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¿SE DEBE DECIR TODO LO QUE SE SIENTE?

 Publicado por Francisco de Sales, Sánchez el marzo 21, 2018 a


las 12:19am
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¿SE DEBE DECIR TODO LO QUE SE SIENTE?


En mi opinión,
no es habitual
quedarse con
una sensación
serena
cuando
expresamos
los
sentimientos
desagradables
hacia otra
persona.
Sobre todo si
se han dicho
de un modo
alterado.
A veces, en la
relación con los otros, uno ve cosas que no le parecen adecuadas y no
expresa lo que piensa, o escucha algo que no le gusta pero no replica, o
piensa en algo que le gustaría decir pero lo calla.
La mayoría de la culpabilidad de esto la tiene la educación recibida –que
en ciertas ocasiones es un gran impedimento para hacer las cosas tal
como se deberían hacer-, o las relaciones sociales –y sus muchas veces
incomprensibles e innecesarias imposiciones-, o eso que hacemos de
“quedar bien” –quedar bien con los otros, porque con uno mismo se
queda mal-, y también el no poder expresarse sinceramente porque
entonces se puede armar una trifulca –y uno tiene que tragarse sus
propias bilis…-, o porque el otro es el jefe y si se le cuenta puede tomar
una represalia y despedirnos, o porque…
Hay muchas ocasiones en que uno acaba callando lo que le gustaría
decir, y eso es el comienzo de una retahíla de reproches internos en que
uno se recrimina a sí mismo “no haber cantado las cuarenta”, o uno
mismo se regaña por “ser tan cobarde”, o se siente mal “por haberse
mordido la lengua”.
También sucede lo contrario: que esas quejas y reproches sean por haber
dicho –generalmente en un momento de ofuscación o rabia
descontrolada- algo de lo que después uno se arrepiente, y se siente mal
por lo mal que se ha quedado el otro…
En estos casos, por lo general queda esa sensación más por el modo en
que se ha dicho que por lo que se ha dicho.
La sugerencia adecuada es la de ser y mostrarse asertivo. Defender la
opinión o el derecho pero sin avasallar al otro, sin gritos ni alteraciones,
con firmeza y convicción. (Más información sobre
asertividad: http://buscandome.es/index.php/topic,11771.msg13959.html#msg
13959)
Una de las recomendaciones sensatas es la de tratar de ser empático
cuando uno se encuentra en la situación de tener que hacer o decir algo
que se supone que no le va a agradar al otro.
Si yo fuera el otro… ¿Cómo me gustaría que me lo dijeran? Y hacerlo así.
Hay que tener en cuenta que si los otros sólo jugaran al juego social de
hablar nada más que de lo agradable y lo bonito, que es lo que a nosotros
nos gusta escuchar, y dijeran a todo ¡qué bueno!, ¡qué bien te queda!,
¡qué guapa estás!, ¡qué bien lo has hecho!... eso nos podría llevar a vivir
en un error porque la realidad es que ni estaba bueno, ni nos quedaba
bien, ni una estaba tan guapa, ni aquello estuvo tan bien hecho.
La sinceridad es más enriquecedora y útil que la mentira. Y es mejor si
está bien expresada. Si nadie nos dice la verdad eso nos lleva a vivir en
un engaño que no debiera servirnos ni conformarnos. El auto-engaño
está prohibido en el Proceso de Desarrollo Personal.
La realidad es la realidad y disfrazarla o negarla no la cambia.
Cuando uno se ve en una disyuntiva en la que se cuestiona si decir o no
tal cosa, posiblemente lo mejor sea decirla -eso hay que valorarlo en cada
caso-, pero hay que cuidar el modo de hacerlo, hay que buscar el
momento apropiado, tener cuidado con la intención, respetar al otro, y ser
justo.
MODO – Hay que procurar que no sea un modo agresivo u ofensivo, para
que el otro no se sienta mal.
INTENCIÓN – Informar del propio punto de vista, de lo que se ha sentido,
de la opinión personal, para que el otro lo revise. Hacérselo ver del modo
más claro y aséptico posible. Sin ser ofensivo, pero exigiendo el respeto a
uno mismo.
OJO – Hay que buscar un equilibrio entre tratar de no perjudicar al otro,
pero cuidando también que el callar no perjudique a uno. Si son varias
cosas, tal vez sea mejor no sacarlas todas juntas porque el otro puede
sentirse muy atacado, o muy mal si no ha sido del todo consciente de lo
que nos ha hecho.
Todo aquello que se calla a desgana acaba volviéndose contra uno
mismo. Es así. Pretender olvidar algo no lo resuelve -sólo lo esconde-, ya
que la sensación insatisfactoria que deja el tener que reprimirse sigue
afectando desde su silencio.
La sugerencia es que sí hay que decirlo todo, respetando a la otra
persona y respetándose a sí mismo, haciéndolo en el momento adecuado
y del modo adecuado, evitando las malas formas y las acusaciones
hirientes, sin crispaciones y con asertividad.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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