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La evolución

Leticia Durand Smith 1


Introducción
En este texto el maestro encontrará un resumen del desarrollo histórico de las
ideas - evolutivas, desde sus inicios hasta las nuevas controversias planteadas a la
síntesis evolutiva. Asimismo se aclaran conceptos como selección natural,
adaptación y deriva génica, entre otros.
A pesar de que la evolución es un proceso que se desarrolla a lo largo de
millones de años y difícilmente podemos apreciar, sus resultados y las ideas
generadas en torno a ella nos rodean desde pequeños. Es común, por ejemplo,
escuchar que nuestros parientes más cercanos son los monos, que el hombre es el
animal más evolucionado o que los dinosaurios dominaron la Tierra hace mucho
tiempo y desaparecieron después en una extinción masiva. Aunque algunas de estas
ideas -no son del todo correctas, forman parte de un conocimiento extendido y
cotidiano en la visión de la realidad de los alumnos cuando ingresan a secundaria.
De esta forma, la evolución es un tema de importancia central en la enseñanza de
biología en secundaria, ya que por un lado sirve de puente entre las ideas comunes a
las que está expuesto el alumno en su vida cotidiana y los contenidos de] programa
de biología, y por otro, permite que temas íntimamente relacionados con los
procesos evolutivos sean abordados desde esta perspectiva, dejando de ser temas
aislados o difíciles de explicar (como por ejemplo genética o estructura y función de
los seres vivos), lo que ofrece la posibilidad de desarrollar una amplia interconexión
entre los puntos del temario de biología para secundaria.

Evolución: ideas e historia


El hombre ha dependido siempre de su relación con otros seres vivos. De
ellos obtiene alimento, vestido, protección, medicamentos y hasta compañía. Esta
estrecha relación ha provocado la necesidad de conocer a los organismos, no sólo
para poder aprovecharlos sino para saciar la curiosidad que plantas y animales
producen en el hombre. Cuando aún no existían los instrumentos, transportes y
medios de comunicación que conocemos actualmente, la fascinación por lo vivo ya
trabajaba en la mente de las personas, quienes producían explicaciones y
descripciones de sus observaciones. Así, los médicos recetaban el polvo de cuerno
de unicornio como un eficaz desintoxicante pero decían que debía administrarse con
cuidado ya que toda bebida a la que se le añadían limaduras del cuerno de este
animal comenzaba a ebullir y a calentarse en el acto; y los marineros al regresar de
sus travesías afirmaban haber visto serpientes de mar de treinta metros de longitud,
de color marrón, con cabellera en la espalda y ojos rojos que intentaban enroscarse
en la embarcación y comer a sus tripulantes. Todas estas historias y muchas más
han ido poco a poco desapareciendo, siendo reemplazadas por modelos reales, fruto

1
Durand Smith, Leticia, “La evolución”, en SEP, La enseñanza de la biología en la escuela
secundaria. Lecturas, PRONAP, México, 1995, pp. 122-30.
de una actividad humana muy importante que también deriva de la imaginación: la
ciencia.
Sin embargo, como ya se mencionó, los alumnos al ingresar a secundaria
poseen una carga de ideas previas sobre la naturaleza. La importancia de estas
ideas, sean o no correctas, reside en que son un primer acercamiento al mundo que
observan y que a partir de su modificación en el salón de clases puede producirse un
aprendizaje significativo; es decir, un aprendizaje que se relacione con una mayor
cantidad de situaciones vividas por los estudiantes y permita explicar con mayor
profundidad la realidad a la que están expuestos. De una u otra forma, la ciencia
trabaja del mismo modo que la mente de los alumnos, a partir de metodologías
claras y de una serie de conocimientos ya acumulados permite explicar con mayor
claridad los fenómenos naturales, modificando gradualmente las ideas y
concepciones.
