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ENSAYOS ACADÉMICOS
EN TORNO AL SUICIDIO

José Alonso Andrade Salazar


Diego Alejandro Calle Sandoval
Juan Camilo Gonzáles Portillo
José Arturo Luna Vargas
Libia Alvis Barranco
Kattia Cabas Hoyos
Ana María Romero Otálvaro
Nohora Aponte Gutiérrez
Anyela Viviana Alba Largo
Jaime Alberto Carmona Parra
Sandra Constanza Cañón Buitrago
Ensayos académicos en torno al suicidio

Título: Ensayos académicos en torno al suicidio

© Fundación Participar IPS

Santiago de Cali, noviembre del año 2016


ISBN 978-958-56012-0-8

Edición: Dr. Jaime Alberto Carmona Parra - Director de la


Escuela de Psicología de la Universidad de Manizales.

Carátula:

Diagramación
Luis Humberto Hernández M.

Este libro o parte de él no puede ser reproducido por ningún medio,


sin autorización de los editores.

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ÍNDICE

El suicidio: un fenómeno complejo.


Aproximaciones desde la teoría de la complejidad
José Alonso Andrade Salazar 11

Funciones ejecutivas, empatía


y conducta suicida: lo que nos cuenta
la neurociencia de la cognición social
Diego Alejandro Calle Sandoval
Juan Camilo González Portillo 37

El suicidio en Colombia visto desde


algunas perspectivas del análisis existencial
de Víktor Frankl
José Arturo Luna Vargas
Libia Alvis Barranco 51

Detección temprana de factores de riesgo


neuropsicológicos relacionados con el suicidio
Kattia Cabas Hoyos
Ana María Romero Otálvaro 67

Reflexión sobre las huellas autobiográficas


en padres y madres de hijos
con intento de suicidio
Nohora Aponte Gutiérrez
Anyela Viviana Alba Largo 81

La prevención del suicidio


en el escenario universitario
Jaime Alberto Camona Parra
Sandra Constanza Cañón Buitrago 101

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Ensayos académicos en torno al suicidio

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PRÓLOGO

El Suicidio es un problema de salud pública creciente.


El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses en su
último informe (2015) advierte que en las últimas décadas
el fenómeno ha crecido nivel mundial un 60%. La tasa de
suicidio en Colombia también ha venido aumentando y
actualmente supera la media mundial. Algunos de los
Departamentos con las Tasas más altas del país son Arauca
con 11,68, Amazonas con 10,68, Caldas con 8,45, Huila
con 7,75, Quindío con 7,59 y Antioquia con 6.37.
Por ello hay que saludar los esfuerzos de los académicos
que desde diferentes disciplinas están trabajando en la
investigación del fenómeno y en la construcción de
estrategias de prevención e intervención del mismo. Esta
obra es un acontecimiento que logró reunir académicos de
diferentes regiones del país y de diferentes instituciones de
educación superior para contribuir a esta importante tarea.
Dos investigaciones preceden a la elaboración de éste
documento: la primera de ellas derivada del convenio de
investigación entre la Universidad Antonio Nariño y la
Fundación Participar IPS, que tuvo como objetivo conocer
las huellas autobiográficas en padres de hijos adolescentes
que presentaron intento de suicidio, y la segunda de la

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Ensayos académicos en torno al suicidio

Universidad de San Buenaventura Medellín extensión


Armenia en convenio con la Universidad Popular del Cesar
de Valledupar enfocada en comprender las habilidades para
la vida usadas por estudiantes de bachillerato para
protegerse de riesgos vitales. De los resultados de estas
investigaciones y la preocupación que suscitan respecto al
desarrollo los niñas, niños, adolescentes y jóvenes, surge la
idea de elaborar éste libro, iniciativa que fue acogida y
apoyada por la fundación «Participar» y su líder de
investigación Nohora Aponte Gutiérrez, y que a su vez fue
liderada por los docentes-investigadores José Alonso
Andrade Salazar y Diego Alejandro Calle Sandoval de la
Universidad de San Buenaventura Medellín extensión
Armenia. A esta idea se unieron docentes-investigadores
de la Universidad Pontificia Bolivariana de Montería y el
Dr., Jaime Alberto Carmona Parra, Director de la Escuela
de Psicología de la Universidad de Manizales, quien lideró
el equipo compilador y editor de éste libro. La alianza
académica entre investigadores preocupados por las
elevadas tasas de suicidio en la región cafetera y en el país,
dio como resultado seis ensayos que reflejan una postura
académica clara que además propone relaciones y nuevos
puntos para comprender el fenómeno.
Las universidades e instituciones que a través de los
distintos investigadores aportaron a la discusión académica
son: Universidad de San Buenaventura Medellín extensión
Armenia, Universidad Popular del Cesar de Valledupar,
Universidad Pontificia Bolivariana-Montería, Universidad
de Manizales y la Fundación Participar IPS. El texto aborda
en dos de sus ensayos múltiples aportes desde las
neurociencias, enfocados en explorar la relación entre

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funciones ejecutivas, empatía y conducta suicida, mientras
en el segundo ensayo las autoras buscan indicadores que
posibiliten la detección temprana de factores de riesgo
neuropsicológicos relacionados con el suicidio, asimismo
se realiza una reflexión acerca de las huellas autobiográficas
que se generan en padres y madres con hijos que han
presentado intentos de suicidio, dicho estudio cualitativo
posibilita una mirada más amplia y subjetiva a las
consecuencias de este tipo de eventos en la familia y la
comunidad. Otros temas que también fueron objeto de
interés fueron: el suicidio comprendido como un fenómeno
complejo, el cual aporta a la construcción de nuevas vías
apreciativas enfocadas en una visión relacional de la
conducta suicida, además de un trabajo de investigación
que realiza un aporte importante a la comprensión de la
conducta suicida desde el análisis Existencial de Viktor
Frankl, planteando ideas y recomendaciones acerca de la
intervención y la postura logoterapéutica desde una mirada
humanista. También se cuenta con un trabajo aportado
por investigadores de la Universidad de Manizales que
aborda el tema de la prevención de comportamientos
autodestructivos en estudiantes universitarios.
En nombre del equipo editor y compilador de este texto
expresamos la gratitud a las personas e instituciones que
hicieron posible las investigaciones y la publicación de este
libro.

Dr. Jaime Alberto Carmona Parra


Editor

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Ensayos académicos en torno al suicidio

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EL SUICIDIO: UN FENÓMENO COMPLEJO.
APROXIMACIONES DESDE LA TEORÍA
DE LA COMPLEJIDAD

José Alonso Andrade Salazar*

Introducción
Esta reflexión tiene como objetivo brindar argumentos
para considerar que el estudio del suicidio requiere
implementar una mirada compleja, dadas sus
características de complementariedad, concurrencia y
antagonismo, presentes en dos escenarios en interrelación:
1) diversas posturas-perspectivas que lo explican y reducen
a causas, consecuencias, fases, ciclos y procesos
ampliamente reconocidos desde posiciones psicológicas,
sociológicas, antropológicas, etológicas y genéticas-
ambientales, entre otras; y 2) razones-motivaciones,
contextos, percepciones, conocimientos, ideas, etc., que
suscita el evento autodestructivo. En suma, pensar desde
una postura relacional el suicidio, conlleva a acoger la
transdisciplinariedad, a reconocer las contradicciones y
ambivalencias explicativas además, de generar puntos de
acuerdo y divergencia útiles en la formación de un
pensamiento multidimensional, donde se interrelacionen
individuo, sociedad y especie en torno al problema del
suicidio. La complejidad busca transformar el pensamiento,

* Psicólogo, Maestro en pensamiento complejo y Doctorando en pensamiento


complejo Multiversidad Mundo Real Edgar Morin- México. Docente-investigador
Universidad de San Buenaventura Medellín Extensión Armenia. Correo
electrónico: 911psicologia@gmail.com - jose.andrade@usbmed.edu.co

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Ensayos académicos en torno al suicidio

subvertirlo para volverlo una herramienta que reúna


dialógicamente los saberes antes desunidos, disociados o
fraccionados por las disciplinas científicas. Busca también
acoplar la incertidumbre y las emergencias de sentido
respecto a los conocimientos, puesto que de ellas se
desprenden saberes transformadores y viables de
comprender-divulgar a través de una racionalidad dialógica
en la que se intercomuniquen naturaleza, vida y
pensamiento (Morin, 1999a).
Cuando se menciona la importancia de la complejidad
se sugiere igualmente, reconocer la presencia de la
simplicidad, considerando que lo complejo no está separado
de lo simple, puesto que lo simple es «un momento
arbitrario de la abstracción, un medio de manipulación
arrancado a las complejidades» (Morin, 1977: 178). En
contraste, el paradigma de la simplicidad como antípoda
del paradigma de la complejidad, ha cosificado los
fenómenos separándolos en islotes, haciendo que el
conocimiento se ubique en archipiélagos que rara vez se
comunican entre sí, lo cual para el caso del estudio del
suicidio es visible en la falta de consenso explicativo respecto
a sus causas, procesos, consecuencias y derivas. Ergo una
mirada recursiva, dialógica y auto-eco-organizativa puede
resignificar las cegueras del conocimiento, y evitar la
racionalización o delirio lógico-abstracto acerca de la
naturaleza de la vida, la realidad y lo real (Fernández,
2007). En la teoría de la complejidad esto se logra
acogiendo el método relacional con el que se integran y
superan las contradicciones del paradigma de la
simplificación (Morin, 1998; 1999). Para comprender el
suicidio como fenómeno complejo, se hará una

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complexificación de los principios u operadores de
pensamiento complejo, los cuales son: sistémico;
hologramático; retroactivo o de bucle retroactivo; auto-
eco-organizacional; dialógico y computacional «cogito-
computo» (Morin, 2006).
La condición exploratoria y descriptiva de este trabajo
invita a relacionar el suicidio con elementos de la teoría de
la complejidad, que buscan orientar el lector hacia el
reconocimiento de la complejidad de base que el estudio
del suicidio envuelve. Lo anterior no quiere decir que las
explicaciones hasta ahora dadas por las distintas disciplinas
sean incorrectas o erradas, sino resaltar que muchas de
ellas encasillan, fraccionan, y dividen el fenómeno a la
suma de sus partes o componentes, tornando los saberes
de allí derivados en particulares, reducidos y reductores.
Ésta tendencia es llamada por Edgar Morin (1998)
«paradigma de la simplicidad», y para el tema del suicidio
remite al diseño de modelos explicativos que intentan
abarcar amplias áreas del conocimiento sobre el fenómeno,
sin recurrir a la transdisciplinariedad y el diálogo de saberes,
tómese como ejemplo, explicaciones sociológicas
(Durkheim, 1992), neurobiológicas (Terraiza & Meza,
2009; Poulter, et al, 2008), psicologistas (Shneidman, 1992;
Blumenthal, 1988; Mack, 1986), cognitivas (Beck, Rusch,
Shaw & Emery, 1993; Lazarus & Folkman, 1991), del
aprendizaje social (Lester, 1984), ecogenéticas «herencia-
medio ambiente» (Mann, Waternaux, Haas, & Malone,
1999), entre otras.
Para Edgar Morin (1977) «la simplificación aísla […]
oculta el relacionismo consustancial […] reifica, es decir,
oculta la relatividad de las nociones […] diluye la

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Ensayos académicos en torno al suicidio

organización y el sistema» (p. 171). Por ello una actitud


relacional puede abrir nuevas posibilidades comprensivas
con el fin de asumir riesgos analíticos necesarios, que
rompan/subviertan la dinámica lineal de la relación causa-
efecto como andamiaje explicativo. En respuesta a dicha
necesidad en este trabajo se proponen posibles redes de
articulación conceptual, para reflexionar acerca del suicidio
y sus categorías explicativas, y con ello fortalecer «la
capacidad de ver relaciones y tipos de relaciones donde no
las había, en fin, de innovación en toda la línea de la
palabra» (Maldonado & Gómez, 2011: 7). En este sentido
las ciencias de la complejidad revelan un avance innegable
en la historia del conocimiento y de la vida. En el estudio
del suicidio existen posiciones con intención relacional-
comprensiva, como por ejemplo, el modelo Estrés-Diátesis
(Mann, et al., 1999); el modelo de la ecología Humana
(Restrepo, 1998); Futilidad-Vacuidad (Andrade, 2014),
entre otros. Cabe anotar que todos los modelos señalados
son importantes, pero una mirada relacional permitirá
superar la estreches de miras respecto al suicidio, sus
consecuencias, causas y herramientas para prevenirlo.

Suicidio y complexificación de operadores de


pensamiento complejo
Los operadores/principios del pensamiento complejo son
guías u orientaciones que permiten situar la complejidad
en contexto. Edgar Morin propone siete (7) operadores,
los cuales están sujetos a complexificación, es decir al acople
contextual de acuerdo al objetivo que se persigue: «explicar
desde la teoría de la complejidad porqué el suicidio es un
fenómeno complejo». Los operadores son los siguientes:

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1) El Principio sistémico que permite relacionar el
conocimiento del todo en función del conocimiento de las
partes y viceversa, sin reducir al todo a la sumatoria de las
partes, que son un todo en sí mismas, pero tomando el
todo como un todo en expansión, de modo que el todo es
más que el todo (Morin, 1977). Acorde a éste principio el
suicidio es un fenómeno complejo no-reductible a la suma
de los eventos que los suscitan, ni a las consecuencias
jerarquizadas procesualmente, en cuyo caso la visión
relacional abre paso a una mirada emergente, de tipo
antagonista-complementaria, y auto-eco-organizada. Del
suicidio es necesario indagar la naturaleza autodestructiva
de la red de interacciones que le dan volumen y fuerza,
asumiendo el ser humano como un sistema hipercomplejo
en el que convergen elementos genético-cerebro-eco-socio-
culturales, y que de la interacción entre estos pueden
emerger diversas posiciones respecto a la vida, la muerte,
la supervivencia, la resistencia y la auto-destrucción
ecosistémica. En el sistema concurren lo uno y lo múltiple
y por eso se constituye en «unidad de multiplicidades»,
aspecto fundamental para comprender las motivaciones e
ideas suicidas, como unidad de variabilidades, es decir, de
múltiples redes eco-bio-psico-socio-semánticas que a partir
de su interrelación le dan forma, consistencia, permanencia
y reproducción a dichas nociones.
2) En el principio hologramático, cada parte contiene
la generalidad o totalidad de la información del objeto que
significa, por tanto, en toda organización la parte está en
el todo y el todo se encuentra en la parte, pero también el
todo es más que el todo (Morin, 1977), puesto que despliega
emergencias globales de carácter novedoso o propiedades

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Ensayos académicos en torno al suicidio

exnovo en el sistema, que a su vez comportan algo de


relativo (cambios-transformaciones) y de absoluto
(morfogenias, novedades, productos). La comprensión
fenomenológica-hologramática de la intensión destructiva,
implica considerar que cada pensamiento, intento, o acción
suicida contiene la generalidad de la acción destructiva,
además de la probabilidad de escalamiento, es decir, del
incremento motivacional-comportamental de dichas
intensiones hasta la consecución autodestructiva. Así, la
persona no requiere transitar linealmente por los tres
procesos básicos para auto-anularse: ideas-gesto, intento
suicida y suicidio, pues cada proceso configura en sí mismo
el riesgo de autoeliminación, el cual contiene la idea global
de muerte. El suicidio acontece a razón del entrecruce de
eventos endo-exogénicos que se auto-eco-organizan en
cualquier estado de la intención suicida, y cuyo corolario
es la eliminación de la complejidad del sistema, es decir, su
auto-destrucción y muerte. En suma, cada evento
relacionado con la autodestrucción de forma directa o
indirecta, contiene al suicidio como globalidad. Desde esta
posición el suicidio como emergencia incluye algo de
relativo en cuanto modifica las múltiples interacciones con
otros sistemas, y de absoluto en tanto elección definitiva
que anula-extingue el sistema.
3) El principio retroactivo o de bucle retroactivo, en el
que la causa incide sobre el efecto, al tiempo que cada efecto
se retroalimenta (reingresa) en la causa generando una
nueva emergencia (producto, propiedad, cualidad, estado,
etc.,) actividad que lleva el nombre de «embuclamiento»
dado que rompe la causalidad lineal o relación-lineal entre
causa-efecto, y hace posible que a partir de lo emergente,

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el sistema presente una autonomía organizacional.
La relación entre causa efecto emergencia

produce la organización en el sistema la cual es relativa


y no estacionaria. Así el conocimiento en torno al suicidio
es relativo y no se ahoga en conjeturas inalterables que
limitan la posibilidad de comprender su reticularidad
compleja. En el suicidio las causas y motivaciones suicidas
se retroactúan constantemente sobre las circunstancias
desencadenantes, generando nuevas causas y
consecuencias, hasta consolidar una idea fija de
autoeliminación. Sin embargo, esto no debe tomarse a la
ligera, pues no se trata de circunloquios-repetitivos
existenciales, sino de reingresos emocionales-cognitivos-
afectivos-relacionales de información adversa,
ambivalente, insuficiente, disfuncional, o cognitivamente
racionalizada (distorsión cognitiva), que transforman las
condiciones iniciales de la idea auto-anulativa, es decir, las
primeras motivaciones asociadas/reconocidas, de modo
que éstas se encuentran en mutación no-lineal frecuente,
aun cuando se consoliden como «ideación, intento o
suicidio». Se debe tomar en cuenta que cada evento
responde no solo al suceso/acontecimiento en sí, sino
también, a la forma particular como cada sujeto reconoce
y da cuenta de la cotidianidad de la relación entre sus
vivencias endo-exogénicas.
4) El principio recursivo explica la operatividad del bucle
inter-retro-activo, y hace posible que las consecuencias,
efectos o productos de toda interacción, sean a la vez
causantes y productores del efecto/proceso que los origina
o produce. Dicho de otro modo, los efectos reingresan en

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Ensayos académicos en torno al suicidio

las causas generando nuevos efectos, causas y


reincorporaciones, y con ello la actualización del sistema
(Morin, 1977). Para el caso del conocimiento creado en
torno al suicidio, una mirada compleja invita a la cohesión
y no a la dilución, a fin que se puedan agrupar, combinar
y generar nuevas perspectivas en las que se tomen en
cuenta los aportes pasados, y de su comprensión emerjan
incertidumbres, que no solo respondan a los vacíos
explicativos propios de las disciplinas, sino también, a las
necesidades de comprensión de un fenómeno que
transfigura sus dinámicas y presenta novedades. Por ello
creer que las explicaciones pasadas son inservibles es negar
que fueron importantes y suficientes en su momento, y es
muestra de una actitud reduccionista que aboga por el sesgo
interpretativo, antes que por la contrastación teórica y la
contextualización, de allí que reconocer su insuficiencia
actual explicativa, sea una invitación a contextualizar el
tejido conjunto de eventos asociados, razones
(motivaciones), riesgos externos (exo)/internos (endo)
«endo-exogénicos», factores histórico-socioculturales,
interpretaciones bioéticas, calidad-expectativa de vida etc.,
que le dan forma y figurabilidad en la existencia del sujeto.
El suicidio puede presentarse en personas con una red
de riesgos que incrementan su letalidad de acuerdo al estilo
vital y las presiones intra-inter –sistémicas, pero también
es recurrente-emergente, pues la idea es una emergencia
creativa del cerebro, una cognición-dassein, derivada de
un trasfondo pulsional sapiens-demens que puede aparecer
en cualquier momento de la vida, puesto que la muerte
cobra sentido en el marco de la vida y viceversa, y una de
las vías es la autoeliminación existencial, así como una de

