Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
SEGUNDA UNIDAD:
INTRODUCCION
REVELACIÓN
El término "revelación» debe su origen al griego apokalyptein, que significa quitar el velo,
hacer manifiesto; sin embargo, el uso que hace de este término la Escritura no puede
reducirse a la terminología. En el Antiguo Testamento la revelación se expresa
preferentemente por la expresión «palabra de Yahvé»; en efecto, según la concepción judía
es imposible ver a Dios y sólo puede escucharse su voz. El Nuevo Testamento utiliza al
menos 15 términos diferentes para hablar de la revelación, pero su referencia es siempre
Jesús de Nazaret y su actividad; por tanto, la revelación es principalmente la descripción de
su persona, de su actividad y de su enseñanza.
Es posible verificar una historia o una economía de la revelación, que tiene su origen en la
creación y culmina en el acontecimiento Jesucristo.
La revelación de Dios tiene como su primer paso la creación, donde Él ofrece un perenne
testimonio de sí mismo (cfr. Catecismo , 288). A través de las criaturas Dios se ha
manifestado y se manifiesta a los hombres de todos los tiempos, haciéndoles conocer su
bondad y sus perfecciones. Entre estas, el ser humano, imagen y semejanza de Dios, es la
criatura que en mayor grado revela a Dios. Sin embargo, Dios ha querido revelarse como
CARLOS ANTONIO VALDIVIA LAURA
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
Ser personal, a través de una historia de salvación, creando y educando a un pueblo para
que fuese custodio de su Palabra dirigida a los hombres y para preparar en él la
Encarnación de su Verbo, Jesucristo (cfr. Catecismo , 54-64). En Él, Dios revela el misterio
de su vida trinitaria: el proyecto del Padre de recapitular en su Hijo todas las cosas y de
elegir y adoptar a todos los hombres como hijos en Su Hijo (cfr. Ef 1,3-10; Col 1,13-20),
reuniéndolos para participar de Su eterna vida divina por medio del Espíritu Santo. Dios se
revela y cumple su plan de salvación mediante las misiones del Hijo y del Espíritu Santo en
la historia.
Son contenido de la Revelación tanto las verdades naturales, que el ser humano podría
conocer también mediante la sola razón, como las verdades que exceden la razón humana y
que pueden ser conocidas solamente por la libre y gratuita bondad con que Dios se revela.
Objeto principal de la Revelación divina no son verdades abstractas sobre el mundo y el
hombre: su núcleo substancial es el ofrecimiento por parte de Dios del misterio de su vida
personal y la invitación a tomar parte en ella.
Además de las obras y los signos externos con los que se revela, Dios concede el impulso
interior de su gracia para que los hombres puedan adherirse con el corazón a las verdades
reveladas (cfr. Mt 16,17; Jn 6,44). Esta íntima revelación de Dios en los corazones de los
fieles no debe confundirse con las llamadas “revelaciones privadas”, las cuales, aunque son
acogidas por la tradición de santidad de la Iglesia, no transmiten ningún contenido nuevo y
original sino que recuerdan a los hombres la única Revelación de Dios realizada en
Jesucristo, y exhortan a ponerla en práctica (cfr. Catecismo , 67).
Es, pues, importante la historia; sin embargo, la tesis de la revelación como historia
es unilateral. La historia va acompañada por la palabra que la interpreta. Los
gestos de Dios tienen necesidad de la palabra que los anuncia y los comenta. Sin la
palabra permanecerían mudos. Por eso los relatos bíblicos son un entrelazado
inseparable de acción y palabra, historia e interpretación.
