Está en la página 1de 4

MACROINVERTEBRADOS COMO INDICADORES BIÓTICOS DE LA CALIDAD AMBIENTAL

Introducción:

El uso de organismos acuáticos para evaluar la calidad del agua es un acercamiento con siglos
de antigüedad, pero los programas de monitoreo de América del Norte confiaban
principalmente en el monitoreo químico y físico hasta la década de los 70. Un problema en
confiar únicamente en las medidas químicas y físicas para evaluar la calidad de agua es que
ellos brindan datos que fundamentalmente reflejan las condiciones que existen cuando la
muestra es tomada. En esencia, un acercamiento físico-químico brinda una “imagen movible”
de las condiciones pasadas y presentes, y por ello, una medida espacial y temporalmente
integrada de la salud del ecosistema. De todos los organismos de agua dulce que han sido
considerados para el uso del monitoreo biológico, los macroinvertebrados bénticos
(principalmente consisten de insectos acuáticos, ácaros, moluscos, crustáceos y anélidos) son
frecuentemente los más recomendados. Por ejemplo, 49 de los 50 estados de Estados Unidos
usan macroinvertebrados en el monitoreo de la calidad de agua, mientras que solo casi dos
tercios de los programas usan peces, y solo un tercio usan algas. Aun cuando hay muchas
ventajas en usar macroinvertebrados en el monitoreo de la calidad de agua, como sucede con
todos los métodos de evaluación ambiental, las desventajas también deben ser consideradas
(ver tabla 35.1) Los macroinvertebrados han sido usados para evaluar los efectos de agentes
estresantes antropogénicos en todos los niveles de organización biológica, desde el nivel
molecular hasta el nivel de ecosistema. A nivel molecular, los efectos de pesticidas han sido
examinados midiendo depresiones en los niveles de acetilcolinesterasa. Asimismo, los cambios
en los niveles de oxidasas con función mixta, metalotioneinas y el alcance del daño del ADN
han mostrado ser útiles en la identificación de los efectos de una variedad de agentes
estresantes. Colectivamente, estos cambios bioquímicos son mencionados como
biomarcadores. A nivel de organismo, los cambios en el crecimiento y reproducción y tasas de
deformaciones morfológicas han sido evaluados como respuestas al aumento de la
contaminación. Igualmente, varias respuestas fisiológicas, tales como cambios en la
respiración, metabolismo y bioenergética han sido examinados en términos de su respuesta a
contaminantes específicos. Muchos de estos procesos basados en organismos han sido
evaluados en el campo, pero incluso más han sido evaluados en un escenario de laboratorio,
frecuentemente realizando bioensayos. Más comúnmente, los niveles de población y
comunidad (=grupo) son evaluados cuando los efectos de la contaminación son examinados en
la naturaleza. Por ejemplo, la abundancia de las poblaciones y la abundancia, riqueza y
uniformidad de grupos de macroinvertebrados han sido rutinariamente examinadas en
estudios de calidad de agua durante décadas; además de estas características estructurales,
muchas aproximaciones funcionales que evalúan las características de la historia de la vida
(rasgos de especies) son también usadas en el biomonitoreo. El functional feeding group de un
taxón es de lejos el rasgo de especie más ampliamente usada en la evaluación de los estudios
de calidad de agua (ver capítulo 25). Sin embargo, muchos otros rasgos de especie pueden
también ser usados en la evaluación de impacto y muchos están ahora siendo probados. A
pesar de si las medidas (métrica) son atributos estructurales o funcionales, la evaluación
procede comparando estos valores entre sitios sin imperfecciones (=referencia) y sitios
impactados aparentemente (=prueba). Aunque las bioevaluaciones basadas en la métrica
dominan los programas de Estados Unidos, muchos procedimientos sofisticados de estadística
multivariada son usados para evaluar el stream impairment usando grupos de
macroinvertebrados también. La simplicidad y bajo costo de la recolección de
macroinvertebrados y la facilidad con la cual las evaluaciones de la calidad de agua pueden ser
hechas ha conducido al desarrollo considerable de programas de monitoreo voluntarios en los
Estados Unidos. Los grupos de conservación tales como Isaac Walton League of America
(IWLA) popularizaron simplificadas evaluaciones de campo para su uso por ciudadanos
interesados con el programa Salven nuestros Riachuelos (SOS). Los antiguos protocolos de
bioevaluación de USEPA, también describían un rápido “o RBP I” acercamiento que fue
generalmente aceptado como adecuado para no profesionales, dado que estaba basado en el
protocolo IWLA SOS. La calidad de los datos obtenidos por voluntarios usando buenos equipos
(ejemplo, microscopios, redes no dañadas) y adhiriéndose a protocolos aceptados puede ser
muy similar a datos obtenidos por profesionales cuando se siguen las mismas técnicas. Sin
embargo, el nivel de entrenamiento recibido por los voluntarios tiene un efecto significante en
la calidad del procesamiento e identificación de laboratorio. La participación de profesionales y
la constancia del personal en los programas de voluntariado contribuyen positivamente a la
calidad de los datos. Como la resolución taxonómica llevada a cabo por grupos de monitoreo
voluntarios es frecuentemente no tan detallada como las evaluaciones ambientales, el número
y tipos de índices y análisis que pueden ser usados para una evaluación de riachuelo son de
alguna forma limitados. No obstante, la taxonomía detallada no es necesaria para derivar la
métrica muy comúnmente usada. Es importante reconocer que los cambios en el uso de
macroinvertebrados bénticos en el biomonitoreo seguirán ocurriendo. Por ejemplo, Bonada et
al. (2006) evaluó una variedad de aproximaciones en términos de como cumplieron los
criterios preestablecidos de una herramienta de biomonitoreo ideal basada en su lógica,
implementación y desempeño racional. Encontraron que muchas nuevas aplicaciones
realizadas mucho mejor que las antiguas, usaron ampliamente una aproximación saprobia. Es
más, hoy los debates sobre qué organismos deberían ser usados en las bioevaluaciones
acuáticas (tales como peces, macroinvetebrados o diatomeas), los niveles taxonómicos
necesitados (familia, género o especie) y qué técnicas analíticas (summary statistics,
aproximaciones univariadas o multivariadas) parecen distar de ser resueltas. Sin embargo, los
programas federales y del estado a gran escala que desean comparabilidad aumentada pueden
básicamente resolver estos problemas. Los macroinvertebrados bénticos representan una
parte integral de sistemas lóticos procesando materia orgánica y brindando energía a niveles
tróficos más altos, por ello, el entendimiento de los efectos de agentes estresantes
antropogénicos, así como los naturales, sobre su distribución y abundancia es crítico para la
comprensiva evaluación de impacto de riachuelos y ríos. En este capítulo describiremos los
procesos fundamentales y las consideraciones necesarias para usar grupos de
macroinvertebrados en la evaluación ambiental. Brindamos dos procedimientos: un método
básico que requiere esfuerzo similar al usado en una tarea de estudiante o un proyecto de
sitio específico basado en el voluntariado; y un procedimiento avanzado que involucra
esfuerzo similar al usado en un estudiante graduado o proyecto de gran escala. La evaluación
del hábitat de un riachuelo es también presentada debido a la importancia del hábitat en la
distribución de macroinvertebrados y porque los efectos antropogénicos en el hábitat son
frecuentemente el impacto del interés.