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las sendas vitales es la auto-preservación vital. De la
interrelación entre ambas nociones advienen emergencias,
recurrencias, dialógicas, las cuales son fuente de dilemas y
de oportunidades adaptativas, pero en algunos casos el
dilema supera la oportunidad, y es allí cuando la idea de
suicidio se torna recurrente y a menudo indisoluble.
5) El principio auto-eco-organizacional, indica la
existencia conjunta de aleatoriedad y reorganización en
un lugar (Oikos) y contexto (eco) en el que se integran
dialógicamente los elementos, procesos o situaciones que
propician el fenómeno. En dicha integración e incluso con
los cambios internos y externos constantes, los sistemas
buscan mantener su autonomía (identidad), y para ello
requieren estar abiertos, puesto que dependen de
suministros y relaciones establecidas con otros eco-
sistemas, además de salvaguardar la «clausura
operacional» (libertad de realizar sus operaciones) de sus
funciones, procedimientos y cambios, pues dichos aspectos
le permiten sostener su identidad y estabilidad relativa. Este
principio revela que en la persona con riesgo suicida existe
la auto-eco-reorganización existencial, es decir, de sus
vivencias e interpretaciones respecto a su vida, y cambios-
dilemas-transformaciones, las cuales persisten integradas
a una compleja trama de eventos de los que puede sentirse
excluido, no-reconocido, rechazado, o incluido
despectivamente. De allí que en algunas personas mientras
la auto-eco-organización tienda a la reproducción de
funciones, operaciones y objetivos vitales, en otros, la
propensión sea la muerte auto-infringida, o sea, la no-
reproducción autopoiética del sistema, para lo cual se
aminoran los suministros vitales, se limita el intercambio

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Ensayos académicos en torno al suicidio

de estímulos e información, y se constriñe la


retroalimentación inter-sistémica con fines de aislamiento,
no-cooperación, y no-construcción conjunta de objetivos
comunes-compartidos. En el suicidio persiste la auto-eco-
organización auto-destructiva, y en la robustez-resiliencia
ante los problemas la auto-eco-organización auto-
constructiva, ambas de tipo recursiva-recurrente-
complementarias-organizacionales.
6) El principio dialógico consiente en el reconocimiento
del valor de la relación antagonista-complementaria, en el
conocimiento y dinámica transformacional de los sistemas.
En el suicidio suceden ambivalencias extremas
relacionadas con el valor de la vida, pero también
conjunciones entre motivos, explicaciones, objetivos,
motivaciones, etc., que incluso siendo antípodas pueden
combinarse y generar un núcleo perceptivo aprobatorio
de dichas conductas, que de forma antagonista-
complementaria relacione diferentes elementos de forma
recursiva. La dialógica convoca los contrarios y los reúne,
haciendo que de ellos emerjan oportunidades de
comprensión de la propia existencia y de las elecciones,
mismas que en el caso del riesgo de suicidio, pueden inducir
a la persona a quitarse la vida, pero también derivarse en
acciones protectoras, cuando el sujeto tiene la capacidad
de establecer nexos entre los motivos para vivir, los factores
protectores y las expectativas futuras. Por ello aquello que
induce a la muerte y lo que fomenta la vida tienen un
carácter reticular, con una diferencia emergente: que
mientras la muerte acaba con el sistema y sus interacciones,
la vida perpetúa el sistema y permite trascender en el
reconocimiento de sí mismo y del otro como legítimo otro

20
en la convivencia.
7) El principio computacional «cogito-computo» con
el que se busca que el sujeto se reintroduzca en el proceso
de conocimiento y se haga cargo de renombrar y
reinterpretar la realidad desde la complejidad tomando en
cuenta el valor de la incertidumbre, a la vez que el
cuestionamiento de sus certezas. Cómputo implica pensar
que todo aquello que está vivo computa, que emite un pulso,
lo que quiere decir que asume su condición de sujeto en
tanto computacional e intencionalmente genera
conexiones, intercambios y transformaciones con, en y a
través de otros sistemas. En el suicidio se producen
computaciones de tipo escalar, que activan el registro de la
auto-destrucción latente-virtualizada en cada sujeto.1 La
computación asegura la solidez de la intención
autodestructiva, al tiempo que la dilución de las ideas,
intentos y cogniciones suicidas, constituyendo así el sustrato
energético que al escalarse hasta los dominios sapiens
(cognición, simbolización, juicio)-demens (hybris,
desmesura), puede hacer viable y factible el suicidio (1973).
En este principio prima la relación sapiens-demens de la
cual pueden emerger actos de acogimiento vital, como
también, miradas destructivas hacia la propia vida, de
hecho puede emerger un tercero incluido: el

1
Todos los organismos/sistemas se desgastan y autodestruyen generando
procesos de relevo operacional (funcional-estructural-procedimental); la apoptosis
celular o «suicidio celular» es muestra de ello, también la metilación (silenciamiento
genético), y la mitosis celular en la que una célula se divide y antes de morir pasa
sus conocimientos a la célula que la reemplazará (Andrade, Rodríguez & Romero,
2014). Los sistemas mueren y dan paso a otros sistemas, generando el registro de
la muerte y degradación sistémica, aspectos necesarios para garantizar la evolución-
transformación-identidad del sistema.

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Ensayos académicos en torno al suicidio

reconocimiento de la vida en la muerte y viceversa, es decir,


del suicidio no como oportunidad o solución de lo
aparentemente irresoluble, sino como una delas formas
elegidas por muchas personas para morir, ya sea que el
tinte enunciativo tenga visos religiosos, filosóficos,
sacrificiales, expiatorios, políticos, vengativos, honoríficos,
etc., o que sea una combinación de todos ellos.

El suicidio y la complejidad de base


Es relevante mencionar que para Edgar Morin la
«complejidad de base» conlleva advertir que la complejidad
se encuentra en la base de todo conocimiento, y que la
necesidad de reconocer esto deviene del agravamiento de
los problemas de la complejidad, los cuales son: «la
incertidumbre en el conocimiento, la desreificación de la
noción de objeto y de materia, la irrupción de la
contradicción lógica en la descripción, la interacción entre
el objeto y el observador» (1977: 177). Señala además que
el reconocimiento global de la interrelación entre
individuo-sociedad-especie permite al ser humano
comprender su papel en el mundo, además de la
responsabilidad, mutualidad y respeto de lo humano y de
otras especies-ecosistemas, y el compromiso implícito en
el desarrollo del conocimiento (Morin, 1999). Dichos
elementos son comprensibles si el ser humano se asume
como un sistema eco (ambiente-contexto)-bio (genético)-
sociocultural (Morin, 1973). El suicidio es un fenómeno
complejo porque su emergencia requiere la interacción
simultánea entre aspectos ambientales, genético-cerebro-
motivacionales, bricolajes existenciales e imprinting socio-
culturales. Es también un problema creciente de salud

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pública, dada la elevada cronicidad, su asociación a factores
de riesgo biofísico-antroposocial, y la integración de su
práctica como opción definitiva ante problemas
considerados irresolubles (Andrade, 2016a), tal es el caso
del suicidio en miembros de una misma familia (Villardón,
2009; Acero & Pérez, 2013); la identificación/imitación
con los motivos que otros tuvieron para quitarse la vida
(Berengueras, 2009; Carmona, Layne & Gaviria, 2014);
la relación entre temporalidad y vulnerabilidad (Gómez,
Calle, Álvarez & Flórez, 2015); conductas imitativas y otras
formas de suicidio colectivo (Andrade, Álvis, Pérez & Sierra,
2016), entre otros elementos.
Cabe anotar que dichos momentos interaccionan de
manera conjunta y aleatoria, y por ésta razón una mirada
preventiva debe educarse en reconocer la relación reticular
entre estas posibilidades, y actuar conforme a su
comprensión, identificación temprana, vigilancia e
intervención. Para comprender el suicidio desde una mirada
compleja, es preciso tomar distancia de concepciones
cerradas, y transitar hacia modelos en interrelación con
otros modelos/posturas/definiciones que trasciendan lo
explicativo y se orienten hacia la comprensión de
articulaciones conceptuales, complementariedades
interpretativas, y novedades comprensivas del acto suicida.
Dichas condiciones están conformadas a su vez por
concurrencias, antagonismos-complementariedades, y
miradas organizacionales que en conjunto, hacen alusión
a la complejidad de base presente en el acto suicida y sus
explicaciones. El suicidio es un fenómeno en el que
concurren reticularmente cambios nocivos en el sentido
de la relación vida-muerte, además de afectos y vivencias

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Ensayos académicos en torno al suicidio

auto-destructivas ambivalentes y complementarias, que


confunden al sujeto respecto a la relación entre: a)
necesidades materiales-afectivas-sociales-relacionales etc.,
b) demandas dirigidas-evadidas-reprimidas, hacia otros;
y c) deseos de ser amado-odiado, maltratado-acogido,
protegido-desprotegido, aprobado-desaprobado, entre otros.
Por último, el suicidio presenta una propensión
organizacional visible en la tendencia a reintroducir/
organizar constantemente en el sujeto las siguientes
condiciones existenciales: la inestabilidad biopsicosocial
percibida en los acontecimientos y contextos de
socialización; la afluencia de visiones catastrofistas sobre
sí mismo y acerca de los problemas que padece; la
emergencia de contrariedades psicológicas notables, auto-
cuestionamientos reiterativos y dañinos, cogniciones a
modo de creencias irracionales, además de ambivalencias
afectivas, especialmente en tópicos como la vida, la muerte,
la necesidad de socialización y la construcción de un
proyecto vital acorde a sus posibilidades existenciales.

El suicidio: una mirada relacional


El estudio del suicidio desde una mirada relacional invita a
integrar las interrelaciones que emergen de su multi-
causalidad, reconociendo la organización auto-destructiva
que dichas interacciones permiten. Una pretensión de este
tipo requiere reivindicar la categoría de sujeto, el cual se
puede comprender a partir de relaciones interinfluyentes,
así, mientras la explicación introduce determinaciones,
reglas, mecanismos, estructuras de organización, «la
comprensión nos restituye los seres, los individuos, los
sujetos vivientes» (Morin, 1986: 151). Para Morin la

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comprensión es el modo cardinal de conocimiento para
toda situación humana que involucre la subjetividad y
afectividad porque involucra «todos los actos, sentimientos,
pensamientos de un ser percibido como individuo-sujeto»
(1984: 144). Por ello el suicidio no puede ser explicado sino
comprendido, pues sucede en un sujeto dotado de
computación (pulsos vitales, vibraciones) y cogitación
(pensamiento, lenguaje, cognición, simbolización). Estas
propiedades emergen y se organizan en un Oikos (lugar)
que dota de sentido la existencia, y actúan a través del
principio de autos, o principio con el que el ser-físico es
organizador-de-sí, a partir de su autonomía, reorganización
permanente y regulaciones espontáneas. El autos permite
la reproducción, mantenimiento y singularidad del sujeto,
así, la relación autos-oikos es antagónica y
complementaria, porque si autos modifica-transforma el
ser en cada cambio, dicho ser se constituye en el cambio, y
aunque se modifique logra conservar su identidad, de modo
que la relación autos-oikos es «a la vez de oposición/
distinción y de implicación/interacción, de alteridad y de
unidad» (Morin, 1983: 66).
La conducta suicida –ideas, gestos, intentos, etc.– lleva
a la persona hacia la autodestrucción, anulando con ello
toda posibilidad de continuidad auto-eco-reorganizativa.
Cabe anotar que el proceso que le da origen al suicidio tiene
su asiento en dos tendencias vitales en el ser humano: 1)
tendencia destructiva, hybrica, caótica, violenta
denominada Demens; y 2) la propensión Sapiens que
elabora cogniciones, crea representaciones y simboliza la
experiencia vital. Para Morin (1977) el ser es un homo
sapiens-demens que habla, actúa, piensa, acciona, etc.,

25
Ensayos académicos en torno al suicidio

desde sus múltiples antagonismos complementarios, siendo


a la vez sapiens-demens tanto en los actos de violencia y
autodestrucción, como en las acciones más sublimes y
protectoras. Asimismo concibe el ser humano como un
ser hybrico capaz de fluctuaciones emocionales frecuentes,
pero dotado de una afectividad intensa e inestable, que
«sonríe, ríe y llora, ansioso y angustiado, un ser egoísta,
ebrio, extático, violento, furioso, amoroso, un ser invadido
por la imaginación, un ser que conoce la existencia de la
muerte […] un ser hybrico que genera desorden» (Morin,
1977: 123). Como consecuencia, el suicidio es una de las
manifestaciones homo sapiens-demens. Cabe anotar que
el suicidio extermina al sujeto y coarta su proceso
degenerativo natural, y puesto que todos los sistemas se
auto-generan (autopoiesis), auto-degeneran
(degeneración), y auto-regeneran (regeneración), todos
conservan la huella, registro o experiencia intra-sistémica
de su propia auto-destrucción necesaria e inevitable, misma
que asegura relevos generacionales, neo-acoplamientos,
cambios, reestructuraciones, etc.
A nivel intrasistémico el suicidio induce a pensar que
éste deviene de la auto-destrucción real-potencial existente
en el interior de cada sistema (endo-destrucción o feedback
negativo), versus las múltiples presiones externas
amenazantes, aniquiladoras y destructivas (exo-
destructivas o feedback positivo). Así ante la presión endo-
exogénica se puede producir un escalamiento pulsional-
disipativo del registro auto-anulativo latente en cada sujeto,
el cual puede desencadenar la autodestrucción completa
del sistema es decir, del ser humano cuando las diversas
fuentes pulsionales convergen en el dominio sapiens-

26
demens, y de ello se produce una interiorización de la
amenaza destructiva presente en las coacciones externas.
No todas estas acciones generarán suicidio, puesto que ello
dependerá de la interinfluencia de múltiples variables y
experiencias personales, familiares y comunitarias. En gran
medida el suicida reorganiza sus recursos auto-protectores
y reorienta su vida al escenario demens-anulativo a través
de su juicio (sapiens), por ello como efecto de la retroacción
positiva de las ideas suicidas (resistencia a convivir,
aislamiento, lucha por permanecer en una idea de muerte,
etc.) inutiliza la posibilidad de desviar –derivar– la conducta
suicida, lo que invalida la interpretación propositiva de la
vida, limitando el reconocimiento e implementación de los
factores protectores, razones para vivir, etc. Morin (1977)
indica que la anulación de la desviación o retroacción
negativa, derogaría los efectos surgidos de causalidades
externas, que deben romper la estabilidad relativa y el
umbral de resistencia del sistema. En el acto suicida dicho
rompimiento implicaría la postergación del evento, al
tiempo que la resignificación paulatina de las ideas de
muerte.

Suicidio y causalidad compleja


El estudio del suicidio como fenómeno complejo invita
a renunciar al reduccionismo causa-efecto, e integrar las
asociaciones emergentes de la interacción interinfluyente
entre motivos-objetivos-confusiones-intencionalidades,
además de las derivas emocionales, y el embuclamiento
(bucle recursivo), o reingreso de cada vivencia en la
experiencia que dio origen a la idea de muerte, lo cual hace
que origen y resultados (ideas, intentos, suicidios) se

27
Ensayos académicos en torno al suicidio

modifiquen mutuamente. Según Edgar Morin (2003) el


bucle recursivo es una «noción esencial para concebir los
procesos de auto-organización y de auto-producción […]
un circuito donde los efectos se retroactúan sobre las
causas, donde los productos son en sí mismos productores
de lo que los produce» (Morin, 2003: 381). Asimismo indica
que la autonomía organizacional de todo sistema determina
la autonomía causal, lo que a su vez produce la endo-
causalidad que anula la relación lineal causa-efecto. De
suyo la causalidad compleja surge en y por el proceso
productor-de-sí, y por ello emerge de la causalidad mutua
entre endo-causalidad (causalidad positiva) y exo-
causalidad (causalidad negativa), introduciendo la
incertidumbre interna en la causalidad (Morin, 1977).
Ambas causalidades influyen en el acto suicida y hacen
del suicidio un fenómeno complejo, en el que interactúan
causalidades endo-exogénicas, que no se reducen a motivos
reales o potenciales identificables a través de jerarquías y
categorizaciones, dado que toda causa es a la vez
multiplicidad de causas en red, en cadena, y en constante
emergencia de motivos conjuntos.
La causalidad del suicidio no debe buscarse solo en
aquello que el sujeto sabe de sí, es decir, en los motivos que
identifica como productores de ideas de autoeliminación,
sino también en lo que desconoce y no-reconoce, lo cual es
congruente a la articulación relacional entre factores
ecosistémicos, psicológicos, antropoculturales, bioéticos y
biofísicos. El suicidio es «policausal-policéntrico» y surge
en, por, a través y más allá del proceso de organización de
la idea auto-destructiva es decir, en la trans-causalidad, a
la vez que de la interrelación entre las fuentes internas-

28
externas que lo suscitan (endo-exo causalidad), razón por
la que introduce lo inesperado, la incertidumbre y el riesgo
de transformación, represión, censura o también de
consolidación de dichas ideas, de modo que la idea suicida
en sí, no es garantía efectiva del suicidio, y aunque en todos
los casos permita la emergencia escalar del registro
autodestructivo, es la complejidad generativa y relacional
de la representación-vivencia de la muerte, lo que permite
el paso de la dialéctica causa (motivos)-efecto (idea suicida-
suicidio), a la trilogía dialógica entre intención-elección-
acción auto-anulativa. El suicidio pende de la elección pero
no se reduce a ella, pues la muerte es para el suicida la
condición con la cual valida su dassein, es decir, su ser ahí.
De forma correlativa cada conocimiento, postura, idea,
modelo o posición sobre el fenómeno, tiende a reingresar
conceptualmente en las nociones que se crean,
transformándolas dialógicamente, o sea de manera
compleja. Morin (1998: 143-144) afirma que «la
complejidad es el desafío, no la respuesta. […] una
posibilidad de pensar trascendiendo la complicación (es
decir, las inter-retroacciones innombrables), trascendiendo
las incertidumbres y las contradicciones». La inter-retro-
acción del conocimiento es un hecho inevitable, así cada
saber propuesto invita a pensar la movilidad de las nociones
e incluir su transformación inherente. En el suicidio
suceden «inter-retroacciones suicidiógenas» conformadas
en-por la mutua habitabilidad de antagonismos-
complementarios, emergencias, actos-lenguaje-
pensamientos recurrentes de muerte, elecciones
direccionadas a generar autolesiones, etc. Dicha inter-retro-
acción implica que en cada conducta auto lesiva exista una

29
Ensayos académicos en torno al suicidio

condición relacional entre factores de riesgo, intenciones,


motivos, complejos psicológicos, anhelos, frustraciones,
privaciones u otros elementos que se auto-apuntalan
conjuntamente, porque retornan (reingresan) en las
múltiples causas que les dieron origen, lo que quiere decir
que se «auto-embuclan» (retroacción), permitiendo la
modificación del contenido de las nuevas intensiones,
efectos, motivaciones etc. Lo anterior hace que cada
experiencia tenga una particularidad que en la mayoría de
los casos (cuando no se atiende a tiempo a las víctimas)
puede ser fatal. Sin embargo si el riesgo, la intención o el
evento pueden ser detectados a tiempo, y además se activan
factores, mecanismos y estrategias protectoras, la
retroacción será positiva transformando la interrelación
de los elementos que le dieron origen, y con ello se logrará
incrementar las posibilidades de protección del sujeto. Aquí
la inter-retro-acción se torna protectora.