La teoría de la evolución biológica es resultado de una serie de ideas que se
han forjado a lo largo de la historia y, como todo conocimiento científico, se ha ido
modificando de acuerdo con los avances obtenidos. Para algunos griegos, como
Anaximandro y Empédocles (600-500 a.C.), la vida se había originado a partir de las
distintas mezclas posibles entre los cuatro elementos: fuego, aire, tierra y agua., Para
Anaximadro, estos elementos dieron origen a los primeros seres inferiores, de los
cuales surgió el hombre como un ser superior. Para Empédocles, los cuatro
elementos habían originado una gran cantidad de formas de vida compuestas por
partes de los diferentes animales, pero fueron sólo los que estaban conformados de
la manera adecuada, es decir, como los conocemos, quienes sobrevivieron.
Un siglo después, Platón originó una idea de la vida que prevaleció durante
mucho tiempo, la de un mundo estático e inmutable. Para Platón todo aquello que
existía sobre la Tierra eran meras reproducciones inexactas de una esencia perfecta
e inalterable que existía únicamente en el mundo de las ideas. Para él, los
organismos eran simples reproducciones de la esencia original, por lo que la
variación no existía o estaba reducida a imperfecciones en torno a la esencia. Poco
después de Platón, Aristóteles creó un sistema de clasificación para los organismos
al cual llamó Scala Naturae, en el cual estos se agrupaban en una jerarquía que
distinguía entre organismos superiores e inferiores.
Con el surgimiento del cristianismo se modificó la idea sobre la naturaleza,
pero se mantuvo como base la concepción de un mundo inmutable, ya que la idea de
la modificación era inconsistente con los planteamientos religiosos, pues llevaba
directamente a dudar a cerca de la perfección de las creaciones de Dios, y por lo
tanto de su propia perfección. Los trabajos de los naturalistas eran siempre
adaptados o moldeados de acuerdo con las ideas religiosas, indicando que la
adaptación y perfección de los organismos eran muestras del poder de Dios. Poco a
poco la unión entre ciencia y religión fue siendo cada vez más conflictiva. Newton,
Galileo y Descartes, entre otros, mostraban que era posible explicar fenómenos
naturales a partir de ideas que podían estudiarse y comprobarse; la idea de un
mundo cambiante y cognoscible fue ganando más terreno.
A principios del siglo XIX comenzaron a forjarse las primeras ideas sobre el
cambio en las especies. Específicamente fue Jean Baptiste Lamarck quien en 1809,
propuso que los seres vivos están expuestos a una serie de cambios a lo largo del
tiempo. En su texto Filosofía Zoológica, Lamarck2 planteó preguntas que intentaron
ser resueltas más adelante:"... de los restos fósiles que se encuentran... un gran
número de ellos pertenecen a animales de los cuales no se conocen análogos
vivientes y perfectamente semejantes... ¿Pueden éstas conchas fósiles pertenecer a
especies perdidas? ¿Cómo se habrían perdido si el hombre no ha podido obrar su
destrucción? ¿No sería posible, al contrario, que los individuos fósiles de los que se
pertenecieran a especies todavía existentes, pero que hubiera cambiado dando lugar
a las especies vivas que nos parecen sus vecinas?".
Lamarck respondió estas preguntas a partir de su teoría de la adaptación por
la herencia de caracteres adquiridos, mencionando que aquellos caracteres que eran
adquiridos durante la vida de un organismo podían ser heredados a sus
descendientes y explicando que los seres vivos tienden siempre a una mayor
complejidad y perfección regidos por fuerzas divinas. Hoy sabemos que la idea de
los caracteres adquiridos no es correcta y que los organismos tampoco tienen un
deseo de superación. Aunque Lamarck no llegó a formular una teoría contundente
sobre la evolución, su trabajo es sumamente importante, pues propone por vez
primera el cambio dentro del mundo vivo y además reúne una gran evidencia en este
sentido. Sin embargo, fue Charles Darwin quien se encargó de aclarar y proponer
mecanismos que desterraron a los mitos de la evolución.
