haber procreado a doce hijos santos, los
26
padres de las doce tribus de Israel. Cada tribu tiene su color propio, el del la piedra preciosa que le
corresponde en el pectoral del sumo sacerdote y el que colorea su bandera (que señalaba el sitio que
ocupaba en el campamento del desierto).

Finalmente llegamos a la pupila del ojo, cuyo color -o mejor dicho su ausencia de color- es el negro. Es
conocida en la Torá como la "hija" del ojo. En Kabalá la figura de la "hija" siempre es asociada con la
facultad de maljut ("reinado"), la última de las sefirot y que "no posee nada de si" (sólo lo que recibe
de arriba), corresponde al negro (la experiencia de la humildad existencial y alejamiento de Di-s, la
propiedad interior de maljut).

Esta es la característica del Rey David, quien dijo: "y siempre seré despreciable ante mis ojos",
aludiendo muy claramente al estado intrínseco de humildad en el ojo, la negra pupila.

El sentido de la vista emana del punto interior de la pupila, como en el principio de la creación la luz
brilla desde la oscuridad -"la oscuridad precede a la luz". Declara el profeta: "desde la distancia Di-s se
aparece ante mí"; desde el lugar más íntimo del estado existencial de sentirse "distante" de Di-s (el
punto íntimo de la pupila) la luz de Di-s brilla a los ojos del hombre.

(1) En general, los tres patriarcas son asociados con los tres poderes emotivos primarios -jesed,
guevurá, tiferet- con normalmente corresponden a los tres colores primarios azul, rojo y amarillo
verdoso, respectivamente. La raíz espiritual de estas tres almas arquetípicas son los tres poderes de la
mente que aparecen por encima de las tres emociones primarias, en los ejes derecho, izquierdo y
central, jojmá, biná y daat. Son aludidas frecuentemente (según la Kabalá) en nuestras plegarias como
"el Di-s de Abraham, el Di-s de Izjak y el Di-s de Iaacob" respectivamente. En nuestro análisis del ojo y
sus colores, los patriarcas aparecen en el lugar de sus orígenes espirituales. Con respecto a sus
posiciones normales, en el corazón, el rojo es reemplazado por el marrón (derivado del rojo),
correspondiente a Izjak, que es rojo a nivel de su origen en la mente, la sefirá de biná.

27
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 7

Los Colores del Ojos (II)

De acuerdo al análisis cabalístico de los "huesos secos" de la visión de Ezequiel, los cuatro componentes
constituyentes del cuerpo humano --huesos, vasos sanguíneos, carne (músculo) y piel-- se
corresponden con las cuatro letras del Nombre Havaiá. El nivel quinto que le da vida al cuerpo, el
espíritu ("Desde las cuatro direcciones, ven, Oh espíritu, y sopla dentro de estos cuerpos, para que
puedan vivir"), corresponde al trascendente quinto nivel del Nombre Havaiá, ubicado en el pico superior
de la iud.

En forma similar, los cuatro colores del ojo --el cuerpo físico y el espíritu de vida están encapsulados en
el ojo-- corresponden a las cuatro letras del Nombre Havaiá así como los cuatro componentes generales
del cuerpo humano: el color blanco del ojo corresponde a los huesos y a la iud; el rojo a los vasos
sanguíneos y a la primera hei; el color del iris al músculo y a la vav; el negro de la pupila a la piel y
a la segunda hei.

El sentido de la vista que se asienta en los ojos corresponde al espíritu que de vida en el cuerpo y al
quinto nivel del Nombre Havaiá, el ápice de la iud. Este mismo pico de la iud aparece en el punto
interno de la segunda hei, según el secreto de "el final está incluido en el comienzo y el comienzo en el
final".

Nuestros sabios establecieron la correspondencia entre el espíritu de vida y la vista, con el padre
(jojmá) y el color blanco del ojo y la madre (biná) y el color rojo del ojo, en la siguiente descripción de
la creación del hombre:

Hay tres socios en [la creación de] el hombre: El Santo, bendito Sea, el padre y la madre. El padre
contribuye con la blancura que se transforma en los huesos, los nervios y tendones, las uñas, el cerebro
en la cabeza y el blanco del ojo. La madre aporta el rojo, que deviene en la sangre, la piel, la carne, el
pelo, y el negro del ojo. Y el Santo, bendito Sea, brinda el espíritu [de vida], el alma, la forma de la
cara, la visión del ojo, la audición de los oídos, el habla de la boca, el elevarse de las manos, el caminar
de las piernas, el entendimiento y el intelecto.

En el Zohar, el secreto del ojo --el secreto de la vista-- se relaciona con el día sagrado de Shabat. En
hebreo esta palabra está compuesta por tres letras: shin, bet y tav.

La letra shin está formada por tres líneas (tres vav, cada una con una cabeza, una iud en la cúspide)
que se elevan desde una base común, aludiendo a los patriarcas del pueblo judío, Abraham, Itzjak y
Iaakov y por eso es conocida como "la letra de los patriarcas".

Las dos letras restantes, bet y tav, forman la palabra bat, "hija". Así, la shin de shabat alude a los tres
colores que rodean la pupila, mientras que la bet y la tav se refieren a la pupila misma.

En este día, que alude a la revelación del mundo por venir, el ojo humano rectificado --reflejo de los
tres patriarcas junto con el rey David-- es meritorio de visualizar la luz Divina de Shabat insinuada en la
palabra misma (que en el Zohar es considerada como un Nombre de Di-s), cuya forma completa
manifiesta una luz que trasciende infinitamente a la de sus letras componentes.

28
En síntesis:

Nombre de Di-s sefirá aspecto del ojo arquetipo Shabat

ápice de la iud keter vista Divinidad Shabbat

iud jojmá blanco Abraham

hei biná Rojo (vasos Itzjak shin


sanguíneos)

vav daat y las color del iris Iaakov


midot

hei maljut Negro de la David beit - tav


pupila

29
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 8

Los Diez Dedos, La Lengua y el Órgano Reproductor

Los diez dedos de las manos y los pies son la más clara alusión a las diez sefirot. Esta correspondencia
aparece en el comienzo del Sefer Ietzirá, el más antiguo texto cabalístico, cuyas tres primeras
mishnaiot (estudios) dicen:

1. Con treinta y dos maravillosos caminos de sabiduría, Di-s … creó Su mundo con tres libros:
"escribe", "libro" y "cuento".
2. [Existen] diez sefirot inefables y veintidós letras fundamentales: tres madres, siete dobles y
doce simples.
3. [Existen] diez sefirot inefables correspondientes a los diez dedos, cinco opuestos a cinco, y el
pacto está ubicado en el medio, en la palabra de la lengua y en la circuncisión del órgano
reproductivo.

En esta tercer mishná del primer capítulo, encontramos el primer modelo o reón explícita de las diez
sefirot en Kabalá.

La primer mishná presenta los treinta y dos caminos de sabiduría en general, la segunda los divide en
dos grupos generales de las 10 sefirot y las 22 letras (que a su vez se subdivide en tres grupos de 3, 7
y 12 letras). En la tercer mishná el texto comienza a tratar explícitamente las diez sefirot y continúa así
hasta el final del capítulo).

Estas tres primeras mishnaiot siguen el orden de las tres sefirot intelectuales: jojmá (sabiduría), biná
(entendimiento) y daat (comprensión). La primer mishná comienza con los 32 caminos de jojmá (el
hemisferio cerebral derecho); la segunda las analiza y las divide en grupos, proceso depende de la
facultad intelectual de biná (el lado izquierdo del cerebro); la tercera presenta un modelo físico y
concreto para las diez sefirot empleando la facultad de daat (la parte media, posterior del cerebro) que
sirve para concretar el conocimiento intelectual abstracto de jojmá y biná.

Además, esta mishná presenta el principio fundamental en Kabalá: el tikún (rectificación) -balance y
equilibrio. El balance entre los ejes derecho e izquierdo de las sefirot depende de su eje central, en
general, y de la facultad de daat, en particular. Cuando daat no es contada como una de las 10 sefirot
(es decir, cuando se cuenta desde keter), sirve como el punto medio de balance entre los dos grupos
simétricos de cinco (derecho e izquierdo). Daat tiene la capacidad de balancear y regular estos dos
grupos porque ella misma se subdivide en dos categorías internas de cinco cada una: cinco jasadim
(poderes "positivos" de atracción) y cinco guevurot (poderes "negativos" de repulsión). Estos dos sets
de cinco inherentes a daat prevalecen a través de la creación. Deben estar regulados y balanceados
apropiadamente para servir a su propósito en el proceso de rectificación de la realidad.

En la Torá, el principio de "cinco opuesto a cinco" encuentra su primera expresión en las dos tablas del
pacto dadas a Moisés en el Sinaí, sobre las que fueron inscriptos los Diez Mandamientos --"cinco
opuestos a cinco".

En general, las cinco fuerzas "positivas" de kedushá (santidad) lleva al cumplimiento de las 248 mitzvot
positivas de la Torá, mientras que las cinco fuerzas "negativas" de kedushá fortifican el alma para
refrenarse y así observar las 365 mitzvot negativas. De aquí la enseñanza general de nuestros sabios:
"la mano izquierda siempre rechaza y la derecha acerca".

El secreto del "pacto" (o el "pacto del Único") que aparece a dos niveles --en la lengua (para balancear
los diez dedos de las manos) y en el órgano reproductivo (para balancear los diez dedos de los pies)--
es así la manifestación del poder de daat "arriba" y "abajo".
30
Daat de "arriba" --daat elión en Kabalá-- es la perspectiva rectificada y concreta de la realidad "desde
arriba": el Creador en Si es la verdadera esencia de todo ser, mientras que la "realidad virtual" de la
creación, vista como existiendo independientemente, es de hecho "nada". Daat de "abajo" --daat
tajtón"-- es la perspectiva que tiene la creación de su Creador como un "dador" absoluto, y al mismo
tiempo totalmente "desconocido".

Moisés, el más grande de todos los hombres, es llamado "el hombre de Di-s", que es interpretado por
nuestros sabios como: "desde su 'punto medio' hacia arriba [era] Di-s, desde su 'punto medio' hacia
abajo [era] hombre". Moisés une e integra completamente los dos niveles de daat (como será
explicado), la capacidad de percibir la realidad a través de los "ojos de Di-s" (siendo este el significado
de "desde su 'punto medio' hacia arriba [era] Di-s"), como así también la capacidad de conocer
"humildemente" a Di-s, nuestro Creador, con los ojos del hombre (el significado de "desde su 'punto
medio' hacia abajo [era] hombre").

La expresión externa del daat inferior es a través de la unión de marido y mujer (para procrear), como
se referido en la unión original del hombre y la mujer: "y Adam conoció a Javá, su esposa". (Las
relaciones maritales son llamadas "conocer" sólo cuando el órgano reproductivo está circuncidado, y por
cierto, se nos enseñó que Adam fue creado ya circuncidado).

La modestia presente en la sagrada unión de marido y mujer refleja la "incognosibilidad" de la esencia


del Creador por parte de Su creación, especialmente en el principal momento en que la creación emula
a su Creador --el momento de la procreación-- apegándose a Su existencia cierta. Este es el momento
que el "hombre" alcanza su epítome (cumpliendo el primero y único mandamiento que le fue dado por
Di-s en el momento de su creación: "fructificad y multiplicaos…").

De lo anterior aprendemos que la "lengua" y el órgano reproductor" (las dos manifestaciones del
"pacto", la unión de Di-s y el hombre) están interrelacionados en esencia, por lo que podemos inferir
que también su "rectificación" lo está. La "corrección" de nuestra facultad del habla (hablar sólo
palabras buenas y "dulces") y el "cuidado" del pacto de nuestro órgano pro creativo (expresar nuestro
verdadero amor por nuestra esposa en las relaciones maritales en santidad) depende e influencia uno al
otro. Por esta razón, la palabra hebrea milá significa tanto "la palabra de la lengua" y "la circuncisión
del órgano pro creativo".

El modelo básico por excelencia de servicio Divino, como fue enseñado por el Baal Shem Tov, es el
proceso de tres etapas jash, mal, mal --"silencio, circuncisión y habla" (equivalente a "sumisión,
separación y dulcificación"). Las dos últimas etapas corresponden a los dos niveles mencionados en
nuestra mishná: "la circuncisión del órgano reproductivo" y "la palabra de la boca".

La primera etapa del servicio Divino --jash o silencio-- también aparece en la frase de apertura de la
mishná: "diez inefables sefirot". La palabra "inefable" --blimá-- aparece subsecuentemente en el texto
como "cierra tu boca de hablar", refiriéndose al servicio de jash (que precede a los de mal-mal). Así,
hallamos que el orden del servicio Divino debe ser que primero debemos meditar, en silencio, sobre los
misterios de las "diez inefables sefirot" y luego realizar el potencial de su daat inferior (humano) y su
daat superior (Divino).

31
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 9

Daat Superior y Daat Inferior

Continuando con nuestro estudio de la tercer mishná del Sefer Ietzirá, vemos que comprende veintidós
elementos:

1. Los diez dedos de las manos, correspondientes a las diez sefirot del mundo de Atzilut, el mundo
de la conciencia exclusiva de daat elión;
2. Los diez dedos de los pies, correspondientes a las diez sefirot del mundo de Briá (y los otros
mundos inferiores), cuya conciencia es la de daat tajtón y
3. Los dos puntos de balance: la lengua y el órgano reproductor.

Podemos asociar estos veintidós elementos del cuerpo físico con las veintidós letras hebreas, de
acuerdo con el siguiente esquema (la lengua encima de los diez dedos de las manos y el órgano
reproductor por sobre los diez dedos de los pies):

alef

caf iud tet jet zain vav hei dalet guimel bet

lamed

tav shin reish kuf tzadik pei ain samej nun mem

Vemos que según este diagrama las dos letras que corresponden al “pacto único” (manifestado en sus
dos niveles) —alef y lamed— se combinan para formar el Nombre Divino Kel, que aparece en el
versículo:

Di-s [Havaiá] es un Di-s [Kel] de dos [niveles de] conocimientos.

Este versículo, que pertenece al cántico de agradecimiento que Jana canta en el nacimiento de su hijo
Shmuel, es la referencia bíblica de la existencia de dos niveles de daat, como se describe en el capítulo
8. Vemos así que esto está aludido en el Nombre Kel, las dos letras que aparecen en el lugar de las dos
manifestaciones del “pacto único” del diagrama anterior:

1. Alef corresponde a la sabiduría y percepción intuitiva de la mente, como está dicho: “Voy a
enseñarte [alef] sabiduría”.
2. Lamed corresponde al poder emotivo del corazón, ya que esta letra representa al “corazón” (lev)
en la Torá.

Así aprendemos que la percepción interna de la mente (la conciencia de daat elión) halla su expresión
interna en la lengua, mientras que la emoción interna (amor) del corazón (daat tajtón) tiene su
expresión externa en el órgano reproductor.

Cuando se elevan las manos, como cuando los sacerdotes bendicen al pueblo, la lengua (que bendice)
está entre los dedos; mientras que cuando las manos bajan, el órgano reproductivo está entre ellos. A
la inversa, encontramos en la Biblia que el idioma de la lengua “camina”, como los pies.

32
Aunque se explicó arriba que el daat superior de la alef sirve para balancear los diez dedos de las
manos —las diez sefirot del mundo de Aztilut— y el daat inferior de la lamed sirve para balancear los
diez dedos de los pies —las diez sefirot de Briá y los mundos inferiores—, vemos aquí que hay una
relación entre el daat superior (la lengua) y los mundos inferiores (los dedos de los pies), y entre el
daat inferior (el órgano reproductor) y los mundos superiores (los dedos de las manos).

La unión de las sefirot supremas de Atzilut da origen a la conciencia del daat inferior desde Briá para
abajo. El servicio del alma en los mundos inferiores revela, en definitiva, el daat superior en la tierra.

Más aún, la alef y la lamed, o sea el daat superior y el daat inferior, de la lengua y el órgano
reproductor a veces se invierten. Así, las emociones del corazón encuentran su expresión en las
palabras, y la esencia seminal de la mente “se contrae” en la semilla del órgano reproductor.

Podemos entender ahora el motivo del orden de las dos manifestaciones del “pacto único” que presenta
la mishná es: primero “la palabra de la lengua” y luego “la circuncisión del órgano reproductor” (aunque
según el servicio Divino de jash-mal-mal, descripto anteriormente, el orden es inverso). En definitiva, la
revelación de la esencia Divina (en la tierra) depende de la rectificación y santificación de “la
circuncisión del órgano reproductor”.

33
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 10

Los Centros de Energía o Puntos de Contacto del Cuerpo

En la sección anterior vimos que “el pacto único" está ubicado en la línea media: la palabra de la boca y
la circuncisión del órgano reproductor”. Estos dos puntos —la lengua y el órgano reproductor, que son
de hecho los dos puntos esenciales de la “relación sexual”— son los dos centros primarios de energía o
puntos de contacto, situados a lo largo de la línea media del cuerpo.

En Kabalá, la energía que emana de estos centros está asociada con la de nuestra alma gemela para
procrear. El poder de procrear físicamente emana del punto inferior, mientras que el poder de procrear
espiritualmente surge del punto superior, la boca y la lengua. Sabemos que los humanos (seres
materiales) son creados de la unión inferior de los órganos reproductores, mientras que los ángeles
(seres espirituales) son creados de la unión superior de “boca a boca”, con el poder del beso (la
expresión más profunda de “la palabra de la lengua”).

Adicionalmente hemos estudiado en Kabalá que existe otro centro de energía/punto de contacto —el
punto medio del pecho, el punto de contacto del “abrazo”. Este punto, relacionado con los otros dos,
representa un nivel intermedio de energía conectiva, más material que la del punto que está por
encima y más espiritual que la que se encuentra debajo suyo. Aquí es a donde el ángel desciende para
investirse en un cuerpo de forma terrenal.

En la práctica meditativa —que es el intento del alma por contactarse y volverse uno con Di-s— la
Kabalá y el jasidut enseñan que, al igual que la unión de las almas de la pareja, debemos empezar por
el punto medio, el punto del abrazo, para luego ascender al punto superior, el beso, y finalmente
descender al punto inferior, literalmente el estado de acoplamiento con el ser amado volviéndose uno
con él (como está dicho en Génesis: “y se unirá a su esposa y se volverán una sola carne”).

Para continuar con nuestra travesía cabalística, cada mundo o cada estado integral de realidad
independiente posee cinco semblantes de semejanza humana (partzufim): El Anciano, el padre, la
madre, el hijo (o novio) y la hija (o novia). Como cada uno posee los tres centros de energía que
descienden a lo largo su línea media, cada mundo tiene quince centros de energía o puntos de
contacto.

Cada uno de nosotros, creados a imagen de Di-s, refleja efectivamente en cuerpo y alma estas cinco
figuras Divinas, por lo que cada judío es considerado como “un mundo completo”. De esta manera
podemos identificar quince centros de energía o puntos de contacto en particular a lo largo de la línea
media del cuerpo humano.

En Kabalá, todo estado meditativo y cada esfuerzo espiritual en aras de despertar energías y crear
uniones se relaciona con una plegaria específica a Di-s. La meditación en los quince puntos de contacto
es la “intención” de la plegaria que sigue al recitado del Shemá cada mañana. El texto de la plegaria —
confirmando la absoluta veracidad de nuestra fé judía, que halla su expresión en el recitado del
Shemá— comienza con la palabra emet (“verdad”) y es seguida de quince palabras que son sinónimos o
variaciones del concepto “verdad”, estando cada una precedida por la letra vav (“y” en castellano, que
implica energía conectiva; como palabra, vav significa “gancho”).

La línea media del cuerpo o el eje central de las sefirot supremas es conocido en general como emet. La
verdad última y definitiva no es derecha ni izquierda, es el poder de unirlos para volverlos uno. Deriva
del origen del “medio” que trasciende ambos estados opuestos de derecha e izquierda y contiene el
espectro completo de los quince matices que se reflejan en el cuerpo humano, como los quince puntos
que se encuentran en esta línea media.

34
Estos quince puntos se dividen en cinco grupos de tres, correspondiendo cada grupo a una de las cinco
figuras del “mundo” humano completo. El primer grupo de tres está compuesto por: (1) el punto en la
parte superior del cráneo, (2) el punto donde el cabello se encuentra con la frente (por encima del cual
se colocan los tefilin de la cabeza) y (3) el punto central de la frente (conocido como el punto esencial
de “la voluntad de la frente”). Estos tres puntos encarnan la energía supraracional y están por encima
de los ojos, que es donde comienza la percepción conciente. Corresponden a los tres puntos
(figurativamente: boca, pecho y órgano reproductor) del Anciano (por encima del padre y la madre —
jojmá y biná, la mente racional).

El siguiente grupo de tres consiste en: (1) el punto entre los ojos (la “boca” de la sabiduría), (2) el
punto de la nariz y (3) la marca sobre el labio superior (el punto donde el ángel golpea antes del
nacimiento causando el olvido de toda la Torá que aprendió en el vientre materno). Estos son los tres
puntos (boca, pecho y órgano reproductor) del padre.

A continuación: (1) la punta de la lengua en la boca, (2) el punto de la barbilla y (3) el punto medio de
la garganta. Estos son los tres puntos de la madre.

Luego: (1) el punto entre los hombros, (2) el punto medio de la parte superior del pecho (conocido
como “el pájaro del alma”) y (3) el punto medio de la parte inferior del pecho (el punto principal del
pecho, el lugar del abrazo descripto anteriormente). Estos son los tres puntos del hijo.

Finalmente (1) el punto del ombligo (la “boca” durante el embarazo), (2) el punto de la parte inferior
del abdomen (el del útero) y (3) el punto del órgano reproductor masculino. Estos son los tres puntos
correspondientes a la hija.

Las palabras hebreas para estos quince puntos son: (1) veiatziv (“firme”), (2) venajón
(“fundamentado”), (3) vekaiam (“perdurable”), (4) veiashar (“recto”), (5) veneemán (“confiable”), (6)
veahuv (“amado”), (7) vejaviv (“querido”), (8) venejmad (“preciado”), (9) venaim (“agradable”), (10)
venorá (“terrible”), (11) veadir (“poderoso”), (12) umetukán (“correcto”), (13) umekubal (“aceptable”),
(14) vetov (“bueno”), y (15) veiafeh (“hermoso”).

parte del
palabra partzuf
cuerpo

la cima de
Veiatziv firme boca
la cabeza

El unión del
Venajon Fundamentado Anciano pecho cabello y la
frente

órgano el medio de
Vekaiam Perdurable
reproductor la frente

entre los
Veiashar Recto boca
ojos

Veneemán Confiable El pecho la nariz


Padre
la marca
órgano sobre el
Veahuv Amado
reproductor labio
superior

La
Vejaviv Querido boca la punta de
35
la lengua

Venejmad Preciado pecho la barbilla


Madre
el punto
órgano
Venaim Agradable medio de la
reproductor
garganta

entre los
Venorá Terrible boca
hombros

el punto
medio de la
Veadir Poderoso pecho parte
El Hijo superior
del pecho

el punto
medio de la
órgano
Umetukán Correcto parte
reproductor
inferior del
pecho

Umekubal Aceptable boca el ombligo

abdomen
Vetov Bueno pecho inferior
La Hija (útero)

órgano
órgano
Veiafeh Hermoso reproductor
reproductor
masculino

36
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 11

Los Sistemas Fisiológicos de Acuerdo a un Modelo Cabalístico

…Así dijo Di-s a estos huesos: ‘He aquí, Yo traeré el espíritu dentro de vosotros y viviréis. Y Yo pondré
en vosotros vasos sanguíneos y haré crecer carne sobre ustedes y los cubriré con piel. Y les daré
espíritu y viviréis, y sabréis que Yo soy Di-s‘.

En el pasaje anterior de Ezekiel 37 encontramos una descripción del cuerpo de cuatro niveles —huesos,
vasos sanguíneos, carne y piel— y un quinto nivel espiritual que le da vida al cuerpo, el espíritu. El
modelo más apropiado para un análisis comparativo de esta estructura es el nombre esencial de Di-s de
cuatro letras, con el ápice de la iud constituyendo el trascendente quinto nivel.

La primera de las cuatro etapas, la iud, alude al punto de conciencia esencial y seminal, por cuanto que
la forma de esta letra es la más compacta de todo el alef-bet, sirviendo como su núcleo estructural.
Tomada a menudo como símbolo de una semilla, en la vida del cuerpo puede ser vista como los huesos
(en especial porque la “semilla” del cuerpo está en la médula ósea, como se explicará más adelante). El
sistema esquelético, el armazón básico del ser humano, sostiene los otros sistemas fisiológicos que
reposan en él. Además de esto, la palabra hebrea para “hueso” (etzem) también significa “sí mismo” o
“esencia”, que alude espiritualmente al núcleo de nuestro ser. Físicamente, esto se vuelve evidente por
ser el bastidor del cuerpo.

El siguiente nivel de esta meditación continúa con la primera hei del nombre de Di-s. Se puede ver esta
letra como tridimensional, con los dos lados pegados proyectando el largo y el ancho, mientras que la
tercera dimensión está sugerida en el pie suelto que imaginamos como una línea que corre
perpendicular a la página, evidenciando la dimensión de profundidad. En general, la letra hei alude a la
expansión, en las tres dimensiones del cuerpo físico, desde el punto de la esencia que aquí es vista
como el esqueleto. En términos espirituales, la hei corresponde a biná, el entendimiento del corazón
que se extiende para dar vida al cuerpo entero (es decir, para “motivar” sus muchos miles de
funciones). Así, la primera hei del Nombre de Di-s refleja el sistema circulatorio —la comunicación
básica interna de fuerza vital dentro del cuerpo— el “entendimiento” interno del cuerpo y su auto
preservación.

La vav del Nombre de Di-s alude a las emociones básicas o atributos de carácter, que son seis así como
el valor numérico hebreo de esta letra. Los atributos de carácter de la persona, en relación a su
entendimiento, son como la carne que cubre su cuerpo (la vav en particular corresponde a tiferet, que
es el torso, el “tronco” del cuerpo) pero que incluye y está relleno con los vasos sanguíneos.

Finalmente, como la capa y vestimenta más externa del cuerpo, la piel exhibe la apariencia superficial
que está expuesta y afecta a los demás, sirviendo apropiadamente como el “reinado” de las cuatro
divisiones generales del cuerpo.

Como quiera que este sistema de cuatro niveles es utilizado para contemplar “existencia”, hay siempre
un quinto nivel todo abarcador que da vida a los otros cuatro. Este nivel es visto como el origen de la
existencia, y en el caso del cuerpo es el espíritu de vida que viene a animar a los otros niveles. Como
veremos en breve, este nivel corresponde al sistema respiratorio.