Anotaciones finales
En el suicidio convergen reticularmente múltiples
sucesos sociales de carácter crítico que la persona considera
irresolubles y de difícil confrontación-evitación, sin
embargo, existen en dichas vivencias eventos cumbre, es
decir, experiencias de dolor que pueden suscitar en unas
personas más que en otras ideas robustas-destructivas,
pensamientos y acciones suicidas. Lo anterior depende de
la crianza de los sujetos, pero también, de su carga genética
y de la habilidad orgánica para reaccionar a los estresores
ambientales externos y las disposiciones orgánicas internas.
De suyo, una visión reducida del suicidio que retome la
lógica causa-efecto, corre el riesgo de caer en

30
reduccionismos que dan fe a hipótesis causalistas y lineales
que explican y generalizan, pero que no necesariamente
se articulan ex profeso a los constantes cambios,
convergencias y divergencias de las interacciones en los
diversos contextos socio-culturales, que le dan pie y forma
al fenómeno del suicidio. A razón de la tendencia a
metodizar los modelos explicativos, es necesario avanzar
hacia propuestas no-arbitrarias de comprensión articulada
entre teorías, modelos, posturas, apreciaciones,
representaciones, imaginarios, experiencias, etc., y los
factores, condiciones, situaciones y elementos que lo
explican, suscitan, mantienen y disponen. Es importante
señalar que esta propuesta no pretende responder a todos
los interrogantes que produce el suicidio, sino constituirse
en el desafío que oriente las intenciones hacia repensar y
crear conjuntamente, otras formas «articuladas» de
comprensión, es decir formas relacionales/complejas.
Es importante considerar que la extensa investigación
acerca del tema ha generado múltiples aportes que han
permitido una visión amplia del mismo, además del
desarrollo de programas preventivos-asistenciales para
disminuir su incidencia. Sin embargo se propone que estos
se pueden reformular a partir de una mirada relacional y
policéntrica, que acoja la multiplicidad reticular de estados/
momentos iniciales, por lo que por ejemplo, al referirse a
los conflictos familiares como inicio, motivador o centro
de la conducta suicida, se debe hablar también, de
incidencias socio-culturales, antroposociales, político-
económicas, y así sucesivamente. De allí que policéntrico
refiera la posibilidad de generar diversidad de estados,
momentos, condiciones o procesos de los cuales resulta

31
Ensayos académicos en torno al suicidio

reductor pensar en un solo origen o condición


consecuencial, y en contraste se deben reconocer las
interacciones-relacionales, es decir, la red de interrelaciones
que permiten al fenómeno presentar una causalidad
compleja. Las explicaciones del suicidio no deben ser
reducidas a prenociones estructuradas rígidas y
disciplinarmente estáticas, y contrario a ello es necesario
el dialogo transdisciplinario del que emerjan nuevas
comprensiones, las cuales se auto-remodifican dada su
relatividad explicativa.
El antagonismo-complementario en las ideas y riesgos
suicidas, revela que es oportuno reconocer que existe una
complejidad de base en el fenómeno, y a partir de ello
transitar hacia el diálogo de saberes, del cual puede surgir
una visión más amplia de la complejidad del fenómeno.
Finalmente, su comprensión auto-eco-organizada requiere
avocamientos, reuniones, encuentros y desencuentros
transdisciplinarios, además de poner en contexto los
saberes, para lo cual se deben incluir operativamente: la
resignificación conceptual, una comprensión del
relativismo de los saberes, la interinfluencia autopoiética
entre ambiente, fenómeno-epifenómenos, y auto-eco-
organización, pretensión que suscita un notable proceso
de (de)construcción del conocimiento sobre el suicidio.

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35
Ensayos académicos en torno al suicidio

36
FUNCIONES EJECUTIVAS, EMPATÍA
Y CONDUCTA SUICIDA:
LO QUE NOS CUENTA LA NEUROCIENCIA
DE LA COGNICIÓN SOCIAL

Diego Alejandro Calle Sandoval*


Juan Camilo Gonzáles Portillo**

La neurociencia cognitiva de las últimas décadas ha


venido centrando gran parte de sus trabajos investigativos
en la relación anatómica funcional existente entre las
emociones, la empatía, la teoría de la mente (TOM), tanto
en primates no humanos como humanos, hallando en ella
los precursores de la conducta social y las raíces de la
conciencia (Del Waal 2007, Calle, 2014 y Wilson, 2012).
Inicialmente se explora el concepto de TOM y sus raíces
filosóficas para luego abordar el aspecto neurobiológico y
clínico de dicha función y su relación con el fenómeno
psicosocial del suicidio.
En la filosofía de la mente, el estudio neurobiológico se
considera como la base de las consideraciones de los estados
mentales, las posiciones emergentes como la de Damasio
(2011), permiten ver la cognición social, como un proceso
biológico, de igual forma autores como Dennet, postulan

* Doctor en Psicología con orientación en neurociencias cognitivas aplicadas


Universidad Maimónides, Magister en Filosofía y Psicólogo Universidad del
Valle. Docente investigador de la Universidad de San Buenaventura Medellín
Extensión Armenia. Grupo de investigación en psicología y neurociencias. Correo
electrónico: diego.calle@tau.usbmed.edu.co
** Psicólogo. Maestrante en Educación y Desarrollo Humano. Docente
investigador de la Universidad de San Buenaventura Medellín Extensión Armenia.
Correo electrónico: juan.gonzales@usbmed.edu.co

37
Ensayos académicos en torno al suicidio

que la conciencia humana, no sólo se debe observar desde


sus procesos neuroanatómicos sino desde la compresión
de elementos sociales Dennet (1995). La mentalización,
permitida por el normal ajuste de las demás funciones
ejecutivas, incluye según Castelli (2011), tres procesos
simbolizantes y trasformadores, procesos cognitivo/
imaginativo/atencional y el proceso regulador. Durante el
despliegue de habilidades en la escuela, se pone en juego el
papel del otro en los procesos mentales propios.
Pertnet, citado por Koldobsky (2009), afirman que
sujetos con hermanos han comprendido más rápido las
falsas creencias que otros que no han tenido hermanos
por lo que plantea que el contacto con el otro permite el
desarrollo aún más rápido de los procesos de mentalización.
En este orden de ideas, es preciso afirmar que la inserción
del otro en el proceso cognitivo propio, es una habilidad en
la que está inmersa tanto el desarrollo filogenético como el
desarrollo ontogénico. El sujeto es social, no sólo por
adscripción si no como patente biológica.
La cognición social, la teoría de la mente y la
mentalización, como características biológicas y sociales,
dan cuenta del «otro en mí», pero también el cómo se ve
un sujeto para el otro, la función predictiva y la toma de
decisiones, ayudan a la construcción de la autoconciencia
del sujeto, a la construcción de su yo, de modo que el
suicidio sería una desaparición del yo, una pérdida de la
capacidad predictiva sobre efectos y sobre conductas. Según
Hughes y Ensor (2009), el contacto social es determinante
en el correcto funcionamiento de las funciones ejecutivas,
hay tres líneas de investigación según estos autores: la
variabilidad del declive cognitivo en mellizos, los que

38
muestran a lo largo de su ciclo vital más características de
socialización, poseen un menor declive cognitivo,
generando otra línea siendo la vulnerabilidad genética en
ambientes estresores, y por último la experiencia como
factor concluyente.
Sin duda las principales evidencias de disfunción en la
cognición social reportadas fueron las patologías
psiquiátricas, en especial las que se engendran durante la
infancia y la adolescencia. Al respecto, se cree que la
interacción entre el ambiente y el neurodesarrollo de la
corteza pre frontal orbitomedial y la función ejecutiva es
la base de dicha relación Blackmore, S. J. y Robbins, T. W.
(2012) y Calle D. (2016). En este sentido, el neurodesarrollo
de la cognición social estará estrechamente ligado con la
función ejecutiva toma de decisiones y por tanto ambas
ligadas a la dialéctica relación entre neurobiología y
ambiente (Andrade, Blandon, Quintero, García y Layne,
2015). Es justo ahí donde el presente capítulo pretende
vincular la disfunción neurobiológica de la interpretación
y expresión de emociones como la base del desarrollo
anómalo de la función neuropsicológica toma de decisiones
como un factor de riesgo para la conducta suicida en etapas
tempranas del desarrollo.

Corteza pre-frontal, toma de decisiones


y cognición social
El lóbulo frontal se divide en región pre-central, pre-
motora y corteza pre-frontal. Esta última además se
compone según sus proyecciones de la región dorsolateral,
región medial y región polar u orbital (Flórez y Ostrossky,
2012). Fuster (2008) considera a la región pre-frontal como

39
Ensayos académicos en torno al suicidio

una zona de integración de la conducta. El autor dice que


la acción conjugada del dorsolateral pre-frontal y la corteza
parietal participaban en la integración temporal de la
conducta viso-espacial. Miller y Cohen (2001) en su teoría
integradora de la función pre-frontal, proponen la
capacidad de contextualización de la respuesta como una
función de dicha corteza, al igual que el mantenimiento
de la actividad encaminada hacia una meta preestablecida
en medio de eventos y estímulos distractores. Por tanto, se
cree que a diferencia de otras estructuras, la corteza pre-
frontal es más una zona de modulación de la conducta y
control cognitivo, que de transmisión de información.
Durante el desarrollo filogenético observado en la
distribución de las estructuras subcorticales que permiten
la organización de la funciones ejecutivas, el sujeto está
expuesto al «otro semejante»; desde el nacimiento,
progresivamente va asumiendo a «otros significativos» en
el desarrollo de las funciones cerebrales; de modo que gran
parte de las decisiones se dan en función de encajar con el
otro, esto se permite gracias a la capacidad de
mentalización (García, 2007). Llinás (2002) en
investigaciones sobre las funciones primitivas del cerebro
humano, ha encontrado que la función predictiva subyace
a la organización del sí mismo. El sí mismo es el núcleo
predictivo de acontecimientos del medio y de otros, pero
no es equiparado con la función de la autoconciencia, por
eso la biología básica de las funciones ejecutivas que
permiten la capacidad predictiva, proporcionan el marco
de referencia para que el sujeto pueda predecir las acciones
de otros, en este sentido la escuela es uno de los primeros
lugares de encuentro con pares.

40
Por tanto, la capacidad de predecir eventos y el
aprendizaje procedimental secuencial, la teoría de la mente
(TOM) y la interpretación de estados emocionales aparece
en el desarrollo antes que la habilidad para el análisis de
contingencias que implican la respuesta voluntaria (Calle,
2016). Tal es el caso de la toma de decisiones. Al respecto,
Ongur y Price, (2000) evidencian el bajo rendimiento de
pacientes con lesión orbitomedial en pruebas que requieren
una decisión en situaciones sociales, de familiaridad y de
supervivencia; en contraste con su buen rendimiento ante
tareas que implican decisiones sin componente emocional.
Bechara, Damasio y Damasio (2000) proponen que el
proceso de toma de decisiones está influenciado por señales
originadas en procesos bioreguladores. Los autores afirman
que la corteza orbitofrontal es una zona neural crítica en
la toma de decisiones. No obstante, resaltan que el accionar
de dicha área está mediado a su vez por una gran cantidad
de conexiones con estructuras somato-sensoriales, la región
insular y el sistema límbico en especial con la amígdala.

Evidencia neurocognitiva
Schoenbaum y Setlow, (2001) a través de experimentos
con emisión de positrones en sujetos normales encontraron
que el flujo sanguíneo en las porciones mediales del pre-
frontal aumentaba ante la ansiedad que producía
enfrentarse a una tarea cognitiva desconocida. No obstante,
dicha ansiedad y flujo sanguíneo disminuían al repetirse
la operación. Por tanto, los autores concluyeron que
procesos emotivos como la motivación y el grado de tensión
influyen en las funciones ejecutivas. En general se considera
que la teoría de la mente (TOM) es precursora del control

41
Ensayos académicos en torno al suicidio

ejecutivo. Los estudios con menores de cinco años señalan


interdependencia simultánea en el que ambos se desarrollan
en el pequeño Calle y Grañana (2015). A nivel clínico, la
empatía, la conducta antisocial y los trastornos del espectro
autista vinculan la región pre frontal en especial la
orbitofrontal con la toma de decisiones y la cognición social
en niños y adolescentes Spencer, M.D, Holt, R. J., Chura,
L. R., Calder, A. J., Suckling, J., Bullmore, E.T., Baron-
Cohen, S. (2015), Calle (2014), Grañana (2014). Ante
variables sociales, existen evidencias de una estrecha
relación entre el ambiente y el desarrollo neuropsicológico
de la corteza pre frontal y la función ejecutiva Epa y Dudek,
(2015).
Una evidencia de lo anterior está con Areny-Balagueró,
M., García-Molina, A., Roig-Rovira, T., Tormos, J., y
Jodar-Vicente, M. (2015) quienes compararon el
rendimiento ejecutivo de 73 pacientes con daño frontal y
30 de control. Por medio de los dominios letras y números
del WAIS, el test de tarjetas de Winsconsind, el Trail Making
test B y el Ballon Analogue Risk task (BART). Los
resultados indicaron diferencias en el rendimiento de ambos
grupos siendo superior del control. Igualmente, los autores
revisaron la correlación entre varias de las pruebas y sus
puntajes, hallando relaciones positivas entre las tareas
ejecutivas como la flexibilidad, control inhibitorio y toma
de decisiones.

Cognición social, toma de decisiones


y conducta suicida
En este apartado se buscará evidencias que vinculen las
funciones ejecutivas TOM y toma de decisiones con los

42
trastornos afectivos y otros cuadros causantes del
comportamiento suicida.
Inicialmente, hay que resaltar como la TOM se vería
afectada en un paciente suicida. Si tomamos como principio
que el suicidio parte de una toma de decisiones a nivel social.
Damasio (2011) considera tres aspectos psicológicos por
los cuales el paciente con alteración en la porción
ventromedial comete errores y obtiene bajo desempeño en
los reactivos para evaluar neuropsicológicamente la toma
de decisiones: primero la hipersensibilidad a la recompensa,
segundo la insensibilidad al castigo, ya que no considera
las consecuencias negativas de la elección; y tercero la no
estimación de los efectos futuros que pueden acarrear las
decisiones inadecuadas. Es decir, que la corteza
ventromedial permite contextualizar la conducta
emocional y es la moduladora de la respuesta social.
Desde los 4 años de edad un menor desarrolla la
capacidad de interpretar los estados emocionales propios y
de los demás (Baron y Cohen, 2005, Grañana, 2014). Dicha
capacidad le permitiría anticipar algunas consecuencias
de sus actos o la de sus pares, hecho que favorecería su
control inhibitorio (Calle y Grañana, 2015). Una vez puesto
en marcha el dispositivo ejecutivo de la inhibición, se
fortalece la memoria de trabajo piedra angular de la
inteligencia para la neuropsicología contemporánea
(Diamond, 2006 y 2014, Quintanar y Solovieva, 2016).
Así pues, una vez desarrolladas las bases de las funciones
ejecutivas en la primera infancia, emergerán otras
funciones como la flexibilidad cognitiva clave en el
desarrollo de tareas complejas como la planificiación,
abstracción, metacognición y toma de decisiones

43
Ensayos académicos en torno al suicidio

(Fejerman, 2010, Calle 2016). No obstante, unos años


después durante la pubertad y luego la adolescencia el
cerebro presenta cambios a nivel anatómico, celular y desde
luego cognitivo y comportamental según los estudios
postmorten.
Lo anterior coincide con diversos reportes
neuropsiquiátricos de patologías del estado de ánimo como
la distimia, ciclotimia y aún desordenes bipolares, reportan
disminución en las funciones neuropsicológicas TOM, la
empatía y los juicios de tipo moral emocional (Bora y Berk,
2016). Por tanto, se cree que muchas de las patologías
sociopáticas en las que se observan defectos en la
maduración de dicha región pre-frontal (Calle, 2016). Al
respecto, Bora, E., Berk, M. (2016) realizaron un
metaanálisis de 18 estudios que relacionan los déficits
cognitivos sociales con los trastornos afectivos. En dichos
estudios se compararon 613 pacientes con trastorno
depresivo mayor con 529 controles sanos. Los resultados
indicaron un rendimiento significativamente inferior en
los sujetos patológicos. Incluso, la gravedad de los síntomas
afectivos se correlacionó con el nivel inferior en TOM.
Por su parte, Zahavi, A., Sabbagh, M. A., Washburn,
D., Mazurka, R., Ragby R. M., Strauss, J. et al (2016)
correlacionaron los resultados ante el test de las miradas
de 38 pacientes depresivos y 56 controles. Adicionalmente,
incluyeron la variable genética asociada al polimorfismo
del trasporte de serotonina, y la encima que sintetiza los
receptores D2 y D4. Si bien fue evidente un desempeño
mejor en los controles, no todos los sujetos con
modificaciones genéticas en la producción de dichos
receptores presentaron rendimientos patológicos a nivel de
la cognición social.
44
Incluso, fuera del contexto clínico también hay otros
escenarios donde se pone en evidencia la estrecha relación
neuropsicológica entre la función empática y el riesgo
suicida. Uno de esos espacios es la escuela, ya que es ahí
donde el sujeto está expuesto al ajuste de estructuras
sociales aún más avanzadas que el núcleo familiar, allí se
espera que despliegue lo constituido en las primeras etapas
del desarrollo; los factores estresores encontrados en la
escuela, las pautas de recompensa, el nivel de ajuste social,
sumados a los rasgos biológicos encontrados en el fallo, en
la toma decisiones, harían proclive a cierta clase de sujetos
a tener una alteración ejecutiva en la cognición social y
por ende mayor riesgo de conducta suicida.
Al respecto, Gonzales-Portillo, Gil-Arévalo, Hernández-
Botero y Henao-Sánchez (2015), abordaron de manera
empírica una triangulación analítica entre el modelo
arquitectónico de Mack, los resultados obtenidos en una
población de estudiantes de educación media en Colombia
a quienes se les aplicó el instrumento Escala de
Desesperanza de Beck, Weissman, Lester y Trexler y el
análisis de los factores sociodemográfica. Los investigadores
encontraron que «El suicidio y la ideación suicida
constituyen un problema de salud pública que afecta la
calidad y expectativa de vida de las poblaciones vulnerables,
especialmente de aquellas cuyas edades oscilan entre los
15 y 25 años.» (p.8), los sujetos evaluados han manifestado
tener ideación suicida, han puntuado alto niveles en las
expectativas negativas sobre el futuro, traducido en una
visión desfavorable del sí mismo. Se analizó además la
relación existente entre la ideación suicida y la tensión
intrafamiliar causada por un control normativo

45
Ensayos académicos en torno al suicidio

inapropiado de uno de los padres. Lo anterior sumado al


Bullyng en ambientes escolares, hacen a los sujetos en
edades escolares vulnerables al suicidio.
Ahora bien, dado lo descrito anteriormente, se puede
inferir que ante un pensamiento de muerte o una ideación
suicida exista alguna disfunción ejecutiva. Además tal y
como se reportó en párrafos anteriores, existen evidencias
empíricas de dichas alteraciones neuropsicológicas en niños
y/o adolescentes con trastornos afectivos. Además, los
comportamientos con los pares y con el contexto familiar,
podrían debilitar la contingencia existente entre los
refuerzos positivos que permiten comportamientos
adecuados y las conductas, de modo que se entra en proceso
de extinción operante; de igual manera la relación espacio-
temporal con los castigos. Lo anterior junto con otros
procesos conductuales, se desajustan en el individuo tanto
por factores filogenéticos y ontogénicos y generan
elementos de riesgos para el suicidio.

Conclusiones
Los estudios empíricos y de reflexión referenciados en
el presente capítulo ilustran una nueva forma de concebir
la conducta suicida de la sociedad contemporánea. Esta es
la disfunción neuropsicológica de la TOM y la toma de
decisiones. Dichas variables psicobiológicas, están
estrechamente ligadas a los factores filogenéticos,
ontogenéticos y desde luego con la experiencia social de
cada sujeto durante su desarrollo. Por tanto, es factible
considerar que el tejido nervioso de cada corteza es un
derivado de los factores mencionados en la construcción
de las funciones neuropsicológicas ejecutivas en especial

46
la empatía, ya que esta permite que los marcadores
somáticos de la región orbitofrontal interprete
adecuadamente el estado emocional de los demás, de las
situaciones sociales y desde luego del mismo sujeto
(Damasio, 2011).
Por tanto, es fundamental incluir en futuros estudios
un abordaje neuropsicológico de la función ejecutiva global
en la que se analice el desarrollo de la TOM y la toma de
decisiones en relación con las variables psicológicas y
ambientales del entorno donde se desarrolla el riesgo
suicida. Igualmente, las acciones de intervención en
promoción de la salud mental y prevención de la conducta
suicida en especial en los primeros años deben ser
orientadas desde un abordaje biopsicosocial a partir del
diálogo inter y transdisciplinar.

