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Curso de Capacitación

Docente en Neurociencias

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Estrategias para convertir la información en conocimiento

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Estrategias para convertir la información en conocimiento:

Cómo atravesar los filtros cerebrales que limitan el aprendizaje.

Dra. Judy Willis EEUU


Educadora y Neurocientífica
Traducción: Nse. Mirta Polla

Todo lo que aprendemos llega a nuestro cerebro a


través de los sentidos y es procesado, almacenado y
activado a través de una serie de eventos eléctricos y
químicos. Sin embargo, el cerebro no está equipado
para procesar los millones de bits de información
sensorial que lo bombardean por segundo. Hay
obstáculos (areas funcionales) que toman la forma de
filtros y protegen al cerebro de una sobrecarga de
información, focalizando la atención sólo en la
información sensorial crítica para la supervivencia

La forma en que los cerebros de los niños, jóvenes y adultos responden a esta
información sensorial del entorno demuestra qué tipo de información atrae su
atención. Los educadores y capacitadores, pueden utilizar estrategias
compatibles con el cerebro como:

la novedad,

la sorpresa,

la predicción,

la anticipación positiva,

los intereses individuales

y otras técnicas para focalizar la atención de sus alumnos en la información


que estos necesitan ver, oír y recordar.

El registro de los estímulos sensoriales que pasan por los filtros cerebrales está
fuertemente influenciado por los estados emocionales en el momento de
escuchar o ver cierta información.

Un modo de contribuir a que estos filtros trabajen en forma óptima es logrando


niveles bajos de estrés, ya que, si alguien estuviera preocupado por otra

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situación que se considera más importante de atender, el foco atencional
estaría en la misma y no en los contenidos de la clase o capacitación.

Comprender cómo la información se convierte en conocimiento y se transforma


en memoria a largo plazo puede ser una herramienta poderosa para contribuir
con el éxito académico de nuestros alumnos, con la adquisición de nuevos
conocimientos en la organización, etc.

Las estrategias compatibles con el cerebro habilitan a responder a los estímulos


del entorno de la mejor manera posible y a convertir esa información en
conocimiento adquirido.

Hay tres elementos principales, a los cuales se los llama RAD, que son según
mi trabajo de años, la llave para alcanzarlo:

R: Sistema activador reticular ascendente (SARA)

A: Amígdala

D: Dopamina

La información que nuestro cerebro recibe como estímulo sensorial debe pasar
primero a través del sistema activador reticular ascendente (SARA), más tarde
por el sistema emocional ó límbico, para ser reconocido y codificado en áreas y,
finalmente, almacenada en la memoria a largo plazo.

El SARA es el sistema de activación de la atención y está ubicado en la parte


más baja del cerebro (tronco encefálico). Recibe información de las
terminaciones nerviosas sensoriales de los brazos, piernas, tronco, cabeza,
cuello y órganos internos que convergen en la medula espinal dorsal. Estos
mensajes de los sentidos deben pasar a través del SARA para poder entrar al
cerebro racional, o para ser enviados directamente a los centros de respuesta
automática.

El SARA es un área específica dentro de la Formación Reticular que determina


el estado de alerta y vigilancia en el resto del cerebro. En los animales, alerta al
cerebro de los cambios del medio ambiente: los sonidos, las imágenes, los
olores, que pueden indicar peligros u oportunidades para encontrar comida,
pareja o protección.

En los humanos, ha evolucionado para responder más allá de las necesidades


básicas de la supervivencia, pero aún sigue siendo un filtro que está siempre
atento a los cambios del entorno cuando estos son percibidos por los sentidos.
En nosotros es “el encendido” del nivel de respuesta y alerta del cerebro.

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La respuesta a la información sensorial que recibe el SARA determina la
velocidad, el contenido y el tipo de información ‘disponible’ para el cerebro
‘superior’. Cada segundo, millones de bits de información lo bombardean, y
este filtro limita el acceso de la misma al cerebro superior.

El objetivo de una enseñanza exitosa es controlar el fluido de información que


pasa a través del SARA para que, de este modo, la información más útil, la que
se puede convertir en conocimiento, alcance los circuitos neuronales cognitivas
superiores en la corteza prefrontal.

