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Budeba Universidad de Buenos Aires 1 edicidn: mayo de 2001 ©2001 [Editorial Universitaria de Buenos Aives Sociedad de Economia Mixca ‘Av: Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires Tel: 4383-8025 / Fax: 4583-2202 sworweudeba.com.r Eaicor: Juan Carlos Olivera Diseiio de tapa: Silvina Simondet ‘Correceisn y composicion general: Eudeha ISBN 950-23-1169-8 Impreso en la Argentina Hecho el depssito que establece a ley 11.723 to se permite la reproduccin culo parcial de ee iho, nis almacenamiento en un stem {nlomac, nse smiacin en cole oa por cake mei, ceca, mec co ‘ton métdon, in perma previ del ele PRESENTACION. Roberto Macaca — Fenémeno y estructura subtitulo de esta compilacién de trabajos sobre a psicosis y de uno de los articulos que la componen~ constituye una frmula que describe con sencilles y precisin la trayectoria de este tema en la histo- ria de la psiquiatria y cl psicoanslisis y, a la vez, destaca con claridad la ‘oposicion de concepciones que defifien su situacién en la actualidad, En cuanto ala historia, la formula asume ante todo una versiGn tempo- ral: del fenémeno a la estructura. El fendmeno ocupa el primer plano en las dos grandes etapas de la psiquiatréa clisica en ta que surge y se constituye la ccuestidn de la psicosis. Tanto en su comienzo, con la clinica sincrénica de Pinel y Esquitol, como en la clinica diacrénica de las enfermedades menta- les construida desde Falret a Kraepelin en la segunda mitad del siglo XIX, la claboracién clinica de ta psiquiatria se guia por un método celosamente cempirista que se mantiene siempre proximo a los fendmenas, su descripcién y clasificacién. Este método prohibié ta formulacién de hipstesis tebricas y la construccién de conceptos que no tuvieran una definida e inmediata refe- tencia a Ia observacidn. Surgié ast un saber psiquidtrico de una gran riqueza clinica que reconocié y describis sincomas y sindromes que se acumularon. cn la gran base de datos semiolégicos y, adems, definis entidades clinicas «que se distrbuyeron y proliferaron en diferentes nosografias. En los comienzos del siglo XX, sin embargo, las resonancias de la psico- togia Hamada cientifica Hegaron hasta la psiquiatria trastomando los ideales ule os clasicos. Asi se desatroll6 un movimiento psicopatolégico ~asociado Ronurro Mazauca sobre todo a las instituciones universitarias: inicialmente Ribot y Janet en Paris, Bleuler en Burghdleli, encontraria su culminacién en el sistema de Jaspers en Alemania— que se propuso explicitamente trascender el método descriptivo para formular, més allé de los fenémenos, hipStesis explicativas sobre la naturaleza, el origen, las causas y los mecanismos de las diferentes centidades clinicas. De este modo se consticuyé una psiquiatra de las estuc- turas psicopatoldgicas en que los aportes del psicoandlisis, aun fuertemente criticados, ocuparon un lugar destacado. No podia ser de otra manera ya que Freud se inscribe desde el comienz0 mismo de su trabajo en este movimiento psicopatol6gico y constituye uno de sus representantes mas eminentes. Inaugura su teorfa delimitando los mecanismos psiquicos de la formacién de los sintomas histéricos y luego la cextiende y la generalisa siguiendo siempre el eje de la formacién del sinto- sma: Sympiombildung. Lacan, més tarde, rescatard en sus textos y en su clinica las que denominé las estructuras freudianas: neurosis, psicosis y perversién, produciendo asf una maxima reduccién con cespecto a la pluralidad de las nnosografias psiquistricas preexistentes. Para ello fue necesario, primero, desplazar el concepto de estructura desde el registro perceptivo dela Gestalt al registro simbdlico del lenguaje. Y después, 0 mejor: simultdneamente, definir que la estructura no es transfenoménica sino que se encuentra en los fenémenos mismos. En efec- (0, no describimos un fensmeno psicético con el lenguaje sino que éste, el lenguaje, esté en el fenémeno mismo. ‘Un movimiento en tres tiempos, entonces. En el primero predomina el fendmeno. En el segundo surge, mas alls, la estructura. En