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FOLLETO 14 LA VIRGEN MARIA

(MEDITACIOÓ N DEL SAÓ BADO POR LA NOCHE)

FOLLETOS DEL MANUAL BAÓ SICO


NACIONAL DEL
M. J. V. C.

MARÍA
1.- NOTA INTRODUCTORIA.
Estos folletos contienen el desarrollo de las plaá ticas tal y como vienen en el Manual
Baá sico. Son una opcioá n para que el Auxiliar y/o el Asesor tengan una idea de coá mo
desarrollar su plaá tica. Habraá que adaptar algunas cosas seguá n las circunstancias
especíáficas de cada grupo.
En el presente folleto desarrollamos la meditacioá n "MARIÓA". Siempre seraá necesario
releer lo que el Manual Baá sico dice sobre esta meditacioá n, en especial las paá gs 51-
57, 57-58124, 129130,140, 172 y 178. Soá lo asíá podraá n entenderse el objetivo y
contenido de este folleto.

2.- OBJETIVO Y JUSTIFICACIÓN DE LA MEDITACIÓN.


Conviene aquíá reproducir lo que el Manual Baá sico nos dice acerca de esta
meditacioá n:

A).- OBJETIVO:
Presentar a Maríáa en nuestra vivencia de Dios, como Madre y Modelo. Maríáa en la
Iglesia. Prototipo del discíápulo.

B).- JUSTIFICACIÓN:
No puede faltar en la Jornada de Vida Cristiana la figura de Aquella que es la Estrella
de la Evangelizacioá n y la Primera Discíápula del Senñ or. Maríáa, presente a lo largo de la
Jornada como lo ha estado a lo largo de la historia de la Iglesia, debe ser presentada
claramente y sin ambiguü edades como ejemplo a seguir. Su presencia nos ayudaraá a
valorar tanto nuestro compromiso cristiano como la figura de la Mujer en la Iglesia.
C.- ENLACE:
Esta plaá tica puede darse en distintos momentos de la Jornada, ya sea el saá bado por
la noche, con ocasioá n de una fogata, por ejemplo, o bien como meditacioá n de la
manñ ana. No requiere ser enlazada directamente con la actividad anterior. Por otro
lado, deberaá resaltarse su "enlace" con toda la Jornada, subrayando esa presencia
oculta de nuestra Madre a lo largo de estos tres díáas.

3.- OTROS PUNTOS ACERCA DE LA MEDITACIÓN.


 Si la meditacioá n se da el saá bado por la noche, como lo marca el horario del
Manual Baá sico (cfr. Paá gs. 91-92), conviene terminar el díáa con una
consagracioá n a la Santíásima Virgen Maríáa.
 Esta puede simbolizarse por medio de una antorcha, una vela, un ramo de
flores o alguá n síámbolo adecuado que marque la entrega por parte del
Jornadista.
 Si el horario se ha prolongado, hay que cuidar que no se alargue demasiado la
meditacioá n, ni que se pierda el ambiente de oracioá n. El equipo participa
activamente y cuida que todos participen activamente.
 Es una meditación, no una plaá tica. Hay que tener cuidado de que no se
extienda demasiado, ni sobrecargarla de datos.
 Se anexan textos del Magisterio de la Iglesia dentro del cuerpo mismo de la
meditacioá n. El Auxiliar puede escoger leerlos en su meditacioá n, pero
cuidando de no alargarse, o bien podraá n usarse en formaciones posteriores.
Estos textos vienen en Graphite Light.

DESARROLLO DE LA PLÁTICA
1.- INTRODUCCIÓN:
1.1. Presencia de María en el Plan de Salvación (Encarnación). La
llena de gracia.
Quiero hablarte esta noche (manñ ana) de una persona muy especial, que nos ha
estado acompanñ ando a lo largo de esta Jornada. De hecho, nos ha acompanñ ando a lo
largo de nuestra vida, pero su presencia es tan discreta, tan suave, que ni siquiera la
notamos. Sin embargo, aquíá ha estado, junto a nosotros, en esta Jornada, orando por
nosotros, porque nos ama, porque es nuestra Madre del Cielo. En efecto, te quiero
hablar de la Santíásima Virgen Maríáa.
Dios escogioá a la Santíásima Virgen Maríáa para que fuera la Madre de Su Hijo. Desde
siempre y para siempre, la habíáa escogido para que colaborara con EÓ l a la salvacioá n
de todos los hombres. Ella acepta y pasa a formar parte de la historia de toda la
humanidad, aceptando totalmente la voluntad de Dios en su vida.
1.2. Presencia en tu vida en tu propio plan de Salvación.
De la misma manera, desde tu concepcioá n, la Santíásima Virgen Maríáa ha estado
presente en tu vida, en tu propio Plan personal de Salvacioá n. Asíá es, Dios ha querido
que Su santíásima Madre colaborara con EÓ l en la salvacioá n de todo el mundo. Ella ha
jugado un papel muy importante en esta Jornada y en tu propia vida personal.

