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¡Resucítame Señor!

~ Necesito un milagro
Juan 11:43
Génesis 3:8-9.

¿Me pregunto en dónde te encuentras hoy?


¿En qué estado de tu vida estás?

Si eres como yo tienes días buenos y malos. Tienes también días alegres y
otros tristes. Hay días de fe y otros de duda. No podemos escapar esta
realidad. Sin embargo, en medio de esas situaciones hay un Dios que está
pendiente de nuestra condición. Para El nuestra situación no está escondida,
El Señor la conoce muy bien.

Creo que Dios tiene una pregunta para tí y para mí hoy. Esa pregunta es la
misma que Él les hizo a Adan y Eva después de que desobedecieron su
mandato. Leamos: “Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la
mujer que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a
esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera. Pero Dios
el Señor llamó al hombre y le dijo: —¿Dónde estás?” Génesis 3:8-9.

¿Dónde estás? ¿Dónde te encuentras hoy? Te pregunta Dios a tí también.


Hay muchas respuestas que puedo imaginarme. Sin embargo te voy a
compartir la mia. Por mucho tiempo viví en la incredulidad y falta de fe en Dios.
Mi vida era una vida de insatisfacciones profundas. Es más, creí tener la
solución para esto en mis propias manos y me sumergí en cosas que sólo
me traían satisfacción temporal. Ningún logro me brindó satisfacción
permanente. Es más, mi deseo de sentirme apreciada y con valor me llevaron a
cometer errores que me llevaron a un pozo de esclavitud. Ya no vivía para mí
misma sino para aquello que pensé me traía la satisfacción que deseaba.
Puedes leer más sobre mi jornada en mi libro: “De Cenizas a Belleza”.
Dios tuvo que llamarme de ese sitio de cenizas en donde me había sumergido.
El tuvo que trabajar conmigo para llevarme a la vida resucitada que Dios tiene
para tí y para mi. Su Palabra fue la que hizo este milagro en mi vida. No fue el
simple deseo de salir de allí lo que me sacó de las cenizas en donde vivía. El
deseo es importante, es un buen comienzo. Tampoco fue el lamentarme de mi
situación. Fue una constante búsqueda de la Palabra viva de Dios la que me
resucitó a una vida abundante en Jesús.
Tú y yo hemos sido llamadas a ser testimonios poderosos del poder de Dios.
Las situaciones por las que estás pasando no están allí sin propósito. Dios
quiere completar una obra en tu vida para su gloria. Dios quiere ayudarte y
darte vida. Dios no esconde nada de aquella persona que sinceramente lo
busca y que de corazón quiere vivir de acuerdo a su voluntad: “Yo estimo a los
pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra” Isaías 66:2.
Quizá tu respuesta hoy a la pregunta de Dios: ¿Dónde estás? es ésta: “Muerta”
así mismo como Lázaro. Necesitas vida, necesitas su toque personal en tí. He
experimentado la condición de estar muerta en vida. No te hablo de algo que
no he vivido. Estoy aquí para decirte que Jesús puede hacer el mismo milagro
hoy en tí como lo hizo en Lázaro, en mi y en muchos otros que pueden
testificar hoy de su poder para devolver la vida.
El puede revivir los sueños rotos. El puede dar esperanza aún cuando la
hemos perdido. El puede dar amor en donde el amor se ha marchitado. El
puede perdonar cualquier pecado. El puede darnos un nuevo comienzo. El
puede sanar los corazones rotos. El puede restaurar tu matrimonio. ¡El puede
darte vida! Vida que sobreabunde. Hermana querida: Nuestras debilidades y
faltas no pueden alterar el amor, misericordia y gracia de Dios hacia nosotros.
Tampoco pueden impedir que Dios haga lo que El tiene propuesto para
nuestras vidas. Si tan sólo regresaramos a El,El nos resucitaría. El milagro que
Dios quiere hacer, lo que quiere hacer en tí.
Dios te busca y te pregunta hoy: ¿Dónde estás (tu nombre)? El está con su
mano extendida y te dice: (Tu nombre), ¡sal fuera!
Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: —¡Lázaro, sal fuera! Juan 11:43

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