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Las Fronteras de los Colegios Jesuitas en América Latina1.

2
Pablo Cárdenas Garaycochea

“Donde quiera que en la Iglesia, incluso en los campos más difíciles y de


primera línea, en los cruces de las ideologías, en las trincheras sociales,
ha habido o hay confrontación entre las exigencias urgentes del hombre
y el permanente mensaje del Evangelio, allí han estado y están los
jesuitas” (Pablo VI, CG32, 3 de diciembre de 1974).

Ignacio de Loyola fue un visionario que supo responder a un determinado contexto de grandes
cambios y grandes transformaciones. La compañía de Jesús surge como una respuesta diferente
en esos tiempos de nuevas certezas y cambios de paradigma. La manera de proceder de los
jesuitas ha sido siempre el situarse en las fronteras de la Iglesia. Ha sido esa la recomendación que
el mismo Benedicto XVI hizo a su última Congregación General, instancia máxima de gobierno:

“La Iglesia les necesita, cuenta con ustedes y en ustedes sigue confiando, particularmente
para alcanzar aquellos lugares físicos y espirituales a los que otros no llegan o encuentran
difícil hacerlo” (Benedicto XVI, Audiencia Congregados, 21 de febrero de 2008, No 2).

Desde esa invitación, si los colegios de la Compañía de Jesús están en sintonía con esa manera de
proceder, entonces la pregunta que se formula a continuación será ¿Cuáles son las fronteras hacia
donde deben caminar los colegios jesuitas? Iniciar esta reflexión lleva, en primer lugar, a situarse
nuevamente en las raíces y preguntarse por el origen de los colegios jesuitas, la finalidad que
Ignacio vio en los mismos; en segundo lugar preguntarse por el sentido de lo que se debe
entender como frontera, y, desde ahí, repreguntarse por su nuevo rol evangelizador.

¿Cómo surgen los colegios?

“Un colegio había sido fundado en Gandía,España, para la educación de los que se disponían a
entrar en la Compañía de Jesús; en 1546 comenzaron a admitirse otros jóvenes de la ciudad, ante
la insistente petición de sus padres. El primer “colegio de la Compañía”, en el sentido de una
institución primariamente destinada a seglares, fue fundado en Messina, Italia, solamente dos
años después”.3

1
Artículo publicado en: Revista Mensajero Familia Nro 1424, 1425 y 1426 Año 2010, Bogotá D.C. Revista publicada por
ACODESI (Asociación de Colegios Jesuítas de Colombia)
2
El autor es Magister en Educación por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, y ha sido colaborador apostólico
desde el año 1999 en colegios de la Compañía de Jesús en Lima y Bogotá. (pablo.cardenasg@gmail.com)
3
Características de la Educación de la Compañía de Jesús, n. 185.
Ignacio nunca pensó en una vasta organización de colegios en sí misma. Estos surgen de manera
circunstancial desde una serie de necesidades concretas, a pesar de que estas instituciones nunca
estuvieron dentro de su visión original, consciente de que podían frenar la dinámica de
movimiento que necesitaban los primeros compañeros: “Ignacio quería que los jesuitas se
mantuvieran libres para poder desplazarse de un lugar a otro donde la necesidad fuera mayor; y
estaba convencido de que las instituciones les fijarían en un lugar e impedirían su movilidad”.4

A pesar de ello, Ignacio y los primeros compañeros logran vislumbrarlos como una herramienta
para la finalidad que ellos andaban buscando:

“Pero los compañeros tenían sólo un propósito: “servir y amar a su Divina Majestad en todas las
cosas”; estaban dispuestos a adoptar cualquier medio que pudiera mejor ayudar a cumplir este
amor y servicio de Dios, en el servicio a los demás”.5

Quinientos años después probablemente las razones primarias que llevaron a Ignacio a fundar los
primeros colegios distan mucho de lo que ahora son esta enorme red educativa, de sus fines y de
los distintos desafíos a los que se van enfrentando. Sin embargo, siguen constituyendo una gran
oportunidad de construcción de espacios del servicio de la fe y la promoción de la justicia:

“La espiritualidad ignaciana tiene como característica importante la adaptación a los tiempos y a
los lugares, de acuerdo a lo que una mirada atenta de la historia y abierta al Espíritu nos va
revelando como puntos privilegiados y candentes, donde se juega la afirmación de Dios y de la
dignidad humana”.6

¿Qué es aquello que está detrás de un colegio jesuita que no debe olvidarse?