La vida de Charles Darwin (1809-1882) fue una extraña mezcla de aventuras
personales en su juventud, que posteriormente se convirtieron en aventuras
intelectuales que ocuparon el resto de su vida, inmersas en una existencia tranquila3.
Darwin fue capaz de producir una teoría que modificó para siempre la visión del
hombre sobre la naturaleza y marcó el rumbo definitivo de la biología, pero lo más
importante de su vida fue su completa entrega al quehacer científico, muestra del
gran entusiasmo y atracción que produce la ciencia, capaz de absorber el tiempo, las
ideas y la vida de las personas, a cambio del placer de descubrir y conocer.
Se ha escrito mucho sobre Darwin, existen diversas biografías y ediciones de
sus diarios de campo, así como recopilaciones de cartas personales, que por sí
mismas son de gran interés como testimonio histórico y ejemplo del intrincado origen
de las teorías y descubrimientos científicos.
Una de las principales etapas del viaje de Darwin fue su visita a las Islas
Galápagos. En estas islas observó que cada una poseía una especie particular de
tortugas que los isleños podían reconocer a partir de las diferentes formas que
presentaban en sus caparazones. También notó que había variación en las especies
de pinzones que habitan las islas. Cada isla estaba poblada de una especie de
pinzón, semejantes entre sí pero que ocupaban nichos ecológicos diferentes
alimentándose algunas de insectos, otras de semillas, etc. Sin embargo aún era muy
pronto para que Darwin relacionara las semejanzas entre estas especies con un
origen común y sus diferencias con un aislamiento reproductivo y la diferenciación de
nichos ecológicos, aunque en este momento es cuando comienzan a originarse en la
mente de Darwin las primeras ideas sobre la modificación de las especies y su
mecanismo de evolución. Otras observaciones importantes que realizó durante su
viaje fueron aquellas relacionadas con la presencia de conchas fósiles en zonas muy
alejadas del mar y que guardaban gran parecido con las conchas actuales que había
observado en las costas.3
Durante su travesía Darwin recibió por correo en diferentes puertos varios
libros. Uno de ellos fue Ensayo sobre el principio de la población, escrito por Thomas
Malthus. Este texto fue básico en la formulación de las ideas de Darwin sobre la
selección natural. Estudiando poblaciones humanas Malthus se dio cuenta de que los
organismos vivientes producían un número mayor de descendientes de los que
pueden sobrevivir por la limitación de recursos, como el alimento o espacio. Por ello,
Darwin supuso que debería existir algún mecanismo que regulara las probabilidades
de sobrevivencia y mortalidad de los individuos. Gracias a sus conocimientos sobre
la cría de animales domésticos, Darwin fue capaz de relacionar el problema
planteado por la sobrepoblación con la variación individual.3, 4
Éstas y muchas más observaciones fueron las que sirvieron a Darwin como
materia prima y evidencia para postular su teoría de la evolución por selección
natural, aunque ésta fue postulada 28 años después del día en que Darwin zarpó en
el Beagle. Los conocimientos adquiridos durante este viaje los enriqueció en
Inglaterra durante muchos años, en los que se dedicó a una cuidadosa labor de
clasificación y revisión, que sentó la posibilidad de reflexionar sobre lo ya vivido y
generar nuevos datos. Esta forma de trabajar, clásica de un científico, le permitió
dominar información específica y al mismo tiempo enmarcarla dentro de un esquema
teórico general conformado por la selección natural como fuerza evolutiva.3
Si resumimos las ideas de Darwin podemos decir que las condiciones para
que se desarrolle un proceso de evolución por selección natural, son: la existencia de
variabilidad individual, el carácter heredable de esa variación y la limitante ambiental
que promueve la competencia e impide el establecimiento de un número infinito de
individuos.4
Es importante señalar que los individuos presentan variabilidad en una gran
