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APUNTES DE ANATOMIA

OSTEOLOGIA

La osteología es la rama de la Anatomía que estudia el sistema formado por los huesos, que son las
piezas duras y resistentes, de un color más o menos blanco, que unidas entre sí constituyen el
esqueleto, sostén de todas las partes blandas del organismo.

El estudio de a Osteología en huesos humanos se comenzó en el siglo XIV por Mondini, pero no fue
sino hasta el siglo XVI cuando estos estudios alcanzaron la perfección debida.

Recibe el nombre de osteogénesis u osificación el conjunto de fenómenos histológicos, fisiológicos y


anatómicos que conducen a la formación de crecimiento de los huesos hasta que estos alcanzan la
morfología y constitución que presentan en el adulto.

Los huesos inician su formación de 3 maneras:

1. En medio conjuntivo
2. En medio cartilaginoso
3. En medio perióstico

El proceso de osificación en medio conjuntivo y cartilaginoso pasa por una fase preparatoria que se
manifiesta por la aparición de fibrillas conjuntivas que no son sino la materia colágena, alrededor de las
cuales se agrupan células conjuntivas o trabéculas cartilaginosas que más tarde son las trabéculas de
la osificación, que es la segunda etapa del proceso y que consiste en la impregnación de los
elementos de estas trabéculas por una substancia preósea denominada oseína, resultante de las
sales calcáreas que llevan los vasos sanguíneos y que es depositada en el interior de las células,
iniciándose la aparición de osteoblastos u osteocitos produciéndose la transformación del
citoplasma que de ser basófilo pasa a ser acidófilo, cuyo cambio se va haciendo progresivo, de tal
manera que las trabéculas calcificadas se superponen paulatinamente constituyendo así el crecimiento
del hueso.

En cualquier caso los procesos de osificación se deben a la actividad de capas de células


embrionarias, muy vascularizadas, que se hallan en relación con las membranas fibrosas indicadas;
reciben esas capas en nombre de capas osteógenas. Las fibras de las membranas fibrosas sirven de
trabéculas directoras del proceso de osificación, tanto en la formación de huesos de membrana como
en el crecimiento en grosor de los huesos de cartílago.

En todos los casos la capa osteógena emite yemas, en forma de tubos irregulares, en cuyo centro se
encuentra un vaso sanguíneo. Cuando se trata de la formación de un hueso de cartílago, las células
embrionarias de las yemas que tienen marcada actividad fagocitaria, van reabsorbiendo a su paso la
sustancia cartilaginosa y las células del cartílago primitivo. La osificación propiamente dicha comienza
por la colocación de las células embrionarias en las yemas en capas concéntricas, comenzando por el
exterior, alrededor del vaso sanguíneo central. Entre las células embrionarias se va depositando la
substancia ósea, constituida por una mezcla de osteína y de sales calizas. En consecuencia cada
yema de la capa osteógena origina un sistema de Havers.
Se da el nombre de centros o puntos de osificación a los lugares donde esta comienza y de donde
va irradiando el proceso de osificación en las membranas conjuntivas o en los cartílagos primitivos.

En los cartílagos que han de originar los huesos largos la primera manifestación de la osificación se
produce al formarse hacia la parte media de la diáfisis un anillo óseo superficial que va engrosando
hasta alcanzar el centro del cartílago, al mismo tiempo que crece en dirección de ambas extremidades.
Poco después, en una de las epífisis del cartílago aparece un nuevo punto de osificación que aumenta
con mayor rapidez hacia la superficie, antes de alcanzar el proceso de osificación se detiene dejando
en a misma una delgada capa de cartílago primitivo. Más tarde se origina otro punto de osificación en
la epífisis opuesta que crece de manera análoga. Las tres zonas óseas así formadas, una larga o
diafisiaria y dos casquetes epifisiarios, permanecen separadas durante un tiempo más o menos largo
por dos discos cartilaginosos llamados cartílagos de conjugación o cartílagos diafisioepifisiarios.

Los cartílagos de conjugación tienen una superficie epifisiaria y otra diafisiaria que pueden estar
erizadas de salientes o ser más o menos lisas. Poseen un espesor variable que fluctúa entre 3 y 4 mm
y se aprecia con claridad en las observaciones radiográficas. En los cortes longitudinales, dicho
cartílago presenta una delgada capa epifisiaria de cartílago hialino de color grisáceo y aspecto
granuloso; por debajo de esta se observa otra capa estriada, constituida en su mayor parte por
cartílago degenerado por la invasión de abundantes yemas osteógenas (zona de degeneración);
finalmente, ya en la superficie diafisiaria, se encuentra una capa caracterizada por abundantes
depósitos de substancia ósea (zona de osteogénesis).

