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INTRODUCCIÓN NECESARIA PARA EXPLICAR EL SURGIMIENTO DE LA GUERRA

FRÍA.

Guerra Fría: Confrontación Este/Oeste y Norte/Sur

1.El Ocaso en Europa (1945-1949)


1.1 La hora de las superpotencias
El 7 de mayo de 1945, callaron las armas en Europa. El panorama era desolador. El orgulloso
imperio alemán no era mas que un sombrío recuerdo entre ruinas humeantes. En su lugar los
victoriosos soldados aliados se encontraban con un continente amasado, en el cual la prioridad
más importante era alimentar a la sobrecogida población superviviente.
En 1939 Europa era todavía el centro del mundo. Las potencias europeas extendian su poder por
el planeta mediante sus imperios coloniales dominando en las relaciones internacionales. Así,
cuando en 1939 volvió a estallar la guerra muchos europeos consideraron que llegaba la hora de
zanjar definitivamente las disputas fraticidas que continuaban abiertas tras el tratado de
Versalles. Lo que comenzara como una querella interna entre europeos se vio transformado, con
la incorporación de EEUU, la unión soviética y Japón desde 1941 en el primer conflicto
auténticamente mundial de la Historia.
La segunda Guerra mundial tuvo un balance de 50 millones de muertos y destrucciones
extendidas a lo largo de 4 continentes que iba a significar un vuelco radical en las relaciones
internacionales. Ahora, tras 6 años de guerra total cuatro principales potencias europeas de
preguerra estaban absolutamente exhaustas. Alemania, cuyas bajas humanas alcanzaban los 6
millones, las ciudades, fábricas y principales infraestructuras germanas habían sido arrasadas
por los bombardeos masivos de británicos y norteamericanos. El territorio del Reich había sido
invadido. Tras el armisticio, su territorio seguía ocupado.
En situación confusa quedaba Italia, a la vez vencedora y vencida, al igual que ocurriera en la
Primera guerra. Sus pérdidas demográficas no habían sido demasiadas elevadas y la principal
herencia del conflicto era de índole moral. Con la paz, el dilema monarquía o república reabría
las viejas heridas.
En 1939 nadie hubiera dudado de que Francia era una de las principales potencias europeas. A la
altura de 1945 las cosas ya no estaban tan claras. Sólo tras la ocupación alemana del territorio
bajo control del gobierno colaboracionista de Vichy en 1943 habían comenzado a despuntar las
acciones de la Resistencia. Las bajas francesas no eran ni un tercio de las de la Gran Guerra. La
huella que el conflicto dejaba era mucho más profunda de lo que a simple vista parecía. La
rehabilitación de Francia como potencia europea quedaba sencillamente al albur de lo que sus
grandes y poderosos aliados decidieran.
Gran Bretaña era la única de las grandes potencias victoriosas que había combatido en la guerra
desde principio a fin y durante año y medio hizo frente en solitario al poder alemán. Sus bajas
no fueron excesivamente elevadas, y sin duda había sido uno de los Tres Grandes de la Gran
Alianza contra el Eje que Churchill había conseguido nuclear en torno a sí. Sin embargo, los
británicos habían llegado al límite de sus posibilidades. En 1945, un escalofriante informe
demostraba que el país estaba prácticamente en quiebra y estaba asumiendo un lento pero
inevitable declive.
El vacío de poder era, cuando menos, amenazador. Conscientes de ello los británicos hicieron
todo lo posible por reponer a Francia en el concierto de los Grandes mediante la concesión de
una zona de ocupación en Alemania y su posterior inclusión en el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas. En el mismo sentido cabe entender la decisión del gobierno laborista en enero
de 1947 de emprender un programa nuclear, que daría su fruto en 1952 con la explosión de la
primera bomba atómica británica, a pesar de todo, eran solo apariencias de grandezas.
Cuando en junio de 1941 la Alemania Hitleriana atacó la Unión Soviética y en diciembre el
Japón Imperial bombardeó la base norteamericana de Pearl Harbor, los agresores no sólo habían
sellado su fatal destino, sino que también, y sin saberlo, estaban poniendo las bases del futuro
orden mundial de la postguerra. Soviéticos y norteamericanos tras su simbólico apretón de
manos en el río Elba eran ahora los únicos y absolutos dueños de Europa.
En 1945 el poderío de EEUU era impresionante, era el único país que se habia enriquecido con
la guerra. Copaba más de la mitad de la producción manufacturera mundial. Su poder
económico se reflejaba en sus fuerza militar que había resultado decisiva en las campañas
europea y del Pacífico y contaba en exclusiva con el arma atómica. Norteamérica se aprestaba a
redimensionar su diplomacia y a diseñar un servicio secreto más acorde con su nueva posición
en en concierto de las naciones. Con esa mezcla de idealismo y pragmatismo que ha
caracterizado siempre su política, EEUU comenzaba a pensar que libre comercio y democracia
serían la combinación perfecta para un nuevo mundo al que América podía guiar.
El otro triunfador de la contienda era la Unión Soviética, que había sido capaz de rechazar la
agresión alemana. El ejército rojo acampaba en toda la Europa Central y Oriental. El precio de
la victoria, sin embargo, había sido terrible. Más de veinte millones de muertos y toda la zona
del país occidental arrasada, incluyendo más de la mitad de sus centros industriales. En 1945 la
URSS paradójicamente compaginaba su condición de gigante militar con un estado lamentable
de su economía. Stalin abordaba el nuevo reto militar que suponía la construcción de arma
atómica. Para Stalin la implantación a escala universal del comunismo era tan solo cuestión de
tiempo.
Durante la guerra, la lucha contra el enemigo común disfrazó temporalmente las profundas
diferencias existentes en lo político, lo económico o lo social entre EEUU y la URSS .Los
vencedores querían prolongar en la paz los benéficos efectos de su alianza de guerra.
El nacimiento de la ONU el 24 de Octubre en San Francisco parecía simbolizar esa nueva era de
cooperación internacional. El problema de la ONU estribaba en que su funcionalidad
descansaba sobre la base del consenso permanente de los cinco miembros del Consejo de
Seguridad. Si la concordia entre ellos se rompía, su derecho de velo podía bloquear
permanentemente la institución.
Pero en 1945 estaba claro que el mundo no era ni siquiera cosa de cinco. Dos estados de
dimensiones continentales recién elevados a la nueva categoría de superpotencias y máximos
adalides de comunismo y liberalismo. El riesgo que este nuevo equilibrio de poder entrañaba era
grande.