cantidad de caracteres morfológicos, fisiológicos o conductuales, pero no todos están
expuestos a selección natural, ya que ésta sólo actúa sobre aquellos caracteres que
confieren ventajas o afectan el desempeño de los individuos; es decir, favorece la
reproducción de aquellos individuos con rasgos que aportan beneficios y elimina a
individuos con características negativas. El hecho de que una característica tenga
consecuencias positivas o negativas en la reproducción y sobrevivencia, o no las
produzca, depende, obviamente, del ambiente en el que se desarrolle el organismo,
porque no existen caracteres que por sí mismos sean buenos o malos. Por ejemplo,
en la ficha 38 del Libro para el maestro de Biología se menciona que el color de los
insectos, que representan los frijoles o las fichas utilizadas en esa actividad, es una
característica que tiene efectos sobre la sobrevivencia, pues su coloración hace que
sean más o menos visibles a los depredadores, siendo por lo tanto un rasgo
expuesto a la selección natural. Pero la facilidad con que los alumnos, que
representan a los depredadores, encuentren uno u otro color de "insecto" dependerá
del color del piso sobre el que las fichas sean arrojadas. Esto significa que la
evolución por selección natural no depende únicamente de la existencia de diferentes
características entre los individuos, sino de un conjunto de interacciones entre estas
características y las condiciones, tanto físicas como biológicas, que rodean al
organismo.
Otro aspecto importante en la teoría darwinista es la adaptación. Para Darwin,
aquellos organismos con características más adecuadas para desarrollarse en un
ambiente particular son los que sobreviven y dejan un mayor número de
descendientes, a quienes heredan sus rasgos ventajosos.4 Esto provoca que la
selección natural ajuste gradualmente a los organismos a las exigencias del
ambiente en un proceso denominado adaptación. La adaptación es, por lo tanto, una
consecuencia de la selección natural y no resultado de la creación divina, como lo
proponían los griegos, ni de una voluntad de perfección presente en los organismos,
como la sostenía Lamarck. Tampoco podemos hablar de organismos más o menos
adaptados u organismos superiores e inferiores, ya que la propia existencia de cada
individuo nos confirma que puede desarrollarse en un ambiente particular estando
por lo tanto adaptado a él, y esta adaptación no se incremento con el tamaño o la
complejidad de su estructura y funcionamiento. ¿Por qué? Básicamente porque la
evolución es un proceso que no tiene dirección definida, y la selección natural no
actúa a favor de soluciones particulares; simplemente permite la reproducción de
organismos que presenten características que los hace competitivamente más
eficientes, esto es independiente de que estas características sean simples o
complejas. En este sentido, es común pensar, que los organismos de gran tamaño
son superiores, como si una talla mayor fuera sinónimo de un mejor desempeño. Por
el contrario, el tamaño puede ser una limitante para muchos organismos. Por
ejemplo, algunos parásitos, como la “solitaria”, pueden tener varios metros de
longitud, pero su ancho no puede sobrepasar uno o dos centímetros, pues el oxígeno
y los alimentos penetran directamente por la superficie externa, y sí su tamaño fuera
mayor no alcanzarían a difundirse en todo el cuerpo. La capacidad de muchos
insectos de volar enormes distancias se debe a su pequeño tamaño, ya que el peso
que se levanta en vuelo se incremento cúbicamente en relación al tamaño del
organismo, así que si las abejas crecieran tanto como un gran mamífero o más,
como se ha visto en algunas películas de ciencia ficción, estarían condenadas a
permanecer en la tierra y ni siquiera podrían sostenerse sobre sus patas.5 Estos
ejemplos nos demuestran que el tamaño, al igual que muchos otros caracteres,
puede estar expuesto a la selección natural, de tal forma que en muchos organismos
exceder cierta talla significa una disminución en su eficiencia.

