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Doris Cooper Tribus urbanas en Chile:

Ciudad de punks y pokemones

Óscar Contardo
La criminóloga Doris Cooper dejó el estudio del mundo del hampa por el de las tribus urbanas.
Un fenómeno que, globalización mediante, ha cobrado auge en Chile.

El sociólogo británico Frank Musgrove sostuvo que el concepto moderno de adolescente "fue
creado al mismo tiempo que la máquina a vapor". Musgrove, un estudioso de la cultura juvenil,
quería decir que el adolescente es un invento nuevo, fruto de la era industrial, del consumo y
de la masificación de la educación. La juventud tal y como ahora se entiende es un asunto que
no alcanza el siglo de historia y que desde un principio generó desacomodo y sospecha en el
mundo adulto. Tanta fue la desconfianza, que los primeros estudios sociales sobre los grupos
juveniles se hicieron en Estados Unidos en el ámbito de la criminalidad. A partir de los 50
aparecen las primeras teorías psicológicas y sociológicas sobre la inestabilidad adolescente y
surgen no sólo las primeras leyes para proteger a los jóvenes, sino que también los tribunales
especiales y la noción de "delincuencia juvenil". Por eso, resulta congruente que Doris Cooper
-una socióloga experta en criminología- sea la autora de "Ideología y tribus urbanas" (Lom), un
libro que repasa el mundo de las tribus urbanas en Chile en la era de la globalización. Cooper
cambió el mundo del hampa por el de los grupos de jóvenes que forman comunidades en base
a gustos, ideologías y valores que difieren de la norma habitual. Son los punks, hip-hoperos,
góticos y rastas que comenzaron a surgir en Chile a partir de los 80 y que se han transformado
en parte del paisaje de la ciudad.

-¿Por qué una criminóloga aborda un tema como este?

"Lo que pasa es que se ha criminalizado el tema. En mi caso, lo que intenté fue hacer un
estudio complementario a una primera investigación que era sobre delincuencia y desviación
juvenil. Habitualmente las tribus urbanas son percibidas por los políticos, por el control social,
por autoridades como jóvenes conflictivos, como jóvenes desviados. De hecho porque ellos no
utilizan un estereotipo normativo y muchos de sus estereotipos -atuendos y maquillaje- generan
cierto impacto sobre todo cuando se empiezan recién a instalar en nuestro país. Este estudio
corresponde a tribus urbanas globalizadas, ideologías juveniles contestatarias que tiene su
origen en distintas partes del planeta y son aprehendidas en forma paralela por jóvenes de
distintos sitios".

-¿Y en ese sentido de compromiso, existe diferencia entre la idea de tribu y la de pandilla?

"Sí, uno logra constatar la diferencia entre las tribus urbanas y las pandillas que ya están
surgiendo en Chile como la de los Guarenes y Los Phillips: en esos casos se trata de pandillas
que están llegando a ser tan violentas como los Maras en Estados Unidos y Centroamérica.
Pero este fenómeno no tiene absolutamente nada que ver con el mundo de las tribus urbanas.
Los grupos tribales están conformados por jóvenes que tienen una mirada crítica del sistema,
pero sostienen valores distintos, orientados a desarrollar aspectos como la creatividad. Entre
los góticos, por ejemplo, existe una fuerte crítica al consumismo y a volcar la vida a logros
económicos y en cambio valoran más la emocionalidad".

-¿Cuánto hay de imitación y cuánto de apropiación y de hibridación en las tribus chilenas?

"Este punto es interesante, porque son movimientos que se generan en otra parte del planeta y
que se produce en parte por copia, por imitación. Sin embargo, según mi criterio, representan
conciencias humanas colectivas emergentes y eso asoma en estas tribus urbanas con una
profunda crítica frente al sistema y con proposiciones éticas nuevas. El mundo punk, por
ejemplo, es particularmente crítico de la corrupción en el sistema democrático. De hecho, las
últimas declaraciones del senador Zaldívar perfectamente podrían haber sido hechas por un
punk".

-¿Existe un perfil social de los jóvenes que son parte de tribus?