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50
EL SUICIDIO EN COLOMBIA VISTO DESDE
ALGUNAS PERSPECTIVAS
DEL ANÁLISIS EXISTENCIAL
DE VÍKTOR FRANKL

José Arturo Luna Vargas*


Libia Alvis Barranco**

Introducción
El suicidio es un problema complejo de salud pública
que afecta todas las esferas de relación entre personas,
familias grupos y comunidades. Según María Isabel Ortiz
(El Tiempo, septiembre 11, 2016) en Colombia cinco
personas al día se quitan la vida, sobre todo jóvenes y adultos
mayores. El suicidio es la cuarta causa de muerte en el
país. En el 2015 hubo 2068 suicidios, un 10 % más que en
el año 2014. El tema del suicidio en Colombia ha sido
estudiado desde diferentes ópticas, encontrándose según
los momentos históricos, hipótesis preventivas, etiológicas
y terapéuticas diferentes. Al respecto Libardo Sarmiento,
Jorge Llanos y Arturo Luna plantean que:

«De acuerdo con el trabajo clínico de Víktor Frankl,


hay una clara implicación y consecuencia de los
problemas sociales y económicos sobre la psique. La
razón psicológica puede atribuirse, según Frankl, al

* Psicólogo, Logopterapéuta. Premio nacional de psicología 2012. Docente


Investigador Universidad Popular del Cesar. Correo
electrónico: lunalogo@gmail.com.
** Psicóloga, Magister en Prosocialidad y Logoterapia, Doctora en Ciencias
Políticas. Directora Programa de Psicología Universidad Popular del Cesar
(Valledupar). Correo electrónico: libiaalvis@gmail.com

51
Ensayos académicos en torno al suicidio

sentimiento de impotencia que embarga a los


desocupados que se encuentran con tener que afrontar
las necesidades económicas» (2006: 6).

Respecto a los casos de neurosis Víktor Frankl indica


que frecuentemente la situación económica de familias,
grupos o comunidades puede interferir decididamente en
la psique humana a través de un múltiple juego de
variaciones emocionales, en las que a menudo cada
variación es causa, consecuencia o proceso interferente en
el adecuado funcionamiento psíquico. Al mismo tiempo,
la neurosis empeora los problemas asociados s las crisis
materiales, de modo que una persona sin trabajo, sin un
proyecto de vida claro, además de deprimido y baja valía
propia, poseerá mínimas habilidades y posibilidades para
enfrentar la adversidad, al tiempo que de encontrar un
trabajo que cubra sus expectativas vitales. Para Frankl
(1990) los problemas económicos pueden derivarse de una
neurosis, al tiempo que una neurosis puede también
generar problemas económicos severos. La neurosis de
desocupación es evidencia de esta mutua influencia, la cual
se ve acompañada de una actitud de apatía e incredulidad
generalizada ante el bienestar y la ayuda de otros, de
quienes suele opinarse que «están en contra». Las personas
afectadas por ella no se dejan ayudar y suelen mostrarse
resistentes al consejo y la ayuda de otros, además de
propensos a depresiones y culpas elevadas.
Para Frankl (1990; 1998) el suicidio se encuentra
claramente detallado su libro Psicoanálisis y
Existencialismo del cual es importante considerar que el
suicidio es un fenómeno que no presenta en ningún sentido

52
una justificación ética-moral, por ello tampoco el suicidio
como un acto expiatorio lo es, puesto que el acto suicida
ubica a la persona en el creciente impedimento de conseguir
fortalecer su vida, reconocer y encontrarle sentido al dolor
propio. Es así que los valores de actitud pueden producir
en las personas acciones favorables para la conservación
de la vida o desfavorables cuando son débiles, confusos o
le impiden reconocer que requiere cambios en su
experiencia vital o que debe repara a quienes ha herido
(Sarmiento, Llanos & Luna, 2006).
En este aspecto cuando Frankl refiere que el suicido es
algo más emocional y sentimental que algo de carácter
argumentativo, invita a pensar e investigar el grado y tipo
de madurez implicado en su emergencia. En gran medida
lo anterior lleva a considerar que el suicida es una persona
que se ve invadida por afectos y sentimientos
contradictorios, en el que además de problemas afectivos
existen dificultades de argumentación de su situación
existencia, de modo que no se siente capaz auto-distanciarse
de sus conflictos y de los problemas que estos acarrean con
otros. Existen ambivalencias y pensamientos paradojales
en los suicidas que los llevan a dudar incluso de su propia
existencia, lo cual entra en el orden de lo auto-valorativo y
también en el ejercicio de la logoterapia y el análisis
existencial para abordar dichos conflictos. Estos valores y
estrategias logoterapéuticas se orientan a que la persona
encuentre valor a su vida además de sentido, equilibrio y
felicidad en las decisiones que toma.
Es importante señalar que cuando era joven Frankl
observó el escepticismo posterior a la primera guerra
mundial y de ello aprendió que la influencia de la guerra

53
Ensayos académicos en torno al suicidio

es devastadora a corto, mediano y largo plazo para toda la


humanidad, puesto que sus consecuencias permanecen
latentes en diversos espacios de encuentro y representación
individual y colectiva. En general Frankl (1993) considera
que la guerra se instaura en las vivencias actuales, logrando
encarnarse en el recuerdo de los hechos vividos por los
sobrevivientes y en sus memorias. En gran medida es
garante de enfermedades mentales y estados de
vulnerabilidad, los cuales pueden tornar propensos a las
personas al suicidio y también, a integrar otros actos
conducentes a la autoeliminación. Resulta interesante
considerar que fue bajo el régimen opresivo que Frankl
halló el sentido de su existencia y fue allí que se puso a
prueba su creatividad, fortaleza, robustez e inventiva, lo
cual se constituyó en un aspecto motivar para integrar
cambios y nuevas perspectivas a su estilo y sentido de su
vida.
El suicidio se instala como elemento emergente de la
pérdida del sentido de la vida, lo que quiere decir que la
psicología puede dar respuesta al dilema del porqué la
persona se quita la vida o busca acabar con ella por diversos
medios (Frank, 1963), de allí que la forma como la persona
da sentido a las interacciones y relaciones es crucial para
el sentido de su vida, así entre más complicadas,
frustrantes, ilegítimas, y poco claras sean sus intenciones
consigo mismo y con otros, mayor dolor y dificultad tendrá
para confrontar la adversidad, y en consecuencia muchas
personas pueden ser propensas a generar crisis y algunas
de ellas al suicidio.. Es así que la logoterapia se constituye
en el desafío que busca auxiliar a la persona para que logre
vislumbrar las alternativas que para dar solución al

54
conflicto que lo aqueja. Lo anterior requiere tal como lo
expresa Frankl (1963; 1993) la responsabilidad con la vida
como valor supremo, al igual que como el valor
fundamental en la existencia.
Pacciolla, alumno de Frankl desde una óptica más
cognitivista existencial, señala la importancia de varias
investigaciones:

—En una muestra de 722 adolescentes, hombres y


mujeres, se encuentran indicios de que la depresión y la
baja autoestima influyen en la pérdida del sentido de la
vida, hecho que a la vez puede llevar al uso de drogas y a
ideaciones suicidas (Pacciolla & Mancini, 2012)
—El final de la adolescencia y los principios de la edad
adulta son períodos muy complicados donde los significados
de la vida no están muy claros y en donde «la continuación
de un período de emociones negativas puede realmente
conllevar a una percepción de la vida como algo
insignificante o también hacia la experimentación de
drogas y también a la posibilidad cada vez más cercana de
destruir la propia vida con el suicidio (Harlow, Newcornb
& Bentler, 1978).
—En varias investigaciones la prueba PIL ha valido
para pronosticar la tentativa de suicidio en estudiantes
universitarios. dichos resultados también han sido
demostrados por otras investigaciones que han estudiado
temas como: el sentido de la vida, la realización personal y
la ideación suicida en una muestra clínica de 49 pacientes
de tipo psiquiátricos (Lester & Badro, 1992)
—Algunos de los constructos psicológicos como la visión
negativa de futuro, la desesperación y la irreparabilidad

55
Ensayos académicos en torno al suicidio

pueden predecir tendencia al suicidio e igualmente «la


desesperación es descrita como la característica principal
de la depresión, la unión entre la depresión y el suicidio»
(Beck, Steer, Kovacs & Garrison, 1985: 560).
—Muchos estudios longitudinales confirman la
conclusión de que la sensación de desesperación es un grave
índice de riesgo al suicidio». También hay investigaciones
en donde se encuentra una correlación negativa entre la
ideación suicida y la percepción de sentidos de vida o de la
vida con unos objetivos (Beck, et al, 1985)
—Igualmente hay investigaciones que sugieren que en
las mujeres la crisis existencial lleva más al consumo de
drogas legales e ilegales, mientras que en los hombres lleva
más a la ideación suicida.

Abordaje de la problemática del suicidio desde una


mirada Existencial-Fenomenológica-
Hermenéutica
Ante la problemática del suicidio se propone el abordaje
integrado Existencial-Fenomenológico- Hermenéutico
(Luna, 2014). Sin embargo, para aplicar éste enfoque
resulta indispensable conocer y saber aplicar los diferentes
y más importantes modelos clínicos de la psicología
(cognitivo conductual, sistémico, Gestalt, psicodinámico,
humanista existencial, entre otros).
Algunas de las razones de esta propuesta de enfoque
tienen que ver con:

—La complejidad de la persona humana que obliga a


una mirada holista, a tener presentes varios puntos de vista.
Igualmente en la literatura estos tres términos (existencial,

56
fenomenológico, hermenéutico) frecuentemente van
unidos, relacionados:

Resulta conveniente mencionar que la primera


característica del Análisis Existencial en su calidad de
enfoque el cual es exquisitamente fenomenológico y se
encuentra representado por la atención metodológica
dirigida a la complejidad de la persona humana, misma
que es considerada a la luz de la visión holística propuesta
de acuerdo a los tres niveles de la ontología dimensional
frankliana: físico- psíquico-noético (espiritual) (Bruzzone,
2009). Igualmente la hermenéutica para Gadamer (1990)
es en conjunto una reflexión fenomenológica y ontológica
sobre el sentido del comprender. En este sentido «Hacer
fenomenología quiere decir asumir una actitud mental
unida a una postura existencial» (Bruzzone, 2009: 222).
Por último, el párrafo de Bruzzone une de alguna manera
los tres conceptos:

«Desde este punto de vista, el Análisis Existencial


comparte con otros enfoques fenomenológicos la
centralidad de la persona e igualmente privilegia el «hic
et nunc», aquí y ahora y una metodología descriptiva de
lo que la persona manifiesta, sin cerrarse completamente
a otras aproximaciones complementarias de tipo
etiológico y teleológico, (la cursiva es nuestra). Esto se
puede entender como la parte hermenéutica en cuanto
se interpreta y se tienen presentes otras claves de lectura
de acuerdo al consultante y motivo de consulta,
sosteniendo más bien la riqueza de un abordaje que,
justamente porque es libre de pre- comprensiones, puede

57
Ensayos académicos en torno al suicidio

adaptarse a la condición manifestada por «aquel


consultante», único e irrepetible» (2009: 75).

El enfoque existencial-fenomenológico-hermenéutico es
el resultado de saber integrar o relacionar los llamados
«tres carros metodológicos» (Bruzzone, 2009): El
terapeuta, su historia, su subjetividad, sus conocimientos.
Es importante anotar que la propuesta de Aureliano
Pacciolla gira en torno al modelo de presentación y
supervisión de caso y el modelo Fenomenológico Existencial
de Bellantoni (2011).
Conviene aclarar la diferencia entre una práctica más
ecléctica, en donde se integran diferentes técnicas, o
metodologías de diferentes enfoques pero que no crean un
sincretismo. Una posición ecléctica cumple cuatro
condiciones, poder resolutivo: resuelve el problema o
motivo de consulta. Poder explicativo: es capaz de dar una
razón de porqué se utilizan esas técnicas o metodologías
de diferentes matrices y por qué funcionan, hay una
coherencia interna. Poder predictivo: se puede hacer un
pronóstico de cómo va a evolucionar el proceso de acuerdo
a si se cumplen o no ciertas condiciones. Por último un
abordaje ecléctico no produce iatrogenia, es decir no
enferma más o no hace daño al consultante. Por el
contrario una postura sincrética no respetaría las anteriores
cuatro condiciones.
Esta propuesta de enfoque (existencial-fenomenológico-
hermenéutico) implica que sobre la base de la cosmovisión
filosófica y antropológica de V. Frankl se dialogue y se
asimilen otras metodologías, técnicas. No se trata de un
Integracionismo teórico, sino vivir lo que plantea Messer
(2001) para quien la:
58
«Integración asimilativa se hace a partir de un modelo
teórico de donde es posible «importar»
progresivamente y de manera atenta algunas técnicas
provenientes de otras escuelas, con la consciencia de las
posibles modificaciones y/o impactos que se podrían
obtener, tratando de prevenirlos y controlarlos. Tal
proceso progresivo y evolutivo necesita que se conozca
profundamente al menos la propia orientación
terapéutica» (Messer, 2001: 21).

En esta misma dirección se plantea igualmente que la


propuesta existencial-fenomenológica-hermenéutica tiene
presente el «pluralismo metodológico» en psicología
propuesto por Polkinghorne (1984). De suyo, sobre este
modelo se ubicaría la prevención frente a la soledad, la
depresión y el suicidio y el tratamiento para una persona
que ya ha intentado suicidarse.

Algunas señales de alarma a tener presentes


frente al suicidio
—Conducta auto-agresiva previa realizada
colectivamente, conducta pasiva y/o de aprobación ante
las habituales agresiones derivadas de su entorno inmediato,
así como también, la presencia usual de ideas de
autorreferencia negativa expresadas en clave de
desvalorización y autocastigo. Otros factores a considerar
son: los cambios súbitos del estado anímico, un escaso
interés hacia la vida y sus constantes retos, un inapropiado
o inexistente proyecto de vida, autoaislamiento y escasos
amigos, duelos y perdidas afectivas recientes de personas
importantes en su vida, rupturas afectivas que han
devastado la estabilidad emocional de las personas, baja

59
Ensayos académicos en torno al suicidio

estimación de la ayuda de otros, desconfianza en sí mismo


y en el familia, catastrofización del existir, entre otros
elementos.
—Es importante considerar la importancia del lenguaje
como indicador de la conducta suicida o del riesgo elevado
de presentarse. Es así que expresiones como por ejemplo
de ellas son: «no quiero vivir más, trágame tierra, mi vida
no tiene sentido», entre otras, se constituyen en palabras
que apuntalan dichas ideas y que pueden llevar a la persona
a estados mayores de riesgo. El lenguaje no solo es verbal
sino también, corporal, lo cual instaura una necesidad
nueva: aprender a identificar lo no-verbal como indicador
de riesgo, afinar la mirada y reconocer también el peligro
en la actitud del paciente y en su motricidad.

Algunas pautas o recomendaciones para la


Prevención de la Soledad, la Depresión y el Suicidio
desde una óptica Existencial-Fenomenológica-
Hermenéutica
—Desde está cosmovisión hay que tener presente lo
biológico, lo comportamental, lo cognitivo, lo afectivo, lo
relacional, el significado y el sentido del síntoma y de la
vida.
—La persona que se suicida encuentra pocas razones
para vivir y no pude acoplar sus deseos, necesidades y
demandas a la dinámica de la interacción consigo mismo
y con otros. Por ello es fundamental que cada sujete
encuentre sus razones para vivir, las cuales están disponible
cuando no da a la espalda a sus propios defectos y puede
auto-cuestionar su vida, identificando sus fortalezas,
debilidades y propensiones emocionales, es decir cuando

60
entiende que debe auto-reconocerse. Aquí es necesario la
honestidad respecto a la existencia y respecto a las
decisiones que se toman, así ser honesto no solo se
constituye un factor protector ante el suicidio, sino también
en la vía de reconocimiento no-expedita para empezar un
proceso de cambio y auto-transformación; la idea suicida,
el intento suicida y el suicidio con acciones definitivas que
inhiben dicho proceso y sumen a los seres en dilemas
existenciales no-proactivos.
—Es importante anotar que el análisis existencial invita
a pensar en la existencia y las elecciones implicadas en el
estilo de vida que se vive, al tiempo que de dichos territorios
posibilita la escogencia de acciones para dar sentido a la
vida, lo cual implica confiar en sí mismo y el otro, es decir
en las posibilidades que la vida que se vive permite conocer
y generar. El suicidio responde a una visión poco clara del
mundo y de las posibilidades existencias de cada persona,
es decir, a una crisis vital que invade todas las posibilidades
de confrontación de eventos críticos.
—Si bien se existe se vive en una sociedad que existe en
la marginación y auto-marginación la cual se constituye
en el escario propicio para la emergencia de ideas suicidas,
algunas de las cuales evolucionan hasta intentos de suicidio
y suicidios. La marginación es en todo sentido exclusión y
tiene el efecto de un potente catalizador de la desdicha y
desesperanza, y el suicida responde ante ambos elementos
con la decisión de quitarse la vida como vía emancipatoria
de su dolor existencial.
—Es importante considerar que la existencia no es fácil
y que cada día que transcurre es un reto que puede
superarse con mejores elecciones, y teniendo consciencia

61
Ensayos académicos en torno al suicidio

de que siempre se puede elegir mejores cosas para cada


uno. No se trata de una mirada desesperanzadora sino
realista de lo que significa existir, no solo de lo bueno, sino
también de la importancia de las crisis y las desavenencias,
de los conflictos y problemas.
—En los jóvenes y adolescentes el suicidio se encuentra
asociado a la ausencia de un futuro, lo cual es referencia
de la falta de estabilidad en múltiples esferas su proceso de
desarrollo. Por ello es importante que desde edades
tempranas se fortalezca el proyecto de vida, y la valía que
tienen sus opiniones en la construcción social de la vida
comunitaria y social. A la falta de futuro puede agregarse
el consumo de sustancias psicoactivas que afecta
drásticamente la calidad y expectativa de vida de estas
poblaciones.
—Hacer un análisis y reflexión crítica, propositiva sobre
el modelo socioeconómico, político y filosófico en el que
nos encontramos (ser igual al tener, desempleo, cultura
guerrerista, competitividad exagerada, etc.)
—Adquirir una filosofía de vida positiva.
¾ Adquirir hábitos de vida saludables: Tipos de lectura,
«dime qué lees y te diré quién eres».
—Fundamental: el ejercicio físico y estar atentos a la
híper-reflexión.
—El tipo de música: ¿de despecho?
—En la vida familiar: Compartir todos la mesa o la
alimentación por lo menos una vez al día. Compartir una
actividad lúdica deportiva o recreativa todos en familia un
fin de semana, por lo menos una o dos veces al mes.
Aumentar la comunicación existencial. Recuperar y
mantener algunas tradiciones y rituales familiares,

62
culturales regionales de una manera dialogante, reflexiva
y crítica (el paseo de olla, la leyenda del Mohán, etc.).
Disminuir el uso de aparatos electrónicos (televisión,
internet, reproductores de música, juegos electrónicos, etc.)
que pueden generar un «autismo electrónico».
—Algunas técnicas que se pueden practicar para
prevención y/o tratamiento: La pregunta misteriosa,
mágica o milagrosa. Recordar un hecho positivo,
agradable, (teniendo presente el «haber sido es la mejor
forma de seguir existiendo». En este sentido es importante
llevar a cabo el entrenamiento autógeno, así como también
formar parte de un grupo de «Derreflexión» en el cual se
establecen medidas de ayuda y contención grupal,
encaminados a la generación de habilidades de auto-
reconocimiento de la valía y de Insigth. Lo anterior conlleva
a la participación en un Círculo de Diálogo Existencial, en
el que se encuentre sentido a la existencia y se fomente la
autenticidad. Para ello es necesario tener presente el hecho
que la vida siempre tiene sentido y que ello sucede aún
bajo cualquier circunstancia, puesto que nada de lo que
sucede es al azar.