1.2. El destino de Europa Oriental


Un hecho resultaba obvio y era que, con excepción de la URSS, todas las demás potencias,
grandes o pequeñas, vencedoras o vencidas, eran capitalistas.
Desde 1917 la política exterior soviética venía sosteniéndose sobre la difícil combinación de dos
elementos básicos, ideología y seguridad, con una prioridad suprema, ante todo preservar la
existencia de la Patria de la Revolución. Los dirigentes de la URSS vivían en la creencia de que
se hallaban cercados por un mundo capitalista hostil contra el que tarde o temprano tendrían que
luchar. En el verano de 1939 Stalin no vaciló en estrechar la mano a Adolfo Hitler si con ello se
garantizaba participar en el reparto del botín de la Europa Oriental.
Tras la agresión alemana de 1941, la sensación de que la URSS abandonaba definitivamente sus
designios de revolución mundial. Nada más lejos de la realidad. Ahora que sus tropas habrán
liberado todo el Este europeo de la dominación nazi, era natural que pretendiera obtener ventaja
de ello para extender la Revolución y el dominio del Imperio soviético en una forma tan
espectacular como nadie habría imaginado desde 1917. Tres instrumentos privilegiados: la
fuerza del ejército rojo, la diplomacia soviética apoyada en un potente servicio secreto, y los
partidos comunistas de Europa.
La clave para la seguridad urbana de la URSS estaba en Alemania. De momento, y en virtud de
los acuerdos de Yalta, los soviéticos se habían garantizado de forma provisional la ocupación de
la zona oriental alemana. Checoslovaquia, Hungría y Rumania, países todos con los que la
nueva URSS de postguerra se había garantizado frontera común, debían ser otros eslabones de
esa misma política. Bulgaria unía a su rusofilia tradicional una larga frontera con Grecia,
baluarte del capitalismo en el Mediterráneo Oriental.
Entre 1945 y 1948, la URSS culminó el proceso de satelización de la Europa Oriental. Primero
se mantuvo la ficción del pluralismo político, luego se fue eliminando no sólo a los
representantes de los partidos no comunistas sino incluso a los propios comunistas que se
mostraban más nacionalistas que prosoviéticos. En Enero de 1949 se creaba el COMECON,
organismo de integración económica de todos los países del bloque.

1.3 ESTADOS UNIDOS, POTENCIA EUROPEA


La política soviética en la Europa Oriental despertó creciente preocupación en Occidente. Para
los británicos el destino de Polonia encerraba una dolorosa paradoja, ya que, después de todo, el
Reino Unido había ido a la guerra en Septiembre de 1939 precisamente en defensa de la libertad
polaca amenazada por Hitler y Stalin. Entre 1945 y 1947 a muchos europeos les parecía algo
más que una simple posibilidad la amenaza del comunismo sobre la Europa Occidental. A corto
plazo toda Europa podía ser comunista, incluso sin que mediase una agresión militar soviética.
La precaria situación británica resultó decisiva para terminar de definir la nueva política
norteamericana. Fue precisamente la voz del viejo líder Winston Churchill, apartado por el
electorado de las labores del gobierno tras asegurar para su país la victoria, la que primero
denunció al expansionismo soviético. El discurso del 5 de marzo de 1946 en Fulton(Missouri las
palabras de Churchill fueron contundentes y su resonancia enorme: Desde Stettin en el Báltico a
Trieste en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero (…) es preciso que los
pueblos de lengua inglesa se unan con urgencia para impedir a los rusos toda tentativa de
codicia o aventura. La preocupación era similar, conseguir que EEUU no desmantelase aún tan
rápidamente la gigantesca maquinaria militar que se encontraba aún en Europa y Asia ya que el
estallido de un nuevo conflicto en Europa podía estar cerca. Como afirma Truman en sus
Memorias, fue entonces cuando decidió alinear decididamente a los EEUU de América en el
campo y a la cabeza del mundo libre. Y lo hizo a través de dos iniciativas, las dos con nombre
propio.
El 12 de marzo de 1947 Truman se dirigía al Congreso para anunciar un giro fundamental en la
política exterior de su país. Entre marzo y mayo de 1947 los gobiernos belga, francés e italiano
excluyeron a los partidos comunistas. Quedaba definida la Doctrina Truman.
De forma complementaria, el 5 de junio de 1947 el secretaría de estado, George Marshall, hizo
público el programa de ayuda a Europa para evitar el colapso económico que se creía precursor
de la acción comunista. El objetivo de nuestra política es el restablecimiento de una economía
mundial sana. Norteamérica definía para el <<futuro su política de contención>> frente al
comunismo. A partir del verano de 1947 el clima de las relaciones internacionales se enfriaba
irreversiblemente.
La cuestión más espinosa era, obviamente, el futuro de Alemania. El bastión alemán era clave
para la seguridad futura de la URSS que había venido desarrollando en su zona de ocupación
una política similar a la que practicaba sobre Europa Occidental. Todo parecía indicar que nunca
habría Tratado de Paz, y que los límites provisionales trazados por los ocupantes tendrían el
carácter de frontera entre dos mundos. Berlín tenía una espina clavada en el corazón de la zona
soviética y asimismo dividida en cuatro sectores. El bloqueo de los accesos terrestres a la ciudad
el 24 de junio de 1948 obligó a los occidentales a abastecer Berlín Oeste exclusivamente por
aire durante casi un año. Habría dos alemanias, en 1949 con una diferencia de pocos meses,
nacían la República Federal (RFA) y la República Democrática (RDA).
EEUU había decidido no permanecer indiferente al futuro de Europa Occidental. En 1947
Francia y el Reino Unido habían formado el pacto de Dunquerque. En marzo de 1949 se
firmaba en Washington el Pacto del Atlántico, carta de nacimiento de la OTAN y la integraban
12 países: Bélgica, Canadá, Dinamarca, EEUU, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países
Bajos, Noruega, Portugal y Reino Unido.
EEUU debería ahora convertirse en potencia europea con carácter permanente para hacer frente
a las veleidades expansionistas soviéticas.
Antes de finalizar el año 1949 un bombardero estadounidense que patrullaba el pacífico norte
aportó pruebas concretas de que los rusos habían experimentado con éxito el arma atómica. El
monopolio americano había concluido. La posibilidad de una hecatombe nuclear obligaba a
plantear el enfrentamiento en términos históricamente nuevos. Lippman popularizó bajo el
término de “guerra fría”, es decir al estado de tensión permanente, excluyendo el enfrentamiento
armado directo, entre soviéticos y norteamericanos. Raymond Aron lo sintetizó en: “Guerra
improbable, paz imposible”.
Pregunta examen: PRIMERA GUERRA FRÍA.

