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Topología Censurada PDF
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RESUMEN:
Este trabajo se interroga por las razones que llevan a J. Lacan a recurrir al espacio topológico
para dar cuenta de la operatoria de la cura analítica. Aborda la oposición entre las posiciones
que en psicoanálisis sostienen un punto de vista “cuantitativo” referido al interjuego de fuerzas
en la individualidad cerrada y tridimensional y la concepción lacaniana del sujeto textual
bidimensional.
ABSTRACT:
The following article inquires into the reasons why Lacan appeals to a topological space to
explain about the direction of cure. He approaches the opposition between those who agree
with a “quantitative” point of view referring to the individual as a closed and tridimensional
interplay of forces and the Lacanian conception of “subject” as textual and bidemensional.
Introducción:
Con el propósito de fundamentar las razones que llevaron a Lacan a recurrir
al espacio topológico para dar cuenta de la operatoria de la cura analítica,
iniciamos este trabajo realizando una síntesis de lo que caracteriza a la
topología en su diferencia con otras geometrías.
La topología es la geometría que estudia las propiedades de una figura sin
tener en cuenta ni su magnitud, ni su forma, ni la noción de distancia. Se
distingue de la geometría métrica -o euclidiana- y de la geometría proyectiva:
En la geometría euclidiana se tienen en cuenta tanto el tamaño de las
figuras como las longitudes y las medidas de los ángulos
En la geometría proyectiva se estudian las figuras en función de sus
transformaciones proyectivas, es decir: se considera una figura como
perspectiva de la otra, con un fuerte basamento en las líneas rectas.
En topología no se considera la condición de recta o curva de una línea.
Una figura puede ser deformada sin que se afecten sus propiedades
relativas al lugar y posición de sus líneas y puntos. Así, dos superficies
1
son equivalentes, o más precisamente “homeomorfas”, si es posible
pasar de una a otra por deformación continua, como en el caso de una
circunferencia y una elipse. Las figuras que se estudian son
bidimensionales, aunque algunas de ellas puedan situarse o
“sumergirse” en un espacio de tres dimensiones.
Hasta J. Lacan y desde S. Freud, el andamiaje conceptual del psicoanálisis
se ha apoyado en una tópica. A partir de Lacan, en una maniobra inédita, la
tópica se reemplaza por topología; sin embargo la incorporación de la topología
en una disciplina científica ajena a las llamadas “ciencias exactas” no es una
propuesta exclusiva de J. Lacan. En el campo de la psicología guestáltica, K.
Lewin publica en 1936 sus Principios de psicología topológica, postulando el
concepto de “espacio vital” como espacio matemático, más precisamente
topológico. Este espacio abarca al individuo y a los factores determinantes
(objetos, necesidades, fantasías, etc.) que se plantean organizados según
regiones e interacción de fuerzas y vectores. La geometría topológica, en este
caso, permitiría explicar la conducta del individuo en una determinada situación,
entendiendo al “individuo” en el sentido en que lo concibe regularmente la
psicología: el hombre en tanto ser que posee unicidad, como un todo indivisible.
En la filosofía contemporánea también encontramos lecturas que incluyen un
“vocabulario topológico”. V. Vitiello identifica figuras históricas “topológicamente
idénticas” en su estructura a pesar de su diversidad de “imagen”, por ejemplo,
el cristianismo y el paganismo.1 También A. Badiou, en su curso dictado en los
años setenta, recurre a predicados topológicos para pensar al sujeto político.2
En la teoría psicoanalítica de J. Lacan el recurso a la topología aparece
tempranamente y proponemos establecer los principales conceptos de la teoría
lacaniana a partir de dicho análisis: “sujeto”, “demanda”, “deseo”, “deseo del
Otro”, “interpretación”, “Otro”, “fantasma”, “realidad”, “objeto a”, “identificación”,
“nombre propio”, “pulsión”, etc. Estas nociones fundamentales del psicoanálisis
son abordadas principalmente desde la topología de superficies y también
desde la topología nodal. Por alguna razón en los desarrollos actuales del
1 Esposito, R, Galli, G, Vitiello, V. Comp. (2008). La espada, el amor y la existencia desnuda. En Nihilismo
y Política. Buenos Aires: Manantial. pp. 252-253.
