Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cuento de Una Noche de Engaño. 3 - 5 PDF
Cuento de Una Noche de Engaño. 3 - 5 PDF
Nunca fue muy bueno con viajar en vehículos en movimiento. Bueno... Tal vez “no
muy bueno” era un eufemismo. Un gran eufemismo.
Si el movimiento fuera más suave, como el de un columpio o algo así, estaría bien,
pero los autos y los autobuses eran la ruina de mi existencia.
Era seguramente en parte porque rara vez había tenido la oportunidad de viajar en
uno de ellos, pero quizás realmente había algo mal con mi oído interno.
Hablando de eso, hubo una vez donde Mamá impulsivamente me llevó a subirme
en algo llamado «montaña rusa». Esa fue una horrible experiencia.
Alta velocidad, giros y vueltas... Para ser honesto, el proceso completo carecía de
sentido, pero realmente lo dio todo. En el transcurso del paseo, sentí que algo
terrible surgía de mi interior, y me armé de valor con la idea de que preferiría
morir antes que someterme a ese tipo de vergüenza.
Como sea... Han pasado casi catorce minutos desde que dejamos la casa.
El auto aceleró hacia la instalación especial que sería mi nuevo hogar de ahora en
adelante.
En cuanto a la razón por la cual terminé así, podía pensar en algunas, pero la causa
principal probablemente aún era lo que sucedió hace unos días.
Desde la primera vez que usé mis poderes, mi tía claramente me estaba evitando.
Por supuesto, nuca le dije sobre mis poderes, ni a nadie en la familia.
Aun así, mi tía pareció malentender todo de una forma problemática. Desde el día
siguiente, la casa antes extravagante estaba llena de autoproclamados psíquicos y
exorcistas.
Aunque todo lo que dijeron sonaba a cosas místicas sin sentido, mi tía parecía
creer en ellos, y con todo su corazón puso su fe en la veracidad de sus palabras.
Pero, de nuevo, había planeado irme de todas formas si es que causaba problemas
a esa familia. Después de todo, no tenía ningún apego emocional hacia ellos.
El problema que les causé no se borrará tan fácilmente, en especial con mis
propios y únicos esfuerzos. Aunque sentía que debía encontrar alguna forma de
compensarlos, nada se me venía a la cabeza.
Cuando suspiré una vez más, el ruido del motor cesó, junto con el movimiento del
automóvil.
Quise ver alrededor, pero mi tía de inmediato me dijo: «deprisa, bájate. Estamos
aquí». Por lo tanto, empujé la puerta para abrirla y salí del auto.
Fuera de él, nos encontramos con una gran mansión crema. Probablemente la
“instalación” de la que mi tía habló.
De acuerdo a sus palabras, parecía ser un lugar que acogía a niños huérfanos como
yo.
Ella empezó a explicarme, con una forzada e innatural sonrisa, de cómo sería más
feliz si vivía con niños cercanos a mi edad.
Pero, como lo veía yo..., en verdad no había nada más problemático que interactuar
con niños de mi edad.
No habiendo tenido amigos de verdad desde que nací, la mansión frente a mis ojos
no se veía diferente de un zoológico.
Cerré la puerta del auto, y mi tía la bloqueó con un clic antes de mirar su reloj.
Estaría bien si Tía estuviera de vuelta en los siguientes cinco minutos, pero si tenía
que esperar diez o veinte más, sería un problema diferente.
Hablando de eso... Si mi tía iba a ir sola, ¿por qué tenía que salir del auto? La lógica
era un poco extraña.
Incluso si quisiera regresar al auto, mi tía había bloqueado la puerta, de modo que
esa no era una opción.
Pero si seguía parado aquí sin hacer nada, me iba a congelar hasta morir.
—No, no, esto no es bueno, hace mucho frío... ¡En serio voy a morir si esto sigue
así! —murmuré inútilmente mientras tomada otra larga mirada buscando
alrededor.
Si hubiera sabido que esto pasaría, me habría puesto algo más cálido. Aunque no
tenía nada tan bueno como una chaqueta o lo que sea, al menos un par de guantes...
Perdido en mis pensamientos, una bufanda de repente apareció frente a mis ojos,
siendo empujada hacia mí.
Ah... A este punto desesperado, cualquier cosa era una salvación. Justo cuando
estaba por aceptar la bufanda con una expresión de alegría, me percaté de la
peculiaridad de la situación.
Habiendo retrocedido ligeramente, ahora podía ver que quien sostenía la bufanda
era una chica, cercana a mi edad. Usaba unas orejeras púrpuras y una chaqueta
muy cálida. La imagen era casi perfecta, excepto por el desastre de su cabello corto,
azotado por el viento.