Los Ejercicios Espirituales marcan una corriente de espiritualidad en la Iglesia, un estilo de vivir el
Evangelio en el mundo, una apasionada forma de seguir a Cristo; estos mismos Ejercicios
Espirituales son el elemento que se encuentra detrás de la propuesta educativa al estilo de la
Compañía de Jesús. Se trata de una espiritualidad hecha pedagogía, y toma los nombres de
Pedagogía Ignaciana y Paradigma Pedagógico Ignaciano, elementos que deben dinamizar y

4
Características de la Educación de la Compañía de Jesús, n. 184.
5
Características de la Educación de la Compañía de Jesús, n. 184.
6
Desafío de América Latina y Propuesta Educativa AUSJAL, 1995, n.109
estructurar el funcionamiento de todo colegio jesuita, que en palabras del P. Kolvenbach SJ deben
de llevar a nuestros estudiantes a construir lo que él llama humanismo cristiano:

“Desde sus orígenes en el siglo XVI nuestra educación se ha dirigido al desarrollo y trasmisión de un
auténtico humanismo cristiano. Este humanismo tiene dos raíces: la experiencia espiritual
específica de Ignacio de Loyola, y los desafíos culturales, sociales, religioso del Renacimiento y la
Reforma de Europa.[…] Es un humanismo, una sensibilidad humana que debe lograrse de nuevo
dentro de las demandas de nuestro tiempo y como resultado de una educación cuyo ideal está
influido por los grandes mandamientos: amar a Dios y al prójimo”.7

Desde esa línea, la pregunta más importante que me he formulado en este tiempo es: ¿Cuál es la
impronta de un colegio jesuita, aquello que lo define como tal? ¿Qué es aquello que lo hace
diferente de otras propuestas educativas católicas? La respuesta viene de la mano de los párrafos
anteriores: La espiritualidad transmitida por y recibida en los Ejercicios Espirituales. Esto
constituye una afirmación categórica que se aterriza de manera concreta en un elemento que es
fundamental: la “cura personalis”, la atención de la persona.

La riqueza de esta perspectiva evangélica está en la invitación a descubrir a Dios a la manera de


Jesús en todas las cosas para, con plena libertad, convertirse en sus manos, en un proceso de
discernimiento, medio por el cual se irá respondiendo a las invitaciones de Él desde lo más vital y
profundo de la vida. La libertad y el discernimiento son esenciales en la propuesta ignaciana. Pero
todo ello desde el acompañamiento al ejercitante, que es libre, y que le ayuda a buscar y
encontrar los distintos senderos y posibilidades, elegirlos e ir caminando. El acompañamiento (del
estudiante) es esa impronta particular que debe de tener todo colegio de la Compañía. Es ese
acompañamiento personal el instrumento que permitirá que los diferentes miembros de estas
instituciones puedan entender y permearse de esa manera de proceder: Descubrir un Dios que
habla de manera personal, que ama y perdona incondicionalmente y que se hace realidad aquí y
ahora en cada instante en las aulas de clase, en las relaciones laborales, en la transformación de
conflictos; de cara a contribuir, con excelencia, en la construcción de un mundo más humano y
más fraterno, en donde la dignidad del ser humano juegue un rol esencial.

7
Peter-Hans Kolvenbach SJ, La pedagogía ignaciana hoy Discurso a los participantes del grupo de trabajo sobre «LA
PEDAGOGÍA IGNACIANA: UN PLANTEAMIENTO PRÁCTICO» Villa Cavalletti, 29 abril 1993
Espiritualidad, pedagogía ignaciana y acompañamiento. Los sistemas de gestión de calidad, los
procesos articulación, las propuestas metodológicas, la construcción de las funciones docentes,
etc., serán formas que deben irse construyendo desde estos tres ejes que no solamente permean
la propuesta educativa, sino que se deben hacer evidentes y tangibles en la vida cotidiana del
colegio jesuita. Visto desde la perspectiva pedagógica, podemos decir que ese debe ser el centro
de su cultura organizacional. Visto desde las palabras de maestro Ignacio, esa debe ser su manera
de proceder.