37
El siguiente cuadro resume el modelo general que hemos descripto.

el espíritu de vida [la keter— corona espina


respiración] de la
iud

los huesos jojmá—sabiduría iud

los vasos sanguíneos biná—entendimiento hei

la carne midot—atributos de
vav
carácter

la piel maljut—reinado hei

38
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 12

Los Sistemas Fisiológicos – El Modelo Ampliado

Luego del análisis básico del cuerpo que presentamos en los capítulos anteriores, podemos proceder
ahora a un análisis más detallado, en el cual cada una de las diez propiedades del alma es asociada
explícitamente a un sistema fisiológico del cuerpo. Del mismo modo que en muchos modelos, cuando se
analizan en paralelo al marco de referencia de las diez sefirot de la Kabalá, en el curso del análisis
también las diez propiedades generales del alma se subdividirán de esta manera, aunque en esta
presentación se las distribuyen según doce categorías que corresponden a los sistemas fisiológicos
básicos del cuerpo.

La primera propiedad, la corona supraconciente o keter corresponde al sistema respiratorio, el conducto


físico por el cual entra al cuerpo el espíritu de vida. Cuando Di-s creó al hombre, “formó al hombre del
polvo de la tierra, e insufló en sus narices el aliento de vida”. Este aliento de vida proviene de Di-s en lo
alto, la fuente de toda vida. Al respirar internalizamos aquello que es exterior a nosotros, inhalamos de
lo que está por encima nuestro. La palabra hebrea para “inhalar” (sheifá) significa también “aspiración”.
Así, respirar es una expresión del deseo innato del alma de ascender e ir más allá de su ser conciente,
hacia la esfera de su enlace supraconciente con la Divinidad (como es vivenciado en su fe, placer y
voluntad supraracional, las tres cabezas de keter).

Jojmá, la iud del Nombre de Di-s, corresponde a la médula ósea. Las investigaciones médicas de
avanzada consideran a esta como un sistema por derecho propio. Es responsable de la producción de
las células sanguíneas, la unidad biológica más básica del cuerpo. Así como la médula ósea produce
estas células, también todo se origina en jojmá, ya que “Tu has hecho todo con sabiduría”.

Biná, que está en el lado izquierdo del árbol de las sefirot, es asociada con la sangre propiamente
dicha, considerada también últimamente como un sistema en si misma (en adición al sistema de los
vasos sanguíneos). Esta sefirá, que significa “construir”, recibe su materia prima de jojmá, la médula
ósea, ampliando su información codificada. En Kabalá, biná es denominada la “madre”, cuya
contribución primaria a la formación del hijo son los aspectos rojos de su cuerpo, como se establece en
el Talmud. Por el contrario, jojmá es llamada el “padre”, que genera las partes blancas del cuerpo,
como los huesos.

Estos dos sistemas fisiológicos relativamente abstractos, la médula ósea y la sangre, asumen en el
cuerpo los roles generales de “padre” y “madre” y funcionan juntos en perfecta unión. En Kabalá, la
unión permanente de los principios “padre” y “madre” es responsable de la creación continua de la
realidad. En las palabras del Zohar: el padre y la madre (en nuestro contexto la médula ósea y la
sangre) son dos “compañeros que nunca se separan”. Su unión, que expresa el poder creativo interior
del alma viviente, es continua así como la médula ósea crea continuamente nuevas células de la
sangre.

La sefirá que está directamente por debajo de jojmá en el árbol sefirótico es jesed, que está
personificada por el primer judío, Abraham, como se ve en el versículo: “Da bondad a Abraham”. El
valor numérico del nombre de Abraham, 248, es equivalente al número de huesos del cuerpo, como
está detallado en la Mishná, y al número de mandamientos positivos de la Torá. Consecuentemente,
jesed, que es el atributo de Abraham, es identificado con el sistema óseo.

La frase “el Di-s [o la fuente de vida] de Abraham”, es interpretada en Kabalá como refriéndose a la
fuerza que enmarca o abarca desde arriba a Abraham, el poder de jojmá localizado por encima de
jesed. Los huesos actúan como los recipientes o contenedores de un nivel más abstracto, la médula
ósea.

Entonces, “el Di-s de Abraham” alude al sistema de la médula ósea por sobre el sistema óseo.
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Mientras que biná alude a la sangre, es la propiedad ubicada por debajo de ella en el eje izquierdo del
árbol de las sefirot, guevurá o restricción, que le da “forma” y dirección a la sangre, controlando su
circulación a través del cuerpo. El poder de restricción canaliza la sangre y la dirige hacia recipientes
específicos que, de acuerdo con la Kabalá, son las 365 arterias y venas mayores correspondientes a los
365 días del año solar y los 365 mandamientos negativos de la Torá. A pesar de que en principio
podemos ver la sangre y los vasos sanguíneos como un sistema único, como ya mencionamos ahora se
consideran dos sistemas separados. En jasidut estudiamos que la fuerza de contracción (guevurá) que
los vasos sanguíneos ejercen sobre la sangre misma sirven para fortalecer la fuerza de vida inherente
en la sangre.

El tercer poder cognitivo del alma es daat, que corresponde al sistema nervioso. En Kabalá y jasidut, se
entiende a daat como el asiento de la sensibilidad y los sentimientos en el alma; de manera similar, los
nervios son los sensores del cuerpo.

Se explica en Kabalá que daat posee dos lados aparentemente contrarios pero que en verdad se
complementan. La primera aparición de este término en la Torá es en la frase: “el Árbol del
Conocimiento del bien y el mal”. De aquí entendemos que daat es un sentido de polaridad moral o
espiritual entre el bien y el mal. La facultad del alma de percibir el bien y ser atraída por él nos es
referido como el lado derecho de daat, mientras que el de percibir el mal y repelerlo es conocido como
su lado izquierdo. En un alma rectificada, la atracción hacia el bien implica el auto-apercibimiento
conciente del amor al bien, mientras que el temor al mal encargado de repeler y rechazar el mal opera
a nivel subconsciente.

Resumiendo y ampliando esta idea, el lado derecho de daat corresponde a todas nuestras sensaciones
concientes y reacciones voluntarias, mientras que el izquierdo corresponde a nuestras sensaciones
inconcientes y reacciones involuntarias.

En términos de sistema nervioso, el lado “derecho” de daat se asimila al sistema nervioso voluntario,
conocido como el sistema nervioso cerebroespinal. Sensación conciente y control corporal implica auto
percepción, auto conocimiento. En una personalidad rectificada, conocerse a si mismo tiene por objetivo
actuar constructivamente en el mundo y ayudar a los demás. Por esta razón este lado de daat es
identificado con la derecha.

El lado izquierdo de daat corresponde al sistema nervioso autónomo, involuntario, que a su vez se
divide en simpático y parasimpático. El sistema parasimpático reduce la velocidad del corazón, dilata los
vasos sanguíneos, incrementa la actividad glandular, contrae la pupila de los ojos, etc., mientras que el
simpático actúa en forma opuesta.

Al funcionar como el lado inconciente de daat, este sistema permite que todas las funciones vitales del
cuerpo se ejecuten automáticamente, realizándose naturalmente procesos tales como las funciones
digestiva y la respiración sin que la persona se involucre concientemente con ellas. Este tipo de
funciones son básicas para el mantenimiento de la persona, preservando la vida del cuerpo propio (sin
preocuparse por el del otro). Este es el motivo de que este lado de daat se identifique con la izquierda.

Directamente por debajo de daat, en el eje central del árbol de las sefirot, encontramos a tiferet que
corresponde a la carne (como ya comentamos en nuestra descripción general de los cuatro sistemas
fisiológicos fundamentales, donde vimos que la carne corresponde a la vav del Nombre de Di-s en
general y a la sefirá de tiferet en particular) y al sistema muscular. El corazón, que pertenece tanto al
sistema muscular como al de los vasos sanguíneos, se inclina hacia el lado izquierdo, aludiendo a las
fuerzas combinadas de guevurá y tiferet.

Iesod, la continuación y extensión de tiferet en el eje central de las sefirot es el poder de


autorrealización en el alma. En el plano físico se manifiesta como el sistema reproductor, la capacidad
innata de reproducirse o recrearse a si mismo a través de la progenie.
40
Si reflexionamos más profundamente, podremos ver que existe otra propiedad del alma y otro sistema
fisiológico que corresponden al Pacto Sagrado, el Brit Milá (el órgano reproductor masculino). El acto de
la circuncisión es un proceso doble realizado sobre la piel de este órgano: remover el prepucio y
desprender la membrana mucosa para revelar la corona del órgano. Este proceso refina su naturaleza
original, la piel física, permitiéndole reflejar luz espiritual. Esto está aludido en la similitud fonética de la
palabra “piel” en hebreo (or, escrita con ain) y “luz” (también or, pero escrita con alef). Más aún,
cuando el brit milá (el órgano masculino) es puro y rectificado, resplandece y toda nuestra piel
comienza a irradiar luz, como fue el caso de Adán y Eva antes del pecado original. Por lo tanto, el brit
milá, especialmente la manifestación de la corona del órgano masculino (en hebreo ateret haiesod), se
puede considerar como el origen del sistema fisiológico de la piel.

Maljut, que es la sefirá final del árbol sefirótico (y la última de las sefirot del eje central, debajo de
iesod), como keter, que es la primera, se vincula con la incorporación de un componente de vida
necesario desde el mundo exterior. Extrayendo las “chispas” nutritivas espirituales y físicas de nuestro
entorno —las áreas inferiores de la realidad, o sea los reinos mineral, vegetal y animal— e
ingiriéndolas, se las transforman en energía vital humana. La digestión también actúa como un proceso
de depuración por medio del cual los elementos útiles son asimilados dentro del cuerpo y se expulsan
los productos de desecho. En Kabalá, el rey es quien desciende desde el trono (en general por medio de
palabras y órdenes) hacia las esferas inferiores de la realidad para extraer de ellas los elementos
provechosos para su pueblo.

Al contrario de keter —el sistema respiratorio, que funciona con una dinámica de descenso de la
energía vital (el oxígeno) al interior del cuerpo— maljut, que representa la digestión, implica la
dinámica opuesta, la elevación de las “chispas caídas” de energía (nutrientes) dentro del cuerpo. Como
imagen femenina en Kabalá, maljut alude al sistema digestivo, como en la descripción bíblica de la
“mujer de valor” quien “trae alimento a su hogar [el cuerpo]”.

Regresamos ahora a las dos sefirot restantes, netzaj (la última del eje derecho) y hod (la última del eje
izquierdo). Como sistemas fisiológicos, la primera de ellas corresponde al sistema endocrino, que
incluye a las glándulas y las hormonas, y hod representa al sistema inmunológico. De todos los
sistemas del cuerpo, estos son los dos de más reciente comprensión en el mundo de la medicina, y de
hecho están muy interrelacionados. En las palabras de la Kabalá: “netzaj y iesod son dos mitades de un
mismo cuerpo”, o, coloquialmente, “dos lados de la misma moneda”.

Situada debajo de jesed en el eje derecho de las sefirot, netzaj significa “victoria” y “eternidad”. Es la
capacidad de sobreponerse a los obstáculos que se paran en el camino de los procesos de crecimiento y
desarrollo corporal, y aquellos que aseguran la buena salud y longevidad, proveyéndolos con sus
hormonas vitales. Con su función de generar nuevas células y estructuras, las hormonas perpetúan la
vida del cuerpo y lo ayudan a superar los obstáculos del tiempo. Como una ramificación de jesed,
netzaj se conoce en Kabalá como la “leche” que nutre el crecimiento y desarrollo motivados por jesed.

Finalmente nos referiremos al sistema fisiológico que lucha contra las enfermedades, el sistema
inmunológico, relacionado con hod. Monitorea permanentemente para determinar qué pertenece
verdaderamente al cuerpo y qué es un invasor foráneo, aniquilando las intrusiones exteriores
destructivas dentro del cuerpo. Más adelante nos referiremos en particular a este sistema.

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En resumen:

Keter
corona, fuerza vital supraconciente

sistema respiratorio

biná jojmá

entendimiento, sabiduría, auto


alegría anulación

sangre médula ósea

Daat
conocimiento, unidad

sistema nervioso

guevurá jesed

poder, temor bondad

vasos sanguíneos esqueleto

Tiferet
belleza, misericordia

carne, sistema
muscular

hod netzaj

reconocimiento, victoria, confianza


sinceridad
sistema endocrino
sistema
inmunológico

Iesod
fundamento,
devoción
sistema
reproductivo

ateret haiesod (origen de maljut)


realeza, dignidad
piel

Maljut
reinado, humildad
sistema digestivo

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 14

El Poder del Pensamiento

En nuestro análisis de las funciones corporales, aún no hemos considerado los factores psicológicos.

Desde tiempo inmemorial, la interrelación e interdependencia entre la mente/alma y el cuerpo, la


naturaleza holística de la condición humana, era conocida intuitivamente y dada por sobreentendida.
Hoy la ciencia reconoce plenamente y ha establecido perfectamente con experimentos esta verdad
fundamental. En el mundo de la medicina crece continuamente el interés en la psiconeuroinmunología
(que definimos y discutimos en nuestro presente trabajo), estimulado por percepción generalizada de
que el modo en que uno piensa tiene un efecto significativo en la salud del individuo.

Afirma una sentencia jasídica: “Piensa bien e irá bien”.

Con respecto a la tristeza, es sabido que el duelo tiene influencias significativas sobre nuestro estado de
salud, pero en general sus efectos negativos desaparecen luego de un período de un año (¡el período de
luto de acuerdo con la Torá!).

También se ha demostrado que la imaginación guiada, como por ejemplo visualizarse destruyendo
empecinadamente a un enemigo invasor dentro del cuerpo, tiene una influencia detectable en la
superación de las enfermedades.

El Equipo de Tres

Hay tres sistemas fisiológicos que están involucrados particularmente en la interacción del cuerpo y el
alma manteniendo el bienestar global del individuo: sistemas nervioso, endocrino e inmunológico. Hoy
en día hablamos de mecanismos neuro-inmuno-endocrinológicos. Este equipo ayuda al cuerpo a
adaptarse frente a los desafíos potencialmente estresantes, proceso conocido como alostasis.

La alostasis procura estabilidad psíquica y fisiológica a través del cambio adaptativo. Este proceso de
cambio para producir estabilidad enfrenta tres peligros: el mecanismo de respuesta puede volverse
muy frecuente, puede fallar en el corte (cuando cesa la necesidad de cambio) o puede ser en principio
inadecuado. Un fenómeno común es que bajo un estrés agudo, impedir las infecciones puede ser un
freno del peligro, pero la resistencia puede colapsarse cuando se alivia la presión. Vemos así que el
proceso de alostasis demanda el más elevado nivel de equilibrio y sensitividad del estado presente de la
mente-cuerpo.

El estrés, una de las mayores causas de enfermedad, es no obstante enigmático y indefinible


científicamente. Lo que se sabe es que los efectos psicológicos de la mente sobre la salud son ejercidos
por vía de influencias sobre el sistema inmunológico. El sistema nervioso es claramente el sistema
fisiológico que está más asociado con la psique misma, por eso cuando decimos que la mente influye
sobre el sistema inmunológico queremos denotar que el sistema nervioso se comunica de alguna
manera con este. También se sabe ahora que esta comunicación es bidireccional.

El estrés afecta el sistema inmune (en casos extremos un desorden psiquiátrico tiende a crear
anormalidades inmunológicas) que se comunican de vuelta al sistema nervioso. De acuerdo con los
resultados de muchas investigaciones modernas, el sistema nervioso se comunica con el inmunológico
por vía del sistema endocrino. Así se logra un círculo completo de comunicación de doble sentido.

En pocas palabras, un buen estado de salud depende de un pensamiento positivo, especialmente en los
tiempos de estrés, y del esfuerzo combinado de estos tres sistemas fisiológicos.

43
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 15

El Modelo Cabalístico

Encontramos aquí un hermoso ejemplo de cómo un modelo cabalístico permite profundizar en un


complejo mecanismo físico y obtener nuevos conocimientos. De acuerdo con nuestro cuadro que
relaciona las sefirot con los sistemas fisiológicos, las tres que corresponden a los sistemas nervioso,
endocrino e inmunológico son daat, netzaj y hod, respectivamente. Ellas forman el triángulo superior
del “maguén David”, cuyo triángulo inferior está formado por jesed, guevurá y iesod, con tiferet en el
centro.

Hemos visto que como miembros del cuerpo daat, netzaj y hod corresponden al lóbulo posterior del
cerebro y las piernas derecha e izquierda respectivamente. El cerebro percibe y dirige al cuerpo para
que camine por la vida con cautela, agradeciendo sinceramente a la Divina Providencia por cada paso
exitoso (hod, el sistema inmunológico) porque “todo camino puede ser peligroso”, y confianza (netzaj,
el sistema endocrino). Según el libro de Proverbios “aquel que anda con sinceridad puede caminar
confiadamente”.

Hemos visto que el proceso alostático demanda un máximo grado de equilibrio y sensibilidad del estado
presente de la mente-cuerpo. Pero la sensibilidad propiamente dicha es la propiedad de daat, el lóbulo
posterior del cerebro, y equilibrio se asienta en netzaj y hod, las dos piernas sobre las que se para el
cuerpo.

Moisés y Aarón

En Kabalá, cada sefirá es identificada con un alma arquetípica. Las dos sefirot compañeras hod y netzaj
son identificadas con las almas de los sagrados hermanos Moisés y Aarón, de los que está dicho: “Mira,
qué bueno y placentero es que los hermanos moren juntos”. El origen de estas dos almas es en daat (el
poder de estar “juntos”), de tal manera el secreto del triángulo superior del maguén David es de hecho
el “nacimiento” de las almas de Moisés y Aarón desde su origen común.

Al actuar juntos, los dos hermanos merecieron ser los emisarios de Di-s para sacar a los judíos de
Egipto. En los próximos capítulos veremos que todas las enfermedades se asocian con el estado de
exilio espiritual en general y con el exilio de Egipto en particular. La liberación de Egipto es la liberación
de la enfermedad. Luego de la separación del Mar Rojo, que constituye la culminación del éxodo, y la
canción de agradecimiento que Moisés y el pueblo judío cantó a Di-s, Este prometió:

Todas las enfermedades que he puesto en Egipto

No pondré sobre ti,

Porque Yo soy Di-s tu curador.

Luego del éxodo, Moisés se convirtió en el conductor Divino a través de quien Di-s entregó la Torá al
pueblo de Israel, y Aarón fue el sumo sacerdote de Israel, representando el epítome de nuestro servicio
a Di-s.

Moisés y Aarón son los dos curadores de Israel, el primero a través del poder de la Torá y Aarón con el
de la bendición sacerdotal. Conectándonos a la Torá y dedicando nuestras vidas al servicio a Di-s,
atraemos el poder de curación Divino a nuestras almas.

44
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 16

El Poder de la Plegaria

La investigación científica moderna ha verificado algo que la humanidad conoce desde hace tiempo: la
plegaria a Di-s es potente, tiene el poder de curar o, expresado en palabras de fe, una plegaria de
corazón trae desde lo Alto el poder de curar.

Hemos estudiado en Kabalá y jasidut que hay cinco niveles de plegaria para el enfermo, que
corresponden a la cuatro letras del Nombre esencial de Di-s Havaiá, y un quinto nivel trascendental
aludido por el pico superior de la iud.

A continuación describiremos estos niveles en orden ascendente:

Enseñan los sabios que “la plegaria que reza una persona enferma para si misma es más potente que la
que otros realizan para él”. ¿Quién otro que la propia persona enferma puede identificarse con sus
sufrimientos y padecimientos? Su plegaria sale de las profundidades del corazón, se dirige hacia Di-s
con toda su alma como única esperanza de recuperación.

Estudiamos en Kabalá que el alma sufriente y afligida —que está en un estado espiritual de exilio
existencial— corresponde a la sefirá de maljut, que a su vez corresponde a la hei final del Nombre de
Di-s Havaiá. Cuanto más se identifica la persona con el atributo de maljut —identificando su sufrimiento
personal con el de la Presencia Divina y la “congregación de Israel” como un todo (ambas apelaciones
de maljut)— más potente es la plegaria para él.

Por otro lado, nuestros sabios enseñan que “si hay una persona enferma en nuestra casa, debe dirigirse
a un sabio y pedirle que implore [a Di-s] que tenga misericordia de él”. Vemos aquí que la plegaria de
un verdadero sabio tiene, más que cualquier otro, el pode despertar la misericordia de Di-s por el
enfermo (incluida la misma persona enferma y sus allegados, su familia).

La habilidad de despertar misericordia depende de nuestra conexión con la sefirá de tiferet, cuya
experiencia interior es de misericordia y compasión por los demás. Esta sefirá corresponde a la vav del
Nombre de Di-s. El alma arquetípica que le corresponde según la Kabalá es la de nuestro patriarca
Iaacob. Es el que despierta misericordia por la “congregación de Israel” (representada por su esposa
Rajel). Iaacov representa también el arquetipo del sabio de la Torá.

Desde la perspectiva de tiferet, el sufrimiento de maljut es visto bajo una luz diferente y profunda, de
aquí su habilidad de despertar más misericordia por maljut que esta misma.

De todas maneras, incluso esta elevada perspectiva de la realidad y la plegaria que inspira son
consideradas parte de los niveles “revelados” de Divinidad (las letras vav y la hei final del Nombre de
Di-s) en contraste con los niveles “ocultos” de Divinidad (las letras iud y la primera hei) a los que nos
referiremos a continuación.

Enseña jasidut que el tzadik verdadero, con el sólo poder de su mente (sin necesidad de expresar
verbalmente sus pensamientos y emociones en la plegaria) puede, milagrosamente, curar por gracia
Divina la enfermedad y liberar al prisionero.

Al concentrar su pensamiento en el alma sufriente, el verdadero tzadik conecta su alma con la del otro,
extiende su mano hacia él y lo saca —lo redime— de su enfermedad.

Este poder redentor deriva de la sefirá de biná, que corresponde a la primera hei del Nombre de Di-s. El
Zohar se refiere a biná como “el mundo de la libertad”, el summum de la redención espiritual (el

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secreto del año de Jubileo, el año cincuenta), que corresponde al portal cincuenta del entendimiento,
cuando los esclavos son liberados y las tierras retornan a sus propietarios originales).

En general, el pensamiento, al contrario del habla, corresponde al “mundo oculto” de biná, la primera
hei, y por eso el poder del pensamiento del tzadik está a este nivel oculto. Como todo judío tiene el
potencial interior de volverse un tzadik —del futuro, está dicho que “Tu pueblo son todos justos
[tzadikim]”— en cierto sentido este nivel pertenece a cada uno de los judíos, en relación a su prójimo
judío o incluso en relación a si mismo. Es especialmente importante la enseñanza del jasidut con
respecto al poder del pensamiento en relación a uno mismo (o a aquellos por los que está preocupado
profundamente): “piensa bien e irá bien”.

Por encima de este nivel se encuentra la bendición sacerdotal. Aquí, la voluntad explícita de Di-s —la
bendición sacerdotal es un mandamiento de la Torá— atrae energía Divina y poder de curación desde
un más alto nivel que el que es inherente al pensamiento del tzadik.

La voluntad de Di-s, expresada a través de los preceptos de la Torá, derivan del nivel de jojmá, la iud
del Nombre de Di-s Havaiá. En el Zohar encontramos la sentencia: “la Torá emana desde jojmá”. La
experiencia interior de esta sefirá es la verdad y la absoluta auto anulación. Este estado de auto
anulación es por cierto la esencia seminal del amor de Israel. La total identificación con nuestro prójimo
judío, con la que el sacerdote bendice al pueblo.

La bendición sacerdotal comienza con la letra iud. Tiene quince palabras y las trece primeras contienen
esta letra. Estas trece iudim de la bendición sacerdotal se interpretan en Kabalá como equivalentes a
los trece atributos de misericordia, cuyo origen está en keter pero que son revelados al mundo por el
poder de jojmá, la iud —primera letra— del Nombre Havaiá.

En el Templo, cuando bendice al pueblo, el sacerdote debe pronunciar el Nombre de Di-s Havaiá tal
como está escrito (en cualquier otro lugar y contexto está prohibido). El poder Divino así evocado
deriva del nivel de jojmá, el nivel del mundo de Atzilut —“dominio privado” de Di-s (el Templo Sagrado
en lo alto)— conocido en Kabalá como “el secreto del Nombre”.

Por encima incluso de los dos niveles ocultos y los dos revelados descriptos, existe un quinto,
trascendente nivel. Es el nivel de “infinita paciencia Divina”, correspondiente a la corona suprema
(keter) y al extremo superior de la iud del Nombre de Di-s Havaiá.

Aquí uno simplemente espera la salvación de Di-s con infinita paciencia. Ni reza con palabras audibles
ni piensa pensamientos concientes. La completa fe en la Divina Providencia —todos los caminos de Di-s
son buenos— transforma nuestro estado general de conciencia en un estado de alegría, “felicidad en el
sufrimiento”. En completo silencio, uno es conducido hacia las alturas para alcanzar el nivel de “Mi
pensamiento, que no es tu pensamiento”. Paradójicamente, aunque a este nivel no hay fin para nuestra
paciencia y perseverancia, cuando se alcanza este nivel de perfecta fe en Di-s —uno con el Eterno— “la
salvación de Di-s es como el pestañeo del ojo”.

46
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 17

Cinco Niveles de Plegaria

En el capítulo anterior nos referimos a los cinco niveles ascendentes de la “plegaria”.

Sólo los dos primeros (que corresponden a los dos niveles revelados del Nombre Havaiá) son
efectivamente una plegaria explicita a Di-s en el sentido corriente. Pero en un sentido más amplio, todo
estado espiritual que despierta misericordia Divina para curar a un enfermo (o satisfacer alguna otra
carencia humana), es considerada también como una forma de plegaria.

En particular, los dos primeros niveles son una plegaria explicita a Di-s, el tercero es pensar, el cuarto
es bendecir y el quinto el silencio. Estudiamos en jasidut que la diferencia general entre rezar (los
primeros dos niveles) y bendecir es que rezar es un servicio “ascendente” mientras que bendecir es
“descendente”.

Al pararse en plegaria ante Di-s uno se siente situado “debajo”, luchando por alcanzar el cielo. En el
primer nivel (la plegaria de la propia persona enferma) nuestros ojos y el corazón se elevan hacia Di-s
implorando Su salvación. En el segundo nivel (la plegaria del sabio por la persona enferma) la plegaria
asciende a Di-s mientras que, simultáneamente, el sabio, situado por “encima” de la persona enferma,
intenta atraer desde lo alto el poder de curación. Así, en relación al primer nivel (sólo ascendente) el
segundo es “ascender con el fin de descender”. (En el primer nivel, rezamos a Di-s y El efectúa el
descenso; la persona sólo es capaz de implorar humildemente, pero no “pulsar las cuerdas”. En el
segundo nivel, el sabio se asocia con Di-s, en su rezo de corazón para traer abajo el poder de curación).

En contraste con la plegaria, el acto espiritual de bendecir guarda una dinámica de “descenso” desde lo
alto. Aquí uno se “ubica”, por así decirlo, en el origen espiritual desde donde deriva la energía Divina
para bendecir. El que bendice “ordena” a la bendición, por así decirlo, que descienda desde lo alto al
alma del bendecido. Cuando bendicen al pueblo, los sacerdotes se ubican también físicamente por
encima suyo, sobre el estrado.

El poder del pensamiento puede ser entendido entonces como un estadio intermedio entre la plegaria
explícita desde abajo y la bendición desde arriba. Es la conexión “telepática” de almas como iguales,
“todo Israel son amigos”.