En el centro del credo bíblico están los grandes acontecimientos del éxodo, que la
conciencia de Israel percibió como gestas de Dios, irreducibles al puro juego de las
causas históricas y de los protagonistas humanos. Los acontecimientos del éxodo
son las "obras maravillosas" de Dios. Sobre todo recordando y meditando estos
acontecimientos descubrió Israel los atributos de Dios y el estilo de su acción (Sal
136,10-15), y en estos acontecimientos centrales de su historia —no fuera de ella o
en el mito—encontró Israel la clave de lectura de los acontecimientos acaecidos
luego. Los acontecimientos del éxodo son vistos como punto de partida, modelo y
promesa de los gestos futuros de Dios (Mc 7,14-17; Is 10,20-26; Ez 20,32-44; el
motivo vuelve con frecuencia en el Déutero-Isaías). Léase entero el Sal 136: la
liberación de Egipto (vv. 10-15) proyecta su luz hacia atrás, a la creación (vv. 5-9),
y, hacia adelante, a la historia entera de Israel (vv. 16-24). En el éxodo, en la
creación y en toda la historia del pueblo, lo mismo que también en la providencia
cotidiana ("El da el alimento a todo viviente": v. 25), es siempre la misma cualidad
de Dios la que se revela: "Para siempre es su misericordia".
El libro del Éxodo cuenta que Dios llamó a Moisés "desde la zarza" y le dijo: "He
visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arranca su
opresión y conozco sus angustias; voy a bajar a liberarlo" (3,7-8). La historia
comienza con esta intervención libre y gratuita de Dios. La iniciativa es suya.
El hombre del AT es profundamente consciente del carácter insólito y gratuito
de la revelación, como lo atestigua un bellísimo pasaje del Deuteronomio (4,32-
34): "¿Desde uno a otro extremo del cielo se ha visto jamás cosa tan grande o se ha
oído cosa semejante? ¿Hay pueblo que haya oído la voz de su Dios hablar en medio
del fuego, como la has oído tú, y quede todavía con vida?"
Dios no revela a Moisés una verdad eterna, una verdad universal de la vida, un
principio general, sino que anuncia un hecho histórico: "Voy a bajar a liberarlo de
la mano de Egipto" (Ex 3,8). Un hecho histórico preciso y circunscrito, pero que
trasciende el tiempo y el espacio. Debe revelarse a todas las generaciones, porque
su fuerza de revelación es para todos y para siempre: "...Para que cuentes a tus hijos
y a tus nietos cómo traté yo a los egipcios y los prodigios que hice en medio de
ellos, y sepáis que yo soy el Señor" (Ex 10,2). Dios se revela en un momento
particular de la historia; sin embargo se revela como el señor de la historia. Lo
universal está implicado en lo particular.
CARLOS ANTONIO VALDIVIA LAURA
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
Rasgo esencial de la revelación es también la presencia de un mediador. Dios
obra en favor de todo Israel, quiere ser reconocido por todo Israel, pero su palabra
no llega directamente a todo Israel; pasa a través de la mediación del profeta
(Moisés): "Así responderás a los israelitas: Yo soy me ha enviado a vosotros" (Ex
3,14). La Biblia conoce también mediaciones institucionalizadas, como el sacerdote
y el rey; pero el profeta/mediador (como Moisés) es elegido libremente por Dios.
Naturalmente, Dios no se limita a escoger el mediador y darle el encargo, sino
que le acompaña con su propia presencia y con el poder de los "signos",
garantizando de ese modo el origen divino de las palabras que él comunica al
pueblo (cf Ex 3,12; 4,5).
