Está en la página 1de 3

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) debiese haber 9,2 m2 de áreas verdes por

habitantes en una ciudad. En Santiago las cifras son bastante menores a lo recomendado,
alcanzando a penas 3,5 m2 de áreas verdes por persona.

RESUMEN

En el marco de la desigual distribución y calidad de áreas verdes urbanas a nivel nacional,


surge Fundación Mi Parque, una iniciativa cuyo objetivo es mejorar los espacios públicos de los
barrios vulnerables de Chile a través de un trabajo colaborativo que involucra la participación
de diversos actores, comunidad, empresa y municipalidad. De acuerdo a esto, el foco de Mi
Parque para promover ciudades inclusivas se enmarca en generar iniciativas que involucren
diseños participativos, que permitan crear comunidad a través de la co-construcción de áreas
verdes que no solo contribuyan en el aspecto ambiental, sino que también se articulen como
espacios de sociabilidad que permanezcan y se mantengan en el tiempo. Las iniciativas de Mi
Parque, enfocadas en el “hacer” se constituyen de esta manera, como importantes
experiencias y aprendizajes en materia de involucramiento comunitario, permitiendo
promover políticas y proyectos urbanos que consideren dentro de sus propósitos los intereses
y necesidades de la población.

Palabras claves: áreas verdes, comunidades, inclusividad.

Imagen 1 Im.1: Antes y después; Plaza La Esperanza, 2015, San Bernardo / Fuente: Elaboración
propia

Fundación Mi Parque surge en 2007 a partir de una preocupación por mejorar la calidad de
vida de los barrios vulnerables a lo largo de todo Chile, focalizándose para ello, en el
mejoramiento y dotación de espacios públicos, esencialmente áreas verdes, a través de un
proceso participativo que incluye el diseño, construcción y activación de plazas y parques
urbanos. Actualmente Mi Parque ha contribuido en la ejecución de más de 270 proyectos a
nivel nacional, siendo una experiencia positiva que no sólo permite aumentar la igualdad en la
distribución y calidad de áreas verdes, sino que también cristaliza una manera de construir
ciudades inclusivas que, primero potencien el trabajo colaborativo y conjunto entre diversos
actores por un objetivo común, y segundo, articulen proyectos que se vinculen con el entorno
de barrio, revalorizando el espacio local y creando comunidad a través de espacios de
sociabilidad que perduren a lo largo del tiempo.

La estrategia de diseño participativo de Mi Parque se basa en cuatro talleres y/o etapas de


vinculación que incluye esencialmente a tres actores: la comunidad, la empresa que patrocina
y el municipio. La primera etapa consta en dar a conocer la iniciativa como una manera de
generar lazos de confianza y adquirir información acerca de los anhelos, necesidades y sueños
que la comunidad proyecta en el espacio público a transformar. La segunda etapa o instancia
corresponde a un diagnóstico en terreno, que permita conocer el área, realizar un balance de
los elementos positivos y negativos, y formular en conjunto con los vecinos una imagen
objetivo del espacio. La tercera se refiere a la presentación del diseño preliminar y su
validación; y la cuarta y última, relativa a la sustentabilidad de estos proyectos a lo largo del
tiempo, en donde se crea un comité vecinal para asegurar que este nuevo espacio perdure en
el tiempo.

Luego de la ejecución de estos talleres, se procede a la etapa de construcción participativa, en


donde los actores involucrados en el proceso: la empresa que financia, la comunidad y el
equipo de voluntarios Mi Parque, transforman en una mañana, este espacio público,
otorgándole una nueva cara al barrio. Este proceso finaliza con un protocolo de seguimiento y
acompañamiento por parte de la Fundación a lo largo de todo un año, cuyo objetivo es
traspasar las herramientas necesarias a la comunidad para que utilice, cuide y potencie este
espacio. Es decir, a través de estos proyectos no sólo se busca otorgar nuevos valores estéticos
y contribuir al medio ambiente en los barrios vulnerables intervenidos, sino que también
articular espacios que promuevan en la vida cotidiana una mayor cohesión social y
configuración de redes sociales entre los vecinos del sector.

De acuerdo a lo anterior, Fundación Mi Parque promueve a través de sus aprendizajes y


experiencias, crear proyectos que incluyan la participación comunitaria en todas sus etapas,
para que de esta forma, puedan ser más sustentables en el tiempo. La incorporación
comunitaria temprana desde esta perspectiva, permite que las personas se sientan parte
importante en la construcción del proyecto, ya que al ser considerada su opinión y
necesidades en su formulación, genera un sentimiento de pertenencia, cariño y aprecio hacia
este tipo de iniciativas. Sumado a esto, se releva también la necesidad de comprender que en
la formulación y ejecución de este tipo de trabajos, es fundamental considerar que todas las
comunidades y municipalidades poseen una manera particular de funcionar, y que por ende,
es preciso ser capaces de adaptarse y ser flexibles ante estas situaciones.

Imagen 2Im. 2: Taller Participativo Plaza La Esperanza, San Bernardo

/ Fuente: Elaboración propia

Mi Parque como un actor social, influye en las políticas públicas a través del “hacer”, es decir,
más que enfocarse en generar nuevos estudios y/o posibilidades, plasma su trabajo a través de
la ejecución y acción rápida de proyectos, que generan un cambio profundo en los barrios en
los cuales interviene. En esta misma lógica, un punto central en el último tiempo es su interés
no sólo por sumar metros cuadrados de áreas verdes, sino que también por mejorar los
existentes para que estos sean de buena calidad, que cuenten con el equipamiento necesario
para un uso adecuado y que además permitan satisfacer las necesidades particulares que
posee cada comunidad.

Desde esta perspectiva, dentro de los principales desafíos en materia de inclusividad urbana,
se encuentran: 1) la mantención de las áreas verdes a lo largo del tiempo, lo que requiere de la
articulación de diversos actores tanto institucionales, privados como comunitarios; y a su vez,
2) la desigual distribución y calidad de las áreas verdes, ya que actualmente sólo 9 de las 52
comunas de Santiago por ejemplo, concentran el 50% de estos espacios, que además al ser
municipios con mayores niveles económicos, son los que almacenan y presentan también la
mejor calidad de áreas verdes urbanas, en desmedro de otras comunas más vulnerables que
no cuentan con estas posibilidades. Situación que se ha plasmado en el último tiempo dentro
de las preocupaciones y desafíos a resolver por la agenda de políticas públicas a nivel nacional,
entre ellas la Política Nacional de Desarrollo Urbano y la Política de Áreas verdes de la Región
Metropolitana del año 2014 (MINVU, 2014).

Mi Parque desde esta perspectiva, a partir de sus proyectos pretende contribuir en superar las
brechas anteriormente descritas enfocándose para ello, en la escala local. Desde esta
perspectiva, en el último tiempo ha expandido su campo de acción, con nuevas iniciativas de
participación comunitaria, como por ejemplo el proyecto “patio educativo”, cuyo objetivo es
revitalizar y recuperar jardines infantiles y colegios en contextos de vulnerabilidad que
requieran transformar sus patios escolares en espacios verdes, mediante la articulación del
trabajo conjunto entre docentes, alumnos y apoderados. En definitiva, la configuración de este
tipo de iniciativas, permite crear comunidad, por medio de la construcción de espacios que
permitan acercarse cada vez más a la meta de alcanzar ciudades inclusivas desde todos sus
aspectos.

También podría gustarte