¿Cuáles son las nuevas fronteras de los colegios?

Según Tony Mifsud s.j. el término frontera en los textos de la Congregación General XXXV se
entiende “dentro del contexto de la misión, teniendo básicamente tres referencias: a) geográfico
(territorial), (b) cultural (costumbres y significados), y (c) social (grupos sociales). Además, se
emplea en un contexto de desafío que la misma misión implica, en el sentido de asumir lo nuevo (el
riesgo de lo diferente) y la ruptura con divisiones deshumanizantes desde la perspectiva del débil y
vulnerable (la necesaria conflictividad)”.

Además agrega que:

“Una frontera no significa necesariamente tan sólo un campo nuevo (un qué) para la acción sino
también una obra tradicional pero vista con ojos distintos (un cómo) para poder reconocer los
nuevos desafíos que van emergiendo en ella. Así, por ejemplo, en todo el campo de la educación
(obra muy tradicional en la Compañía) se presentan nuevas fronteras […] que es preciso
enfrentar”.

Pensar en las fronteras de los colegios significa descubrir una realidad que muchas veces es dura y
cuestionante: ¿Estamos realmente situados en la frontera? ¿No hemos más bien retrocedido, y
nos hemos mimetizado con la mayoría en muchas cosas? Nos hemos ido dentro de las murallas de
aquello que se conoce; actuamos y hacemos lo mismo que todos hacen. Las mismas propuestas,
los mismos caminos. Ignacio nos instaló en la frontera, pero con el correr del tiempo esa frontera
se ha ido desplazando, y hemos terminando alejados de ella. ¿Realmente hemos pensado en las
nuevas fronteras de lo educativo? En los nuevos desafíos ¿respondemos de una manera distinta a
las nuevas maneras de entender los procesos de enseñanza y aprendizaje, de entender la cultura
escolar y juvenil, de responder a los nuevos desafíos y realidades del profesorado? ¿Qué es lo
nuevo, lo novedoso, la manera distinta de hacer las cosas? ¿Cuál es nuestra manera de proceder
que permea de manera particular aquello que los demás hacen pero que al apropiárnoslo toma un
matiz y un carisma diferente? ¿Qué propuestas, proyectos, ideas novedosas, cuestionadoras,
críticas, desestructuradoras, evangélicas se vienen trabajando en los últimos años los Colegios de
la Compañía en América Latina? ¿Qué experiencias se conocen, se reconocen, se replican?

Sería un error negar que muchos colegios han ido respondiendo a estos desafíos de manera
particular. Es innegable ir viendo los procesos de articulación y construcción de un discurso
coherente en una propuesta pedagógica que se ha venido trabajando a lo largo de muchos años.
Pero creo que la frontera quedó lejos de los colegios hace mucho tiempo. Y es que las dinámicas
hoy son mucho más rápidas que en el pasado. Tenemos que cambiar el ritmo, un ritmo que no es
lineal sino oscilante. Es tarea en dos pasos entonces. El primero, caminar hasta la frontera, el
segundo, situarse en ella, respondiendo de manera creativa.

Caminando hasta la frontera y situándose en ella

Los directivos de los colegios

Caminando hasta la frontera:

De los 95 colegios miembros de FLACSI (Federación Latinoamericana de Colegios Jesuitas), hoy en


día 58 son dirigidos por rectores jesuitas, los 37 colegios restantes son dirigidos por laicos, de los
cuales, 23 son varones y 14 mujeres. Es decir, el 39% de los colegios son llevados por compañeros
apostólicos de misión, 24% varones y 15% mujeres (Véase ANEXO 1). Son laicos que de una u otra
manera se han vinculado a la espiritualidad ignaciana, a los colegios y su propuesta; y por
diferentes razones han recibido este encargo, asumiendo responsabilidades directivas. Las cifras
anteriores abren de por sí otro espacio de reflexión con otros nuevos desafíos. Su papel es vital y
relevante, pero deben de compartir y vivir con exigencia máxima la manera de proceder ignaciana:
No se puede pensar en directivos de un colegio jesuita que no vivan periódicamente la experiencia
de los Ejercicios Espirituales, y que la práctica del Examen de Conciencia no sea algo frecuente. Un
directivo de colegio jesuita debe de ser un profesional altamente capacitado y comprometido,
pero si no tiene esa particular manera de proceder, no podrá ser capaz de permear la propuesta
ignaciana al resto de la organización. Estas dos prácticas permiten algo muy sencillo: no olvidar
que se vive en una organización escolar que mira todo desde los ojos de la fe.
Situándose en la frontera:

La preocupación por la calidad de la educación es un hecho vital y relevante, y no se puede negar


que la implementación de sistemas de gestión de calidad en las organizaciones educativas ayudan
a mejorar no sólo el funcionamiento de la misma, sino que también impacta en los procesos
formativos de los y las estudiantes8. Sin embargo, el desafío está en seguir pensando en visiones
más globales e integrales de los sistemas de gestión de calidad. Los sistemas de calidad están en
función de ayudar, no son el fin en sí mismo. Ayudan a la planificación y a la sistematización de
aquello que se busca. La propuesta de formación integral que se plasma en los diversos proyectos
educativos de los colegios podría generar indicadores que a su vez dieran como lugar una
certificación de calidad ignaciana, que permita evaluar y ver la manera en como la propuesta
aterriza y camina a lo largo del tiempo en los procesos de los estudiantes. Sabemos y somos
conscientes que la propuesta es buena. Pero muchas veces no sabemos ni la fuerza del impacto, ni
los procesos puntuales en los que impactan, y por ende no podemos reconocer las debilidades y
fragilidades de la propuesta.

Por otro lado, generar climas institucionales que ayuden a entender el fondo de la cultura de la
calidad. Saberse enfrentar a ese miedo de perder las certificaciones de calidad. El miedo nunca
ayuda. ¿Qué pasaría si un colegio pierde su certificación? ¿Qué ocurriría si decide renunciar a ella?
¿Cómo generar climas organizacionales que permitan desarrollar la misión y visión que plantea la
organización? ¿Cómo pensar y proyectar los procesos educativos en función de los recursos y la
infraestructura que se posee para los próximos 25 a 30 años? ¿Cuáles son las proyecciones y los
lineamientos estratégicos y las maneras como van a responder a los desafíos concretos de sus
entornos durante la primera mitad del siglo XXI?

Los docentes, su manera de proceder y su formación:

Caminando hasta la frontera:

El secreto del éxito de toda propuesta educativa, radica en gran medida en los profesores de los
que dispone. Ellos constituyen el capital más valioso de la organización escolar. Se puede tener
pocos recursos, o grandes tecnologías, pero sin docentes empapados de una mística de

8
Al respecto puede verse la investigación realizada por Cárdenas, P. y otros (2010), Impacto de la Certificación Iso
9001:2000 en la Visión y Misión de Una Institución Educativa de Educación Preescolar, Básica y Media Certificada, PUJ,
Bogotá.
creatividad, dispuestos a romper constantemente los paradigmas, que sean capaces de
preguntarse y cuestionarse siempre si la manera de actuar es y debe ser siempre la misma. El
desafío de compaginar la creatividad y la innovación con uno de los grandes activos de los mismos
colegios jesuitas: la tradición.

No se puede negar que los Colegios de la Compañía son colegios tradicionales. La historia y su
presencia a lo largo del tiempo en las distintas ciudades o comunidades han hecho de ellos
modelos sólidos de continuidad. Sin embargo el gran peso de la tradición, generadora de identidad
tiene una gran desventaja: muchas veces no da espacios para la innovación y la creatividad. A
pesar del espacio de libertad que se respira en un colegio de la compañía, sistematizar propuestas
innovadoras, puede resultar difícil, incómodo e incluso hasta molesto. Pero eso no debe ser la
excusa de que ya todo está inventado y que no hay nada para innovar. Una tradición que no se
renueva está condenada a desaparecer.