El modo de traspasar esto filtros es captando su atención, ya que el cerebro


está atento a los cambios en el entorno, incorporar sorpresas y novedades en
el aprendizaje a través de variaciones en los estímulos sensoriales es un buen
modo:

cambios en la voz,

en el volumen,

en el ritmo,

cambios visuales en los colores,

modificaciones en el movimiento,

variaciones en el tamaño,

y otros cambios táctiles, harán que la información en la cual los alumnos o


personas necesitan focalizarse les llame la atención.

Es más importante aún planear actividades de aprendizaje para que la


información sensorial importante pase a través del SARA en los casos que los
niños tengan ADD, LD o cualquier otra dificultad de procesamiento sensorial. Si
los alumnos ya están presionados/exigidos por la tarea de escoger información
de entre una multitud de estímulos sensoriales, se complica el objetivo de que
puedan concentrar la atención en la información sensorial más valiosa e
importante en ese momento.

Por ejemplo, crear bosquejos coloridos de la información nueva o utilizar


tarjetas para asociar un número escrito en palabras con el símbolo numérico
son tareas más interesantes para el cerebro que el ruido del tránsito de afuera
o las monedas en los bolsillos.

El cerebro es un órgano autoprotector que busca el placer. Es la respuesta


emocional a la información sensorial lo que estimula a los centros sensoriales

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de los cerebros de nuestros alumnos más allá del SARA. Estas regiones
cerebrales especializadas, como la amígdala (A), han sido estudiadas por
neuroimágenes y por mapeos cerebrales realizados mientras los sujetos
estaban ejecutando diversas tareas de aprendizaje.

La información sensorial que


atravesó el SARA debe pasar
ahora a través del núcleo
emocional del cerebro, el
sistema límbico –en especial
por la amígdala y por el
hipocampo– en donde se le
da significado emocional a la
información (el sabor agrio es
delicioso en un sorbete de
limón, pero es desagradable
en un jugo de limón sin
azúcar). Cuando recibimos información sensorial, estos filtros emocionales
evalúan los valores de supervivencia y placer. Esta “decisión” determina si a la
información se le permite el acceso al cerebro racional y, de ser así, a qué lugar
se enviará.

Cuando el cerebro percibe amenazas o el alumno o quien está en una


capacitación o reunión, se siente estresado, el filtro límbico en la amígdala
cambia al “modo supervivencia” y desvía la información sensorial del cerebro
racional a los centros automáticos (respuestas de lucha o fuga).

Dado que no hay tigres en el aula, sala de conferencias, oficinas u otros lugares
en donde nos desenvolvemos, no necesitamos el mismo filtro de respuesta a
las amenazas que los mamíferos que nos precedieron. Sin embargo, estos
filtros aún existen en los cerebros humanos y se activan cuando en el colegio,
espacio laboral, etc., se experimentan situaciones estresantes como la
confusión por material extremadamente demandante, por aburrimiento por los
temas vistos y por actividades repetitivas o presiones sociales como la
intimidación o el acoso.

A de Amígdala: La amígdala está designada a menudo como el centro de la


emoción del cerebro en el sistema límbico. La amígdala estaba considerada un
centro responsable de la emoción de amenaza y miedo, pero posteriores
investigaciones han encontrado que este centro profundo del cerebro, también
consolida la información potencial en la memoria de largo plazo que
acompañaba a la emoción positiva. El escaneo con FMRI (resonancia
magnética funcional) y PET (tomografía por emisión de positrones) demostró

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que cuando la amígdala está altamente activada en respuesta al stress, hay
una caída en la actividad de los más elevados centros cognitivos cerebrales.
Esta menor actividad metabólica es evidente porque a través de los escaneos
se observa que hay menos oxígeno, o menos glucosa en dichas regiones.

Por ejemplo, cuando un estudiante o un colaborador se frustra porque el


vocabulario que está leyendo no le permite entender el tema, los filtros
afectivos de su amígdala responden a la tensión tomando cantidades más altas
de la glucosa disponible y del oxígeno del cerebro. El cerebro ahora está en
modo de supervivencia. La alta actividad en la amígdala bloquea la entrada de
información a la corteza pensante, tanto, que la información nunca llegará a la
memoria de largo plazo.