La síntesis evolutiva
Darwin propuso en su teoría de evolución par selección natural que aquellas
características que aportaban ventajas a los individuos en términos de reproducción
y sobrevivencia, deberían transmitirse de padres a hijos y de este modo extenderse
dentro de la población, para ocasionar los cambios graduales que a largo plazo
originarían nuevas especies. Sin embargo, a pesar de que es claro que los hijos se
parecen a sus padres, uno de los grandes problemas de Darwin fue que ignoraba
cuál era el mecanismo que permitía la transmisión de caracteres de una generación
a otra, por lo que existía una incómoda laguna en su teoría para la que nunca
encontró una solución convincente.
Parte del problema de Darwin fue que no centró su atención en la herencia de
un carácter en particular, de tal forma que sus esfuerzos por encontrar una
explicación sobre la herencia de los caracteres se diluyeron en la complejidad de un
análisis de los cambios generacionales sufridos por los organismos como un todo.6
Esto le permitió a Darwin proponer únicamente explicaciones como las de las
gémulas o la herencia por uso y desuso, que nunca lo convencieron, ni a él ni a la
comunidad científica.
La solución al problema de la transmisión de los rasgos de una generación a
otra surgió de los trabajos de Gregor Mendel, quien descubrió las leyes de la
herencia. Mendel propuso que las características de los organismos eran
transmitidas por unidades indivisibles, que hoy en día llamamos genes, que podían
presentarse en formas dominantes o recesivas y se heredaban de manera
independiente unas de otras.6
Aunque Mendel fue contemporáneo de Darwin, sus trabajos no se conocieron
sino hasta 1900, y fue también a principios de ese siglo cuando se realizaron otra
serie de descubrimientos importantes para aclarar los procesos hereditarios. Morgan,
con sus estudios sobre la mosca de la fruta, Drosophila melanogaster, estableció
que, las mutaciones que producían cambios importantes ocurrían con poca
frecuencia. Una serie de investigadores dedicados a la genética de poblaciones,
entre los que se pueden mencionar a R.A. Fisher, J.B.S. Haldane y S. Wright,
demostraron que las mutaciones pequeñas son más frecuentes que las
macromutaciones y tienen un mayor efecto que el que se les había asignado hasta
entonces. Otros, como G.G. Simpson, dedicado a la paleontología, -unió la
información del registro fósil a los postulados de la teoría de la genética de
poblaciones y E. Mayr, dedicado al estudio de las aves, desarrolló las bases de la
taxonomía evolutiva moderna. Todos estos adelantos en la biología produjeron la
necesidad de reconsiderar la teoría darwinista y evaluar su compatibilidad con estos
nuevos hallazgos.4
La teoría de evolución por selección natural planteada por Darwin fue capaz
de sostenerse y asimilar los nuevos conocimientos de la genética y otras disciplinas,
de tal forma que la propia teoría de la evolución se ha ido modificando y ha integrado
nuevos conocimientos para convertirse en la base para la explicación de la biología.
Aunque sabemos que en muchos aspectos Darwin no pudo ser lo suficientemente
convincente, el cuerpo central de su teoría se mantiene como eje fundamental de la
teoría moderna de la evolución o neodarwinismo.
El neodarwinismo, al igual que el darwinismo, sostiene la existencia de la
selección natural -como fuerza evolutiva y resultante de tres hechos básicos:
sobrepoblación, variabilidad y herencia. Según los neodarwinistas, el incremento en
individuos con caracteres que promueven el éxito en la sobrevivencia y la
reproducción, así como la eliminación de aquellos que no los tienen, conduce
gradualmente al origen de nuevas especies, en un proceso denominado especiación,
del que son parte importante el aislamiento y las modificaciones ambientales.
Sin embargo, el neodarwinismo propone además otros mecanismos para el
surgimiento de nuevas especies. Por ejemplo en muchas plantas es muy frecuente la
aparición de poliploidías, o individuos con más de un juego de cromosomas, lo que
significa que de una generación a otra pueden aparecer mutantes que son física y
genéticamente diferentes a sus progenitores. En este caso la aparición de nuevas
especies nada tiene que -ver con la acumulación gradual de rasgos beneficiosos.