2Cf. Badiou, A. (2009). Teoría del sujeto. Buenos Aires: Prometeo.
2
campo lacaniano predomina el trabajo con la segunda, al tiempo que se ha
operado una suerte de censura sobre la primera.
En su escrito “Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje en
Psicoanálisis” -considerado como un texto fundacional para el psicoanálisis
lacaniano- postula el toro como referencia para la estructura del deseo, en
relación a la palabra y el lenguaje.3
El toro es una superficie topológica generada por la rotación de una
circunferencia, llamada generatriz, alrededor de una línea cerrada situada en
su plano, llamada directriz. Este espacio cerrado rodea un agujero central -
denominado “alma”- que se sitúa en su “interior” siendo a la vez “externo”,
como se observa si se sumerge al toro en tres dimensiones y se lo compara
con la forma de una cámara de bicicleta o de un anillo. Para J. Lacan, la figura
topológica del toro, es la que permite pensar la estructura de la cadena
significante, como se lee en su escrito “La instancia de la letra en el
inconsciente o la razón después de Freud”: “anillos cuyo collar se sella en el
anillo de otro collar hecho de anillos”.
Más tarde, en el curso de su seminario …O peor, al apoyar su discurso en la
topología nodal introduciendo el nudo borromeo, advierte que éste implica la
misma estructura: el anudamiento borromeico también está representado por la
concatenación de anillos tóricos.4
Otro de los objetos topológicos a lo que Lacan recurre en su desarrollo
teórico es la banda de Moebius. Es la superficie propuesta para presentar su
concepto de sujeto del inconsciente. Su condición de cinta unilátera y abierta -a
diferencia de una cinta rectangular con dos caras- contrasta con la figuración
freudiana del Ello como “una caldera llena de excitaciones borboteantes”, “que
de las pulsiones se llena con energía”, 5 imagen que connota la idea de un
contenido interior a punto de emerger al exterior.
Lacan también recurre a otros espacios como el cross-cap o la botella de
Klein, que son transformaciones de la banda de Moebius a partir de cortes y
pegaduras.
3Cf. Lacan, J. (2008). Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje en Psicoanálisis. En Escritos 1.
Buenos Aires: Siglo Veintiuno.
4 Cf. Lacan, J. Seminario XIX. Clase 5 del 9/2/72. Inédito.
5 Cf. Freud, S. (1996). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Conferencia 31º. La
3
1] La topología y el programa del pensamiento estructural
Esto duró hasta que uno de los jóvenes maestros de la nueva escuela
matemática al que se le planteó este problema repuso que, para construir la
teoría de las reglas del matrimonio, un matemático no estaba obligado en
modo alguno a reducirlo a un proceso cuantitativo y, de hecho, ni siquiera
necesitaba en última instancia saber qué era el matrimonio. Lo único que
necesitaba era lo siguiente: en primer lugar, que los matrimonios
observados en una sociedad determinada pudieran reducirse a un número
finito de clases; y en segundo lugar, que esas clases estuvieran unidas
entre sí por relaciones determinadas, por ejemplo que existiese siempre la
misma relación entre la “clase” de matrimonio del hermano y la “clase” de
matrimonio de la hermana, o entre la “clase” de matrimonio de los padres y
la “clase” de matrimonio de los hijos. A partir del momento en que se
disponía de esos elementos, todas las reglas del matrimonio en una
6 Cf. Lacan, J. (2009). Intervención tras una exposición de C. Lévi-Strauss en la Sociedad francesa de
filosofía. En El mito individual del neurótico. Buenos. Aires: Paidós.
7 Íbíd. p. 104.
4
sociedad determinada se podían formular en ecuaciones susceptibles de
ser tratadas con métodos de razonamiento rigurosos y verificados, aun
cuando la naturaleza íntima del fenómeno estudiado – el matrimonio– se
dejara de lado y pudiese incluso ignorarse por completo.8
5
La topología no consiste, entonces, en un modelo didáctico: la estructura de
lenguaje es topológica.