el tercero, la estructura en el fendmeno. La historia de la clinica psiquidtrica y psicoanalitica se viste con un semblante hegeliano. En cuanto a la situacién actual, fa foemula fendmeno y estructura adquic- re un cardcter opositivo en que cada uno de sus términos representa concep- ciones diferentes para el abordaje de la psicosis. Por una parte, los sistemas diagnésticos psiquitricos de origen anglosajén (en sus versiones actuales CIE 10 y DSM IV) que clasifican fenémenos. Por otra, el psicoanilisis cuya construccién clinica se funda en estructuras. Los sistemas psiquidtricos, con una desconfianza similar a la de la psi quiatefa clasica, se definen a si mismos como ateéricos y adoptan una meto- dologia descriptiva. Las diferentes categorias clinicas de estos sistemas se Presewtacicn constituyen con la descripcién precisa de sintomas y sindromes con la deno- rminacin de trastomnos. De alli que la operaci6n clinica fundamental consis- teenel reconocimiento de semejanzas. Hay otro rasgo, sin embargo, que me interesa destacar para oponerlo a la concepeién psicoanalitica: su cardcter sincrSnico, que ha llevado al introductor y traductor del DSM IV en Francia a afiemar que su “modelo es més esquiroliano que kraepeliniano”. El psicoandlisis, por el contrario, al definir sus tipos clinicos por la es- tructura, toma cierta distancia en relacién con la semejanza y, de este modo, reconoce la misma estructura en fenémenos de apariencia muy diferente. No sdlo un histérico puede no parecerse a otro histérico, sino también un psicético a otro psicético. Pero, sobre todo, constituye una clinicadiacrénica cen que cada una de sus categor‘as se despliega en una secuencia temporal claramente definida. ‘Cuando Freud define la especificidad de la psicosis en su distincién con la neurosis, delimita también sus fases: una primera fase, silenciosa, consti- tuye la enfermedad propiamente dicha, y una segunda fase, ruidosa, se ca- racteriza por la restitucién alucinatoria 0 delirante que configura un intento de curacién. Ambas implican un momento previo, el de la fijacién que de- termina la predisposicién. sca concepcién diacrénica en la clinica predomina también en la cons- truccién lacaniana que distingue el momento de: desencadenamiento de una psicosis, su primera fase, llamada prepsicosis, y el desarrollo ulterior a través de la desestructuracién imaginaria que puede llegar, ono, ala estabilizacién ‘en una metéfora delicante u otras formas de suplencia. Fenémenos muy di- versos, entonces, en cada una de estas fases. Pero lo que resulta mds sorpren- dente y original es que reconoce, ademis, una estructura psicética anterior al desencadenamiento, que esta muy lejos de lo que las tradiciones psiquid- tticas y psicoanaliticas entendieron por psicosis y que, en muchos casos, se confunde con lo que usualmente consideramos la normalidad ~teconocible claramente, sin embargo, por medio de sintomas caracteristicos abordados por el gran capitulo lacaniano de los fenémenos elementales. Dos modalidades opuestas, entonces, para abordar la psicosis: una se ‘compone en el registro de las fenémenos, la otra apunta a fa estructura. Esta compilacién redine ocho trabajos producidos en la segunda cécedra de Psicopacologia de la Universidad de Buenos Aires por sus profesores ticular y adjuntos-, tanto en sus tareas de ensevtanca como de investigacién El mas antiguo, “Sobre la prepsicosis", proviene del primer proyecto de in- vestigaciGn realizado en la cétedra entre 1985 y 1987. Otro, “Consecuencias de la intervencién freudiana en la historia de la paranoia..”, constituye el trabajo de la oposiciGn cientifica para el concurso de profesor titular. Uno de ellos, “De ‘La negacién’ al Seminario 3”, es la revisién de una clase dictada cen 1995. Hay dos, “La nervadura del significante..." y “La interpreracién y la construceién...”, que constituyen ampliaciones de trabajos publicados con anterioridad. “Fenémenos elementales”, en cambio, si bien recoge temas de Publicaciones anteriores implica mas bien una actualizacién. Por iltimo, “La invencién freudiana de la