Otro mecanismo por el cual pueden aparecer nuevas especies de forma
azarosa es la deriva génica, que puede equipararse con lo que en estadística se
conoce como un error de muestreo. Imagine que tenemos una población de insectos
en donde unos son rojos, otros verdes y otros azules. En algún momento ocurre una
catástrofe, como un incendio en el bosque donde habitan o una inundación, de tal
forma que sólo sobrevive una pequeña parte de los insectos que se encontraban en
algún tipo de refugio. Pero por azar esa pequeña población de insectos es
únicamente de color azul, de tal forma que los genes que contienen la información
para el color verde y el amarillo se encuentran en una proporción tan baja entre los
individuos sobrevivientes que se hace muy difícil lleguen a expresarse, con lo que
obtenemos una nueva población de insectos que siempre son azules. A esto se le
conoce como deriva génica y se dice que se parece a un error de muestreo porque
siempre que realizamos alguna investigación o estudio trabajamos con una muestra
o una parte de una población o conjunto de objetos, ya que es imposible trabajar con
la totalidad de la población o conjunto. Una de las características que debe tener esta
muestra para que nuestro estudio salga bien, es ser siempre representativa; es decir,
debe incluir todas las clases de objetos que contiene nuestro conjunto original o toda
la variabilidad presente en nuestra población. En el caso de la población de insectos
de nuestro ejemplo; una muestra representativa sería aquella que incluyera
individuos de los tres colores existentes, pero en un proceso de deriva génica esto no
ocurre. Sólo sobrevive una parte de la población que no la representa en su conjunto,
como en nuestro ejemplo, donde sólo sobrevivieron los azules, reduciendo la
variabilidad de la población y posibilitando el origen de nuevas especies.
Es muy importante comprender que la evolución actúa no sólo por selección
natural sino también por procesos azarosos, como la deriva génica y las
macromutaciones, en donde a diferencia de la selección natural las características de
los individuos no se ajustan gradualmente a las exigencias del ambiente, sino que
son cambios bruscos en la composición de una población o individuo, que si resultan
favorables se conservan.
Otro punto importante del neodarwinismo o teoría sintética de la evolución es
que, a diferencia de Darwin, quien pensaba en la selección natural como una tajante
elección entre organismos “exitosos” y “fracasados”, la selección se considera como
una fuerza que moldea a los organismos y solamente puede detectarse a lo largo de
muchas generaciones y dentro de poblaciones muy grandes. Asimismo, la selección
puede actuar en muchos aspectos de la vida de los organismos, siendo la lucha por
la sobrevivencia mucho más amplia que un antílope que corre más rápido que un
león o un venado con mayores astas que su oponente. La selección puede actuar -
en procesos como:
• Competencia dentro de la misma especie: por ejemplo, en contiendas por
defender un territorio en aves que anidan en colonias.
• Competencia entre especies diferentes: por ejemplo, entre diferentes
especies de insectos que se alimentan del néctar de un mismo tipo de flor.
• Atracción sexual: por ejemplo, habilidad de diferentes machos de una
población por cortejar a una hembra.
• Fertilidad y fecundidad: por ejemplo, capacidad para criar un mayor número
de descendientes.
• Parasitismo: por ejemplo, susceptibilidad y resistencia a los parásitos internos
y externos.

De esta forma durante las primeras décadas de nuestro siglo muchos biólogos
y naturalistas hicieron importantes contribuciones a la teoría de la evolución, llenando
los huecos que Darwin no pudo cubrir y detallando mecanismos, hasta lograr que el
neodarwinismo o “síntesis evolutiva” fuera el conjunto de ideas unificador de la
biología moderna.

Nuevas ideas sobre la selección natural


Como vemos, el neodarwinismo es un cuerpo teórico aceptado en su mayor
parte, sin embargo no ha estado exento de críticas y cuestionamientos.