Dios se revela para darse a conocer y para entablar un diálogo con el hombre;
sin embargo, su ser íntimo es un misterio inaccesible. El libro del Éxodo cuenta
con complacencia que Dios "hablaba a Moisés cara a cara, como se habla entre
amigos" (33,11). Pero ni siquiera a Moisés le mostró Dios su rostro: "Mi rostro no
puedes verlo. Nadie puede verme y quedar con vida...; me verás de espaldas, mas mi
rostro no puede verse" (Ex 33,18-25). El rostro en la concepción antigua significa el
aspecto más profundo de la personalidad. Dios revela el esplendor que rodea su
presencia, la bondad y misericordia que acompañan a su acción (Ex 34,6), pero no
la plenitud de su ser. Ver el rostro de Dios es la aspiración profunda de toda la
Biblia, objeto de una búsqueda apasionada y siempre insatisfecha: "Es tu rostro,
Señor, lo que yo busco" (Sal 27,8). La misma revelación del nombre "Yhwh"
(Ex 3,14) parece ambivalente; revela y oculta. "Yo soy" significa que Dios está
presente y es activo, un Dios con el pueblo y para el pueblo. Pero, en el
enigmático juego de palabras "Yo soy el que soy" hay también la sombra de
una reserva, como de un tener para sí el nombre propio.
CARLOS ANTONIO VALDIVIA LAURA
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
5. REVELACIÓN Y PROFETISMO.
5. REVELACIÓN Y / SABIDURÍA.
La reflexión sapiencial es muy antigua y ha acompañado a toda la experiencia de
Israel. Gracias sobre todo a los sabios entra la revelación temáticamente en diálogo
con la razón, y la experiencia con el patrimonio cultural común a los pueblos
circunstantes. Es muy interesante observar que la Biblia conoce no sólo la escucha
explícita de la palabra de Dios, sino también la escucha de las cosas, del hombre, de
la experiencia y de la razón. Y al final también todo esto es considerado palabra de
Dios.
CARLOS ANTONIO VALDIVIA LAURA
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
Diversamente que los profetas, los sabios no presentan su doctrina como el
resultado de una revelación directa. No dicen: "Habla al Señor". Apelan a la
reflexión, a la inteligencia y a la experiencia, y se inspiran en un patrimonio que va
más allá de los confines de Israel. Qohélet, por ejemplo, se expresa en primera
persona y se esfuerza en penetrar el misterio de la existencia sirviéndose de la
razón y de la experiencia. Su camino es una investigación: "Consagré mi corazón a
investigar y a observar con sabiduría todo lo que se hace bajo los cielos" (1,13). Y
en el libro de los Proverbios se lee: "Vi aquello y reflexioné, y de cuanto
contemplé saqué lección" (24,32).
Para los sinópticos, Jesús es el único revelador de Dios, y ello porque él solo es el
Hijo. Conocer es una relación vital y circular entre personas. El conocimiento entre
el Padre y el Hijo es recíproco y exclusivo ("nadie"); pero no es un círculo cerrado,
sino abierto: "Y a quien se lo quiera revelar". El hombre puede ser admitido en el
diálogo entre el Padre y el Hijo, pero como puro don. Y sólo Jesús puede admitirlo.
Por el poder recibido ("Mi Padre me ha confiado todas las cosas") y por el
conocimiento del Padre que posee ("Nadie conoce al Padre sino el Hijo"), Jesús es
CARLOS ANTONIO VALDIVIA LAURA
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
el revelador único, verdadero, diverso de todos los demás maestros. Habla de un
misterio de Dios que conoce profundamente. Diversamente del modo de transmitir
de los rabinos de hombre a hombre, Jesús recibe el conocimiento directamente del
Padre.
Esto nos lleva a otra convicción sinóptica: Jesús no es sólo el revelador, sino el
revelado. El misterio de su persona es inaccesible a la "carne" y a la "sangre";
imposible percibirlo sin una revelación del Padre (Mt 16,17), negada a los sabios y a
los hábiles y concedida a los "pequeños" (Mt 11,25). Objeto de revelación es la
persona de Jesús, su filiación divina, su misión de salvación, su destino de muerte y
resurrección. Es emblemática a este respecto la teofanía del bautismo en el Jordán
(Mc 1,9-11), con la cual se podría relacionar también el relato de la transfiguración
(Mc 9,2-8). Los cielos que se abren, el Espíritu que desciende y la voz del cielo son
rasgos que hacen afín el relato del bautismo a las visiones apocalípticas. Pero hay
una profunda diferencia. En las visiones apocalípticas el hombre es admitido como
espectador a ver el desarrollo del designio de Dios y el misterio de la historia de la
salvación. También en el relato del bautismo se abren los cielos y Jesús "ve"; pero la
visión tiene por objeto a él mismo: "Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto".