1.3. Presencia ignorada y oculta pero eficaz.


Ella ha querido siempre tener un papel ignorado y oculto en la vida de su Hijo y de
todos nosotros. Sin hacerse notar, sin aspavientos, sin tomar el primer lugar, Ella
trabaja silenciosamente, desconocida y oculta a los ojos de los demaá s, pero su
trabajo es eficaz para alcanzar nuestra salvacioá n.
Te invito pues a conocer maá s de cerca esta noche a tu Madre del Cielo.

2.- MARÍA COMO MADRE.


Veamos cual ha sido la Vida de Maríáa y su papel en la Salvacioá n de todos los
hombres.

2.1 María prototipo de la Iglesia.


Para que la plenitud del amor de Dios se manifestara entre los hombres, era
necesario valerse de un criatura. Necesitaba "formarle un cuerpo". "Y el nombre de la
Virgen era María" (cfr Lc 1, 26).
Dios ha querido que, al Misterio de la Encarnacioá n, precediera la aceptacioá n de la
Madre de su Hijo. Asíá como por la desobediencia de una mujer "Eva" entroá la muerte,
asíá tambieá n por la OBEDIENCIA DE LA FE entra la nueva alianza para el hombre, se
inaugura el nuevo plan de Salvacioá n; por Maríáa se hace presente la nueva vida para
los hombres.
Escuchemos el relato de la Anunciacioá n:
Al sexto mes, envioá Dios al aá ngel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una joven prometida a un hombre llamado Joseá , de la estirpe de
David; el nombre de la joven era Maríáa. El aá ngel entroá donde estaba Maríáa y le
dijo:
-Dios te salve, llena de gracia, el Senñ or estaá contigo.
Al oíár estas palabras, ella se turboá y se preguntaba queá significaba tal saludo.
El aá ngel le dijo:
-No temas, Maríáa, pues Dios te ha concedido su favor. Concebiraá s y daraá s a luz
un hijo, al que pondraá s por nombre Jesuá s. El seraá grande, seraá llamado Hijo
del Altíásimo; el Senñ or Dios le daraá el trono de David, su padre, reinaraá sobre
la estirpe de Jacob por siempre y su reino no tendraá fin.
Maríáa dijo al aá ngel:
--Coá mo seraá esto, si yo no tengo relaciones con ninguá n hombre?
El aá ngel le contestoá :
-El Espíáritu Santo vendraá sobre ti y el poder del Altíásimo te cubriraá con su
sombra; por eso, el que va a nacer seraá santo y se llamaraá Hijo de Dios. Mira,
tu pariente Isabel tambieá n ha concebido un hijo en su vejez, y ya estaá de seis
meses la que todos teníáan por esteá ril; porque para Dios nada hay imposible.
Maríáa dijo:
-Aquíá estaá la esclava del Senñ or, que me suceda seguá n dices.
Y el aá ngel la dejoá .
El saludo del AÓ ngel Gabriel, anuncia el papel importante de Maríáa en la Historia de
Salvacioá n, Ella es la "llena de Gracia", y era necesario que Dios estuviera totalmente
presente en su persona, la llenara de todos los dones necesarios de acuerdo a la
Misioá n que Dios le pedíáa a Maríáa. Ser Madre de Jesuá s, ser Madre de Dios.
La concepcioá n de Jesuá s, es un hecho sobrenatural, gracias a la accioá n del Espíáritu
Santo. Maríáa ha sido declarada desde antiguo como la Siempre Virgen María.
Virgen antes, durante y despueá s del parto.
Maríáa esta íántimamente ligada a su Hijo, en ella "todo estaá referido a Cristo y todo
depende de eá l" (M.C. 25). Desde el momento de la anunciacioá n hasta la misma
Ascensioá n de Jesuá s a los cielos. Ella comparte todo con EÓ l, para la salvacioá n de los
hombres: el dolor de la cruz y la gloria de la resurreccioá n. Es exaltada por su Hijo y
por los hombres, reconocieá ndola como la Madre de Nuestro Senñ or, y daá ndole el lugar
que se merece.