Posteriormente a su postulación, se dice que la síntesis evolutiva se "endureció", ya
que muchos de sus defensores no permitían considerar, aparte de la selección
natural y la adaptación, a ningún otro factor como importante dentro la evolución
orgánica, que consideraban era siempre un proceso gradual. Algunos autores han
criticado esta posición y nos advierten sobre la gran importancia de otros factores,
como el azar, dentro del proceso evolutivo; mencionan además que éste puede
darse también en forma brusca, originando no sólo nuevas especies sino géneros o
familias.7, 8
Las mutaciones son modificaciones en la información genética que producen
el cambio de un aminoácido -moléculas que forman las proteínas- por otro en una
proteína. Actualmente existen técnicas que nos permiten determinar los tipos de
aminoácidos que conforman una proteína y el orden o la secuencia que guardan
dentro de ella; así podemos comparar la secuencia de aminoácidos de una misma
proteína en diferentes especies. Realizando este tipo de comparaciones M. Kimura
encontró que el orden de los aminoácidos en ciertas regiones de una proteína como
la hemoglobina, que se encuentra en la sangre, era distinto en animales, como el
caballo, el hombre, el ratón, el tiburón y las gallinas, y que a pesar de estas
diferencias la proteína mantenía su función.6,8 Estos estudios indican, a diferencia de
lo que postulaban los neodarwinistas, que la mayor parte de estos cambios o
mutaciones no tiene efectos positivos o negativos sobre el desempeño de los
organismos, por lo menos a nivel molecular, es decir, son mutaciones neutras. Si las
mutaciones son neutras, los cambios de un aminoácido por otro no pueden
mantenerse por selección natural pues, como ya vimos, ésta sólo puede actuar sobre
características que afectan o disminuyen el desempeño de un organismo y no sobre
caracteres neutros. Todo esto cuestiona el papel protagonista de la selección natural
como fuerza evolutiva a nivel molecular.6, 8
Para S. J. Gould y N. Eldredge, el hecho de que en el registro fósil no sea
continuo y nos muestre el cambio gradual de las especies, no es resultado de las
restringidas condiciones que permiten la fosilización, lo cual ocasiona, como lo
proponen los neodarwinistas, un registro incompleto, sino de un verdadero proceso
de evolución discontinua y brusca que contiene largos periodos de poco cambio en
las especies, seguidos por periodos de cambios bruscos que originan especies
totalmente diferentes a las ancestrales.7 Estas ideas ponen en entredicho el carácter
gradual de la evolución y la idea de que las especies se originan por un proceso lento
de acumulación de características favorecidas por la selección natural por lo que aún
queda mucho por hacer en el estudio de la evolución.

REFERENCIAS
1. Wendt, H., El descubrimiento de los animales, Planeta, España, 1982.
2. Lamarck, J., Filosofía zoológica, Facultad de Ciencias, UNAM, 1989.
3. Huxley, J. y H.D.B. Kettlewel, Darwin, Salvat, España, 1986.
4. Sarukhán, J., Las musas de Darwin, SEP, FCE, México, 1988.
5. S. Gould, S., Darwin e os grandes enigmas da vida, Martín Fontes, Brasil,
1987.
6. Ayala, F. y J.A. Krieger, Genética moderna, FEI, México, 1984.
7. Olea A.,”La teoría del equilibrio puntuado. Una alternativa al neodarwinismo”,
en Ciencias, número especial, Facultad de Ciencias, UNAM, 1986.
8. Ayala, F., La naturaleza inacabada, Salvat, España, 1987.

CUESTIONARIO
1. Explique En qué consiste la selección natural.
2. Explique la relación entre selección natural y adaptación.
3. ¿Por qué no podemos hablar de organismos más o menos adaptados?
4. ¿Cuáles son las principales críticas al neodarwinismo?

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