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DISCRIMINACION Y POBREZA

A pesar de los avances que recientemente se han tenido en el combate a


la pobreza en México, la proporción de la población que se encuentra en
esta condición sigue siendo demasiad elevada para el tamaño de su
economía. Desde hace mucho tiempo, tanto académicos como
funcionarios gubernamentales han reconocido que la pobreza no es un
fenómeno exclusivamente económico y que hay una gran variedad de
factores interrelacionados que la determinan. Quizá uno de los factores
menos estudiados y por tanto menos comprendidos es el de los
diferentes tipos de discriminación que se pueden observar en una
sociedad.

A finales del pasado mes de mayo, el gobierno mexicano dio a conocer


los resultados de la Primera Encuesta Nacional sobre Discriminación, el
primer esfuerzo científicamente riguroso que se hace de manera oficial
por conocer la magnitud y características de este problema en el país. La
publicación de la encuesta ha generado un amplio debate, ya que sus
resultados revelan que los grupos vulnerables o minoritarios de la
población enfrentan una situación muy preocupante.

Una realidad no reconocida

A primera vista, parecería que la sociedad mexicana es abierta e


incluyente, ya que la gran mayoría de los encuestados respondió que
estaría en desacuerdo con negarle el empleo a una mujer embarazada,
forzar a un niño a trabajar, negar algún servicio público a una persona
indígena, o que el gobierno disminuyera los costos de la seguridad social
eliminando servicios sanitarios especiales para los discapacitados.

Sin embargo, al realizar preguntas que entran a mayor profundidad en los


temas, la encuesta desvela resultados alarmantes. Por citar algunos
ejemplos, el 60 por ciento de los mexicanos opina que los pobres son
pobres porque no se esfuerzan lo suficiente y que da miedo acercarse a
ellos por su aspecto; casi el 50 por ciento no aceptaría que en su casa
viviera un homosexual; 40 por ciento está dispuesto a organizarse con
otras personas para impedir que un grupo de indígenas se estableciera
cerca de su comunidad; el 41 por ciento opina que las personas con
discapacidad no trabajan tan bien como las demás y casi el 40 por ciento
piensa que las mujeres que quieren trabajar deben hacerlo en tareas
propias de su sexo.

Las anteriores respuestas se derivan de la primera mitad de la encuesta,


que se aplicó a la población en general. Una segunda parte consistió en
encuestar a miembros de distintos grupos vulnerables o minoritarios. Los
resultados de esta sección confirman la gravedad de la discriminación en
México. Nueve de cada diez mujeres, indígenas, discapacitados,
ancianos, homosexuales y pertenecientes a minorías religiosas
consideran que en México existe discriminación hacia las personas de su
condición. Además, una de cada 3 personas pertenecientes a estos
grupos declaró haber sufrido personalmente algún tipo de discriminación.

Discriminación al débil

En el tema particular de la discriminación hacia las mujeres, se puede


concluir que en México persiste una cultura machista. Uno de cada cinco
mexicanos considera que es natural que a las mujeres se les prohíban
más cosas que a los hombres, uno de cada tres opina que es normal que
los hombres ganen más que las mujeres, y prácticamente uno de cada
cuatro mexicanos está de acuerdo con que muchas mujeres son violadas
porque provocan a los hombres. Además, una de cada cinco mujeres
opina que son las propias mujeres las responsables de que se les
discrimine.

El principal ámbito en el que se presenta la discriminación es en el


trabajo, lo cual resulta tanto en menores oportunidades de empleo como
en menores salarios percibidos por los miembros de grupos vulnerables o
minoritarios. El acceso no igualitario al mercado laboral tiene efectos
sobre el ingreso y el bienestar. Lo anterior explica por qué, además de ser
moralmente inaceptable, la discriminación es uno de los principales
obstáculos para la eliminación de la pobreza.

Sin duda, el primer paso para la resolución de un problema es el


reconocimiento de su existencia, en ese sentido la publicación de esta
encuesta es un paso fundamental hacia la construcción de una sociedad
incluyente en México. Sin embargo, es igualmente importante que se siga
una política activa para la reducción de la discriminación, no sólo en el
ámbito legal y regulatorio, sino también en el mundo laboral, los medios
de comunicación y las escuelas, entre otros. Sólo de esta manera se
logrará cambiar concepciones profundamente engranadas en el
pensamiento de las personas que constituyen el cimiento de las
conductas discriminatorias.

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