2.2. Jesús en los momentos en que se entrega hasta el extremo nos da


a su madre como nuestra madre (Jn 19, 26-27).
Jesuá s ha querido fervientemente que Su Madre fuera tambieá n Nuestra Madre. Nos la
entrega en el momento mismo en que EÓ l entrega su Vida por nosotros. Escuchemos
el relato del Evangelio de San Juan, El testamento de la Cruz." (Jn.19,26-27)
Jesuá s, al ver a su madre y junto a ella al discíápulo a quien tanto queríáa, dijo a
su madre:- Mujer, ahíá tienes a tu hijo.
Despueá s dijo al discíápulo: - Ahíá tienes a tu madre. Y desde aquel momento, el
discíápulo la recibioá como suya.
San Juan representa a todos los discíápulos del Senñ or, y con estas palabras, el
Evangelio nos invita tambieá n a nosotros a recibir a Maríáa en nuestra casa.

2.3. María la presencia más parecida a la de Cristo.


Maríáa es lo maá s parecido a Cristo; en ella se cumple la bienaventuranza mayor: "feliz
tuá que has creíádo" (Lc 1, 45). El Magnificat es espejo del alma de Maríáa, es un poema
que ella recita, en el cual se mira la culminacioá n de la espiritualidad de los pobres de
Yaveá y se prepara el Evangelio de Cristo.
Celebra todo mis ser la grandeza del Senñ or y mi espíáritu se alegra en el Dios
que me salva porque quiso mirar la condicioá n humilde de su esclava,
en adelante todos los hombres diraá n que soy dichosa porque ha hecho en míá
maravillas. (Lc.1, 46-48).
2.4. María en la Iglesia Primitiva. Espera la venida del Espíritu Santo
en Pentecostés. Madre de la Iglesia.
En la Iglesia Naciente vemos como, despueá s de que Jesuá s sube al cielo, los discíápulos
"perseveraban en la oracioá n y con un mismo espíáritu, en companñ íáa de algunas
mujeres, de Maríáa, la madre de Jesuá s, y de sus hermanos" (Hch 1, 14). Es asíá como
estuvo presente en Pentecosteá s cuando Jesuá s derramoá el Espíáritu Santo y manifestoá
solemnemente el misterio de la salvacioá n humana.
Cuantas cosas nos ensenñ a Maríáa en su actitud de buscar al maá s necesitado para
ayudarlo. Santa Isabel era persona de edad avanzada y ya teníáa seis meses de
embarazo (cfr. Lc. 1, 36), realmente reclamaba ayuda y colaboracioá n. Se adelanta
para ofrecerle fraternalmente su servicio. Quien ama sinceramente, hace lo mismo,
porque el amor es ingenioso.
Tenemos otro texto del Evangelio que nos muestra a Maríáa en actitud tambieá n de
verdadero amor, las bodas de Canaá . Aquíá ella advierte que se han quedado sin vino
en un momento maá s importante de la fiesta (cfr. Jn. 2, 4-5). Sin hacer críáticas, se
acerca a Jesuá s para interceder. Su confianza y seguridad en El, hacen que comience
los milagros, cuando auá n no habíáa llegado la hora. No se quedoá indiferente ante la
posibilidad de que los novios pasaran un mal rato. Para Maríáa, nuestras carencias la
acercan maá s a nosotros. Cuando algo falta, estaá lista para ayudarnos a superar esos
vacíáos.
Maríáa es el modelo del cristiano, su trabajo y amor a Dios, la llevan a ser ignorada y
oculta, pero con una entrega y servicio efectivo. En el Evangelio encontramos otros
textos que nos hablan de Maríáa como modelo de otras virtudes. Veaá moslas:
 Piedad hacia Dios, pronta a cumplir sus deberes religiosos (cfr. Lc. 2, 21. 22-
40. 41).
 Gratitud por los bienes recibidos (Lc. 1, 46-49), que ofrece en el templo (Lc. 2,
22-24).
 Fortaleza en el destierro (cfr. Mt 2,13-23); en el dolor (cfr. Jn.19, 25; Lc. 2, 34-
35).
 Pobreza y confianza en el Senñ or (cfr. Lc. 1, 48; 2, 24).
 Pureza virginal (cfr. Mt 1,18-25; Lc. 1, 26-38; M.C. No. 57).