El silencio es un estado aún mayor de “igualdad”, uno no asciende ni desciende. Alcanzamos el nivel de
“Yo, Di-s, no cambio”. Este es, paradójicamente, el origen último de toda bendición y poder curativo.
Por esta razón, el Nombre esencial de Di-s “Havaiá”, del que está dicho “Yo, Di-s [Havaiá] no cambio”,
es conocido como “el Nombre de la Misericordia”.

Al meditar acerca de estos cinco niveles ascendentes de plegaria por el enfermo, observamos además
que existe un orden definido: uno mismo – el otro – uno mismo – el otro – uno mismo. Como notamos
antes, el nivel de pensamiento (del tzadik) también pertenece al de “uno mismo” (porque, como dijimos
antes, a este nivel todo es igual, uno se relaciona con los demás como consigo mismo y viceversa),
“piensa bien y estará bien”. Los niveles primero y quinto corresponden explícitamente a nuestro propio
servicio espiritual para evocar misericordia Divina. Los niveles segundo y cuarto provienen del poder del
alma del otro afín, por “encima” nuestro (el sabio y el sacerdote).

En resumen

el Nombre sefira nivel de dinámica


Havayá plegaria

47
ápice de la iud keter paciencia invariable
Divina

iud jojmá bendición descendente


sacerdotal

hei biná pensamiento horizontal


del tzadik

vav tiferet plegaria del ascendente en


sabio aras de un
descenso

hei maljut plegaria de ascendente


la persona
enferma

48
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 18

Arrepentimiento y Retorno a Di-s

Enseñan nuestros sabios que “es grande el arrepentimiento, porque trae curación al mundo”.

En los capítulos previos vimos que el máximo objetivo de la plegaria a Di-s es alcanzar un estado de
silencio interior, nuestros ojos se elevan hacia El y su inminente salvación (que es “como un abrir y
cerrar de ojos”) y nuestro corazón se llena de alegría (“alegría en el sufrimiento). Aquí el alma alcanza
el nivel de la corona suprema, keter elión.

Más adelante explicaremos que este nivel es aludido en la frase “porque Yo soy Di-s, quien te cura”,
cuyas iniciales forman la palabra Arij (literalmente, “el rostro amplio, extendido”, simbolizando la
paciencia infinita) que es un apelativo de keter elión, la fuente de la curación (aruká, de la palabra arij).

El summun de la plegaria es el arrepentimiento (teshuvá, “retorno a Di-s”), que es el poder curador del
alma. Toda dolencia o enfermedad deriva de un estado espiritual de “carencia” o “vacuidad”. En Kabalá,
la palabra “enfermo” (jolé), cuyo valor numérico es 49, indica que la persona enferma carece del portal
cincuenta del entendimiento (jamishim shaarei biná). Por lo tanto, “curar” es “llenar” o “completar”
nuestra conciencia con ese portal.

El poder en el alma de completar todos los estados espirituales y físicos de vacuidad deben derivar de
un lugar de “saciedad” consumada, un lugar en el alma donde existe todo (lo que necesitamos), no
falta nada. Este es el nivel de keter elión, que al ingresar en la conciencia se denomina quincuagésimo
portal de entendimiento. La aspiración conciente del alma de alcanzar este nivel es el servicio espiritual
de teshuvá.

El corazón que verdaderamente entiende es el que sabe y desea retornar a Di-s y así ser curado. En las
palabras de Isaías:

Y este corazón entenderá,


Y retornará y será curado.

Hemos estudiado en Kabalá y jasidut que hay cuatro niveles de carencia espiritual. Cada uno es el
resultado de que en el alma se encuentra mancillada una de las cuatro letras del Nombre Havaiá. Por
medio de la teshuvá sincera atraemos luz y energía curadora desde keter elión para satisfacer todas las
carencias, para rectificar todos los defectos.

La carencia más elevada del alma es la necesidad que tiene nuestra conciencia de estar llena de la luz
de los misterios de la Torá, esa luz que resuelve todos los conflictos de la vida, que responde todas las
preguntas existenciales: porqué estamos aquí, hacia dónde vamos, porqué el Mashiaj aún no ha
llegado.

Paradójicamente, en este caso, la mera preocupación o “angustia” con respecto a las preguntas
existenciales de la vida es en si “teshuvá” (“retorno” a Di-s) y nos hace un recipiente para recibir la luz
de los misterios de la Torá. (De aquí que, aún más que en los siguiente niveles de vacío espiritual, “[el
mero] apercibimiento de la enfermedad es [en si mismo] la mitad de la curación”. En las palabras de
nuestros sabios:

“Los misterios de la Torá son concedidos


sólo a aquel cuyo corazón se acongoja dentro de si.”

49
Este nivel corresponde a la iud del Nombre Havaiá, el de la sabiduría Divina, la penetración dentro de
los misterios de la Torá. Aquí, en realidad uno no está “enfermo” sino sólo “preocupado” o “ansioso”.
(La letra iud de Havaiá corresponde al mundo de Atzilut, nunca “enfermo” pero continuamente
preocupado y ansioso por manifestar todo su potencial Divino para revelar la infinita luz de Di-s y los
misterios de la Torá a toda la realidad). La enfermedad real comienza en el segundo nivel de carencia.

El más elevado estado espiritual al que la Torá se refiere como “estar enfermo” es “enfermo de amor”,
y así se describe en el Cantar de los Cantares:

Ayúdame con copas de vino,


Revíveme con manzanas,
Porque estoy enfermo de amor.

Es la ansiedad por regresar a nuestro ser amado, de quien nos hemos separado, enemistado y ser uno
con él. Esta es la experiencia del exilio espiritual, el origen de las enfermedad, como ya explicaremos.

Aquí, es el “yo” alejado —el “yo” que ansía estar junto a “Ti” — quien está enfermo. Este estado de
enfermedad refleja el mancillamiento espiritual de biná, correspondiente a la primera hei del Nombre
Havaiá. Es aquí en particular donde la persona enferma es la que carece del portal cincuenta del
entendimiento (biná), asociado en Kabalá con la experiencia consumada del amor descripta en el
Cantar de los Cantares:

¡Qué hermoso y placentero eres, Oh amor de los placeres!

Los dos primeros niveles de carencia corresponden a las primeras dos letras del Nombre de Di-s
Havaiá, la iud y la primera hei, conocidas en Kabalá como “las cosas ocultas [que] pertenecen a Di-s,
nuestro Señor”. Siempre conciente de la Divinidad, aquí uno carece de la revelación Divina. Por el
contrario, los dos niveles siguientes de carencia correspondientes a las dos letras finales del Nombre de
Di-s Havaiá, la vav y la hei final, que son conocidos en Kabalá como “las cosas reveladas [que]
pertenecen a nosotros y a nuestros hijos”, son estados de carencia de conciencia Divina propiamente
dicho. Como explicaremos ahora, proporcionalmente al incremento de nuestras ansias por los placeres
mundanos, vamos perdiendo conciencia Divina.

En el plano espiritual (las dos letras finales del Nombre de Di-s Havaiá son relativamente físicas, en
contraste con las dos primeras que son relativamente espirituales), hay dos estados de dolencia o
enfermedad; en las palabras de nuestros sabios (términos pertinentes a muchas leyes prácticas de la
Torá): “una persona enferma que no está en peligro de muerte” y “una persona enferma que está en
peligro de muerte”. Estos dos estados aluden, en el plano físico, a su contraparte espiritual o moral:

“Una persona que no está en peligro de muerte” es la que tiene deseos de placeres mundanos que, en
principio, son permitidos de acuerdo con la Torá. Aunque la Torá no nos prohíbe participar de estos
placeres, el elemento de lujuria que está involucrado en su búsqueda conciente aleja nuestra mente y
nuestro corazón de Di-s. Di-s quiere que nosotros, Sus hijos, participemos de todos los placeres que El
ha creado en Su mundo para nosotros (dentro de los parámetros definidos por la Torá), pero también
quiere que seamos totalmente concientes de Su presencia en todo y experimentemos (y expresemos)
una sincera gratitud hacia El por Su benevolencia. La lujuria física deprime nuestro alma y la aleja de
Di-s. Mancha en especial a nivel de las emociones del corazón (las seis midot desde jesed hasta iesod),
que corresponden a la vav del Nombre Havaiá.

“Una persona enferma que está en peligro de muerte” es la que está ansiosa por los placeres
mundanos prohibidos por la Torá. Los mandamientos de la Torá son como la prescripción de un doctor.
Aquello que la Torá prohíbe es mortalmente peligroso para el alma y el cuerpo. El peligro mortal se
encuentra a nivel de maljut (“reinado”; está dicho de los reyes “y reinó y murió”), que corresponde a la
hei final del Nombre Havaiá, de la que está dicho: “su pie desciende dentro de la muerte”.

50
Con la teshuvá llenamos todas las carencias y rectificamos las manchas de las cuatro letras del Nombre
Havaiá. Atraemos luz y poder curador desde Arij, la corona suprema. Así como retornamos a Di-s (para
“curar”, por así decirlo, las manchas que hemos causado en Su Nombre Sagrado), también El retorna a
nosotros (para curar todas nuestras enfermedades espirituales y físicas).

En resumen:

el Nombre sefirá categoría experiencia


Havaiá

Kotzó Punta keter “porque Yo paciencia


shel superior elión soy Di-s quien infinita
iud de la te cura”
iud

iud jojmá carencia de ansiedad


percepción existencial
Divina

hei biná enfermedad Sentimiento de


de amor alejamiento de
Di-s

vav las “una persona lujuria


seis enferma que permisible
midot no está en
peligro de
muerte”

hei maljut “una persona lujuria


enferma que prohibida
está en
peligro de
muerte”

51
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 19

Cuatro Sistemas de Práctica Médica

El siguiente es un breve extracto de los cuatro sistemas básicos de la práctica médica contemporánea,
viéndolos aquí correspondiendo a las cuatro letras del Nombre de Di-s:

1. Iud: Homeopatía
El principio que está detrás de este sistema es conocido como la “ley de los semejantes”, donde
paradójicamente uno usa como remedio la misma enfermedad o algo similar a ella. Este
principio, ampliamente conocido para la humanidad, encuentra su expresión explícita en el
idioma de los sabios como curar a través de “semejante por semejante”. Además, enseñan
nuestros sabios que este es el método empleado por Di-s Mismo, quien cura (“endulza”)
“amargura con amargura”. “Semejante por semejante” implica que la cura está en la propia
enfermedad, la enfermedad es una mera “cáscara” de maldad exterior ocultando en su interior
una semilla de bien. Esta profundización, de inspiración Divina, dentro de la naturaleza de la
realidad en general y de la condición humana en particular, corresponde a la sabiduría investida
en el punto de la iud del Nombre de Di-s.
2. Hei: Alopatía (medicina convencional).
Este sistema se basa en la lógica y la razón que indica que el camino para luchar contra la
enfermedad es usar una fuerza opuesta que enfrente a la enfermedad directamente. La
inteligencia humana procede entonces a emplear métodos científicos para extraer sustancias
químicas de la naturaleza, cuyas propiedades son las de contrarrestar los síntomas de una
enfermedad dada. El estado patológico inicial del paciente es visto como algo “dado”, que debe
ser enfrentado con productos hechos por el hombre que tengan una naturaleza opuesta a la de
la enfermedad. La hipótesis es que un estado dado inicial es “incorrecto” (es decir “enfermo”) y
debe ser corregido por una línea de razonamiento opuesta, como está expresado por la frase
talmúdica: “¡lo muy opuesto es lo que tiene más sentido!”. La práctica médica convencional está
basada en el patrón general de lógica y razonamiento innato en la mente humana (en contraste
con la visión de inspiración Divina) que corresponde en Kabalá a la primera hei del Nombre de
Di-s.
3. Vav: Osteopatía (quiropraxia).
De acuerdo con este sistema, el cuerpo es rectificado sin ninguna intervención medicinal, sólo
por las manos del médico que realinea el cuerpo llevándolo a un estado adecuado. Incluyendo
tratamientos tales como acupuntura y acupresión, la osteopatía trata los músculos (el sistema
fisiológico que corresponde a tiferet) y más profundo aún, penetra en el sistema nervioso (que
corresponde a daat) por medio del tratamiento de la columna vertebral. Tiferet -el torso, que
corresponde a la vav del Nombre de Di-s- significa “belleza”, en las palabras del Zohar: “belleza
[tiferet] es el cuerpo”. Un cuerpo bello es “derecho” o “erguido” (el objetivo del quiropráctico).
La Kabalá se refiere a daat como el alma de tiferet, indicando que el sistema nervioso (daat)
yace en el centro del sistema muscular (tiferet). En la forma de la letra vav, la iud en la parte
superior de la vav alude a daat (el sistema nervioso), mientras que la extensión derecha de la
vav misma representa a tiferet (el torso y el sistema muscular).
4. Hei: Naturopatía
Este sistema de curar a través de hierbas y otros recursos tomados directamente de la
naturaleza, refleja la creencia de que Di-s, el Creador, provee seguramente una cura, en Su
creación de la naturaleza misma, antes de que haga posible la existencia de una enfermedad.
Por eso, debe haber algo en nuestro mundo que pueda servir como una cura natural, algo que
no requiera la manipulación humana para alterar su estado. Esta lógica, que refleja una
apreciación profunda del gran potencial latente inherente en la tierra, está insinuada en el
versículo de los Salmos que declara: “la Verdad brotará de la tierra”. La “Verdad”, en Kabalá, es
el máximo poder curativo, que abarca incluso la resurrección desde la muerte. Por otra parte, la
efectividad del método natural de curar en un ser humano es sugerido por otro versículo que
encontramos en Deuteronomio: “el hombre es un árbol del campo”, dando a entender nuestra
conexión esencial con la naturaleza y el poder natural de sanar nuestros males. Además de los
52
remedios vegetales, la naturopatía reconoce y enfatiza la importancia una dieta y nutrición
apropiadas, ejercicios físicos y un estilo de vida saludable en general. La hei final del Nombre de
Di-s hace referencia al nivel de Divinidad inherente en la propia naturaleza, el poder curativo
contenido dentro de cada ser creado (tanto para sanarse a si mismo como a los demás).

53
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 20

Seis Niveles de Curación

El rabí Itzjak de Homil, uno de los más grandes del jasidismo Jabad, describió en un discurso jasídico
seis niveles de curación. Estos seis niveles se pueden interpretar como correspondiendo a las cinco
manifestaciones del alma y a la verdadera esencia del alma, como vamos a aclarar a continuación.

La correspondencia de arriba hacia abajo, es como sigue:

Nivel del Alma Nivel de Curación

6 Etzem haneshama Poder Divino milagroso


“la esencia del alma”

5 Iejidá El Sagrado mora en su interior


“el único”

4 Jaiá La luz de la Torá le da vida


“el viviente”

3 Neshamá Los Nombre Sagrados


“aliento” [de vida]

2 Ruaj Encantos
“espíritu”

1 Nefesh Medicinas
“fuerza de vida
innata”

Describiremos ahora brevemente estos seis niveles, comenzando por el nivel 1:

<> Curación a nivel de Nefesh (“fuerza de vida innata”) <>

Este es el primer nivel de curación, el inferior pero el fundamental en la escala curativa de seis
escalones. Es el empleado por un médico experto, quien conoce la medicina apropiada que hay que
prescribir para tratar cualquier dolencia del cuerpo.

La maestría del médico y su prescripción se relacionan con el nivel natural del cuerpo, en el cual este
“vive”, es la fuerza de vida del alma que se inviste en su interior.

La medicina apropiada para una determinada enfermedad posee el poder de contactar este nivel
inferior del alma, el nefesh, y dirigirlo dentro del cuerpo. Sin embargo, a este nivel la conciencia del
médico es dirigida principalmente, si no únicamente, hacia el cuerpo y sus dolencias (sin percatarse
concientemente de la conexión del cuerpo con el alma).

La sangre es el “intermediario que conecta”, por medio del cual el alma –el nefesh- se une al cuerpo.
En la Torá encontramos explícitamente que “la sangre es el alma [nefesh]”. La palabra hebrea para
“sangre” (dam) está conectada con la palabra que significa “semejanza” (demut). Este nivel de curación
se relaciona con la semejanza Divina con la que fue creado el hombre.

54
El mismo nombre del primer hombre, Adam, se relaciona con la palabra sangre (dam). El nombre Adam
puede ser leído “Y me volveré sangre”, aludiendo al poder de dirigir el nefesh dentro del cuerpo por
medio de la sangre, la función ejercida por un médico experto.

<> Curación a Nivel de Ruaj (“espíritu”) <>

El segundo nivel de curación es a través del poder del encanto (en hebreo: segulot). Aunque en sus
orígenes es una ciencia auténtica, a través de las generaciones se ha degenerado en gran medida y se
la identificó con varias prácticas supersticiosas.

Un ejemplo de cómo se aplica el poder del encanto, descripta por Rabí Itzjak de Homil en su discurso,
es dibujando la forma de un hombre en una pared; el maestro de encantamientos puede influenciar
espiritualmente y afectar físicamente al hombre dibujado, manipulando o alterando el dibujo. Un buen
maestro puede curar de esta manera a un paciente enfermo. La sabiduría empleada a este nivel es de
naturaleza “sugestiva”. Un acto hecho aquí “sugiere” que un acto similar suceda allí. El poder de
sugestión se relaciona en Kabalá y jasidut con los poderes emotivos del alma, el nivel general de ruaj
(“espíritu”).

Mientras que en el primer nivel el cuerpo es afectado directamente por el alma -el nivel de nefesh- por
medio de la sangre, aquí el encanto toca el nivel de ruaj (por la sugestión), que posteriormente afecta
el cuerpo indirectamente.

El maestro de encantamiento es un verdadero “espiritualista” (dirigiéndose al espíritu del hombre, el


ruaj). El proceso de curación involucrado aquí es por cierto una experiencia espiritual; trabaja sobre la
autoconciencia de las emociones del alma. En Kabalá, este nivel de conciencia es identificado con el
árbol del conocimiento del bien y del mal. En él, el bien y el mal están mezclados, por cuya razón este
nivel de curación es más susceptible (a menudo sin intención) a que se le de un mal uso.

Aquí, son despertados y afectados los poderes emotivos del hombre, sus pasiones, ira, etc. Cuando
actúan constructivamente el ruaj se vuelve suficientemente energizado para afectar la salud por sobre
el cuerpo con el que se relaciona. Todos los métodos de curación que profesan emplear energías vitales
proyectadas desde el curador hacia el paciente pertenecen a este nivel de curación. La base cognitiva
para tales metodologías y técnicas se conocen en Kabalá como “el poder [intelectual] de asociación”, o
más literalmente: “el poder de imaginación”. De aquí se hace claro por qué tantos así llamados hoy en
día “curadores”, actúan sólo en la imaginación del sanador y el paciente.

Además, la Kabalá y el jasidut nos enseñan que el “poder de imaginación” completamente rectificado
roza el poder de profecía. Pero en el tiempo del exilio del pueblo judío el fenómeno profético
desaparece, siendo reemplazado por la falsa imaginación que es sólo ilusión. Rápidamente, con la
redención del pueblo judío y el mundo entero, la verdadera profecía retornará y Di-s “verterá Su
espíritu sobre toda carne”.

55
Medicina y Kabalá

Seis Niveles de Curación

Basado en un discurso jasídico de


Rabí Aizik de Homel

Una discusión acerca de seis modalidades únicas de curación que corresponden a las distintas
dimensiones del alma judía

Nivel Uno

El primer nivel de verdadera curación, el más bajo pero el fundamental sobre el que vamos a
construir esta escalera de seis escalones, es el de un médico experto. El practicante experto y
consumado conoce la medicina apropiada a prescribir para tratar los padecimientos específicos del
cuerpo. Su experiencia en prescribir se relaciona con el nivel natural del cuerpo, en el que el cuerpo
"vive" (la fuerza de vida del alma que está investida dentro del cuerpo). El poder de la correcta
medicina es llevado a la realidad contactando este nivel inferior del alma y conduciéndola hacia su
fuente Infinita, la conciencia del médico es primariamente, sino únicamente dirigida hacia el cuerpo y
sus dolencias.

Este nivel corresponde al nivel más bajo del alma, el nefesh, cuya función es conectar el alma al cuerpo
por medio del "intermediario conector", la sangre, como está dicho: "La sangre es el nefesh".

La palabra hebrea para sangre es "dam", y tiene la misma raíz de la palabra "similar". Este nivel de
curación se relaciona con la similitud Divina con la que el hombre fue creado. Adam, cuyo nombre
significa "Me convertire en sangre" (como se enseña en jasidut), representa el secreto del médico
experto. Eva es la paciente, la serpiente primordial es tanto la enfermedad como el secreto de la
medicina.

56
Nivel Dos

El segundo nivel de curación es a través del poder de "encanto". Aunque en sus orígenes es una
ciencia de las más auténticas, a través de las generaciones se ha degenerado en gran manera y se
volvió identificada con varias prácticas supersticiosos.

Con el poder del "encanto", se puede dibujar la forma de un hombre en una pared de manera que todo
lo que se haga a la figura, realmente le podrá suceder al cuerpo de la persona dibujada que se quiere
curar. La sabiduría empleada aquí es sugestiva por naturaleza.

El encanto toca el segundo nivel del alma, el espíritu - ruaj, que está por encima del aspecto del alma
asociada directamente con el cuerpo, el nefesh. El acto es "espiritualista" por naturaleza. El evento
espiritual tiene lugar a nivel de ruaj (el nivel del alma asociada con los poder emotivos del hombre, sus
pasiones, enojos, etc.) y cuando son positivos (constructivos) el ruaj se vuelve suficientemente
energizado para afectar y curar desde arriba el cuerpo con el que se relaciona.

Nivel Tres

El tercer nivel de curación es a través del poder de los Nombres Sagrados, tales como los que se
escriben en un amuleto que se lleva en el cuerpo o se coloca en algún lugar visible. El Nombre tiene el
poder de provocar un influjo Divino en los aspectos suprarracionales del alma, produciendo una
experiencia Divina celestial que fortalece el alma y le provee suficiente poder para sanar el cuerpo.

Este tipo de curación se relaciona en particular con el tercer nivel del alma, la neshamá, que en
principio es supraconciente, ya que la conciencia inicial del hombre es del de nefesh (conciencia
material, física) y su ruaj (conciencia espiritual), como se enseña en Kabalá. Sin embargo, podemos

57
merecer atraer el nivel de neshamá en nuestra conciencia en un estado de inteligencia abstracta, la
percepción pura de los Nombres Sagrados.

Nivel Cuatro

El cuarto nivel de curación es el citado por nuestros sabios: "Si hay una dolencia en la cabeza debe
profundizar en la Torá… si todo el cuerpo duele debe profundizar en la Torá". Similarmente dicen
nuestros sabios: "Quienquiera ahonda en la luz de la Torá, la luz de la Torá lo fortalece". Para producir
vitalidad física a partir de esta luz, debemos estar realmente en un estado de verdadera conexión del
alma con la Torá, la Palabra de Di-s. Así entra espontáneamente en el alma una fortaleza trascendente,
que la impregna con el poder de curar el cuerpo. Aquí, el alma no experimenta Divinidad (incluso en
sus niveles más sublimes) como una entidad separada, sino que más bien se fusiona en la Divinidad de
la Torá ("Torá y Di-s son uno").

Esto es análogo a la ley que dice que un cuerpo de agua impuro (enfermo) se vuelve purificado
instantáneamente cuando se lo hace "besar" las aguas de una mikve pura. De la misma manera,
cuando el alma toca ("besa") la luz de di-s en la Torá, se "fusiona" en sus aguas vivientes, recibiendo
suficiente fuerza de vida para sanar el cuerpo. No obstante, en lo citado arriba el termino "dolencia"
implica que los órganos internos permanecen intactos a pesar de que una dolencia o una afección
menor se apodere de algún órgano viable. El "problema" se debe a la influencia espiritual impura de las
"cáscaras" (klipot) que atacan y luego se adhieren al cuerpo. La "luz" de la Torá ciega los ojos de las
"cáscaras" y las nulifican. Sin embargo, cuando los órganos internos son deteriorados mortalmente,
esta luz no es suficiente para sanarlos milagrosamente (es decir, devolverlos a su anterior estado
completo de ser).

Este tipo de curación se relaciona con el cuarto nivel del alma, jaiá, "el viviente", identificado con el
origen de la sabiduría, incluso superior que la conciencia pura del intelecto descripto arriba. "Sabiduría
(de la Torá) da vida a su dueño". Jaiá reside en el "fluido aéreo" por encima del cerebro, debajo del
cráneo. Esto corresponde en el servicio Divino al verdadero estado de auto anulación (relacionado con
el secreto de la inmersión en una mikve pura) imbuido de un sentido de infinita serenidad.

58
Nivel Cinco

El quito nivel es todavía un nivel superior al anterior. A pesar de que pueda ser físicamente imposible
curar a una persona enferma mortalmente, incluso con la luz Divina de la Torá, sin embargo es posible
para nuestra alma "encargarse" del cuerpo y "reemplazarlo" desempeñando todas sus funciones físicas.
El cuerpo permanece mortalmente enfermo como antes (al grado en que la ley de la Torá lo define
como "traif", por morir), pero continúa vivo de alguna manera. Sobre este nivel está dicho: "Como si
fuera que El Santo mora en sus entrañas". "El Santo" en nuestras entrañas hace aparecer al cuerpo
como funcionando normalmente aunque está virtualmente muerto. La santidad trascendente de "El
Santo" está separado y desprendido existencialmente del cuerpo físico, por lo que el cuerpo no es
afectado de ninguna manera por Su presencia habitando en su interior y "viviendo" por él.

Este nivel se relaciona con el quinto nivel del alma, el "único", iejidá. Aquí, su "singularidad" esencial se
refleja en la habilidad de funcionar independientemente (es decir por si mismo) como "otro" (es decir,
el cuerpo). "el tzadik (el justo) vive en su fe". Iejidá, el poder de la fe de los tzadikim "vive en si
mismo" (en contraste con jaiá que "da vida"), aunque espontáneamente "vive" para otro (es decir, en
lugar del cuerpo).

Nivel Seis

El sexto nivel de curación es aquel para el que se reserva la palabra "milagro" en su verdadero
sentido. A pesar de que los niveles antes mencionados (desde el segundo en adelante) aparentan ser
sobrenaturales en si, es en este nivel que el cuerpo mortalmente enfermo experimenta una milagrosa y
existencial metamorfosis, y el cuerpo físico renace. Nuestro sabios enseñan que en el tiempo de la
resurrección de los muertos, los cuerpos volverán a la vida desde las sepulturas exactamente en el
mismo estado de ser y condición física (como también psicológica) que cuando murieron, entonces

59
serán curados instantáneamente. El estado de este primer momento de resurrección corresponde al
quinto nivel de curación explicado anteriormente.

El segundo momento de resurrección corresponde al sexto nivel. Un ejemplo de esto es el milagro de


Jananiá, Mishael y Azariá relatado en el libro de Daniel. Cuando fueron arrojados al horno por orden del
rey de Babilonia, el fuego no quemó sus cuerpos, a pesar de que sí lo hizo con el de los que estaban a
su alrededor. El estado del cuerpo en el fuego es un ejemplo de una enfermedad Terminal. Sobrevivir y
emerger sin daño físico ejemplifica el poder existencial de renacer, el "Santa Sanctorum" Divino
imbuyendo al alma del mártir potencial el poder de producir la metamorfosis de su cuerpo.

