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En cuatro días tres hechos preocupantes, tres, han ocurrido en Yucatán y que tienen
que ver con el ejercicio de las libertades: primero, el martes 7, la irrupción violenta de
un comando de seis encapuchados, pistola en mano, a la peña La Casa de Todos,
justo cuando terminaba una reunión del Kolectivo El Rebelde convocada para
preparar, como cada año lo acostumbran, El Grito de los Libres
(http://a7.com.mx/reportajes/4531-cateo-de-posibles-policias-en-la-casa-de-todos.html). El fin de
semana, concretamente el domingo 5, la amenaza de aplicarle la llave “Gaby la
quebradora” a otro reportero, esta vez del semanario Artículo 7 –y, al través de él, a
su director-, amenaza expresada por el Oficial Mayor de Gobierno, quien estaba
acompañado por Jaime Zetina, sí, el personaje que se desempeñó como Secretario
de Fomento de la Violencia Intrafamiliar (http://a7.com.mx/reportajes/4508-amenazan-a-
reportero-de-a7.htm). Finalmente (al menos por ahora y para fines de este recuento),
ayer miércoles, la clausura definitiva del noticiero matutino de SIPSE, que conducía
con ligereza y talento Gonzalo Navarrete, uno de los cronistas institucionales de la
ciudad de Mérida. Los empresarios de la filial yucateca de TELEVISA no se
anduvieron por las ramas, le hicieron saber al empeñoso cronista que la razón de su
cese eran las opiniones vertidas, por él o por sus invitados en el programa. Se suma
esta clausura a los programas radiofónicos de Sylvia Centeno y de Blanca Estrada,
silenciados meses atrás, así como la exclusión de Gina Villagómez del programa El
Columnista Radio
Con los tres eventos más recientes, grave cada uno de ellos, se confirma que la
soberbia de la Seño de los Afeites es la que marca el rumbo y el ritmo de su
gobierno. Que no hay nadie entre sus colaboradores alguno capaz de evitar o hacer
contrapeso a sus arranques autoritarios. Lo que en sus tres primeros años de
gobierno fue eventual (no olvidar la demanda interpuesta por Gabriela López contra
el reportero Hansel Vargas con la infantil acusación de “vouyerismo” y hostigamiento
sexual y, antes, el “hackeo” de varias páginas de internet) ahora no sólo es cotidiano,
sino dominante y extensivo al desempeño del “círculo íntimo”.