2.5. María en la Historia del hombre. En los momentos cruciales del


hombre y de la Iglesia, María responde como Madre.
A lo largo de la Historia de la Iglesia, a traveá s de este peregrinar de la humanidad,
Ella, la Madre de Dios, Madre de la Iglesia y Madre de cada uno de nosotros, siempre
ha estado presente. Una y otra vez intercede ante su Hijo y va dando respuesta a los
diversos problemas del geá nero humano. Este es el sentido de sus apariciones, a
saber, acompanñ ar a la Iglesia y servir a la humanidad. Veamos tres ejemplos que nos
interesan:
 Tepeyac, México.(1531) Cuando se ha descubierto un Nuevo Continente y
hay confusioá n; cuando se conquista, pero tambieá n se quiere evangelizar,
surge la presencia de Maríáa como la Estrella de la Evangelizacioá n. Se le
presenta a un Indíágena, Juan Diego, y le dice:
Es nada lo que te asusta y te aflige, no se turbe tu corazoá n,
no temas a esa enfermedad,
¿No estoy yo aquíá que soy tu Madre?
¿No soy yo tu salud? ¿No estaá s por fortuna bajo mi proteccioá n?
¿Queá maá s has de necesitar?
 Lourdes , Francia (1857) Cuando surge el Movimiento de la Ilustracioá n, a
saber, ideas no cristianas en favor de los placeres humanos, en donde se niega
la existencia de Dios, Maríáa se declara como la Inmaculada Concepcioá n, y nos
pide ser santos e inmaculados ante Dios.
 Fátima, Portugal. (1917) Revolucioá n Rusa y la 1ª Guerra Mundial. Inicio del
Comunismo. Maríáa nos pide rezar el Rosario por la conversioá n del Pueblo
Ruso.
"Su figura maternal fue decisiva para que los hombres y mujeres de
Ameá rica Latina se reconocieran en su dignidad de Hijos de Dios. Maríáa
es el sello distintivo de la cultura de nuestro continente. Madre y
educadora del naciente pueblo latinoamericano, en Santa Maríáa de
Guadalupe, a traveá s del Beato Juan Diego, se 'ofrece un gran ejemplo
de Evangelizacioá n perfectamente inculturada' (Juan Pablo II, Discurso
Inaugural, 24).

2.6. Tenemos una Madre que cuida e intercede por nosotros.


La maternidad de Maríáa se extiende a todos los hombres Cristo se ha hecho hombre
para la salvacioá n de la humanidad, EÓ l es el primero de muchos hermanos, al ser
Maríáa Madre de Jesuá s, tambieá n es nuestra Madre.
Maríáa Madre de Cristo es tambieá n Madre de la Iglesia. Asíá como Maríáa dio a luz a
Cristo en el mundo, asíá tambieá n lo realiza en el momento de la pasioá n, da a luz a
Cristo en la Iglesia. Maríáa es la verdadera Madre de Dios, y Madre de todos aquellos
hermanos de Cristo, de todos aquellos que se han congregado por amor a su Hijo.
La bienaventurada Virgen Maríáa "avanzoá en la peregrinacioá n de la fe y
mantuvo fielmente la unioá n con su hijo hasta la cruz. Allíá, por voluntad de
Dios, estuvo de pie, sufrioá intensamente con su hijo y se unioá con corazoá n de
madre que, llena de amor, daba su consentimiento a la inmolacioá n de su Hijo
como víáctima. Finalmente, Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como
Madre al discíápulo con estas Palabras: 'Mujer, ahíá tienes a tu hijo'"(L.G. 58).
Con estas palabras el Senñ or Jesuá s, en la persona de Juan, nos ha entregado a
la Madre de Dios, como Madre de Nosotros, la Iglesia, como Madre de todos
sus discíápulos, los discíápulos de Jesuá s.
"Concibiendo a Cristo, engendraá ndolo, alimentaá ndolo, presentaá ndolo en el
templo al Padre, padeciendo con su Hijo, mientras El moríáa en la cruz,
cooperoá en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza, y la
encendida caridad, en la restauracioá n de la vida sobrenatural de las almas.
Por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la Gracia" (L.G. 61).
"Y esta Maternidad de Maríáa perdura sin cesar en la economíáa de la gracia,
desde el momento en que prestoá fiel asentimiento en la Asuncioá n, y lo
mantuvo sin vacilacioá n al pie de la cruz hasta la consumacioá n perfecta de
todos los elegidos. Pues una vez recibida en los cielos, no dejoá su oficio
salvador, sino que continuá a alcanzaá ndonos por su muá ltiple intercesioá n, los
dones de la eterna salvacioá n. Por su amor materno cuida de los hermanos de
su Hijo que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan
contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz" (L.G. 62).

2.7. El hombre trata de reconocer el amor de María como madre y lo


manifiesta.
El Cristiano, al descubrir la figura de Maríáa y su inmensa ternura por nosotros, trata
de corresponder a ese amor, manifestando a traveá s del arte, de la muá sica, de mil
maneras, el amor a su Madre Celestial.

2.7.1. Arte.
¡Cuaá ntas obras de arte no se han hecho en honor a la Virgen Maríáa! ¡Quieá n no conoce
la Pietaà " de Miguel AÓ ngel, o el "Ave Maríáa de Schubert", o tantos miles y miles de
imaá genes, estatuas, medallas, escapularios, todo ello en honor de la Virgen Maríáa!

