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RABIA
RABIA
La rabia es una infección aguda del SNC que casi siempre resulta letal. El virus
suele transmitirse al ser humano por la mordedura de un animal rabioso. El
número de casos en personas es pequeño, pero la rabia es un problema de salud
pública importante pues está diseminada en diferentes reservorios animales.
Los rabdovirus son partículas en forma de vara o de bala que miden 75 × 180
mm. (Figura 1). Las partículas están rodeadas por una envoltura membranosa
con espículas sobresalientes, de 10 mm. de longitud. Los peplómeros
(espículas) se forman con trímeros de la glucoproteína viral. Dentro de la
envoltura se encuentra una ribonucleocápside. El genoma es un RNA
monocatenario de polaridad negativa (12 kb; peso molecular [M.W., molecular
weight] de 4.6 × 106). Los viriones contienen una RNA polimerasa dependiente
de RNA. Las partículas tienen una densidad de flotación en CsCl de casi 1.19
g/cm3 y un M.W. de 300 a 1 000 × 106.
FIGURA 1
Estructura de los rabdovirus.
A: Micrografía electrónica de una partícula en forma de bala característica de la
familia de los rabdovirus (100 000x). Se muestra aquí el virus de la estomatitis
vesicular con tinción negativa mediante fosfotungstato de potasio.
B: Modelo esquemático del virus de la rabia que muestra la superficie de las
espículas de glucoproteína que se extienden desde la envoltura lipídica que
rodea la nucleocápside interna y la proteína de la matriz que reviste la envoltura.
La nucleocápside comprende el genoma de RNA único más la nucleoproteína y
las proteínas de polimerasa
B. Clasificación
Los virus se clasifican dentro de la familia Rhabdoviridae. El virus de la rabia
pertenece al género Lyssavirus, en tanto que los virus similares a los de la
estomatitis vesicular son miembros del género Vesiculovirus. Los rabdovirus
tienen una distribución muy amplia en la naturaleza e infectan invertebrados,
vertebrados y plantas. El virus de la rabia es el único de importancia médica.
Muchos de los rabdovirus animales infectan insectos, pero no el virus de la rabia.
C. Reacciones A Agentes Físicos O Químicos
El virus de la rabia sobrevive al almacenamiento a una temperatura de 4 °C
durante semanas y a −70 °C por años. El CO2 lo inactiva de manera que en hielo
seco se debe almacenar en frascos de vidrio sellados. El virus de la rabia se
destruye con rapidez por exposición a la radiación ultravioleta o a la luz solar,
mediante calentamiento (1 h a 50 °C), con solventes de lípidos (éter, desoxicolato
de sodio al 0.1%), con tripsina, detergentes o con extremos de pH.
Modificado con autorización de Baer GM, Bellini WJ, Fishbein DB: Rhabdovirus
es. En Fields BN, Knipe DM (editorsinchief). Fields Virology, 2a. ed. Raven Pre
ss, 1990.
El virus posee una amplia distribución en animales infectados, sobre todo en
sistema nervioso, saliva, orina, linfa, leche y sangre. El restablecimiento de la
infección es infrecuente excepto en algunos murciélagos, donde el virus se ha
adaptado de modo peculiar a las glándulas salivales. Los murciélagos
hematófagos pueden transmitir el virus por meses sin haber mostrado ningún
signo de enfermedad.
Cuando se tienen aislamientos recientes en laboratorio, las cepas se designan
como virus de la calle. Tales cepas muestran periodos de incubación largos y
variables (por lo general, 21 a 60 días en perros) y casi siempre producen
cuerpos de inclusión intracitoplásmicos. El paso serial de cerebro a cerebro en
los conejos genera un virus “fijo” que ya no se multiplica en tejidos extraneurales.
Este virus fijo (o mutante) se multiplica con rapidez y el periodo de incubación se
acorta de cuatro a seis días. Los cuerpos de inclusión se detectan sólo con
dificultad.
