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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

FACULTAD DE HUMANIDADES Y ARTES


ESCUELA DE HISTORIA
CÁTEDRA: HISTORIA DE ASIA Y AFRICA I
PROF. TITULAR: CRISTINA DE BERNARDI

GIBSON, McGuire “Fate of Iraqui Archaeology”, Science, Vol. 299, Issue 5614,
21/03/2003. Traducción: Eleonora Ravenna (2006)

El destino de la arqueología en Irak

La inminente guerra en Irak pone a la población civil ante un riesgo muy grande a
causa del poder de las nuevas armas. La guerra también pone en peligro la cohesión
social porque Irak tiene una sociedad moderna, compleja y tecnológicamente
sustentada y es, por lo tanto, sumamente vulnerable. Comparados con el sufrimiento
humano, los objetos materiales parecen menos significativos pero también, ante esta
amenaza, son una parte importante del patrimonio cultural de la humanidad. Irak es la
antigua Mesopotamia, donde la civilización más temprana se desarrolló en el cuarto
milenio a.C. Sumerios, acadios, babilonios y asirios, así como griegos seléucidas, partos
y sasánidas de Irán y luego árabes gobernaron imperios cada vez más complejos desde
capitales en este país.

El número de sitios arqueológicos en Irak es casi imposible de estimar. El


Departamento de Antigüedades tiene un archivo en el que constan cerca de 10.000
sitios, pero éstos son sólo los que se han excavado o en los que se han hallado
artefactos significativos en superficie. Hay, haciendo un cálculo prudente,
probablemente 25.000 sitios mayores ocultos en los montículos [Tells 1], y cada uno de
ellos está rodeado por docenas de aldeas y pueblos pequeños. Solo en una pequeña
porción del país se han realizado inspecciones arqueológicas, mayormente en la región
central que representa algo así como como el 15% del total de la superficie (Fig 1). Cada
vez que se hace un estudio más intensivo de un montículo, se encuentran, en un radio
de 10 km., entre 10 y 50 sitios adicionales. El desierto occidental no ha sido casi
relevado, pero se ha hecho lo suficiente para estimar que hay cientos de miles de sitios
paleolíticos y neolíticos allí. En definitiva, es razonable considerar que hay cientos de
miles de sitios arqueológicos en Irak. Incluidos en esta esta estimación estan los miles
de monumentos aún en pie –mayoritariamente de los períodos islámicos, que son parte
de los modernos asentamientos urbanos.

Desde la fundación del estado moderno de Irak hasta 1990, éste tuvo un record
envidiable en la protección de sus antigüedades y patrimonio cultural. El
Departamento de Antigüedades, apoyado por una ejemplar Ley de Antigüedades,
tuvo el control de todos sitios y artefactos arqueológicos. El Departamento, desde sus
inicios en ‘20, comenzó a desarrollar un bien-entrenado staff académico, museológico, y
de seguridad. Tan temprano como en la década de los ‘30, fueron enviados al exterior
estudiantes para obtener grados avanzados y algunos se conviertieron en los mentores
de las nuevas generaciones de arquólogos y epigrafistas. Durante los ’80, había más de
25 doctores iraquíes instruidos en el extranjero, trabajando en el servicio de
antigüedades o en las universidades del país. Los programas de arqueología en las
universidades permitían al Departamento de Antigüedades contar con un personal

1
Agregado de la traductora.

1
compuesto por miles de personas para sus 20 museos, para supervisar las excavaciones
y para otros propósitos. Buena parte del personal estaba destinada a la seguridad:
cientos de guardias que eran responsables de sitios individuales. Docenas de
representantes del Departamento de Antigüedades, residiendo en pueblos a través del
país, eran responsables de la protección de todos los sitios en grandes regiones,
incluyendo los desiertos.