"Efectivamente hay un perfil sicosocial. Los jóvenes que son más sensibles y que por supuesto
son individuos más emocionales desde una perspectiva sicosocial entran y se vinculan con
góticos, en la medida en que ellos consideran que esa ideología es capaz no sólo de otorgarle
una identidad, sino que sea acorde con sus valores y críticas. Lo mismo en el caso de los hip-
hoperos, son jóvenes con capacidades artísticas. Desde la pintura, en el grafiti hasta el free
style (rapear improvisadamente), en donde compiten de una manera que se asemeja a la paya.
El punk evidentemente no es un joven tan emotivo, sensible o depresivo; es un joven muy
crítico pero también está dispuesto a luchar, y tienen una actitud más contestataria incluso
frente a los agentes del control social si es que están participando en alguna manifestación que
ellos consideren justa. En cambio, los góticos y rastas participan mucho menos en protestas.
Es curioso, pero si sujetos punks por casualidad y en una mínima proporción viven en Las
Condes o Vitacura lo ocultan. Lo dejan fuera del discurso, porque evidentemente no es bien
visto un joven punk de clase alta. De hecho, los jóvenes de las tribus han tenido acceso a la
educación -y por eso mismo critican el sistema educacional- y pertenecen en su mayor parte a
la clase media y media baja. Dificultosamente vas a encontrar a un punk o un gótico de clase
alta".

-¿Los hippies de los 70 podrían ser clasificados como tribu?

"No, los hippies no fueron tribu. Había una identidad con una cierta ideologí,a pero eran más
bien masas de hippies que se juntaban en las tocatas que los identificaba. Pero no tenían el
grado de identidad y compromiso con los miembros de la misma tribu, no. Lo que existe
actualmente es realmente impresionante. Uno se asombra".

-¿Existe un límite superior de edad entre los miembros de las tribus?

"Sí, el límite está en torno a los 25 años, porque habitualmente a esa edad los padres
empiezan a exigir que los hijos generen su autosubsistencia. Muchos de los chicos y chicas a
esa edad se comprometen y tienen hijos. Pero es posible ver adultos punks, sobre todo en
Gran Avenida, con sus hijos y con la vestimenta de la tribu intentando por todos los medios
permanecer comprometidos con su ideología. Hay símbolos como los alfileres de gancho y los
candados en los punk para que el sistema no los domestique. Son símbolos protectores".

-En el último tiempo se han popularizado, gracias a los medios, grupos como los pokemones y
las peloláis...

"La verdad es que se trata de grupos que recién están surgiendo y adquiriendo un cierto grado
de identidad. En el caso de las peloláis, se trata simplemente de niñas de clase alta, chicas
cuicas. En el caso de los pokemones y emos, existe una influencia estética del manga japonés.
Probablemente a futuro llegaremos a investigar estas subculturas juveniles que aún no
estructuran tribus, pero sí estereotipos y preferencias estéticas, musicales. En el caso de los
emos, que sacan su nombre de la expresión emotional core, derivada a su vez de hard core,
tienen algún vínculo con el punk, aunque algunos se involucran con corrientes musicales que
no tienen que ver con el punk como el reggaeton".

-¿Has visto el Diario de Eva?

"Sólo una vez. Fue un programa en el que comparaban a las pokemonas con las peloláis, pero
éstas no son una tribu, no tienen ideología, son sólo niñas cuicas con un tipo físico
determinado".

-¿Y qué le parece la presencia tribal en la televisión?

"Me parece bien. Es una manera en que la ciudadanía y los padres de hijos con tendencias
tribales conozcan más de qué se trata".

-¿Cómo explicar la influencia comercial de las tribus que por definición son críticas al sistema?

"La utilización comercial es la forma que tiene el sistema de fagocitar a tribus mas
contestatarias. En la medida en que muchos jóvenes utilizan determinado estilo sin sustentar la
ideología, lo que sucede es que la tribu se desestructura. Es una forma de fagocitación. Un
ejemplo es lo que sucede con el reggaeton que es una música comercial, machista, muy
sexuada sin la crítica del hip-hop. Utiliza el estereotipo del hip-hop, pero no incorpora su visión
del mundo ni su discurso crítico".
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