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CASOE4 Cuando La Terapia de Radiación Mata
CASOE4 Cuando La Terapia de Radiación Mata
CASO DE ESTUDIO
Cuando surgen nuevas terapias médicas costosas, que prometen curar a las personas de
su enfermedad, uno pensaría que los fabricantes, doctores y técnicos, junto con los
hospitales y las agencias de supervisión estatal, tendrían extremo cuidado en su
aplicación y uso, pero a menudo no es así. La terapia de radiación contemporánea ofrece
un buen ejemplo del fracaso de la sociedad para anticiparse y controlar los impactos
negativos de una tecnología lo bastante poderosa como para matar personas.
Para los individuos y sus familias que sufren a través de una batalla contra el cáncer, los
avances técnicos en el tratamiento por radiación representan la esperanza y la
oportunidad de una vida saludable, libre de cáncer. Sin embargo, cuando estas máquinas
con alto grado de complejidad que se utilizan para tratar cáncer fracasan, o cuando los
técnicos médicos y doctores no pueden seguir los procedimientos de seguridad
apropiados, provocan un peor sufrimiento que la dolencia que trata de curar la radiación.
Una serie de historias de horror subraya las consecuencias cuando los hospitales no
pueden proveer un tratamiento de radiación seguro para los pacientes con cáncer. En
muchas de estas historias de horror, el software mal diseñado, las interfaces humano-
máquina defectuosas y la falta de capacitación apropiada son las causas raíces de los
problemas.
El día de su 28va y última sesión, los técnicos se dieron cuenta que algo había salido mal.
La piel de Jn-Charles había empezado a pelarse con lentitud y parecía no sanar. Cuando
en el hospital revisaron el tratamiento para ver por qué podría haber ocurrido esto,
descubrieron que el acelerador lineal no tenía el comando crucial para insertar la cuña, el
cual debe ser programado por el usuario. Los técnicos no habían detectado los mensajes
de error en sus pantallas que indicaban que faltaba la cuña durante cada una de las 27
sesiones. Esto significaba que Jn-Charles había sido expuesta a casi cuatro veces la
cantidad normal de radiación durante cada una de esas 27 visitas.
La sobredosis de radiación de la Sra. Jn-Charles creó una herida que no sanaba a pesar
de las numerosas sesiones en una cámara hiperbárica y varias cirugías. Aunque la herida
cerró casi un año más tarde, murió poco tiempo después.
Podría parecer que el descuido o la pereza de los técnicos médicos que administraron el
tratamiento son los principales culpables en estos casos, pero también existen otros
factores con el mismo grado de culpabilidad. La complejidad de la nueva tecnología de los
aceleradores lineales no cuenta con las actualizaciones apropiadas de software,
capacitación, procedimientos de seguridad y personal. El hospital de San Vicente declaró
que las fallas del sistema similares a las involucradas en la terapia inapropiada para el Sr.
JeromeParks “son muy comunes con el software Varian, y estas cuestiones se han
comunicado a Varian en numerosas ocasiones”.
Los fabricantes de estas máquinas presumen que pueden administrar tratamiento con
radiación en forma segura a cada vez más pacientes a diario, pero los hospitales raras
veces pueden ajustar su personal para manejar esas cargas de trabajo o incrementar la
cantidad de capacitación que reciben los técnicos antes de usar máquinas más nuevas.
Los técnicos médicos asumen de manera equivocada que los nuevos sistemas y el
software van a trabajar en forma correcta, pero la realidad es que no se han probado
durante largos periodos de tiempo.
Muchos errores se pudieron haber detectado si los operadores de las máquinas hubieran
estado atentos. De hecho, muchos de los errores reportados implican equivocaciones tan
simples y atroces como tratar a los pacientes por los tipos de cáncer equivocados; en un
ejemplo, un paciente con cáncer cerebral recibió radiación destinada para el cáncer de
pecho. Los aceleradores lineales de la actualidad carecen además de algunas de las
protecciones necesarias dadas las cantidades de radiación que pueden producir. Por
ejemplo, muchos aceleradores lineales no son capaces de alertar a los usuarios cuando
una dosis de radiación excede por mucho a la cantidad necesaria para dañar con
efectividad a un tumor canceroso. Aunque en última instancia la responsabilidad recae en
el técnico, los programadores de software tal vez no hayan diseñado su producto con las
necesidades de los técnicos en mente.