2] La “naturaleza topológica”
Advierte que si un artista inexperto realiza un dibujo mal hecho de una figura
geométrica -por ejemplo un cuadrado- deformando las proporciones o
reemplazando las líneas rectas por líneas en zig-zag, pero respetando el cierre
de los trazos, los cruces de las líneas -y sin suplantar una superficie cerrada
por una abierta- la intuición geométrica no queda impedida por la desprolijidad
del dibujo. 12 Esto implica que la intuición geométrica opera verdaderamente
cuando se dejan de lado las propiedades métricas o proyectivas de las
superficies, es decir, cuando se las considera topológicamente.
Cabe señalar que en 1948, J. Piaget y B. Inhelder establecen que las
primeras estructuras geométricas que el niño descubre “espontáneamente” son
de naturaleza esencialmente topológica, y luego se construyen a partir de ellas
el espacio proyectivo y el euclidiano. La topología estudia entonces las
relaciones más generales de los espacios geométricos, presentes también en
la geometría euclidiana y proyectiva, pero no a la inversa. Por esta razón, M.
Frechet y Ky Fan plantean que
11 Cf. Poincaré, H. (1946). Últimos Pensamientos. Buenos Aires: Espasa Calpe. pp. 51 y sigs.
12 Íbid p. 51.
6
Se puede comparar la geometría elemental con un hombre vestido con
trajes multicolores, la geometría proyectiva con un cuerpo desnudo, y la
topología con la osamenta humana.13
Para el análisis topológico las superficies se definen por sus dos dimensiones,
incluyendo a la esfera. Esta, para nuestro sentido común, es asimilable a un
objeto sólido del tipo de una pelota de futbol tridimensional, sin embargo, la
esfera es la superficie bidimensional que separa este sólido del aire. Como tal
se puede transformar en un cubo si sufre una deformación continua, sin cortes
ni desgarraduras, lo que equivale a decir que la esfera es una superficie
“homeomorfa” a un cubo. De este modo se evita definirla en función de sus
propiedades métricas, como conjunto de puntos que se encuentran a una
distancia fija con respecto a un punto denominado centro.
Cabe señalar que Lacan al trabajar con topología de superficies, se basa
generalmente en el punto de vista de la topología combinatoria, que hace
abstracción del hecho de que las figuras o espacios geométricos consisten en
conjuntos de puntos, considerándolos como polígonos curvilíneos. Las figuras
pueden estudiarse a partir de esquemas combinatorios que dependen del
álgebra lineal o de la teoría de los grupos. Según Frechet y Ky Fan se presenta
entonces, “la ventaja de poner la topología en relación con el resto de las
matemáticas”.14
13 M. Frechet y Ky Fan. (1959). Introducción a la topología combinatoria. Buenos Aires: Eudeba. p.19.
14 Ibíd. p. 22.
15 Cf. Lacan, J. El Seminario, libro XIII. Inédito. Clase del 15/1/66.
7
Proporción o correspondencia de algo con otra cosa, por ejemplo en la
expresión “Se paga el jornal a medida del trabajo”. 16
8
En cambio, la propuesta de J. Lacan -enmarcada en el abordaje estructural-
excluye en su armazón conceptual cualquier término que connote un patrón de
medida, ya sea respecto de la realidad o de la condición de lo humano, y por
eso incluye la invitación a pensar las curas analíticas “topológicamente”. En
esta dirección, J.-M Vappereau sostiene -siguiendo a Lacan- que la estructura
del discurso psicoanalítico es topológica
50.
9
demostrable a partir de un sistema de reglas, como en el caso de la cuadratura
del círculo. Es con este concepto de imposibilidad que Lacan deslinda el
registro de lo real como imposible, como se desprende de las citas siguientes:
10
La estructura del discurso en el dispositivo psicoanalítico tiene la posibilidad
ser concebido topológicamente ya que opera con una lectura interpretativa que
maniobra en el espacio bidimensional del texto discursivo, en tanto la cadena
significante se desdobla en la duplicidad del enunciado (los dichos) y la
enunciación (qué se quiere en el decir). Esto supone la posibilidad de decir la
verdad mintiendo o más precisamente para que el otro se engañe interpretando
que no es verdad, a la manera de un juego de barajas como el truco. En esta
espacialidad textual bidimensional con dos ejes -el metafórico y el metonímico-
se inscribe el encadenamiento de las dos escenas articuladas en la teoría
freudiana, al modo de la escritura en pentagrama. Este ordenamiento también
se presenta en la interpretación de la estructura de los mitos según Levi-
Strauss. 25 En el análisis antropológico los mitemas se consideran haces de
relaciones ordenados en dos líneas: transversal y vertical, según la lógica de
las repeticiones. Este procedimiento de lectura es homólogo al que propone J.