2.7.2. Edificando santuarios, basílicas.


La Iglesia tambieá n honra a la Madre de Dios construyendo en honor bellíásimas
iglesias, santuarios y basíálicas las cuales son bellíásimos monumentos que nos hablan
del Amor del Pueblo de Dios por la madre de Dios. Desde la famosa "Santa Sofíáa", en
Istanbul, Turquíáa, la catedral de "Noô tre Dame" de Paríás, hasta nuestra propia
"Basíálica de Guadalupe".
El mundo cristiano estaá tapizado de iglesias, monumentos y estatuas a la Santíásima
Madre de Dios, y nos hablan elocuentemente del amor de un Pueblo por Su Madre.

2.7.3. Tratando de imitarla.


Pero la mejor manera de reconocer el amor de Maríáa es imitaá ndola, esforzaá ndonos
por ser como ella. Ella es el modelo del perfecto cristiano, y Dios la ha puesto en
nuestro camino como "Estrella de la Evangelizacioá n", como faro que marca el rumbo
de nuestra barca.
Por eso es necesario ahora reflexionar coá mo Maríáa es nuestro modelo de vida.
Ella, asociada a Cristo, desarrolla todas sus capacidades y responsabilidades
humanas, hasta llega a ser la nueva Eva junto al nuevo Adaá n. Maríáa, por su
cooperacioá n libre en la nueva Alianza de Cristo, es junto a El protagonista de
la historia. Por esta comunioá n y participacioá n, la Virgen Inmaculada vive
ahora inmersa en el misterio de la Trinidad, alabando la gloria de Dios e
intercediendo por los hombres" (D.P. 293).
3.- MARÍA COMO MODELO.
3.1. Su presencia oculta, sencilla y humilde, permite reflejar
claramente la acción de Dios, en su persona.

Modelo de Fe.
Imitar la fe de Maríáa es aceptar en la propia vida la persona de Cristo, su proyecto,
sus criterios, sus puntos de vista, sus cuestionamientos, su jerarquíáa de valores, su
amor al Padre y al Hermano; su forma de ver las cosas, su manera de juzgar y el
proceso para resolver un problema o conflicto.
Imitar la fe de Maríáa es fiarnos plenamente de Dios en todas las circunstancias de la
vida. Es darle a EÓ l, como Maríáa, el primer lugar en nuestra vida, en nuestro corazoá n.

Modelo de Esperanza.
Maríáa es tambieá n modelo de Esperanza. En los momentos maá s oscuros, maá s difíáciles,
Ella "meditaba todas estas cosas en Su corazoá n" (cfr. Lc. 3, 51). Ella nunca desfallece.
Cuando la Voluntad del Padre se hace difíácil de entender, cuando las tinieblas se
cierran, cuando su propio Hijo muere y Ella tiene que recibir su Cuerpo, ella nunca
pierde la esperanza. Es el Ancla firme de nuestra nave. Conforta y fortalece a los
discíápulos en los momentos traá gicos del Viernes Santo. Alienta su esperanza en la
larga espera por la Resurreccioá n. Cuando se desata la persecucioá n contra la Iglesia,
ella no desfallece, y los discíápulos buscan en Ella el camino seguro a seguir.

Modelo de Caridad.
Como ninguna otra criatura, Maríáa AMA Su amor a Dios muestra ella la aceptacioá n
total de Su Voluntad. Y si el amor a Dios es de verdad grande, entonces es capaz de
incomodarse para pensar en sus hermanos. Asíá, nos narra el Evangelio que, cuando
comenzoá su embarazo, partioá apresuradamente para donde su prima Isabel, con
quien permanecioá cerca de tres meses (cfr. Lc. 1, 39.56). El amor siempre tiene una
expresioá n concreta: pensar en el otro, ser solidario, ayudar, adelantarse a sus
necesidades, perdonar, tolerar, servir.
Esto nos estaá indicando coá mo los discíápulos reconocíáan en ella a la Madre de Dios y
Madre suya, asíá como al mismo tiempo a quien era modelo del discíápulo. Es por eso,
sin duda alguna, que se congregaban en torno a Maríáa.
Maríáa, madre de Jesuá s, ha desempenñ ado un papel importante y decisivo en la Iglesia.
Ya en sus principios, cuando los apoá stoles trataron de recapacitar sobre todo lo que
habíáan visto y oíádo, Maríáa, uá nico testigo de la Anunciacioá n y de la Vida Oculta de
Jesuá s, les ayudoá a entender el misterio de su personalidad divina y a comprender el
mensaje que deberíáan anunciar.

La comunidad se congrega en torno a ella.


Los discíápulos se congregan en torno a Maríáa. Pedro es el jefe de los Apoá stoles, y
Maríáa es su Reina, su Madre. Instintivamente buscan a la Madre del Senñ or. San Juan
se ocupa especialmente de Ella. En torno a la figura de Maríáa la Iglesia va tomando
forma.