psicosis” y “La elaboracién lacaniana de ta Psicosis” han sido redactados para que sirvan de introduccién a cada una de tas partes que conforman esta compilacin. Los autores expresan su agradecimiento a los docentes auxiliares de la cétedra y, muy especialmente, a los alumnos, que con su presencia y su trabajo han contribuido a la elaboraci6n que se vierte en los articulos que componen este libro. PRIMERA PARTE La elaboracién freudiana de la psicosis LA INVENCION FREUDIANA DE LA PSICOSIS Roberto Maruca — La opaxicién neurosis-psicosis, como oposicién excluyente, es una ca- racteristica y una especificidad de la psicopatologia freudiana. No hay que creer que es una distinciGn psiquiétrica. Mucha gente, aun psicoanalistas, sigue creyendo que ce trata de una oposicién que Freud totné de la psiqui tria. Ocurre que éta, al igual que muchas otras nociones psicoanaliticas inventadas por Freud, extendieron su alcance mas allé de las fronteras del psicoanilisis y, una vez aceptadas en el uso, ha quedado olvidado su origen. Ocurte también que las condiciones hist6ricas en que transcurti6 la invencién freudiana -sus obsticulos, sus urgencias, su desorden~ empafia ron las aristas de esta oposicién. Aun algunos de sus discipulos més cereanos ‘nunca llegaron a entenderla. Y muchos de sus sucesores terminaron por “su- perarla’, Fue necesario el retomno de J. Lacan a la lectura de Freud para su recuperacién. Recuperacién que no implica una restauracién ya que, al igual ‘que cada vez que Lacan utiliza un concepto o una distincién freudianos, se ‘rata mis bien de una recreacién, con sus propios términos, de lo que fue la posicién del creador del psicoandliss. Este trabajo se propone reconsttuit algunos de los avacares de esa oposi- ign feeudiana. En primer lugar, las etapas de su gestaci6n y surgimiento en la obra de Freud, que abarcan un largo periodo que se extiende hasta 1910. Una vez que ha surgido, la oposicién neurosis-psicosis se consticuye en el niicleo de la nosologia freudiana. Sin embargo, no existia en sus primeras distinciones clinicas. En 1894, Freud ya habia desarvollado una psicopatologia Rowexto Mazzuce y una nosologta ~productos de su propia invencién y muy originales en comparacién con la nosologia psiquidtrica precedente— en que la distin- cién neurosis-psicosis, tal como ahora la conocemos, no estaba siquiera esbozada. Recién en 1910, con la publicacién del historial de Schreber, aparece plenamente constituida. En segundo lugar abordaremos, aunque mucho més brevemente, ls vi- cisitudes de esta oposicién en el posfreudismo, La oposicién neurosis-psicosis no proviene del campo de la psiquiatria Es verdad que los conceptos de neurosis y de psicosis tienen su origen en la psiquiatria prefreudiana donde se distingufan como formas clinicas. Sin ‘embargo, eran utilizadas con un sentido muy diferente al que llegaron a tener ‘como consecuencia del trabajo de Freud. Ademis, esa distincién era parcial y no excluyente, ya que algunas psicosis eran simultineamente neurosis. sca cuestin ha sido claramente seftalada por los historiadoes de ka psi- quiatria y el psicoandlisis. En especial por Paul Bercherie (2), quien seftala el grave errorde J. Laplanche y}. B. Pontalis al afiemar, en su Diccionario, que en la psiquiatria alemana existe una distincién nitida desde el punto de vista clinico ‘entre neurosis y psicoss. Ea efecto: “los dos términasexisten desde hace ya argo tiempo en el vocabuiario nosokigico (mas de un siglo para el término de neuro- sis, y medio siglo para el de psicosis),{.], pero de ningsin modo constituyen un pac de opuestos, ya que provienen de dos planos concepauales diferentes, de alguna manera perpendiculates el uno del otro. Esto es lo que explica que, lejos de excluise, por el contrario muy fécilmente pueden superponerse; una misma ‘entidad (por ejemplo la melancolia o la mania en la literatura alemana de la Epoca) puede sera la ver una psicosisy una neurosis" (p. 79). Bercherie recuerda, para comenzar, que el término newrosis tal como se usaba antes de Freud tenia un sentido muy diferente del uso actual, que