DISEÑO GENERAL
El principio básico detrás de evaluar la deficiencia evaluando la estructura y función de los
grupos de macroinvertebrados es la comparación de sitios aparentemente (o presumidos) sin
imperfecciones con sitios con imperfecciones (ver también capítulo 36). Los sitios con
imperfecciones son conocidos como sitios control o referencia y los sitios aparentemente sin
imperfecciones son conocidos como sitios prueba. La frase “sitio control” es raramente usada
hoy sin embargo, y ha sido reemplazada por los conceptos de sitio de referencia o condición
de referencia (ver siguiente). También, es generalmente aceptado que las condiciones de
referencia pristina están raramente disponibles en un área de estudio, por lo que las
comparaciones son normalmente hechas entre sitios aparentemente sin imperfecciones y
sitios con muchas menos imperfecciones. Una consideración fundamental antes de hacer
comparaciones entre sitios de prueba y referencia de atributos derivados del análisis de
grupos de macroinvertebrados es que ambos conjuntos de sitios tienen potencial biológico
similar en ausencia de impacto. Por eso, los estudios son más restringidos frecuentemente a
áreas

The basic principal behind assessing impairment by evaluating the structure and function of
macroinvertebrate assemblages is the comparison of putatively (or presumed) impaired sites
to unimpaired sites (see also Chapter 36). Unimpaired sites are known as control or reference
sites and putatively impaired sites are known as test sites. The phrase “control site” is rarely
used today however, and has been replaced by the concepts of reference site or reference
condition (see following). Also, it is generally accepted that pristine reference conditions are
rarely available in a study area, so comparisons are normally made between putatively
impaired sites and least impaired sites. A fundamental consideration before making
comparisons between reference and test sites of attributes derived from the analysis of
macroinvertebrate assemblages is that both sets of sites have a similar biological potential in
the absence of impact. Therefore, studies are most often restricted to areas that have similar
gross physiography. Ecoregions, subecoregions, type of land cover, stream size, and elevation
are just a few of the criteria to consider when restricting the range of physical variables that
could confound comparisons of macroinvertebrate assemblages among sites in impact
assessment. The importance of these variables to the design of a bioassessment is often a
function of the scale of the question being addressed. Spatial and temporal considerations are
critical in all assessment designs. In fact, geographic scale often dictates whether a study will
follow a point-source or regional assessment design. Small scale, point-source studies
frequently use one of many BACItype (Before-After-Control-Impact) designs (Stewart-Oaten et
al. 1986). In the simplest case with these designs, comparisons are made before and after an
impact occurs at both control (reference) and impacted sites. The comparisons are based on
analysis of variance (ANOVA) approaches that assess impact by appropriately partitioning
variability. The Canadian Environmental Effects Monitoring (EEM) program website
(http://www.ec.gc.ca/eem/english/default.cfm) provides documents that include extensive
design criteria for point-source studies. A very readable account of basic experimental design
in ecology is presented by Underwood (1997); a more thorough treatment of the many
complicating aspects associated with proper impact study design in streams is presented by
Downes et al. (2002). Large-scale regional assessments are the foundation of most state and
national bioassessment programs. Although, the variety of designs used for these assessments
is extensive, the basic principles are similar. In most studies, putatively impaired sites are
compared to a reference condition. The use of reference conditions rather than a specific site
has become increasing popular (Reynoldson et al. 1997, Bailey et al. 2004) because this
method accounts for the variability among reference sites that are an inherent aspect of all
large scale

También podría gustarte