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Sin duda, la historia del control de calidad es tan antigua como la industria misma. La
calidad ha existido desde las primeras civilizaciones del hombre, empezando por los
jefes tribales, reyes y faraones, los cuales tenían argumentos y parámetros sobre
calidad. El Código de Hammurabi (1752 a. C.), declaraba: “Si un albañil construye una
casa para un hombre, y su trabajo no es fuerte y la casa se derrumba matando a su
dueño, el albañil será condenado a muerte”. Los inspectores fenicios, cortaban la
mano a quien hacía un producto defectuoso, aceptaban o rechazaban los productos y
ponían en vigor las especificaciones gubernamentales. Alrededor del año 1450 a. C.,
los inspectores egipcios comprobaban las medidas de los bloques de piedra con un
pedazo de cordel. Los mayas también usaron este método. La mayoría de las
civilizaciones antiguas daban gran importancia a la equidad en los negocios y cómo
resolver las quejas, aún cuando esto implicara condenar al responsable a la muerte, la
tortura o la mutilación.
Etapa de la inspección
En el siglo XIII empezaron a existir los aprendices y los gremios, por lo que los
artesanos se convirtieron tanto en instructores como en inspectores, ya que conocían
a fondo su trabajo, sus productos y sus clientes, y se empeñaban en que hubiera
calidad en lo que hacían, a este proceso se le denominó control de calidad del
operario.
A fines del siglo XIX en los Estados Unidos, la inspección por estándares se refinó aún
más y fue clave en la línea de ensamble de Henry Ford. Además Frederick Taylor se
convirtió en pionero de la Administración Científica; proponiendo su sistema
administrativo en el cual suprimió la planificación del trabajo como parte de las
responsabilidades de los trabajadores y capataces y la puso en manos de los
Ingenieros Industriales, que se les conoce como Ingenieros de Métodos y Tiempos. Por
su parte Radford (1922) vinculó formalmente la inspección al control de calidad, y por
primera vez la calidad es considerada una responsabilidad independiente de la
administración. De cualquier forma, durante toda la década de 1920 se limitó a contar
y detectar la mala calidad.
En 1924, W. A. Shewhart, de Bell Telephone Laboratories, dio una visión científica del
control de calidad desarrollando una gráfica estadística para controlar variables en
productos. Introduciendo una forma de reporte de defectos de producción basado en
el teorema del limite central. Se considera que esta gráfica fue el inicio del control
estadístico de la calidad. Después, en esa misma década, H. F. Dodge y H. G. Romig,
ambos también de Bell Telephone Laboratories, desarrollaron el área de muestreo de
aceptación como sustituto de la inspección al 100%.
Cuando en 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial, el control estadístico del proceso
se convirtió poco a poco y paulatinamente en un arma secreta de la industria, fue así
como los estudios industriales sobre cómo elevar la calidad bajo el método moderno
consistente en el control estadístico del proceso llevó a los norteamericanos a crear el
primer sistema de aseguramiento de la calidad vigente en el mundo. El objetivo
fundamental de esta creación era el establecer con absoluta claridad que a través de
un sistema novedoso era posible garantizar los estándares de calidad de manera tal
que se evitara, sobre todo, la pérdida de vidas humanas; uno de los principales
interesados en elevar la calidad y el efecto productivo de ésta fue el gobierno
norteamericano y especialmente la industria militar de Estados Unidos, para los
militares era fundamental el evitar que tantos jóvenes norteamericanos murieran
simple y sencillamente porque sus paracaídas no se abrían. En octubre de 1942 de
cada mil paracaídas que eran fabricados por lo menos un 3.45 no se abrieron, lo que
significó una gran cantidad de jóvenes soldados norteamericanos caídos como
consecuencia de los defectos que traían los paracaídas; a partir de 1943 se intensificó
la búsqueda para establecer los estándares de calidad a través de una visión de
aseguramiento de la calidad para evitar aquella tragedia, no solamente podríamos
echar la culpa a los paracaídas sino que también hubo una gran cantidad de fallas en el
armamento de Estados Unidos proporcionaban a sus aliados o a sus propias tropas,
las fallas principales estaban esencialmente en el equipo pesado.
Para lograr elevar la calidad se crearon las primeras normas de calidad del mundo
mediante el concepto moderno del aseguramiento de la calidad, para lograr un
verdadero control de calidad se ideo un sistema de certificación de la calidad que el
ejercito de Estados Unidos inició desde antes de la guerra. Las primeras normas de
calidad norteamericanas funcionaron precisamente en la industria militar y fueron
llamadas las normas Z1, las normas Z1 fueron de gran éxito para la industria
norteamericana y permitieron elevar los estándares de calidad dramáticamente
evitando así el derroche de vidas humanas; Gran Bretaña también aplicó con el apoyo
de Estados Unidos, a su industria militar, de hecho desde 1935, una serie de normas
de calidad. a las primeras normas de calidad británicas se les conoce como el sistema
de normas 600, para los británicos era importante participar en la guerra con un cada
vez mejor armamento que pudiera tener clara garantía de calidad, los británicos
adoptaron la norma norteamericana Z1 surgieron las normas británicas 1008, con
estas normas los británicos pudieron garantizar mayores estándares de calidad en sus
equipos. Otros países del mundo no contaron con aseguramiento de calidad tan
efectivo que pudiera considerarse como uno de los factores verdaderos por lo que
Estados Unidos y Gran Bretaña permitieron elevar el nivel de productividad de sus
equipos, bajar el número sensible de pérdidas de vidas humanas ocasionadas por la
mala calidad del mismo, y por supuesto, garantizar y establecer garantías de calidad
primero que ninguna otra nación en el mundo sobre el funcionamiento de sus equipo,
aparatos y elemento técnicos. Otros países como la Unión Soviética, Japón y Alemania
tuvieron estándares de calidad mucho menores; esto determino en gran medida que la
pérdida en las vidas humanas fuera mucho mayor.
