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HISTORIA DE S.

ANTONIO MARIA CLARET


UN HOMBRE Y UN PROYECTO

Antonio María Claret nace el 23 de diciembre de 1807 en Sallent (Barcelona). Durante su


juventud vive un proceso personal que reproduce, en parte, los complicados avatares de
su tiempo. Acabada la escuela, trabaja como obrero en el taller textil de su padre y, más
tarde, como estudiante perito en Barcelona. En estos años, pasado el intenso fervor
religioso de la infancia, Antonio siente simultáneamente la atracción del progreso y la
llamada del evangelio. A los veintiuno creer ver su camino en la Cartuja, pero los
acontecimientos lo orientan hacia el seminario de Vic. El 13 de junio de 1835 es ordenado
sacerdote. Se cumple así su deseo presentido desde niño, cuando deseaba entregar su

vida para la salvación de los pecadores.


Desde este momento, se dedica -a diferencia del clero de su tiempo- al anuncio de la
Palabra. Siempre desde su celo apostólico intenso y desde la pobreza. Después de un viaje
a Roma (1839) para ofrecerse como voluntario a Propaganda FIDE, misiona durante
nueve años los pueblos de Cataluña y Canarias. En 1849 es nombrado Arzobispo de Cuba.
Desde 1851 a 1857 desarrolla en la isla una incansable acción pastoral, hasta que la Reina
Isabel II lo nombra su confesor. En Madrid compagina los deberes de su cargo con un
apostolado intenso, a través, sobre todo, de la predicación y la prensa. Participa en el
Concilio Vaticano Iº. Perseguido y calumniado por los que veían en él un intrigante
político, se le niega el ingreso en España cuando regresaba del Concilio y muere en el
monasterio cisterciense de Fontfroide (Francia) el 24 de octubre de 1870. Pío XII lo
declara santo el 7 de mayo de 1950.

Por su profundo sentido eclesial y su celo misionero, por su filial amor a María y a la
Eucaristía, por su intuición para descubrir lo más urgente, oportuno y eficaz en la tarea
evangelizadora, Claret representa un estímulo para todos los que han recibido el encargo
de anunciar el evangelio. A lo largo de toda su vida, Claret fue un misionero apostólico. Su
proyecto fue el de anunciar el Evangelio poniéndose al servicio de la Iglesia Universal.
Dicho proyecto le llevó a dar protagonismo a los seglares y a fundar instituciones que han
continuado su espíritu en el tiempo. De entre ellas, cuatro constituyen la Familia
Claretiana. Dos cuajaron durante la vida del santo y otras dos después de muerto. Los
Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María -Misioneros Claretianos- (1849), las
Religiosas de María Inmaculada (1855), el instituto secular Filiación Cordimariana (1943) y
el movimiento laical Seglares Claretianos (1979)

En Breve

Nació en la villa de Sallent, provincia de Barcelona, el día 23 de diciembre de 1807.


Fue obrero textil en su juventud.
Ordenado sacerdote, fundó en Vic la Orden de los Claretianos.
Recorrió Cataluña durante varios años predicando.
Fundó la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.
Fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, cargo en el que se entregó de lleno al
bien de las almas.
Como arzobispo de Santiago de Cuba se destacó por su celo evangelizador por lo que
recorrió toda su diócesis y sufrió un atentado contra su vida.
Habiendo regresado a España, sus trabajos por el bien de la Iglesia le proporcionaron
aún muchos sufrimientos.
Confesor de la Reina Isabel II de España
Unico santo canonizado entre los padres conciliares del Concilio Vaticano I.
Escritor evangélico, especialmente de folletos de fácil alcance para todos (jóvenes,
trabajadores, casados)
Demostró un amor excepcional por la Eucaristía la cual conservaba en su corazón como
tabernáculo
Gran devoto de la Santísima Virgen.
Patrón de las cajas de ahorro, ya que fundó una en Cuba en beneficio de los pobres.
Sus experiencias místicas lo llevaron a levitar (alzarse del suelo)
Murió en Fontfroide (Francia) el año 1870. Cuando le preguntaron cómo era capaz de
hacer tanto respondió:

"Enamoraos de Jesucristo y del prójimo y lo comprenderéis todo y haréis más cosas que
yo"

