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VIII. POST·SCRIPTUM
HH H . 1\. ll"hl, cu . Regimen and Oppositions (New liav en, Yale University Press,
19 73) y J.J. I.i ll l.. ",\n auth'lr itarill regimen , Spaill " , E. Allardt y S. I{okkan euis, Mass
politics (New York , The fre e press, 1970) .
LA DEFENSA DE LA CONSTITUCION 79
do entonces, a nivel poli'tico, la mas vituperable traicion a los valores del cons-
titllcionalismo au ten tieD y, a /live! cientl/ico, la negacion mas rotunda (/1' las
fUllciones primoruiales que la jurisdiccion constitucional esta /lamaua a desem-
pefiar. Por e/lo, si jundicamente el control de constitucionalidad solo se con-
cibe desde la definicion previa de la Constitucion como ley suprema, poWi-
ca y cientl/icamcnte solo cs It'cito sostener la existencia de una justicia cons-
titucional cuando la Constitucion se entiende como realidad normativa y no
como una mera configuracion nominal y sematica. Proceder de otro modo
supondn'a condenar la teon'a constitucional y la labor de los constituciona-
listas al mas menesteroso y errante de los quehaceres. 149
Y Mauro Cappelletti, el jurista que mas ha reflexionado en esta tematica ,
con Sll habitual arnplitllo de allalisis nos recuerda su esencial significacion:
Consta el hecho de que el instituto de control judicial de constitucionalidad de
las leyes, es ciertamente uno de los mas ricos en implicaciones y en problemas
para todo jurista abierto a las ideas que se agitan en el mundo contempora-
neo: un mundo que, sen'a vano ocultarlo, se mueve can cada vez mayor rap i-
dez hacia la qlle - me 10 recordaba recientemente Max Rheinstein un poeta
aleman /lama como bellI'sima palabra la Stemstunde, la hora de la estrella,
fa hora de las elecciones y de las decisiones supremas. Si fa eleccion sera,
como todos queremos augurar, fa de fa justicia, y no de la des truce ion - una
forma internacional de justicia que garantice tambien entre los pueblos como
entre los individuos la pemzanencia de ciertos valores [undamentales - , en-
tonces yo sostengo que tam bien las diversas y multiples experiencias en ae-
tas de justicia constitucional, habran dado y daran su no despreciable contri-
bucion a la superJlil'encia misma de la civilizacion y de la humanidad. 150