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Somos de maíz

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Durante milenios, la historia del maíz y la del
hombre corren paralelas en estas tierras. Más que
paralelas: el maíz es una planta humana, cultural
en el sentido más profundo del término, porque no
existe sin intervención inteligente y oportuna de la
mano; no es capaz de reproducirse por sí misma.
Más que domesticada, la planta de maíz fue
creada por el trabajo humano.

Al cultivar el maíz, el hombre también se cultivó.


Las grandes civilizaciones del pasado y la vida
misma de millones de mexicanos de hoy, tienen
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como raíz y fundamento al generoso maíz. Ha sido
un eje fundamental para la creatividad cultural de
cientos de generaciones; exigió el desarrollo y
perfeccionamiento continuo de innumerables
técnicas para cultivarlo, almacenarlo y
transformarlo; condujo al surgimiento de una
cosmogonía y de creencias y prácticas religiosas
que hacen del maíz una planta sagrada; permitió la
elaboración de un arte culinario de sorprendente
riqueza; marcó el sentido del tiempo y ordenó el
espacio en función de sus propios ritmos y
requerimientos; dio motivo para las más variadas
formas de expresión estética; y se convirtió en la
referencia necesaria para entender formas de
organización social, maneras de pensamiento y
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conocimiento y estilos de vida de las más amplias
capas populares de México. Por eso, en verdad, el
maíz es el fundamento de la cultura popular
mexicana.

GUILLERMO BONFIL BATALLA

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El maíz es el cereal de los pueblos y culturas del
continente americano. Las más antiguas
civilizaciones de América –desde los olmecas y
teotihuacanos en Mesoamérica, hasta los incas y
quechuas en la región andina de Sudamérica–
estuvieron acompañadas en su desarrollo por esta
planta.

El ancestro directo del


maíz es el teocintle.

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El maíz es el cereal que más importancia ha tenido
en varios sectores de la economía a escala mundial

durante el siglo XX y en los inicios del XXI .

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La domesticación
del maíz
El maíz con las características que conocemos
ahora es producto de la evolución de la especie
silvestre llamada teocintle, la de genética más
cercana a la planta cultivada. El teocintle, como
otros cereales en el mundo, tenía características
que la hacían atractiva para los grupos de
cazadores-recolectores, los que la buscaban por su
abundancia, por lo relativamente sencillo que era
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retirar sus semillas (los granos) y porque éstos
resultaban aptos para su consumo.

De la recolección de ésa y de otras plantas se


hacían cargo las mujeres, las que al paso del
tiempo fueron acumulando conocimientos sobre sus
ciclos de crecimiento y sobre las partes que
resultaban más útiles, pues eran ellas quienes se
encargaban a final de cuentas de preparar los
alimentos.

Este proceso de domesticación tuvo lugar en la


región del río Balsas (Guerrero). Ese proceso y el
posterior desarrollo de las técnicas de cultivo en
distintas regiones seguramente tomaron siglos. A
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partir de que su cultivo se convirtió en la actividad
principal, las sociedades nómadas de cazadores-
recolectores se convirtieron en agrícolas y
sedentarias, y se desarrollaron hasta convertirse en
entidades de gran complejidad política, social y
cultural.

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Deidades del maíz
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En el culto mexica existían divisiones de los
fenómenos representados por los dioses: de este
modo había varias diosas de la tierra, así como una
multitud de dioses menores que servían al dios de
la lluvia, Tláloc. La deidad del maíz se dividió
también en una serie de diosas íntimamente
relacionadas con Cintéotl, el “dios o diosa
mazorca”, que era la personificación de la mazorca
(cintli en náhuatl). Cintéotl era hijo-a de la diosa de
la tierra y del dios solar. Es de notar que las diosas
del maíz se agrupaban según edades: el maíz
tierno, Xilonen, diosa del jilote, y Chicomecóatl
(“Siete Serpiente”), quien también era una diosa
joven que personificaba el crecimiento del grano del
maíz. En la época de los primeros elotes, esta
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diosa se festejaba junto con Toci, diosa madre de la
tierra, mientras que en el invierno era comparada a
Ilamatecuhtli, la “Señora Vieja”, diosa anciana de la
tierra y del barbecho.