2.EL REPARTO DEL MUNDO(1949-1962)


2.1 LA GUERRA FRÍA LLEGA A CASA
La debilidad europea tras la 2ºGM estaba destinada a provocar nuevos efectos en todo el
planeta. Consciente de su debilidad, el Reino Unido concedía en 1947 la independencia a la
India, auténtica perla de su imperio y, ese mismo año, se deshacía de su engorroso problema
palestino, dando vía libre a la creación del Estado de Israel. Era una premonición de lo que se
avecinaba.
Los principios que defendían soviéticos y americanos eran de aplicación universal: liberalismo
económico frente a planificación socialista, parlamentarismo frente a partido único, etc.
La guerra había elevado a los EEUU también a categoría de potencia asiática. Tras la derrota del
Imperio del Sol Naciente el general MacArthur ejercía un auténtico proconsulado sobre las islas
con la histórica misión de conducir al país al seno de las naciones democráticas. Cabía pensar
que en Asia el enfrentamiento entre los grandes no llegaría a producirse.
Sin embargo, en octubre de 1949, mientras el enfrentamiento entre soviéticos y americanos en
Europa tendía a la estabilización, un acontecimiento desviaba la atención mundial hacia Asia.
Tras años de Guerra Civil los comunistas de Mao Zedong convertían a la milenaria China en
República Popular. A comienzos de 1950 un tratado de alianza ligaba con validez de 30 años a
la China de Mao con la URSS de Stalin. Con ello el imperio comunista alcanzaba unas
impresionantes dimensiones geográficas y de potencial humano a lo largo de dos continentes.
Corea, dividida en dos zonas de ocupación desde 1946, tras la expulsión de los japoneses, y en
dos estados, uno comunista y otro no, desde 1948. De inmediato Washington consiguió un
mandato de las Naciones Unidas para hacer frente a la agresión.
Por esas fechas la URSS no asistía a las deliberaciones del Consejo de Seguridad en protesta por
la no aceptación en la ONU de China comunista, por lo que no pudo utilizar su derecho de veto.
La fuerza multinacional rechazó pronto a los invasores hasta la frontera norte de Corea. Quizá
Mao pensara entonces que EEUU pretendía aprovechar la ocasión para derribarle. Lo cierto es
que el mundo contuvo de nuevo la respiración cuando en Noviembre de 1950 medio millón de
“voluntarios” chinos cruzando el rió Yalu haciendo retroceder a los aliados, MacArthur solicitó
el empleo del arma atómica y fue destituido por Truman. Los soviéticos por su parte
presionaron a China. Nadie quería un conflicto total. Finalmente la guerra se estabilizó hasta la
firma del armisticio de Panmunjon, cinco millones de muertos mas tarde, en 1953.
La lección que de la guerra de Corea extrajo la administración norteamericana fue clara, era
necesario definir una nueva política de contención también en Asia. El 8 de septiembre de 1951
se firmaba en San Francisco el Tratado de Paz con el Japón, que incluía un pacto de alianza con
los EEUU.
El mundo había estado muy cerca de la catástrofe, pero lo mas positivo fue comprobar como ni
soviéticos ni norteamericanos estaban interesados en llevar su hostilidad hasta las últimas
consecuencias.