Este nivel corresponde a la "chispa de Di-s" dentro de iejidá del alma judía. Esta chispa deriva de la
esencia de la Luz Infinita que está por encima ("precediendo") la "contracción primordial" (tzimtzum).
Desde la perspectiva de la creación, el secreto del tzimtzum excluye la posibilidad de un milagro
absoluto como se describió antes, pero la "chispa de Di-s" investida dentro de cada alma judía da
cabida a la manifestación de ese milagro. Este es en definitiva el secreto y el propósito de la presencia
del alma judía en el mundo.

Extraído de:

La Dimensión Interior

El Portal hacia la Sabiduría de la Kabalá y el Jasidismo

Le ofrece una visión contemporánea acerca del pensamiento místico judío según las
enseñanzas impartidas por el Rabino Itzjak Ginsburgh shlita

http://www.dimensiones.org/

60
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 21

Curación a Nivel de Jaiá y Iejidá

El tercer nivel de curación es a través del poder de los Nombres sagrados, tales como los inscriptos en
los amuletos que se llevan en el cuerpo o conservado en algún lugar visible.

Un Nombre sagrado tiene el poder de atraer influjo Divino hacia los aspectos supraracionales del alma,
produciendo una suprema experiencia Divina que fortalece el alma y le brinda suficiente poder para
curar el cuerpo.

Este método de curar, se relaciona en particular con el tercer nivel del alma, la neshamá, que es la
habilidad del alma de percibir directamente la presencia de Di-s en el mundo y sentir el aliento de vida
Divino entrando en su ser.

El nivel de la neshamá está inicialmente en forma inconciente en la psique del hombre, porque el
estado de conciencia inicial innato es exclusivamente el de nefesh (conciencia física, material) y ruaj
(conciencia espiritual).

Los Nombre sagrados se dirigen a la neshamá y la traen a un estado de apercibimiento y experiencia


concientes. Uno siente que Di-s está siempre dentro de si –“Di-s es tu sombra, del lado de tu mano
derecha”. Di-s está siempre allí para protegerte y curar todas tus dolencias espirituales y físicas.

El curador experto que hace uso de los Nombres sagrados debe ser un cabalista “experto”. Debe
conocer el exacto matiz y poder de cada uno de estos Nombres, y al escribir un amuleto debe rezar a
Di-s, en un estado de sincera humildad y auto anulación, para que su remedio sea efectivo y meditar en
todas las intenciones Divinas prescriptas por la Kabalá con respecto al Nombre específico (junto con el
nombre del paciente).

Dicen que rabí Israel Baal Shem Tov escribió sólo su propio nombre en un amuleto hecho para curar a
un paciente enfermo. Con esto produjo, a nivel de la neshamá, que el paciente sea conciente de que el
alma del verdadero tzadik está presente junto a él en todo momento. El verdadero tzadik atrae el
conocimiento auténtico de la absoluta unidad y bondad de Di-s (para curar toda carne) a la conciencia
de todas las almas conectadas a él.

Curación a nivel de Jaiá (el viviente)

Nuestros sabios hacen referencia al cuarto nivel de curación de la siguiente manera: “si nos duele la
cabeza, debemos profundizar en el estudio de la Torá… si nos duele todo el cuerpo, debemos
profundizar en el estudio de la Torá”.

De manera similar, nuestros sabios enseñan: “aquel que profundiza en la luz de la Torá, la luz de la
Torá lo revitaliza”.

Para atraer vitalidad física desde la luz de la Torá, nuestra alma se debe conectar de verdad a la Torá,
la palabra de Di-s. La luz de la Torá es la luz trascendente de Di-s, la luz infinita que “rodea todos los
mundos”. A este nivel, la experiencia del alma no es la de la presencia de Di-s como algo diferente a
esa experiencia del alma (irradiando Su luz Divina dentro del alma y el cuerpo), sino más bien ella se
siente como una misma entidad dentro de la presencia de Di-s. Esto es así porque “la Torá y Di-s son
uno”.

61
Esta experiencia es a nivel de jaiá, “el viviente”, la percepción de la luz de la Torá como “nuestra vida y
el largo de nuestros días”. El poder del vínculo reforzado del alma hacia la Torá es suficiente para atraer
la fuerza de la curación al cuerpo.

Este nivel de curación es análogo a la ley de que un cuerpo de agua impuro (enfermo) se purifica
instantáneamente cuando “besa” las aguas de una mikve pura. De la misma manera, cuando el alma
toca –“besa”– las aguas puras de la Torá, se “mezcla” con las aguas vivientes, recibiendo así suficiente
fuerza de vida para curar el cuerpo.

Sin embargo, en el dicho de nuestros sabios —“si nos duele la cabeza…”— el término “dolor” (en hebreo
jash) es usado (más que una palabra fuerte de enfermedad física) implicando que el mal al que se
refiere aquí no es que se ha dañado mortalmente un órgano interno vital, sino un simple “dolor” en uno
de los miembros del cuerpo (o en todos —“si nos duele todo el cuerpo…”).

Aquí, continuando con la analogía de las aguas puras de la mikve, la luz de la Torá ciega los ojos de las
“cáscaras” (kelipot) impuras responsables de la enfermedad. La influencia negativa de las “cáscaras”
desaparece y el cuerpo se recupera. No obstante, cuando los órganos internos vitales del cuerpo han
sido dañados mortalmente, el “beso” de la luz de la Torá no es suficiente para curarlos milagrosamente
(es decir, regresarlos a su estado completo de ser anterior).

El cuarto nivel del alma, jaiá, es identificado en Kabalá con el origen de la sabiduría Divina de la Torá.
Este es más elevado que la capacidad del alma de percibir la presencia de Di-s en el mundo y
experimentar Su aliento de vida penetrando en su ser, el nivel de neshamá, energizado con Nombres
sagrados como se describió arriba. De este nivel está dicho: “la sabiduría [de la Torá] da vida a sus
poseedores”.

Se nos enseña en Kabalá que jaiá del alma reside en el “fluido aéreo” por sobre el cerebro, por debajo
del cráneo. Esto corresponde en nuestro servicio Divino a un estado de verdadera auto anulación —
como el que experimentamos cuando nos sumergimos en las aguas puras de la mikve— imbuidos con
un sentido de infinita serenidad.

Se debe observar que desde este nivel en adelante, el curador y el paciente se vuelven uno. Aquí, con
el servicio espiritual del alma doliente logramos curarnos.

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 22

Curación a Nivel de Iejidá


y de la Esencia del Alma

A pesar de que pueda ser imposible curar físicamente un cuerpo mortalmente enfermo, incluso con la
luz Divina de la Torá, sin embargo es posible para nuestra alma “encargarse” y “reemplazar” el cuerpo
desempeñando todas sus funciones físicas en su lugar. El cuerpo permanece mortalmente enfermo
como antes (a tal grado que por la ley de la Torá la persona es definida como treif, casi muerta), pero
de alguna manera continúa viviendo.

Esto es curación desde el quinto nivel del alma, iejidá, “el uno”. Está dicho de este nivel: “como si fuera
que el Santo, bendito Sea, mora en sus vísceras”. “El Santo, bendito Sea, en las vísceras” hace que el
cuerpo aparente funcionar normalmente aunque esté virtualmente muerto. La santidad verdaderamente
trascendente del Santo, bendito Sea, está separada y removida existencialmente del cuerpo físico, por
lo tanto, el cuerpo no es afectado o cambiado de manera alguna por la presencia del Santo, bendito
Sea, morando y “viviendo” en él.

Iejidá implica “singularidad” esencial, como es reflejado por su habilidad de funcionar


independientemente (aislado) en otro (el cuerpo).

Está dicho de este nivel: “el tzadik vive en su fe”. En jasidut, este es el nivel conocido como “vida
esencial” (jai beetzem), en contraste con “vida otorgada” (jaim lehajaiot), la fuerza de vida de jaiá. Más
bien que dar vida al cuerpo (cuando esto es posible físicamente), iejidá “vive”, en su estado esencial de
vida, para el cuerpo. Esto es así por el poder de la simple fe del tzadik.

Etzem HaNeshamá (“la esencia del alma”)

El sexto nivel de curación es aquel para el cual reservamos la palabra “milagro” en su sentido más
auténtico. Aunque los niveles de curación anteriores (desde el segundo) aparenten ser sobrenaturales,
es a este nivel en el que el cuerpo mortalmente enfermo experimenta una metamorfosis existencial,
milagrosa; el cuerpo físico renace.

Enseñan nuestros sabios que en el tiempo de la resurrección de los muertos, los cuerpo volverán a la
vida desde la sepultura exactamente en el mismo estado y condición física en que estaban en el
momento de su muerte. Entonces, instantáneamente, serán curados.

El estado del primer momento de la resurrección —vivo pero enfermo como en el momento de su
muerte— corresponde al quinto nivel de iejidá ya descripto. Pero en el segundo momento de la
resurrección —el renacimiento del cuerpo mismo— corresponde al sexto nivel, la revelación de la
esencia del alma (la “chispa de Di-s” investida dentro de iejidá, como se explicará).

A este nivel, todas las manifestaciones del alma (es decir, los cinco niveles anteriores desde nefesh
hasta iejidá) son uno con el cuerpo. La vida esencial del alma y la vida eterna del cuerpo son lo mismo.

Un ejemplo de este sexto nivel de curación es al milagro de Jananiá, Mishael y Azaria, relatado en el
libro de Daniel. Cuando fueron arrojados al horno por orden del rey de Babilonia, el fuego no quemó sus
cuerpos (aunque si los de los que estaban alrededor). El estado del cuerpo en llamas es una analogía
física de una enfermedad mortal, terminal. Para el cuerpo, sobrevivir y salir indemne ejemplifica el
poder existencial del renacimiento espontáneo.

Esta es la revelación del Divino “kodesh hakodashim” (sagrado de los sagrados) del alma, que está por
sobre el nivel de “como si el Santo morara en sus vísceras”, descripto antes respecto de iejidá. El Divino

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“sagrado de los sagrados” imbuye, impregna el alma de los mártires potenciales (la conciencia de
Jananiá, Mishael y Azariá) con el poder de metamorfosear su cuerpo físico.

Este nivel corresponde literalmente a la “chispa de Di-s” dentro de la iejidá del alma judía. Esta chispa
deriva de la esencia de la luz infinita superior, que precede a la contracción primordial (tzimtzum).
Posterior al tzimtzum, la posibilidad de un milagro absoluto tal como el previamente descripto está
excluido de la perspectiva de la creación. No obstante, la “chispa de Di-s” investida dentro de cada alma
judía da lugar a la manifestación de dicho mila. Esta manifestación es el secreto y el propósito definitivo
de la presencia del alma judía en la creación.

64
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 23

La Manos, los Ojos y la Boca del Médico

En los Cinco Libros de Moisés hay catorce apariciones de la raíz hebrea que significa curación (refuá).
Este es el valor numérico de la palabra “mano” en hebreo (iad). Esto alude a la conexión temática entre
la curación y la mano, sugiriendo que hay un poder curador en la mano del médico. La palabra “mano”
en hebreo también significa “poder” o “habilidad”.

Además, de acuerdo con la Torá, el proceso general de curación se lleva a cabo a través de la
interacción entre las manos, los ojos y la boca del médico:

Como decíamos, las catorce apariciones de la palabra curar representan la mano del médico.

El médico modelo de la Torá es el sacerdote (kohen). En Kabalá, el poder innato del alma del sacerdote
deriva de la sefirá intelectual de jojmá (sabiduría), que está asociada con el sentido de la vista.

El sacerdote diagnostica la enfermedad con la vista y luego la cura con ella.

Jojmá se correlaciona en las emociones con la sefirá de jesed (bondad), el poder de curar a través del
amor (que es despertado, inspirado por la observación del terapeuta y reflejado en el padecimiento del
paciente.

La palabra “curar” (refuá está compuesta por las mismas letras que las de la frase “la luz de la boca”
(or pé).El consejo comprensivo del médico, el consuelo y la seguridad irradia luz y energía curadora a
su paciente.

Como ya se acotó anteriormente, el Baal Shem Tov enseña que todo proceso completo de crecimiento
espiritual o, por supuesto, todo acto completo de rectificación (es decir, el cumplimiento de una mitzvá
con el pensamiento, la palabra o la acción) debe proceder a través de tres etapas: sumisión, separación
y dulcificación. De momento que la curación verdadera es un proceso tanto espiritual como físico, la
concientización de un verdadero curador debe atravesar estas tres etapas.
Respecto al prójimo, el sentido del tacto (en la mano del médico) está inicialmente “en la oscuridad”, y
trata de localizar, contactar y sentir la dolencia e identificar su origen. En el alma, esto demanda un
estado de sumisión. La visión, (el sentido de la vista del médico) arroja luz sobre la enfermedad,
diferenciando las áreas afectadas de las que no lo están. Esto corresponde a la etapa de separación.
Finalmente, las palabras bondadosas y reconfortantes del médico (la luz de su boca “endulzan” la
conciencia del paciente que sufre, llenándolo de esperanza y confianza, el estado psicológico que
conduce a la recuperación de la salud.
Por supuesto, los tres sentidos pueden manifestar las tres etapas de sumisión, separación y
dulcificación al estar contenidos (según la terminología de la Kabalá y el jasidut “ínter incluidos”) dentro
del nivel general de dulcificación. El tacto del médico alivia la herida, la luz de sus ojos brinda energía
curadora al área afectada, sus palabras no sólo reconfortan sino que completan verdaderamente el
propio proceso curativo, como si le dictaminarán al paciente “tú estás bien” (y de esta manera,
ciertamente, se pone bien).

3. Dulcificación boca—habla

2. separación ojos—vista

1. sumisión manos—tacto

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 24

El Sistema Inmunológico

El Sentido Innato del Yo y el no-Yo

Dentro de los sistemas fisiológicos del cuerpo, el sistema inmunológico es el que actúa como el
mecanismo de defensa natural del cuerpo en contra de la enfermedad. Monitoreando el status interno
del cuerpo para determinar qué le pertenece de verdad y es saludable, el sistema inmune suena la
alarma al detectar la presencia de sustancias extrañas, no compatibles o incluso amenazadoras. Al
detectar la invasión de alguna sustancia foránea, el sistema inmune determina si su presencia es una
amenaza, dañando células sanas. La presencia de sustancias tales como virus, etc., señalará una alerta
y demandará una respuesta. En este punto, este sistema crea anticuerpos y células especiales para
neutralizar o destruir la sustancia extraña dentro del cuerpo.

El sistema inmunológico es nuestra sensibilidad a materias extrañas y se puede asemejar,


extendiéndolo al plano espiritual, al sentido innato de la persona del yo y el no yo, lo que es propio o
no. La persona está en su hogar con si mismo, con lo que considera ser parte de él, y naturalmente se
repliega frente a lo que siente que no es propio, todo tipo de invasión extranjera tanto a nivel biológico
en forma de una enfermedad, o psicosocial en el sentido de influencias extrañas e indeseables.

Por lo tanto, los problemas del sistema inmune están relacionados con el mecanismo de defensa del
cuerpo. Un ejemplo extremo es el caso de una enfermedad auto inmune, que ataca la raíz del propio
mecanismo de defensa del cuerpo, dejándolo incapaz de distinguir entre elementos sanos e insalubres,
confundiendo entre ambos. Más aún, el sistema inmune puede experimentar entonces una confusión tal
que percibe erróneamente al propio cuerpo sano del individuo como una amenaza, y el aliado o nuestra
propia gente aparentan ser los enemigos. En esos casos, el sistema inmune realmente crea anticuerpos
para luchar en contra de las células y órganos sanos del cuerpo mismo.

En las palabras del profeta Isaías (Isaias 5:20):

“Ay de aquellos que llaman al mal bien y al bien mal;

“Que toman a la oscuridad por luz y a la luz por oscuridad;

“Que toman a lo amargo por dulce y a lo dulce por amargo!!”

En las tres equivocaciones psicológicas que caracterizan la naturaleza de la enfermedad, como está
esbozado aquí por el profeta —mal versus bien, oscuridad versus luz y amargo versus dulce— el que
sufre de una enfermedad ve primero lo negativo como positivo (mal por bien, etc.) y en consecuencia,
luego ve lo positivo como negativo. También es así con respecto al cuerpo: en una enfermedad auto
inmune, primero malinterpreta a la materia invasora insalubre como algo saludable, y luego continúa
luchando en contra de sus propias células sanas, como si fueran invasores externos.

Enseña la Kabalá que la palabra “Ay” (oy) con que comienzan estos versos del profeta se refiere a un
estado existencial de “desaparición” o desvanecimiento de la luz espiritual y fuerza de vida del cuerpo.
En particular, esa fuerza de vida que se expande por medio de la sangre —el sistema fisiológico que
corresponde a la sefirá de biná— a todos los órganos del cuerpo (en Kabalá: de jesed a hod), retorna y
desaparece del cuerpo hacia su origen en el reino inconciente de la mente. Esta ya no es capaz de
afectar a los órganos, permeando el cuerpo con la habilidad innata de entender qué es bueno (para mi)
y qué es malo (para mi). Como veremos más adelante, todas las enfermedades se relacionan con el
bienestar de la sangre y el sistema circulatorio. La sangre tiene la función de llevar “entendimiento” —
biná— a todas las células del cuerpo. “Ay” de las disfunciones de la sangre que se reflejan en la mala
interpretación del sistema inmunológico.
66
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 25

La Raíz Etimológica de “Enfermedad”

La raíz de dos letras que significa “enfermedad” (jal, jet lamed) posee varios significados de
significados aparentemente opuestos, como es el caso de muchas raíces etimológicas del idioma hebreo
(y su lenguaje hermano, el arameo).

Primeramente, esta raíz puede significar tanto “débil” o “fuerte”. En la historia de Sansón y Dalila –
cuando Samsón le revela a Dalila el secreto de su fuerza – “enfermarse” significa “debilitarse”:

Le confió todo su corazón, y le dijo:


“Una navaja nunca a pasado sobre mi cabeza,
Porque he sido un Nazareno ante Di-s desde el vientre de mi madre.
Si fuera rasurado, entonces mi fuerza se iría de mi,
Y me volveré débil [vejaliti],
Y seré como los demás hombres.

En jasidut, aprendemos de estos últimos dos versos que el mismo concepto de “enfermedad” es algo
relativo en la naturaleza. Lo que para cualquier otro hombre puede ser un estado de buena salud y
bienestar, para Samsón es un estado de enfermedad. Perder su fuerza es perder su propio sexo o
status masculino; volverse como una mujer, del sexo débil (lo que nosotros consideramos como natural
y saludable ciclo menstrual de la mujer, es considerado en la Torá como un estado innato de
enfermedad, una de las maldiciones que recibió Eva por su pecado de comer del fruto del Árbol del
Conocimiento del bien y el mal).

En contraste, la palabra jail, similar a “enfermo”, significa “fuerza”, como está declarado respecto de los
justos en este mundo y el Mundo por Venir:

Ellos van de fortaleza en fortaleza [mijail el jail],


Cada uno de ellos aparecerán ante Di-s en Zión.

Un soldado es un jaial. Una “mujer de valor” es eshet jail.

Otro par de opuestos, de la raíz jal (sobre todo en su acepción aramea) es jal en el sentido de
“amargo” o “acre” y jal en el sentido de “dulce”.

La relación entre amargura y enfermedad se hace ostensible en el hecho de que el nombre del órgano
físico, que de acuerdo con los sabios es el asiento de todas las enfermedades, significa “amargo”, es lo
que conocemos como vesícula biliar, que en hebreo se llama mará (de mar, “amargo”), de la que está
dicho: las ochenta y tres enfermedades (el valor numérico de la palabra “enfermedad” en hebreo
[majalá], como se explicará) que afligen a la humanidad son dependientes de la vesícula biliar.

La bilis de la glándula biliar fue llamada por los antiguos humor “amarillo” o “verde” en el cuerpo. En
Kabalá y jasidut es asociado en particular con los deseos naturales del cuerpo de procurar placer físico.
Es conocido además como “las aguas inferiores” de la creación, en oposición a las “aguas superiores”, el
placer espiritual y Divino. Cuando las dos aguas están separadas y distanciadas una de la otra
sobreviene la enfermedad.

Incluso estando prisionera, atrapada en las garras del placer físico, enajenada de su fuente espiritual,
aún así la conciencia interior de las aguas inferiores clama a Di-s con existencial amargura: “nosotras
también deseamos estar en la presencia de Di-s, experimentar el placer Divino como lo hacen las aguas
superiores”. Así, aprendemos en jasidut que la enfermedad y su remedio dependen de la rectificación o

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redirección del “principio del placer” del alma, la transformación de lo amargo (la aparente dulzura de
los profanos placeres físicos) en (verdaderamente) dulce (placer de lo Divino, la experiencia de la
completa unidad Divina subyacente en toda la realidad, tanto física como espiritual).

Basado en estos dos fenómenos –la relación etimológica de “debilidad” con “fuerza” y “amargura” con
“dulzura”, en conjunción con la palabra hebrea para “enfermedad”– se nos enseña en jasidut que la
“enfermedad” es un estado intermediario del ser, el intermediario entre la vida y la muerte. “Vida” es
un estado de santidad (“el que es verdaderamente santo vive para siempre”), mientras que “muerte” es
un estado de profanidad (el origen de todas las impurezas). El estado intermedio es el reino de lo
“mundano” (julín, de la raíz jal, “enfermedad”). En Kabalá es conocido como kelipat noga, “la cáscara
transparente”, el intermediario entre transparencia (la revelación clara de la naturaleza Divina de la
realidad) y opacidad (encubrimiento, no reconocimiento de la Divinidad).

De esta manera, la enfermedad puede servir como un puente entre dos direcciones: de la vida hacia la
muerte o de la muerte hacia la vida. Recuperarse de la enfermedad es renacer, vivir de nuevo. Uno de
hecho se enferma para volverse más fuerte y sano que antes. A veces, como en el caso del Mashíaj,
para conectarse con almas caídas y así elevarlas. El Mashíaj sufre una verdadera enfermedad física para
redimir –alzar desde el reino de la muerte – al pueblo de Israel y a toda la humanidad.

En las siempre resonantes palabras de Isaías:

…él [Mashíaj] es un hombre de dolor,


familiarizado con la enfermedad [joli], …
En verdad, él ha soportado nuestra enfermedad [joloeinu],
Y ha sufrido nuestro dolor.

Como se enseña en jasidut, cada uno de nosotros posee una chispa de Mashíaj. Si una parte esencial
de la Divina providencia que actúa en uno se vuelve enferma, es que viene a identificarse con todas las
almas sufrientes y, suplicando a Di-s, intenta recuperarse y ser redimida junto con todas ellas.

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 26

El Poder de la Plegaria

Enseñan nuestros sabios, que antes del tiempo del profeta Elishá nunca nadie se podía recuperar de
una enfermedad mortal. A través del poder de la plegaria, él fue el primer hombre en recobrarse de una
enfermedad mortal, y así estableció el camino de la recuperación para todos. Posteriormente, el rey
Hezekiá, cuyo nombre significa “fuerza Divina”, estando al borde de la muerte (según la palabra del
profeta Isaías), rezó a Di-s desde lo profundo de su corazón y pudo nulificar el decreto profético. Fue
meritorio de que se le agregaran cincuenta años más a su vida.

Luego del pecado del becerro de oro —el pecado arquetípico del pueblo judío equivalente al pecado
primordial de Adán y Eva— Moisés imploró a Di-s para que los perdone (la palabra en hebreo para
“perdón” es mejal que es de origen similar a “enfermedad”, jal), que cure la enfermedad espiritual del
pueblo:

Y Moisés imploró [vaiejal] a Di-s, su Di-s, y dijo:


Por qué, Oh Di-s, diriges Tu cólera contra Tu pueblo…

La palabra “implorar” , sinónimo de plegaria, está relacionada aquí a la palabra “enfermedad”. Nuestros
sabios aprenden de esta equivalencia etimológica que Moisés rezó a Di-s tan arduamente para que
perdone el pecado del pueblo, que enfermó físicamente con fiebre. De esto podemos inferir que en la
misma enfermedad yace la habilidad inherente para experimentar una auto transformación, de la
enfermedad al bienestar, y todo por el poder de la plegaria.

En conclusión, así como la enfermedad puede servir para la transformar la debilidad en fortaleza,
también puede transformar la amargura en dulzura.

69
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 27
El Compromiso por Alcanzar a Di-s

Como se explicó anteriormente, un sistema inmunológico sano es el que protege en todo momento el
bienestar del cuerpo. La sefirá espiritual que se relaciona con este sistema es hod. Hod significa
“reconocer”, en nuestro caso qué es verdadero y qué es bueno. En jasidut, esto se entiende como el
poder del alma de comprometerse en el logro de una vida de verdad y bondad.

Comprometerse con un ideal implica reconocer algo que trasciende nuestra esfera normal de
entendimiento; un verdadero ideal no es el que fue formado y desarrollado en la mente racional, sino
más bien el que refleja el más profundo sentido intuitivo del alma de lo que es realmente verdadero y
bueno. Hod se ocupa del sumo ideal, comprometiéndose a dedicar la vida para su cumplimiento.

Pero aquí, más que con respecto a cualquier otra sefirá (justamente porque hod está vinculado con el
trascendente e indefinido reino del alma y la realidad) es donde recae el peligro de la mala
construcción, en este caso, la identificación errónea del verdadero ideal. En lugar de comprometernos a
servir a Di-s y dedicar nuestra vida a Su plan Divino para la creación, podemos caer a tal punto de
comprometernos para el otro lado…

Con respecto al cuerpo, encontramos en el libro de Daniel un versículo que describe la incapacidad del
cuerpo para reconocer adecuadamente qué es (verdadero y buen) “yo y “no yo”:

“Mi agradable apariencia [hodi] fue horriblemente alterada.”

La palabra utilizada para “agradable apariencia” es hodi, literalmente “mi hod”. Cuando hod se escribe
al revés tenemos la palabra davah, que significa estar mal dispuesto o enfermo.

Explica la Kabalá que la cualidad de hod durante el tiempo del exilio (un estado disfuncional donde
desaparecen las condiciones normales y se instala la confusión) es la cualidad de enfermedad, de
davah.

En la frase “separación de su dolencia” [nidat devotah], davah (en este caso “dolencia”) se refiere al
estado de enfermedad inherente al ciclo menstrual femenino, como se mencionó antes. Todo esto
apunta hacia la relación entre hod y la realidad femenina, en las palabras del Zohar: “ella está en hod”,
como explicaremos más adelante.

Entonces, se entiende que el sistema inmunológico sea de naturaleza femenina, un sistema fisiológico
que –metafóricamente, como una mujer – reconoce su alma gemela y se compromete fielmente a
consumar su/sus propósitos en la vida, o se descarría y es infiel a su pareja, incapaz de reconocerlo
como el lado complementario de su verdadero ser, sin el cual ella no puede realizarse.