Lacan para la maniobra interpretativa en psicoanálisis en tanto la articulación
significante -como articulación entre eslabones de una cadena anillada-
presupone la polifonía: las distintas voces que involucran la dimensión
enunciativa se pueden ordenar verticalmente eslabonadas al discurrir de los
dichos en un tiempo aparentemente lineal.
4] La esfera y la “psicocosmología”
25 Cf. Lévi-Strauss. (1995). La estructura de los mitos. En Antropología estructural. Buenos Aires: Paidós.
pp. 231-232.
26 Cf. Lacan, J. Op.Cit. Clase del 5/1/1966.
11
moderna en el pensamiento matemático, produce: por una parte, la ruptura del
“pacto” o de la “adecuación” entre el significante y la cosa con el estallido del
“cosmos” que habilita además la aparición del análisis topológico; 27 y por otra
parte, culmina en una suerte de cierre o sutura que asimila el ser de
pensamiento a un “sujeto psicológico” pasible de concebirse como
epifenómeno del cuerpo. Lacan denominó al pensamiento representado por el
engaño que asimila al individuo con una esfera cerrada (microcosmos-sujeto)
dentro de otra esfera (macrocosmos-objeto): “psicocosmológico”. 28 Ambas
esferas mantendrían entre sí una relación en espejo.
La semejanza entre el microcosmos y el macrocosmos ha dominado la
concepción del mundo en el siglo XVI y fue reemplazada en la época clásica
por el vínculo transparente entre la representación y lo representado. En este
sentido, se mantiene la concepción del conocimiento previa a la modernidad:
relación de “adecuación” entre el sujeto clausurado en su interioridad
cognoscente y el objeto externo.
Los supuestos arriba citados subsisten en el desarrollo del psicoanálisis, por
ejemplo con la noción de autoerotismo, que conlleva la idea de una unidad
primitiva del sujeto cerrado, sometido a estímulos pulsionales interiores y
diferenciado de un mundo exterior que resulta en principio indiferente. 29
También, desde esta lectura, se puede pensar la ubicación del yo en la
segunda tópica freudiana: se emplaza desde el sistema percepción-conciencia
como punto de contacto desde el interior cerrado, con el campo de la realidad
externa, y en el área inferior el yo confluye con el ello, que a su vez está
abierto a lo somático, como lo sugiere el esquema que presenta Freud en la
27 “Veremos que este esquema es esencial, seguramente, para un cierto modo de pensamiento. Se los he
dicho, pero para representar -se los mostraré en detalle y de hecho- una cierta limitación, una implicación
no develada en el uso del lenguaje. El momento del despertar, en la medida en que yo lo puntué, lo
ubiqué históricamente en el "Cogito" de Descartes, es algo que no es inmediatamente aparente,
justamente en la medida en que de ese "Cogito" se ha hecho algo de valor psicológico.
Si se ubica aquello de lo cual se trata, si se lo pone en evidencia lo que la función del significante es, y no
otra cosa que el hecho, que el significante representa al sujeto para otro significante. Es a partir de este
descubrimiento que la ruptura del pacto, supuestamente preestablecido del significante a algo, que,
estando roto, se prueba en la historia y porque es de allí que ha partido la ciencia, se prueba, que es a
partir de esta ruptura -no se la enseña más que incompletamente- que puede inscribirse una ciencia. A
partir del momento en que se rompe ese paralelismo del sujeto al cosmos que lo envuelve, y que hace del
sujeto psicológico, microcosmos” Cf. Lacan, J. El seminario. Libro XII. Clase del 16/12/1964. Inédito.
28 Cf. Lacan, J. Op.Cit. Clase del 12/1/1966. Inédito.
29 Cf. Freud, S. (1996). Pulsiones y destinos de pulsión. En Obras Completas. Tomo XIV. Buenos Aires:
12
31° conferencia.30 La esfera es la superficie que figura este cierre del sujeto
asimilado al yo in-dividual en discontinuidad con el exterior e identificado
engañosamente con el cuerpo tridimensional, en el mismo sentido en que se
podría confundir imaginariamente la superficie de la esfera con la esfera como
cuerpo sólido.