2.2 VIEJOS Y NUEVOS IMPERIOS.


Entre 1945 y 1960 Cuarenta nuevos países y una cuarta parte del planeta, alcanzaron la
independencia. Los últimos intentos de las potencias tradicionales para mantener su prestigio
internacional estaban condenados al fracaso. No es que la tensión hubiera abandonado la vieja
Europa, sino que era fuera de Europa donde los contendientes podrían conseguir victorias de
envergadura tal que llegaran a desestabilizar y aislar de forma definitiva al contrario,
propiciando, tal vez, su derrota.
Tras la muerte de Stalin en 1953, Kruschev se volcó hacia el Tercer Mundo para apoyar por
todos los medios a los pueblos que se sacudían el yugo extranjero en todas sus formas. Se hizo
necesario un “deshielo”. En 1955 tuvo lugar en Ginebra la primera cumbre entre los grandes
posterior a la 2ºGM. Hubo otro encuentro en Viena en 1961. En 1959 el mismo Kruschev visitó
EEUU.
Convencido de la superioridad de la URSS, Kruschev proporcionó un gran empuje a la política
exterior soviética. En 1953, estalló la primera bomba de hidrógeno de fabricación soviética,
apenas nueve meses después de la norteamericana. En 1957 la URSS sorprendía al mundo con
el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik y los progresos de su flota, sobre todo
submarina, pero también de superficie, le permitían comenzar a proyectar su poder por todo el
mundo.
En mayo de 1955, como respuesta a la entrada de Alemania Federal en la OTAN, se creó el
Pacto de Varsovia, integrado por la URSS, RDA, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria,
Rumanía y Albania.
La guerra fría era un tipo de conflicto que resultaba incomprensible y extraño a los EEUU,
acostumbrados a guerras habitualmente cortas y victoriosas.
EEUU se decantaba finalmente por la estabilidad y el interés estratégico en detrimento de los
principios. La libertad de los pueblos colonizados se convirtió pronto en algo secundario. En
1957 se definía la “doctrina Eisenhower” por la que se garantizaba a los estados de Oriente
Medio ayuda militar contra los ataques comunistas. Dulles complementaba la política exterior
americana con la aplicación de su doctrina de “represalias masivas”, según la cual todo desafío
soviético localizado debería ser respondido con la amenaza de la guerra nuclear.
Sin embargo, la política de los EEUU no se hizo realmente mundial hasta principios de los años
60. Se hablaba incluso de un “vacío de misiles”. John F. Kennedy se comprometía como ningún
presidente luchan por romper con la miseria. Estaba naciendo la “Presidencia Imperial”. En
1970 EEUU tenía un millón de soldados, en treinta países, tratados de defensa mutua con
cuarenta y dos naciones y proporcionaba ayuda militar o económica a casi cien Estados.
El proceso de mundialización de la Guerra Fría colocó de nuevo al planeta al borde de la
catástrofe de 1962. Castro firmó un pacto de colaboración con la URSS en 1960. La guerra fría
llegaba al continente americano, considerado como coto privado por los EEUU desde la
doctrina Monroe. La violación de esta frontera psicológica era inaceptable para los
norteamericanos. La decisión de Kruschev en 1962 de instalar misiles de alcance medio en la
isla antillana, era inaceptable para el presidente Kennedy. Durante una semana, en octubre de
1962, el mundo vivió al borde de la 3ºGM. Solo la retirada soviética, con el acuerdo tácito de
Kennedy de no invadir la isla como contrapartida, evitó la catástrofe.
Si en 1945 componían la ONU 51 países, en 1975 eran ya 144. El retroceso de la presencia
europea en el mundo fue acompañado por la proyección general de la guerra fría. En 1955 se
reunieron en Bandung (indonesia) representantes de 29 países de Asia y África que aspiraban a
crear una tercera vía, lo que tras la conferencia de Belgrado de 1961 sería conocido como
Movimiento de los NO alineados. Su valor consistió, sobre todo, en hacer llegar a la escena
política internacional la voz de los más desfavorecidos y hacer ver que junto a la maniquea
dialéctica Este-Oeste, existía otra Norte-Sur no menos importante.
El mundo no era tan sencillo como se pretendía desde Washington y Moscú.

2 Pregunta examen: Distensión.

3. LÍMITES Y CONTRADICCIONES DE LAS SUPERPOTENCIAS(1962-1979)


En 1962 Cuba colocó al mundo en el umbral de la guerra nuclear. Se imponía la distensión, y
tal vez, la coexistencia pacífica. En 1972 Richard Nixon visitaba la URSS y al año siguiente
Leónidas Breznev le devolvía la visita. En 1968 se firmó el Tratado de No Proliferación de
Armas Nucleares.
Muchos autores creyeron ver el final de la guerra fría en la distensión posterior a 1962 pero, se
trataba simplemente de la apertura de un nuevo ciclo. El presupuesto militar seguía creciendo en
el mundo y pasaba de 100.000 millones de dólares en 1950 a 210.000 en 1970. Las guerras
localizadas continuaban, y la carrera espacial llevaba la rivalidad de los bloques a la
estratosfera. La prolongación sine die del enfrentamiento provocaba también las primeras dudas
y fisuras en el interior de los bloques, a la vez que sus contradicciones internas quedaban cada
vez más al descubierto.

3.1 GRIETAS EN EL IMPERIO DEL PROLETARIADO


Tras la abrupta caída en desgracia de Kruschev en 1964, Breznev heredaba el poder en un país
cuyo poderío alcanzaba cotas impresionantes. Nunca desde 1917 había sido la URSS tan
importante en el mundo. A comienzos de los años 70 la URSS alcanzaba la paridad atómica con
los EEUU. La expansión de la flota rusa no era sólo un hecho numérico, sino también
geográfico. Finalmente, la crisis económica occidental de 1973 llevaba a muchos entusiastas a
predecir que el capitalismo agonizaba.
El reforzamiento militar acelerado en todos los campos en la época de Breznev hizo posible una
política soviética más agresiva. Se consolidaron también regímenes aliados en Vietnam,
Camboya y Laos. Sin embargo, a pesar de todos estos éxitos en apariencia espectaculares, eran
numerosos los claroscuros que podían detectarse en la policía exterior soviética.
El acontecimiento esencial, por lo negativo, fue la ruptura del monolitismo en el bloque
socialista mundial derivada del enfrentamiento con China. En 1963 se produjo el primer choque
fronterizo entre tropas rusas y chinas. La tensión fue en aumento hasta los graves incidentes de
la isla de Damansky (o Chenpao) en 1969. Desde 1964 China estaba en posesión de la bomba
atómica con lo que la tensión entre ambos países alcanzó una temperatura elevadísima.
La idea de tener que luchar con otro estado marxista además de contra los EEUU, acentuada tras
el viaje de Nixon a Pekín en 1972, era realmente una hipótesis preocupante para Kremlin.
En previsión de nuevos problemas, cobró cuerpo lo que Breznev definió como “Doctrina de la
soberanía limitada” en la que su aplicación práctica se plasmó pronto en el aplastamiento de la
“primavera de Praga” de 1968 y su intento por crear un “socialismo de rostro humano”.
El gasto militar soviético, entre tanto, alcanzaba niveles claramente desmesurados para una
economía en pleno estancamiento.