SAN ANTONIO MARIA DE CLARET


La vida de este misionero español del siglo pasado es
algo asombroso. Pero su secreto quedó claro cuando dijo "Enamórense ustedes de
Jesucristo y de las almas y lo comprenderán todo". Sus principios Antonio Claret fue
apóstol antes que hombre. Dios le había elegido y desde muy pequeño sus primeros
indicios eran los de un apóstol intachable y ardiente. Aunque tenía una inclinación
sacerdotal, su padre lo involucró en el oficio de una fábrica de tejidos, y se aficiona con
tanta pasión que durante su juventud no tuvo más sueños que las máquinas de telares. A
pesar de la fama y fortuna que ganó, el llamado de Dios se hizo fuerte y entró al
Seminario Jesuita de Vic. Claret llega al sacerdocio en unos momentos críticos de la Iglesia
española, donde se suprimían las ordenes religiosas y se usurpan propiedades de la
Iglesia. El ministerio de Claret estuvo caracterizado por la persecución encarnizada del
enemigo y de intervenciones divinas. Hechos prodigiosos, milagrosos y hasta proféticos
acreditan a Claret como enviado de Dios. Sus pilares Su vida estuvo fundamentada en un
AMOR intenso que no le dejaba parar, una POBREZA que vivió radicalmente, un
SACRIFICIO que lo lleva al heroísmo al negarse cualquier satisfacción personal, la
HUMILDAD y la OBEDIENCIA. Además, Claret fue gran amante de la Virgen María y
propaga por doquier el Rosario. El nombre de María lo añadió a su nombre al ser
consagrado Arzobispo "porque María Santísima es mi Madre, mi Madrina, mi Maestra, mi
Directora y mi todo, después de Jesús". Para perpetuar su apostolado en el tiempo y en el
espacio Claret fundó en el 16 de Julio de 1949 su obra principal: La Congregación de
Misioneros Hijos del Corazón de María, a la que dará por consigna: "Salvar las almas de
todo el mundo y por todos los medios posibles". Su vida misionera Años más tardes y por
voluntad expresa del Papa que había palpado la labor misionera de Claret, es nombrado
Arzobispo de Santiago de Cuba, donde realiza una pastoral en la que dio todo: dinero,
comodidades, descanso y hasta su misma sangre. A dos meses de su llegada, logró una
gran reforma en las costumbres del pueblo: los confesionarios estaban a todas horas
ocupados, el concubinato se va extirpando, se arreglan matrimonios desunidos, se
reparten miles de comuniones, los sacramentos son administrados a cientos de fieles, en
fin, una obra tan intensa que necesitó colaboradores, formando así a las
RELIGIOSAS DE MARIA INMACULADA.

A pesar de que le encantaba Cuba, un atentado a su vida hizo que el Papa lo trasladase a
España nuevamente, donde la Reina Isabel II le reclama y le nombra como Confesor. La
labor apostólica continuó en Madrid tanto dentro como fuera de palacio, transformando la
vida de miles de fieles. Fundó la Librería Religiosa, que en sus primeros diez años,
imprimió más nueve millones de impresos religiosos. También organizó y restauró centros
de estudios y seminarios, promovió el catecismo, instituyó seglares y llevó tantas obras a
la realidad que hoy en día han germinado y se han disperso por el mundo entero. La
Familia Claretiana está compuesta por los Misioneros Claretianos Hijos del Corazón de
María, Misioneras Claretianas Religiosas de María Inmaculada, Filiación Cordimariana y los
Seglares Claretianos. Sus miembros son continuadores de la misión que el Espíritu suscitó
en la Iglesia al Padre Claret.

1807 Nace en Sallent, Barcelona, Cataluña, España el 23 de Diciembre

1820 Obrero y tejedor, conoce el mundo laboral.

1835 Ordenado Sacerdote, se entrega al ministerio sagrado.

1840 Comineza su vida de misionero por toda Cataluña e Islas Canarias

1849 Funda la Congregación de Misioneros Hijos del Corazón de María

(Cordis Marie Filius – C.M.F). Hoy en día son conocidos como Misioneros Claretianos en
honor a su fundador.

1850 Consagrado Arzobispo de Santiago de Cuba. Durante 6 años realiza una obra
apostólica.

1857 Llamado a Madrid para servir de Confesor de la Reina Isabel II, se convierte en el
apóstol de toda España.
1868 Desterrado por la revolución, ejerce sus últimos ministerios en París y Roma. Padre
activisimo del Concilio Vaticano I entre los años 1869 y 1870.

1870 Perseguido y en el destierro, muere en Fontfroide al sur de Francia el 24 de octubre.

Betificado por Pío XI en 1934 y luego es canonizado en 1950 por Pío XII.

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