2. JESUCRISTO:
PLENITUD DE LA REVELACIÓN.
De acuerdo, con el dato escriturístico que obtenemos en el NT: Sinópticos, Hechos, Juan,
Pablo y Hebreos, Cristo no es uno de los mediadores de la revelación de Dios, sino que es
el Mediador absoluto porque es la Palabra del Padre, el Hijo de Dios hecho hombre (cf. 1
Tim 2,5) que irrumpe en la historia para traer la salvación (cf. Hb 1, 1-4). En el se ha
revelado definitiva e irrevocablemente la voluntad salvífica universal de Dios a través de un
hecho único e irrepetible: la encarnación del Logos (Palabra) divino:
"Este designio divino, que en bien de los hombres y para la gloria de la inmensidad de su
amor, concibió el padre en su hijo antes de crear el mundo (Ef 1,9), nos lo ha revelado
conforme al proyecto misterioso que Él tenía de llevar la historia humana a su plenitud,
realizando por medio de Jesucristo la unidad del universo, tanto lo terrestre como de lo
celeste."
En Jesucristo, no solamente esas revelaciones (hechas por los profetas) se totalizan, sino
que la revelación de Dios es total. De Dios en cuanto él es el principio y el término de la
relación religiosa de la alianza. Si el cometido de los profetas es poner los acontecimientos
de la historia y la situación del hombre bajo la luz del propósito de Dios, Jesús cumple
perfectamente la función profética: Él no manifiesta un elemento del designio de Dios, sino
el Designio total, lo absoluto de la relación de alianza, el "misterio".
Él, el Hijo de Dios hecho hombre, es la perfecta revelación puesto que viene a hablar, a
predicar, a enseñar y a atestiguar lo que ha visto y oído. De esta manera, la encarnación es
la vía elegida por Dios para revelar y revelarse, a través de la cual hace posible a nivel
humano el conocimiento de Dios y de su designio salvífico.
CARLOS ANTONIO VALDIVIA LAURA
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
Y llevando al nivel humano la manifestación de Dios (su propia encarnación), Jesucristo,
revela el misterio del Padre. Es decir, revelando al Padre como misterio, se revela también
el misterio propio del hijo: la revelación es autorrevelación.
En Jesucristo, por lo tanto, llegan a su absoluto punto culminante tanto la llamada de Dios,
como la respuesta del hombre, al identificarse en la unidad de su persona. En cuanto
hombre, Cristo es la perfecta respuesta humana a la palabra y autocomunicación de Dios.
