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Origen de Jesús de Nazaret Sesión 12


16/02/2018

Recordemos de forma sintética algunos datos de la vida de Jesús de Nazaret que nos ayudarán a
comprenderlo mejor y a entender su proyecto de vida, su pretensión, su sueño.
En cuanto al origen de Jesús, como hombre, queremos recordar ahora tres datos:
• Jesús nace en un ambiente rural y, por tanto, su cultura y mentalidad es la cultura y mentalidad
de un campesino.
• Jesús nace en una familia que hoy llamaríamos de clase baja: no vivían en la miseria, pero tenían
que sudar un día sí y otro también para ganarse el pan de cada día.
• Jesús nace en un ambiente profundamente religioso. El pueblo judío estaba marcado por una
idea-clave que era la experiencia religiosa que les había constituido en pueblo, en comunidad.
Esta idea-clave que todo judío de un modo u otro sabía y meditaba la podríamos sintetizar en la
siguiente frase: «Dios liberó a nuestros antepasados de la opresión egipcia y les dio una tierra
buena y generosa para que, desde entonces, fuésemos un pueblo de hermanos».

Los datos que aparecen en los Evangelios nos hacen suponer que Jesús creció con un estilo muy
determinado, caracterizado por lo siguiente:
1. Jesús crece con los ojos bien abiertos: es una persona profundamente observadora, muy atenta a
lo que acontece a su alrededor.
2. Jesús crece con unos oídos muy finos: es capaz de escuchar a las personas, de oír sus lamentos y
preocupaciones.
3. Jesús crece con un gran corazón: no sólo ve y escucha a la gente, sino que se compadece, es
sensible al dolor de los demás, no es capaz de permanecer indiferente ante las tragedias humanas.
4. Jesús crece con las manos abiertas: es una persona dispuesta siempre a tender una mano, a echar
una mano para apoyar a los otros, para levantar al caído, para consolar al afligido.
5. Jesús, por tanto, se da cuenta de que en su ambiente seguían sucediendo cosas que desmentían
la experiencia religiosa fundamental de Israel: «Dios liberó a nuestros antepasados de la opresión
egipcia y les dio una tierra buena y generosa para que, desde entonces, fuésemos un pueblo de
hermanos».
6. Jesús observa que todavía no eran un pueblo de hermanos, puesto que no hay verdadera
fraternidad allí donde no está garantizada y promovida la dignidad de todas y cada una de las
personas. Si hay enfermos tratados cual si fueran malditos de Dios no hay fraternidad. Si hay
señores y sacerdotes terratenientes enriquecidos a costa del sudor y de las ofrendas del pueblo
sencillo, no hay fraternidad. Si hay personas que por su sexo viven en inferioridad de condiciones,
no hay fraternidad. Si...
7. Y Jesús no sólo observa esta situación de injusticia que viven muchos de sus paisanos, los pobres,
los enfermos, los marginados, las mujeres, el pueblo humilde, sino que también escucha los
lamentos de dolor de esa gente olvidada por los judíos oficialmente más piadosos y religiosos. Y
el corazón de Jesús se conmueve hasta las entrañas ante tanto dolor e injusticia. Y esta compasión
le lleva a abrir sus manos, a tenderlas hacia toda persona necesitada que encuentra en su vida.
8. En su relación íntima, intensa y profunda con Dios-Abba, Jesús descubre que Dios Padre está en
contra de esta situación. Y Jesús se siente llamado, empujado a proclamar con palabras y gestos
que el Padre quiere que el proyecto egoísta reinante en la sociedad judía sea sustituido por un
proyecto de hermandad, de solidaridad: «Dios nos liberó, para que fuésemos un pueblo de
hermanos
9. Y Jesús va descubriendo que, para proclamar y actuar este Mensaje, no se trata de ir por la vida
de solitario, sino que lo mejor es incorporar a otros y a otras, invitándoles a trabajar con él para
hacer realidad este proyecto, este sueño divino. Por eso Jesús se decide a crear un grupo, los doce
Apóstoles. El tesón y la plena coherencia con las que Jesús proclamó con obras y palabras su fe
en el proyecto de Dios Padre lo llevó al enfrentamiento con los poderosos, instalados en un
proyecto de vida egoísta e insolidario.
10. Pero Jesús, fiel al Padre y a su conciencia de Hijo, siguió adelante y afrontó con lucidez la muerte
injusta en la cruz. Y Dios Padre confirmó la verdad de su trayectoria resucitándolo de la muerte y
dando la fuerza viva de su Espíritu a sus seguidores y seguidoras.

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