Engendra a Cristo dentro de la Iglesia.


Asíá coá mo trajo a Jesuá s al mundo, ahora Maríáa trae a Jesuá s a la Iglesia: lo hace nacer
en Ella al hacerlo presente de un modo especial. Despueá s de la Ascensioá n, Maríáa es la
presencia materna de Cristo en medio de sus discíápulos.

María acompaña a la Iglesia.


La Iglesia, por encargo del Senñ or, emprende el camino de la Evangelizacioá n, y Maríáa
la acompanñ a en esta Misioá n. Si no toma un papel activo, su presencia consoladora se
hace sentir en toda la Comunidad.
Dice el dicho "las palabras mueven pero el ejemplo arrastra". El ejemplo de Maríáa
atrae irresistiblemente a los fieles a la imitacioá n del modelo divino, Jesucristo, de
quien la Virgen es la maá s pura y fiel imagen.

3.2. María: Modelo de Santidad.


Su oracioá n es constante y universal: en ella da gracias a Dios, porque ha hecho obras
grandes, porque ha mirado la pequenñ ez de su esclava; derriboá del trono a los
poderosos y elevoá a los humildes; se compadece de los hambrientos y despide a los
ricos con las manos vacíáas. Agradece que haya socorrido a Israel, su pueblo (cfr. Lc.1,
46ss).
Su diaá logo no se centra en los acontecimientos del díáa o de su pequenñ o mundo
familiar o personal, sino en la historia de su pueblo. Es mujer del pueblo cuando ora.
Es bello reconocer a Maríáa orante como la Esclava del Senñ or, asíá como ha vivido. Por
eso su oracioá n es coherente. Ora como vive y vive como ora.

Modelo de Libertad.
¡Queá interesante para nosotros contemplar a Maríáa como mujer libre, cuando toma
sus decisiones! Ella decide cambiar los planes en los cuales estaba comprometida su
vida afectiva y su futuro, sin dejarse manipular por su novio y por otras
circunstancias. En esa decisioá n fundamental, fue ella misma. Aunque ya estaba
comprometida con Joseá , dice si a Dios, con total autonomíáa, sin dejarse condicionar
por su ambiente.
Maríáa es una mujer de fe y la fe es liberadora, porque Dios, en quien creemos,
transforma y lleva a la plenitud del amor y de la verdad. "Y la verdad nos hace libres"
(cfr. Jn. 8, 32).Cuando Dios entra en una persona, la transforma desde dentro,
destruye en ella las raíáces del mal y la libera. Quien vive como Maríáa, destruye en síá
los poderes que envanecen y las fuerzas que esclavizan.

Modelo de Obediencia.
Maríáa la Madre de Dios, con un corazoá n generoso se consagroá como la esclava del
Senñ or. Fue un instrumento que cooperoá para la salvacioá n del mundo por la libre fe y
obediencia. Asíá como la obediencia de Jesuá s nos trae la salvacioá n, por Maríáa Dios
quiso que la mujer tambieá n participara de una manera muy especial en la redencioá n,
asíá como habíáa participado en la caíáda del geá nero humano. Si la muerte vino por Eva,
la vida vino por Maríáa.
"María, llevada a la máxima participación con Cristo, es la
colaboradora estrecha en su obra. Ella fue 'algo del todo distinto
de una mujer pasivamente remisiva o de religiosidad alienante '
(M.C. 37). No es sólo el fruto admirable de la redención; es
también la cooperadora activa. En María se manifiesta
preclaramente que Cristo no anula la creatividad de quienes le
siguen.

3.3. Es el mejor camino para seguir a Jesús.


El Catecismo de la Iglesia Catoá lica nos dice que el camino de Maríáa es el camino de
su Hijo, camino que la Iglesia debe recorrer.
"Despueá s de haber hablado de la Iglesia, de su origen, de su misioá n y de su
destino, no se puede concluir mejor que volviendo la mirada a Maríáa para
contemplar en ella lo que es la Iglesia en su Misterio, en su 'peregrinacioá n de
la fe', y lo que seraá al final de su marcha, donde le espera, 'para la gloria de la
Santíásima e indivisible Trinidad',' 'en comunioá n con todos los santos' (L.G.
69), aquella a quien la Iglesia venera como la Madre de su Senñ or y como su
propia Madre." (C.C. 972).
Tambieá n el Vaticano II nos habla de la figura de Maríáa:
"Entre tanto, la Madre de Jesuá s, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma,
es la imagen y comienzo de la Iglesia que llegara a su plenitud en el siglo
futuro. Tambieá n en este mundo, hasta que llegue el díáa del Senñ or, brilla ante
el Pueblo de Dios en su marcha. Como senñ al de esperanza cierta y de
consuelo (cfr. 2 Pe.3,10)" (L.G. 68).
En la Virgen Maríáa la Iglesia ha llegado a su perfeccioá n, es modelo de vida y
esperanza para el creyente. Es Maríáa quien logra la maá xima realizacioá n; es el cuá lmen
y resumen de las esperanzas de la Iglesia y las promesas de Dios a la humanidad.
Desde la encarnacioá n quedoá unida en Cristo toda la humanidad. El hombre, por la
encarnacioá n, la pasioá n, la muerte y la resurreccioá n de Cristo, ha sido redimido y ha
recobrado la dignidad de Hijo de Dios. De esa manera Maríáa, por ser Madre del
Salvador, estaá íántimamente unida a la Redencioá n del hombre y en Ella, asunta al
Cielo, estaá la Esperanza cierta de la gloria celestial, que Dios tiene preparada a todos
aquellos que le aman.