BIBL.: AA.VV., Révélation deDieu et langage des hommes, Cerf, París 1972; AA.VV., La
révélation dans 1 écriture, la patristique, la scolastique, Cerf, París 1974; ALFARO J., Revelación
cristiana. Fe y teología, Sígueme 1985; ALONSO SCHOKEL L., 11 dinamismo delta Tradizione,
Paideia, Brescia 1970; ID, La palabra inspirada, Cristiandad, Madrid 19863; BERTEN L., Histoire,
révélation et joi, Cerf, París 1969; BRETON S., Écrutureet Révélation, Cerf, París 1979; CITRINI
T., Gesú Cristo rivelazione di Dio, Venegono 1969; CONZELMANN, Teologia del Nuovo
Testamento, Paideia, Brescia 1972; DURARLE A.M., La manifestation naturelle de Dieu d'aprés
l'Écriture, Cerf, París 1976; FEXTORAllI, Rivelazione biblica di Dio, en AA.VV., I teologi del Dio
vivo, Ancora, Milán 1968, 65-125; LATOURELLE R., Teología de la revelación, Sígueme,
Salamanca 19825; LIPINSKI E., Essais sur la révélation et la bible, Cerf, París 1970; MAGGIONI
B., Experiencia espiritual en la Biblia, en NDE, Paulinas, Madrid 19895,498-540; MUNDLE W.,
Revelación (apocalypto) en "DTNT" IV, Sígueme, Salamanca, 1980, 98; O'COLLINS G., Teologia
della Rivelazione, Ed. Paoline 1969; PANNENBERG W., Revelación como historia, Sígueme,
Salamanca 1977; PENNA R., II "Mysterion "paolino, Paideia, Brescia 1978; RAD G. von, Teología
de/Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca 19784; RooSEN P.A., La rivelazione nena Bibbia,
Ed. Paoline 1972; SCHILLEBEECKx, Revelación y teología, Sígueme, Salamanca 1968;
SCHLETTE H.R., Epifanía come storia, Queriniana, Brescia 1969; SCHNACKENBURG R., La
vita cristiana. Esegesi in progresso e in mutamento, Jaca Book, Milán 1977, 35-59; SHORTER A.,
La revelación y su interpretación, Paulinas, Madrid 1986; TESTA B., Rivelazione e storia, Coletti,
Roma 1981; TORRES QUEIRUGA, La revelación de Dios y la realización del hombre,
Cristiandad, Madrid 1987; TRESMONTAT C., El problema de la revelación, Herder, Barcelona
1973; ZIMMERLI W., Rivelazione di Dio. Una teologia del/ AT, Jaca Book, Milán 1975.
El pueblo de Israel, bajo inspiración y mandato de Dios, a lo largo de los siglos ha puesto
por escrito el testimonio de la Revelación de Dios en su historia, relacionándola
directamente con la revelación del único y verdadero Dios hecha a nuestros Padres. A
través de la Sagrada Escritura, las palabras de Dios se manifiestan con palabras humanas,
hasta asumir, en el Verbo Encarnado, la misma naturaleza humana. Además de las
Escrituras de Israel, acogidas por la Iglesia, y conocidas como Antiguo o Primer
Testamento, los apóstoles y los primeros discípulos pusieron también ellos por escrito el
testimonio de la Revelación de Dios tal y como se ha realizado plenamente en Su Verbo, de
cuyo pasar terreno fueron testigos, de modo particular del misterio pascual de su muerte y
resurrección, dando así origen a los libros del Nuevo Testamento.
CARLOS ANTONIO VALDIVIA LAURA
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
La verdad de que el Dios, del cual las Escrituras de Israel dan testimonio, es el único y
verdadero Dios, creador del cielo y de la tierra, se pone en evidencia, en particular, en los
“libros sapienciales”. Su contenido supera los confines del pueblo de Israel para suscitar el
interés por la experiencia común del género humano ante los grandes temas de la
existencia, desde el sentido del cosmos hasta el sentido de la vida del hombre (Sabiduría);
desde los interrogantes sobre la muerte y lo que viene tras ella hasta el significado de la
actividad humana sobre la tierra (Qoelet); desde las relaciones familiares y sociales hasta la
virtud que debe regularlas para vivir según los planes de Dios creador y alcanzar así la
plenitud de la propia humanidad (Proverbios, Sirácide, etc.).
Para comprender correctamente la Sagrada Escritura hay que tener presente los sentidos de
la Escritura —literal y espiritual; este último reconocible también en alegórico, moral y
anagógico— y los diversos géneros literarios en los que han sido redactados los diferentes
libros o partes de los mismos (cfr. Catecismo , 110, 115-117). En particular, la Sagrada
Escritura debe ser leída en la Iglesia, o sea, a la luz de su tradición viva y de la analogía de
la fe (cfr. Catecismo , 111-114): la Escritura debe ser leída y comprendida en el mismo
Espíritu en el cual ha sido escrita.