Casi parecía un chico a primera vista, pero a juzgar por su falda, tenía que ser una
chica.
Debió ser una ilusión, ¿verdad? En serio parecía haber aparecido de la nada.
Aunque estaba algo preocupado, realmente era mejor aceptar el gesto de bondad
en silencio ante esta situación.
—Eh... No puedo tomar prestado algo como esto... —dije con una triste sonrisa, y la
expresión de la niña se volvió descaradamente descontenta.
—Solo estaba...
—¡No, no, en serio lo agradezco! Es solo que... esto es realmente caro, ¿no es así?
No deberías prestárselo a la gente tan fácilmente.
Empujé la bufanda hacia ella, y la recibió con una mirada en extremo descontenta.
—¡¿P-por qué?!
—Te lo prestaré, de todos modos. Te he estado viendo por un largo rato, y en serio
te veías helado.
No estaba del todo dispuesto a aceptar este gesto, pero ella ya lo había envuelto
alrededor de mi cuello, de modo que no se podía evitar.
Mi cuerpo empezó a calentarse poco a poco, empezando por el cuello, que era otra
razón por la que no quería quitármela y regresarla de inmediato.
Aunque no entendía realmente el valor de cosas como esa, podía adivinar que era
algo que requería mucho dinero para poder ser comprado.
—Sobre eso, dijiste que habías estado viéndome por un largo rato, ¿pero desde
dónde?
La chica de cabello corto pareció darse cuenta de algo, y dejó escapar un gemido
suave y agonizante.
—Ah, ¿d-dije algo que no debía...? —pregunté con cuidado, preocupado de haber
tocado un tema delicado, pero la chica simplemente replicó de forma fría «no es
eso».
—La gente siempre dice eso de mí. «¿Desde cuándo estabas ahí?», y cosas así —
respondió con una expresión consternada en su rostro.
Ya veo. Por lo que había recogido de esta breve explicación, solo era una chica muy
tranquila. Probablemente era pasada por alto con facilidad.
—Ah, justo ahora, ¡parecía que hubieras aparecido de la nada! Estaba tan
sorprendido... ¡Casi pensé que eras un fantasma!
Por supuesto, esta era la primera vez que había hecho llorar a una chica.
—¡Aaaaaaaaaa! ¡Lo siento! ¡No es verdad! ¡Estaba mintiendo! ¡No pensé nada de
eso! —precipitadamente traté de retractarme, pero era demasiado tarde.
La niña de cabello corto empezó a llorar, dejando escapar entre sus lloriqueos
acusaciones como «no mientas», «no te perdonaré», «nunca, nunca».
La voz de Madre de repente resonó en mi mente. Las chicas son muy delicadas,
decía ella.
—Am, eh...
Y esto estaba ocurriendo justo en frente del edificio que se supone tendré que
llamar «casa» a partir de ahora. ¿Qué estoy haciendo?
Si alguien veía esto, de seguro sería marcado como un niño problemático incluso
antes de poner un pie en la instalación.
La niña que había estado llorando por un largo rato frente a mis ojos acababa de
desaparecer de repente.
Si era porque había decidido huir de mí disgustada, aún debería ser capaz de verla
retirándose desde esta distancia. Y además, sus zapatos no estaban hechos de
esponja. Incluso si huyera, debería haber oído sus pasos.
Esto era demasiado raro. La chica se había alejado de mi vista tan rápido que
«desaparecido» era realmente la única palabra que podía usar para ella.
Como sea, mientras pensaba en esto, mis ojos se toparon con una visión aún más
increíble, haciéndome apretar mis dientes.
Sus pies... Para ser específicos, sus piernas, expuestas desde la rodilla bajo la falda,
empezaban a volverse transparentes.
Estaba bromeando cuando dije «fantasma», pero ahora esa palabra flotaba de
vuelta a la superficie de mi mente con fuerza.
Espera un segundo...
¿Podría ser... que esta chica fuera esa clase de cosa? ¿Y por eso, viendo que estaba a
punto de morir congelado de todos modos, se había acercado a mí, pensando en
nosotros como iguales?
—¡A-a ha, ha, ha! ¡V-vamos! ¡Y-y-yo no estaba pensando en eso! Digo, somos
amigos, ¿o no?
—¡A-así es! ¿Cómo debería decir esto...? Somos iguales, ¿no? Digo...
¿De qué estaba hablando? ¿Iguales? Mis piernas seguían firmemente pegadas a mi
cuerpo, mientras que las de mi acompañante flotaban en el aire. ¿Qué clase de
idiota soy?
Esto no era bueno... A este punto, iba a ser asesinado por este espíritu, fantasma, o
lo que sea que ella fuera.