justamente ya tiene la impronta de la modificacién que Freud te impuso. Desde que fue introducido por Cullen en 1769, designaba las, enfermedades atribuidas a una afeccién general del sistema nervioso ¢ , entre otras, ala epilepsia, fa hipocondria y la histeria: “el cérmi- no de neurosis no designa una nocién clinica como el de psicasis, sino un concepto ctiolégico y nosol6gico: afecciones funcionales del sistema La ievENCION FREUDIANA DE LA ICES nervioso, donde las perturbaciones més extendidas y escalonadas de sus funciones no reposan sobre ninguna lesién organica detectable” (p. 80).' El trabajo de P. Bercherie, cuya argumentacién no puedo reproducir aqui, despeja definidamente la confusi6n que atribuye al campo de la psi- quiatria la distincién entre neurosis y psicoss tal como la constiuye el psi- coanalisis freudiano. Es muy claro cambién al delimitar fo que lama “los cempréstitos” que Freud toma del saber psiquidtrico -un creador no inventa todo de la nada sino que debe usar como punto de partida una materia pre- existente-. Esa delimitacién contribuye a comparar esos conceptos previos con la concepcién especificamente freudiana y, por lo tanto, a destacar me jor la originalidad de la posicién de Freud, que fue el primero en formular la oposicién neurosis-psicosis sosteniendo no sélo que se trata de, entidades clinicas heterogéneas donde los mecanismos de formaciGn de los sintomas, difieren esencialmente, sino que son excluyentes entre si ‘Una distincién tardia ‘Aunque original, esta distincién no es inicial en la obra de Freud, sino producto de usta larga elaboracisn. Come dijimos, surge con posterioridad al desarrollo de las primeras teorias del aparato psiquico y de las pulsiones, es decir, habiendo ya construido la teoria del inconsciente en “La inter- pretacién de los suefios", la “Psicopatologéa de la vida cotidéana” y “EL chiste en su relacién con el inconsciente”, la teoria de la sexualidad infan- tilen los “Tres ensayos sobre la vida sexual” y, concomitante, disponiendo yade una elaboracién compleja del tratamiento psicoanalitico con el mé- todo de la asociacion libre, la interpretacién y la transferencia. Para que surja la distinci6n freudiana entre neurosis y psicosis fue necesaria una profunda transformacién de esas teorias justamente para tornarlas vélidas para el campo de las psicosis, transformacin que result6 impuesta por la adicién de las teoréas del narcisismo y de la libido. Es importante dar cuen- ta de las razones por las cuales, en la diacronia de la obra de Freud, esto ha ‘ocurtido en una secuencia, en que la oposicién neurosis-psicosis aparece tan tardiamente. 1. Este tema seré desarllado al abordar el terce conjuntotemtica dedicado alas neurosis Ronerro Mazauca La obra inicial de Freud se inscribe en el movimiento psicopatolégico. La psiquiatria clasica dominada por el método descriptivo rechazs Persistentemente todo intento de elaborar teorias y, porlo tanto, de propo- ner hipétesis psicopatoldgicas. A comienzos del siglo XX, sin embargo, se desarroll6 una corriente psicopatol6gica entre los psiquiatras ligados a insti- tuciones universitarias (como T. Ribot y P. Janet en Francia, E. Bleuler en Suiza y, mas tarde, encontré su apogeo en el sistema de K. Jaspers en Alema- nia). Esta corriente psicopatolégica se propuso explicitamente trascender el limite impuesto por el mécodo descriptivo de la psiquiatria clésica para for- ‘ular, més allé de la delimitacién fenomenolégica, hipétesis explicativas sobre las causas, origen y mecanismos de las diferentes entidades clinicas ue no se redujeran al mero supuesto de una etiologia orginica. Freud, integrado en este movimiento psicopatol6gico, comienza por formular que la produccién de los sintomas histéricos responde a la actua- in de mecanismos psiquicos, razin por la cual en 1894 (5) excluye la his- teria del grupo de las neurosis (en el sentido psiquiatrico que venimos de ‘explicitar: enfermedades funcionales del sistema nervioso) para hacerlafor- mar parte del grupo de'las neuropsicosis, junto con la neurosis obsesiva y tuna forma de psicosis