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65
Ensayos académicos en torno al suicidio

66
DETECCIÓN TEMPRANA DE FACTORES
DE RIESGO NEUROPSICOLÓGICOS
RELACIONADOS CON EL SUICIDIO

Kattia Cabas Hoyos*


Ana María Romero Otálvaro**

La prevención es actualmente la estrategia en la apuesta


a la lucha contra el suicidio, sin embargo organizaciones
mundiales como la Organización Mundial de la Salud
(OMS), enfatizan que a pesar de las intervenciones que se
realizan en distintos ámbitos, las estadísticas siguen en
crecimiento y que las edades en las que aparecen las
conductas suicidas son cada vez más tempranas. Algunos
datos que impresionan indican que en el mundo se
suicidan dos personas por minuto, es decir que al menos
un millón de personas mueren por esta causa, lo que
representa una mortalidad anual de 14,5 personas por cada
100.000 habitantes (OMS, 2012). Se hace imperante que
la interdisciplinariedad aporte respuestas científicas sólidas
para la construcción de estrategias contextualizadas que
impacten en la disminución real de la problemática del
suicidio. La neuropsicología es posible establecer una
detección temprana de factores de riesgos alrededor del
suicidio para posibilitar una prevención pertinente y eficaz.

* Psicóloga, Universidad Pontificia Bolivariana. Máster en Psicología Clínica,


Universitat de Barcelona. Docente Facultad de Psicología, Universidad Pontificia
Bolivariana, Montería. Correo electrónico: kattia.cabas@upb.edu.co
** Psicóloga, Universidad Pontificia Bolivariana. Doctora en Psicología con
orientación en neurociencia cognitiva, Universidad Maimónides. Docente Facultad
de Psicología, Universidad Pontificia Bolivariana, Montería. Correo
electrónico: ana.romeroo@upb.edu.co

67
Ensayos académicos en torno al suicidio

En esta identificación minuciosa se debe estar alerta a


los cambios conductuales que aparecen. Es importante
comenzar por las manifestaciones patológicas, puesto que
el suicidio puede ser la consecuencia fatal de un sinnúmero
de sucesos que proceden de la interacción entre el ambiente,
la neurobiología, la pisocopatología, epigenética y el
devenir de una persona.
Para analizar los factores de riesgo del suicidio, se puede
distinguir la ideación suicida, entendida como la
construcción de las representaciones suicidas y el despliegue
de las acciones para su consecución; esta distinción se
realiza debido a que los factores de riesgo desde la
neuropsicología pueden ser diversos en los dos momentos,
y para su estudio y posterior intervención es importante
reconocerlos y describirlos detalladamente. Sin embargo,
desde la prevención, como su naturaleza lo indica, el
objetivo es evitar el salto de la ideación al acto, incluso
interrumpir de manera pertinente las representaciones que
motivasen la ideación per se.
Ahora bien, no es el objetivo del capítulo desarrollar un
análisis reduccionista de fenómeno del suicidio
exclusivamente desde la neurociencias, al entenderse como
un proceso en donde hay interfluencia de factores
biológicos, sociales, personales y experienciales, asociados
a la neurotransmisión, trastornos emocionales, escasas
habilidades sociofamiliares para resolver problemas,
además de agresiones, «violaciones sexuales, trastornos
de identidad sexual, trastornos psiquiátricos, adicción a
las drogas, acceso a medicamentos, dificultades en el
grupo familiar, y divorcio o separación de los padres»
(Casas, Tomás, Bassas, Batlle, Bielsa & Molina, 2007,

68
citados por Andrade, Romero & Ramírez, 2014: 21).
Otro pilar de la detección temprana de factores de riesgo
en la conducta suicida es la etapa evolutiva en la que se
encuentra un individuo, debido a que los procesos
bipsicosociales en cada edad son de distinta naturaleza
influyendo tanto en la ideación como la conducta e, incluso,
en el acto suicida. Indicadores actuales evidencian que los
niños y adolescentes son un grupo poblacional vulnerable
al suicidio. En un estudio realizado en el Hospital Infantil
de Manizales en el año 2010, se encontró que la edad en
que más se presentó el intento de suicidio fue a los 15 años
(Carmona, Arango, Castaño, Escobar, García y Godoy,
2010), lo que concuerda con evidencias similares en otros
estudios (Sauceda, Lara, Focil, 2006; Pérez-Olmos,
Sandoval, Dussán-Buitrago, & Ayala-Aguilera, 2007).
Como factores de riesgo asociados a la conducta suicida
en niños y adolescentes Amezquita, González y Zuluaga
(2008: 145), establecen a la depresión debida en mayor
parte a la dificultad para afrontar la frustración, la
disfunción familiar, el abuso sexual, la no satisfacción de
necesidades básicas y maltrato.
En cuanto al comportamiento que puede dar pistas de
la ideación antes del acto suicida, es posible que ocurran
manifestaciones previas como actitudes de escape, de
venganza, altruismo o búsqueda de riesgo, tendencia a
percibirse como perdedor, baja tolerancia a la frustración,
dificultad para resolver conflictos, desesperanza y abandono
(Gutiérrez-García, Contreras & Orozco, 2006).
Se podría decir que la depresión es el factor de riesgo de
más importancia alrededor del suicidio, no solo por la
evidencia y estudios realizados en el tema, si no también,

69
Ensayos académicos en torno al suicidio

por que la constitución de un cuadro depresivo afecta todas


las esfera de la vida de un individuo, llevándolo a un punto
de estancamiento que le impide la visión prospectiva
necesaria para la motivación de actos de disfrute y
adaptación personal, social, laboral y emocional, es decir
interfiere en el funcionamiento personal y desarrolla un
estado desesperanza que puede desembocar en la conducta
suicida.
Por esta razón, es importante ahondar lo que sucede en
la depresión en varios niveles y su relación con el suicido,
para que sea posible identificar algunos factores de riesgo
específicos desde una perspectiva neuropsicológica.
Como se ha mencionado, la depresión es una
psicopatología estrechamente ligada con las conductas
suicidas y en particular la anhedonia, la cual es el eje central
del modelo depresivo, y que en su condición crónica crea
una tendencia al aumento del deseo suicida; algunos
estudios indican que el neurotransmisor ácido gamma
aminobutírico (GABA) está involucrado en la cadena
neurobiológica del suicidio (Gutiérrez & Contreras, 2008),
ya que se encuentra en elevada concentración en el cerebro
de personas que sufren depresión severa. Según Lecrubier
(2000) una hiperconcentración de este neurotransmisor
de tipo inhibitorio en el cerebro es un factor de elevado
riesgo para la manifestación del suicidio, bajo condiciones
depresivas.
Con relación a estos procesos neurobiológicos la
amígdala tiene un rol fundamental, ya que presenta una
concentración importante de receptores GABA, lo cual está
estrechamente relacionado con el procesamiento del
sistema límbico (amígdala, fornix, corteza cingulada y

70
septum) que interfiere en la mediación del comportamiento
motivacional regulado, guarda una relación estructural
con la conducta suicida, y aunque no reduce su actividad
a la acción del GABA, sí es clara la asociación entre su
disrregulación y la capacidad general de un sujeto para
tomar decisiones puesto que el GABA y los receptores
benzodiazepínicos modifican la función de modulación e
integración de las neuronas piramidales, mismas que
median la actividad del sistema serotoninérgico (Pandey,
Conley, Pandey, Goel, Roberts & Tamminga, 1997). Según
Andrade, Rodríguez & Campo (2013), en el acto suicida
las principales estructuras neurológicas involucradas son
el prefrontal, tálamo, amígdala, fornix, corteza cingulada
y el septum; cabe mencionar que el tálamo juega un papel
muy importante en el suicidio, ya que se encarga del
procesamiento de información, que a su vez influye sobre
las funciones corticales.
De esta manera, la depresión y el suicidio se vincularían
con cuatro áreas de la corteza prefrontal: dorso-lateral,
órbito-frontal, ventro-medial y cingulado anterior. La
corteza dorsolateral Así, neuroanatómicamente se
encuentra en la región prefrontal dorsolateral y está
implicado en toma de decisiones, la estrategia de
organización, memoria operativa, flexibilidad cognitiva,
capacidad de inhibición, entre otras y que como afirman
Tirapu-Ustárroz & Luna-Lario (2008) Cuando se sufre
lesiones o disfunciones que la afectan, se acuña el término
«síndrome disejecutivo» (Tirapu-Ustárroz et al., 2008: 220)
para definir a las dificultades como la concentración en
tareas y, por ejemplo, finalizarlas además de utilizar
estrategias operativas, limitaciones en la flexibilidad

71
Ensayos académicos en torno al suicidio

cognitiva o abstracción de ideas entre muchos más. Y en


el caso específico de las tendencias suicidas se han
relacionado con una función cognitiva anormal. (Jollant,
Guillaume, Jaussent, Castelnau, Malafosse & Courtet,
2007), en especial a una pobre toma de decisiones (Pollock
& Williams, 1998) y no tanto a fallas en el proceso
inhibitorio (Suárez, 2010).
La corteza orbito-frontal asociada a características del
estado de ánimo y la motivación fundamentalmente,
cuando hay afectación de este circuito se presentan
conductas ligadas a la irritabilidad, impulsividad, labilidad
afectiva y euforia, entre otras.

«Es así como una falla en la misma se ha relacionado con


presencia de agresividad e impulsividad, lo que explica
al comportamiento suicida como un acto impulsivo y
agresivo (Suárez, 2010). La corteza prefrontal
desempeña un papel fundamental en la regulación del
estado de ánimo y se le ha implicado tanto en la
fisiopatología de los trastornos afectivos como en el
suicidio» (Gutiérrez-García & Contreras, 2008: 322).

Entre tanto, el cingulado anterior que está implicado


con la motivación, cuando se afecta origina además de
desmotivación, apatía, mutismo, pobre modulación de la
actuación, entre otras. La vulnerabilidad a la conducta
suicida ha sido relacionada con un posible aumento a la
vulnerabilidad de las emociones negativas (Jollant, et al.,
2008).
En este sentido un perfil característico neuropsicológico
que subyace a esta desregulación indica características

72
disejecutivas, tales como la dificultad en la toma de
decisiones contextualizada en un ámbito social específico,
incidiendo en un déficit para la capacidad de enfrentar
inconvenientes y contingencias de la vida y retomar la
iniciativa en proyectos personales; acorde a esto Andrade,
Rodríguez & Campo (2013), refieren que en la
neurotransmisión gabaérgica y serotonérgica ocurren
anomalías importantes en la neurotransmisión, asociadas
al funcionamiento de la corteza prefrontal, el
hipocampo, el sistema hipotalámico y el tallo cerebral,
es decir en el funcionamiento ejecutivo, habilidad
importante para mantener el cauce motivacional y
resiliente en la vida personal de un individuo. Los hallazgos
señalan un aumento de los receptores del neurotransmisor
serotonina en la región ventral de la corteza prefrontal, lo
que puede ser descrito a modo de mecanismo
compensatorio de la hipoactividad de las neuronas
serotoninérgicas (Escriba, Ozaita & García-Sevilla, 2004).
Se ha señalado que la exposición continua del sistema
serotoninérgico a elevados niveles de cortisol, se asocia al
decremento en la resistencia de estresores provocando que
eventos menos importantes en la vida cotidiana
desencadenen episodios depresivos (Van Heeringen, 2001:
136-159).
La interacción social implica la participación de los
sistemas serotoninérgico y noradreninérgico. Estos se han
vinculado con la presencia de ideas suicidas, baja
autoestima, baja dependencia a la recompensa, una alta
respuesta a eventos estresantes y distanciamiento
emocional (Loyo, 2002). Este último componente permite
señalar el carácter multifactorial del riesgo suicida y el

73
Ensayos académicos en torno al suicidio

error en el que se incurre si se cae en el reduccionismo


antes señalado. Se han realizado revisiones acerca de
sustratos neurobiológicos y de base genética en adultos
jóvenes, encontrándose que existirían anomalías del
sistema nervioso central que llevan a los individuos a actuar
de manera impulsiva y agresiva ante la disforia, la
desesperanza y la aparición de pensamientos suicidas en el
estado de depresión (Clark, 1992), así como otros estudios
han establecido que las personas jóvenes con intentos
suicidios marcaban alto «en la escala de búsqueda de
experiencias en comparación con los que no lo habían
intentado» (Bolognini, Laget, Plancherel, Atéphan, Corcos
& Halfon, 2002: 337-356); mientras tanto los adultos
mayores tendrían características de personalidad
predisponente. Se han caracterizado los ancianos suicidas
como personas hostiles, rígidos y con un estilo de vida
independiente (Clark, 1992) y en test de personalidad
marcarían baja apertura a la experiencia y neuroticismo
alto (Costa & McCrae, 1993). El estudio ESPIRIT conducido
por Cyprien et al. (2012) examinó una muestra de adultos
mayores (n=435) de 65 años que fueron divididos en tres
grupos: con intento suicida, con depresión pero sin historial
de intentos suicidas y controles sin historial de intento
suicidas, al que le realizó exploración con resonancia
magnética con ponderación T1, encontrando anomalías
estructurales de los individuos con conductas suicidas. Se
halló una reducción del tercio posterior del cuerpo calloso
y reducción de la conectividad que afecta la misma
estructura.
Otros estudios apuntan al cerebelo como una estructura
cerebral con un rol primordial en la conducta suicida ligada

74
a comportamientos depresivos. Algunas revisiones de
lesiones en el cerebelo y su relación con cambios
conductuales desde la observación clínica, reflejan cambios
en la respuesta emocional, como la combinación de
pasividad y brusquedad, humor inapropiado e impertinente.
Autopsias de personas con cuadros depresivos severos y
cuya muerte fue por suicidio, han evidenciado una notable
diferencia en el tamaño del cerebelo, en tanto que era
más pequeño al promedio, lo que sugiere que el cerebelo es
importante para una adecuada función cognitiva y
emocional (García, Hernández, Concha, Pérez, García &
Hernández, 2009).
Estas evidencias neurobiológicas de la incidencia de la
depresión en el suicidio, se relacionan entonces con
alteraciones neuropsicológicas como déficit de funciones
ejecutivas; algunos autores reportan déficit en fluidez
verbal, razonamiento lógico, mediado por el lenguaje
(Cañón, 2011), en pacientes con conductas suicidas, de
igual forma hay presencia de «desesperanza y rigidez
cognitiva los cuales son de gran importancia en el riesgo
suicida» (Álvarez, et al, 2012: 2), ya en algunos reportes
estadísticos poblacionales este factor de riesgo se ve
reflejado, tal es el caso del Informe del Análisis de la
Conducta Suicida del Sistema de Vigilancia Epidemiológica
(SISVECOS) del año 2012, en donde se señala como factor
de riesgo el déficit en la resolución de conflicto, otra
habilidad ejecutiva necesaria para el funcionamiento
adecuado del individuo en su experiencia personal.

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79
Ensayos académicos en torno al suicidio

80
REFLEXIÓN SOBRE LAS HUELLAS
AUTOBIOGRÁFICAS
EN PADRES Y MADRES DE HIJOS
CON INTENTO DE SUICIDIO

Nohora Aponte Gutiérrez*


Anyela Viviana Alba Largo**

A manera de Introducción
Pensar en conceptos como la vida y la muerte siempre
genera inquietud, polémica, diversas posturas, lógicas,
cosmovisiones particulares y colectivas que afloran
rápidamente por la complejidad de los conceptos. Lo
existencial inmediatamente se hace presente, ya que hay
una carga de significados y sentidos en torno a la
experiencia fenomenológica, donde la trascendencia del
ser se pone en evidencia (Aponte, 2013).
El intento de suicidio hace pensar desde una perspectiva
fenomenológica acerca del sentido que tiene la vida para
las personas, pero como lo expone (Frankl, 2008), el
sentido es relativo, depende de las circunstancias, de los
momentos y solamente se puede entender éste a partir de
los significados que el sujeto da a cada acontecimiento de
la vida. El significado es diverso y depende de la historia
autobiográfica de cada ser humano. Las emociones

* Psicóloga. Magister en Educación y Desarrollo Humano. Lider de


investigacion de la Fundación Participar IPS, Armenia, Quindio. Correo
electrónico: noraaponte@gmail.com
** Psicóloga Universidad Antonio Nariño. Psicóloga Fundación Participar
IPS, Armenia, Quindio. Correo electrónico: anyelaviviana19@hotmail.com

81
Ensayos académicos en torno al suicidio

experimentadas a lo largo de la vida van dejando huellas


que se manifiestan en la experiencia humana de diferentes
maneras.
Cuando las emociones son vividas a nivel biológico el
cíngulo, la amígdala y el hipocampo crean un entramado
de interpretaciones entre lo que biológicamente ocurre y
la interpretación psíquica-cognitiva, que se está dando al
acto experiencial que sucede en el sujeto. De ahí que en las
Neurociencias Sociales se hable de las valoraciones que las
cualias dan a cada emoción y dependiendo de esta valencia
positiva o negativa se hará una interpretación en la vida
del sujeto humano y se creará una huella que como ya se
dijo entrará a acompañarconstantemente su actuar y su
accionar en el mundo cotidiano. Si las valencias son
positivas habrá resiliencia y si son negativas se crearán
ideas parásitas que se manifestarán en episodios de lo que
hoy conocemos como esquizofrenia, conducta suicida,
depresión, ansiedad entre otras (Caicedo, 2013).4
Pero esto aparentemente lógico, no es tan claro ni
tangible en la vida cotidiana, donde el sentido dado a la
experiencia, la manera del ser humano percibirse en el
mundo, las relaciones construidas a partir de los afectos y
los vínculos, irremediablemente lo colocan a interactuar
con otros y otras en un entramado de emociones, afectos y
vínculos complejos, como diría Ocampo (2007) en una
intero-exterioridad humana. Es acá donde justamente
nace la inquietud sobre las huellas autobiográficas que
construyen los padres y madres de hijos adolescentes que
se han intentado suicidar.
Por ende, abordar la complejidad humana conlleva a
hacer miradas diversas y más en una problemática como

82
el intento de suicidio donde la multicausalidad, la
interdisciplinaridad y la trasdisciplinaridad aportan
elementos muy importantes para tratar de entender la
complejidad de este acontecimiento en la vida de algunas
personas con más fuerza que en la de otras. Es por esto
que en estas líneas se busca colocar en primer lugar una
reflexión que permita visualizar la problemática desde el
ámbito colectivo, considerándose éste en lo mundial, lo
nacional y lo local, posteriormente esta lectura de contexto
dará paso a la voz de los y las participantes de la
investigación, que son los padres y madres de hijos e hijas
que han presentado intento de suicidio durante la
adolescencia. En este diálogo con los participantes, se
pondrá en escena cómo la afectividad se convierte en el eje
central que articula los sentimientos, las emociones y las
relaciones vinculares frente al componente existencial
(fenomenológico) de estos sujetos en su contexto histórico-
existencial.

¿Cómo surge esta reflexión?


La presente reflexión está soportada en la Investigación
titulada: Huellas Autobiográficas en Padres de
Adolescentes con Intento de Suicidio en Quimbaya-
Quindío (2013). Tuvo como objetivos: describir las huellas
autobiográficas en padres de adolescentes que presentaron
intento suicidio, a través de identificar las huellas
autobiográficas más relevantes que presentan los padres
de adolescentes que intentaron suicidarseidentificar la
relación afectiva entre los adolescentes que han intentado
suicidarse y sus padres; describir las dinámicas familiares
que influyen en el intento de suicidio en los adolescentes.