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 28
Exilio Espiritual

El concepto/realidad de la enfermedad está fuertemente conectado en la Torá con el del exilio. El


pueblo (o individuo) en exilio ha sido desterrado de su origen, de su patria. La separación es
equivalente a la enfermedad, tanto en los planos espiritual o físico. En general, la enfermedad –
debilitamiento – es el distanciamiento entre el alma y el cuerpo; en la terminología de la Kabalá y el
jasidut, la separación de la luz de sus recipientes (como en el mundo primordial del caos, una realidad
que experimenta disociación y distanciamiento de sus luces respecto a sus recipientes, y por lo tanto se
rompen, dicho de otra manera se vuelven enfermos, y al fin mueren).
Encontramos la yuxtaposición de los conceptos de exilio y enfermedad en la expresión “este exilio
enfermo” (utilizado a menudo en jasidut).
El Zohar llega hasta decir que la Shejiná misma (la Presencia Divina de Di-s en la creación, Su luz
inmanente e infinita que “llena todos los mundos”) está “enferma” durante el exilio (el exilio del pueblo
judío). Rabí Shneur Zalman de Liadi explica en extenso este tema en el Tania.
La sangre está asociada con la sefirá de biná, el principio madre (“la madre da el rojo [la sangre] a su
hijo”). El último y más largo exilio es llamado por el profeta como: “el exilio enfermo es el exilio de
Edom”, de la palabra “rojo” (adom) y “sangre” (dam).
Se explica en jasidut que la rectificación consumada del principio madre en el alma se realiza a través
del amor ilimitado por nuestro prójimo judío. De esta manera, uno vivencia a todo el pueblo judío
unido, con amor y compañerismo, bajo las alas protectoras de la madre “Divina”. El amar a todos los
judíos como a uno mismo conecta todos los órganos del “cuerpo” Divino; el amor en si es la sangre
vivificante que une todos los órganos del cuerpo. La palabra dam, “sangre”, está asociada con la
palabra adam, “hombre”, connotando en particular al pueblo judío como un todo. Sólo con ahavat
jinam, “amor gratuito” por todo Israel rectificamos la causa de “el exilio enfermo”, que es el sinat
jinam, el odio gratuito.
Enseñan nuestros sabios que todos los exilios del pueblo judío, incluido el último llamado exilio de
Edom, reflejan (diferentes aspectos de) el de Egipto, arquetípico y primero. En Kabalá, Egipto
corresponde también, en impureza, al útero materno, (el éxodo de Egipto es el nacimiento del pueblo
de Israel de este vientre impuro). Por lo tanto, todos los exilios, así como todas las enfermedades,
comienzan y terminan con la disfunción de la sangre, lo que resulta en el debilitamiento del sistema
inmunológico. En la terminología de la Kabalá: “biná se extiende hasta hod”, como explicaremos.
La Torá traza una comparación adicional del estado de exilio (un estado espiritual insano) y su conexión
con la característica de hod, una propiedad del sistema inmunológico. Encontramos que el ángel de
Esav hirió a Iacov en muslo izquierdo; es esta lesión, en definitiva, la que lo envió junto con sus hijos al
exilio, y denota en general la naturaleza del exilio del pueblo judío.
La pierna o muslo izquierdo es identificado con hod. Este es el órgano más vulnerable a las lesiones.
Este se asocia también con el sistema del cuerpo (el inmunológico) más susceptible a los desórdenes,
confusión e incapacidad para distinguir entre Esav y Iacov. Tras su victoria sobre el ángel de Esav, le
fue esencial a Iacov reestablecer y reforzar su verdadera identidad, por lo que forzó al ángel a
bendecirlo con su verdadero nombre, no conocido hasta ese momento, Israel.
En conclusión, cuando rectificamos nuestra capacidad de reconocimiento y agradecimiento a Di-s por
todo lo que tenemos, nos relacionamos con El por encima de la lógica y la razón y retornamos a El en
sumisión (todas características del poder rectificado hod del alma), así seremos curados de la
enfermedad del exilio y seremos capaces de experimentar nuestro retorno a la salud y la redención.
Encontramos de esta manera que hod es la vulnerabilidad de la enfermedad (por donde atacó el ángel),
pero también el punto por donde se supera la enfermedad, donde somos débiles precisamente por
donde nos fortalecemos; por donde nos enfermamos es por donde podemos ser curados. Por eso, en
toda enfermedad está incluida la clave para la naturaleza de la cura en si.

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 29
La Inclusión de la Izquierda en la Derecha

La sangre transporta las células del sistema inmunológico que luchan contra las enfermedades. La
sangre está asociada con la sefirá de biná, los vasos sanguíneos con la de guevurá y el sistema
inmunológico con hod. Estas son las tres sefirot ubicadas en el lado izquierdo del “Árbol de la Vida”, por
lo que podemos inferir que el proceso curativo es de hecho la curación de la izquierda.

En el próximo capítulo veremos que la rectificación y cura de la izquierda, o más específicamente la


tendencia o atracción del centro sobre la izquierda, depende de la inclusión voluntaria (o la tendencia)
de la izquierda hacia la derecha, caracterizada esta última por su atributo de misericordia. Como hemos
visto arriba, el fenómeno de la enfermedad se caracteriza por una separación existencial o
enajenamiento (que en general refleja un estado mancillado de hod, la capacidad de reconocer al otro
ser verdadero y bueno que nos complementa).

Vemos aquí nuevamente que la enfermedad es el alejamiento de la izquierda respecto de la derecha.

Esto está expresado bellamente en el libro de los Salmos:

Y yo digo: Es mi padecer [jaloti]


Que la mano derecha del Altísimo ha cambiado

En Kabalá, el “cambio” en la mano derecha del Altísimo” alude al ocultamiento del principio Divino
llamado “derecha”, producido por el alejamiento de la izquierda. Esto es el exilio, la bondad de Di-s se
oculta a Sus hijos, a Israel, que es el estado referido aquí como “padecimiento”, que literalmente
significa “enfermedad”.

En jasidut, la palabra jaloti que significa “en mi padecer”, es interpretada en 4 sentidos emparentados
entre si. Significa también “en mi temblor” (como en la expresión jil uradá, “temblor y sacudida”),
síntomas de debilidad y enfermedad; “en mi enfermedad”; “en mi plegaria” (como ya vimos en la
plegaria de Moisés luego del pecado del becerro de oro); “en mi capacidad de endulzar lo amargo”
(nuevamente, el propósito profundo de la enfermedad).

“La derecha del Altísimo” no sólo se refiere al eje derecho de las sefirot, sino también a la corona
suprema, keter, de la que está dicho: “no hay izquierda en el Anciano [un apelativo de keter], todo es
derecha”. En Kabalá, la corona se asocia a Arij Anpín, literalmente “el rostro alargado” [‘o infinitamente
extendido’]. La palabra arij (alargado) es semejante a aruká, “cura” o “remedio”. En general, el eje
derecho de las sefirot es llamado por el Zohar: “el eje extendido”. La palabra arij la encontramos en las
iniciales del versículo:

Ki Ani Havaiá rofeja.


Porque Yo soy Di-s quien te cura.

Y también en las del final de nuestras sentidas plegarias a Di-s para que nos cure:

Amen, ken iehí ratzón.


Amén, que así sea Su voluntad.

La aparente redundancia de la cita del Zohar –“no hay izquierda en el Anciano, todo es derecha”–
significa, según la Kabalá y jasidut, que el origen espiritual de la “izquierda” está por cierto presente en
la corona suprema, pero que allí también es “derecha”, “todo es derecha”. Entonces, la corona es lo que
inspira a las sefirot de la izquierda a reconocer la bondad de la derecha y a desear identificarse con ella.

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El comienzo de la unión de ambos lados, las de dos sefirot diferentes, está a nivel de la mente: la unión
de jojmá y biná, padre y madre; que en el alma es la unión de las experiencias de desinterés y alegría.

Con respecto a la enfermedad que está descripta explícitamente en la Torá, la lepra, y su curación, nos
enseña la Kabalá y el jasidut que el origen de la enfermedad es la disociación de jojmá y biná. En
concordancia con las correspondencias psicológicas descriptas arriba, significa que la médula ósea no
produce continuamente células sanguíneas nuevas. La curación depende del poder de keter de reunir a
los “dos compañeros” jojmá y biná.

Fisiológicamente, keter corresponde al sistema respiratorio, lo que parecería indicar que una respiración
apropiada, profunda (en una atmósfera saludable) puede inun flujo adecuado de energía saludable
desde la médula ósea hacia las células sanguíneas. La sangre fortificada continuará descendiendo por el
eje de las sefirot, hasta alcanzar y fortalecer el sistema inmunológico para sobreponerse a la
enfermedad.

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La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 30
Los Orígenes de la Enfermedad

Los Tres Focos del Miedo


Los orígenes de la enfermedad pueden ser rastreados en los tres focos de miedo o traumas centrales
en la psique humana, que de acuerdo al Talmud están simbolizados por el lobo, el león y la serpiente.
En la conciencia colectiva del pueblo judío el miedo se focaliza en el miedo del exilio, el estado
comunitario de enfermedad, como ya se ha explicado en extenso. El Talmud compara los tres exilios
principales del pueblo judío –de Egipto, Babilonia y el actual de Edom- a una persona atacada por un
lobo, un león y una serpiente respectivamente.
Un hombre realizaba un viaje, lo atacó un lobo, pero escapó ileso. Al continuar con su viaje, narraba la
historia del lobo cuando lo atacó un león y escapó ileso. Continuando con su viaje, narraba la historia
del león cuando lo atacó una serpiente y escapó ileso. Entonces se olvidó de los dos primeros ataques y
contó sólo la historia de la serpiente.
Así es con Israel: las nuevas dificultades le hacen olvidar las pasadas.
Aunque todos estos miedos son en definitiva el miedo a la muerte, cada uno le teme desde otro
“ángulo” particular. El primero, el miedo al lobo, es asociado con la violación o con cualquier forma de
molestia sexual. En el desierto, el pueblo judío sucumbió a la tentación sexual de la mujer moabita y
fue castigado con una plaga que cobró 24.000 vidas. Aquí llegó a su ápice la mala inclinación de la
lujuria sexual. Nos enseña la Torá que el castigo Divino refleja la naturaleza del pecado. Nuestros
sabios comparan el castigo del pecado a un lobo entrando y devorando un rebaño de ovejas, asociando
explícitamente la imagen del lobo con la “prostitución”.
Podemos entender de aquí que la lujuria sexual, como así también el miedo al abuso sexual, se
relaciona con la imagen del lobo (amenazando a la oveja).
El miedo a la violación alude en un sentido más amplio a cualquier invasión compulsiva de algo ajeno a
uno mismo. Este miedo de otro forzando, imponiéndose sobre uno mismo existe a todo nivel, física y
psicológicamente. Aunque en principio es una manifestación femenina de miedo, el temor al lobo y
todas sus implicancias, también pueden manifestarse en el hombre, este también puede tener un cierto
grado de miedo a la violación. El rótulo de femenino a este miedo sólo se refiere a que es predominante
y más pronunciado en la mujer. Por último, la asociación del lobo con el violador no está restringida
sólo al Talmud, también se puede encontrar en los medios modernos.
El león se vincula con el temor primario a la muerte. Una persona que se enfrenta al ataque de un león
sentirá un pánico intenso en su corazón, temiendo que vaya a ser devorado.
La serpiente representa el miedo a la demencia por cuanto que su veneno se dirige directamente al
cerebro. Encontramos que la locura (transitoria) es la causa de todos los pecados –extraviando la
mente o perdiendo la atención sobre nuestros actos se abre la posibilidad al pecado, ya que si la
persona hubiera sabido verdaderamente lo que iba a hacer, si se hubiera percatado de las implicancias
y las consecuencias de sus actos, nunca hubiera pecado. En las palabras de nuestros sabios: “nadie
comete un pecado a menos que haya sido afectado por una locura temporaria [literalmente ‘un espíritu
de necedad’]”.
Esto es aludido en el pasaje talmúdico referido arriba, en el que durante el viaje el hombre olvida sus
traumas anteriores sólo cuando fue atacado por la serpiente (notar que no dice que olvidó la historia
del lobo cuando fue atacado por el león), sólo el trauma de la serpiente afecta directamente la mente al
extremo de que son borradas sus impresiones anteriores.
En resumen:

serpiente Miedo a la
locura

león Miedo a la
muerte

lobo Miedo a la
violación

74
La Curación del Cuerpo y el Alma
Parte 31
Los Tres Síndromes Psicofisiológicos

Los síndromes del lobo, león y la serpiente corresponden a los tres niveles generales del alma. El del
“lobo” corresponde al nivel innato o instintivo del alma (las tres sefirot de netzaj, hod y iesod); el del
“león” al nivel emotivo del alma (las tres sefirot de jesed, guevurá y tiferet) y el de la “serpiente” al
nivel intelectual del alma (las tres sefirot de jojmá, biná y daat).

Cada triplete comprende una sefirá derecha, otra izquierda y otra media. “Derecha” implica atracción
(amor), “izquierda” implica repulsión (temor) y “medio” implica un sentido o conciencia de “si mismo”
que puede tender tanto hacia la derecha como a la izquierda, un “yo” que experimenta tanto afinidad
hacia el otro (recibiéndolo con su mano derecha) u hostilidad (rechazándolo con su mano izquierda). En
nuestro caso, cada uno de estos tres síndromes de miedo descriptos antes reflejan una tendencia
exagerada del medio (el yo) de cada triplete respectivo hacia la izquierda (temor).

El acto de la violación propiamente dicho se asocia con la sefirá de iesod (la sefirá intermedia de los
poderes inferiores innatos del alma), el órgano reproductivo del cuerpo. El miedo a la violación ataca,
como un lobo, a hod (la sefirá izquierda de este mismo triplete) el mecanismo de defensa del cuerpo
contra las invasiones foráneas. Por lo tanto, este síndrome se puede concebir como iesod inclinado
hacia hod.

El síndrome del león, el miedo al asesinato, se asocia con la parte media del cuerpo (el torso, que
corresponde a la sefirá de tiferet (la sefirá media del triplete emotivo), el lugar donde se ubica el
corazón que, no obstante, está ubicado o se inclina hacia el lado izquierdo del cuerpo (guevurá, la sefirá
izquierda de este grupo). Como ya dijimos el corazón pertenece a dos sistemas fisiológicos, el de los
vasos sanguíneos en la izquierda como guevurá y al medio, el de los músculos principales del cuerpo,
como tiferet. Una indicación adicional de la relación del león con guevurá es que en hebreo las dos
palabras tienen el mismo valor numérico, 216 = guevurá = león. Por eso este miedo que consume
nuestro corazón se puede entender como tiferet inclinado hacia guevurá.

Finalmente, el síndrome de la serpiente, el miedo a la locura, ataca las propiedades intelectuales de la


mente. La serpiente (y la susceptibilidad del alma a la serpiente, su archienemigo) corresponde a la
sefirá de daat (la sefirá central del triplete intelectual) como en el episodio del árbol del conocimiento
(daat) del bien y del mal, donde la serpiente (la personificación del daat malévolo) tienta a Eva (que
personifica a biná, a la izquierda de este grupo). Por lo que el miedo a la insanía es daat inclinado hacia
biná, el lado izquierdo.

75
Curar el Cuerpo y el Alma

Es sabido que las 248 mitzvot positivas de la Torá se corresponden con los 248 órganos de la persona,
mientras que los 365 mandamientos negativos se corresponden con las 365 venas y arterias. En otras
palabras: la estructura física del cuerpo del hombre depende de su estructura espiritual, como declara
el Midrash: "Di-s dice al hombre: `tienes 248 órganos, y hay 248 mitzvot positivas. Si cuidas la Torá,
Yo cuidaré tu cuerpo ´".
Si es tan simple, ¡que la persona enferma se arrepienta y mejore espiritualmente... y se curará! ¿Para
qué precisamos médicos? Si el problema es básicamente espiritual, que la persona recupere lo que le
falta en Torá y mitzvot, ¡y listo! Además: ¿cómo puede ayudar la prescripción de un médico, cuando
según la Torá las mitzvot deberían ser la verdadera `prescripción ´?

Según el Alter Rebe, hay una diferencia entre las ideales épocas del Santo Templo y nuestras más
oscuras épocas en el exilio. Cuando el Gran Templo estaba en pie, el ser físico y el ser espiritual del
judío estaban más estrechamente entretejidos. Cuando el judío observaba todas las mitzvot los 613
`órganos ´ espirituales como debía ser, así las 613 partes de su cuerpo se encontraban en su nivel
deseado. Como está escrito en la Torá: "Si escucharás la voz de Di s... no pondré sobre ti ninguna
enfermedad, porque Yo, Di s, soy tu Curador". Si, Di-s libre, a un judío le faltaban mitzvot, ¡ninguna de
las medicinas del mundo podrían curarlo!
Pero cuando estamos en exilio, las cosas son diferentes. Hay canales `alternativos ´ de la maldad de la
sitrá ajará un concepto cabalístico que literalmente se traduce como `el otro lado ´ (opuesto al de la
santidad) que también dan vida. El judío tiene libre albedrío para elegir entre dos fuentes de las que él
puede recibir su nutrición vital; a través de la santidad, al observar las 613 mitzvot o, Di-s libre, de
otras maneras: la medicina, etc.
Esta explicación del Alter Rebe nos ayuda también a resolver la contradicción anterior entre "él será
curado" en relación con el pecado del Rey Asa, y el hecho de que el Rey Jizkiahu ocultara el "Libro de la
Curación". El hecho de que Asa muriera por su enfermedad no fue un castigo, sino un resultado directo
y natural de su comportamiento; "él no buscó a Di-s" en la época del Templo. Los médicos no le podían
ayudar en absoluto, dado que él no sostuvo sus 613 `órganos ´ espirituales.

Esto explica también por qué fue escondido el "Libro de la Curación". No porque olvidarían a Di-s, o
porque fuera supersticioso, sino porque sin "buscar a Di-s" a través de cumplir las 613 mitzvot
adecuadamente, semejante libro no tendría valor. ¡Una vez que cumplía las mitzvot adecuadamente, la
persona no necesitaba el libro para nada! ¡En esa época, ese libro era ciertamente innecesario!

Sistema Digestivo

¿Cuál es el significado profundo de los problemas digestivos y cómo los puedo corregir?

El sistema digestivo corresponde a la sefirá de maljut. La rectificación para los problemas en este
sistema es alcanzar la verdadera humildad, shiflut, como dijo el Rey David: "Y yo rezo". Con la plegaria
estamos expresando nuestra total dependencia de Di-s, parándose ante El en sumisión y humildad. Es
también importante consagrarse a establecer el reino de Israel en el mundo.

Una de las "campañas" del Rebe de Lubavitch es "Bjhol d'rajeja da'ehu". En todas las cosas que uno
haga debemos conectarnos con Di-s. Cuando coma, medite en el versículo "No sólo de pan vive el
hombre, sino de la palabra de Di-s". También medite en el secreto del maná, el pan celestial que era
digerido completamente en el cuerpo de la persona.

76
¿Cuál es la Posición Judía sobre el Aborto?

Explíqueme por favor cuál es la posición básica judía ortodoxa hacia el aborto. He leído que después de
los cuarenta días (del período de consumación) está absolutamente prohibido en cualquier
circunstancia.

El aborto está totalmente prohibido incluso antes del período de formación. El proceso de la concepción
y embarazo corresponden en Kabalá a los tres mundos Divinos inferiores. La concepción corresponde al
mundo de la Creación (Briá), el período de 40 días desde la concepción corresponde al mundo de
Formación (Ietzirá) y el nacimiento que tiene lugar luego del período subsecuente corresponde al
mundo de la Acción (Asiá).

Desde sus comienzos la Kabalá se refiere a estos tres momentos del embarazo: el momento de la
concepción, de la formación y del nacimiento, que es el del completo desarrollo del feto en el útero. En
hebreo este momento es llamado Asiá, también significa el "ser completo". El feto está completo y
ahora puede nacer al mundo y continuar creciendo.

Por encima de estos tres mundos está la unión del padre y de la madre que corresponde al mundo de
Atzilut, que es el nivel de la Conciencia Divina, total y absoluta unidad. Este da nacimiento a los tres
mundos inferiores. La unión expresa la unión Divina. Si la semilla es concebida propiamente entonces
tiene lugar el proceso Divino de procreación. Está absolutamente prohibido destruir este proceso Divino
que realmente comienza desde el momento de la concepción. Este es el secreto de la creación, como si
fuera, ex-nihilo. Estos tópicos son discutidos extensamente en el libro El misterio del Matrimonio, que
se publicará próximamente (en inglés ya está a la venta The Mystery of Marriage).

(nota: esto no se aplica cuando el embarazo amenaza la vida de la madre).

77
¿La Amenaza de una Enfermedad es un obstáculo para el Casamiento?

Siento que he encontrado mi pareja, mi alma gemela, un hombre especial con finos rasgos de carácter
y un alma pura. Nos amamos profundamente. Siento que la clase de amor que siento por él puede ser
canalizado hacia un incremento en mi conciencia de Di-s y mi espiritualidad judía. Es un portador de
una enfermedad que en un 20-30% de los casos puede causar que contraiga una enfermedad terminal
incurable. No hay peligro de que la enfermedad sea transmitida a su esposa o sus hijos.

Si continuo con esta relación, hay una chance mayor que la normal de que acabe con una gran penuria
en mi vida.

Creo que puedo sobreponerme a mis temores rápidamente si tengo la confianza de que estoy haciendo
lo correcto desde una perspectiva espiritual y de la Torá. Estoy en medio de una gran agitación y
angustia y espero oír pronto de usted.

Su dilema es verdaderamente comprensible, y particularmente doloroso en vista de las trágicas


circunstancias que rodean la enfermedad de su pareja. Sus temores de no ser "normal" por la situación
en que se encuentra son infundados. En la vida no existe algo así como "una situación modelo". La
Providencia Divina opera en todos los ámbitos para asegurar que cada persona se ocupe de la
rectificación particular relevante a su alma. Con cada situación de esta clase que le acontece al hombre
hay una reserva correspondiente de fuerza interior que recibe para afrontarla. Debemos ver como un
mérito el ser enfrentados con una situación especial que demande una fortaleza de ánimo especial.

En su situación, el tema debe ser afrontado en varios niveles. En el plano racional de la ley judía, hay
principios que determinan hasta cuánto podemos involucrarnos en situaciones que constituyan una
amenaza para la salud. Como usted indicara, no hay una amenaza significativa para su propia salud
física, sólo para el hombre. Aunque usted está preocupada por las consecuencias emocionales que le
ocasione este riesgo de salud, la ley judía indica que no debe preocuparse por aquel riesgo que de una
chance del 70-80% de seguir relativamente sano. Después de todo, encontramos que una confianza en
una probabilidad mayor es un principio válido incluso en casos que involucran la pena capital. Por lo
tanto si usted cree verdaderamente que usted es espiritualmente compatible, el margen de riesgo
médico no debería minar su convicción.

Como indica en su carta, la palabra clave es la confianza o bitajón. El grado en que perfeccione su
bitajón va a influenciar sobre la magnitud en que ambos venzan la inseguridad futura. De acuerdo con
el pensamiento jasídico, bitajón es el estado subyacente del ser asociado con la sefirá "masculina"
netzaj, "victoria" o "eternidad". También representa la victoria sobre la muerte. La sefirá "femenina"
correspondiente hod, "esplendor" o "reconocimiento", se expresa en el alma por la cualidad de
temimut, la simple dedicación incondicional a nuestros objetivos en la vida. Está dicho que hod es la
fuerza que nos capacita a sobreponernos a la enfermedad. Aferrándose firmemente a estos estados
respectivos del ser, estará en una posición adecuada para saber exactamente cómo responder a esta
situación.

Debe fortalecer su bitajón eligiendo adornar el cumplimiento de alguna mitzvá asociada con la vida
doméstica como Kashrut o mezuzá.

78
Moléculas espirituales y metabolismo místico

A duras penas alguno de nosotros ha visto moléculas alguna vez, a menos que hayamos estudiado
Química o Física en profundidad, probablemente no comprendamos los experimentos y criterios que los
científicos emplean para detectar moléculas, analizarlas, identificarlas y describir su estructura...

Pero igual, creemos que existen, que tienen estructuras definidas, pesos y formas, y propiedades
predecibles.

Se nos ha enseñado que todas las moléculas están compuestas por más de un centenar de átomos
elementales –tal como todas las palabras están hechas de las mismas letras básicas.

Las incontables y variadas moléculas que conforman nuestro mundo físico difieren entre sí sólo en el
tipo de átomos que contienen, el número de átomos presentes, su patrón organizativo y su ubicación
en la estructura molecular –tal como todas las palabras de nuestro lenguaje difieren entre sí sólo en
relación con las letras que contienen y su secuencia. Las mismas palabras pueden emplearse para
escribir un salmo o una arenga política – tal como las mismas moléculas pueden hallarse en una
hormiga y en un elefante.

Ya no hay nada místico en esto. No es imaginario ni hipotético. El concepto de moléculas y átomos y su


reacción es tan aceptado como las cosas que podemos percibir y juzgar con nuestros propios sentidos.

Si un químico nos dice que una molécula determinada tiene tres átomos de carbón (C-C-C-)

Y otra tiene seis (C-C-C-C-C-C-)le creemos. Si el químico nos dice que los cinco átomos de carbón de
una molécula están anillados, mientras que en otra forman un tenedor, le creemos.

A veces le creemos porque tenemos una confianza elemental en la honestidad del químico y su
competencia.

Los químicos y sus colegas gozan de mayor credibilidad a nuestros ojos que los mercaderes, abogados
y la mayoría de los servidores públicos que elegimos para que gobiernen nuestro país.

Y gran parte de esta confianza está justificada.

La teoría molecular y su manipulación son la base misma de los emocionantes descubrimientos que casi
a diario se realizan en la fisiología, genética, microbiología y farmacología. El químico ha empleado sus
modelos moleculares con bastante eficiencia para efectuar predicciones y productos que han cambiado
nuestra vida.

Por ejemplo, la gente descubrió hace mucho, prueba empírica y error mediante, que ciertos alimentos
eran nutritivos en tanto que otros eran dañinos; algunas bebidas intoxicaban, mientras otras eran
inocuas; algunas dietas engordaban en tanto que otras que también satisfacían el hambre, lo eran en
menor medida. En los primeros años del siglo XX, los nutricionistas aprendieron que la ausencia de
ciertos productos alimenticios en dietas normales resultaban en consecuencia patológicas.

No fue sino hasta que los químicos nos proveyeron de “mapas metabólicos” que pudimos comenzar a
organizar un poco la masa de confusos datos empíricos.

Estos mapas metabólicos describían las sendas de las moléculas involucradas en la digestión de los
alimentos y la síntesis celular. Mostraban de qué manera los animales complejos, las proteínas,
carbohidratos y lípidos presentes en nuestra dieta podían quebrarse en moléculas cada vez más
simples; en forma concurrente, estas moléculas simples podían ser empleadas por nuestros propios
cuerpos para componer las proteínas, minerales, carbohidratos y lípidos que constituyen nuestros
tejidos.
79
Los mapas mostraban de qué manera todo el proceso estaba regulado por otras moléculas (las
vitaminas). Los modelos moleculares explicaban de qué manera y por qué algunos alimentos generaban
respuestas tóxicas y otros generaban respuestas alergénicas ; daba el razonamiento para las dietas
reductoras de peso; así como docenas de otros fenómenos fisiológicos y farmacológicos.