3.3.1. El hombre descubre en María a la perfecta Cristiana.


Maríáa es la Perfecta Cristiana, es decir, la figura humana que ha alcanzado la
Santidad perfecta, acabada. Ella es la "Llena de Gracia", la "Santíásima" Virgen Maríáa.

3.3.2. Trata de imitarla para llegar a Jesús.


El cristiano se esfuerza siempre por imitarla para llegar a Jesuá s. De manera especial,
el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana le estaá consagrado: "TODO A JESUÓ S POR
MARIÓA, TODO A MARIÓA PARA JESUÓ S es el lema de Jornadas, y refleja bien nuestra
espiritualidad: Por Maríáa llegamos a Jesuá s. A Ella le entregamos todo para que se lo
lleve al Senñ or.

4.- SU PRESENCIA AL FINAL DE LOS TIEMPOS.


4.1. María signo de esperanza cierta.
Maríáa es un signo seguro para nuestra esperanza, pues en ella Dios ha cumplido
todas sus promesas. Ella es una prueba viva de que Dios cumple Su Palabra, y su
ejemplo nos alienta a no desfallecer.

4.2. Su presencia nos fortalece y sostiene.


Maríáa con su oracioá n dio comienzo en aqueá l Pentecosteá s a la Evangelizacioá n del
mundo. Desde entonces y hasta nuestros tiempos en que el Papa nos llama a una
Nueva Evangelizacioá n, siempre ha estado acompanñ ando a la Iglesia en esta tarea tan
apremiante. En todas y cada una de las tareas que la Iglesia realice para proclamar a
su Hijo y hacer presente el Reino de Dios, Maríáa estaá ahíá.
"Sea ella la estrella de la Evangelizacioá n siempre renovada que la Iglesia, doá cil
al mandato del Senñ or, debe promover y realizar, sobre todo en estos tiempos
difíáciles y llenos de esperanza" (E.N. 81).

4.3. "Hagan lo que El les diga".


Como en la Bodas de Canaá , la voz de Maríáa se deja oíár nuevamente hoy :"Hagan lo
que EÓ l les diga". Ella no cambioá el agua en vino, ni movioá los jarrones, ni llevoá el vino
al mayordomo. Pero síá lo preparoá todo para que el milagro se realizara: Intercedioá
ante su Hijo, exhortoá a los sirvientes y despueá s, silenciosamente, volvioá a tomar su
lugar, confiando en Su Hijo.
Hay que notar que el Evangelio dice que Maríáa le dijo "a los que servíáan". Esa
significa que tuá y yo debemos hacer servidores de los demaá s para poder oíár la voz de
Maríáa y colaborar en los milagros del Senñ or.

5.- CONCLUSIÓN.
5.1. María Madre de Dios, Madre de la Iglesia y Madre de los
hombres.
Asíá pues, Maríáa es, por voluntad Divina, Madre de Dios y Madre de los hombres. No
es una simple devocioá n, sino un hecho central de nuestra Fe. Ella es tambieá n Madre
de la Iglesia, pues nos ha dado la Fe en Cristo, y le ha dado a Cristo un Cuerpo, que es
precisamente el cuerpo de la Iglesia

5.2. María la llena de Gracia, modelo del hombre nuevo.


Maríáa, llamada por la Palabra de Dios "Llena de Gracia" es, ha sido siempre, para los
cristianos el modelo a seguir. Ella es nuestro modelo. Ahora que has vivido tu
Jornada, ahora que has descubierto la Gracia de Dios, tienes tuá tambieá n un nuevo
modelo a seguir: La Madre de Dios.
La cooperacioá n de la Madre de la Iglesia en el desarrollo de la Vida Divina de las
almas no se agota en su intercesioá n ante su Hijo. Ella ejerce ademaá s sobre los
hombres redimidos otro influencia, es un ejemplo, un modelo para el cristiano.
Te invito a que la sigas, a que camines en sus huellas, a que hagas de Ella el modelo
diario de tus pensamientos, de tus acciones, de todo lo que vivas:
 Vivir como Maríáa,
 Pensar como Maríáa
 En todo sentir y actuar como Maríáa

