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PAPA FRANCISCO: LA REALIDAD ES SUPERIOR A LA IDEA

En la Exhortación Apostólica Evagelii Gaudium, capítulo cuarto “La


dimensión social de la evangelización”, subcapítulo III “El bien común y la
paz social”, se exponen los 4 principios que enuncia el papa Francisco
como guías “relacionados con tensiones bipolares propias de toda realidad
social que propone para “orientar…el desarrollo de la convivencia social y
la construcción de un pueblo donde las diferencias se armonicen en un
proyecto común”. A tres de esos principios nos referimos en notas
anteriores. Ahora comentaremos el referido a la polaridad realidad e idea
que se desarrolla en tres acápites de este documento apostólico (Nros. 231
al 233).

I.- El papa nos enseña que hay una tensión bipolar entre la idea y la
realidad. “La realidad simplemente es” afirma. En cuanto al término
“idea” esta considerado como representación (mental) de la cosa que “es”
siendo que la idea que es “elaboración” se refiere al resultado de una
actividad del sujeto cognoscente. En esta elaboración del hombre –
abstracción –se corre un riesgo, dice Francisco, pues hay una tentación a
escaparse de la realidad, por eso afirma que: “Es peligroso vivir en el reino
de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular
el principio según el cual se afirma que “la realidad es superior a la idea”
(EG Nro. 231 in fine).

II.- En el segundo acápite (EG Nro. 232) el Santo Padre afirma que “la idea
–las elaboraciones conceptuales –está en función de la captación, la
comprensión y la conducción de la realidad” y reitera que “la idea
desconectada de la realidad origina idealismos y nominalismos
ineficaces…”.

Por idealismo debemos entender las doctrinas que separan la idea


de la realidad concreta a través de la abstracción, de la construcción de un
mundo ideal. “Nominalismos” o “particularismos” son aquellas doctrinas
que piensan que no se puede hablar en general (por ejemplo la mujer, el
triángulo u otras entidades abstractas que designan una totalidad plural
de objetos), pues lo único existente sería según ellos lo particular.

III.- En el tercer acápite (EG Nro. 223) dice Francisco que “El hombre no
puede eludir la realidad e ir directa y privadamente a Dios, sino que debe
recorrer la vía que pasa por la realidad de la creación. Éste es el realismo
cristiano».
El papa dice: “ La realidad es superior a la idea (y) este criterio hace
referencia a la encarnación de la Palabra y a su puesta en práctica: “En
esto conoceréis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que
Jesucristo ha venido en carne es de Dios (1Jn 4,2). “Palabra” es la palabra
de Dios “encarnada”, “ligada a la carne, a un cuerpo”, al cuerpo del Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo.

¿Cómo se comprende la realidad que “es” y como “se elabora la idea”?

Ni el provincial de los jesuitas en sus pláticas, ni el papa Francisco en


Evangelii Gaudium cuando enuncia este principio nos da la respuesta,
pero sí abundan los antecedentes en la Doctrina Social de la Iglesia
cuando consagra el método del ver-juzgar-actuar y celebrar,
especialmente incorporado a la doctrina de la Iglesia en Latinoamérica.
A riesgo de equivocarnos intentaremos nuestra interpretación
tomando algunas enseñanzas de otros autores.
Explicar la realidad que “es” no se realiza sino después de “ver” esa
realidad por medio de la inteligencia a través de una aproximación a la
cosa, donde el “estar” ocupa un lugar primordial.
El proceso de conocimiento de la realidad podemos escindirlo de los
sentidos o hacer una mirada que integre la inteligencia y los sentidos; una
inteligencia a la que le permitimos sentir, es decir mirar con ella y con los
sentimientos, sentiente según un filósofo español. “El ver no depende ni
sólo de los ojos ni sólo del objeto, sino de la acción de la luz, que lo
ilumina y lo hace visible. ….Percibir algo con cualquier sentido o con la
inteligencia. Reconocer con cuidado y atención algo, leyéndolo o
examinándolo” (Medellín).
Veamos un ejemplo, si estamos ante la caída de una vivienda a
causa de un temblor podemos ver, entender lo que eso significa, medir los
daños y hacer un juicio o idea que represente esa realidad. Diferente es el
ojo que lo ve no sólo desde la razón sino con el corazón y que luego de
“ver” reconoce los estímulos que provoca la realidad de la cosa en el
sujeto, captándolos, aprehendiéndola, concibiéndola. Y al mismo tiempo
permita que entre en su inteligencia y en sus sentidos, y a partir de ello se
haga cargo de lo que siendo una vivienda dejó de serlo por efecto de ese
evento dañoso.
De donde habiendo dejado que esa realidad se imprima en su
cabeza y en su corazón el sujeto tendrá una comprensión cabal de la cosa
y de la relación de ella con las demás cosas, que lo incluye.
La abstracción -idea -que habrá de construir no será entonces, una
mera abstracción de la realidad, sino la realidad de la abstracción (de la
realidad comprendida) lo que lo interpela a una acción transformadora.
“Este criterio nos impulsa a poner en práctica la Palabra, a realizar
obras de justicia y caridad en las que esa Palabra sea fecunda” (EG Nro.
233 in fine). A ese ver se refiere Francisco cuando en el presente título
nos habla de “la encarnación de la Palabra y a su puesta en práctica”.
Por eso decimos que la idea es complementaria de la realidad y no
sólo la completa, nace de la realidad misma.
La realidad de la cosa, en tal caso, genera la realidad de la idea sin
deformaciones ideológicas o meras justificaciones de un determinado
sistema de autoridad.

HERNAN BERNASCONI

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