83
Ensayos académicos en torno al suicidio

Esta Investigación se realizó desde un enfoque Cualitativo,


con una métodología hermenéutico-narrativa.
Se utilizaron como instrumentos historias de vida y
entrevistas en profundidad y para el análisis se emplearon
elementos de análisis del discurso, logrando evidenciar
categorías y subcategorías que se entrelazan
constantemente. Algunas de ellas fueron «familia»,
«comunicación familiar», «conflictos intrafamiliares»,
«identidad de género», «consumo de sustancias
psicoacivas»; Otras categorías fueron «conducta suicida»
y «afectividad», en esta última tienen bastante fuerza los
sentimientos y las emociones. Para efectos de esta reflexión
solamente se tomarán los puntos de intersección y por ende
de encuentro entre las diferentes categorías las cuales dan
cuenta de las huellas que construyeron los padres de los
adolescentes que se intentaron suicidar.
El intento de suicidio complejo en sí por su
multicausalidad, y en aumento como se puede videnciar
en la siguiente cita:

«El intento de suicidio o para suicidio, como también se


denomina, no es un tema nuevo, pero sí un fenómeno
que ha venido en aumento, ya que, los informes y
estudios que se han realizado no alcanzan a dimensionar
en toda la amplitud esta problemática debido a que
muchos intentos de suicidio quedan ‘camuflados’ en los
diagnósticos médicos como «accidentes caseros’ o por
‘causas desconocidas’» (Aponte, Méndez & Vélez, 2014).

84
Acerca de las huellas autobiográficas

a. Ubicándose en el contexto
Ubicar la experiencia cotidiana en el diálogo fluido y
constante que se genera tiene implicaciones complejas, ya
que los entramados que se construyen no van en una
dirección única, ni una relación simple unidireccional o
bidireccional. La vida humana compleja en sus relaciones
se construye desde los contextos socio-culturales y
ambientales en los que se ubica y se desenvuelve el
individuo; estos a su vez interactúan con la estructura
psíquica y las diferentes esferas que comprenden y
constituyen al sujeto humano como son la espiritualidad,
la afectividad, la sexualidad, lo social, lo político, entre
otras. Es así como el acontecimiento existencial en el que
el sentido de la vida se hace presente con mayor fuerza
dependiendo el significado que el sujeto de a su historia de
vida se devela en el caso que nos ocupa en un intento de
suicido.
Esta manifestación se convierte en problemática para
la sociedad ya que el sentido de lo moral aflora a través de
componentes como lo bueno y lo malo, lo que se puede y
no se puede hacer, lo que se permite o no, según las reglas
morales construidas por la sociedad a lo largo de su proceso
evolutivo-histórico. Por ende la conducta suicida, vista
como manifestación de un sin sentido de la vida mediado
por múltiples causas, como las problemáticas familiares,
la presión social, los conflictos intrafamiliares, las
decepciones amorosas, el rechazo por la orientación
sexual, entre muchas otras causas, llevan a algunos
individuos a intentar quitarse la vida. Pero este intento por

85
Ensayos académicos en torno al suicidio

dejar de existir en el espacio-tiempo que los visibiliza crea


grandes dolores emocionales y existenciales que se
convierten en huellas autobiográficas en quienes se
vinculan afectiva y emocionalmente con ellos y ellas como
son sus Padres y Madres.
Para cerrar este apartado se puede ver que el Suicidio a
nivel mundial se ha convertido en la segunda causa de
muerte en adolescentes (15-29 años) y la tercera en
adultos (15-44) según lo plantean, (Godoy, 2016),
(Organización Mundial de la Salud OMS, 2014). A nivel
mundial se ha establecido que aproximadamente 800.000
personas se suicidan al año en el mundo, lo que implica
que cada 40 segundos se presenta un suicidio. El 75% de
las personas que presentan conducta suicida está en los
países con ingresos bajos y medios. Para el año 2020 se
prevé que 1.500.000 personas se suicidarán por año en el
mundo y de 5 a 20 millones a nivel mundial presentarán
una tentativa, lo que apunta a un aumento significativo
de la problemáticaTambién es importante resaltar que
entre el 15 y el 30 % de los pacientes que intentan suicidarse
repiten la conducta antes del primer año y entre el uno y el
dos% se suicida en los siguientes cinco a diez años.
Igualmente Según el Ministerio de Salud y Protección
Social en Colombia la tasa de suicidios ha permanecido
relativamente estable en los últimos años; debido a que en
el año 2005 se presentaban en promedio 4,94 suicidios por
cada 100.000 habitantes y en el 2013 la tasa fue de 4,4 por
cada 100.000 habitantes, lo que representa un leve
descenso (boletín de prensa, 2015). Igualmente la
conducta suicida se presenta en adolescentes: plan suicida
1.8% (mujeres 2.5% y hombres 1.0%) intento de suicidio

86
2.5% (mujeres 2.9%, hombres, 2.1) según lo indagado por
el Ministerio de Salud en la Encuesta Nacional de Salud
Mental, (2015). El Departamento del Quindío sobrepasa
el nivel nacional «con una tasa de 7 y 10.1%
respectivamente, en la ciudad de Armenia, la cifra se elevó
a 7.7 y 11.5 en el 2010» (Secretaría de Salud de Armenia,
2012) para el año 2011, se presentaron 345 intentos de
suicidios, de los cuales 58 se consumaron en suicidios
equivaliendo a un 6.6 de letalidad, según los reportes
estadísticos. El 59% de los intentos son realizados por
mujeres y el 41% por hombres. Las estadísticas presentadas
por la Secretaría de Salud en el año 2011 dan cuenta que el
grupo que presenta mayorintento de suicidio está entre los
15-25 años de edad, siendo un 53% de los casos reportados
por intento de suicidio, (Secretaría de Salud de Armenia,
2012), la tendencia continúa hasta la fecha.

b. Las huellas autobiográficas en la voz de los


participantes
A continuación se presenta una definición de la
categoría «huellas autobiográficas» que se toma como
referente en éste estudio: «[…] en el sistema de la memoria
episódica y de información semántica más abstracta, la
memoria autobiográfica se caracteriza porque incluye los
recuerdos de especial importancia para la historia vital de
los individuos, conlleva una elevada implicación emocional
y larga duración», Boyano (2012: 98) , postura que
posibilita entrar en diálogo con la mirada fenomenológica
de esta reflexión, ya que como se mencionó en las primeras
líneas el significado que el sujeto da a sus vivenciases el
que contextualiza el sentido de vida y por ende marca de

87
Ensayos académicos en torno al suicidio

manera definitiva la comprensión afectiva y emocional


que haga de cada situación o acontecimiento que
experimenta, igualmente estos dejarán huellas en su
autobiografía manifestándose en los sentimientos y
actuares cotidianos. Así se puede comprender en las voces
del padre y las dos madres que posibilitan esta reflexión.
En la familia se construyen vínculos y afectos, se
trasmiten los principios, los valores y las tradiciones, lo cual
le da soporte a la socialización a cada sujeto, lo ubica en el
espacio-tiempo, que visibiliza su existencia. La familia es
el escenario donde se construyen vínculos sólidos o frágiles
que marcarán la vida de sus integrantes. Es así como desde
Hernández se puede inferir que:

«Es un sistema en la medida que está constituida por una


red de relaciones; es natural, porque responde a
necesidades biológicas y psicológicas inherentes a la
supervivencia humana; y tiene características propias,
en cuanto a que no hay ninguna otra instancia social que
hasta ahora haya logrado reemplazarla como fuente de
satisfacción de necesidades psicoafectivas tempranas de
todo ser humano» (1997: 63).

Es por esto que la familia constituye una forma de vida


común para satisfacer las necesidades emocionales de sus
miembros, el amor, la complacencia, la tristeza,
convirtiéndose así en el escenario donde se da también el
encuento de sentimientos encontrados, los individuos viven
procesos que determinan su interacción en otros contextos,
tales como la escuela, el trabajo y sus relaciones afectivas
fuera de su núcleo familiar. En este sentido el padre del
adolescente con intento de suicidio expresa:

88
«[…] Yo fui el segundo en darme cuenta de lo que pasaba
con mi hijo, la verdad yo he sido muy detallista, pero en
eso como que se me fueron la «luces» nunca en ningún
momento vi que mi hijo se estaba tratando de quitar la
vida o se estaba cortando con «cuchillas […]». (Padre
entrevistado 1).

Asimismo la Madre de la Adolescente manifiesta:

«[…] cuando yo estaba en el supermercado mi hermana


me llamó y me dijo que H2 había subido y le había dicho
que se había tomado un veneno pero mi hermana no le
creyó, pues yo tampoco le creí a mi hermana»…, «los
doctores me decían que ella porque había hecho eso que
ella tan joven, tan bonita, que les contara, yo le dije que
era por un muchacho por un novio que ella tenía».
(Madre entevistada 2).

Estas voces de los padres dan cuenta de los vínculos


afectivos que tienen con su hijo en el primer caso y con la
hija en el segundo caso. Son las voces que se abren al
asombro y al desconcierto ante el deseo de sus hijos por
dejar de existir. Los afectos y las emociones se mezclan, en
un primer momento hay incredulidad, angustia,
desconcierto. Esto da cuenta de la filiación que hay entre
padre, madres e hijos como diría Ocampo (2007, s.p.), «lo
que está fuera de mí, pero que a la vez me constituye como
sujeto», los afectos y las emociones que movilizan la vida
humana en todas sus formas de relación e interacción que
se vive en el escenario más íntimo de lo social como es la
familia.

89
Ensayos académicos en torno al suicidio

Si bien se entiende la Familia como un sistema, está no


siempre es funcional y apropiada para el desarrollo integral
de los sujetos. En el caso de las familias participantes se
encontraron características marcadas por la
disfuncionalidad, dificultad en la comunicación,
construcción frágil de vínculos afectivos, violencia
psicológica, conflicto por la identidad de género en una
familia y en otra conflicto por el consumo de sustancias
ssicoactivas del padre, lo cual pone en escena desde el
comienzo un hito importante para el desarrollo funcional
e integral de cada uno de los integrantes del sistema y
determinará la construcción de relaciones vinculares que
marcan el trayecto en la construcción de las huellas
autobiográficas de los participantes:

«[…] con mi hijo la relación es peor porque él a mí si de


pronto me hablaba para alguna cosa era para pedirme
de pronto plata o que lo llevara allí o que lo trajera,
transportarlo pero más nada […]». (Padre entrevistado
1).

Voz del padre que trata de encontrar en su memoria, en


sus recuerdos como se ha expresado la relación con su hijo,
así mismo la madre del adolescente manifiesta:

«Fui mala esposa sí, porque él (esposo) me dice que yo


no lo quería bueno, y todas esas cosas aunque todo eso
se ha ido superando, antes todo el problema de mi hijo
nos ha unido más […]». (Madre entevistada 2).

Es así como los elementos cohesionadores en el sistema


fallaron, el conflicto entre los padres, la ausencia de una

90
comunicación asertiva llevaron a crear lazos afectivos
mediados por incertidumbre y complejas relaciones
contradictorias, hay sentimientos de amor por el hijo, pero
ese afecto no se expresó oportunamente, hay una relación
de pareja en conflicto porque cuesta el reconocimiento del
otro, pero no se dialoga, no se buscan soluciones, se deja
que transcurra llevando a la normalización esta manera
de vivir y ante un episodio que marca un hito importante
en la vida de los integrantes de la familia, aparece en
escena de manera exteriorizada lo que se guardaba en
silencio.
En el caso de la Madre de la Adolescente, la realidad
construida igualmente es compleja, por tanto ella
manifiesta:

«[…] el papá de ellos es drogadicto, yo lo conocí a él, y ya


era drogadicto cuando fue pasando los años él fue más
entregado a las drogas y paso un tiempo donde
empezaron los problemas entre él y yo», «me separé
porque era muy mal ejemplo para los hijo […]». (Madre
entevistada 1).

La construcción de realidad se lleva a cabo entretejiendo


cada experiencia, cada vivencia, las cuales se interpretan
de acuerdo a la experiencia particular e íntima del sujeto,
realidad que igualmente está mediada y alimentada por
las experiencias que se han dado desde la gestación, por un
lado los padres y madres participantes tienen una historia
que construyeron en sus sistemas familiares nucleares
primarios y que luego unen en la familia que conforman y
la cual se convierte en el núcleo alrededor del cual gira la

91
Ensayos académicos en torno al suicidio

experiencia de los hijos adolescentes que intentan


suicidarse.
Para los padres y madres la complejidad de lo existencial
se pone en escena una vez más, hoy su hijo o hija intenta
quitarse la vida, entonces se hace un recorrido lento por el
entramado de relaciones que se han construido, dándose
cuenta que han existido momentos develadores que no se
han tenido en cuenta como lo narra la madre del
Adolescente:

«H me dijo mami es que yo sinceramente no le encuentro


sentido a la vida, la vida no tiene sentido, yo no sirvo
para nada.» […] «Con la situación de su sexualidad yo
siento que eso no ha afectado la relación de madre e hijo,
porque yo «hago de tripas corazón» para no llorar
cuando él me dijo la primera vez eso, porque eso duele
porque él sabe que la gente lo rechaza que todo el mundo
lo señala y a uno como madre le duele eso mucho […]».
(Madre entevistada 2).

Es así como los actos y las acciones humanas que se


construyen en la realidad están llenos de contenidos
psicológicos y ontológicos que se manifiestan en la esfera
de lo afectivo en estos padres y madres, ya que desde
Ocampo se puede argumentar que «la afectividad es un
salir de sí, es expresión a través del lenguaje y la
comunicación, es donación, es entrega de sí, de la
subjetividad para la constitución de nuevas subjetividades»
(2007: 6). La Madre del adolescente tiene un profundo
dolor emocional, no entiende la homosexualidad de su hijo
y por momentos no se logra identificar qué es lo que le
duele más a ella si el intento de suicidio o la orientación

92
sexual de su hijo. El dolor, la culpa, el miedo porque vuelva
a repetirse el episodio del intento de suicidio atormenta a
estos tres padres constantemente.
La esfera de lo afectivo y lo existencial se consolidan y
manifiestan en el entramado de la familia, dejando el
espacio para que cada una de las vivencias experimentadas
por sus integrantes plasme huellas indelebles en sus
historias de vida. Huellas que no se borrarán jamás y que
se constituyen en el sentido y significado de la vida de una
persona. El padre y las madres participantes en esta
reflexión así lo dejan ver:

«Para mí fue muy duro, muy horrible, entonces nosotros


empezamos a llevarlo al psicólogo, después lo pasamos
con psiquiatra» […]. (Padre entrevistado 1), «dolor
mucho dolor eso es lo que uno siente, uno no puede
explicar que es lo que uno siente, yo me pregunto porque,
si yo siento que no he sido mala hija». (Madre entevistada
1).

La otra madre afirma igualmente:

«nos fuimos recuperando las dos, pero eso es muy duro,


demasiado, porque uno siempre está pensando cuando
lo va a volver a hacer y yo no sé si es cosa mía pero cada
que ella termina con un novio yo pienso que ella lo va a
volver a hacer.» […] «Yo como madre me siento
responsable de lo que le paso a mi hija […]» (M2), «otra
cosa que me atormenta, -que si ella no estuviera, que
pecado lo que voy a decir-, yo ya me hubiera matado yo
también, porque yo a veces lo pienso yo hace mucho
tiempo quería hacerlo pero yo decía «la niña está muy

93
Ensayos académicos en torno al suicidio

joven todavía yo como la voy a dejar sola»-, pero mire


que a mí no se me ha quitado las ganas de hacerlo yo a
veces pienso en hacerlo, pero yo pienso es en ella (H2)».
(Madre entevistada 2).

Compleja construcción de realidad, ya que como se ha


venido diciendo las historias individuales y familiares son
tejidos de entramados ligados entre sí, dialogantes,
interactuantes y que se retroalimentan a través de
sinergias afectivas y existenciales, dando paso a que surjan
cascadas completas de sentimientos y emociones
entretejidas que por separado no se pueden comprender.
La actividad mental que involucra la memoria, la
simbolización, la modelización, la metacognició se
comprende en Berk, L. (1998) citado por (Restrepo, 1998:
17) que se hace presente para recordar que la existencia
humana está mediada por la complejidad cognitiva y que
esta no se puede entender desligada de los afectos, las
emociones, la espiritualidad, lo cual constituye lo
profundamente ontológico del ser.
Los sentimientos y emociones expresadas por el padre y
las madres participantes dan cuenta de ello. Es complejo
entender a la madre del adolescente cuando dice que frente
a la orientación sexual de su hijo hace «de tripas
corazón…» para que éste no se de cuenta del profundo dolor
existencial que le causa el saber que él no es «normal»
como ella esperaba; y la madre de la adolescente cuando
expresa «… si ella ya no existiera… yo ya me habría
matado…», por lo tanto se podría decir que «la afectividad
es un fenómeno íntimo, pero también social» (Ocampo,
2006: 19) que se involucra totalmente en todas las esferas

94
humanas y que lo existencia es permeado profundamente
por cada sentimiento y emoción que se construye en la
cotidianidad del sujeto, en el mundo de la vida y sus
interacciones.

A modo de conclusión
El intento de suicidio es un hito en la vida de los padres
y madres de hijos que durante su adolescencia se intentan
suicidar, ya que parte en un antes y un después la forma
de percibirse y actuar en el mundo de acuerdo a como se
movilice la esfera afectiva y existencial en cada uno de los
sujetos afectados. El acontecimiento ha dejado huellas
profundas e indelebles en los padres, incluso en algunos
aspectos ha modificado su comportamiento. Las esferas
afectiva y existencial traversalizan y movilizan la vida en
su actuar, representarse, visibilizarse o invisibilizarse en el
mundo.
Los procesos metacognitivos y de simbolización son
muy importantes en la construcción de las huellas
autobiográficas de los padres y madres participantes en
esta reflexión, ya que de ello depende el sentido y significado
que le dan a la vida. En el caso delpadre del adolescente,
este asumió una postura de mayor cercanía a su hijo, se
volvió más sobreprotector y vigilante, pero también se
movilizó internamente un profundo miedo que le
acompaña a cada instante ante la incertidumbre de en qué
momento encuentra muerto a su hijo ya que ha presentado
varios intentos de suicidio. La existencia de este padre
empieza a girar en torno a la angustia y el miedo. En el
caso de la madre del adolescente, además del miedo y la
zozobra que le acompañan, también la profunda decepción

95
Ensayos académicos en torno al suicidio

por la orientación sexual de este hacen que le pierda


significativamente el sentido a la vida y tenga que recurrir
a tratamiento y medicación psiquiátrica.
Finalmente, la madre de la adolescente cae en profunda
depresión deseando quitarse la vida ella también, al igual
que los otros padres la incertidumbre y la culpa la
acompañan constantemente, pero acá hay una
movilización ante la vivencia de emociones fuertes, al
parecer la valoración que les ha dado son negativas y han
surgido ideas parásitas si se le mira desde las neurociencias
sociales, o visto desde lo fenomenológico le ha perdido el
sentido a la vida a partir del significado dado al
acontecimiento del intento de suicidio de su hija,
generando en ella una desazón que la tiene en el aquí y en
el ahora planeando cómo quitarse la vida.
Los vínculos afectivos entre Padres e hijos son muy
fuertes, esto hace que el dolor ante el intent de suicidio de
los últimos sea muy grande para los primeros y que la
angustia, la culpa y la incertidumbre acompañen la
cotidianidad en el después. El intento de suicidio marca
significativamente la vida de padres y madres porque hay
una fuerte mediación afectiva y justamente esa hace que
se resista y se mantenga la esperanza en que no volverá a
suceder una situación como ésta.
La familia entra en cuestión ya que como sistema
protector queda movilizado al evidenciarse que en su red
de relaciones muchas de ellas han propiciado el escenario
para que el hijo o hija adolescente se intente suicidar. El
querer suplir las ausencias con cosas materiales, el dedicar
poco tiempo al abrazo, al escuchar, a la caricia, a visibilizar
al otro o a la otra, a reconocer la otredad de su hijo o hija,

96
son situaciones que aportan significativamente a construir
escenarios como el de los padres de esta investigación,
donde no solamente ha faltado el reconocimiento y
visibilización de sus hijos como seres distintos, diversos con
sentimientos y pensamientos, sino que también ellos y
ellas se han invisibilizado y anulado en su esencia humana,
al no reconocerse a sí mismos y a los otros en su
complejidad.
Finalmente y cerrando esta reflexión, se dirá que los
escenarios para estudiar, investigar, reflexionar en torno a
la conducta suicida siguen siendo múltiples y en la mayoría
de los casos se convierte en un «enigma» o en un
«misterio»; ¿qué es lo que en realidad lleva a una persona,
en este caso, adolescente a no encontrarle sentido a la
vida y desear no existir más en esta dimension?. El dolor
y la incertidumbre en los padres y madres moviliza
profundamente las fibras de la escencia del ser a nivel de
conciencia, convirtiendose en un acontecimiento
incomprensible. El reto es continuar reflexionando e
investigando en la profundidad y comlejidad del alma
humana.