El papel fisiológico de los cartílagos de conjugación es muy importante, pues por un lado mantienen
unidas diáfisis y epífisis y por otro lado su actividad produce el crecimiento en longitud de los huesos
largos, por lo que se les ha denominado también cartílago de crecimiento. En efecto los
condroblastos que forman el cartílago de conjugación proliferan activamente por lo que tiene a
aumentarse el grosor del cartílago, pero al mismo tiempo sus superficies, especialmente la diafisiaria,
van siendo invadidas por los procesos de osificación. El resultado es que el cartílago conserva
aproximadamente el mismo grosor, en tanto que la diáfisis aumenta continuamente en longitud.
Cuando los cartílagos de conjugación, sin un aumento en grosor proporcional, son invadidos por los
procesos de osteogénesis, termina el crecimiento longitudinal del hueso.

La osificación de los cartílagos de conjugación y por consiguiente la suspensión del crecimiento


longitudinal de los huesos correspondientes es variable según los huesos de que se trate, pero se
verifica comúnmente entre los 15 y los 25 años de edad. No obstante, ese fenómeno puede realizarse
más precoz o tardíamente cuando existen ciertas perturbaciones endocrinas o metabólicas.

A medida que se desarrollan las trabéculas óseas en el hueso endocondral, tratándose de huesos
largos, se verifica en su parte central una reabsorción osteoclástica, mediante yemas
conjuntivovasculares, que termina por formar cavidades. Están crecen, tanto en sentido en sentido
transversal como longitudinal; en este último sentido alcanzan hasta las cercanías del cartílago de
conjugación. El resultado de estos procesos es la constitución del canal medular ocupado por la
medula ósea.

Todos los huesos se desarrollan a expensas de puntos de osificación primarios; algunos, a expensas
de un solo punto, como el parietal, la rótula y los huesos del carpo; y otros, como los huesos largos, a
favor de un punto de osificación para la diáfisis y otro para cada epífisis. Muchos de ellos completan su
desarrollo mediante puntos complementarios que originan las apófisis, espinas, crestas, como sucede
con los trocánteres del fémur y las tuberosidades del húmero, cuya aparición se hace tardíamente y
después del nacimiento.

Es indudable que las secreciones endocrinas, sobre todo los productos de las gónadas y de la
glándula tiroides, influyen sobre los fenómenos señalados; tampoco deja de tener importancia en los
mismos la acción de las perturbaciones metabólicas, sobre todo las relacionadas con la acción
fisiológica de la vitamina D.

CONSTITUCION GENERAL DEL ESQUELETO

El esqueleto del individuo adulto está formado por 208 huesos, sin contar los huesos supernumerarios
llamados wormianos del cráneo y huesos sesamoideos, situados en los pies y las manos.

Se ha acordado comparar los huesos con formas geométricas y clasificarlos, atendiendo a su forma
general, en tres grupos:

1. Huesos largos, en los que un eje, el longitudinal, predomina sobre los otros dos. Los huesos
de esta clase están constituidos por un cuerpo o diáfisis que termina en ambas extremidades
por formaciones más o menos voluminosas o epífisis.

2. Huesos cortos, en los que las tres dimensiones son más o menos iguales, como sucede con
las vértebras, los huesos del carpo y los del tarso.

3. Huesos planos, en los que dos de sus dimensiones predominan sobre la otra, presentando
generalmente dos caras y dos o más bordes.

Algunos autores agregan un cuarto tipo de huesos: huesos irregulares, como el esfenoides, las
vértebras, etc.

La descripción y el estudio de un hueso comenzara por su forma, sus caras, sus bordes, sus ángulos y
sus extremidades. Tomando en cuenta que en el cuerpo de un hueso como en sus extremidades, se
presentan accidentes de diversa índole.

Las eminencias o apófisis son salientes de forma muy variable. Pueden ser articulares, que sirven
para la articulación de otros huesos, y no articulares, cuya forma, muy diversa, da origen a
tuberosidades, gibas, espinas, crestas, etc.

En la superficie de los huesos también existen cavidades. Unas son articulares y sirven para contener
las eminencias de otros huesos, y otras son no articulares. Entre estas hay varias clases:

1. Cavidades de inserción, que sirven para dar inserción a los musculos o tendones.

2. Cavidades de recepción, que se presentan bajo formas de canaladuras o surcos para


contener tendones o vasos sanguíneos, o bien, bajo forma de fosas que albergan órganos.
3. Cavidades de ampliación, que comprenden los senos y las celdillas ahuecadas en diversos
huesos.

COLUMNA VERTEBRAL

La columna vertebral o raquis está formada por la superposición de 33 o 34 huesos cortos llamados
vertebras, que forman un estuche a la médula espinal. Situada en la parte posterior y media del tronco
se distinguen en ella cinco partes o regiones: cervical, dorsal o torácica, lumbar, sacra y coccígea.
Del total de las vértebras, 7 son cervicales, 12 dorsales o torácicas, 5 lumbares, 5 sacras y 4 o 5
coccígeas. Las vértebras cervicales, torácicas y lumbares permanecen independientes unas de las
otras; las sacras y coccígeas se unen para formar respectivamente el sacro y el cóccix.

