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“La propiedad”
Licenciado en Administración –
Generación del Conocimiento
1° H salón 302
Propiedad
Según el artículo 544 del código civil, la propiedad es el derecho de gozar y disponer
de las cosas de la manera más absoluta. Esta definición tiene el mal de no señalar
más que un solo carácter de la propiedad, cuya exactitud misma, puede ponerse en
duda, pues se verá que ni el derecho de goce ni el de disposición de los propietarios
son, realmente, absolutos; al contrario, implica numerosas restricciones. Pero la
propiedad posee otro carácter esencial: es exclusiva, es decir, consiste en la
atribución del goce de una cosa a una persona determinada; con exclusión de las
demás. Debemos, pues, preferir la definición siguiente: El derecho en virtud del cual
una cosa se encuentra sometida de una manera absoluta y exclusiva a la acción y
voluntad de una persona.
El derecho de propiedad implica una relación jurídica entre el propietario o sujeto, y
un sujeto pasivo universal. Propiamente, el sujeto pasivo universal queda
constituido por el conjunto de personas que de manera permanente o transitoria
integran una comunidad jurídica, pues se requiere siempre un dato especial para
que exista la oponibilidad del derecho de propiedad a los terceros y la posibilidad
física de su violación.
(Rojina Villegas R., Compendio de derecho civil, 1962, pág. 80)
Evolución histórica
Derecho romano
Evolución histórica En la edad media
En la revolución francesa
Esto permitió al legislador de 1928 disponer en el Art. 16 del Código Civil que "los
habitantes del Distrito Federal tienen obligación de ejercer sus actividades y de usar
y disponer de sus bienes, en forma que no perjudique a la colectividad, bajo las
sanciones establecidas en este código y en las leyes relativas".
Dice el Art. 830 que "el propietario de una cosa puede gozar y disponer de ella con
las limitaciones y modalidades que fijen las leyes". El 840 reglamenta el aspecto
negativo: "No es lícito ejercitar el derecho de propiedad de manera que su ejercicio
no dé otro resultado que causar perjuicios a un tercero, sin utilidad para el
propietario".
Por tanto, con la función social de la propiedad, todo individuo tiene la obligación
de cumplir ciertas obligaciones comunales, en razón directa del lugar que ocupa y
de los intereses del grupo social que lo representa. El propietario tiene el poder de
emplear el bien objeto del dominio en la satisfacción de sus propias necesidades,
pero correspondiéndole el deber de ponerla también al servicio de las necesidades
sociales cuando tal comportamiento sea imprescindible.
Si el Código Civil regula el abuso del derecho y el ejercicio antisocial del mismo
(art. 7.2), la Constitución va a aportar la idea de la función social como cauce
delimitador del derecho de propiedad.
Conclusión, por tanto, del silogismo es -al menos en principio- que la propiedad no
es función, pero como tampoco el propietario es un individuo aislado, sino un
miembro de la comunidad, la consecuencia es que la función social de la
propiedad ha de ser entendida como cierta vinculación transindividual, y ella la
desempeña no el propietario, sino la institución misma, a la que
el legislador encauza mediante normas que tienen en cuenta los intereses de la
generalidad.