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¿Qué dijo Freud de Hitler cuando éste era


solamente un niño?
¿Quién no ha visto un documental sobre el nazismo y ha pensado que Hitler
sufría de trastornos mentales? De hecho, en 1942 el servicio de Inteligencia
británico analizó un discurso que Hitler había pronunciado ese mismo
año, donde se revelaban claros síntomas de histeria, epilepsia e incluso
paranoia.
Pero mucho antes de llegar al poder, un jovencísimo Adolf Hitler (para ser más
exactos, tan solo un niño) ya mostraba síntomas de desequilibrio mental. Ante
esta situación, el doctor de cabecera de su familia, Eduard Bloch, consultó
al insigne médico vienésSigmund Freud.
De acuerdo a estudios llevados a cabo por los autores Laurence Marks y John
Forrester, dedicados a estudiar la vida y las obras de Freud, en el año 1895 el
creador del psicoanálisis sugirió que el pequeño Adolf fuera internado en
una institución de salud mental para niños. Pero, lamentablemente, tal
recomendación no fue llevada a la práctica.
Freud y el pequeño Adolf
A los seis años de edad, Adolf Hitler sufría de pesadillas muy
intensas donde se veía a si mismo cayendo en profundos abismos o sufría
persecuciones donde era capturado y azotado hasta desear la muerte. Estos
episodios (y muchos más, de naturaleza psicológica) convencieron al
doctor Bloch de que el niño necesitaba la ayuda de un especialista, motivo
por el cual recurrió a Sigmund Freud, quien como padre delpsicoanálisis tenía
una exitosa consulta donde acudía tanto la clase alta como la clase media de la
época.
El doctor Bloch consultó a Freud el caso de Adolf Hitler en varias
ocasiones, siendo, en todos los casos, muy claro el diagnóstico:
internación y tratamiento, con lo que su madre Klara estuvo totalmente de
acuerdo. Sin embargo, Adolf no fue internado (y ni siquiera tratado), pues Alois
Hitler, su padre, no lo permitió. Este era un hombre muy intransigente que
buscaba que su pequeño hijo continuara su carrera de funcionario de aduanas.
El padre de Hitler lo sometía a malos tratos y vejaciones diarios, razón por
la que Adolf-niño incluso trató de escapar de la casa varias veces durante su
infancia. Según los investigadores, a fin de evitar que se descubrieran sus
maltratos, Alois siempre impidió el internamiento y el posterior
tratamiento de su hijo.
Tiempo más tarde, ya a los 18 años, al ser rechazado para entrar a la
Academía de Artes de Viena por dos veces (entre 1907 y 1908), Adolf
sufrió crisis de nervios terriblemente fuertes, exacerbándose de este modo
aún más su malestar psicológico.
El autor de la solución final salvó a un judío
En 1938, cuando el nazismo se encuentra en su máximo apogeo y Alemania se
anexa a Austria con la Anschluss, los judíos austriacos comenzaron a ser
reprimidos por la Gestapo. Pero hubo un médico de origen judío que
escribió a Hitler directamente pidiendo protección; y fue el propio Führer
quien ordenó a Martin Bohrmann protegerlo. El individuo agraciado fue el
mismo doctor Eduard Bloch, que no fue molestado en ningún momento
mientras obtenía el salvoconducto que le permitiría a él y a su mujer viajar a
Estados Unidos.
Ante semejante historia, es inevitable preguntarse qué hubiera ocurrido si el
padre de Hitler hubiera aceptado internar a su hijo. ¿Qué hubiese pasado si el
entonces sufrido niño hubiese recibido el tratamiento psicológico adecuado? Es
casi forzoso pensar que, muy probablemente, la historia mundial hubiera
cambiado y el Holocausto nunca se hubiera producido. No obstante, solo se
trata de suposiciones. Nunca lo sabremos.

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