CARACTERES COMUNES A TODAS LAS VERTEBRAS

Una vértebra está constituida por una masa ósea o cuerpo, más o menos cilíndrico, que ocupa su
parte anterior; de esa masa se desprenden en las partes laterales de su cara posterior dos columnas
anteroposteriores llamadas pedículos, los que comunican el cuerpo con una series de salientes
llamadas apófisis transversas, apófisis articulares, apófisis espinosas y láminas vertebrales.
Entre estos últimos y el cuerpo vertebral queda un amplio orificio, que en unión de los de las otras
vértebras, forma un conducto aproximadamente cilíndrico o conducto vertebral dentro de esta
especie de tubo se aloja la médula espinal.
CARACTERES PROPIOS DE LAS VERTEBRAS DE CADA REGION

Cada uno de los elementos constitutivos de las vértebras presenta en las de las diversas regiones
caracteres capaces por si solos de diferenciarlos de las demás.

Las diferencias que podemos destacar son en función de: su forma, su diámetro, sus eminencias, sus
apófisis, su carillas articulares, etc.

Hay vértebras que presentan caracteres especiales que las distinguen de cualquiera otra vértebra, la
primera, segunda, sexta, undécima, y duodécima dorsales y quinta lumbar.

ESQUELETO DEL MIEMBRO SUPERIOR

Esta poción se divide en cuatro porciones: hombro, brazo, antebrazo y mano.

ESQUELETO DEL HOMBRO

Se halla constituido por dos huesos que, articulados entre sí y con el tórax, unen este con el brazo.
Estos dos huesos son la clavícula y el omóplato o escápula y forman la cintura torácica o
escapular.

Clavícula

Es un hueso largo situado en la parte anterior y superior del tórax. Se halla algo aplanado de arriba
abajo, acentuándose más el aplanamiento en la parte externa que en la interna. El hueso está doblado
dos veces en forma de S, de tal manera, que en su porción interna es cóncava por atrás, en tanto que
la externa es cóncava por delante.

Se pueden considerar en ella:

a) Dos caras: superior e inferior


b) Dos bordes: anterior y posterior
c) Dos extremidades: interna y externa
Osificación.- Se desarrolla mediante dos centros de osificación. El centro primitivo es el primero que
aparece en el desarrollo del esqueleto, haciéndolo ya a fines de la cuarta semana de la vida fetal. Un
centro secundario origina la faceta articular interna, parte que no se suelda al resto del hueso hasta los
25 años de edad.

Omóplato o Escápula

Es un hueso grande, plano, delgado y triangular situado en la parte posterior y superior del tórax,
abarcando el espacio comprendido entre el primer espacio intercostal y la séptima u octava costillas.

Se pueden considerar en el:

a) Dos caras o superficies: anterior o costal y posterior


b) Tres bordes: superior, lateral y medial
c) Tres ángulos: lateral, superior e inferior
d) Tres apófisis: acromion, espina de la escapula y apófisis coracoides

Estructura.- Se halla formado el omoplato por una lámina de tejido compacto. Solamente en los
bordes, ángulos y apófisis se encuentran pequeñas cantidades de tejido esponjoso.

Osificación.- A fines del segundo mes de la vida fetal, aparece un centro primitivo de osificación en la
fosa infraespinosa, a expensas del cual se desarrollara la mayor parte del hueso.

Posteriormente aparecen dos centros secundarios que originaran la cavidad glenoidea, y se soldaran
al resto del hueso hacia los 20 años; el acromion se produce mediante otros dos centros secundarios y
se suelda con el resto del hueso entre los 17 y 20 años; tres centros más originan la apófisis
coracoides, cuya soldadura se verifica entre los 16 y 18 años; por último, otro centro secundario da
origen al borde espinal y al ángulo inferior, que sueldan tardíamente, hacia los 20 o 25 años.
ESQUELETO DEL BRAZO

Se halla constituido por un solo hueso, el húmero, que se articula por arriba con el omóplato y por
abajo con los huesos del antebrazo.

Húmero

Es un hueso largo dirigido oblicuamente hacia abajo y hacia adentro y torcido sobre su eje.

Se distinguen en el:

a) Cuerpo o diáfisis
b) Extremidades o epífisis
c) Tres caras: externa, interna y posterior
d) Tres bordes

Estructura.- Está formado por tejido esponjoso que es más abundante en la epífisis que en la diáfisis y
el cual se halla cubierto por tejido compacto, de mayor espesor en la parte media que en las
extremidades.

Osificación.- Se desarrolla a expensas de un centro primitivo diafisiario, que aparece en los 40 días de
la vida fetal. Tres centros secundarios originan la extremidad superior y corresponden a la cabeza,
troquín y troquiter, soldándose estas partes al resto del hueso entre los 20 y 25 años. Cuatro centros
secundarios as originan la extremidad inferior, correspondiendo a la tróclea, cóndilo, epitróclea y
epicóndilo, que sueldan al hueso entre los 18 y los 20 años.

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