Es importante decir que el doctor Edwars Deming entre 1940-1943 fue uno de los
grandes estadistas, (discípulo Shewhart) que había trabajado en el celebre Western
Electric Company de la ciudad de Chicago, Illinois, fue ahí donde tuvieron lugar los
primeros experimentos serios sobre productividad por Elton Mayor. También es
importante decir que durante la Segunda Guerra Mundial, Deming, un hombre
absolutamente desconocido en este tiempo, trabajo en la Universidad de Stanford
capacitando a cientos de ingenieros militares en el control estadístico del proceso,
muchos de estos estadísticos militares precisamente fueron capacitados en la
implementación de las normas de calidad Z1 a través de una serie de entrenamientos
en donde el aseguramiento de la calidad era el fundamento esencial y en donde fue
aplicado por cierto el control estadístico del proceso como norma a seguir para el
establecimiento de una mejora continua de la calidad.
Las conferencias y cursos del doctor Deming consolidaron algunas actividades previas
sobre control de calidad y desencadenaron una serie de tareas en pro de la calidad de
los productos japoneses, hasta convertirse en un movimiento que generó aportes
clave al trabajo por la calidad. Deming enseñó a los ejecutivos e ingenieros japoneses a
estudiar y reducir la variación mediante la aplicación de cartas de control. Asimismo,
mostró los principios del pensamiento científico con el ciclo PHVA: Planear, Hacer,
Verificar y Actuar. La aplicación de este ciclo permitió aprender a realizar mejoras.
Los japoneses lo utilizaron como un medio para reconstruir su país, mientras que en
Estados Unidos este ciclo fue desdeñado debido a las circunstancias de bonanza de la
posguerra. En 1951, la JUSE estableció los premios de calidad Deming, que con el
tiempo se convirtieron en un fuerte estímulo para la mejora. Para este premio se
utilizaron las regalías de un libro que se basaba en las conferencias del doctor Deming.
Con la influencia de líderes japoneses como Kaoru Ishikawa, Genichi Taguchi, Shigeo
Shingo, Taichi Ohono, etc., se continuó refinando el ciclo PHVA y la introducción de
otras técnicas para apoyar la mejora continua enfocada en los medios (causas) y no en
el producto final (los resultados).
Así, la versión japonesa del control total de calidad (Company-Wide Quality Control)
fue más allá de la versión de Feigenbaum (mejorándose): involucró a todas las
divisiones y a todos los empleados en un enfoque integrado para alcanzar objetivos de
calidad, costos y calidad en el servicio. Para que todos los empleados trabajaran por la
calidad se les proporcionaba la capacitación y motivación necesarias. Sobre este
último punto, en Estados Unidos apareció un movimiento muy importante por la
calidad, conocido como Zero Defects, que se enfocaba en elevar las expectativas de la
administración, así como en motivar y concientizar a los trabajadores por la calidad de
“promover un constante y consciente deseo de hacer el trabajo bien a la primera vez”
(Halpin, 1966).
James F. Halpin, director de calidad de Martin Company, explicaba: “La razón detrás
de la falta de perfección fue simplemente que ésta no se esperaba. Al mismo tiempo
que la administración demanda perfección, ésta ocurre”. Este enfoque de la calidad lo
continuó Philip B. Crosby, quien también trabajó en Martin Company y durante esta
etapa escribió dos libros muy populares: La calidad no cuesta, publicado en 1979, y
Calidad sin lágrimas, en 1984. En general, este enfoque de cero defectos, que
enfatizaba la calidad como un problema de motivación y expectativas, entró en
rivalidad con enfoques como el de Deming, que aborda la calidad desde una
perspectiva más integral.
Por ejemplo, en 1986 aparece el libro Out of the Crisis. Quality, Productivity and
Competitive Position, de E. Deming, en el que expone los principios en los que se debe
basar la administración de una organización para mejorar su competitividad en forma
continua. Esta obra se convirtió en un aporte fundamental para entender qué es lo que
asegura la calidad en las organizaciones, el papel de la alta dirección en la calidad y la
importancia de la estadística para mejorar los procesos y tomar decisiones.
En 1988, Motorola inició la aplicación del programa de Seis Sigma (6σ) con el
propósito de mejorar la calidad de productos electrónicos, logrando ahorros
millonarios y el premio estadounidense a la calidad Malcolm Baldrige. A mediados de
los noventa la estrategia Seis Sigma fue adoptada, enriquecida y generalizada por un
gran número de compañías, de las que destacan Allied Signal en 1994 y General
Electric (GE) en 1995. Esta última tuvo éxitos espectaculares con la aplicación de 6σ,
no sólo en sus procesos de manufactura, sino también en sus divisiones financiera y
de entretenimiento. En la actualidad, 6σ sigue siendo una de las estrategias de
mejora de mayor impacto .
A medida que el mundo de los negocios se vuelve más complejo, la calidad debe ser
enfocada desde una perspectiva de sistemas, en vez de un proceso. Por lo tanto, es
posible afirmar que en la actualidad el movimiento por la calidad ha evolucionado
hasta profundizar en prácticas directivas, metodologías y estrategias que ayudan a
impactar la cultura y efectividad de la organización para cumplir con su misión y
visión. Esto presupone un análisis estratégico del entorno para desarrollar ventajas
competitivas en la era de la información y en un mercado globalizado, y aplicar
diferentes estrategias para hacer las cosas mejor, más rápido y a un menor costo,
involucrando y potenciando el talento humano.