Se puede decir con justicia que la química molecular y la biología molecular establecieron la nutrición,
la fisiología y la patología nutritiva, como ciencias, retirándolas del plano de la alquimia.

80
Kashrut y Química

En relación a la Parshá Shemini Di-s ordenó al pueblo judío para la eternidad, evitar ciertos alimentos
en tanto se les permitía ingerir otros.

La Torá misma no ha dado razones para estas ordenanzas. Pero cualquiera que esté familiarizado con
las teorías moleculares de la nutrición y la patología nutritiva a duras penas podría evitar la tentación
de crear modelos moleculares y mapas dentro de su área de acción.

Esto no es más que una especulación fútil...

En su obra clásica sobre la medicina bíblica y talmúdica, escrita hace 73 años, el Dr. Julius Preuss
introduce su análisis sobre el kashrut –las Leyes Dietéticas del judaísmo- con la siguiente declaración:

Las leyes dietéticas se incluyen en el capítulo de “higiene” solamente porque no podemos concebir otro
razonamiento para su promulgación que las de orden sanitario. Debe enfatizarse, no obstante, que la
Torá no nos ofrece razonamiento alguno para estas leyes, y las fuentes posteriores lo hacen sólo en
raras ocasiones. De modo que casi todo lo que cada uno pudiera alegar como razón de las Leyes
Dietéticas del Kashrut no es más que una mera hipótesis...

Esta declaración establece con precisión la frustrante paradoja que confronta a cualquiera que quisiera
explicar las leyes del kashrut empleando el saber moderno de la nutrición y la salud pública como
modelos.

No sabemos por qué ciertos animales, aves, peces, se permiten como alimento mientras otros son
prohibidos; no sabemos por qué los cuadrúpedos y aves permitidos deben faenarse de un modo
preestablecido; no sabemos por qué la sangre, algunos tejidos grasos, y el nervio ciático, están
prohibidos ; no conocemos los riesgos que se asocian con la cocción e ingesta de carne con leche, ni
tampoco sabemos por qué determinadas imperfecciones anatómicas hacen que un animal o ave sea
treif (No apto para consumo) y por ende prohibido.

Se nos ha provisto de guías e instrucciones marcadamente detalladas acerca del criterio a emplear para
distinguir entre lo prohibido y lo aceptable, pero nada acerca del por qué.

A pesar de lo mucho que queremos saber el por qué, toda explicación racional es un simple ejercicio de
la imaginación humana.

Las más grandes mentes que el género humano ha producido alguna vez han bregado durante miles de
años por explicar estas leyes. Docenas, sino centenas, de hipótesis se han propuesto para elucidar
estos misterios. ¿Por qué es kasher la vaca y no el camello? ¿Por qué el judío no puede comer cerdo y
beneficiarse de su bien conocida cualidad nutritiva? ¿Por qué está permitido el salmón y no la centolla?
¡La mente racional añora comprender, y desafortunadamente, porque no puede lograrlo a veces decide
ignorar las leyes por completo!

En los últimos cien años, se ha vuelto moda explicar las leyes del kashrut mediante analogías de la
salud pública. El argumento básico es que Moshé Rabeinu (Moisés) era en realidad un inspector
sanitario primitivo, y parshat Shemini fue un modelo antiguo de las leyes de Alimento Puro y Drogas del
presente. Es un concepto intrigante, pero sus adherentes son, principalmente, judíos que desde un
principio no desean observar las restricciones alimentarías. Se encontrará muy poco soporte a este
enfoque en fuentes auténticas de salud pública. Los conejos son tan nutritivos como las gallinas, el
guefilte fish puede hacerse ya sea de esturión o de pez carpa; no hay gran diferencia –
microbiológicamente o químicamente hablando- entre el cordero y el cerdo.

Sería más fácil comprender (¿y aceptar?) las leyes dietéticas si les encontráramos una razón química.
Sería más particularmente fácil si pudiéramos aislar alguna clase de sustancia o elemento químico

81
dañino en un alimento prohibido y que no estuviera presente en los permitidos. O si pudiéramos
mostrar que el proceso que se describe en el Shuljan Aruj (Código judío de leyes) inhibe alguna oscura
reacción molecular que produce una toxina.

Tendría sentido.

Tenemos gran caudal de conocimiento empírico acerca de envenenamientos con alimentos y alergias.
Sin duda también lo tuvieron nuestros antepasados. Hay ciertos alimentos que por naturaleza son
venenosos, algunos hongos, algunos peces, algunos moluscos, por ejemplo.

Sería muy razonable que un legislador primitivo los prohibiera como alimento para su tribu. También
sabemos que ciertos alimentos, de ser conservados o procesados incorrectamente, pueden tornarse en
vehículos para la transmisión de agentes infecciosos o sus toxinas. De modo que un legislador
primitivo, preocupado por la integridad de la salud de la tribu, también promulgaría leyes acerca del
procesado y conservado de materiales que fueron permitidos como alimento.

Si las comidas no-kasher o su procesamiento errado resultarían en intoxicación, infecciones, o


erupciones cutáneas, podríamos entender.

Pero no sucede así.

Desde una perspectiva nutricional y toxicológica, no hay diferencia entre la dieta kasher y la no-kasher.

La respuesta, ciertamente, no es química.

No son los átomos físicos ni las moléculas del cerdo las que lo convierten en no apto para el consumo
del judío. De ser de otra manera, ¿por qué no se han prohibido también a los no-judíos?¿Es posible que
haya receptores químicos o células judías que sean sensibles a las moléculas del alimento “treifá”?

Eso no está más allá de la experiencia médica. Hay humanos alérgicos a las frutillas en tanto otros no lo
son. De hecho, la única diferencia entre el alérgico y el refractario es una sutil reacción molecular que
sucede en el primero y no en el segundo. Un mejor ejemplo sería el de la inhabilidad genética (algunos
dicen racial) de algunos humanos para digerir la leche bovina, mientras otros simplemente la gozan. De
modo que hay reacciones moleculares, en el plano de la patología nutritiva, que son hereditarias y que
pueden servir de justificativo a tabúes dietéticos.

Desafortunadamente, no nos satisface para nada. Las cualidades raciales judías son más un mito del
nazismo que una realidad química del presente.

Cuando se anunciaron las prohibiciones dietéticas, las 12 Tribus de Israel acampadas alrededor del
Monte Sinaí hace unos miles de años compartían sin duda un esquema genético similar. Pero en los
miles de años desde entonces, en especial en los miles de años de diáspora, la homogeneidad genética
se volvió un tanto diluida.

Los judíos de hoy difieren considerablemente en tipos de sangre, esquemas inmunológicos y respuestas
fisiológicas a los nutrientes. Una explicación química del kashrut en el mundo de hoy, es simplemente
una hipótesis inadecuada.

Un converso al judaísmo está obligado a observar las leyes del kashrut inmediatamente luego de
volverse judío, aún si se hubiera nutrido fisiológicamente con alimentos no-kasher hasta ese mismísimo
instante.

82
Moléculas espirituales

Muchos comentaristas rabínicos hacen referencia, al mismo tiempo que humildemente niegan conocer
la verdadera respuesta, al “daño espiritual” que se deriva de los alimentos no-kasher.

Por ejemplo,. Rabí Shimshon Rafael Hirsch ofrece el siguiente comentario a la Sección Semanal de
Kedishim (Levítico 19-20):

“debes...guardar conscientemente...la elección de la nutrición como lo primero y preliminar...para la


claridad espiritual, moral y mental, la pureza y la santidad...desde el comienzo, cuando se forman los
tejidos de tu cuerpo, la formación física de las fibras de tu cerebro, nervios y músculos...”

De modo que los alimentos prohibidos no son materialmente venenosos, pero dañan nuestra alma. Los
componentes peligrosos del cerdo no pueden ser detectados por químicos, y los efectos toxicológicos de
su ingesta no pueden ser diagnosticados por médicos, pero el daño, sin duda, ocurre, Si queremos
pensar en términos de moléculas, debemos hacerlo con el de “moléculas espirituales”.

Al respecto, he leído alguna vez que existen venenos espirituales en ciertos alimentos prohibidos que
atontan nuestros sentidos espirituales, o como tan bien se describe en idish, “taponan la nariz y los
oídos del alma”, al extremo de que el individuo no puede recibir más mensajes espirituales.

También he escuchado que los animales que la Torá nos prohíbe comer poseen determinadas
características espirituales que el consumidor corre el riesgo de adquirir.

Sea cual fuere el razonamiento, el de las moléculas espirituales parece más sensato que el de las
químicas.

Pero resulta sensato sólo a quien ya cree de antemano en la autoridad de la Torá, y esta persona ya
está dispuesta a obedecer las órdenes sin necesidad de razones. Para el resto del mundo, la cuestión de
las moléculas espirituales pertenece en mucho a la esfera del misterio y la superstición.

En la esfera del espíritu de acuerdo a aquellos que se consideran científicos y modernos, no caben las
reglas y la lógica, es penas una serie de historietas, magia, brujería y gurús.

Por supuesto, las moléculas reales también son invisibles e impalpables para la mayoría de nosotros.
Las verdaderas moléculas también son tema de especulación para los grupos (de la ciencia) que visten
sus atuendos sacerdotales y que ofician en sus esotéricos templos (llamados laboratorios) luego de
años de iniciación. Pero moléculas espirituales ya es demasiado para el hombre del Siglo XXI.

Entre paréntesis, me pregunto si nuestros Rabinos tendrían mayor éxito al transmitir su mensaje si
cambiaran sus levitas negras por blancos delantales de laboratorio. Me pregunto si la observancia del
Kashrut mejoraría con equipos impresionantes de laboratorio y tablas y diagramas periódicos de nexos
entre electrones o su equivalente espiritual.

Probablemente no.

El judío no-observante contemporáneo es demasiado sofisticado para ello; no caería en semejante


trampa. Si no obedece las reglas cuando Di-s mismo las dicta, ¿por qué habría de cambiar cuando un
Rabino vistiera un delantal blanco?

(¿Pero entonces por que cree en moléculas hechas de átomos de carbón? Pero esa es otra historia...)

Yo asumo que la verdadera barrera que le impide aceptar el rol de las moléculas espirituales deriva de
dos deficiencias conceptuales:

83
1) La falta de prueba empírica inmediata acerca del daño espiritual cuando las leyes son desechadas;

2) La forma de particularidad, es decir, la naturaleza selectiva de las leyes dietéticas que permiten a la
mayoría de los humanos comer y beneficiarse de una comida específica, en tanto niega a un muy
reducido grupo de gente la misma oportunidad, un grupo que no puede distinguirse de ninguna manera
detectable de la mayoría y que también parecería beneficiarse del alimento.

PKU ¿Un modelo médico de Kashrut?

En el jasidismo se nos enseña que el mundo espiritual y el mundo de la materia son paralelos entre sí.
De modo que lo que se experimenta en el universo de la sangre y la carne está moldeado según el
fenómeno espiritual.

Similarmente, el mundo espiritual se ve reflejado en cosas y eventos que pueden detectarse con
nuestros sentidos mortales.

Ello nos permite postular la existencia de moléculas espirituales basándonos en nuestros conocimientos
de las estructuras químicas. (¡De hecho hay quienes dirían que las moléculas materiales que nosotros
estudiamos y acerca de las que enseñamos en las clases de química, son en realidad el reflejo de las
moléculas espirituales intangibles que el Creador empleó como “plano” para la Creación!)

Con ello en mente, presento la historia natural de una extraña enfermedad genética que podría
proveernos de alguna suerte de respuesta para aquellos que rechazan el kashrut por falta de prueba
empírica del daño, y se sienten incómodos con el particularismo estricto.

La medicina reconoce una condición denominada PKU o fenilcetonuria. Descripta por vez primera hace
50 años, este desorden metabólico hereditario afecta a uno de cada 15.000 niños que nacen en el
hemisferio boreal, y conduce, entre otras cosas, a un retardo irreversible y severo.

El recién nacido parece normal y sano. Realmente no puede distinguirse, en un examen físico rutinario,
de sus 14.999 compañeros no afectados.

Tiene apetito normal y un metabolismo aparentemente similar. Come, duerme, llora y hace todas las
demás cosas que se espera de los bebés. Pero gradualmente –en el curso de varios años- desarrolla
una apariencia característica y un daño cerebral.

Muchos años después de que la enfermedad fuera descripta por primera vez, los fisiólogos
determinaron que el daño cerebral se debía a una acumulación de cierto aminoácido –la fenilalanina- en
el cuerpo, una molécula común en muchas proteínas.

La gente normal tiene la habilidad de metabolizar la fenilalanina y convertirla en otros nutrientes


inocuos (y esenciales). Pero un niño entre 15.000 carece de la enzima necesaria y la fenilalanina
continúa acumulándose hasta dañar al cerebro en desarrollo.

Hace unos 20 años, un químico llamado Guthrie describía un análisis de sangre que permitía el
temprano diagnóstico del PKU, dentro de los primeros días de producido el nacimiento, mucho antes de
que el daño neurológico tuviera lugar.

Este examen es hoy día obligatorio en la mayoría de los países de Occidente (Inclusive Israel). Cada
bebé que nace es examinado para detectar el PKU. Si el resultado sugiere que la condición se halla
presente, se provee a la madre de consejos de nutrición. Si la dieta es modificada con la suficiente
antelación, si se reemplaza la proteína contenedora de fenilalanina con un sustituto sintético y con ello

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se alimenta al bebé en los primeros cuatro o cinco años de vida, el retardo puede usualmente evitarse.
La solución no es simple; también es inconveniente, nada apetitosa y muy costosa. Pero efectiva.

Considérese ahora el siguiente escenario: una enfermera del servicio de salud pública visita a una joven
madre que recién ha regresado del hospital con su precioso bebé. La enfermera transmite la alarmante
noticia de que de acuerdo a los resultados de laboratorio, el bebé padece de PKU. Al mismo tiempo
provee a la madre de los alimentos prescriptos y las instrucciones para preparar una dieta preventiva
acorde. Ni la enfermera ni la madre son químicas. La madre nada sabe de moléculas o de fisiología o de
metabolismo. Ella sabe lo que ve –un bebé sano, normal como cualquier otro bebé en el mundo, que
goza comiendo y que aparentemente crece con la dieta que recibe.

La enfermera sabe un poco más. Ella ha estudiado un poco de química y comprende mejor la fisiología
del metabolismo. O al menos, ella cree al maestro que le enseñó.

La enfermera en realidad no conoce las bases de las pruebas de diagnóstico: ni podría prescribir una
dieta en base a su propia experiencia. Todo lo que hace es su función de transmitir la información que
se le enseñara.

Ella cree que está actuando por el mejor interés del niño de la comunidad. Pero principalmente está
actuando por responsabilidad y aceptación de la autoridad superior –médicos, químicos y nutricionistas.
Que han estudiado más y saben más, y tienen una mejor fuente de conocimiento.

La madre se rehúsa a aceptar el diagnóstico o la dieta. Ella no cree en los misterios de la química ni
acepta la autoridad de los médicos ¿Acaso no está contento?.

Además la dieta recomendada es demasiado cara, molesta, desagradable. De todos modos, ¿a que
viene toda esta cháchara de las moléculas?

Terminamos con la siguiente pregunta:

¿Si tu fueras enfermera, que harías cuando la madre demanda: "¡Muéstrame el peligro ya
mismo!¡Muéstrame la diferencia entre mi bebé y todos los demás!"

Kashrut como cuidado del cuerpo y del alma

Maimónides, médico ilustre en su generación, intentó explicar las leyes dietéticas, con razonamientos
lógicos basados en la medicina...

Él fijó como principio, que toda prohibición de la Torá relativa a alimentos, fue dada porque perjudican
el cuerpo y todo aquello que fue permitido por la Torá no lesiona al cuerpo humano, cuidando las
proporciones y los tiempos correspondientes para cada ser humano. Maimónides explica, por ejemplo,
que la falta de escamas en algunos pescados, razón que los hace no aptos para el consumo, se debe al
daño que eventualmente pudieran causar pero que es sólo conocido por D’s.

De esta manera Maimónides procura demostrar, que todas las señales de pureza e impureza en los
animales son sólo para nuestro reconocimiento, pues nosotros no podremos determinar la esencia del
alimento que comemos. La Torá trató mediante l as leyes de Kashrut darnos la capacidad de
diferenciar entre lo prohibido y lo permitido. Muchas de las acotaciones de Maimónides han sido
aceptadas y corroboradas por la medicina moderna.

85
Cuidando el alma

Junto a las de Maimónides, existieron dentro del judaísmo diferentes ideas, algunas de ellas basadas en
conocedores de medicina como el Rabí Moshé ben Najmán (Najmánides), que difería del método del
Maimónides explicando, por ejemplo, que quienes no son judíos y no han aceptado por lo tanto el yugo
de los mandamientos, comen todo tipo de comidas que nos son prohibidas por la Torá y están sanos.

Najmánides decía, que aquellas comidas prohibidas por la Torá no dañan el cuerpo sino el alma.

Najmánides explicaba que las aves que nos fueron prohibidas son de rapiña: águila, gavilán,
quebrantahuesos y aquellas que fueron permitidas (gallinas, palomas, patos, gansos), no son aves
rapaces. Según Najmánides la comida tiene un efecto directo sobre el ser humano.

De esta manera también podemos entender la prohibición de comer sangre, escrita en la Torá por
diferentes motivos: al comer sangre hay un poco de crueldad y capacidad de desarrollar cualidades
destructivas. Hadam hu hanefesh - la sangre es el alma - y el alma se puede dañar si la sangre es su
alimento.

A pesar de todo esto hay quienes, dentro de la filosofía judía, explican que el principal motivo de todas
las leyes de Kashrut , no es por la preocupación de dañar al cuerpo o al alma, sino para lograr unión,
independencia y supervivencia del pueblo judío, para que no se diluya en los otros pueblos.

¿Dos pueblos?

Cuando una pareja joven, forma su hogar — debe procurar guardar las leyes de Kashrut, aún cuando
no lleve una vida religiosa completamente. Alcanza sólo con meditar en el hecho que existe una gran
parte del pueblo judío que cumple con las leyes de Kashrut para decidir que la nueva casa esté también
abierta para ellos. ¿Acaso sería recomendable que un familiar, un vecino o un amigo cercano no puedan
comer en nuestra mesa o servirse algún bocado? De ninguna manera. Esto traería la división del pueblo
judío. También desde el punto de vista social es conveniente hacer el pequeño sacrificio de tener una
casa abierta para todos, sin diferenciar el modo de vida. Se entiende que aquella persona que cuide
dentro de su casa las leyes de Kashrut, debe hacerlo también fuera de ella o cuando está fuera,
comportarse como lo hace dentro de su propia casa. Debemos probarnos a nosotros mismos y a los
demás que somos capaces de sobreponemos a un impulso y postergar el goce de un alimento por un
determinado momento. La Kashrut se convirtió en una señal de reconocimiento y una muralla
protectora para el hogar judío. Cuidemos esta muralla.

Extraído y adaptado de “Judaísmo Práctico” de Rab. I. M. Lau

El hueso de la resurrección

Existe un pequeño hueso en el cuello, en el extremo superior de la espina dorsal, que tiene la forma de
una nuez. Es el que sobresale en la espalda y en hebreo recibe el nombre de Luz.

Este hueso no obtiene ningún sustento de la comida que uno ingiere, excepto en la noche del sábado.
Por ello es muy importante tomar parte en una comida después de Shabat y de Havdalá por dos
razones: primero debemos de honrar al Shabat cuando se va, así como lo hacemos cuando llega;
segundo, debido a este hueso, el cual sólo se nutre de la comida ingerida después de que termina
Shabat. Si una persona no es capaz de comer una cena normal porque todavía está llena de la tercera
comida, aun así tiene la obligación de comer algo en estas horas. Podrá satisfacer este requisito con
galletas o frutas. Este hueso nunca se deteriora. El Midrash relata que, en cierta ocasión, el
emperador romano Adriano (gobernó de 117-138 de la Era Común) le preguntó a Rabí Yehoshua ben
Jananya: “Puesto que el cuerpo se deteriora y se convierte en polvo, ¿cómo es que Di-s va a resucitar a

86
los muertos en el Mundo por Venir? El sabio respondió: “Todas las personas van a ser resucitadas y
reconstruidas a partir de este hueso (de la resurrección) pues este es indestructible. Podéis ponerlo
entre dos piedras de molino, y molerlo todo el día y no se desgastará ni siquiera un poco. Si lo colocáis
en un horno muy caliente, no se quemará. Si lo intentáis quebrar con un martillo, el martillo se partirá
en pedazos antes de que consigáis romper este hueso”. Cuando el emperador probó hacer todo esto,
comprobó que era verdad. Entonces aceptó que este hueso era más fuerte que el hierro. Se han
aducido varias razones de por qué este hueso en particular —a excepción de todos los demás—no se
desintegra ni se convierte en polvo. Algunos opinan que algo debe permanecer de lo que era el cuerpo,
ya que incluso un milagro no puede ocurrir sin que exista una base para ello. Así pues, por ejemplo,
cuando el Profeta Elisha le preguntó a cierta mujer qué tenía en casa—y ella le respondió que sólo una
pequeña botella de aceite—él le dijo que pidiese vasijas de sus vecinos (2 Reyes 4:2-7). La pequeña
botella de aceite se convirtió en el vehículo para realizar el milagro, y permitió proporcionar aceite
hasta que ella tuvo suficiente para vender y pagar así todas sus deudas. Según esta opinión, lo mismo
se aplica en este caso: este hueso es necesario para servir de base al milagro de la resurrección.

Por consiguiente, una parte del cuerpo debe necesariamente ser indestructible. Sin embargo se podría
argumentar en el sentido de considerar que el polvo que queda como remanente del hombre, podría
constituir un vehículo idóneo.

La verdadera razón del carácter indestructible de este hueso, es para que podamos creer en que Di-s va
a resucitar a los muertos. La idea de la resurrección es de difícil comprensión para la mente humana y
como consecuencia la persona tiende a negar su existencia. Inclusive aquellos que creen en las
enseñanzas de nuestros sabios, podrían pensar que los muertos mismos no se levantarán, pero que Di-
s crearía un nuevo cuerpo semejante al original y que éste sería el que resucitaría. Para reforzar
nuestra creencia, es que Di-s hizo indestructible ese hueso y así sabemos, que a pesar de que el resto
del cuerpo se haya descompuesto en la tumba, aun así será resucitado con su carne y sus demás
huesos, que en este sentido no son diferentes al hueso Luz, que será regado por el rocío para hacer
resucitar el cuerpo.

Extraído de Revista Rumbos, Colombia

Enfermedad, ¿lo cotidiano?

La voz hebrea Jolé (enfermo), tiene la misma raíz que la palabra “común” y “arena”: ”Jol”.

Se muestra con ello que el hombre, en su realidad oculta, sabe que estar enfermo no es otra cosa que
el trote de lo cotidiano, las múltiples facetas que sin conexión, sin embargo, forman lo cotidiano. Tal
como los granos de arena que se esparcen, los que no parecen ser capaces de constituir una unidad
con sentido, lo que da lugar a la expresión “tan suelto como la arena”.

Frente a este concepto de “Jol”, de lo ‘común’, se encuentra en hebreo, como opuesto, el concepto de
“Kadosh”, que significa ‘sagrado’. Así como la arena está suelta, constituyendo la multiplicidad; lo
“sagrado” liga, conformando justamente la unidad, lo sano.

Y siempre ambos se enfrentan. Son los dos polos de una dualidad, formando en conjunto una paradoja.

Entonces, estar enfermo es como ser “lo común”. Estar sano es “lo sagrado” que se enfrenta a lo
ordinario, como aquello que liga y junta.

Lo común es la norma para la vida de lo manifiesto. Sobre la base de esta forma se mide, se construye,
se adapta. A pesar de esto, queda como suelto, inconexo, insatisfactorio, como “arena”, insípido,
monótono, despertando desgano. Podría decirse que así también es la enfermedad.

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Lo sagrado despierta en el hombre el sentimiento de lo extraordinario. Estremece, hace sentir el halo
de la eternidad. Eleva por sobre lo normativo hacia lo libre, lo que alivia. Es también la alegría de estar
sano, de estar íntegro.

“Kadosh” no sólo significa ‘sagrado’. También es la voz que expresa el concepto de “estar aislado”, para
lo que está opuesto a lo común, para lo no mensurable, para lo que no obedece a la norma. En lo
sagrado todo es bueno, todo está en su lugar. En lo sagrado no existe “de esto” o “de aquello”, no
existe la limitación, no hay fronteras, y por ello tampoco hay miedo. ¿Acaso no es la estrechez la causa
del miedo? ¿Y no es lo estrecho consecuencia de poner barreras? ¿Y no es el poner barreras
consecuencia de “esto o aquello”? En lo sagrado existe la entrega total, la confianza del niño, la fe
desinteresada. Allí no se mide, no se adapta. Lo sagrado es justamente distinto a todo lo demás.
También es la alegría de lo diferente.

¿Cómo se relaciona pues el estar sano con el estar enfermo? ¿Es entonces el estar enfermo realmente
esa norma, esa cotidianeidad, esa mediocridad, el modus, este ser moderno? ¿Cuál es entonces el
sentido de lo cotidiano? Pues con este interrogante también tocamos el tema del sentido de la realidad,
de lo que se manifiesta. ¿Es esa realidad de lo manifiesto tan seca como la arena, tan monótona, tan
carente de sentido?

Se puede responder a estos interrogantes analizando la voz hebrea ”Jol” (común), aún más allá de su
significado lingüístico. Esta palabra ”Jol” también es empleada para designar a los seis días de la
semana, los seis días de la Creación.

Nadie pretendería afirmar que esos seis días de la Creación fueran aburridos, monótonos. Por lo
contrario: justamente producen el milagro del camino. Y es al final del camino donde el hombre está a
la imagen de Dios. Los seis días de la Creación encuentran su conclusión, pero también —como se
dice— su coronación en el séptimo día, día del “descanso”, del silencio, de la ausencia de la ruidosa
actividad. El séptimo día, y por eso se flama el “día sagrado”, concluye el camino. El “caminar” (acción)
se convierte en quietud. Entonces actúa la realidad del silencio, de lo oculto, de lo inconmensurable.

Así, existe el camino, el movimiento, el movimiento de los seis días, del devenir de la evolución;
alcanzando luego el objetivo, el hogar, la tranquilidad, lo íntegro del séptimo día.

Estos seis días y este séptimo día tienen su correspondencia en las dos realidades del hombre. Los seis
días son la realidad de lo manifiesto, de lo que se desarrolla, de lo que actúa; y el séptimo día es la
realidad de lo oculto, de lo silencioso. De allí se dirige las fuerzas y el camino que se manifiesta. De allí
parte el espíritu con su mensaje al hombre para su actividad cotidiana. De allí se construye en lo
cotidiano. De allí se escribe y se habla, de allí se hace en lo cotidiano.