El resultado de esta evolución del personal entrenado fue que, antes de 1990, no había
virtualmente excavaciones ilegales en sitios arqueológicos y ni comercio ilícito de
antigüedades. La insurrección a fines de la Guerra de Golfo puso fin a aquel record.
Nueve de los trece museos regionales en el sur y en el norte del país fueron invadidos
por muchedumbres, que destruyeron las exhibiciones, robaron las antigüedades, y, en
algunos casos, quemaron los edificios. Más de 3000 objetos se perdieron, casi ninguno
ha sido recuperado.

Hasta lo que se ha podido determinar, el daño a sitios arqueológicos y monumentos


causados por la Guerra del Golfo misma fue aparentemente menor. Las tentativas para
mandar equipos de la UNESCO a ponderar los estragos en la zona de guerra fueron
prohibidas por el Consejo de Seguridad. Sabemos del daño a unos pocos montículos en
el sur (Ur de los caldeos, Tell al-Lahm). Las multitudes cavan las superficies elevadas y
en Irak meridional, casi todas las colinas son sitios arqueológicos. Más daño se habría
hecho si la guerra no hubiera terminado antes de que la lucha alcanzara el área del
centro del antiguo Sumer.

Si la guerra misma causó relativamente posos daños, el embargo económico contra


Irak, impuesto por las Naciones Unidas ha sido devastador. Los últimos 13 años han
sido testigos de las drásticas pérdidas de personal y financiamiento en el
Departamento de Antigüedades. Ha habido también un ritmo creciente en el saqueo de
sitios arqueológicos, seguido por el contrabando a gran escala de objetos para
alimentar el voraz mercado internacional de antigüedades. Sólo tres doctores
permanecen en el Departamento. Éste ha sido forzado a suspender sus guardias en
muchos sitios e incluso en aquellos pocos en los que se mantienen -tal como en los
sitios mayores de Babilonia, de Níneve, de Khorsabad y Nimrud-, los ladrones han
conseguido quitar objetos sorprendentemente grandes (de varias toneladas de peso).

En el campo, especialmente en el desierto aluvial entre el Tigris y Eufrates en Irak


meridional, el control central del gobierno está muy debilitado. En esta área, que era el
corazón del antiguo Sumer, las excavaciones ilícitas comenzaron como tentativas
individuales por encontrar algo para vender y alimentar a las familias. Este trabajo
pronto creció a una industria financiada desde el exterior que compromete a centenares
de excavadores en algunos sitios2. Los objetos más buscados son cilindros, sellos,
estatuas y especialmente tablillas con escritura cuneiforme. Unos pocos camiones han
sido interceptados por las patrullas fronterizas iraquíes, pero la mayoría de los
cargamentos han salido y llegado a Londres u otros centros de comercio. Los
coleccionistas, quienes consideran esto “una edad dorada para coleccionar” no se
preocupan por estar transgrediendo las leyes internacionales sobre propiedad cultural
y por estar violando el embargo económico sobre los bienes iraquíes.

Cuando el Departamento de Antigüedades se enteró del saqueo extensivo a sitios


como Umma, Adab y Umm al-Aqarib, pudo pedir fondos de emergencia y enviar
equipos a excavarlos. Una unidad del ejército expulsó a los saqueadores, y el
Departamento de Antigüedades estableció tanto como 18 guardias en un sitio. Las

2
A. Lawler, Ciencia 293, 32 (2001).

2
excavaciones del Departamento han brindado importante información sobre el
desarrollo de la arquitectura, así como de los grupos mayores de artefactos, inclusive
objetos inscriptos. Estos hallazgos son los únicos, entre los muchos millares de objetos
de estos sitios, que proceden de contextos arqueológicos registrados. Todos los otros,
que ahora residen en museos y colecciones privadas alrededor del mundo, carecen del
contexto y son de mucho menor valor como fuentes de información.