Por otro lado, se debe tener docentes formados y preparados desde la propuesta educativa
ignaciana. Si bien la vivencia de los retiros espirituales, se viene convirtiendo en algo propio de la
cultura organizacional de los colegios, una primavera no hace verano. ¿Cuáles son los planes de
formación que existen no solo en la dimensión académica, sino en la dimensión espiritual de los
docentes? ¿Cuántos de nuestros docentes han interiorizado lo que es la experiencia del Examen
de Conciencia como un alto en el camino cotidiano para poder descubrir en todo la presencia de
Dios? ¿A cuántos de nuestros docentes hemos formado en la práctica de un acompañamiento
ignaciano? Si la gran mayoría de nuestros docentes, más allá de las tomas de contacto y de las
reuniones de programación, tuvieran el espacio para el examen de conciencia podríamos generar
un cambio en la mística de los docentes. El examen de conciencia debe de ser uno de los
elementos propios de la cultura organizacional de los docentes de un colegio de la compañía de
Jesús, y eso es un no-negociable. ¿La razón? Si se desarrolla una rutina para poder encontrar en
todo la presencia de Dios en la vida, la experiencia del acompañamiento a los estudiantes cobra
también una connotación diferente. Se convierte en no solo en una responsabilidad, sino que
cobra un matiz evangelizador, y se convierte también en una experiencia de fe. Ignacio tenía
mucha claridad en la exigencia del examen de conciencia, en un momento en que necesitaba
jesuitas que fuesen activos, dinámicos y constantes: “Contemplativos en la acción”. Es posible
permear esa mística en los docentes de un colegio de la Compañía. Pero no solo es posible, sino
necesario. El acompañamiento y el examen de conciencia se articulan como una respuesta sencilla
y concreta que se aterriza en el espacio cotidiano del aula y de la vida cotidiana de una
organización escolar.

Situándose en la frontera:

Las nuevas tendencias laborales de los jóvenes ya no giran en torno al paradigma de quedarse en
una sola organización en donde hacer carrera y pasar allí toda su vida laboral. Los jóvenes
articulan su vida laboral pensando en proyectos de corto y mediano plazo. Eso significa
permanecer en una organización por un periodo que va entre uno y tres años y a partir de ahí,
abrirse a nuevos proyectos y a nuevos horizontes. El problema es que nuestros esquemas de
formación docente no contemplan estos nuevos paradigmas. Los programas de formación de los
maestros se piensan entre tres y cinco años. Desde que el nuevo docente llega, hasta que va
integrándose y conociendo la propuesta educativa. El problema es que cuando ya lo tenemos
formado, pues muchos de ellos se aburrieron o entran a buscar nuevos rumbos laborales.
Tenemos que pensar en nuevas maneras de trabajar con los docentes en el mediano y largo plazo.
¿Cuántos colegios tienen planes de formación “integral” para sus docentes? ¿Cuántos de estos
planes están pensados en jóvenes que van a laborar con nosotros un tiempo promedio de 3 a 5
años? Un primer año de contextualización, pero también de formación, un segundo año de
afirmación en la propuesta y un tercer año donde brinden a la institución aquello aprendido,
aquello que se les ha empoderado y desde ahí, ayudarles a darles alas para que agarren rumbos
hacia otros proyectos, de manera que también lo que se les pueda brindar desde nuestras
organizaciones contribuya y aporte a los lugares hacia donde marchen. Una propuesta que
también contribuye con la sociedad formando docentes a la manera ignaciana.

Normalmente las hojas de vida o currículos laborales contemplan la formación académica y la


formación profesional. Las organizaciones modernas han descubierto y han desarrollado
esquemas que les permitan encontrar personas de acuerdo a perfiles de personalidad,
capacidades relacionales, de trabajo en equipo y pro-actividad. Se debe desarrollar propuestas
que permitan afinar el perfil humano que se busca en los docentes que llegan a trabajar con
nosotros. ¿Cuántas veces evaluamos la inteligencia emocional de los nuevos docentes antes de
que entren a laborar con nosotros? ¿Su capacidad de resolución de conflictos? ¿Su inteligencia
para crear vínculos, establecer relaciones, crear empatías y sinergias con los niños y adolescentes,
su capacidad de escucha, para resolver problemas, sus niveles de creatividad y de pro-actividad?
¿Cuántos de nuestros programas de formación docente permanente, si es que existen,
contemplan procesos de formación en resolución de conflictos, en enseñar a realizar un
acompañamiento desde lo ignaciano? Si somos insistentes en que los docentes sepan acompañar
a los estudiantes ¿Quienes acompañan a nuestros docentes? ¿Dónde se brindan esos espacios de
humanidad para brindarles a ellos también una propuesta de acompañamiento ignaciano que los
ayude y contribuya en el proceso de discernimiento de su propia vida? No se puede dar aquello
que no se tiene. Si uno nunca ha sido acompañado, es difícil que desarrolle herramientas y
habilidades óptimas para ser buenos acompañantes.

