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EL SEÑOR ES MI PASTOR

El Señor es mi pastor,
nada me falta.

En verdes praderas me apacienta,


Ant.: Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me
me conduce hacia fuentes de descanso siguen, y yo les doy la vida eterna
y repara mis fuerzas.

Conoce mis proyectos e ilusiones, DAME A CONOCER TU NOMBRE


me guía por caminos de justicia,
me enseña los tesoros de la vida Ya sé que mi deseo es osado, pero espero que no te sorprenda,
y silba canciones de alegría, Pues me conoces mejor que nadie.
por el amor de su nombre. Si Tú me has hecho tu hija y me llamas por mi nombre,
Nada tiene de extraño que yo quiera saber el tuyo.
Aunque pase por cañadas oscuras ¡Dame a conocer tu nombre!
no tengo miedo a nada,
Lo quiero para saberte y gozarte, para nombrarte y cantarte,
pues Él está junto a mí
Para jugar contigo al eco en montañas y valles:
protegiéndome de trampas y enemigos. Dejarte libre y sentir que vuelves, que me envuelves y abrazas
Su vara y su cayado me dan seguridad. Sin aprisionarme ni deslumbrarme.
¡Dame a conocer tu nombre!
Aunque mis trabajos sean duros y urgentes
no me agobia ni pierdo la paz, Lo quiero para recordar tu presencia ahora y en cualquier
pues su compañía procura serenidad a mi obrar, instante,
plenifica mis anhelos y mi ser, Para descalzarme, postrarme, agarrarme o acurrucarme.
y hace inútil todo febril activismo. No para poseerte ni empequeñecerte,
Sino para vivir gratuita y alegremente.
Cada día, con gracia renovada, ¡Dame a conocer tu nombre!
pronuncia mi nombre con ternura
y me llama junto a Él.
Cada mañana me unge con perfume;
y me permite brindar, cada anochecer, Ant.: nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me
con la copa rebosante de paz. las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la
mano del Padre. Yo y el Padre somos uno

SE DE QUIEN ME HE FIADO

Cuando miro mi vida y veo esa estela de huellas


en tantas direcciones,
con tantos caminos y sendas,
con tantas cruces, subidas y bajadas,
idas y vueltas,
pérdidas y encuentros,
me río un poco del destino,
de la moda de los horóscopos,
de los hados y del sino.

Ni la fortuna ni la fatalidad,
ni los éxitos ni los fracasos, ni la sangre...,
tampoco la ciencia y la cultura,
llevan las riendas de mi vida y hacen mi historia.

En el fondo de todo, noche y día, al alba y al atardecer


en los momentos conscientes,
siempre apareces Tú como roca firme,
espacio abierto y seno materno.

Y aunque para otros nada sea firme,


todo sea fragmentario y gusten y vivan a su aire,
yo sigo caminando a tu lado.
¡Sé de quién me he fiado!
Juan 10,22-30 Jesús les respondió: "Os lo he dicho, y no creéis; las
obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero
vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y
yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán
para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha
dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el
Padre somos uno."
El Señor es mi pastor.
Él busca a las que están perdidas,
sana a las enfermas,
enseña a las erradas,
cura a las heridas,
carga con las cansadas,
alimenta a las hambrientas,
mima a las preñadas
y da vida a todas.

¡El Señor es el único líder que no avasalla!


Él hace honor a su nombre
dando a nuestras vidas dignidad y talla.
Nada temo a los profetas de calamidades,
ni a la tiranía de los poderosos,
ni al susurro de los mediocres,
¡porque Tú vas conmigo!

Has preparado un banquete de amor fraterno


para celebrar mi caminar por el mundo.
En él me revelas quiénes son tus preferidos
y cuáles han de ser mis sendas del futuro.

¡Gracias al Señor que me crea, sostiene y guía


con su presencia cargada de vida!

Florentino Ulibarri

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