El embargo ha causado otro daño a los sitios e incluso la pérdida de montículos


enteros. Irak, en la emergencia por alimentar a su población, se ha embarcado en
proyectos agrícolas, alentando a los granjeros a abrir campos irrigados nuevos en Irak
meridional, en la tierra que ha sido el desierto desde la conquista mongólica en el siglo
XIII. A juzgar por imágenes satelitales, algunos campos nuevos parecen ser irregulares
y los sitios arqueológicos, que habrían sido respetados en tiempos normales, parecen
haber sido borrados aparentemente con palas mecánicas y otro tipo de equipo pesado.
Ahora, una guerra nueva significará el daño a muchos más sitios en el desierto
occidental, que es el clásico “país de los tanques” y si la campaña se prolonga en el
tiempo, los sitios entre los dos ríos serán una vez más el terreno alto. Pero la más
grande preocupación de los arqueólogos, de los historiadores de arte, y de los
historiadores en general alrededor del mundo son el Museo Nacional de Irak en
Bagdad y el Museo en Mosul, así como nuestros colegas, que tratarán de proteger las
colecciones. Ambos edificios están cercanos a edificios del gobierno que fueron
golpeados por bombas “smart” en la Guerra de Golfo. Incluso si sobreviveran al
bombardeo, cualquier período de caos o control incierto durante o después de la lucha,
dejaría ambas instituciones vulnerables al saqueo.

Una iniciativa del Instituto Arqueológico de América y la Asociación norteamericana


para la Investigación en Bagdad ha tenido como resultado la reunión de información
sobre la ubicación de sitios arqueológicos y monumentos. En los últimos meses, estos y
otras organizaciones se acercaron al Pentágono para advertir sobre la importancia de
Irak como un área clave para la cultura del mundo. Luego, se entregó al Ministerio de
Defensa la información sobre las ubicaciones de más de 4000 sitios encontados en la
inspección -no para ayudar a apuntar, sino más bien para ayudar a no apuntar. Como
en la primera Guerra de Golfo, los militares tratarán de evitar dañar los sitios y
monumentos, pero algún daño se causará.

Si esta guerra debe ocurrir, es imprescindible que una evaluación completa y


sistemática del daño sea hecha, para permitir al Departamento Iraquí de Antigüedades
organizar operaciones de rescate. Lo más inmediatamente importante es que el
Departamento continúe funcionando y que su personal académico y técnico vuelva a
funcionar a pleno. Tan pronto como sea posible, los guardias deberán ser recontratados
o reemplazados. Es muy importante reconocer la Ley de Antigüedades y evitar las
tentativas de diluir su alcance y su autoridad. Hay personas y organizaciones que
desean cambiar la Ley iraquí de antigüedades, así como la práctica de Estados Unidos
en defensa de la consideración la propiedad cultural internacional 3 4. Tales cambios no
están interesesados ni el patrimonio cultural de Irak, ni en el patrimonio cultural del
mundo, tampoco en las actividades científicas y la reputación de los Estados Unidos.

Los estudiosos y las instituciones en los Estados Unidos y otros países se posicionan y
preparan para ayudar al Departamento de Antigüedades. (Ver recuadro, que es una
carta que ha sido enviada al Presidente George W. Bush, al Secretario de Naciones
Unidas, Kofi Annan, y al primer Ministro Tony Blair. Para la información adicional y
3
N. Wilford, New York Times. 25 febrero 2003, P. B1.
4
A. Lawler, Ciencia 295, 2189 (2003).

3
actualización ver www.archaeological.org.) Sin embargo, el financiamiento para esta
institución y el equipo requerido necesitará de recursos en una mucho mayor escala.

En la esperada vorágine de la post-guerra para desarrollar nuevos campos de petróleo,


industrias y proyectos de irrigación, las evaluaciones arqueológicas y ecológicas deben
llegar a ser parte de cualquier planificación, y se deben tomar medidas para llevar
adelante las operaciones de rescate anteriores a estos desarrollos. Los iraquíes tienen
una historia de coordinación de tales rescates, con equipos extranjeros que se unen al
trabajo. Sería una tragedia para el mundo si millares de sitios se pierden como
resultado del trastorno o de decisiones políticas que solo piensan en la ganancia
económica a corto plazo.

El MAPA: Mesopotamia meridional con sitios localizados por recolección en superficie


(puntos negros). Compilado por Carrie Hritz, Universidad de Chicago.