Para complicar más la cuestión está el hecho de que, en esencia, no se sabe el número
total de accidentes relacionados con la radiación cada año. No existe ninguna agencia
para recolectar datos por todo el país sobre estos accidentes, y muchos estados ni
siquiera requieren que se reporten. Incluso en los estados en los que sí se deben reportar,
a menudo los hospitales se muestran renuentes a informar los errores que cometen,
temerosos de que esto asuste y aleje a los pacientes potenciales, lo cual afectaría sus
ganancias. Algunos casos de errores de los hospitales son difíciles de detectar, ya que el
cáncer relacionado con la radiación puede aparecer mucho después del tratamiento
fallido, y la falta de radiación no produce ninguna lesión observable. Incluso en Nueva
York, que tiene en vigor uno de los requerimientos de informe de accidentes más estrictos
y mantiene anónimos esos reportes para animar a los hospitales a compartir sus datos, no
se reporta una cantidad considerable de los fallas; tal vez incluso la mayoría de ellas no
se dan a conocer.
Sin duda el problema no es único para Nueva York. En Nueva Jersey, 36 pacientes
recibieron sobredosis de radiación en un solo hospital debido a un equipo inexperto de
técnicos, y los errores continuaron durante meses a falta de un sistema que detectara los
errores en los tratamientos. Algunos pacientes en Luisiana, Texas y California recibieron
dosis incorrectas repetidas veces que condujeron a otras enfermedades agobiantes. Y
esta cuestión tampoco es única para Estados Unidos. En Panamá, 28 pacientes en el
Instituto Nacional del Cáncer recibieron sobredosis de radiación por varios tipos de
cáncer. Los doctores ordenaron a los físicos médicos que agregaran a sus aceleradores
lineales un quinto “bloque”, u hoja metálica similar a las “hojas” en un colimador
multihojas, pero estos aceleradores estaban diseñados para soportar sólo cuatro bloques.
Cuando el personal trató de hacer que el software de la máquina funcionara con el bloque
adicional, los resultados fueron dosis mal calculadas y pacientes con exceso de radiación.
La falta de una agencia regulatoria central informativa en Estados Unidos para terapia con
radiación significa que, en caso de un error relacionado con radiación, todos los grupos
involucrados pueden evitar la responsabilidad en última instancia. Los fabricantes de
maquinaria médica y de software afirman que es responsabilidad de los doctores y los
técnicos médicos utilizar las máquinas en forma apropiada, y que es responsabilidad de
los hospitales asignar un presupuesto apropiado en cuanto al tiempo y los recursos
necesarios para la capacitación. Los técnicos afirman que no cuentan con suficiente
personal y tienen exceso de trabajo, y que no hay procedimientos en vigor para revisar su
trabajo ni tiempo para hacerlo, si los hubiera. Los hospitales afirman que la maquinaria
más nueva carece de los mecanismos a prueba de fallas apropiados y que no hay
espacio en los presupuestos ya de por sí limitados para la capacitación que los
fabricantes del equipo aseguran que se requiere.
El Dr. Fred A. Mettler Jr., un experto en radiación que ha investigado los accidentes por
radiación en todo el mundo, señala que “aunque hay accidentes, no es conveniente
asustar a las personas al grado que no quieran recibir la terapia por radiación que
necesitan”. Y vale la pena repetir que la mayor parte del tiempo la radiación funciona, y
salva a muchas personas de un cáncer terminal. No obstante, los técnicos, hospitales,
fabricantes de equipo y software, además de los reguladores, necesitan colaborar para
crear un conjunto común de procedimientos de seguridad, herramientas de software,
estándares de informes y requerimientos de certificación para los técnicos, de modo que
se reduzca el número de accidentes por radiación.
Fuentes: Walt Bogdanich, “Medical Group Urges New Rules on Radiation”, The New York Times, 4
de febrero de 2010; “As Technology Surges, Radiation Safeguards Lag”, The New York Times, 27
de enero de 2010; “Radiation Offers New Cures, and Ways to Do Harm”, The New York Times, 24
de enero de 2010, y “Case Studies: When Medical Radiation Goes Awry”, The New York Times, 21
de enero de 2010.
PREGUNTAS DEL CASO DE ESTUDIO
1. ¿Qué conceptos del capítulo se ilustran en este caso? ¿Qué aspectos éticos se
generan debido a la tecnología de la radiación?
3. ¿Siente que alguno de los grupos involucrados con esta cuestión (administradores de
los hospitales, técnicos, fabricantes de equipo médico y de software) deberían aceptar la
mayor parte de la culpa por estos incidentes? ¿Por qué sí o por qué no?
4. ¿Cómo podría una agencia informativa central, que recopilara datos sobre accidentes
relacionados con la radiación, ayudar a reducir el número de errores por terapia de
radiación en el futuro?
5. ¿Si usted estuviera a cargo de diseñar software electrónico para un acelerador lineal,
¿qué características incluiría? ¿Hay alguna característica que quisiera evitar?