F. Propiedades Antigénicas
Hay un solo serotipo del virus de la rabia. Sin embargo, existen diferencias de
cepas entre los virus aislados de diferentes especies (mapaches, zorros,
zorrillos, caninos, murciélagos) en distintas zonas geográficas. Estas cepas
virales pueden distinguirse por los epítopos en la nucleoproteína y en la
glucoproteína reconocidos por anticuerpos monoclonales y también por
secuencias de nucleótido específicas. Se conocen por lo menos siete variantes
antigénicas detectadas en animales terrestres y murciélagos.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La rabia es principalmente una enfermedad de animales silvestres y se disemina
al ser humano por las mordeduras de animales rabiosos o por el contacto con la
saliva de éstos. La enfermedad es una encefalitis aguda, fulminante y letal. El
periodo de incubación en seres humanos de manera característica es de uno a
tres meses y puede ser incluso de una semana o mayor de un año. Suele ser
más breve en los niños que en los adultos. El cuadro clínico puede dividirse en
tres fases: una fase prodrómica breve, una fase neurológica aguda y coma. El
pródromo, que dura de dos a 10 días, puede mostrar cualquiera de los siguientes
síntomas inespecíficos: ataque al estado general, anorexia, cefalea, fotofobia,
náusea y vómito, faringitis y fiebre. Por lo general hay una sensación alterada
alrededor de la herida.
Durante la fase neurológica aguda, que dura de dos a siete días, los pacientes
muestran signos de disfunción del sistema nervioso como nerviosismo,
aprensión, alucinaciones y conducta anómala. Se observa hiperactividad
simpática general, lo cual comprende lagrimeo, dilatación pupilar e incremento
de la salivación y la transpiración. Una gran fracción de los pacientes muestra
hidrofobia (temor al agua) o aerofobia (temor al sentir una brisa). El acto de la
deglución desencadena un espasmo doloroso de los músculos de la garganta.
Esta fase va seguida de convulsiones o coma y muerte. La principal causa del
fallecimiento es la parálisis respiratoria. La rabia paralítica aparece en casi 30%
de los pacientes, muy a menudo en los infectados con el virus de la rabia del
murciélago. La evolución de la enfermedad es más lenta y algunos sujetos
sobreviven 30 días. El restablecimiento y la supervivencia son en extremo
infrecuentes.
Se debe considerar rabia en todo caso de encefalitis o mielitis de causa
desconocida aun cuando no haya un antecedente de exposición y sobre todo en
una persona que ha vivido o ha viajado fuera de Estados Unidos. La mayoría de
los casos de rabia en dicho país corresponde a individuos sin exposición
conocida. Debido al prolongado periodo de incubación, quizá las personas
olviden el posible incidente de exposición. Los individuos que contraen rabia del
murciélago casi nunca recuerdan que les haya mordido este animal.
El periodo de incubación habitual en los perros fluctúa de tres a ocho semanas,
pero puede ser tan corto como 10 días. La enfermedad clínica en los perros se
divide en las mismas tres fases que la rabia humana.
DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
No se cuenta con métodos para diagnosticar las infecciones por rabia en seres
humanos antes de que comiencen los síntomas clínicos. La rabia puede
diagnosticarse mediante animales que han sido objeto de eutanasia o por prueba
directa de anticuerpo fluorescente de tejido cerebral.
D. Observación De Animales
Todos los animales que se consideren “rabiosos o sospechosos de rabia”
(cuadro 3) deberían de sacrificarse de inmediato para el análisis de los tejidos
neurales en el laboratorio. Otros animales deben retenerse para su observación
durante 10 días; si muestran algún signo de encefalitis, rabia o comportamiento
inusual, han de sacrificarse sin causarles sufrimiento y analizarse los tejidos en
el laboratorio. Si el aspecto es normal después de 10 días, debe tomarse la
decisión en forma individual con la asesoría de las autoridades de salud pública.
CUADRO 3
Guía para la profilaxia contra la rabia después de la exposición:
Estados Unidos, 2008
La profilaxia consta de limpieza inmediata y meticulosa de las heridas por mor
dedura y otras lesiones con agua y jabón, administración de la inmunoglobulina
contra la rabia y vacunación.
