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GIBSON El Destino de La Arqueolog A en Iraq
GIBSON El Destino de La Arqueolog A en Iraq
GIBSON, McGuire “Fate of Iraqui Archaeology”, Science, Vol. 299, Issue 5614,
21/03/2003. Traducción: Eleonora Ravenna (2006)
La inminente guerra en Irak pone a la población civil ante un riesgo muy grande a
causa del poder de las nuevas armas. La guerra también pone en peligro la cohesión
social porque Irak tiene una sociedad moderna, compleja y tecnológicamente
sustentada y es, por lo tanto, sumamente vulnerable. Comparados con el sufrimiento
humano, los objetos materiales parecen menos significativos pero también, ante esta
amenaza, son una parte importante del patrimonio cultural de la humanidad. Irak es la
antigua Mesopotamia, donde la civilización más temprana se desarrolló en el cuarto
milenio a.C. Sumerios, acadios, babilonios y asirios, así como griegos seléucidas, partos
y sasánidas de Irán y luego árabes gobernaron imperios cada vez más complejos desde
capitales en este país.
Desde la fundación del estado moderno de Irak hasta 1990, éste tuvo un record
envidiable en la protección de sus antigüedades y patrimonio cultural. El
Departamento de Antigüedades, apoyado por una ejemplar Ley de Antigüedades,
tuvo el control de todos sitios y artefactos arqueológicos. El Departamento, desde sus
inicios en ‘20, comenzó a desarrollar un bien-entrenado staff académico, museológico, y
de seguridad. Tan temprano como en la década de los ‘30, fueron enviados al exterior
estudiantes para obtener grados avanzados y algunos se conviertieron en los mentores
de las nuevas generaciones de arquólogos y epigrafistas. Durante los ’80, había más de
25 doctores iraquíes instruidos en el extranjero, trabajando en el servicio de
antigüedades o en las universidades del país. Los programas de arqueología en las
universidades permitían al Departamento de Antigüedades contar con un personal
1
Agregado de la traductora.
1
compuesto por miles de personas para sus 20 museos, para supervisar las excavaciones
y para otros propósitos. Buena parte del personal estaba destinada a la seguridad:
cientos de guardias que eran responsables de sitios individuales. Docenas de
representantes del Departamento de Antigüedades, residiendo en pueblos a través del
país, eran responsables de la protección de todos los sitios en grandes regiones,
incluyendo los desiertos.
El resultado de esta evolución del personal entrenado fue que, antes de 1990, no había
virtualmente excavaciones ilegales en sitios arqueológicos y ni comercio ilícito de
antigüedades. La insurrección a fines de la Guerra de Golfo puso fin a aquel record.
Nueve de los trece museos regionales en el sur y en el norte del país fueron invadidos
por muchedumbres, que destruyeron las exhibiciones, robaron las antigüedades, y, en
algunos casos, quemaron los edificios. Más de 3000 objetos se perdieron, casi ninguno
ha sido recuperado.
2
A. Lawler, Ciencia 293, 32 (2001).
2
excavaciones del Departamento han brindado importante información sobre el
desarrollo de la arquitectura, así como de los grupos mayores de artefactos, inclusive
objetos inscriptos. Estos hallazgos son los únicos, entre los muchos millares de objetos
de estos sitios, que proceden de contextos arqueológicos registrados. Todos los otros,
que ahora residen en museos y colecciones privadas alrededor del mundo, carecen del
contexto y son de mucho menor valor como fuentes de información.
Los estudiosos y las instituciones en los Estados Unidos y otros países se posicionan y
preparan para ayudar al Departamento de Antigüedades. (Ver recuadro, que es una
carta que ha sido enviada al Presidente George W. Bush, al Secretario de Naciones
Unidas, Kofi Annan, y al primer Ministro Tony Blair. Para la información adicional y
3
N. Wilford, New York Times. 25 febrero 2003, P. B1.
4
A. Lawler, Ciencia 295, 2189 (2003).
3
actualización ver www.archaeological.org.) Sin embargo, el financiamiento para esta
institución y el equipo requerido necesitará de recursos en una mucho mayor escala.
5
El autor es el presidente de la Asociación norteamericana para la investigación en Bagdad;
profesor de Arqueología mesopotámica de la Universidad de Chicago, Chicago, IL 60637,
EEUU. Correo electrónico: m-gibson@uchicago.edu
4
protegerlos. En cualquier conflicto militar, ese patrimonio es puesto en riesgo y ahora parece
estar en grave peligro.
Si la guerra estallara, exhortamos a todos los gobiernos a respetar los términos de la Convención
de La Haya (1954) para la protección del Patrimonio Cultural en caso de conflicto armando y su
primer protocolo. Exhortamos a todos los gobiernos, instituciones e individuos en posición de
actuar, a reconocer y sostener la validez de la fuerte Ley de Antigüedades de Irak existente.
Para sostener la seguridad en el tiempo del Patrimonio Cultural de Irak y para detener las
excavaciones ilícitas y el contrabando de antigüedades que han venido ocurriendo durante este
período del embargo y que puede continuar durante un período de conflicto, el personal del
Departamento de Antigüedades debe regresar a los números pre-embargo en los campos
académico y técnico. Más importante, el número de guardias para sitios individuales,
monumentos y muesos debe volver a tener la fuerza de los tiempos pre-embargo.
Los signatarios de esta carta urgen a todos los gobiernos a reconocer que ese frágil Patrimonio
Cultural será inevitablemente dañado por la guerra, que pérdidas irreparables tanto a las
comunidades locales y a toda la humanidad son causadas por la destrucción de sitios culturales,
monumentos y obras de arte, y que es nuestra tarea común, tomar medidas posibles para
protegerlos.
Archaeological Institute of America
American Association for Research in Baghdad (AARB)
Archaeological Institute of America – Canada
Nelgian Archaeological Expedition to Iraq
British School of Archaeology in Iraq
Castern Niebuhr Institute of Near Eastern Studies, Copenhagen
Institute for Cultural Studies of Ancient Iraq
Kokushikan University, Tokyo
State Archives of Assyria Proyect, University of Helsinki
Z. Bahrani, Columbia University; F.M. Donner, G. Farber, W. Farber, G. Gragg, University of
Chicago; R.S. Ellis, Bryn Mawr College; M. Gibson, University of Chicago, President AABR; G.
Hermann, University College London; A. McMahon, University of Cambridge; K. Matsumoto,
Kokushikan University, Director Kolaishikan Archaeological Expedition to Kish; L. De Meyer,
Director Belgian Archaeological Expeditios to Iraq; Honorary Rector, University of Ghent; S.
Parpola, Director State Archives of Assyria Project, University of Helsinki; F. Reynolds,
University of London; E. Robson, All Souls College, Oxford; British School of Archaeology in
Iraq; J. Russell Massachusetts College of Art; P. Steinkeller, Harvard University, I. Thuesen,
Director, Carsten Niebhur Institute of Near Eastern Studies, Copenhagen: T.C. Young Jr.,
Director Emeritus, Royal Ontario Museum.