A MODO DE CONCLUSIÓN
La Sagrada Escritura, la Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia constituyen, por
tanto, una cierta unidad, de modo que ninguna de estas realidades puede subsistir sin las
otras [18] . El fundamento de esta unidad es el Espíritu Santo, Autor de la Escritura,
protagonista de la Tradición viva de la Iglesia, guía del Magisterio, al que asiste con sus
carismas. En su origen, las iglesias de la Reforma protestante quisieron seguir la sola
Scriptura , dejando su interpretación a los fieles individualmente: tal posición ha dado lugar
a la gran dispersión de las confesiones protestantes y se ha revelado poco sostenible, ya que
todo texto tiene necesidad de un contexto, concretamente una Tradición, en cuyo seno ha
nacido, se lea e interprete. También el fundamentalismo separa la Escritura de la Tradición
y del Magisterio, buscando erróneamente mantener la unidad de interpretación anclándose
de modo exclusivo en el sentido literal (cfr. Catecismo , 108).
BIBL.: AA.VV., Révélation deDieu et langage des hommes, Cerf, París 1972; AA.VV., La
révélation dans 1 écriture, la patristique, la scolastique, Cerf, París 1974; ALFARO J.,
Revelación cristiana. Fe y teología, Sígueme 1985; ALONSO SCHOKEL L., 11
dinamismo delta Tradizione, Paideia, Brescia 1970; ID, La palabra inspirada, Cristiandad,
Madrid 19863; BERTEN L., Histoire, révélation et joi, Cerf, París 1969; BRETON S.,
Écrutureet Révélation, Cerf, París 1979; CITRINI T., Gesú Cristo rivelazione di Dio,
Venegono 1969; CONZELMANN, Teologia del Nuovo Testamento, Paideia, Brescia 1972;
DURARLE A.M., La manifestation naturelle de Dieu d'aprés l'Écriture, Cerf, París 1976;
FEXTORAllI, Rivelazione biblica di Dio, en AA.VV., I teologi del Dio vivo, Ancora,
Milán 1968, 65-125; LATOURELLE R., Teología de la revelación, Sígueme, Salamanca
CARLOS ANTONIO VALDIVIA LAURA
APUNTES DE CLASE
TEOLOGIA I
FORMACION CRISTIANA
UCSP - AREQUIPA 2015
19825; LIPINSKI E., Essais sur la révélation et la bible, Cerf, París 1970; MAGGIONI B.,
Experiencia espiritual en la Biblia, en NDE, Paulinas, Madrid 19895,498-540; MUNDLE
W., Revelación (apocalypto) en "DTNT" IV, Sígueme, Salamanca, 1980, 98; O'COLLINS
G., Teologia della Rivelazione, Ed. Paoline 1969; PANNENBERG W., Revelación como
historia, Sígueme, Salamanca 1977; PENNA R., II "Mysterion "paolino, Paideia, Brescia
1978; RAD G. von, Teología de/Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca 19784;
RooSEN P.A., La rivelazione nena Bibbia, Ed. Paoline 1972; SCHILLEBEECKx,
Revelación y teología, Sígueme, Salamanca 1968; SCHLETTE H.R., Epifanía come storia,
Queriniana, Brescia 1969; SCHNACKENBURG R., La vita cristiana. Esegesi in progresso
e in mutamento, Jaca Book, Milán 1977, 35-59; SHORTER A., La revelación y su
interpretación, Paulinas, Madrid 1986; TESTA B., Rivelazione e storia, Coletti, Roma
1981; TORRES QUEIRUGA, La revelación de Dios y la realización del hombre,
Cristiandad, Madrid 1987; TRESMONTAT C., El problema de la revelación, Herder,
Barcelona 1973; ZIMMERLI W., Rivelazione di Dio. Una teologia del/ AT, Jaca Book,
Milán 1975.