5.3. Tienes una Madre que está en los cielos, hay que verla como tal,
y seguir su ejemplo, para llegar a Dios.
Maríáa acoge la Palabra de Dios como algo maravilloso, porque ella ya vive para Dios.
Y si El es su duenñ o y ella esclava, aceptarlo y obedecerlo es lo normal. Esto ya para
ella es tan habitual, que la voluntad de Dios y la suya son una sola. Obedece sin
condiciones. Por esto la asocia al Misterio de la Redencioá n del hombre. Maríáa
obedece... Dios se Encarna... el hombre es Redimido. Vivamos asíá nosotros. Dios nos
quiere dispuestos a obedecerle, para construir con nosotros el Reino. Maríáa nos
ensenñ a coá mo hacerlo si queremos aprender.
Te invito ahora a consagrar toda tu vida a Maríáa, para que Ella, la "Llena de Gracia",
conserve la Gracia divina en tíá.

TODO A JESÚS POR MARÍA


TODO A MARÍA PARA JESÚS

Citas:

María, estrella del mar, que también resplandece en toda la tierra y


reanima las almas más que los cuerpos, ella es esta espléndida estrella que
se levanta sobre la inmensidad del mar, brillando por sus méritos,
iluminando con su ejemplo.

¡Oh!, tú que te sientes lejos de tierra firme, arrebatado por la marea del
mundo, en medio de tormentas y tempestades, no retires lo ojos de la luz
de este astro si no quieres zozobrar. Si el viento de las tentaciones se
levanta, si el escollo de las tribulaciones se alza en tu ruta, mira la estrella,
invoca a María. Si estás envuelto en la marea del orgullo, de la ambición,
de la murmuración, de la envidia, mira la estrella, llama a María. Si la
cólera, la avaricia, los deseos impuros sacuden la navecilla de tu alma,
mira hacia María. Si turbado por la enormidad de tus crímenes,
avergonzado por la liviandad de tu conciencia, espantado por el temor del
juicio, comienzas a dejarte llevar por la tristeza, a deslizarte en la
desesperación, piensa en María. En los peligros, las angustias, las dudas,
piensa en María, invoca a María.

Que su nombre no se aleje jamás de tus labios, de tu corazón. Y para


obtener el socorro de su oración, no desperdicies el ejemplo de su vida.
Siguiéndola estás seguro de no desviarte; suplicándole, de no
desesperarte; consultándole, de no equivocarte.

San Bernardo
Acto de consagración a la inmaculada virgen maría

Díágnate recibir mi alabanza, oh Virgen bendita,


Inmaculada Concepcioá n, Reina del cielo y de la tierra,
Refugio de los pecadores y Madre amantíásima
a quien Dios quiso confiar todo el orden de la misericordia.

Heme aquíá a tus pies, yo, . . . pobre pecador.

Te suplico acepta mi ser todo entero


como tu bien y tu propiedad.
Obra en míá seguá n tu voluntad, en mi alma y mi cuerpo,
en míá vida, mi muerte y mi eternidad.

Dispoá n de míá, ante todo, como tuá lo desees


para que se realice en fin lo que se ha dicho de ti:
"La mujer aplastaraá la cabeza de la serpiente"
y tambieá n: "Tuá sola venceraá s las herejíáas en el mundo entero".

Que en tus inmaculadas manos tan ricas en misericordia,


lleguen a ser un instrumento de tu amor
capaz de reanimar y dilatar plenamente
tantas almas tibias y extraviadas.

Asíá se extenderaá sin fin


el Reino de Corazoá n divino de Jesuá s.
Verdaderamente, tu sola presencia atrae las gracias
que convierten y santifican las almas,
puesto que la Gracia brota del Corazoá n divino de Jesuá s
sobre todos nosotros pasando por tus manos maternales

San Maximiliano Maríáa Kolbe

Consagración
Te escojo hoy, oh Maríáa,
en presencia de toda la corte celestial
por Madre y Reina míáa.
Te entrego y te consagro con toda sumisioá n y amor
mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores,
y hasta el valor de mis buenas acciones
pasadas, presentes y futuras,
dejaá ndote entero y pleno derecho
de disponer de míá y de todo cuanto me pertenece,
sin excepcioá n, seguá n tu agrado,
para mayor gloria de Dios en el tiempo y la eternidad
(San Luis - Maríáa Grignion de Montfort).

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