alucinatoria (amentia de Meynert). Dos afios mis tar- de (6) agrega a este grupo la paranoia. Todas las entidades clinicas que com- Ponen este grupo de las neuropsicosis se caracterizan, y se diferencian de las neurosis, en que la formaciGn de sus sintomas responde a mecanismos psi- uicos. Se trata del mecanismo de la defensa, de alli su denominacién de neuropsicosis de defensa. Lo que importa subrayar para nuestro tema es que la paranoia ¢s in- cluida en el mismo grupo clinico que la histeria y la neurosis obsesiva. Es decir que el primer Freud, el de la etapa psicopatolégica y, en cierto senti- do prepsicoanalitica (ya que no existia todavia el concepto de inconscien- te ni tampoco el de sexualidad infantil), no separaba en grupos clinicos heterogéneos la histeria y la neurosis obsesiva, por una parte, y las psicosis, Por otra. Pertenecian todas al mismo grupo clinico de las neuropsicosis de defensa porque se postulaba un mecanismo psiquico comén en la forma- cidn de sus sintomas. El mecanismo de la defensa en sus primeras fases es igual en todas las entidades clinicas del grupo y se diferencia solo en la fase final del trata miento dado a la representacién apartada de la conciencia: la conversién en la histeria, el falso enlace en la neurosis obsesiva, el rechazo en la confusin [La mveNcion FREUDANA DE LA PSIOOSS alucinatoria, la proyeccién en la paranoia. Es cierto, entonces, que la para- noia se diferencia como forma clinica bien delimitada de las otras que com- ponen el grupo de las neuropsicosis porque para ella se postula una modali- dad especifica del mecanismo de la defensa, pero se diferencia tanto como ‘cualquiera de sus otras formas clinicas, tanto, por ejemplo, como la histeria se diferencia de la neurosis obsesiva. No existe nada dentro de este grupo de las neuropsicasis, tal como Freud lo construye en su primera nosologia, que resulte equivalent, y ni siquiera antecedente, de la ulterior distincién Es en también aclarar que la forma de psicosis que Freud incluye cen ese grupo, la confusién alucinatoria 0 amentia, no constituye tampoco tuna psicasis en el sentido que tomaré ese témino una vez que la oposicién con la neurosis haya surgido (2, p. 88). Si bien Freud utiliza el término Verwerfung para nombrar el rechazo de que es objeto la representacién in- conciliable en la confusién alucinatoria (que es uno de los términos freudia- ‘nos que Lacan utiliza como antecedente para la construccién de su concep- tode forclusin, especialmente tal como Freud lo usa en el historial del Hom- bre de los Lobos), lo hace de un modo que tampoco permite asociarlo con la ‘especificidad futura de la psicosis. En el historial recién. ‘mencionado, Freud introduce ese témino para subcayar la intervencién de un mecanistmo que difiere del de la represién. En su primera nosologia, en cambio, no es sino tuna de las formas de la repeesién. Es por esto que nunca Lacan utiliza ese ‘caso como antecedente freudiano de la forclusiGn. Se ve claramente, entonces, que esta primera nosologfa freudiana no dispone todavia de la distincién entre neurosis y psicosis que slo més tarde s¢ constituird en la oposicién fundamental de la clinica freudiana. En las sucesivas transformaciones que recaetin sobre la caracterizacién del grupo de las neuropsicosis, primero seri sustituida esta denominacién por la de psiconeurosis para acentuar que la afeccién psicolégica se desartolla en un sujeto previamente sano, es decir, para oponerse a la teoria de la degenera- cid en estas formas clinicas. Casi dos décadas después se introduce la opo- siciSn neurosis-psicosis en el interior del grupo de las psiconeurosis a partic de la diferenciacién entee psiconeurosis de transferencia (histeria, neurosis obsesiva y fobias) y psiconeurosis narcisistas (paranoia, esquizofrenia y mania- melancolia) de donde se derivard, en la tiltima etapa de la obra de Freud, la distincién entre neurosis y psicosis, que es la que ha conservado el psicoand- lisis y la psiquiatria posfreudianos. El primitivo término neurosis, para evitar

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