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“LA EDUACION PARA LA VIDA”

CARLOS MARIO MILLÁN GUERRERO

ENSAYO

ING. FERNEY BETANCOURT

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


SEDE BOGOTÁ

FACULTAD DE INGENIERÍA

INTRODUCCIÓN A LA INGENIERÍA CIVIL

BOGOTÁ D.C

2015
LA EDUCACIÓN PARA LA VIDA

Muchos aún nos preguntamos si es necesario recibir una educación en una


institución, ya sea escuela, colegio, universidad, etc. Existen muchos puntos
de vista frente a este tema.

Si nos ponemos a analizar en este tiempo, hablamos del actual, en pleno siglo
XXI, donde vivimos en un mundo de consumismo, en el cual la globalización
se apodera de todos los aspectos relacionados con nuestra misma existencia,
tanto social como cultural y por supuesto económicamente, entonces
claramente nos vemos obligados a contar con al menos una carrera
universitaria, para poder desempeñarnos en algo en esta sociedad que
últimamente nos ha condicionado mucho al momento de conseguir un buen
trabajo con el cual lograr subsistir, entonces estamos condicionados
primeramente a cursar la básica primaria, seguida por la secundaria y
empezar; con la meta de terminar, una carrera universitaria.

Ahora bien, si miramos un poco lo que es “la educación para la vida”,


debemos empezar desde abajo, desde la base de todo, la educación recibida
por la familia, a la que llamamos “la educación de casa”. Personalmente
pienso y afirmo que ésta; la educación recibida en el hogar, es supremamente
esencial para crear las bases para el desempeño familiar, laboral y en su
realización como individuo siendo ciudadano de una república. Ningún
aprendizaje durante nuestra vida nos define tanto como las experiencias
vividas en el hogar, y es que desde que nacemos emprendemos toda una
aventura con nuestros padres a la cabeza, siendo ellos el ejemplo a seguir en
cada paso dado a partir de ahí, una frase que nos resume lo anteriormente
dicho es: “La familia deja su huella indeleble en la vida y esencia de todo
individuo” tomada del artículo “el-poder-de-la-educación-en-el-hogar”
ahora bien, los padres deben tomarse su tiempo para educar a los hijos,
formar y entrenar a los futuros ciudadanos en valores, para así poder
perpetuar y crearles capacidades de comunicación con los demás, y sobre
todo llevarlos a actuar siempre basada en valores. Desde que culminamos la
etapa de “formación en el hogar” estamos listos para jugar en otros ambientes
y es acá cuando entramos a una institución para empezar a formarnos
académicamente para nuestra vida. Entonces empezamos con nuestra
primaria, aprendemos a hablar, leer, aprendemos las bases más importantes
y nos referimos solo a las académicas, seguimos lego con la secundaria y
bachillerato, durante este tiempo nos preparamos tanto física y
psicológicamente para nuestro paso por la universidad, en este tiempo ya
logramos distinguir las distintas habilidades que nos caracterizan a cada uno
y nos llevarán a decidir que “queremos ser cuando grandes”.

Según afirma el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el


Desarrollo): “La educación es el medio principal de construcción de valores
de una sociedad. Es un elemento constitutivo del desarrollo humano, porque
es una capacidad esencial que abre las puertas a otras capacidades y la
desigualdad en el acceso a esta capacidad provoca la desigualdad en el resto
de las capacidades”. El PNUD hace un énfasis en la desigualdad que tenemos
en el acceso a la educación, de acuerdo con un estudio realizado por el
Ministerio de Educación y la facultad de Economía de la Universidad de los
Andes en 2009, solo el 31.8% de bachilleres egresados, logran acceder a una
educación superior, pero la pregunta es, ¿esto a que se debe?, muchos
factores influyen en esta contundente estadística, primero que todo por falta
de recursos monetarios, pues una gran cantidad de bachilleres son egresados
de colegios públicos o distritales, en donde la educación es gratuita, se suma
a esto la “educación mediocre” que se recibe en estos colegios, es imposible
comparar el nivel mostrado de un colegio privado en el cual pagas una
pensión de $500.000 mensuales a uno en el que pagas $2000 pesos anuales.
Además, gran cantidad de nuevos bachilleres son habitantes de zonas rurales
o municipios pobres y marginados, estos chicos simplemente no contemplan
la idea de ir a la universidad, casi siempre se dedican a labores familiares,
por lo general trabajo de campo, entonces de que les sirve pasar por todo este
proceso educativo.

En este punto es donde vuelve el interrogante si realmente necesitamos la


educación ofrecida en una institución, muchos dirán que no, pero la realidad
es distinta, socialmente somos “nadie” si no tenemos una profesión; una
profesión que está justificada en un cartón, este cartón por el cual algunos;
los que contamos con suerte, luchamos y perseguimos por gran parte de
nuestra vida, pero tanto cultural como económicamente podemos sobresalir,
claro, contando con suerte.

En conclusión, necesitamos educarnos, empezando desde el hogar, esos


valores que nos inculcan que se vuelven indispensables en todo el desarrollo
de nuestra vida, y así, pasando por cada etapa de formación, ya sea para ser
profesional o no, la educación para nuestra vida, se convierte en el pilar
fundamental en nuestro desarrollo personal, como individuo, como
componente de una comunidad, como componente de un hogar, nos ayuda
a facilitar muchos aspectos, la búsqueda de relaciones, el desempeño laboral,
nos conduce a una mejor sociedad.

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