La Cibercultura:

Caminando hasta la frontera:

Muchos de nuestros colegios tienen la ventaja de poder acceder a recursos que les permite estar
en la punta de las innovaciones tecnológicas, así como en la implementación de recursos para
poder brindarles a los estudiantes y a los docentes tecnologías de vanguardia que son
aprovechadas de manera innovadora y satisfactoria por ellos.

Se vienen dando también procesos de articulación que han permitido que la experiencia de
trabajo con las TIC, no se centren únicamente en las materias de informática, sino que van siendo
integradas con el trabajo que se viene realizando desde diferentes áreas académicas y espacios de
formación. Es importante seguir articulando estos procesos, de manera que sean capaces de ser
elementos que atraviesan las diferentes áreas de formación de los estudiantes. Pero vivir y
comprender la cibercultura no es sólo tener computadores de última generación, proyectores, o
pizarras inteligentes. Estos son elementos importantes, constituyen un primer paso en un mundo
cambiante de manera vertiginosa, pero lo relevante es saber qué hacemos y cómo generamos con
ellos nuevas y distintas maneras de trabajar el fondo de nuestra propuesta.

Situándose en la frontera:

Javier Echevarría9y su planteamiento sobre los Tres Entornos es un enfoque clave sobre los
cambios tecnológicos y la educación. En su ensayo “Educación y Tecnologías Telemáticas”10

9
Javier Echeverría (Pamplona, España) es Licenciado en Filosofía (1970) y en Matemáticas (1970) y Dr. en Filosofía
(1975) por la Universidad Complutense de Madrid. En 1980 obtuvo el título de Docteur d'Etat-ès Lettres et Sciences
Humaines en la Université Paris I (Panthéon-Sorbonne). autor de libros como Telépolis (Barcelona, Destino, 1994).
Cosmopolitas Domésticos (Barcelona, Anagrama, 1995)Los Señores del Aire: Telépolis y el Tercer Entorno (Barcelona,
Destino, 1999).
publicado en la Revista Iberoamericana, Echevarría nos acerca a la reflexión sobre las Tecnologías
de la Información, y las transformaciones en la sociedad, en los hogares, en la educación, así como
el cambio en la percepción y la visión de la realidad a partir de la incursión de las tecnologías y su
conformación en un entorno diferente al mundo físico que vemos y que comprendemos. La
aparición de un entorno que es diferente, pero que interactúa con los entornos que conocemos.

El Primer entorno es la naturaleza, en donde el instrumento educativo principal es la lengua


materna. Junto a ella se desarrollan otros instrumentos educativos: la tradición oral, los juegos y
las fiestas locales, los sentidos y el mismo cuerpo. El Segundo Entorno corresponde entonces a la
ciudad (polis), en donde el instrumento educativo principal es la escritura, y en torno a él giran
otros instrumentos educativos tales como la familia, la escuela, el estado y la calle. El Tercer
Entorno es el espacio telemático. En él surgen nuevas modalidades de “naturaleza”
(telenaturaleza), de juegos, de memoria, de percepción. Entorno que tiene como una de sus
principales características que es esencial, representacional (simbólico), con nuevas maneras de
interacción, con nuevas percepciones, así como concepciones distintas de tiempo y espacio. Es en
el tercer entorno en donde el tiempo y el espacio son totalmente relativos y rompen todos los
parámetros del primer y del segundo entorno. Este tercer entorno empieza a desarrolla sus
propios códigos y sus propias maneras de relacionar e interactuar. El tercer entorno no es solo un
espacio de comunicación e información, ha construido ya un nuevo espacio social.