3.2. BAJO EL SÍNDROME DE VIETNAM


El crecimiento económico, unido a la relajación de la tensión mundial que se vivió tras 1962,
propició que en los años 60 comenzaran a surgir en el mundo occidental algunas matizaciones al
liderazgo, hasta entonces raramente discutido, de los EEUU. La confianza europea en sus
propias posibilidades había ido creciendo al compás de su recuperación de postguerra. Los dos
países más importantes de Europa volvían a ser Francia y la Nueva República Federal de
Alemania. Gran Bretaña parecía ausente, inmersa en sí misma, entregada a un proceso de
desmantelamiento imperial. En 1960 Francia realizaba su primer experimento atómico con
éxito. Desde entonces los desvelos de Charles de Gaulle se centraron en la constitución de una
fuerza de disuasión nuclear gala. En realidad, aunque contribuyó a acentuar la situación de que
el mundo bipolar se estaba rompiendo, la actuación de de Gaulle tuvo más de forma que de
fondo. En 1962, en plena crisis de los misiles, de Gaulle comunicó a Kennedy su plena
disposición. Francia podía ser un aliado incómodo, pero nunca desagradecido.
Alemania –que estaba en el centro y origen de la guerra fría- continuaba siendo un peligroso
foco de tensión mundial. Entre 1969 y 1973, Willy Brandt, puso en marcha una nueva e
imaginativa política, la “Ostpolitik”(o política hacia el Este) que suponía el inicio del proceso de
normalización de relaciones entre la República Federal y los países del bloque comunista.
Algunos meses más tarde de la RDA era reconocida por numerosos países occidentales y el 18
de Septiembre de 1973 ambos estados germanos fueron admitidos en la ONU.
La aceptación por los soviéticos de la Ospolitik había coincidido sospechosamente con el
acercamiento chino-norteamericano pero, después de todo, era una buena noticia. Tras treinta
años de guerra fría, los bloques, al fin, se aceptaban mutuamente.
Los auténticos problemas de Washington no habían de venir precisamente de Europa. A pesar de
todo, su papel en el mundo nunca fue seriamente por el pueblo americano, convencido de que su
país era realmente una misión poco menos que providencial. Esto cambió la raíz en los años
sesenta, y la razón de ese cambio tuvo nombre: Vietnam.
EEUU se había visto obligado a sostener países llamados amigos –en realidad marionetas-. El
gravísimo error de cálculo en Vietnam fue llevar esa política hasta sus últimas consecuencias
comprometiendo tropas sobre el terreno en una guerra que nunca se podría ganar. En 1968, bajo
la presidencia de Lyndon B. Johnson, medio millón de soldados norteamericanos sostenían al
corrupto régimen de Vietnam del Sur, en la que convirtieron a Vietnam en un auténtico calvario
nacional. En 1973 el último soldado americano salía de Saigón y dos años mas tarde Vietnam
del Norte ocupaba a su vecino del Sur. La guerra demostraba por añadidura que, a pesar de la
imagen de infinita opulencia americana, los gastos militares excesivos podían conducir a un
recorte en los presupuestos sociales, algo que el presidente Johnson al presentar su programa
“Gran Sociedad” había predicho que nunca ocurriría.
Nunca fue tan alta la impopularidad de los EEUU en el mundo, ni nunca su representante en la
ONU pareció tan aislado y asediado. Las alianzas se debilitaron ante la duda de que EEUU
fuera capaz de cumplir con sus compromisos.
A comienzos de los años sesenta pareció vislumbrase que algo estaba cambiando en el mundo
heredado de 1945. Gerald Ford, fue quién mejor sintonizó con los viejos tiempos. Su visión de
las relaciones internacionales era historicista y relativista. Identificaba en el mundo cinco
grandes potencias: EEUU, URSS, China, Japón y Europa Occidental. Fue esta visión la que le
aconsejó el acercamiento a China en 1972, provocando una auténtica revolución diplomática y
anunciando el fin de la guerra fría en Asia.
El año 1979 marcaba el comienzo de una nueva etapa que algunos autores como Chomsky
calificaron de “2º guerra fría”. Carter se veía obligado a endurecer la política, embargaba las
ventas de cereal a la URSS y anunciaba un aumento en los presupuestos de defensa, que en
1978 habían sido los más bajos de los últimos 30 años.
Volvía a planear sobre América el fantasma de Castro con el triunfo de la revolución sandinista
en Nicaragua y el prestigio estadounidense quedaba, una vez más, bajo mínimos a consecuencia
del derrocamiento del Sha de Persia y la subsiguiente crisis de los rehenes. La OTAN decidía la
instalación de los “euromisiles” en Europa Occidental para hacer frente a los SS-20 soviéticos.
La noria de la guerra fría iniciaba pesadamente un nuevo giro. Nadie sospechaba, sin embargo,
que sería el último.