El sujeto “lacaniano”, por el contrario habita sólo dos dimensiones:
Para tematizar otra de las formas propias del engaño en el registro imaginario
del cuerpo, Lacan propone pensar la esfera como homeomorfa a un guante, en
tanto se puede transformar una figura en la otra, por deformación continua, sin
cortes ni desgarraduras. Podemos intuir esta relación si nos imaginamos un
guante de goma inflado hasta perder su forma y convertirse en una pelota. Un
guante izquierdo puede ser dado vuelta y se vuelve un guante derecho, es
decir: su imagen especular, lo que puede realizarse del mismo modo con una
esfera agujereada. Esta inversión cae bajo el desconocimiento que se pone en
juego cuando nos tomamos por nuestra imagen especular invertida, i (a),
verificándose que “yo es otro”, como dice Lacan apoyándose en Rimbaud.32
Esto invalida cualquier posibilidad de autoerotismo originario o de cierre de la
individualidad, aunque se considere la escisión del aparato psíquico in-
dividual.33
13
5] La banda de Moebius y la novedad
34 Cf. Eidelsztein, A. (2006). La topología en la clínica psicoanalítica. Buenos Aires: Letra Viva. pp.105 y
sigs.
35 Las bandas con número impar de semitorsiones (una, tres, cinco, etc.) tienen estructura moebiana: son
uniláteras; en cambio las bandas con número par de semitorsiones son biláteras. La manera de deducir la
estructura de una banda sin contar sus semitorsiones es justamente realizarle este corte en ocho interior
por su línea media. Si se obtiene una banda bilátera se revela que la banda de donde proviene y que
desapareció con el corte “habrá sido” (futuro perfecto) moebiana.
14
Esta concepción del psicoanálisis promueve una dirección en las curas que,
partiendo del padecimiento sintomático, se oriente por la posibilidad de
transformación e inclusive de creación. Esta propuesta se distingue de las
siguientes posiciones (no excluyentes entre sí) que orientan al psicoanálisis en
la perspectiva de confrontación con algo que preexiste a la realidad discursiva,
y por lo tanto “ya es en sí mismo”, que incluso puede pensarse como
“incurable”:
-Las que consideran al análisis como una experiencia de lo indecible entendido
como lo real más allá de lo simbólico (y no como lo imposible lógico). Estas
lecturas involucran el retorno de los presupuestos del empirismo y el problema
del estatuto del conocimiento como acceso a un real “fenoménico” previo al
lenguaje.
-Las que favorecen el despejamiento de los velos fantasmáticos, (sosteniendo
un relativismo subjetivo como punto de partida) en función de promover el
develamiento de este real “último”.
-Las que consideran el registro de lo real en los términos del “factor
cuantitativo” freudiano: la satisfacción pulsional entendida como “goce del
cuerpo” que trasciende al significante.
Estos posicionamientos del psicoanálisis post-lacaniano se acompañan más de
una vez por el olvido del estudio de las superficies topológicas que J. Lacan
recomienda con tanta insistencia. Este olvido deja en la sombra los aspectos
más innovadores de la teoría lacaniana, y tiene por consecuencia la censura de
las rotundas diferencias entre dicha teoría y las diversas vertientes que el
psicoanálisis ha desarrollado durante más de un siglo a partir de Freud.
BIBLIOGRAFÍA:
Eidelsztein, A. (2006). La topología en la clínica psicoanalítica. Buenos Aires:
Letra Viva.
Frechet y Ky Fan. (1959). Introducción a la topología combinatoria. Buenos
Aires: Eudeba.
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psíquica”. En Nuevas conferencias de introducción al
psicoanálisis. Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu.
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Freud, S. (1996). “Pulsiones y destinos de pulsión”. En Obras Completas.
Tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1997). “Psicología de las masas y análisis del yo”. En Obras
Completas. Tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu.
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Buenos Aires: Paidós.
Lévi-Strauss, C. (2008). “Las matemáticas del Hombre” en Correo de la
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Tomei, M. (1993). Topología Elemental. Gráficas y Servicios S.R.L.
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