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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Filosofía
Filosofía del lenguaje
Tercer taller
Presentado por: Fabio Barrera, Paola Silva, Alicia Castelblanco, Andrés Velásquez

1. Menard:

Consideramos que Menard puede ser interpretado como minimista, en la


medida en que tiene la pretensión de construir un lenguaje cuyo contenido no
esté determinado por el contexto o la intención del hablante, como podemos
dilucidar en una de las piezas de su obra descritas por Borges:

Una monografía sobre la posibilidad de construir un vocabulario poético de conceptos


que no fueran sinónimos o perífrasis de los que informan el lenguaje común, «sino
objetos ideales creados por una convención y esencialmente destinados a las necesidades
poéticas»

A partir de ello podemos analizar cómo Menard cuenta con un proyecto muy
similar a lo emprendido por Frege, en la medida que busca la construcción de
un lenguaje artificial no circunscrito al lenguaje común y cotidiano, sino que
cumpla con la función de satisfacer las necesidades poéticas.

2. Borges

Consideramos que Borges puede ser interpretado como contextualista, a partir


de su lectura del extracto de Menard sobre el Quijote. Borges asume que para
Menard, la historia cumple una función determinante de la verdad, y por tanto
la posibilidad de hablar de la verdad, se circunscribe al contexto ¿Acaso afirmar
que, de acuerdo con Borges, para Menard la verdad histórica no es lo que sucedió
sino lo que juzgamos que sucedió, no significa que lo que podamos decir de
algo se circunscribe a quien lo diga y por tanto, a su contexto?

Borges afirma también que todo ejercicio intelectual es inútil, en cuanto que
cualquier pretensión de universalidad adolecerá necesariamente de caducidad
con el paso de los años, y terminarán siendo parte simplemente de un capítulo
más de la historia de la filosofía. De igual forma, afirma que en la literatura ello
es aún más notorio, como pasó con El Quijote, el cual fue –afirma Borges
interpretando a Menard- un libro agradable y ahora es ocasión de brindis
patriótico y soberbia gramatica, por obra del tiempo al parecer.

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