Por McGuire Gibson5

Declaración de Patrimonio Cultural en Riesgo en Irak.

El extraordinario significado de los monumentos, de los museos y de los sitios arqueológicos de


Irak (antigua Mesopotamia) impone una obligación a todas las personas y gobiernos para

5
El autor es el presidente de la Asociación norteamericana para la investigación en Bagdad;
profesor de Arqueología mesopotámica de la Universidad de Chicago, Chicago, IL 60637,
EEUU. Correo electrónico: m-gibson@uchicago.edu

4
protegerlos. En cualquier conflicto militar, ese patrimonio es puesto en riesgo y ahora parece
estar en grave peligro.

Si la guerra estallara, exhortamos a todos los gobiernos a respetar los términos de la Convención
de La Haya (1954) para la protección del Patrimonio Cultural en caso de conflicto armando y su
primer protocolo. Exhortamos a todos los gobiernos, instituciones e individuos en posición de
actuar, a reconocer y sostener la validez de la fuerte Ley de Antigüedades de Irak existente.
Para sostener la seguridad en el tiempo del Patrimonio Cultural de Irak y para detener las
excavaciones ilícitas y el contrabando de antigüedades que han venido ocurriendo durante este
período del embargo y que puede continuar durante un período de conflicto, el personal del
Departamento de Antigüedades debe regresar a los números pre-embargo en los campos
académico y técnico. Más importante, el número de guardias para sitios individuales,
monumentos y muesos debe volver a tener la fuerza de los tiempos pre-embargo.

Como representantes de los signatarios de esta carta, la comunidad académica internacional


está preparada, a la finalización de la presente crisis, para ayudar al Departamente de
Antigüedades iraquí en el fortalecimiento y re-entrenamiento de su personal, para ponderar las
necesidades de conservación de artefactos y edificios, y para reacondicionar los laboratorios.
Los arqueólogos extranjeros están deseosos de prestar ayuda para evaluar los daños hechos por
las excavaciones ilegales o por la guerra, participar de las operaciones de rescate dirigidas por el
Departamento de Antigüedades, y en repatriar antigüedades robadas. A largo plazo, los
estudiosos de todo el mundo pueden asistir al Departamento, llevando a cabo un relevamiento
exhaustivo de campo para localizar todos los sitios arqueológicos identificables.

Los signatarios de esta carta urgen a todos los gobiernos a reconocer que ese frágil Patrimonio
Cultural será inevitablemente dañado por la guerra, que pérdidas irreparables tanto a las
comunidades locales y a toda la humanidad son causadas por la destrucción de sitios culturales,
monumentos y obras de arte, y que es nuestra tarea común, tomar medidas posibles para
protegerlos.
Archaeological Institute of America
American Association for Research in Baghdad (AARB)
Archaeological Institute of America – Canada
Nelgian Archaeological Expedition to Iraq
British School of Archaeology in Iraq
Castern Niebuhr Institute of Near Eastern Studies, Copenhagen
Institute for Cultural Studies of Ancient Iraq
Kokushikan University, Tokyo
State Archives of Assyria Proyect, University of Helsinki
Z. Bahrani, Columbia University; F.M. Donner, G. Farber, W. Farber, G. Gragg, University of
Chicago; R.S. Ellis, Bryn Mawr College; M. Gibson, University of Chicago, President AABR; G.
Hermann, University College London; A. McMahon, University of Cambridge; K. Matsumoto,
Kokushikan University, Director Kolaishikan Archaeological Expedition to Kish; L. De Meyer,
Director Belgian Archaeological Expeditios to Iraq; Honorary Rector, University of Ghent; S.
Parpola, Director State Archives of Assyria Project, University of Helsinki; F. Reynolds,
University of London; E. Robson, All Souls College, Oxford; British School of Archaeology in
Iraq; J. Russell Massachusetts College of Art; P. Steinkeller, Harvard University, I. Thuesen,
Director, Carsten Niebhur Institute of Near Eastern Studies, Copenhagen: T.C. Young Jr.,
Director Emeritus, Royal Ontario Museum.

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