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Introducción:
¿Siente que tus oraciones no tienen poder? ¿Acaso tu vida espiritual está llegando
a un nivel de estancamiento que teme, no pueda superar? ¿Ha escuchado la voz
de Dios o desea escucharla?
Compartimos con usted una serie de pautas que le permitirán escuchar la voz de
Dios y desarrollar intimidad con Él, lo que, sin duda, ayudará en su crecimiento
personal y espiritual.
1. A infinidad de personas les cuesta trabajo reconocer que Dios quiere hablarles
1.1. Dios espera que saquemos tiempo para escucharle en medio de sus múltiples
ocupaciones
1.2. El mayor problema es que infinidad de personas han estado orando a un Dios
que no conocen
a. Encuestas revelan que el 51% de quienes oran, pasan más tiempo hablando
con Dios que escuchándole
b. Un 20% ni siquiera han tomado conciencia que necesitan escuchar a Dios
2.1. Nos ocupamos más en lo externo que en lo interno en nuestra relación con
Dios
2.2. Le damos más prelación a lo material que a lo espiritual
a. No dedicamos tiempo suficiente a Dios
b. No buscamos un lugar de encuentro con Dios
3. Dios habla a través de los siglos y aún hoy sigue hablando a su pueblo (Cf.
Lucas 2:26; Hechos 11:11-12; Gálatas 1:11, 12; 2:2; 5:16; Hebreos 1:1-2)
3.1. Dios quiere hablarnos a nosotros hoy (Cf. Efesios 1:17; 3:3)
a. Para dirigirnos a toda verdad (Cf. Juan 16:13)
b. Para guiarnos (Isaías 42:16)
c. Para traernos vida espiritual (Isaías 55:3)
d. Para proveernos consejos sabios (Salmo 73:24)
e. Para exhortar (Ezequiel 33:7)
f. Para orientarnos en todos los caminos (Cf. Salmo 62:5-6; Proverbios 28:26;
Jeremías 33:3; Juan 14:17)
3.2. Cuando escuchamos la voz de Dios nos asegura una vida victoriosa (Cf. Juan
6:63)
3.3. Dios nos habla porque Él hace su obra a través de nosotros
a. Usted y yo somos parte de Su plan
b. A través de la oración Dios nos revela Su plan para cada momento específico
(Cf. Juan 16:13)
IV. Hablar con Dios tiene un ingrediente especial. Escuchar la voz de Dios
(Juan 10:27)
2. Nos tornamos sensibles a la voz de Dios pasando tiempo con Él (Lucas 10:38-
42)
Conclusión: