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Un primer problema que se presenta en la lógica formal y que Hartman evidencia en su

axiología es la confusión de forma y contenido, tanto en la ciencia como en la ética y ello


constituye uno de los principales obstáculos para la creación de una ciencia de la ética. A partir
de esto, Hartman expone tres objeciones contra la posibilidad de una ética científica, tres
falacias producidas por la confusión entre forma y contenido de una ciencia: que el
conocimiento acerca del valor destruye la experiencia del valor, que la valoración es cuestión
de sentimientos y que los fenómenos concretos pueden conocerse únicamente sobre la
observación concreta.

Al afirmar que el conocimiento acerca del valor destruye la experiencia del valor,
se basa en el instinto correcto de que hay una diferencia entre un asunto y el conocimiento de
ese asunto. Que la valoración es cuestión de sentimientos, surge de la confusión de la
valoración con el sentimiento al pensar que este no es algo arbitrario. Finalmente, que los
fenómenos concretos sólo pueden conocerse mediante la observación concreta, es un
prejuicio empírico y que por tanto es falaz porque son las ideas más abstractas las que
resuelven los problemas más concretos.

A partir del análisis anterior, Hartman descubrió que la analogía entre la ciencia y la
ética no debe hacerse materialmente, sino sólo formalmente porque el valor no es hecho y el
método científico es el del hecho y no el valor. Dicha confusión de la ciencia moral con su
contenido, hace desaparecer toda posibilidad de una ciencia moral. "Puesto que el hecho y el
valor son fundamentalmente diferentes, el hecho es conocido por la ciencia de una manera que
excluye al valor, y, por tanto, sea cual fuere el medio por el cual se ha de conocer el valor, ese
medio no puede ser la ciencia."[1] Y sin embargo es necesario elevar la teoría del valor al nivel
de la ciencia, más cómo alcanzar esto, cómo construir una teoría del valor, ése es el problema
que Hartman habrá de resolver.

La relación fundamental entre contenido y método es la misma, no importa que el


contenido explicado por el método sea hecho o valor. "Un método es siempre una explicación,
y un contenido, sea hecho o valor, es algo explicado."[2] Así pues, el método científico aplicado
al hecho específica a la ciencia natural, y el método científico aplicado al valor específica a la
ciencia moral. La ciencia moral tendrá que descomponer sus fenómenos de sentido común en
términos de cualidades primarias de algún otro sistema y reconstruir los fenómenos por ese
sistema, dicho sistema será la axiología.

A pesar de la posibilidad que tiene la ciencia moral, Hartman dice que la ética carece de
un concepto básico eficiente. "Todavía descansa sobre los primeros productos del análisis,
abstracciones que son obvias, y no pueden trascender al sentido común."[3] Por ello lo
importante que es el avance de la ciencia de conceptos analíticos a conceptos sintéticos, no
sólo en los hechos sino también en los valores. Por lo tanto, la ciencia del valor debe venir a
ser una construcción, al igual que la ciencia del movimiento. Debe progresar de lo analítico a lo
sintético, de lo material a lo formal, de conceptos abstraídos a conceptos construidos, es decir,
de cualidades secundarias a cualidades primarias.

Según Hartman, "la ciencia del valor debe basarse en términos primarios de valor al
igual que la mecánica se basa en términos primarios de movimiento."[4] Sin embargo, muchos
autores se aproximan al estudio de la ciencia del valor y descubren la diferencia entre el hecho
y el valor, pero no lo bastante para poder construir un nuevo sistema, autónomo, puramente
valorativo y no-naturalista.
Es en el sistema axiológico donde Hartman encuentra la posibilidad de la ciencia ética,
parte del axioma del valor que define lo bueno como un término lógico, es decir, el predicado
de cualquier sujeto que cumple la comprensión de su concepto. Y en palabras de Hartman,
dice: "este axioma posee las dos propiedades que lo hacen científico, a saber, tanto el alcance
sistemático como el empírico."[5] Dichos elementos constituyen la base de un sistema formal
porque consiste en concepciones sintéticas deducido del axioma mediante relaciones
formales.

Hartman define lo bueno como una relación formal, "la correspondencia entre las
propiedades que posee un sujeto y los predicados que contiene la comprensión del concepto del
sujeto."[6] El axioma es una lógica en miniatura para explicar el valor. Una cosa que es lo que
es, es lo que es, a ahí termina el asunto. Pero una cosa que es cabalmente lo que es, no sólo es
lo que es, sino además es bien lo que es: el valor ha sido añadido a su realidad. Y aunque se
diga de una cosa que buena, el que parezca ser lo mismo se debe a una característica
fundamental del lenguaje, no reconocida aún en su universalidad.

En el pensamiento de Hartman, lo bueno no es una propiedad natural intrínseca y, sin


embargo, depende sólo de las propiedades natrales intrínsecas de la cosa que posee, el valor
de la cosa depende de la correspondencia de sus propiedades con las contenidas en su
concepto. "El secreto del valor consiste en ser una función de orden superior reducida."[7]

Es importante saber que la clasificación axiológica y la lógica deben diferenciarse


estrictamente. Cualquier proposición axiológica debe analizarse tanto lógica como
axiológicamente. Y existen relaciones lógicas, por ejemplo: “mejor que”, relaciona a dos
miembros de la misma clase empírica, el primero de los cuales tiene más de las propiedades
de la clase del segundo. La cópula axiológica, es la relación “debe”, éste equivale a la relación
“es mejor que”.

Con la clasificación axiológica, Hartman propone que debemos escoger lo que es bueno
y no lo que es malo, y lo que es mejor y no lo que es peor. “Es bueno para nosotros escoger lo
que es bueno para nosotros y no lo que es malo para nosotros, puesto que una cosa existente
tiene más propiedades que una cosa no-existente, la existencia es mejor que la no
existencia."[8]

Finalmente, las proposiciones axiológicas se desarrollan en cuatro categorías:


proposiciones con predicado axiológico o lógicas mixtas; proposiciones con predicado lógico o
lógicas puras; proposiciones con cópula lógica y proposiciones con cópula axiológica. Las
proposiciones de valor están sujetas, como hemos visto, tanto a la cuantificación y a la
cualificación lógicas como a las axiológicas. Los cuantificadores y cualificadores lógicos son a
veces palabras especiales, y a veces son implícitos.
++++++++++"La complicidad se encuentra ubicada en un nivel accesorio y dependiente de un
hecho principal dominado por el autor o los coautores; la aportación de los encausados al
perpetrar el robo agravado fue esencial y no accesoria o secundaria, pues participaron en
codominio del hecho, por lo que corresponde adecuar la conducta de los mencionados
acusados a título de coautor; los hechos fueron perpetrados por tres agentes, quienes
actuaron previo concierto y propósito planificado, por lo que las conductas de los agentes
reúnen los tres requisitos que configuran la coautoría, esto es, decisión común orientada al
logro exitoso del resultado, aporte esencial realizado por cada agente y el tomar parte en la
fase de ejecución desplegando un dominio parcial del acontecer". (Ejecutoria Suprema
23/03/99. Exp. 102-99. Lima. Rojas Vargas, Fidel. "Jurisprudencia Penal y Procesal Penal".
Tomo l. Pág. 300).

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