De haber sabido que esto iba a pasar, habría pedido un par de esos raros
talismanes exorcistas.
Para ser honesto, temía que esta fantasma pudiera hacer más que solo matarme.
Justo cuando estaba por romper en lágrimas de miedo, tuve una repentina idea.
Sabía que si retrocedía ahora estaba acabado, por lo tanto seguí insistiendo.
Un día, cuando justo acababa de descubrir mis habilidades, y porque no quería ser
descubierto por mi tía y los otros, traté de usarlo un par de veces.
De cualquier forma, nunca he estado o siquiera visto un avión, de modo que sería
más sorprendente si pudiera haberme transformado en uno. Y además, aun si algo
así fuera posible, ¿en qué estaba pensando? ¿Volverme un avión dentro de la casa?
Aunque dijera esto, mi experimentación todavía era limitada. Aún había varios
puntos sin explorar, pero en esta situación desesperada, solo podía confiar en este
poder.
Abrí mis ojos para encontrar a la niña de cabello corto viéndome, estupefacta, con
la boca abierta.
Ah, ¿no era lo suficiente bueno? No podía hacer nada más. Si este espíritu...
Cuando un mantra empezó a cruzar por mi mente del miedo extremo, la chica
finalmente habló:
Sus ojos brillaron de forma similar a la mía cuando había descubierto cómo usar mi
poder por primera vez.
—Eh, ¿cómo podría explicarlo...? Creo que... me puedo convertir en la forma que
quiera, o algo así.
Sí, esto estaba yendo bien. La guardia de esta niña era muy baja. Si seguía
entreteniéndola, probablemente me dejaría ir.
—¿Eh?
Debía estar realmente impresionada con mi poder. La niña ni siquiera pestañeó al
mirarme, a la espera de mi próximo cambio.
—¡Ah, bien! ¡Entonces cambiaré de nuevo! Eh... ¿con qué debería hacerlo ahora?
Aunque al decir esto, sabía que la única persona en la que podía convertirme de
inmediato era Mamá.
Perdóname, Mamá, aún me aterra ser asesinado por este fantasma. ¡Una vez más...!
—Mmhm.
Comparada con la chica del parque, Madre era mucho más fácil de recordar,
aunque me sintiera triste cada vez que pensaba en ella.
—¿Qué tal?
—A ha, ha, ha, gracias, gracias~... —incliné un poco mi cabeza, algo avergonzado.
Bueno, parece que esta niña era inesperadamente alegre. Al menos su anterior
expresión ensombrecida había desaparecido.
—¿Uh?
De repente volví a ver a sus rodillas, a las que le habían vuelto a crecer piernas en
algún momento.
—¿Hum, qué? ¿Qué tienen mis piernas? —la niña inclinó su cabeza, con una mirada
interrogativa.
Quería remarcar algo como «si vas a hablar sobre “raro”, ¿eso no va para ambos?».
Pero, de nuevo, no quería arriesgarme a herir el delicado corazón de la niña una
vez más.
Luego estiró su mano hacia mí.
—¿Sí?
—No, quiero decir... ¡Amigos! Somos amigos, ¿bien? Así que tómala —estiró su
mano aún más en mi dirección.
Ah. Cierto. Me había olvidado de lo que dije en medio de mi pánico, pero mencioné
algo así, ¿o no?
Algo acerca de eso me hizo sentir en extremo avergonzado. Sentía que mi cabeza
iba a arder en llamas. Esta es la primera amiga que he hecho, ¿no es así? Incluso yo
puedo hacer una. El tipo de amigo con el que puedes jugar, como los niños en el
parque con los que siempre quise estar.
—¡S-seguro!
Afirmé mi agarre un poco y sonreí tan ampliamente como pude. Este era un
momento para recordar —sobre mí y mi primera amiga, la chica “fantasma” de
cabello corto—.
—¿Ah?
—Y, además, ¿cuándo vas a soltar mi mano? —preguntó con pereza justo después.
—¿P-por qué me estás siguiendo? Estás detrás de mí, ¿no es así? ¡¿No es así?!
Dejó salir una cadena de chillidos antes de que sus piernas se rindieran y se
desplomara en el suelo.
Entonces, vino a mí. La más rápida, pero más cruel manera. Esta era la única
posibilidad.
—¿Ah?
Llegados a este punto, cualquier cosa serviría. Mientras pudiera volver a mi propio
cuerpo...
Dentro del edificio ahora había gritos de «¡alguien se desmayó!», y los pasos se
acercaban, cada vez más rápidos.
Las facciones de la niña se habían tensado por completo, sin rastro de su anterior
sonrisa. Pero incluso entonces, seguí sacudiendo sus hombros, y su expresión de
repente cambió.