3 Pregunta examen: 2ª Guerra Fría.

4.HACIA UN NUEVO EQUILIBRIO(1979-1995)


4.1 DEL DECLIVE AMERICANO AL FINAL DE LA GUERRA FRÍA (1979-1989).
A comienzos de los años ochenta los EEUU atravesaban su peor momento desde el final de la
2ºGM. El capitalismo estadounidense atravesaba una crisis sin precedentes. En estas
circunstancias, en 1980, el republicano Ronald Reagan resultaba elegido presidente de los
EEUU en competencia con un desahuciado Carter en la que su política era neoliberal. En el
plano exterior, su pensamiento se resumía en una mezcla de nacionalismo sublimado y
anticomunismo beligerante, y su acción exterior se basaría en tres pilares básicos.
En primer lugar, su aportación más novedosa quedaba plasmada en la llamada “doctrina
Reagan” que defendía la necesidad de plantear “guerras de baja intensidad”. Su aplicación
tendría lugar principalmente en Centroamérica. EEUU se comprometía en el sostenimiento de
gobiernos acosados por guerrillas de izquierda.
Pero, cuando la acción mediante intermediarios no era posible, la administración Reagan era
partidaria de las demostraciones mediante una política intervención directa. Era la lección que
Reagan había extraído de Vietnam: si se decidía la intervención, había que emplear con decisión
todos los medios para obtener la victoria de la manera más rápida posible.
Junto a la “doctrina Reagan” y la política de fuerza, el tercer elemento fue el espectacular
incremento de los presupuestos de defensa. Con Reagan se produjo un salto cualitativo en el
proceso armamentístico con la llamada “guerra de las galaxias” (iniciativa de defensa
Estratégica). La creación de un escudo espacial que hiciera invulnerables a los EEUU suponía
romper con el principio de la Destrucción Mutua Asegurada(MAD) aceptado por las
superpotencias desde los años sesenta. Sin embargo, el desafío de fondo que Reagan planteaba a
los soviéticos, no residía simplemente en la construcción de un nuevo tipo de arma que, por
revolucionario que fuese, no dejaba de ser un jalón más en la carrera emprendida desde 1945.
La importancia del envite norteamericano estribaba en que la “guerra de las galaxias” exigía un
volumen de inversiones y unos niveles de innovación tecnológica que podían suponer un reto
inalcanzable para los soviéticos.
La situación de la URSS se agravó en todos los terrenos. El país vivía en pleno estancamiento
industrial con un bajo nivel de bienestar de la población. En el plano político, la URSS padecía
desde 1982 un vacío de poder con dos presidencias fugaces: Chernienko y Andropov. Por si
fuera poco, el bloque de satélites en Europa Oriental hacía crisis desde la “rebelión polaca” de
1980-81. Sólo la ley Marcial había evitado entonces la intervención rusa. Los soviéticos venían
manteniendo su política exterior con un PIB equivalente a un tercio del de EEUU.
El 11 de marzo de 1985, Gorbachov resultó elegido Secretario General del PCUS y anunció un
programa de Perestroika (reestructuración). Se imponía terminar con las intervenciones
exteriores y reducir drásticamente el presupuesto de defensa. Se trataba en apariencia de una
nueva definición de la coexistencia pacífica. Con una sutil diferencia; y es que, mientras
Kruschev proponía la competencia con Occidente convencido de la superioridad del modelo
comunista, Gorbachov lo hacía desde el reconocimiento implícito de su inferioridad. Era la
crítica situación interna, la que obligaba a establecer negociaciones de desarme con EEUU.
Tras conversaciones sencillas, el 8 de noviembre de 1987 se llegaba al histórico Tratado de
Washington que, por primera vez, establecía una reducción, no sólo detención, en el terreno de
los misiles de corto y medio alcance. En 1991 se llagaba al acuerdo START sobre reducción de
armas estratégicas. Esta nueva temperatura posibilitó, que algunos conflictos en las mas remotas
partes del globo, iniciaran entonces sus vía de solución. Era la herencia de Reagan.
Pero los aires de libertad en la URSS y el nuevo clima Este-Oeste tuvieron, unas consecuencias
inesperadas y no deseadas para Gorbachov. Como ya ocurriera en 1953 después de la muerte de
Stalin, la más leve esperanza de apertura en Moscú, bastaba para ocasionar una tormenta en los
países satélites. En 1990 se produjeron elecciones libres que dieron paso a gobiernos no
comunistas en Europa Oriental por primera vez desde el final de la 2ºGM. En 1991 se disolvían
el Pacto de Varsovia y el COMECON.
El 9 de noviembre las autoridades germanas ordenaban abrir el muro de Berlín. En mayo de
1990 se celebraban elecciones generales. Pues bien, allí mismo, en Berlín, en Alemania, quedó
definitivamente enterrada la guerra fría. Desaparecida la voluntad política rusa de mantener a su
satélite, el 3 de octubre de 1990, tras un rápido proceso, nacía la nueva Alemania unificada. La
Unión Soviética, después de largos años y duros sacrificios para forjar un inmenso imperio y
una formidable máquina de guerra, estaba derrotada, irónicamente sin disparar un solo tiro.