Las siguientes recomendaciones son sólo una guía. Al aplicarlas hay que tomar
en cuenta la especie del animal que se trate, las circunstancias de la mordedur
a u otra exposición, el estado de vacunación delanimal y la existencia de rabia
en la región. Nota: debe consultarse a las autoridades de salud pública locales
o estatales si surgen dudas sobre la necesidad de profilaxis contra la rabia.
INMUNIDAD Y PROFILAXIS
Se conoce sólo un tipo antigénico del virus de la rabia. Más de 99% de las
infecciones en seres humanos y en otros mamíferos surgen síntomas y tienen
un desenlace letal. La supervivencia tras el inicio de los síntomas de rabia es en
extremo rara. Por lo tanto, es esencial que las personas con alto riesgo reciban
inmunización preventiva, que se valoren las características y el riesgo de
cualquier exposición y que las personas reciban profilaxis después de la
exposición si se considera que ésta ha sido peligrosa (cuadro 42-3). Puesto que
el tratamiento no tiene ninguna utilidad después de la aparición de la enfermedad
clínica, es indispensable iniciar con rapidez el tratamiento después de la
exposición. La profilaxis contra la rabia después de la exposición consiste en la
limpieza inmediata y meticulosa de todas las heridas con agua y jabón, así como
la administración de inmunoglobulina contra la rabia y un esquema de
vacunación.
B. Tipos De Vacunas
Todas las vacunas para uso humano contienen sólo virus de la rabia inactivado.
En Estados Unidos, se dispone de dos vacunas, aunque en otros países se
utilizan otras diversas. Las dos vacunas contra la rabia disponibles en dicho país
tienen la misma eficacia y seguridad.
EPIDEMIOLOGÍA
Se considera que la rabia es la décima causa más frecuente de muerte en sers
humanos por infecciones.
La rabia es enzoótica tanto en animales silvestres como domésticos. En todo el
mundo, cada año se presentan por lo menos 50 000 casos de rabia humana; sin
embargo, la rabia no se notifica como se debiera en muchos países. Casi todas
las muertes por esta entidad patológica (> 99%) tienen lugar en los países en
vías de desarrollo y en Asia se produce más de 90% de todos los fallecimientos
por rabia. En estos países, donde la rabia canina todavía es endémica, casi todos
los casos humanos se presentan por mordeduras de perros rabiosos. Los niños
de cinco a 15 años de edad tienen mayor riesgo. Se estima que unos 15 millones
de personas reciben cada año profilaxia después de la exposición y la mayor
parte de ellas está en China e India.
En Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental, donde se ha controlado la
rabia canina, los perros son causa de muy pocos casos. En cambio, la rabia
humana se presenta por mordedura de animales silvestres (sobre todo
murciélagos, mapaches, zorrillos y zorros) o aparece en viajeros mordidos por
perros en otras partes del mundo. El problema más importante en el ganado al
parecer es la rabia transmitida por murciélagos hematófagos en Latinoamérica.
El incremento de la rabia silvestre en Estados Unidos y en algunos otros países
desarrollados plantea un riesgo mucho mayor para el ser humano que los perros
o los gatos.
La incidencia de rabia en seres humanos en Estados Unidos, como
consecuencia de la erradicación satisfactoria de la enfermedad en perros
domésticos, disminuyó a una cifra menor de tres personas por año en los últimos
20 años.
El análisis antigénico con anticuerpos monoclonales y la genotipificación por
análisis de secuencia de nucleótidos permite diferenciar cepas de virus de rabia,
proveniente de diferentes reservorios animales. Del 2000 al 2011 en Estados
Unidos, se hizo el diagnóstico de 32 casos de rabia en seres humanos, y de ellos
más de 95% tuvo un origen doméstico, cuya causa fue un virus propio del
murciélago. Ocho de nueve pacientes padecieron rabia importada, proveniente
de cepas características de perros.