El SARA y los filtros afectivos pueden también utilizarse de manera positiva. Por
ejemplo, con actividades de aprendizaje planeadas para sostener la atención y
el interés, sin producir frustración, confusión, o aburrimiento. Estos filtros
pueden ayudar al cerebro a focalizarse en información sensorial del
aprendizaje.

La información que pasa a través de la amígdala y se asocia a una emoción


positiva, se realza para facilitar su almacenamiento en la memoria de largo
plazo. Al lado de la amígdala en el sistema límbico, está el hipocampo. Es en
este centro de consolidación que la nueva información sensorial se liga al
conocimiento previo y a las memorias de experiencias anteriores.

El SARA es el sistema de encendido de la activación de la atención. Es posible


ayudar a que el foco de atención de quien aprende o debe entender un cambio
de procedimiento o nuevas consignas, se active incorporando la novedad: el
aprendizaje multisensorial, la atención motivada por el deseo de un logro y la
creatividad en las actividades de aprendizaje.

D de Dopamina: La dopamina, la “D” en el RAD, es uno de los más importantes


neurotransmisores del cerebro. Los neurotransmisores son las proteínas del
cerebro que llevan información a través de los espacios (sinapsis) formados
cuando una terminación nerviosa se conecta con otras. Un informe de 1998,
“Evidencia de descarga de dopamina durante un vídeo juego”, publicado en la
revista Nature, describió un estudio de tomografía en el cual investigadores
británicos encontraron que, jugando vídeo juegos, valga la redundancia, se
producían cambios en la química del cerebro aumentando la actividad de la
dopamina. Los autores describieron la infusión de la dopamina como “similar a
la observada cuando se inyecta anfetamina en forma intravenosa”. Sugirieron

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que los niños que juegan habitualmente “someten sus cerebros en desarrollo a
una reacción química agradable similar a inyección de la droga de la
anfetamina y, si juegan muy menudo, es más probable que se hagan adictos a
esa sensación”.

¿Cómo puede esta poderosa respuesta de placer de la dopamina utilizarse para


influenciar el aprendizaje constructivamente? Cuando el cerebro secreta
dopamina durante una experiencia agradable, se construyen memorias fuertes
de la misma, que posteriormente secretan dopamina en la expectativa de una
próxima experiencia agradable que inicialmente dio lugar a la oleada de este
neurotransmisor. Este ciclo de anticipación de recompensa tiene varias
ventajas: aumento de dopamina en el sistema emocional o límbico,
especialmente en el hipocampo, que facilita la consolidación de la nueva
información y la conexión a priori con memorias relacionadas.

La dopamina llega a la corteza prefrontal, aumenta la liberación de otro


neurotransmisor (la acetilcolina) que incrementa el foco atencional. Por
ejemplo, usted puede introducir una nueva manera de repasar vocabulario
escribiendo una lista de palabras en la pizarra y dramatizándolas mientras los
alumnos dicen qué palabra piensan que usted está actuando. Este modo de
enseñanza es baja en amenaza, alta en placer, y asociada al incremento de
dopamina. Como resultado, cuando los estudiantes o equipo repasen el
vocabulario la próxima vez, sus cerebros producirán dopamina en anticipación a
la experiencia positiva.

La dopamina aumentará el foco de atención, potenciando la consolidación y el


almacenamiento de las nuevas palabras en la memoria a largo plazo. Las
actividades de la clase pueden utilizar este efecto de la dopamina para atrapar
a los estudiantes en aprendizajes agradables. Los estudios de las actividades,
o las experiencias que se asociaron a niveles crecientes de dopamina en el
cerebro, incluyen:

movimiento físico,

conexiones del saber con intereses personales,

contacto social,

música,

novedad,

sentido del logro,

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recompensa personal,

iniciativa,

juego,

humor.

Cuando usted pueda incorporar las experiencias y estas actividades en sus


lecciones, la dopamina estará entonces disponible para aumentar el placer, la
atención, y la memoria.

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