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La Inteligencia emocional es un
conjunto de habilidades como el control de impulsos, la perseverancia, la
empatía, etc. que constituye un vínculo entre sentimientos, carácter e impulsos
morales. La música, si es adecuada, nos lleva a una rearmonización de los
sentimientos y el estado de ánimo. Además nos ayuda a un dominio del cuerpo, a
la organización de las relaciones espaciales. El tono y volumen de la voz, delata
el momento en que nos encontramos y qué tipo de persona somos. Desde que
nacemos estamos expuestos a la música, comenzando por la voz de los padres. El
tono expresivo que utilizan ayuda a que el niño mantenga la atención, siendo la
voz de la madre la preferida debido a que su agudeza señala felicidad y afecto.
Es importante educar tanto la expresión de la voz como el canto. Éste, en
concreto, es uno de los medios de expresión más completo y máximo.
Interpretación:
Se han realizado diferentes estudios acerca de la importancia del control del
tempo, la coordinación e independencia entre las dos manos y la coordinación
entre dos músicos en un dueto a la hora de convertir un concepto musical
abstracto (una obra musical) en la interpretación de una obra. De esta forma, los
intérpretes más experimentados mantienen mayor estabilidad y precisión en el
tiempo y además son capaces de interpretar una obra junto con otro músico sin
haberla ensayado antes juntos basándose en el hecho de que ambos comparten la
misma visión de la estructura de dicha obra. Esta visión que cada uno tiene sobre
la obra que interpreta es lo que le confiere expresión a la interpretación, es
decir, dependiendo de cómo el intérprete entienda la estructura de la obra el
resultado final variará. Pero es posible modificar la expresividad
conscientemente mediante la práctica, aunque en ella influyen también el
estado de ánimo.