Y como nuevo espacio social también poseerá sus propios instrumentos educativos que ayuden a
los individuos a adaptarse a la comunicación, memoria, juegos, interacción y simbología de esta
nueva estructura social. Uno de los errores que hemos cometido aquellos que somos ciudadanos
del primer y segundo entorno es que en todo este tiempo hemos tratado de adaptar las
herramientas del tercer entorno al segundo, sin ser conscientes que se trata de un entorno
totalmente distinto. A nivel de educación el desafío consiste en pensar la educación en y para el
tercer entorno. Descubrir como será la escuela del tercer entorno o “teleescuela” y cuáles van a
ser los instrumentos educativos más importantes en él.

Desarrollar propuestas articuladas y compartidas que permitan no solo entender sino hacer uso de
tecnologías mucho más cotidianas y que forman parte ya de la cultura de los adolescentes.

10
Echevarría Javier, Educación y Tecnologías Telemáticas En: Revista Iberoamericana Nro 24, Setiembre-Diciembre 2000:
http://www.rieoei.org/rie24a01.htm. Consultada el 22 de abril de 2010. La Revista Iberoamericana de Educación es una
publicación monográfica cuatrimestral editada por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI)
En lo relacionado al uso de ipods, iphones y otros aparatos que van integrando las tecnologías de
telefonía, cámara, e internet, no existen experiencias que hayan sido compartidas de la manera y
la forma en cómo estos aparatos puedan ser usados como parte cotidiana del trabajo en el aula.

Aún no hemos terminado de entrar en los espacios de la virtualidad. Es necesario pensar en


experiencias que nos permitan incursionar en esos mundos, en las riquezas que pueden
brindarnos. En varios mundos virtuales muchas universidades ya han iniciado sus incursiones
académicas. ¿Pueden los colegios re-crearse y situarse allí?, no solamente es posible, sino también
necesario en el camino de descubrir esos nuevos espacios.

La escuela debe de pensarse con nuevas maneras de romper los esquemas de tiempo y espacio
que manejan actualmente. Es posible pensar en propuestas, en ideas de aprendizaje que permitan
generar espacios de aprendizaje en estos mundos virtuales que rompan los muros del aula, y que
reconfiguren nuevas maneras de entender y percibir la temporalidad lineal.

Las redes sociales, como elemento central de la web 2.0 abren nuevas dinámicas de interacción
que no solo son fuente de información, sino que pueden constituir fuentes impresionantes de
aprendizaje. Las universidades han logrado ver esto con mayor claridad, y varias de ellas poseen
un espacio institucional que permite básicamente ser un espacio de comunicación con los
estudiantes. Los colegios todavía no han visto con claridad esta posibilidad. Existen espacios
creados de manera natural por ex-alumnos, por estudiantes, pero la mayoría de los colegios no
cuenta con espacios institucionales en estas redes. Pero no solo eso, sino que no hemos pensado
cómo desarrollar desde ahí espacios de aprendizaje, de enseñanza de una manera integral.

El tercer entorno ya existe, se halla funcionando, con su propia dinámica, no solo es un espacio
que se adapta al mundo real, sino que constituye de por sí un mundo distinto y diferente. ¿Qué
espacios y propuestas desarrollamos y abrimos desde aquí, que no sean experiencias aisladas sino
que se puedan integrarse a este nuevo mundo, extraño y desconocido. Si francisco Javier fue el
que inicio la aventura hacia la india, y el colegio de Goa fue toda una fuente de conocimiento,
inculturación del evangelio, es posible pensar, soñar y aceptar el desafío de pensar en los colegios
incursionando en el mundo del tercer entorno, abriendo desde ahí posibilidades que todavía
podrían resultar desconocidas. Este sí es otro mundo que aún queda por descubrir y por explorar.
¿Y todo esto para qué?