Por este motivo, la semana de los seis días se orienta totalmente hacia ese séptimo día.

Este “orientarse hacia” significa ‘huir’. Es la nostalgia de los seis días por el séptimo. Es el anhelo del
hombre por lo especial, por lo sagrado. Entonces los seis días obtienen un sentido. La evolución tiene su
meta en un opuesto.

El séptimo día está visto, en la mística, también como “la novia”, “la hermosa”, “la maravillosa”, a la
que se ha esperado, en la que se ha depositado la esperanza. Allí, al comienzo del séptimo día, esta
“novia” es recibida con gran alegría. El hombre se re-une con ella. Es la unión mística de las dos
realidades, de la oculta y de la manifiesta, que también se expresa en la correspondencia de lo
masculino y de lo femenino. Así es la unión de los seis días con el día del descanso, la unión del andar
con el estar en casa. Es la unión de quien busca con aquel quien se ha encontrado, de lo causal con lo
acausal, de lo normativo con lo libre. Esta unión es la liberación de miedo y de compulsividad.

De esta manera, ‘lo común”, es decir también la enfermedad, adquiere un sentido completamente
distinto. Estar enfermo sólo provoca susto y es mortífero cuando se lo deja solo, cuando queda
abandonado solamente a sí mismo, o sea cuando es contemplado aisladamente. Entonces es algo
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desesperante, no tiene salida. Así también lo cotidiano es carente de sentido, mortífero, sin esperanzas
cuando se lo ve como único, cuando también el séptimo día es cotidiano. Es decir, cuando solamente se
conoce y reconoce una sola realidad, la de lo mensurable, de lo calculable, de lo captable
estadísticamente. Entonces no se ven ni se oyen, dentro de uno mismo ni en el mundo, las muchas
señales provenientes de la otra realidad.

Por ello, el mundo enfocado científicamente es tan monótono, despierta tamo desgano. Pese a todo lo
que pueda ofrecer de distracción, pese a toda la seguridad social y económica que pretende ofrecer, el
desgano subsiste. Puede incluso aumentar hasta la agresión haciéndose destructivo.

Y ya no es solamente destructivo y agresivo hacia afuera, lo es igualmente hacia adentro. Porque


dentro y fuera es siempre el mismo hombre. Y esta destructividad hacia adentro no se manifiesta
solamente en las neurosis como tanto gusta afirmarlo en el mundo actual, con esa dosis de cínico
placer, sino se manifiesta en ese desgano general, en ese aburrimiento, monotonía, en ese sentirse
enfermo y miserable de tantos.

Estar enfermo es aislar el kadosh del Jol. Es separar los seis días de la creación del séptimo día de
descanso. Creación es alegría, o sea cuando se sabe de la unión de ambas realidades. Es la espera del
novio por la novia, y la nostalgia de la novia por el novio. El Cantar de los Cantares, que refleja esa
relación, se lee, acorde a la vieja Tradición judía, en el pasaje del sexto al séptimo día.

Los Sabios ven en la Biblia, en las dos últimas palabras del sexto día, y en las dos primeras palabras del
séptimo día, las cuatro letras del tetragrama del nombre Señor. Las primeras dos letras del
Tetragrámaton, como letras iniciales de las dos últimas palabras del sexto día; y las dos últimas letras
del mismo, como letras iniciales de las dos primeras palabras del séptimo día. Incluso, Dios mismo liga
el sexto con el séptimo día, o sea Dios une ambas realidades. Sería una ruptura de Su unidad si se
separaran ambas realidades.

En el hombre, esta ruptura de la unidad es su “estar enfermo”, o sea también un “estar quebrado”.
Necesita entonces la curación, necesita la conexión con la tranquilidad del “estar en casa”, necesita la
unión de ambas realidades. El enfermo se siente solo, abandonado, porque busca justamente esa otra
realidad, y no sabe que ella está aquí, y que también lo espera a él tal como él la espera a ella.

¡Líguese, únase!, ¡Ésa es la alegría de la vida! La verdadera alegría es el juntar las dos realidades. Son
realidades en oposición, pero se buscan. Allí está la razón de toda búsqueda, de toda nostalgia. El
individuo sana cuando encuentra el otro lado. Recién entonces siente lo que le ha faltado.

Extraído de Salud & Enfermedad, de Friedrich Weinreb, Editorial Sigal

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Anatomía del cuerpo y alma

Elo-kay, D-os mío!, el alma que me has dado es pura…

(Rezo de la mañana, Sidur)

1. Anatomía del Cuerpo y el Alma

Maestro: los Sabios judíos nos revelaron los secretos del alma y es por eso que hoy puedo enseñarte
algo al respecto.

Alumno: ¿Y en que libro se puede encontrar eso?

M: Por ejemplo en "Shaarei Kedusha" o "Las Puertas de la Santidad" escrito por el gran Rabino
Cabalista Rab Jaim Vital hace más o menos 500 años, en la ciudad de Safed. Este Rabino fue alumno de
Rab Yitzjak Luria (el Ar-i Z-l) el cual revelo al mundo los conceptos de la Kabalá donde se explica con
detalles las partes más secretas de la Tora.

A: ¿Cuál es la descripción básica del alma?

M: Antes de describirla tenemos que entender la función que el cuerpo humano ejerce en el hombre.

A: Pero, ¿no son la misma cosa el hombre y el cuerpo humano?

M: el hombre es - en realidad - el alma misma, la cual se cubre con el cuerpo humano, es decir, con la
piel, la carne, los huesos y las arterias que llegan a constituir la vestimenta del hombre o del alma.

El alma está compuesta de 248 órganos y 365 arterias espirituales, y a cada una de esta partes les
corresponde una parte física en el cuerpo humano.

A: Pero, en realidad el alma y el cuerpo están separados, ¿no?

M: No totalmente separados. Siendo el cuerpo la vestimenta del alma y teniendo el mismo número de
partes, los constituyentes espirituales del alma se entrelazan con los corporales para otorgarles vida y
permitirles cumplir con sus funciones físicas. Cuando llega la muerte y el alma se separa del cuerpo,
todas las partes físicas pierden su conexión espiritual, que las mantenía con vida y dejan así de
subsistir.

248 órganos espirituales « Alma »


365 arterias espirituales

248 órganos físicos « Cuerpo humano »


365 arterias físicas

M: También es importante saber que el cuerpo humano fue creado por D-os con cuatro elementos
básicos: el fuego, el aire, el agua, y el polvo.

Cuerpo Humano
^ ^ ^ ^
Fuego Aire Agua Polvo

90
M: Debes entender que la descripción del alma sobre la cual hemos hablado hasta ahora, era la que
existía hasta antes del pecado de Adam, el primer hombre.

Cuando Adam cometió el pecado de comer de la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal, la
serpiente, indirectamente, introdujo en el hombre un "veneno", el cual se extendió e impregnó tanto al
alma como al cuerpo de éste.

Este "veneno", causa las enfermedades y la muerte, tanto del alma como del cuerpo.

Como dice en Génesis: "Pues en el día que comieras de él (del árbol del entendimiento), morir,
morirás". Y como la palabra "morir" aparece dos veces en el versículo, se aprende de esto que la
ingestión del fruto es la causa de dos muertes: la del alma y la del cuerpo.

A: Al principio de esta sesión me enseñó que el alma y el cuerpo están constituidos por los mismos
componentes ¿verdad?, entonces el alma humana también debería estar compuesta de cuatro
elementos al igual que el cuerpo ¿no es cierto?

M: Ciertamente, el alma se compone de cuatro elementos básicos buenos o yetser hatov (el impulso del
bien).

La parte negativa del alma la conocemos como el yetser hará (el impulso del mal), el cual se
encontraba fuera del hombre antes del "pecado mortal" (mejor conocido como el de la serpiente), y se
convirtió en una parte integral de él, con el "veneno" que la serpiente le introdujo. Este yetser hara se
basa a su vez en cuatro elementos básicos negativos.

Alma
V V
Yetzer
HaTov Yetzer
HaRá
^ ^

Cuatro Elementos Positivos Cuatro Elementos Negativos

Cuando el yetser hará domina sobre el hombre, éste hace que sufra de enfermedades espirituales, y en
el caso de que el yetser hará logre un dominio absoluto, el alma puede ser destruida, llegando inclusive
a su propia muerte.

El hombre puede usar su parte buena, el yetser hatov (el impulso del bien), y luchar contra su yetser
hará, evitando así las enfermedades y la muerte espirituales.

A: ¿A qué se refiere usted con enfermedad y muerte espirituales?

M: Me refiero a que pueden existir personas que, físicamente estén perfectamente sanas, pero, que al
haber pecado tanto, su alma esté "enferma" y aunque exteriormente se vean fuertes, sanas y
caminando felices por la calle, en su interior estén agonizando, o inclusive muertas. Y esto es lo que el
Talmud nos enseña: "A los reshaim (malvados) aunque están vivos, se les llama muertos porque su
alma esta muerta, y a los tzadikim (justos), aunque están muertos, se los llama vivos porque su alma
sigue viva". Por eso el Talmud dice que Yaacov nunca murió porque su alma siguió existiendo aún
después de la muerte física de su cuerpo.

Las Mitzvot como Alimento Espiritual del Alma

Toda las personas tienen un gran potencial espiritual; lo malo es que no lo creen o no lo quieren creer;
si tan sólo se lo propusieran, podrían alcanzar niveles espirituales muy elevados.
91
Tanto el estudio de la Tora, como su cumplimiento, debe ser hecho en forma lenta y progresiva,
digiriéndolo poco a poco para poder basar nuestro próximo paso en lo que ya digerimos en el anterior,
y así poder construir una vida espiritual fuerte.

M: Continuemos con la explicación del alma. Voy a hablar ahora sobre el alimento de nuestras almas,
ya que también ellas, como el cuerpo humano, necesitan de alimento para subsistir, siendo para ellas
necesario un alimento espiritual.

El alma tiene 248 órganos. Cada uno de estos se alimenta de la mitzva positiva o de "hacer", que le
corresponde a este.

Si la persona no cumple con una de estas mitzvot, el miembro correspondiente a ésta, muere ya que no
tiene el alimento espiritual necesario para su subsistencia.

A: Entonces, ¿es el cumplimiento de las mitzvot positivas el que da la vida a nuestra alma y el no
cumplimiento de ellas es lo que la "mata"?

M: Sí. Y lo mismo se aplica con las mitzvot de "no hacer" o los pecados, pero de forma un poco
diferente. El alimento que obtenemos de las mitzvot positivas que cumplimos, llega a los miembros
correspondientes del alma por medio de ciertos canales, que son las 365 arterias del alma. Cuando una
persona comete un pecado, el canal correspondiente se tapa con alimento impuro, el cual es el
producto del pecado, y no deja pasar al alimento puro a su miembro correspondiente, haciendo que
éste se "seque", pero no llegando a "morir", distinto de lo que ocurre cuando no cumple con la mitzvá
positiva de este miembro (que acaba muriendo).

A: ¡Es un sistema espiritual increíble!

M: La persona debe buscar con todas sus fuerzas cumplir con todas las 613 mitzvot, tanto las positivas
("harás"), como las negativas ("no harás"). Las mitzvot positivas le darían vida al miembro
correspondiente a esa mitzvá. Igualmente cuando se le presenta en su camino una mitzva negativa o
pecado, deberá tratar de evitarlo y así el canal correspondiente a esta mitzvá será descontaminado o
purificado y por él fluirá la energía positiva espiritual hacia los diferentes órganos del alma.

Si el hombre logra cumplir con todo esto, llegara a purificar su alma como lo hicieron nuestros primeros
padres (patriarcas), Abraham, Yitzjak e Yaacov.

- El Alma Básica y el Alma Intelectual

A: Eso está muy bien en lo que se refiere a las 613 mitzvot de la Torá, pero ¿qué tiene que ver el alma
con las características humanas, de las cuales también habla el judaísmo?

M: Esta es una excelente pregunta! En realidad existe un alma dividida en dos: el alma básica y el alma
intelectual.

El concepto de las características buenas o malas están impresas en el alma básica, la cual es la base
del alma intelectual. Esta última tiene como función principal el cumplimiento de las mitzvot.

De aquí vemos que las características humanas no están nombradas entre las 613 mitzvot, sino que
son un prerrequisito necesario para el cumplimiento de las mismas.

Porque el alma intelectual por sí misma no tiene el poder de realizar ninguna mitzvá en ninguno de los
248 miembros del cuerpo si no es a través del alma básica, que está mas cercana al cuerpo. Las
características humanas negativas no permiten cumplir apropiadamente con las Mitzvot como ya bien lo
dijeron nuestos Sabios en el Talmud: "la persona que se enoja es como si cometiera idolatría", o "el
que es arrogante es como si no creyera en D-os".
92
Esto nos enseña que el no tener buenas virtudes humanas es equivalente a la violación de mitzvot, ya
que las características humanas son los cimientos y la base de todas las 613 mitzvot. Por eso no fueron
nombradas entre éstas, porque ya están incluidas en el alma misma.

De todo esto concluimos que debemos cuidarnos mucho de las virtudes humanas ya que si se tienen
características buenas, con mayor facilidad se podrá cumplir con las mitzvot. Abraham Avinu se esforzó
en componer sus características humanas, y después de lograrlo, sin habérselo ordenado D-os, empezó
a cumplir todas las mitzvot, las cuales surgieron naturalmente de sus características ya compuestas.

Alumno: Nunca me había planteado cómo Abraham Avinu pasó de ser hijo de un idólatra a ser un
tzadik o persona justa…

Maestro: Ahora entenderás mejor lo que los Sabios dijeron sobre ser humilde: ser humilde te lleva al
mundo venidero (Olam Habá). ¿Por qué?, porque esta virtud te llevará a cumplir las mitzvot, y esto te
llevará al Olam Habá.

A: ¿Quiere decirme que dependiendo de la manera en que yo actúe, puedo evitar enfermedades
espirituales y lograr tener un alma sana?

M: Sí, y no sólo eso, sino que el alma básica junto con el cuerpo humano podrán dejar entrar a D-os,
que residirá en el alma intelectual misma, en el momento que ella cumple con las mitzvot.

En otras palabras, el alma básica prepara al cuerpo humano, para que cuando la persona cumpla con
las mitzvot, el alma intelectual se eleve a niveles espirituales muy altos.

- Las Características Humanas

¿Recuerdas que el cuerpo del hombre está constituido por cuatro elementos?

Las características humanas negativas provienen de los mismos cuatro elementos: fuego, viento, agua
y polvo.

Del elemento del fuego proviene la arrogancia o presunción, ya que es el elemento más ligero y volátil
de todos (como el fuego mismo).

De la arrogancia deriva el enojo, ya que cuando la persona es arrogante, se enoja al ver que no
obedecen sus deseos, voluntades o caprichos. Si esta persona reconociera sus debilidades, sería más
humilde y por lo tanto no se enojaría.

También el odio al prójimo se deriva de la arrogancia, ya que la persona que es presumida odia a
cualquier persona que tenga una o varias cualidades que él no tiene.

Del elemento del viento se origina la conversación vana o sin un propósito definido que lleva a tener un
beneficio espiritual o físico.

Sus derivados son las mentiras, hablar mal del prójimo (lashón hará) y alabarse ante los demás
diciéndoles sus propios méritos o cualidades.

A: Maestro!, qué interesante…

M: Muy! Cada vez que se lo repito a uno de mis alumnos, yo mismo me vuelvo a asombrar de la
profundidad de estos conceptos...pero continuemos.

Del elemento del agua se extrae el deseo a los placeres, ya que éste es el símbolo y origen de toda
clase de placeres.
93
Sus derivados son hajemda (codicia), o sea apropiarse del dinero, de la mujer que no le pertenece y
todas las demás pertenencias de su prójimo, para obtener placer de ellas. También se deriva la envidia,
ya que es así como se sentirá al querer ser como los ricos para tener placer de su dinero.

Del elemento del polvo nacen la virtud negativa de la depresión o tristeza y todos sus derivados como
la pereza para cumplir con las mitzvot, por estar triste al no poder adquirir las riquezas de este mundo,
o por los dolores o penas que le sobrevienen.

Otros derivados son el sentimiento de insatisfacción de todo lo que posee y el deseo de querer adquirir
cada vez más y más.

Resumiendo todo lo anterior, vemos que las causas principales de las características morales negativas
del hombre son cuatro:

• La arrogancia y el enojo derivado de ésta

• El habla vana

• El deseo del placer

• La tristeza

Las cuatro se derivan de los cuatro elementos negativos del alma básica.

Lo opuesto a esto son las cuatro cualidades positivas derivadas de los cuatro elementos positivos del
alma básica, los cuales son:

• La humildad o lo que es lo mismo, Tajlit hashiflut (la modestia máxima), al alejarse de cualquier
forma de enojo derivado de la arrogancia.

• El silencio, saber utilizar el habla y la boca, que fueron creadas para estudiar Torá, rezar y para
necesidades del alma y el cuerpo, o para honrar a otras personas.

• La aversión a todos los placeres corporales y a toda cosa extra que no le sea necesarias.

• La alegría perpetua, estar siempre con alegría al tomar todos los acontecimientos difíciles que D-
os le trae con regocijo y aceptación. Sentir felicidad por el cumplimiento de las mitzvot de D-os, y tener
como propósito principal en la vida el estudio de la Torá, y como propósito secundario el trabajo.

1. Las Fuerzas del Hombre y Los Mundos Espirituales

MAESTRO: ¿Cómo te has sentido?

ALUMNO: Muy bien, maestro. Estuve con mis compañeros y todos estuvieron de acuerdo que la sesión
pasada fue muy interesante, pero obviamente tienen muchas preguntas, así como yo también las
tengo.

M. Dime ¿cuáles son tus preguntas?

A: Mi primer pregunta es: ¿cuándo el hombre hace cosas buenas... esas cosas le hacen bien a su alma,
pero ¿qué es lo que ocurre con el mundo alrededor? Usted me había dicho que también este sistema se
aplica a todas las partes y cosas del mundo entero, y que hay una cierta influencia de una persona
hacia otra persona.

94
M: Por supuesto, esto es justamente lo que hablaremos en esta sesión. Hablaremos de la influencia de
las mitzvot o las acciones de las personas sobre el universo y todo el mundo y, por sobre todo, sobre el
mundo espiritual. En primer lugar hay que explicar los diferentes mundos que existen.

A: :Cuantos mundos espirituales existen?

M: :Hay cuatro mundos, así como las neshamot.

El primer mundo es el mundo de la nobleza, y es algo tan espiritual que no podemos entenderlo.

El segundo mundo es el mundo de la creación, y es el mundo que se creó de la nada pues cuando D-os
creó al mundo lo creó de la nada.

El tercer mundo es el mundo de la formación, ya que D-os, después de haber creado el mundo, le dio
forma.

El cuarto mundo es el mundo más inferior: el Mundo de la acción, en el cual vive el hombre.

El hombre puede influir y controlar todos los mundos espirituales. Cuando D-os terminó de crear al
hombre dijo "…y fue muy bueno", es decir que el hombre es lo más grande que existe, pues de él se
generan todas las fuerzas positivas y negativas que controlan el mundo ya sea físico como espiritual.

A: Muy interesante, pero que tiene que ver el Hombre con estos Mundos?

M: La respuesta es un poco compleja, pero para estas alturas tu ya podrás seguir el hilo.

Nosotros sabemos que la Torá dice que la persona fue hecha a semejanza e imagen de D-os. La
pregunta es ¿cómo es esto posible, si nosotros sabemos que D-os no tiene imagen? La respuesta es
que la persona es similar a D-os ya que Él le concedió ciertas fuerzas muy poderosas.

A: Eso es algo asombroso!

M: Bueno, primero explicaremos las fuerzas que D-s posee y luego lo compararemos con el Hombre.

A: Maestro estoy muy ansioso aprender esto.

M: Quizá tu sabrás que uno de los varios nombres de D-os es Elokim. La palabra Elokim se refiere a
que D-os es la fuente de todas las fuerzas en el mundo, y no sólo eso, sino que Él es la raíz de todas las
causas y de todo lo que ocurre en el mundo. Si en un momento dado, D-os - Quien es la raíz de todas
las fuerzas - se retiraría del mundo, este se destruiría. La presencia de D-os es la que hace que el
mundo siga existiendo, pues el mundo se hizo de la nada y en el momento que D-os quite sus fuerzas
del mundo, el mundo volvería a l caos y finalmente a la nada.

A: Y el Hombre?

M: El hombre fue creado parecido a Él (a D-os)…. lo que significa que el hombre con sus fuerzas - el
habla, sus acciones, y sus pensamientos - sea el que dirige al mundo hacia lo bueno o hacia lo malo.

En un lugar de las Sagradas Escrituras dice "Denle fuerzas a D-os" En otro lugar encontramos: "El
Todopoderoso, D-os, Él que te hizo nacer, tú lo debilitarás". Entonces surge la pregunta ¿cómo puede
uno hacer fuerte o débil a D-os? La respuesta es que D-os hizo un sistema en el cual el hombre tiene el
poder de debilitar o fortalecer las fuerzas del universo según sus acciones.

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El hombre es en realidad la residencia de D-os, como dice la Tora:"Y residiré en ellos". Eso significa que
las personas constituyen el alma de todos los mundos, es decir que todos los mundos operan según las
acciones del hombre.

A: Que sistema tan asombroso!

M: En verdad, muchas personas dicen ¿Quién soy yo? Pero en realidad valen mucho, pues ellos llevan
el control de este mundo. Cada una de sus acciones puede llevar la balanza para un lado o para el otro.

Se podría explicar mejor de este modo Tenemos una Mishná en Avot que dice: "Conoce lo que hay
arriba de ti". Esto simplemente significa que D-os está sobre ti. Pero también se puede hacer un juego
de palabras (en hebreo) que traducido es: Tienes que saber que lo que hay arriba en el cielo, viene de
ti. Y también hay un versículo que dice: "D-os es tu sombra". Así como cuando la persona camina hay
una sombra que hace exactamente lo que la persona hace, así también, D-os hace con el mundo y con
la persona de acuerdo a las acciones de esa persona. Es decir que D-os actuará como su sombra.

A: Me podría dar un ejemplo practico de este concepto?

M: Tomemos el ejemplo del Beit Hamikdash (El Gran Templo de Jerusalén)

A: Si mal no recuerdo el Beit Hamikdash fue destruido hace como 2000 años y esta es la razón por la
cual guardamos duelo en el día de Tishá Beav.

M: Sí, por supuesto. Tienes que saber que el Beit Hamikdash, a pesar de que fue destruido físicamente
por nuestros enemigos, ya estaba destruido espiritualmente por los pecados de los judíos. Los pecados
de ellos subieron al cielo, destruyeron el Beit Hamikdash espiritual y es por eso que fue muy fácil
destruirlo físicamente.

A: Pero ¿cómo funciona la relación entre el Hombre y los Mundos Espirituales?

M: Es obvio que el hombre solo puede influenciar en los Mundos Espirituales por medio del Alma la cual
también es Espiritual.

El alma que viene desde los cielos pasa por muchos mundos espirituales antes de llegar al hombre. Esa
alma que está en el hombre está conectada con todos los niveles de almas que están en el mundo
superior.

También está escrito que D-os insufló en los orificios nasales del hombre un alma de vida.

Por otro lado, el hombre fue creado después de todos los animales, porque contiene todas las partes de
la creación, y al haber sido creado último todas las partes de la creación entraron en él. Es por eso que
está escrito en la Torá: Naasé Adam "hagamos un hombre", pues D-os invitó a todas las creaciones del
mundo para hacer al hombre. Si el hombre peca, entonces, todas las partes del mundo pedirán perdón
por él, y si él hace cosas buenas, ellas estarán contentas con él.

Otro aspecto del Alma humana es que el hombre antes del pecado - cuando comió del fruto - era todo
bueno. Y el mal o el pecado estaban fuera del hombre, y eso es lo que simboliza la serpiente. Después
del pecado el mal entró en el hombre y ahora la persona está constituida del bien y del mal, y todos los
actos de las personas siempre están combinados con el bien y el mal. Incluso que la persona sea un
gran tzadik (recto) tiene en ella ciertos elementos de lo malo. Es por eso que no se puede juzgar a la
persona cuando hace cosas malas, pues también ella hace cosas buenas. D-os le dijo al hombre: El día
que comas del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, morir has de morir. D-os no quiso
decirle que por comer la fruta moriría, sino que la única manera de remediar el hecho de haber ingerido
el mal dentro de él, es por medio de la muerte. Pues al morir el mal desaparecerá.

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A: Maestro, esto es muy interesante. Yo pensaba que la muerte era un castigo.

M: No, no es un castigo, es la medicina para remediar el pecado cometido. Luego, D-os no le permitió
al hombre comer del árbol de la vida, puesto que si comía de ese árbol se haría eterno y siempre
llevaría consigo lo malo. Al no poder comer del árbol de la vida, el hombre es mortal y con la muerte se
separa de lo malo.

A: Bueno, me explico usted la relación entre el Alma humana y los mundos espirituales.

Pero cual es la relación estos y las mitzvot?

M::Hablaremos ahora de las mitzvot y cómo ellas pueden influenciar en el universo y en el mundo
espiritual. La mitzvá tiene el poder de rectificar los mundos. Todo depende de cómo se hace la acción y
de la pureza de pensamiento que va detrás de la mitzvá. Cuando realizamos una mitzvá decimos una
bendición que dice que D-os nos santificó a través de esa mitzvá, es decir, que no sólo rectificamos
mundos sino que también nos rectificamos a nosotros mismos.

A: Explíqueme todo esto, ¿cómo es su funcionamiento?

M: Desde el momento que la persona piensa en hacer una mitzvá, hace impacto en los cielos y desde
allí le envían una luz y de esta manera él se apega a D-os. Esta luz lo envuelve y lo ayuda a completar
la mitzvá, y la luz se hace más grande, y es como si estuviera en el Gan Edén. Esto lo induce a hacer
más mitzvot y rechazar hacer cosas malas. Como está escrito en Pirké Avot: una mitzvá trae a otra
mitzvá. Es por eso que siempre decimos que por más pequeña que sea la mitzvá es importante hacerla,
pues eso hará que la persona sea inducida a hacer más mitzvot y se aleje de lo malo. Esto es así puesto
que cuando la persona hace una mitzvá, el ietzer hará (impulso del mal) no puede luchar contra ella.

A: Pero… seguramente ocurre lo mismo con los pecados.

M: Sí, por supuesto. Si la persona hace algo malo atrae a un espíritu de impureza hacia él y cae sobre
él un espíritu del gueinom (infierno) aunque esté vivo. Entonces vemos que la persona en realidad no
tiene que esperar hasta los 120 años para ver lo que es el Gan Edén y lo que es el Gueinom. Puede
saborear lo que es el Gan Eden cuando realiza una mitzvá y puede sentir lo que es el Gueinom cuando
comete un pecado. Es por eso que la persona puede, por medio de un pecado, dañar o destruir
mundos.

A: Entonces, si una persona destruye mundos, ¿cómo puede volver a componerlos?

M: La persona puede recomponer lo que destruyó. Según nuestras acciones son las reacciones del cielo.
Como dijo Newton: para cada acción hay una reacción. Ahora pasaremos a otro tema, el cual habla de
los ángeles

A: De este tema no tengo ninguna noción.