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99
Ensayos académicos en torno al suicidio

100
LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO
EN EL ESCENARIO UNIVERSITARIO

Jaime Alberto Carmona Parra*


Sandra Constanza Cañón Buitrago**

Introducción
Una primera orientación para la prevención del suicidio
en el escenario universitario puede ser examinar
críticamente, a la luz de nuestras investigaciones, algunos
de los mitos más difundidos en torno al suicidio, con el
propósito de crear las condiciones para que los maestros y
los profesionales de la salud mental de las universidades
puedan abordar libres de prejuicios los retos que les
presentan cotidianamente los comportamientos
autodestructivos de algunos de sus estudiantes.
Un primer obstáculo epistemológico para poder leer e
interpretar adecuadamente el fenómeno del suicidio
consiste en aislarlo de otras acciones autodestructivas. El
suicidio es una acción radical y trágica que normalmente
es la culminación de un proceso en el que están presentes
otras acciones autodestructivas como las autolesiones, las
negligencias en el autocuidado, los comportamientos
temerarios, las ideaciones suicidas, las verbalizaciones de
los deseos de acabar con la propia vida y, por supuesto, los
intentos fallidos, por más bizarros que ellos resulten.

* Psicólogo, Doctor en Psicologia Social, Universidad Complutense de Madrid.


Director Escuela de Psicología de la Universidad de Manizales. Correo
electrónico: jcarmona@umanizales.edu.co
** Psicóloga. Magister en gerencia del talento humano. Docente-investigador
Universidad de Manizales. Correo electrónico: scanon@umanizales.edu.co

101
Ensayos académicos en torno al suicidio

De este primer obstáculo se deriva una orientación para


la interpretación e intervención del fenómeno, consiste en
situar el suicidio en un campo amplio que podemos
denominar «comportamientos autodestructivos»que están
ligados con las pulsiones de muerte (Freud, 1976) y de
destrucción que habitan a todos los seres humanos y que
bajo ciertas condiciones favorables despliegan los efectos
más devastadores.
El deseo de morir y el goce de morir son consustanciales
a la condición humana. Los seres humanos vivimos
muriendo y morimos viviendo (Morín, 1983). Ese deseo y
ese goce de morir están presentes en todos los seres
humanos en una relación dialógica, es decir, antagónica,
complementaria y convergente, con las pulsiones de vida
simultáneamente presentes que llevan al ser humano a
preservarse, a afirmarse en el mundo y a ligarse
fuertemente con otros para hacer más fructífera y potente
la propia vida. Difícilmente podremos encontrar una acción
humana que sea la expresión de una sola de estas dos
pulsiones primordiales. En la mayoría de las acciones
humanas están presentes ambas la pulsión de vida y la de
muerte, en diferente proporción de mezcla.
Esta relación dialógica entre las pulsiones de vida y
muerte en cada individuo, y sus manifestaciones
resultantes, está ligadas a las dinámicas de sus
interacciones con los otros significativos en los ámbitos,
familiar, de amistad y de pareja, académico y laboral. Los
vínculos con los otros significativos favorecen el despliegue
y el desarrollo del deseo de vivir y de crear condiciones
para la afirmación en el mundo, o por el contrario,
desencadenan las potencias destructivas de las pulsiones

102
de muerte.
En un nivel más amplio podríamos decir también que
en cada sociedad y en cada cultura se pueden favorecer
unas condiciones más propicias para que los grupos
humanos que las conforman se ayuden a preservarse y
luchar por la vida o que se empujen mutuamente hacia la
autodestrucción.
Por ello, el reconocer que en cada ser humano existe el
deseo de morir y el goce de morir como elementos
constitutivos, no quiere decir que todos los seres humanos
tengamos una vocación suicida o que estemos condenados
a acabar con nuestra propia vida, porque las interacciones
con nuestros otros significativos que son nuestro hábitat
simbólico por excelencia y luego nuestro entorno social y
cultural, juegan un papel fundamental en fortalecer el
deseo de vivir y la capacidad de afirmarnos en el mundo o
en el desencadenamiento de los comportamientos
autodestructivos.

Contexto nacional e internacional de


investigaciones sobre el tema
El escenario universitario posee poderosas potencias
para la afirmación de la vida pero aun así no está exento
de los comportamientos autodestructivos en los jóvenes.
En el estudio de Gonçalves, da Cruz Sequeira, Duarte,
& de Freitas (2016) realizado en Portugal en una muestra
de 1074 estudiantes de una institución de educación
superior la prevalencia de ideación suicida severa en la
muestra estudiada fue del 7,8%, se encontraron 84
estudiantes con riesgo suicida potencial. De igual manera
en la investigación realizada en España por Sánchez-

103
Ensayos académicos en torno al suicidio

Teruel, García-León, & Muela-Martínez (2013), con 40


estudiantes universitarios, con edades entre 21 y 34 años,
presentaron alta prevalencia en ideación suicida (33,3%).
Los universitarios que tuvieron alta ideación suicida
puntuaron significativamente más bajo en autoestima,
habilidades sociales, apoyo social y optimismo.
De otro lado en la pesquisa realizada por Farabaugh et
al., 2012 en tres universidades de Massachusetts EE.UU.
los resultados indicaron que un poco menos del 10% de los
estudiantes, seleccionados sobre la base de la auto
presentación a un examen de salud en el campus,
respaldan la declaración «Tengo pensamientos de
matarme, pero no los llevaré».
En el mismo sentido en Sonora México se realizó un
estudio (Rodríguez et al., 2012) en el participaron 1358
estudiantes de nivel medio superior de instituciones públicas
y privadas, con una media de edad de 16,6 años, se
encontró que los jóvenes que presentan ideas e intentos
suicidas muestran mayores estados depresivos en
comparación con los grupos sin estos comportamientos.
La depresión aparece en 67,3% de quienes han intentado
suicidarse y en 81,1% de quienes manifiestan ideas suicidas.
Igualmente en la investigación en 500 estudiantes de
la Universidad Tecnológica de Puebla México (Rosales
Pérez, Córdova Osnaya, & Guerrero Barrios, 2013); en
donde participaron 280 hombres y 220 mujeres, con un
promedio de edad de 19,8 años, un 5,5% de ellos presentaron
ideación suicida, con factores asociados como el estado
emocional negativo, perspectiva de futuro negativo y
reporte de abuso sexual.
En Colombia en los informes de Medicina Legal y

104
Ciencias Forenses («Forensis - Instituto Nacional de
Medicina Legal») se ha reportado un aumento en las tasas
de suicidios desde el año 2006 hasta el momento; en el
2011 por ejemplo se presentó una tasa de 4 suicidios por
100 000 habitantes y se identificó que el 7% de las muertes
violentas en el país fueron por suicidio, el grupo de edad
estaba entre los 15 y 34 años, siendo el 51,8% el grupo de
adolescentes y adultos jóvenes quienes mueren por esta
conducta. En el 2013 la tasa fue de 4,4 por cada 100 000
habitantes, las tasas por ciudades fueron: Amazonas (6,7),
Meta (6,2), Quindío (5,9), Putumayo (5,9) Antioquia (5,2).
En este sentido en el estudio de Siabato Macías &
Salamanca Camargo (2015), realizado en una muestra de
258 universitarios de una universidad del Boyacá Colombia,
con edades comprendidas entre los 18 y 24 años, el 31% de
los casos presentaron un nivel alto de ideación suicida; esta
proporción corresponde al 33,3 % de las mujeres y al 28 %
de los hombres. De la misma manera el 30,2 % presentó
ideación suicida negativa, que son las ideas suicidas
relacionadas con las posibles razones que lo justificarían,
tales como fracaso, desesperanza, baja autoeficacia,
frustración o tristeza.
En la investigación realizada por Cuesta et al., (2015),
con 100 estudiantes en total, cuyas edades estaban entre
los 18 y 24 años, con un promedio de edad de 20 años,
reportaron que el 16% de los estudiantes informó haber
tenido ideación suicida en el último año y el 12 % había
realizado al menos un intento de suicidio en su vida. Se
halló asociación significativa de la ideación suicida en el
último año, con no tener trabajo; no tener buena relación
con el padre; no tener buena relación consigo mismo;

105
Ensayos académicos en torno al suicidio

intento suicidio previo; tener un compañero cercano que


hubiese cometido suicidio, así como conocer a un estudiante
cercano que haya realizado un intento de suicidio; realizar
actos que pongan en riesgo la vida y omitir conductas que
protejan la vida.
De la misma manera en el estudio Carmona Parra &
Carmona González, (2015), en 780 estudiantes de cinco
universidades de Manizales, Colombia se encontró una
frecuencia de intento suicida de 6,95%, encontrando
relación con las variables: ser estudiante universitario, su
condición de futuro profesional, sus interacciones con sus
docentes en el aula, sus interacciones en actividades de la
institución diferentes a las clases regulares.
También en el estudio realizado en 355 estudiantes de
pregrado de una universidad de Manizales Colombia se
encontró un factor de riesgo suicida de 16,7% presentando
una relación significativa con variables como la raza,
diagnóstico psiquiátrico, creencia religiosa, evento vital
adverso como separación de pareja sentimental, problemas
económicos, enfermedad grave, programa académico,
nivel de autoestima, funcionalidad familiar, consumo de
alcohol, nivel de ansiedad y nivel de depresión (Cañon et
al., 2012).
En Armenia Colombia no se encontraron estudios
específicamente en la población universitaria, pero en el
realizado por Osorio, Vélez, & Medina-Pérez, (2013), en
donde analizaron las noticias de suicidio informadas por
un periódico local de la ciudad, encontraron que en el
periodo estudiado (2004-2011), el periódico informó 283
suicidios, 84% en hombres y 46% en edades comprendidas
entre los 10 y 29 años, el 54% no reportaban las causas, el

106
17% referían problemas relacionados con el estado de
ánimo y un 12% factores relacionados con lo sentimental.
Así mismo en la investigación realizada por Medina-Pérez,
Osorio, & Roa (2012), donde analizaron los suicidios en de
los adolescentes entre 1989 y 2008, se encontró que de los
683 suicidios ocurridos, 115 se presentaron en adolescentes
equivalente a un 16,8% del total de suicidios consumados,
29,6 % en mujeres y el 70,4 % en hombres. La tasa para
los 20 años de estudio fue de 6,1/100 000 habitantes.
Mencionan los autores que en el último quinquenio el
suicidio femenino con una tasa de 7,2 fue superior al
masculino, que registró 6,6.

Resultados
En la investigación «La Prevención del Suicidio en el
Escenario Universitario: acciones, interacciones y
significaciones» participaron 192 estudiantes universitarios
de Puerto Rico y Colombia. El objetivo de la investigación
fue determinar las acciones, interacciones y significaciones
asociadas a intentos de suicidio e ideación suicida de
estudiantes universitarios, el criterio de inclusión para los
participantes de la investigación fue, ser mayor de edad,
estar matriculado en un programa de pregrado, participar
voluntariamente de la investigación y diligenciar el
consentimiento informado. El instrumento empleado fue
un cuestionario de preguntas abiertas.
A continuación abordaremos las acciones, interacciones
y significaciones que los actores del escenario educativo:
estudiantes, docentes y profesionales del área de Bienestar
Universitario, identifican como potencialmente
suicidógeneas o como preventivas frente a la problemática

107
Ensayos académicos en torno al suicidio

del suicidio.

Acciones, interacciones y significaciones de riesgo


A partir del análisis de las narrativas aportadas por los
participantes, la primera categoría emergente en el campo
de las acciones de riesgo es: «transgredir normas
interiorizadas»: la transgresión en sí misma no es un
elemento que implique un riesgo suicida, cuando ésta
corresponde a una acción que el sujeto realiza como un
acto fundamentalmente coherente con los significados
fundamentales que organizan su mundo interior, pero si
la transgresión de la norma social explícita o implícita,
corresponde además con la transgresión de una norma
interna, puede generar o agudizar un conflicto interno que
empuje a la persona a querer quitarse la vida.
Intoxicar-se con sustancias lícitas o ilícitas: En la misma
perspectiva de la transgresión de las normas interiorizadas,
el abuso de sustancias psicoactivas en algunas ocasiones
está asociado con los intentos de suicidio y los suicidios
consumados. En este caso hay que aclarar que las
sustancias en sí mismas no son suicidógenas: no todo el
que consume sustancias psicoactivas atenta contra su vida.
Incluso, podría decirse que en algunos casos el consumo
de sustancias en sí mismo es un síntoma de un
comportamiento autodestructivo más profundo que
encuentra en ellas una vía para deteriorar la salud los
vínculos y la calidad de vida de una manera progresiva.
De todos modos hay un aspecto particular de las sustancias
psicoactivas que vale la pena resaltar en este punto y es
que favorecen la exacerbación de estados de ánimo que
ordinariamente los actores sociales mantienen sofocados

108
y favorecen, con ello, la disociación subjetiva que expone a
la persona a experimentar conflictos internos de
intensidades mayores.
Otras acciones que aparecieron en las narrativas de los
estudiantes, asociadas con los comportamientos
autodestructivos, son las acciones excluyentes de los
docentes, las cuales tienen diferentes expresiones. Algunos
lo hacen de una manera explícita dividiendo sus grupos de
estudiantes en los «A» y los «no A», para ello se pueden
valer de la nota que en casos límite puede excluir a un
estudiante de su programa de estudios y de la institución
misma. Pero existen otras formas de exclusión simbólica
en las que mediante diferentes gestos y actitudes favorecen
en sus grupos la discriminación de estudiantes por razones
económicas, religiosas, políticas, ideológicas, estéticas y
sexuales. La exclusión y el fomento de la misma por parte
de los docentes favorece la división y las dinámicas
conflictivas entre los estudiantes, entre ellas el Bullying
abierto o sutil, lo cual contribuye al factor de empuje social
al suicidio que luego es interiorizado por las víctimas.
Debido al lugar que ocupa el docente en el juego de roles
en el que se fundan las prácticas educativas, y las
resonancias subjetivas en la vida psíquica profunda de los
estudiantes, los abusos de autoridad pueden tener efectos
mucho más nocivos de lo que sugiere el sentido común.
Así, la violencia simbólica de un docente hacia un
estudiante, mediante la descalificación, la burla, la
humillación, u otros gestos, puede ser para un estudiante,
el evento que anudado a otros, favorezca la puesta en
marcha un proceso de ideaciones autodestructivas. Por
supuesto, las humillaciones públicas tienen un efecto más

109
Ensayos académicos en torno al suicidio

radical, porque exponen al que ha sido víctima de ellas a la


mirada pública con lo cual multiplican su efecto.
Las decepciones de los otros significativos repercuten
en los estudiantes, especialmente en aquellos casos en que
esos «otros» se constituyen en ideales. Pueden desatar en
el sujeto un sentimiento agresivo contra el otro, que por
vía de la identificación y de los procesos de auto-interacción
se vuelve contra sí mismo.
Las agresiones, humillaciones y eventos degradantes,
también son acciones que pueden influir en los
comportamientos autodestructivos de los estudiantes. Una
de las agresiones más letales en lo que se refiere a la
problemática que nos ocupa tiene que ver con la violencia
sexual. Los vínculos en los que un niño o una niña son
objeto de violación, abuso o seducción por parte de adultos
significativos, suelen dejar marcas subjetivas profundas que
regularmente aparecen vinculadas a la autoedevaluación
que la persona hace de sí misma en la vida adulta. Es muy
frecuente escuchar expresiones, especialmente en las
mujeres que han padecido este tipo de violencia en la
infancia, como «me siento sucia», «no valgo nada»,
«ningún hombre se va a fijar en mí», «no merezco ser
amada por un hombre» etc. Este es un caso en el que se
puede ver cómo un evento que tiene su origen en la
interacción con otros, luego se interioriza y sigue actuando
como un elemento subjetivo.
La violencia física y simbólica por parte de los otros
significativos en la infancia, tiene el efecto de una
degradación del sujeto de la condición de un ser humano,
integrante de una familia, a la de un objeto de violencia y
abuso. Esta degradación y las prácticas asociadas pueden

110
ser interiorizadas y convertirse en el escenario subjetivo
propicio para un proceso de construcción de un plan de
acción suicida en la adolescencia o en la vida adulta.
En el campo de las relaciones amorosas de los
estudiantes, la infidelidad de la pareja tiene varios impactos
que pueden favorecer el desencadenamiento de acciones
autodestructivas: de un lado el impacto de la pérdida
potencial o real de la relación, el dolor subjetivo que produce
la decepción y, especialmente, la humillación social en los
casos en que el evento tiene una dimensión pública.
La degradación también puede darse en el campo de la
amistad. Los actos radicales de deslealtad, especialmente
cuando tienen además connotaciones públicas, en los casos
de relaciones de amistad profundas, suelen desencadenar
procesos subjetivos problemáticos que están en la misma
serie de los mencionados anteriormente. Finalmente, la
degradación puede venir también de un grupo que por su
carácter colectivo se vuelve significativo para el sujeto.
Las acciones de degradación que sufre un ser humano
por parte de sus otros significativos, en la medida en que se
interiorizan en calidad de representaciones, siguen haciendo
daño de manera permanente gracias a la estructura de
auto-interacción que posee el psiquismo humano.
La sugestión es una acción social que está en la base de
suicidios colectivos de personas que no presentan ningún
tipo de afección psicológica ni poseen otro tipo de
motivaciones para suicidarse. También la sugestión está
en la base de las llamadas cadenas de suicidios que cada
tanto se presentan en las instituciones educativas en la que
los primeros en suicidarse no son necesariamente aquellos
que tuvieron la iniciativa, sino los más influenciables. En

111
Ensayos académicos en torno al suicidio

el campo de las relaciones de amistad y de pareja también


puede ocurrir que uno de los dos integrantes ponga en acto
el deseo autodestructivo del otro. El papel de la sugestión
en el suicidio individual y colectivo de sujetos en todos los
escenarios es un elemento que a diario podemos constatar.
El caso más numeroso de un suicidio colectivo, hasta el
momento, fue el ocurrido el 18 de noviembre de 1978, en
el que 913 estadounidenses miembros de la secta Templo
del Pueblo murieron colectivamente tomando cianuro en
la selva de Guyana, cerca de la frontera con Venezuela,
bajo la influencia del líder carismático Jim Jones. Sin
embargo, la influencia de los suicidios de personajes
famosos sobre los jóvenes obedece al mismo principio.
Podría decirse que en la medida en que aumenta el
significado social de un ser humano, es más elevada su
responsabilidad como referente identificatorio en los
comportamientos autodestructivos de otros seres humanos
y su responsabilidad por las consecuencias sociales de un
eventual comportamiento suicida, son proporcionales a su
poder de influencia en vida. Los medios de comunicación
en estos casos juegan un importante papel de
amplificadores del efecto si no hacen un manejo adecuado
de la información.
El efecto suicidógeno de la sugestión no solamente hay
que reducirlo a estos casos en los que un líder sirve de
ejemplo a sus seguidores. También hay casos en los que
los seguidores actúan el deseo del líder, sin que éste lo lleve
a cabo. Incluso en el caso de padres e hijos, un hijo puede
actuar un deseo de muerte de una de las figuras parentales,
especialmente de la madre, sin que ello necesariamente
pase por la verbalización.