“Nuestra educación tiene una determinada visión de Dios, del ser humano, del mundo, y una
misión muy precisa. Esta visión y misión no son negociables. Ellas son como nuestras señas de
identidad, que nos distinguen dentro del océano globalizador y nos diferencian de él”11

Nos quedan todavía muchos nuevos desafíos que seguir enfrentando desde la escuela, la nueva
construcción de la cultura juvenil, la voz que les transmitimos a nuestros estudiantes frente a los
nuevos desafíos éticos, los pasos a caminar en el cuidado del ambiente. La propuesta, insisto, no
es lineal, no se trata de llegar hasta la frontera, y en segundo lugar situarse en ella, porque sino
nos volvemos a quedar atrás. Las fronteras son dinámicas y cambiantes, y mientras vamos
caminando hacia ellas, vamos respondiendo a las mismas, en dos movimientos que deben de ir
corriendo en paralelo. La primera es más sencilla, porque es ponerse a tono con aquello que ya
está y que todos han ido haciendo. La tentación de ello es quedarnos en la planificación a largo
plazo, que es útil y necesaria, pero que si no está acompañada de pasos y gestos de corto plazo,
simplemente queda construida en el discurso y devorada por el paso inclemente del tiempo.

Creo que de lo que se trata es de volvernos a situar con una cultura organizacional que nos
permita seguir siendo generadores de nuevos caminos. Si vamos recuperando esos elementos
importantes lo demás se puede seguir dando por añadidura. Recuerdo hace unos años le
preguntaba a un ex-alumno del colegio de los jesuitas de Lima, por qué razón sus padres lo había
colocado en ese colegio y no en otro. Él me respondió:

“Cuando mi papá buscaba un colegio para mi hermano y para mí, se recorrió los colegios privados
más importantes de Lima, todos ofrecían excelente inglés, con una visión de terminar la vida
escolar y buscar un futuro fuera del país, diferentes enfoques a cual más mejor. Pero lo que le
gusto del colegio de los jesuitas fue que descubrió la posibilidad de que sus hijos pudieran crecer
pensando nuestro país, vivirlo y acercarse a esa realidad de la que no podemos ser indiferentes”.

Finalmente, seguir construyendo un caminar que nos siga llevando a formar esos hombres y
mujeres que el P. Pedro Arrupe S.J. solicitaba de nuestros colegios:

11
Peter-Hans Kolvenbach SJ, Los desafíos a la Educación Cristiana a las Puertas del Tercer Milenio. Arequipa, 18 de julio
de 1998. Consultado en: http://eduignaciana.tripod.com/docum/desafios.pdf el 26 de abril de 2010.
“Hombres de servicio según el Evangelio.[…] hombres movidos por la auténtica caridad evangélica,
[…]La justicia no logra su plenitud interior sino en la caridad. El amor cristiano implica y radicaliza
las exigencias de la justicia al darle una motivación y una fuerza interior nueva. Con frecuencia se
olvida esta idea elemental: que la fe debe estar informada por la caridad y que la fe se muestra en
las obras nacidas de la caridad; y que la justicia sin caridad no es evangélica”.12

ANEXO 1

Número de rectores jesuitas y de rectores laicos en los Colegios de la Compañía de Jesús en


América Latina

Número de
Colegios Rector SJ Laico varón Laico mujer
Argentina 16 4 6 6
Bolivia 3 3 0 0
Brasil 14 10 2 0
Chile 12 6 3 4
Colombia 10 8 1 1
Ecuador 6 5 1 0
El salvador 1 0 1 0
Honduras 1 1 0 0
Guatemala 2 2 0 0
México 7 3 4 0
Nicaragua 2 1 1 0
Panamá 1 1 0 0
Paraguay 3 2 1 0
Perú 4 3 1 0
Puerto Rico 1 1 0 0
Republica dominicana 4 3 1 0
Uruguay 3 2 0 1
Venezuela 5 3 1 2
Total 95 58 23 14
100% 61% 24% 15%
Fuente Propia: El cuadro se elaboró a partir de la información brindada por la Flacsi en su página web:
http://www.flacsi.net/paginas/01_colegios/00_colegios.html. consultada el 19 de abril de 2010.

12
Arrupe, Pedro, Nuestros Colegios: Hoy y Mañana. Alocución en la Clausura del Simposio sobre Educación en Centros
de 2ª Enseñanza. Roma, 13 de septiembre de 1980. Consultado en: http://eduignaciana.tripod.com/docum/arrupe1.pdf
el 26 de abril de 2010

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