M: Además, debes saber que el alma de la cual estamos hablando - tu alma - está compuesta de varias
partes. Una parte es el alma básica, la cual se alimenta de las actitudes humanas, el alma espiritual se
alimenta de las mitzvot. Pero a parte de esto hay otras partes: las cuales las designamos con la sigla
NERAN - NEFESH, RUAJ y NESHAMÁ.

El nefesh es el alma más inferior, y es la que reside en el hígado y en la sangre, pues es lo más básico
que hay - es la vida. Esta es la parte del alma que se alimenta de los actos que nosotros realizamos.
Luego está el dibur - habla - que es el que alimenta al ruaj. Así como dice en la Torá que D-os insufló
ruaj en el hombre, refiriéndose al habla, lo cual nos diferencia de los animales. El nefesh también es
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parte de los animales, pero el ruaj es lo que nos diferencia de ellos. El ruaj está en el corazón, y el
pensamiento reside principalmente en la neshamá, la cual está en el cerebro. Ahora, la neshamá es
algo que en realidad no entra en el cuerpo del hombre.

A: Pero ¿cómo puede formar parte del hombre si no está en el hombre?

M: Antes del pecado, la neshamá estaba dentro de Adam, pero luego de que cometió el pecado salió de
él y sólo está por encima de la persona. La única persona que tuvo la neshamá dentro de él después del
pecado de Adam Harishón, fue Moshé Rabenu, pues la Torá dice "Ish Haelokim" - el hombre Divino - es
decir que la neshamá estaba en él. Es esta neshamá la que hace que la persona pueda entender los
secretos y la lógica de la Torá. Por otro lado, la persona no tendrá las chispas de la luz de la neshamá,
si ella no estudia o piensa en Torá. Pues la Torá y la neshamá vienen de la misma fuente. Entonces
cuando el pueblo judío estudia Torá, incorpora en él la neshamá y de esa manera se une a D-os.

A: Lo que yo no puedo entender es cómo el pueblo judío puede conectarse con D-os o unirse a Él, pues
D-os es infinito.

M: Nuestra relación es con los mundos espirituales que Él creó. Cuando nosotros queremos
relacionarnos con D-os debemos hacerlo por medio de la Torá y las mitzvot. De lo contrario no
podemos crear ninguna relación con Él. Y la Torá es en realidad, la neshamá y la vida de todos los
mundos. Es por eso que si se dejaría de estudiar Torá habría un caos, se destruiría el mundo. En el
Sidur está escrito que D-os implantó la vida de los mundos dentro nuestro. A través del estudio de la
Torá, los mundos seguirán existiendo. De aquí aprendemos que si el judío estudia Torá obtiene esas
chispas de la neshamá y se lo puede llamar Israel.

A: Tengo una pregunta, ¿hay una conexión entre estas tres cosas, el nefesh, el ruaj y la neshamá?

M: Tu pregunta es buena. Por medio de la respuesta verás cómo se conectan estas tres almas y cómo
la persona puede hacer teshuvá - arrepentirse - y que D-os le borre ese pecado. Debemos entender
que cada alma, digamos el nefesh tiene 10 sefirot y la sefirá más elevada del nefesh es la que se
conecta con la sefirá menos elevada del ruaj y la sefirá más elevada del ruaj se conecta con la sefirá
menos elevada de la neshamá. La neshamá también se conecta con la raíz de la neshamá, la cual se
llama jaiá, y es la kneset Israel - el conjunto de todas las almas de Israel. Y así la neshamá jaiá se
conecta con D-os en los mundos espirituales. Es por eso que nosotros decimos que el judío tiene una
parte del Alma Divina. Entonces, el nefesh - aunque sea el alma inferior - cuando hace cosas correctas
puede conectarse con el ruaj, con la neshamá y finalmente con D-os. Es decir que es como una cuerda
que va desde el nefesh hasta D-os.

A:¿Por qué D-os hizo toda estructura de almas?

M: D-os en Su bondad infinita quiso poner las almas de cierta manera, para que la persona pueda subir
poco a poco de nivel espiritual, mediante el cumplimiento de las mitzvot y el estudio de la Torá, hasta
llegar a apegarse a D-os mismo.

A: Todo está muy bien cuando uno sube de nivel espiritual, pero ¿qué ocurre cuando uno baja de nivel
espiritual?

M: D-os en Su gran sabiduría, hizo que los pecados no puedan alcanzar las almas más elevadas.

A: Podría usted explicarme esto.

M: Por supuesto. Mira, la persona cuando hace una determinada mala acción, tiene un castigo de caret,
es decir que se corta el alma de ella. Pero sólo se corta el nefesh. El ruaj no se corta. Cuando el nefesh
se desconecta no lo hace completamente, pues la parte más elevada del nefesh no se corta y sigue

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conectado con el ruaj. Entonces cuando la persona dice el viduy, es decir confiesa sus pecados y se
arrepiente de ellos, vuelve a conectar las nueve partes que se desconectaron del nefesh, con el ruaj.

A: Pero si la persona peca también con el ruaj, ¿qué pasará con el nefesh y el ruaj?

M: Por ejemplo si la persona peca hablando mal de otro, el ruaj no recibe el caret pero sí recibe daños.

A:¿Cómo es que la neshamá puede rectificar lo dañado por el ruaj?

M: Cuando la persona hace teshuvá, se arrepiente, piensa en arrepentirse. Cuando la persona hace
viduy debarim - se confiesa de palabra - el ruaj hace que exista más santidad y esa santidad baja sobre
el nefesh y el nefesh puede conectarse con el ruaj completamente. Y en el momento que la persona
hace cualquier daño al ruaj - por ejemplo, habla cosas malas o hace bitul Torá - entonces el ruaj daña
al nefesh. ¿Cómo puede entonces reparar esto? Haciendo teshuvá - arrepintiéndose. Cuando la persona
tiene el pensamiento de la teshuvá, eso sube del cerebro - la neshamá - hasta la jaiá - la raíz de la
neshamá - y luego baja hacia la neshamá y de allí baja hacia el ruaj y de allí baja hacia el nefesh y todo
vuelve a reconectarse

A:¿Qué pasa cuando la persona peca con el pensamiento?

M: La neshamá está formada de partes, alumbramientos. Entonces cuando la persona peque con el
pensamiento, al estudiar Torá la santidad subirá a la raíz de su neshamá y esto bajará a la neshamá y
luego sobre el ruaj. Es lo que dice en Tehilim el versículo 19, cuando la persona estudia Torá hace que
el nefesh regrese a su raíz completamente. Cuando la persona estudia Torá lishmá, es decir por el sólo
hecho de estudiar Torá, la persona se purifica toda. Y así como la persona se purifica cuando estudia
Torá y cumple mitzvot , así también los mundos espirituales se purifican.

A: Pero maestro, ¿cuando yo realizo una mitzvá tengo que pensar que todas estas cosas están
ocurriendo?

M: Por supuesto, sería lo ideal hacerlo. Sabemos que nuestros Avot - Patriarcas - cumplían con todas
las mitzvot aunque aún no habían recibido la Torá, pues ellos sabían los daños que causados al no
cumplir con ellas. Entonces tenemos que entender que las mitzvot y el estudio de la Torá son
exactamente para componer todos los mundos espirituales. Cuando la persona entiende el motivo de
las mitzvot, cumplirá con ellas, así como lo hicieron nuestros antepasados, incluso antes de recibir la
Torá.

A: Entonces, ¿por qué Abraham Avinu no hizo el berit milá antes de que D-os se lo ordene?

M: Porque entendió que no iba a componer nada en los mundos antes de sus 99 años. Cuando cumplió
los 99 años D-os le dijo que era el momento de componer algo por medio de esa mitzvá.

A: Entonces, si la persona sabe qué mitzvot él tiene que cumplir para componer los mundos, no
necesita cumplir con las otras, o puede también cumplirlas de distinta manera.

M: No, no. Cuando vino Moshé Rabenu dijo "Ele hamitzvot" - estas son las mitzvot, es decir que no
podemos hacer nada nuevo. Pues en realidad el motivo verdadero de las mitzvot aún no le ha sido
revelado a nadie en el mundo. Sólo a Adam Harishón antes del pecado. Y esa es la luz del primer día.
Es por eso que está escrito que Adam podía ver desde un extremo a otro del mundo. Él podía entender
todos los motivos verdaderos de las mitzvot.

A: Entonces, debemos cumplir con todas las mitzvot.

M: Por supuesto, puesto que no sabemos realmente por qué fueron dadas.

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A: Entonces, ¿por qué hay nuevas mitzvot como por ejemplo Januká?

M: Esta clase de mitzvot son cosas que la Torá indicó con una insinuación que deben ser cumplidas.
Pero cuando se cerró el Talmud, hace 1500 años ya no se pudo poner una nueva mitzvá.

A: Entonces, ¿aunque la persona no entienda por qué debe cumplir las mitzvot, tiene que cumplirlas de
todas maneras?

M: Debe cumplirlas aunque no entienda nada, pues los mundos serán compuestos por él de todas
maneras y tendrán más santidad y luz. D-os hizo que las mitzvot que la persona cumple influyan en los
mundos incluso que la persona no entienda su significado profundo y esencial.

A: Pero…¿por qué entonces hay libros que explican las mitzvot y dan sus razones, si usted dijo que no
se puede saber el significado de ellas?

M: Lo que yo he dicho es que no se puede saber el profundo y esencial significado, pero por supuesto
que hay algunas razones que sí se saben. Esto es necesario para que las personas quieran cumplir con
las mitzvot y piensen en estas razones y sepan así las cosas buenas que él puede generar. Por otro
lado, si no existiese ese pensamiento, de todas maneras eso no impediría que la persona por medio de
su acción influencie en los mundos, pues nosotros vivimos en el mundo de la acción

Rab Iosef Medrez

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El sistema digestivo (y el desarrollo espiritual)

…"Adán pecó al comer del Árbol del Conocimiento. Así, nuestra exploración de la anatomía espiritual
comenzará con el "sistema digestivo". Los órganos del sistema digestivo sirven como base de las
características más fundamentales del hombre. Sólo reconociendo el potencial oculto en estos órganos
podremos avanzar en nuestro crecimiento espiritual.

Las tres pasiones primarias del hombre son el deseo de riquezas, el placer sexual y la comida. Enseña
el Rebe Najmán que el deseo de riquezas es un abismo sin fondo del cual resulta extremadamente
difícil retornar (Likutey Moharán I, 23). La pasión sexual también constituye una importante prueba que
la persona debe enfrentar constantemente a lo largo de su vida (Likutey Moharán I, 36; ibid. 23). Pero
es a la gula a la que el Rebe Najmán denomina "la pasión principal," pues es el alimento el que le da al
hombre la fuerza para perseguir sus otros deseos y nunca puede abandonarse por completo (Likutey
Moharán I, 62:5). Más aún, comer es lo primero que desea un ser humano al llegar al mundo. En
cambio el amor, el temor, la paciencia y la humildad, el anhelo de éxito o de poder, los celos, la
envidia, la arrogancia y todas las otras pasiones se manifiestan en diferentes etapas de la vida. Algunas
características se desarrollan durante la infancia; otras, durante la pubertad y otras en la edad adulta.
Pero la necesidad de comer, de digerir y de eliminar los desechos es algo que comienza al nacer.

Enseña el Rebe Najmán que los deseos son superfluos. Se los compara con la cáscara de una fruta que
se pela y descarta. De la misma manera, uno puede descartar y vivir sin lo superfluo (Likutey Moharán
I, 62:5), tal como se observa en el caso del infante quien "sabe" cuánto alimento necesita y no come en
exceso. El cuerpo humano requiere para una supervivencia óptima de una simple y balanceada dieta de
carbohidratos, proteínas, grasas, frutas y vegetales. Y, enseña el Rebe Najmán, todo alimento puede
ser elevado y otorgar ese estado de completa nutrición del que disfrutaba Adán en el Jardín del Edén
(Likutey Moharán II, 5:17).

Afirma el Talmud que el hombre debe probar de todo lo que está permitido, para así apreciar y
agradecer a Dios por Sus maravillosas creaciones (Ierushalmi, Kidushin 4). Es obvio que se espera
entonces que sintamos placer al comer. Pero existe una diferencia entre consumir aquello que es
esencial y el deseo por los excesos. Aunque el hombre pueda vivir de pan y agua, usamos manteca,
margarina, miel o jalea para mejorar el sabor del pan. Le damos sabor a nuestras bebidas para hacerlas
más agradables al paladar. Estos son ejemplos simples de los agregados permitidos que pueden llevar a
excesos si uno no se cuida.

El mantenimiento apropiado del sistema digestivo es de fundamental importancia para el crecimiento


físico y el bienestar del hombre. Dado que el cuerpo es un paralelo del alma, el bienestar del cuerpo
indica una medida igual de bienestar en las capacidades del alma. Sólo mediante el alimento es posible
mantener una relación armoniosa entre cuerpo y alma, pues el cuerpo debe nutrirse para poder existir.

El alma, por su parte, no requiere alimento. Sólo cuando ambos, el cuerpo y alma están unidos, se
necesita de la nutrición (Likutey Moharán II, 5:3).

Aunque la medicina occidental considera a los órganos de la digestión, del procesado de los alimentos y
de la excreción, como sistemas separados, nosotros, en aras de la conveniencia, los trataremos como
una unidad. (Cabe destacar que la medicina china y otras formas de medicina holística enseñan que
todas las partes del cuerpo son interdependientes).

Así, en esta sección trataremos sobre el estómago, el hígado, la vesícula biliar, el bazo, los riñones y el
sistema circulatorio, todos ellos órganos que de alguna manera se encuentran conectados con la
digestión del alimento, con su procesado para la obtención de los nutrientes y con la excreción de la
materia de desecho.

Al comer, el alimento desciende al estómago, donde las enzimas y los ácidos lo disuelven en partículas
más pequeñas. El tracto digestivo continúa procesando este alimento, reduciéndolo a nutrientes que
son transportados por el sistema sanguíneo. La sangre, enriquecida con los nutrientes, fluye hacia el
101
corazón y los pulmones, donde es enriquecida con oxígeno y bombeada a través del sistema, llevando
el alimento a todo el cuerpo. Todo lo extraño es rechazado y expelido. La capacidad del cuerpo para
saber exactamente qué absorber y qué rechazar es una de las más notables maravillas de Dios.

Jaim Kramer Con Abraham Sutton

102
Bioética y Halaja

• ¿Que es la Bioética?

La medicina se encuentra en un constante progreso, tendiente a mejorar nuestra calidad de vida, evitar
el dolor físico y alargar nuestros anos. Pero involuntariamente cada avance medico nos enfrenta con
nuevos dilemas Éticos que demandan una redefinición de aquellos conceptos que siempre imaginamos
claros.

Pensemos por ejemplo en lo que hoy se considera un “simple” transplante de corazón. Hace poco
tiempo atrás no se contaba con la técnica adecuada para la conservación y el reimplante de órganos
vitales. Tampoco existía una droga como la ciclosporina, que contribuye a impedir el rechazo del órgano
transplantado. Hasta que se invento un respirador artificial no fue necesario distinguir entre la muerte
cerebral y la muerte cardiaca o respiratoria: ambas eran simultaneas!

Estos progresos médicos nos obligan a cuestionarnos por ejemplo: ¿Como se determina el momento de
la muerte, a efectos de un transplante de corazón? Imaginemos a un individuo cuyo cerebro quedo
dañado irreversiblemente a raíz de un accidente de transito, pero su corazón continua palpitando,
conectado a un respirador. ¿Consideramos a este individuo vivo o muerto? ¿Se permite extraer su
corazón a fin de transplantarlo a un paciente que lo necesita?

En otras palabras, la muerte ¿es una función de la inactividad cerebral o de la respiratoria?

En el otro extremo Ético-semantico otras definiciones esperan su turno. ¿Cuando comienza la vida?
¿Desde el momento de la concepción? ¿Al nacer? Dadas las facilidades tecnológicas para asistir a la
mujer en su embarazo ¿Se considera homicidio el descarte de embriones? ¿A partir de que día?

Conflictos como estos son tema de discusión y polémica permanente en nuestro mundo moderno. No
pasa prácticamente una semana sin que se publique un articulo sobre estos tópicos en los periódicos de
cualquier país civilizado.

La nueva disciplina que estudia, analiza y trata de brindar opiniones y puntos de vistas acerca de estos
conflictos se denomina Bioética, o sea, la Ética de la vida. Cientos de artículos se publican por ano y un
buen muestreo podríamos encontrar en las paginas electrónicas del Internet.

Médicos, profesores universitarios, abogados, filósofos, religiosos de todas las confesiones, educadores
y hombres que se interesan en estos temas debaten, opinan y aporta cada cual su punto de vista
enriqueciendo así esta nueva área multidisciplinaria.

Ahora bien, como judíos que nos regimos por una ley divina y eterna, ¿Donde encontraremos las
respuestas teóricas o practicas para estos complicados dilemas morales?

• La Halaja

La Halaja es el cuerpo normativo de la vida judía. Es la puesta en practica de todos los preceptos
bíblicos y las prescripciones rabínicas expuestas en el Talmud. La Halaja se compone de normas, leyes
y costumbres que rigen la vida del judío desde el nacimiento hasta la muerte, desde el alba de cada día
hasta el próximo amanecer.

La Halaja se ha desarrollado oralmente a partir de la aplicación de los preceptos bíblicos, pasando por la
compleja literatura Talmudica y llegando a la responsa rabínica contemporánea.

Entre las obras halajicas mas trascendentes se encuentran el Mishne Tora, de Maimonides (1135-1205)
que es el código halajico temáticamente mas abarcativo y el Shuljan Aruj, escrito por Rab Iosef Caro
(1488-1575) que es el código convencionalmente oficial de la legislación judía.
103
Existen también numerosísimas obras de responsa rabínica (Sheelot Utshubot, preguntas y respuestas)
donde se determina la condición Halajica de los mas diversos temas y circunstancias. Fuera de la Halaja
no existe para el judaísmo normativo ningún otro sistema Ético o moral. El judaísmo no acepta la ley
natural, ni la dudosa Ética cuantitativa. Mas aun, coincidiendo con la filosofía moderna, desde siempre
sostuvo el judaísmo que el hombre es por naturaleza incapaz de llegar a una definición Ética universal y
absoluta.

Por lo tanto cuando queremos buscar un criterio “Ético” judío es la Halaja y sus amplísimas fuentes
donde debemos explorar a fin de encontrar una orientación al respecto.

• Los mecanismos de la Halaja

Hay dos principios importantes para la determinación Halajica de un tema:

En primer lugar en casos nuevos, como los que queremos analizar, para los cuales obviamente no
existe jurisprudencia rabínica ni Talmudica, los Rabinos legisladores contemporáneos (en hebreo
Poskim) desarrollan sus veredictos en base al análisis comparativo de casos o principios legales
similares que encuentran en la legislación Halajica que los antecede. Para determinar su decisión los
Rabinos deben tomar en cuenta todos los criterios a favor y todos los puntos en contra.

En segundo lugar, en el judaísmo actual, post talmúdico no existe un cuerpo legislativo supremo oficial,
como era el caso del Sanedrín en la antigüedad (por cuya restitución rezamos tres veces por día). Cada
Posek, por lo general, elabora su veredicto individualmente y es acatado por sus fieles, los cuales
adoptan su opinión por la pertenencia comunitaria o su extracción histórica común (Sefaradim,
Ashkenazim etc.).

A veces varios Rabinos concuerdan con un mismo veredicto, y a veces no.

De aquí la dificultad de exponer una opinión Halajica única e indiscutible.

• Problemas y soluciones

Como ejemplo del tratamiento Halajico de un tema medico con implicancias Éticas nos referiremos
ahora al problema de la esterilidad.

Este articulo es de carácter descriptivo y no prescriptito. Por lo tanto, dada la delicada naturaleza de
estos temas, si se presenta una situación real deberá consultarse con una autoridad rabínica
competente.

La esterilidad afecta a un promedio del 8 al 15% de las parejas casadas. De este numero alrededor del
30% se debe a la esterilidad del hombre. Las causas pueden ser varias: anomalías anatómicas en el
órgano de reproducción masculino (hypospadias), impotencia psicológica u orgánica, o bien la debilidad
o el numero reducido de espermatozoides. En todos estos casos se contempla la posibilidad de la
inseminación artificial con el semen del propio marido.

No obstante, hay otras circunstancias (aspermia, azoospermia, necrospermia, etc.) donde el semen del
marido no puede ser utilizado efectivamente. En estos casos los médicos suelen aconsejar la utilización
del semen de otro individuo, por lo general a través de un banco de semen.

La inseminación es un método relativamente sencillo y para nada nuevo, en el cual se inyecta el semen
en el cuello del útero o directamente en el útero de la mujer. El primer experimento exitoso de
inseminación artificial en animales data del ano 1742 y en seres humanos tuvo lugar a fines del siglo
pasado por Robert Dikinson: en 1866 nace en los Estados Unidos el primer bebe por inseminación
artificial. Hoy en día se calcula que solo en ese país nacen anualmente miles de niños por inseminación
artificial.

104
• Precedentes a favor y en contra, se buscan.

Si bien los sabios judíos de la antigüedad discutieron acerca de la posibilidad teórica de la concepción
sin que medie relación sexual (Masejet Jaguiga, 15a) el pronunciamiento directo respecto a la
inseminación artificial es, obviamente, reciente. Sobre el tema no existe un consenso total en todos los
puntos. No obstante, la mayoría de los Poskim contemporáneos se inclina por autorizar la inseminación
artificial siempre y cuando se realice con el semen del propio marido.

Hay dos principios Halajicos básicos en favor del tratamiento de la infertilidad.

Ante todo el precepto bíblico –el primero de la Tora– mencionado en Bereshit2 “Perú uRbu”,
“Fructificaos, multiplicaos y colmad la tierra”, dice el Creador a Adam y Eva. Precepto que la Halaja, por
su parte, encuadra estrictamente dentro del marco familiar.

Otro criterio invocado a favor de este caso es el de Guemilut Jasadim (Obrar el bien) que deriva del
famoso mandamiento que se menciona en Vaikra3 “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. De aquí la
obligación moral de asistir al semejante según sus necesidades. Pocas circunstancias hay, tan nobles
como ayudar a una pareja a realizarse como padres.

Por otro lado, existen ciertas complicaciones.

La primera que mencionan la mayoría de los Rabinos es la utilización de semen de un tercero, lo cual
acarrea problemas de filiación e identidad Halajica irresolubles. Por eso coinciden en prohibir la
inseminación artificial con el semen de otro hombre que no sea el propio marido.

En segundo lugar varias autoridades rabínicas temiendo un abuso de la utilización de este método
estipulan que debe existir un tiempo de espera o el veredicto de al menos dos especialistas médicos
que determinen la imposibilidad del embarazo natural y la efectividad del método, antes de apelar a la
inseminacion4.

Otro punto de controversia se relaciona con la extracción del semen, ya que su derramamiento se
considera en el judaísmo una afrenta y los Rabinos que autorizan la inseminación mencionan medios de
obtención lo mas cercano posible a lo natural5.

• Mas soluciones medicas, más complicaciones éticas.

A través de métodos tecnológicos desarrollados en las ultimas décadas es posible fecundar el ovulo
femenino con semen masculino fuera del cuerpo de la mujer (in vitro, o sea, en un tubo de ensayo)
para luego regresar el cigoto u ovulo fecundado al cuerpo de la madre, dueña del ovulo, o congelarlo y
mas adelante insertarlo en su cuerpo o en el de otra mujer. El cigoto, al ser reinsertado, se desarrolla
como en un embarazo normal, aun cuando la madre portadora (embarazada) no sea la dueña del ovulo
original.

Por lo general, y a diferencia de la inseminación artificial, la fecundación in vitro se prescribe en casos


de esterilidad femenina. Alrededor del 10% de las mujeres presentan problemas de esterilidad y un
tercio de estos casos son causados por inconvenientes en las trompas de Falopio, que no pueden ser
resueltos quirúrgicamente. En Este y otros casos, como ser cantidad excesiva de anticuerpos contra
antigenos presentes en el espermatozoide6 la fecundación in vitro es la solución. En 1978 nace en
Inglaterra Louise Brown, la primera niña fecundada fuera del útero materno. La señora Brown sufría de
agenesia (ausencia de trompas de Falopio), por lo cual le hubiera sido imposible concebir un hijo por
medios naturales.

• Otras dificultades…

105
Para la determinación Halajica de este caso, los Poskim están divididos. Por un lado los que la prohíben
razonan que a los inconvenientes de extracción del semen, tiempos de espera y otros mencionados en
la inseminación artificial se suman problemas adicionales. En este caso, dicen, cuando el intento de
fecundación no tiene Éxito, el semen se considera derramado en vano, ya que, a diferencia de la
inseminación artificial, Este se utiliza fuera del cuerpo de la esposa. Además, agregan, al tratarse de
una concepción extrauterina, en su opinión no se cumple el precepto bíblico de la reproducción.

No obstante, numerosos Poskim autorizan la fecundación in vitro bajo las mismas premisas exigidas
para la inseminación artificial, y consideran que también a través de este método se concreta el primer
mandamiento de la Tora.

La principal complicación se presenta en el alquiler de vientre, método que los Poskim coinciden en
prohibir. En un caso común de fecundación in vitro los padres biológicos son los padres naturales de la
criatura. Pero que sucede cuando una mujer (A) que no puede llevar adelante su embarazo apela al
vientre de otra mujer (B) para dar a luz a su hijo, concebido in vitro. ¿Quien es la madre en este caso?
¿Es la dueña del ovulo (A) o la que dio a luz (B) al bebe? Los dos elementos naturales de la maternidad,
la concepción y el parto, aquí se oponen uno al otro. ¿Como saber cual de estos dos elementos es el
determinante excluyente de la maternidad?

¿Y quien es el padre? ¿El padre biológico o el esposo de la señora (B)?

Por todos estos conflictos de filiación los Poskim no autorizan este método. (Aunque por otro lado
continúan avanzando en su análisis jurídico para determinar el status a posteriori.) Cabe destacar que
las causas Halajicas de esta prohibición son ciertamente pragmáticas. A diferencia de otras religiones la
oposición no se basa en conceptos relacionados a la antinaturalidad del método. En el judaísmo nunca
se adopto la postura que critica la intervención del hombre o la tecnología por El creada en procesos
naturales. Por el contrario, el ser humano es el socio de D”s en la creación y el mejoramiento del
mundo y todo lo que este en su posibilidad hacer para mejorar la naturaleza es loable que lo realice.

• Conclusiones

En la medida que la ciencia avanza, la Halaja a través de los Poskim, deberá pronunciarse en temas
como clonación humana, gestación con fines de ablación, gestación en vientre mecánico, y quien sabe
que otras complejas técnicas medicas y genéticas.

Nada nos lleva a pensar que los próximos anos serán más sencillos para la bioética y la Halaja. Pero a
través de los fascinantes mecanismos de la ley judía, las brillantes mentes de sus expositores
continuaran explorando nuestras fuentes en busca de las respuestas que tanto necesitamos.

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