Chicomecóatl formaba una tríada con las diosas


Chalchiuhtlicue, patrona del agua de las fuentes y
lagunas, y Huixtocíhuatl, diosa de la sal y de la
fertilidad del mar. De acuerdo con Sahagún, “estas
tres diosas eran las que mantenían a la gente
popular”. En las fiestas del calendario mexica, a
cada una de estas diosas les correspondía una
fecha que también representaba un momento
significativo del ciclo agrícola anual.

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Tomado de Johanna Broda, “Ritos y deidades del
ciclo agrícola”, Arqueología Mexicana núm. 120, pp.
54-61.

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Razas
El cultivo del maíz en México se hace actualmente
en un amplio rango de de altitud y variación
climática, desde el nivel del mar hasta los 3,400
msnm. Se siembra en zonas tórridas con escasa
precipitación, en regiones templadas, en las faldas
de las altas montañas, en ambientes muy cálidos y
húmedos, en escaso suelo, en pronunciadas
laderas o en amplios valles fértiles, en diferentes
épocas del año y bajo múltiples sistemas de manejo

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y desarrollo tecnológico (CONABIO 2011,
Hernández X. 1985b).

A esta gran diversidad de ambientes, los


agricultores, indígenas o mestizos, mediante su
conocimiento y habilidad, han logrado adaptar y
mantener una extensa diversidad de maíces nativos
(Muñoz 2003, Márquez 2007).

En América Latina se han descrito cerca de 220


razas de maíz (Goodman y McK. Bird. 1977), de las
cuales 64 (29%) se han identificado, y descrito en
su mayoría, para México (Anderson 1946,
Wellhausen et. al. 1951, Hernández y Alanís 1970,
Ortega 1986, Sánchez 1989, Sánchez et al. 2000).
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De las 64 razas que se reportan para México, 59 se
pueden considerar nativas y 5 que fueron descritas
inicialmente en otras regiones

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De acuerdo con la Comisión Nacional para el
Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio),

El maíz es el alimento más importante de la


dieta mexicana

cada individuo consume en promedio 328 gramos


diarios, lo que le provee el 39 por ciento de las
proteínas, el 45 por ciento de las calorías y el 49
por ciento del calcio diariamente requerido.

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Octavio Rosas Landa, profesor de economía
política en la Universidad Nacional Autónoma de
México, refiere que el pueblo mexicano se
construyó históricamente a partir de la siembra del
maíz, no sólo porque lo consume como alimento,
sino porque es el eje de la cultura de los indígenas
y campesinos: “todos los pueblos indígenas de
México tienen al maíz como centro de su
cultura. No hay uno sólo que no reconozca en el
maíz el eje de todo su desarrollo civilizatorio”.

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El maíz transgénico
En el mundo los cultivos transgénicos están
controlados por 6 empresas transnacionales 3 de
ellas controlan el 53% del mercado mundial de
semillas. Su objetivo es controlar las semillas.

Los cultivos transgénicos utilizan mayor cantidad de


agroquímicos que las nativas.

Existen informes de asociaciones médicas que


demuestran el impacto de los cultivos transgénicos
en la salud de las personas.
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Los cultivos transgénicos son un instrumento de
abuso corporativo contra el derecho a la
alimentación y los alimentos sanos, contra la
producción independiente. Es un ataque contra la
soberanía alimentaria.

En México se comete un crimen histórico por


tratarse del centro del origen del maíz.

El maíz es un proceso civilizatorio de por lo menos


10 mil años de antigüedad que sigue vivo. En
México tiene una gran fuerza social.

El problema de la producción del maíz se agrava


cada día más, porque en Latinoamérica los
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recursos destinados al campo son cada vez más
escasos. Asimismo, los modelos de desarrollo son
acríticamente copiados de países industrializados
con condiciones muy distintas a los países que los
adoptan, con lo cual se generan problemas de tipo
social, económico y ambiental.

Está en riesgo la diversidad del maíz en todas


las regiones del continente americano.

Los pueblos indígenas y campesinos en los que


descansa la supervivencia de la diversidad del maíz
están amenazados por factores económicos que los
desplazan de sus territorios y los obligan a emigrar
en busca de mejores condiciones de vida
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Es indispensable pasar a una nueva fase en la que
se contemple una revalorización del maíz en todo
el continente americano,

La diversificación del maíz es un proceso que se


llevó a cabo en todas las regiones y por todas las
civilizaciones de América, es necesario revalorar el
significado del maíz en el continente. Podemos
decir: El maíz es, como lo expresaron olmecas,
mayas, aztecas o incas, el eje de la vida de los
pueblos de América.

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