3 Pregunta examen: El final de la guerra Fría y el Hundimiento del comunismo

4.3. UN MUNDO MÁS LIBRE, PERO MENOS ESTABLE (1989-1995)


Entre 1989 y 1991 el mundo asistió a una reedición de aquella Gran Alianza que derrotara al
nazismo. La nueva situación se tradujo en una revitalización de la ONU, desbloqueada por fin
después de tantas décadas de vetos indiscriminados.
EEUU experimentaba lo que podemos denominar “complejo de hiperliderazgo”. Así, cuando en
agosto de 1990 Irak invadía Kuwait, amenazando con hacer con el control de las principales
reservas petrolíferas del planeta, Norteamérica reaccionó de inmediato.
La breve era de entendimiento entre los bloques inspirada por Gorbachov terminó súbitamente a
finales de 1991. Si Gorbachov se convertía en secretario general en 1985, la Unión Soviética, la
patria del socialismo, desaparecía antes de que concluyera 1991. A pesar de su enorme
popularidad en Occidente, el líder soviético se enfrentaba en su país con la creciente oposición y
descontento ante el evidente estancamiento de sus reformas políticas y económicas. El 24 de
diciembre de 1991, Gorbachov presentaba su dimisión. El día de Navidad la bandera roja se
arriaba definitivamente del Kremlin.
La desaparición de la Unión Soviética revolucionaba la sociedad internacional. Nacían nuevos
estados independientes con armamento nuclear. Se hacía urgente la reconstrucción de algún tipo
de nuevo equilibrio planetario. A fin de cuentas, desde 1945 las dos superpotencias eran en
cierto sentido tanto socios como adversarios ya que ambos estados estaban unidos por la
salvaguarda del orden existente.
Como anunciara Kissinger, desde los años setenta en el mundo se había venido registrando la
crisis o cuanto menos, la matización del modelo bipolar. En el pacífico, Japón; del otro lado del
atlántico, la Comunidad Europea, liderada por una Alemania cada vez más poderosa, La guerra
del Golfo pareció diseñar el nuevo modelo de relaciones internacionales, unos EEUU
superpotencia militar, pero necesitados del aporte económico germano y japonés. En definitiva,
no eran éstos sólidos cimientos desde los cuales ejercer hegemonía.
En las elecciones presidenciales de 1992 el victorioso presidente Bush era derrotado en las
urnas, después de tres mandatos republicanos consecutivos, que tan decisivos habían resultado
para el mundo, llegaba a la Casa Blanca el demócrata Clinton. La dedicada situación interna
unida al final de la guerra fría, hacían que el tradicional aislacionismo americano cobrara fuerza.
Durante la primera mitad de su mandato la ausencia norteamericana se dejó sentir en el
panorama internacional. Los estados sucesores de la URSS se hallaban envueltos en un
complejo e históricamente inédito proceso de tránsito hacia el capitalismo. China avanzaba en la
apertura de su economía, pero su futuro político continuaba planteando serias incógnitas. El
régimen de Corea del Norte, convenido tras la muerte de Kim-il-Sung en 1994, en el primer
caso conocido de “comunismo hereditario”, alarmaba al mundo con su agresiva política nuclear.
El mundo, como reconocía el mismo Clinton en tu toma de posesión como 42º presidente de la
Unión Americana, era sin duda mas libre, pero menos estable.
Los sonoros fracaso de su política interior condujeron al presidente Clinton a un progresivo giro
en su política exterior, visible desde 1994 y acentuado en 1995. Clinton apostaba así, por un
“liderazgo selectivo”. Washington, también conseguía de Ucrania y Kazajstán el
desmantelamiento de sus arsenales nucleares. Pero, cuando el liderazgo americano se hizo sentir
de nuevo con fuerza fue a finales de 1995. A la espera de un hipotético y futuro gobierno
mundial, la presencia norteamericana, con todas sus fallas y contradicciones, volvía a ser un
factor estabilizador en un panorama internacional de una complejidad probablemente sin
precedentes en la Historia.
Hasta 1945 el mundo giraba en torno a Europa. Durante el medio siglo siguiente, liberalismo y
comunismo, dos ideologías omnicomprensivas heredadas del siglo XIX proporcionaron las
claves mentales y políticas para encuadrar los problemas del planeta.
Tras la desaparición del sistema bipolar, sancionado con el hundimiento soviético de 1991, el
mundo camina a tientas hacia un nuevo tipo de equilibrio de carácter global. La desaparición del
comunismo como alternativa de organización económica ha favorecido una expansión del
capitalismo traducida en una creciente globalización de la economía. Ha terminado el
enfrentamiento global contra el enemigo ideológico, y renacen los particularismos de tipo étnico
o religioso.

TEMA 2.EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

[[1.Posible pregunta(La Guerra Del Golfo y el N.O.M]]


