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ANATOMIA DEL BAZO

El bazo es un órgano linfoide, con múltiples funciones siendo las más conocidas las que
se refieren a la linfopoyesis (formación de glóbulos blancos), eritropoyesis (formación
de globulos rojos) y hematólisis (destrucción de los globulos rojos). Además, juega un
importante papel en los procesos inmunológicos considerándosele parte del sistema
linfático

El bazo está situado en el hipocondrio izquierdo, inmediatamente debajo del diafragma,


encima del riñón izquierdo y del colon descendente y detrás del fondo gástrico (*) . El
bazo tiene una forma ovoide (*) siendo su tamaño variable según la edad y la situación
sanitaria del sujeto, siendo mayor durante el curso de las enfermedades infecciosas y
atrofiándose con la edad. Un bazo normal pesa del orden de 150 g, tiene unos 11 cm de
longitud craneocaudal y no es facilmente palpable. Los bazos pueden alcanzar hasta un
peso de 750-1000 g, si bien se considera ya un peso de 400-500 g como indicativo de
esplenomegalia.

El bazo está rodeado de una capa fibrosa que se prolonga hacia el interior dividiendo el
órgano en varios compartimentos. Las arterias que entran en cada uno de estos
compartimentos están rodeadas por unas densas masas de linfocitos en desarrollo
llamados folículos linfáticos esplénicos (*) Debido a su color blanco, estas masas
reciben también el nombre de pulpa blanca. En la parte más externa de estos
compartimentos se observa una red de fibras reticulares sumergidas en sangre
procedente de las numerosas arteriolas, formando la pulpa roja. Tras atravesar esta
retícula la sangre se concentra en los senos venosos para volver a la circulación en
general

Las funciones del bazo están relacionadas con el sistema inmunológico y con el
almacenamiento y depuración de la sangre. Así, el bazo contiene hasta 350 ml de sangre
constituyendo un depósito que, en caso de emergencia como en una hemorragia, puede
reducir su volumen hasta los 200 ml o menos para reponer la sangre perdida. En los
folículos linfáticos esplénicos, los macrófagos eliminan de la sangre los hematíes
agotados, recuperando el hierro y la globina que son enviados al torrente circulatorio.
Igualmente las plaquetas imperfectas y otras impurezas o gérmenes que puedan ir en la
sangre son eliminados por fagocitosis en estas estructuras. De esta forma, el bazo
representa un órgano de defensa frente a los microorganismos. Finalmente, la
maduración de los leucocitos agranulares (monocitos y linfocitos) terminan su
desarrollo en el bazo, siendo activados a granulocitos. Antes del nacimiento, el bazo
también tiene una función eritropoyética que se pierde al nacer aunque en determinados
casos de anemia hemolítica extrema, puede producir un cierto número de eritrocitos.

Aunque estas funciones del bazo son importantes para el organismo, no es un órgano
vital y a veces, puede ser extirpado. Por ejemplo, en algunas formas de anemia
hemolítica extrema, el bazo destruye hematíes a una velocidad anormalmente rápida,
siendo necesario extirpar este órgano para evitar la muerte del paciente.

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