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Tumbado en una habitación, que era en parte un depósito, hoy de nuevo no tenía
nada qué hacer, excepto seguir con mi vida.
Desde que mi madre había fallecido, había sido botado de un lado a otro como una
pelota de futbol, y al final esta fue el lugar que me dieron.
A pesar de que había tenido la suerte suficiente para sobrevivir, ni una sola vez
pensé en morir.
Fue la primera vez que me di cuenta: incluso mi razón de vivir o morir dependía de
que mi madre también existiese.
Incluso si muriera aquí, ¿qué lograría hacer?
No importa lo que hiciera, no podría ver a mi madre de nuevo, así que no tenía
sentido. En cualquier caso, el hecho de que seguía siendo el hijo de mi madre nunca
cambiaría.
Iba a vivir una vida normal y repetir estos días sin sentido.
En ese momento, era la decisión más razonable.
Estando solo aquí, sin querer empecé a mirar el techo. Por la ventana abierta, una
fresca brisa entró en la habitación.
Al menos, no iba a seguir así para siempre. Tengo que volverme fuerte. Tengo que
trabajar y comer.
Solo por si acaso, concluí que era seguro tomar alguna medicina para el resfriado.
¿Pero cómo iba a hacerlo?
Hablando de eso, recordé que cuando di un breve recorrido por la casa, me dijeron
dónde estaba la medicina. Aunque no sabía dónde era, pero ya que me habían
dicho dónde estaba, significaba que no iba a ser un problema.
Pedir permiso y usando esto como una oportunidad para preguntar dónde estaba
iba a ser matar dos pájaros de un tiro. Antes de que el resfriado empeorara, iba a
aplastarlo.
Comparado con la casa donde solía vivir, esta era mucho más refinada y lujosa.
Pero de nuevo, esta casa probablemente no excedía los estándares de una casa
típica que muchas otras familias tendrían. Incluso la idea de que esta casa era
«lujosa» era simplemente un resultado de la manera como había sido criado. Si
alguien me dijera «esta casa es normal», seguramente no sería capaz de
contradecirle.
Aunque no había dicho esto ni una sola vez —ni tenía intención de hacerlo—, las
decoraciones de la casa y los cuadros colgados en el pasillo no se veían tan
especiales para mí.
Aunque no podía echarle la culpa al escultor, que tuvo que limpiarlo todo los días,
realmente no podía evitar quejarme diciendo cosas como: «¿Por qué no podías
hacerlo más simple?».
De cualquier forma, no era tan estúpido como para buscar a mi tía en su habitación.
Pero pensar como tendría que esperar aquí en la cocina hasta que ella viniera me
hacía sentir algo incómodo también.
Ser excesivamente cauteloso también me hacía sentir incómodo, así que decidí
abrir el cajón, tomar la medicina si estaba ahí, e inmediatamente regresar a mi
habitación.
Parado cerca de la parte trasera de la cocina, me dirigí hacia el lujoso gabinete.
Hubiera sido bueno si solo mirara por donde iba y caminaba, pero por alguna
razón mis ojos se dirigieron hacia la pila de cubiertos.
Ese cuchillo era una exacta réplica del cuchillo que el hombre había usado para
apuñalar a mi madre aquel día.
Por supuesto, este no era en realidad el cuchillo que se llevó a mi madre lejos de mí.
Como prueba, había varias señales de que había sido usado antes.
Lentamente estiré mi brazo hacia el cuchillo. Sosteniéndolo por el mango, lo revisé
y pude ver cuán pesado era.
Incluso comparado con el resto de cubiertos en esta casa, era claro que nada podía
compararse con este cuchillo. Debió ser muy costoso.
«¿Cómo pudiste, Madre? Aun cuando compraste una cosa tan cara, ¿cómo pudiste
morir sin usarlo al menos una vez?»
El día que obtuvo este set de cuchillos, Madre estuvo extrañamente comunicativa.
Incluso cuando el día siguiente pareció olvidarse de eso, aún recuerdo lo que mi
madre dijo en ese momento, con los ojos brillando: «¡Usando esto, podremos hacer
comida realmente buena!».
Cuando estos pensamientos llegaron a mi mente, mi corazón se llenó de soledad.
Una recolección de la imagen del rostro de mi madre, su voz y su olor,
repentinamente me llegaron, todo a la vez.
Madre...
—¡AHHHHHH!
Oh, no.
¿La asusté porque estaba sosteniendo el cuchillo?
Ella con suerte debería estar calmada ahora. Si la asustara y ella se lo contara a
alguien sería muy malo.
Y sin embargo...
Lo que hice no calmó a mi tía, y volvió su rostro incluso más pálido de lo que había
estado —tan asustada, que su cuerpo entero empezó a temblar—. No importa
como lo viera, claramente algo andaba mal. ¿De qué estaba tan asustada?
No tenía intención de hacerlo para nada, pero había causado un gran malentendido.
—¡¿Ah?!
—¿P-por qué?
Reflejado allí, no estaba mi propio rostro que acostumbraba ver, sino la cara de mi
madre.
Si este fuera un verdadero encuentro con Madre, ya habría corrido hacia sus
brazos sin pensarlo dos veces. Pero no había forma de que esto fuera posible.
Madre ya estaba muerta.
Ni siquiera podía empezar a imaginar lo que había causado que esto ocurriera; solo
sabía que en este momento, lucía como mi madre.
Cuando deduje esto, algo más hizo clic en mi mente. Entonces, fue este rostro lo
que causó que mi tía huyera asustada.
Si ese fue el caso, de repente entendí por qué actuó de esa forma.
Pese a eso, la parte importante era decidir qué iba a hacer a partir de ahora.
Hacer algo como mirar al espejo y decir «en serio te extraño» no solo era un poco
aterrador, sino espeluznante.
En vez de eso debo volver a la normalidad tan pronto como sea posible.
Por cómo reaccionó mi tía, probablemente fue y llamó a la policía; no había forma
de que pudiera seguir parado aquí esperando.
Además, si alguien les hiciera un gran alboroto porque vio un pariente muerto en la
cocina, la policía no actuaría de inmediato.
Si este mundo tuviese un método, en el que incluso los idiotas pudieran pensar,
que nos permitiera cambiar casualmente la forma en que lucimos, estoy seguro de
que causaría una gran conmoción.
Que es el por qué no tenía muchas expectativas de esta idea mía. Pero decidí
intentarlo, de todas formas, así que enfoqué mi mente.
Mi madre, que había estado en el otro lado del espejo, se había desvanecido
completamente.
Y en su lugar, estaba la chica que conocí en el parque hace dos meses atrás.
Su cuerpo, su piel, incluso esos ojos. Esto era, sin lugar a dudas, lo que había
imaginado sobre la chica.
Si alguna vez la veía de nuevo, definitivamente iba a usar este poder para
sorprenderla.
Fue capaz de traer rápidamente a la policía aquí diciendo que había “una persona
sospechosa” en vez de “un fantasma”.
No, nunca fue buen tiempo para eso, y ahora la situación es seria.
Apretando mis ojos con fuerza, todo lo que podía ver era un tono negro como el
carbón.
¡Recuérdalo!
Esto era malo. No era capaz de hacer la parte más importante para nada:
recordarme a mí mismo.
En todos estos años de mi vida, ¿cómo he podido ser así de ignorante? Ahora que
pienso sobre eso, nunca en realidad me había tomado tantas fotos, ni siquiera me
había visto en el espejo muy seguido.
Sintiendo los pasos cercanos en el corredor, su rostro se puso aún más rígido.
¿Qué pasaría si, como estoy ahora, fuera atrapado por la policía?
No habría nada que pudiera causarle más problemas a la chica que esto.
Aunque me di cuenta de que era conveniente que pudiera cambiar de forma a otras
personas, era imposible para mí, un estúpido e idiota, poder enfocarme.
—¡Au!
No supe si fue porque hablé o no, pero los pasos parecieron inmediatamente
acercarse a mí y, conteniendo mi respiración, me sumergí dentro del cuarto de
baño.
Estaba bien que me miraran, pero si la existencia de este poder era revelada, sin
duda alguna me convertiría en el culpable de este caso.
Si eso pasaba, en definitiva iba a terminar en una difícil situación.
—Ah, no es nada, nada pasó. Solo me resbalé... —les dije la inocente verdad.
Mi tía de seguro iba a espantarse por la apariencia de esta extraña chica. Iba a ser
llevado a algún lugar, luego ser interrogado, y entonces... Solo pensar en eso me
asustaba
Pero en contraste con mis pensamientos, mi tía dijo algo que no me esperaba para
nada.
—¿Eh?
Aunque ser llamado por mi nombre no era algo raro, en esta situación esa palabra
era especialmente importante.
Ignoré a mi tía y reflexioné sobre qué había sido lo que me permitió cambiar de
nuevo.
—Es doloroso...
El solo ser capaz de identificarme a través del dolor..., qué poco interés tenía en mí
mismo.
Todos los presentes me observaron preocupados, pero yo solo pude reír hacia esta
absurda verdad que acababa de descubrir...
Comparado con cómo me sentía la primera vez que enfrenté esta extraña habilidad,
ahora —para mi propia sorpresa— le daba la bienvenida.