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STONEHENGE

Sin lugar a dudas, el conjunto megalítico de Stonehenge es una de las construcciones más
fascinantes que quedan en pie en el mundo entero. Datado hacia 1600-1400 a.C., este
conjunto fue construido en la llanura de Salisbury, al suroeste de Inglaterra, entre los últimos
períodos del Neolítico, finales de la Edad de Piedra y los primeros de la Edad del Bronce. Por
tanto, su edificación se prolongó durante un extenso período de tiempo y es lógico suponer,
por tanto, que debió de sufrir no pocas modificaciones a lo largo de esos años.

Está constituido por menhires, que en bretón significa “piedra” (‘men’) “alta” (“hir”), los cuales
en algunos casos se elevan hasta los cuatro metros de altura y llegan a pesar más de cuarenta
toneladas. A partir del menhir entendido como unidad elemental, se establecen las diferentes
organizaciones espaciales que caracterizan la arquitectura megalítica. El conjunto de
Stonehenge, con sus avenidas de menhires y sus círculos concéntricos, es un cromlech, palabra
que en gaélico quiere decir “círculo de piedras” y que normalmente se identifica con un
templo; por lo tanto, es probable que fuera ésta la naturaleza de la construcción. Asimismo,
todo el conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104 metros de diámetro.

Aparentemente, el cromlech de Stonehenge fue construido en tres etapas. Durante la primera


de ellas, fue una gran plataforma circular de tierra, en la cual se practicaron fosas de
incineración. La segunda etapa supuso la construcción de dos círculos concéntricos de
menhires y de un alineamiento de cerca de medio kilómetro de longitud. Durante la última
etapa, tuvo lugar la colocación de otro círculo de treinta piedras. De esta etapa, la más
próxima a la actualidad, es de la que se conservan más restos.

Desde que se apreciara la importancia de este conjunto megalítico, uno de los debates que ha
suscitado mayores discusiones y opiniones encontradas es el de su posible significado
religioso. Parece ser, aunque no está establecido con completa certeza, que esta construcción
cumplía las funciones de templo. Pero, como es sabido, se han realizado numerosos estudios
acerca de la relación astral de este tipo de construcciones, y el orden de la disposición de los
menhires en el conjunto de Stonehenge suele relacionarse con el firmamento. Se cree,
además, que el carácter vertical del menhir implica una relación de “elevación” de la Tierra
hacia el Cielo.

Por otra parte, su estructura central, en forma de herradura, está orientada de tal manera que
el eje principal coincide exactamente con el lugar por donde sale el Sol. Como una prueba que
se ha querido definitiva de la relación con los astros de Stonehenge, hay que señalar que el
lugar en el que se levanta es el único en una zona de amplio diámetro en el que la luna llena
está completamente perpendicular a la salida del sol durante el solsticio de verano. Todos
estos elementos, por lo tanto, permiten pensar en un templo dedicado a los ciclos de la vida y
la muerte, poderes invisibles de la naturaleza de carácter sagrado.

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