112
Acciones, interacciones y significaciones
protectoras
También en este apartado nos guiaremos por las tres
categorías fundamentales que nos han guiado a lo largo
de esta investigación: acciones, vínculos y significaciones,
insistiendo en que todos nuestros vínculos están organizados
por juegos de significados y que no existen acciones
humanas que puedan abstraerse del vínculo y el contexto
socio-simbólico en el que se producen. Una caricia o una
agresión no son asuntos que ocurren en el vacío, se dan en
el contexto de una interacción, con un padre, un par, un
superior, un extraño…y esa interacción anudada a las
circunstancias que la rodean son los elementos que le dan
su significado último. No es lo mismo que una u otra
acción acontezcan en el contexto de un juego, o que se den
en un ámbito revestido de cierta solemnidad, también es
diferente si acontecen en el ámbito privado o en un evento
público.
Iniciaremos nuestra reflexión con las acciones
identificadas por los estudiantes, docentes y profesionales
de bienestar, como potencialmente protectoras frente a los
comportamientos autodestructivos y particularmente ante
las conductas suicidas.
Algunas de las acciones que emergieron en las narrativas
de los estudiantes como potencialmente protectoras las
reunimos en la categoría «Construir proyectos
significativos», se trata de propósitos que implican la
inversión de esfuerzo a lo largo del tiempo para conquistar
satisfacciones duraderas. Esto es algo que contribuye de
una manera fundamental a la afirmación de la vida. En

113
Ensayos académicos en torno al suicidio

este sentido podemos decir que la universidad es un espacio


protector por excelencia ante los pensamientos y las
tendencias autodestructivas. Cargar de significación el
futuro puede ser una estrategia de protección para personas
cuyo pasado y presente ha estado marcado por experiencias
negativas.
Otras acciones que aparecieron en las narrativas de los
estudiantes se pueden sintetizar en la categoría «construir
redes de vínculos estables y de calidad». Esta es una
estrategia que le ayuda a personas que presentan ideaciones
suicidas o han hecho intentos de suicidio, para afirmarse
en el deseo de vivir y protegerse de sus inclinaciones
autodestructivas. En este sentido la universidad también
aparece como un espacio protector que permite a los
estudiantes encontrar pares con deseo de superarse, con
los que pueden interactuar y construir redes vinculares de
apoyo mutuo. También los docentes hacen parte de esas
redes vinculares que ayudan, casi siempre sin saberlo, a
muchos alumnos a afianzarse en su deseo de vivir.
Evitar las ideas o situaciones suicidógenas, es una acción
que refieren algunos de los estudiantes participantes de la
investigación, como estrategia para seguir viviendo. Si bien
ellos mismos reconocen que no es una solución de fondo
al problema, bajo ciertas circunstancias en las que no
cuentan con otros recursos, es una medida temporal. Una
vez que una persona ha podido constatar que es vulnerable
a sus ideas y comportamientos autodestructivos, puede
adoptar ante ellos estrategias similares a los que adopta
frente a peligros externos. Eventos que para muchas
personas pueden ser inofensivos, para una persona en
riesgo suicida pueden ser desaconsejables.

114
La acción más indicada es, por supuesto buscar ayuda
calificada. Un profesional especializado en el tema no
siempre es de fácil acceso, o si lo es, no siempre están
disponibles los recursos para pagarlo. Por ello los líderes
espirituales, ciertas personas del entorno familiar que
poseen gran capacidad de escucha y acompañamiento,
amistades, incluso compañeros y compañeras de estudio o
trabajo, pueden ser un apoyo importante en una crisis
suicida. Las instituciones educativas en general y la
universidad en particular, merecen un lugar especial en
sus potencialidades como escenarios protectores frente a
riesgos suicidas. En primer lugar, porque en la mayoría de
las instituciones existen equipos de profesionales de salud
mental accesibles a los estudiantes, pero también porque
el mismo objeto social al que se dedican propician que los
actores sociales que se reúnen en ellas, desplieguen allí una
dimensión de su ser más constructiva y acorde con la
afirmación de la vida que la que esos mismos actores
pueden desplegar en otros escenarios en los que interactúan.
Así, en casos excepcionales, en los que los servicios de
los profesionales de los equipos de salud mental de las
instituciones no puedan actuar con la prontitud que
requiere el estudiante, casi siempre encontrará entre sus
docentes y compañeros de estudio personas que puedan
escucharlo, acompañarlo, o brindarle algún tipo de apoyo
para afirmarse en el deseo de vivir o evitar sus ideaciones y
deseos suicidas.
La escucha de los docentes a sus alumnos en momentos
de crisis, siempre tiene un efecto de contención. Mientras
que un estudiante en riesgo de suicidio esté dispuesto a
hablar y el docente pueda escucharlo de una manera

115
Ensayos académicos en torno al suicidio

paciente, serena, permitiéndole que se exprese con libertad,


ésta es la acción más indicada. Es importante hacer énfasis
en que sea escucha activa en la que se mantenga el interés
y la reflexión en lo que dice el estudiante y que el docente
se abstenga de moralizar, condenar, desvalorizar,
ridiculizar, o intentar aplicar la llamada psicología
invertida, es decir, retar al estudiante o exaltar el suicidio
como una hazaña.
Un consejo apropiado, después de un ejercicio de
escucha activa y reflexiva, puede ser valioso, especialmente
si viene de un docente significativo para el estudiante. La
escucha siempre será lo más importante, pero también los
docentes son guías de acción para sus estudiantes.
A veces, por la particularidad de la situación, una
compañía cualificada, mientras la persona supera la crisis
o se logra conseguir algún tipo de ayuda, puede ser de alto
valor. No siempre la persona en riesgo de suicidio es capaz
o está dispuesta a hablar. Y no siempre el docente tiene la
capacidad, o está en condiciones de escuchar lo que el
estudiante tiene para decir. Los forzamientos en estos casos
pueden entorpecer la intención de ayudar. La capacidad
de discernir lo posible y lo oportuno son fundamentales en
todos los eventos humanos, y particularmente en el riesgo
suicida. A veces una compañía solidaria, respetuosa,
amable puede ser lo más indicado.
La escucha es lo más aconsejable para todos los actores
sociales –no solamente para los docentes- que tengan ante
sí una persona en riesgo suicida. Sin embargo, en el caso
de los otros significativos, especialmente las parejas, y los
familiares más cercanos como padres e hijos, por la
profunda implicación que tienen con la persona en riesgo

116
y por el papel que pueden estar jugando en su crisis, pueden
ser los que están en una posición más problemática y
menos neutral para una escucha realmente cualificada.
Sin embargo, no sobra recomendarles, al menos el guardar
un silencio respetuoso, en el sentido de abstenerse de
agravar la situación con comentarios imprudentes de
carácter culpabilizante o desafiante, que pretendan
minimizar el significado de la situación o ridiculizar a la
persona que se encuentra en crisis.
Si los otros significativos de una persona que se
encuentra en una crisis suicida tienen la capacidad de
dejarse interrogar por la situación y aprovechan la ocasión
para hacer un profundo ejercicio de reflexión con relación
a con su implicación en el proceso de la otra persona, podrán
hacer la máxima contribución. En estos casos la
recomendación por excelencia es buscar un tercero, ojalá
un profesional del campo de la salud mental que les permita
comprender su papel en el proceso suicida, mediante un
examen profundo de su vínculo con la otra persona.
Reposicionarse en el vínculo es el mejor aporte a la
recuperación de la persona en riesgo suicida, especialmente
para los otros significativos. Generalmente implica un
proceso de interrogación profunda, con el apoyo de un
profesional del campo de la salud mental. Un
reposicionamiento implica una transformación en la
definición del vínculo que necesariamente conlleva la
transformación de la autoimagen de la otra persona.
Generalmente este no es un proceso intencional, consciente
y voluntario, sino que se va dando de una manera paulatina,
cuando una persona está en un proceso profundo de
interrogación.

117
Ensayos académicos en torno al suicidio

Pasemos ahora a la otra gran categoría de nuestra


investigación: las interacciones o vínculos. En términos
generales podríamos decir que las interacciones con mayor
potencial suicidógeno y mayor potencial protector son los
vínculos con los otros significativos. Justamente de su alto
valor para la subjetividad de la persona en riesgo suicida
deriva que puedan influir en un sentido o en el otro.
La particularidad del hábitat simbólico en el que vivimos
los seres humanos conlleva que nuestra realidad en ciertas
circunstancias pueda ser altamente volátil y que un vínculo
significativo pueda cambiar radicalmente de significación
y convertirse en lo opuesto. La definición de lo siniestro
tiene que ver justamente con esa experiencia horrorizante
para cualquier ser humano, en la que lo más íntimo y
familiar se convierte en lo más extraño y amenazante. Los
diferentes géneros de las artes dramáticas han explorado
en todos los tiempos esta experiencia humana. Uno de los
ejemplos más típicos son las producciones que giran en
torno al tema del «doble», un ser humano que bajo ciertas
condiciones cambia radicalmente de personalidad.
Por ello en vez de hablar de vínculos suicidógenos o
protectores mejor haremos referencia a características
suicidógenas o preventivas de los vínculos, partiendo de la
constatación de que los vínculos humanos no son por
definición, esencias inmodificables, sino que pueden ser
cambiantes.
Entre las características suicidógenas de los vínculos
podemos citar justamente la rigidez, el nivel de tensión alto
derivado de elevadas expectativas de una de las partes o de
ambas. La idealización suele tener un trasfondo de tiranía
y de amenaza de odio hacia el objeto si no se mantiene en

118
el lugar del ideal. Por ello las instituciones altamente
jerarquizadas como la iglesia y el ejército suelen presentar
altas tasas de suicidios. También las relaciones con altos
niveles de ambigüedad y ambivalencia y las relaciones que
son a la vez muy intensas y altamente inestables comportan
un nivel más alto de riesgo suicida que las relaciones menos
intensas pero estables, para aquellas personas
particularmente vulnerables. Otra característica que puede
tornar suicidógeno un vínculo significativo es la
competitividad, especialmente cuando introduce un nivel
especial de agresividad que la transforma en una rivalidad
hostil que convierte al otro virtualmente en un enemigo.
Eso puede ocurrir de una manera inconsciente lo cual torna
más peligrosa esta dimensión del vínculo.
Los vínculos con mayor potencial protector frente a los
comportamientos autodestructivos son aquellos en los que
los niveles de tensión se mantienen dentro de niveles
moderados y en los que un diálogo abierto y franco son
una posibilidad siempre abierta, independientemente de los
roles (padre-hijo, general-subalterno, líder religioso-
creyente). Los vínculos en los que la idealización puede ser
relativizada en ciertas circunstancias, en las que la persona
que está en posición de idealizada pueda dejar conocer de
manera sincera y abierta su dimensión frágil y humana.
También son particularmente protectores los vínculos
estables, maduros y constructivos, que pueden ser menos
excitantes, pero que son un terreno más apropiado para la
construcción conjunta.
Arribamos a la tercera de nuestras grandes categorías:
las significaciones. Cuando hacemos referencia a
significaciones suicidógenas y protectoras nos referimos a

119
Ensayos académicos en torno al suicidio

ideas o ideales, que pueden remitir a vínculos o acciones,


pero que también pueden mantenerse en una condición
abstracta. Algunos de ellos pueden tener la doble condición.
Los ideales, particularmente cuando tienen una
tendencia a convertirse en valores absolutos, suelen
convertirse en perjudiciales para la salud en general y en
algunos casos en factores de riesgo suicida: el éxito, la
belleza, el prestigio, el poder, la riqueza, la pureza, la verdad,
etc. Cuando un ser humano convierte una representación
como éstas en un ideal absoluto, puede estar dispuesto a
sacrificarse cotidianamente por él, pagando el precio de su
propia salud, e incluso ofrecer su vida cuando la situación
lo reclame. Los suicidios progresivos o fulminantes de
jóvenes estudiantes y de personas de todas las edades por
ideales como éstos son frecuentes.
No solamente la disposición a la autodestrucción sino
a la destrucción de otros, suele encontrar buen pretexto en
los ideales absolutos. Es como si la pulsión de muerte en su
expresión más cruda se manifestara en su mejor expresión
en la pureza de un ideal. El llamado a las cruzadas, las
cacerías de brujas, las inquisiciones, las cámaras de gas y
las campañas de exterminio de indigentes, homosexuales
o consumidores de drogas, siempre se enarbolan en nombre
de alguna forma de la «pureza» o la «limpieza» social.
Esta referencia a la destrucción de los otros es tanto más
pertinente si se tiene en cuenta que dentro de «las minorías»
políticas, étnicas, religiosas, ideológicas, estéticas y sexuales
es mayor el riesgo de suicidio, por el empuje a la exclusión
que ejerce la mayoría hegemónica sobre los individuos que
pertenecen a ellas.
En ese sentido podemos decir que la significación de «ser

120
excluido» y otras cercanas semánticamente como «estar
afuera», «ser minoría», «ser desvalorizado», «ser
condenado», «ser estigmatizado»; etc, son significaciones
potencialmente riesgosas y las significaciones contrarias
contribuyen a la protección frente a las acciones
autodestructivas: «ser incluido», «estar dentro», «ser parte
de de», «ser valorado», «ser aceptado», «ser tratado como
igual»; etc.
También son significaciones potencialmente
favorecedoras de las acciones autodestructivas las ideologías
o expresiones estéticas que hacen una apología de la
transitoriedad, de la brevedad de la existencia, del sinsentido
de la experiencia humana, del carácter vano de todo
esfuerzo, por la finitud inexorable de la condición humana.
Las experiencias políticas o religiosas fanáticas que
invitan a sus seguidores al martirio o a la inmolación en
nombre de su dios o de la «causa», y a la guerra santa
contra los infieles, también están dentro de las
significaciones que favorecen los comportamientos
autodestructivos.
Las significaciones preventivas o protectoras son aquellas
que sitúan la búsqueda del bienestar y la satisfacción, como
metas relativas que se pueden alcanzar cotidianamente en
expresiones moderadas, en la construcción conjunta y en
proyectos realistas basados en la cooperación con otros.
La aceptación serena de la finitud, derivando de ella una
valoración de los disfrutes que depara la vida, sin derivar
del fin de la existencia un pesimismo fatalista.
También son significaciones que contribuyen a la
afirmación de la vida y a la prevención de comportamientos
autodestructivos, el sentimiento y el sentido de la

121
Ensayos académicos en torno al suicidio

trascendencia en sus expresiones religiosas y laicas vitales,


que afirman la interrelación profunda de cada ser humano
con los otros y con el resto del universo, y los sentimientos
que se derivan de esta experiencia de trascendencia, de
gratitud y de deberse a los otros, a la naturaleza, al cosmos
y la Divinidad, para los creyentes.
Discusión y conclusiones
Quizás la conclusión más importante de esta
investigación en lo que tiene que ver con las acciones para
la prevención del suicidio en el escenario universitario, sea
la constatación de uno de los principios por excelencia de
la Psicología que tiene su inspiración en el Psicoanálisis.
Este principio podría formularse en los siguientes términos:
la palabra alivia, el silencio enferma. Esta potencia
terapéutica de la palabra tiene que ver con el alivio psíquico
y la elaboración que propician los procesos de
representación o simbolización lingüística. Por ello, en la
misma vía podríamos ampliar el aforismo diciendo: no solo
hablar, también escribir, pintar, escenificar y cualquier otra
forma de expresión simbólica dirigida a un otro.
El papel del otro como destinatario de las
representaciones del malestar y de las ideaciones
autodestructivas de un sujeto, es fundamental para la
prevención de comportamientos autodestructivos en
general y en el escenario universitario en particular. Aquí
encontramos la segunda conclusión fundamental de esta
investigación que está relacionada con la calidad y la calidez
de la escucha, las cuales dependen de la calidad del vínculo
y del interlocutor de la persona que está en riesgo suicida.
Casi cualquier integrante de una comunidad universitaria
está en posición de ofrecer contención y apoyo a un

122
estudiante en riesgo suicida, siempre que esté dispuesto a
escucharlo de una manera activa, abierta y respetuosa y
acompañarlo en la búsqueda de ayuda profesional
especializada. Estas dos primeras conclusiones de la
investigación contribuyen a la crítica a uno de los temores
más generalizados en torno al suicidio, según el cual el
escuchar a una persona en riesgo o permitirle que hable
puede incrementar el riesgo de suicidio. Esta investigación
confirma el consenso de la comunidad académica de la
suicidología en el sentido de que la mejor ayuda que le
podemos brindar a una persona en riesgo suicida es
generarle espacios cualificados en los que pueda expresarse
libremente y en los que se sienta cálidamente acogida y
escuchada.
En lo que se refiere a los vínculos, podríamos concluir
que las dinámicas de alto sentido de la competencia y la
rivalidad, suelen elevar el elemento de la agresividad
presente en los vínculos entre los estudiantes, lo cual suele
ser aprovechado por algunos docentes en función de
mejorar el desempeño académico. Pero hay un momento
en que los profesores se ven abocados a preguntarse sobre
el balance entre el desarrollo de las competencias específicas
de la profesión y las competencias para la vida y para la
convivencia, especialmente cuando está en juego la vida
de alguno de sus estudiantes.
El elemento afectivo de los vínculos humanos tiene la
doble condición de factor de riesgo y protección frente a
los comportamientos autodestructivos. Nada aferra tanto
a un joven estudiante –y a cualquier persona- en el mundo
como un amor profundo o la inspiración que produce un
líder idealizado; pero pocos eventos hay tan

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Ensayos académicos en torno al suicidio

desestructurantes como la ruptura de una relación


amorosa o una decepción radical de un referente idealizado.
Todos los procesos de interacción que en el campo de lo
colectivo conduzcan al menoscabo de la dignidad, el
deterioro de la imagen o la degradación de un estudiante,
especialmente cuando tienen una dimensión pública,
constituyen en sí mismos, factores de empuje al afuera de
las redes vinculares, que pueden asociarse con otros
factores subjetivos y desencadenar procesos
autodestructivos.
En el campo de las significaciones nuestro estudio nos
lleva a concluir que las ideas e ideales que adquieren la
condición de lo absoluto y las construcciones simbólicas
radicales que dividen el mundo en pares de opuestos
irreconciliables entre sí pueden llegar a afectar
radicalmente la imagen que tienen los jóvenes de sí mismos
y asociarse con procesos autodestructivos.
En lo que se refiere al aporte que pueden hacer las
significaciones a la prevención de los comportamientos
autodestructivos en nuestros estudiantes, podemos decir
que las ideología y en general los universos simbólicos en
los que existen mecanismos, instancias y rituales
mediadores entre los lugares y posiciones opuestas y en los
que las significaciones y mecanismos asociados con la
inclusión y el fomento de la pluralidad y la diversidad tienen
un lugar relevante, son los más propicios para la afirmación
de la vida. También nuestro estudio nos sugiere concluir
que el sentimiento y el deseo de trascendencia es una
significación protectora de los comportamientos
autodestructivos y favorable a la afirmación y preservación
de la vida. La trascendencia no hay que asociarla

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exclusivamente a la experiencia religiosa. Todos los jóvenes
que se vinculan a una causa social, cultural, académica o
científica, mediante la cual quieren dejar su propia marca
en el mundo, dan cuenta de ese deseo de trascendencia
que es propio de la condición humana y que expresa no
solamente un profundo amor por la vida, sino incluso, su
deseo de pervivir en los otros y en el mundo gracias a la
participación con otros en el trabajo por una causa.

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