Los mapaches constituyen un reservorio importante de la rabia en Estados
Unidos y contribuyen a más de 50% de todos los casos notificados de esta
enfermedad en animales. Se considera que la rabia de los mapaches se introdujo
en la región del Atlántico medio en la década de 1970, donde los mapaches
infectados se transportaron allí desde el sureste de Estados Unidos para restituir
las poblaciones de caza. La epizootia de la rabia de los mapaches se ha
diseminado y ahora abarca la zona oriental de dicho país y parte de Canadá.
La rabia transmitida entre seres humanos es muy infrecuente. Los únicos casos
comprobados fueron los de la rabia transmitida por trasplantes de córnea y de
órganos. Un ejemplo son los trasplantes corneales (las córneas se derivaban de
donadores que murieron con enfermedades del SNC no diagnosticadas y los
receptores fallecieron por rabia 50 a 80 días después). El primer caso
corroborado en el que estaban implicados los trasplantes de órganos sólidos se
presentó en Estados Unidos en 2004. El hígado y los riñones de un solo donante
se trasplantaron a tres receptores, los cuales fallecieron de rabia confirmada
cinco a siete semanas más tarde. La transmisión posiblemente tuvo lugar a
través del tejido nervioso en los órganos de trasplante, ya que el virus de la rabia
no se disemina en sangre. De forma hipotética, la rabia quizá se origine de la
saliva de un paciente que tiene este padecimiento y que expone al personal que
lo atiende, pero tal transmisión nunca se ha comprobado.
TRATAMIENTO Y CONTROL
No se dispone de un tratamiento satisfactorio para la rabia clínica. Se ha
demostrado que los interferones, la ribavirina y otros fármacos no tienen efectos
útiles. El tratamiento sintomático puede prolongar la vida, pero el resultado casi
siempre es letal.
Históricamente desde el pasado, varios acontecimientos decisivos han
contribuido al control de la rabia humana: la creación de una vacuna contra la
rabia humana (1885), el descubrimiento de los cuerpos de Negri diagnósticos
(1903), el empleo de vacunas contra la rabia en perros (decenio de 1940), la
adición de inmunoglobulina de la rabia a los tratamientos de vacunación después
de la exposición en seres humanos (1954), el crecimiento del virus de la rabia en
cultivos celulares (1958) y el desarrollo de pruebas diagnósticas con anticuerpos
fluorescentes (1959).
Es deseable la vacunación después de la exposición en todas las personas que
tienen un riesgo alto de contacto con animales rabiosos, como veterinarios,
personal que atiende a animales, determinado personal de laboratorio y
espeleólogos. Los individuos que viajan a los países en vías de desarrollo donde
los programas de control de la rabia para animales domésticos no son óptimos
deben recibir profilaxis antes de la exposición si piensan permanecer por más de
30 días. Sin embargo, dicha profilaxis no elimina la necesidad de la profilaxis
inmediata después de la exposición cuando tiene lugar contacto con este
padecimiento.
Los países aislados (p. ej., Gran Bretaña) que no presentan rabia nativa en
animales silvestres pueden establecer procedimientos de cuarentena para
perros y otras mascotas que se importan. En las naciones donde existe la rabia
canina, los animales callejeros deben sacrificarse y hacer obligatoria la
vacunación de perros y gatos que son mascotas. En los países donde existe
rabia en el mundo animal y donde es inevitable el contacto con animales
domésticos, mascotas y animales silvestres, es indispensable vacunar a todos
los animales domésticos y mascotas.
El BDV es un virus nuevo entre los virus RNA, con sentido negativo y no
segmentado, porque transcribe y logra replicar su genoma en el núcleo y utiliza
empalme de RNA para regular la expresión génica. El BDV no es citolítico, es
fuertemente neurotrópico y origina infecciones persistentes. Se ha reconocido un
solo serotipo de BDV. Por lo común, son muy pequeñas las concentraciones de
anticuerpos neutralizantes producidas por especies del hospedador.
Los bornavirus infectan muchas especies, entre otras, la de los seres humanos.
Los datos de la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa
sugieren que BDV pudiera vincularse con trastornos neuropsiquiátricos en seres
humanos, aunque tales hallazgos no han logrado consenso y no se ha definido
si BDV interviene como factor causal en la fisiopatología de algunos trastornos
mentales de pacientes.