Del Fin de la Guerra Fría a la Guerra del Golfo
La caída del Muro de Berlín el 9 de Noviembre de 1989 simbolizó a los ojos del mundo el fin
de una época marcada por la división del planeta en dos grandes bloques. Las últimas
democracias populares del Este de Europa fueron cayendo en los meses siguientes para dar paso
a regímenes parlamentarios de tipo occidental. La consolidación de la democracia dependió de
circunstancias muy variables, como la existencia o no de una tradición democrática, el grado de
desarrollo económico o la pervivencia de viejos conflictos étnicos. Ese retorno relativo a la
historia nacional fue posible por la desintegración del mundo comunista como bloque
homogéneo y por el fin de la Guerra Fría, consumando a principios de la década de los noventa
con la reunificación alemana en octubre de 1990 y la desaparición oficial de la URSS el 31 de
diciembre de 1991.
La distensión y el desarme resultaban ya imparable. En noviembre de 1990, 32 países, entre
ellos EEUU y la URSS, firmaban la Carta de París, que debía crear el nuevo marco de
cooperación en Europa. El presidente George Bush, padre, incluyó lo que algunos historiadores
han interpretado como el epitafio de la Guerra Fría: “hemos cerrado un capítulo de la historia”
->la Guerra Fría había terminado.
Tras Versalles y Yalta, ésta era la tercera vez en el siglo XX en que se formulaba la vieja y
quimérica aspiración a un nuevo orden mundial lo suficientemente justo y eficaz como para
garantizar la paz y la libertad de todos. El nuevo orden parecía inspirarse en los principios
expuestos por el presidente Wilson en 1918 en sus célebres 14 puntos. Al ex secretario de estado
Henry Kissinger, la nueva configuración de las relaciones internacionales le recordaba más bien
la etapa histórica anterior a 1914, con un mundo multipolar en el que el equilibrio entre las
grandes naciones sería más necesario que nunca.
Fukuyama, quien mejor expresó la sensación de alivio que se apoderó de la opinión pública
occidental, pero también su desconcierto por la desaparición del enemigo histórico. Su ensayo
publicado en 1989 planteaba la hipótesis de que la superación del conflicto Este/Oeste
permitiera la generalización de la democracia liberal como forma de gobierno preponderante; a
cambio, el fin de la lucha entre sistemas antagónicos que de una forma u otra había regido el
devenir de la humanidad privaría a la historia del impulso dialéctico que le era consustancial.
Fukuyama parecía sentir cierta nostalgia por la Guerra Fría antes de que ésta incluso hubiese
terminado oficialmente.
El paisaje histórico de la nueva era, mucho menos lisonjero de lo que algunos esperaban,
empezó a perfilarse en 1990-91 con la Guerra del Golfo Pérsico. El conflicto se inició en 1990
con la invasión de Kuwait por el ejército iraquí, que en pocas horas ocupó la totalidad del
emirato. Mientras tanto, la comunidad internacional había rechazado únicamente la agresión.
EEUU impuso un bloqueo económico total y la URSS suspendió el suministro de armas a Irak.
El 3 de agosto, los jefes de la diplomacia de ambos países, instaban a la comunidad
internacional a adoptar medidas de presión sobre el régimen iraquí. Las gestiones diplomáticas
realizadas por Francia, Jordania y la URSS, además de Arafat en nombre de la OLP, para
propiciar una solución pacífica del conflicto terminaron sin acuerdo. Tras varias semanas de
intensos bombardeos, la ofensiva terrestre de la coalición internacional empezaría el 24 de
febrero. Apenas diez días después, se producía la rendición del ejército iraquí, aunque el
conflicto no terminaría oficialmente hasta el 3 de abril.
La guerra del Golfo, considerada por muchos como el paradigma bélico de la posguerra fría –
por lo menos hasta el ataque a EEUU en septiembre de 2001-, fue, en realidad, un compendio
de los viejos y nuevos factores que presidían la política internacional. De ahí que la primera
consecuencia de la invasión fuera un notable aumento del precio del petróleo y la caída en
picado de las principales bolsas del mundo, aunque no tuvieron efectos duraderos. Hasta ahí, el
guión de la crisis del Golfo se fue cumpliendo según cabía prever: rápida victoria iraquí y
convulsión en las economías occidentales, siempre sensibles a cualquier perturbación interna en
los países productores de petróleo, especialmente en Oriente Medio.
Lo que probablemente no había calculado Hussein fue la rapidez y unanimidad en el rechazo de
la agresión iraquí. El conflicto empezó a adquirir un perfil novedoso, porque el fin de la Guerra
Fría y la superación de la bipolaridad dejaron a Occidente con las manos libres para restablecer
el “statu quo” en la zona sin temor al sistema de alianzas que la URSS había tejido en el Tercer
Mundo y, por tanto, a un posible apoyo soviético en Irak. La acción del Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas proporcionó cobertura legal a una fuerza expedicionaria que debía dar
cumplimiento a las resoluciones adoptadas por la comunidad internacional. En el caso de la
crisis del Golfo, se trataría de evitar que la mayor parte de los recursos petrolíferos del mundo
pudieran estar fuera de control de los países occidentales, pues se calculaba que en el siglo XXI
el 85 % del petróleo mundial procedería de la región del Golfo. Así pues, según esta visión de la
cosas, a diferencia de lo ocurrido durante la Guerra Fría, cuando la URSS y, eventualmente, la
China comunista respaldaban a los países del Tercer Mundo en sus contenciosos con Occidente,
en el nuevo escenario internacional el hemisferio pobre se encontraría siempre solo en sus
conflictos de intereses con el hemisferio rico.
Frente al protagonismo que los medios de comunicación tuvieron en Vietnam, la guerra del
Golfo se caracterizó por una mezcla de manipulación y vacío informativo. Por lo demás, salvo
en la importancia y la espectacularidad de los bombardeos aéreos, la Guerra del Golfo fue
exactamente lo contraria de lo que había sido en Vietnam: una guerra rápida, de unos pocos día
de duración, en la que enseguida quedó patente la superioridad del ejército aliado frente al
numeroso, pero mal equipado, ejército iraquí. La superioridad aliada se reflejó con macabra
decisión en el número de bajas registradas por los dos bandos: en torno a cien mil muertos por
parte iraquí y ciento quince por parte norteamericana, más un centenar del resto de las tropas
aliadas.
Concluida con una paz ambigua, que hizo compatible la expulsión del ejército iraquí lejos de la
frontera de Kuwait y la permanencia en el poder de un debilitado Hussein. De esta forma,
EEUU, como superpotencia hegemónica en el nuevo orden internacional, consiguió reafirmar su
supremacía sin reactivar el viejo aislacionismo de la sociedad norteamericana y el temor a un
nuevo Vietnam. La búsqueda de la estabilidad en la región cuajó muy pronto en la puesta en
marcha de un proceso de paz que empezó en la Conferencia de Madrid de 1991. En todo caso,
se demostraba que el incontestable papel de Occidente como único polo de poder planetario
tendría sus privilegios, pero también su servidumbre.

[[2.Posible pregunta(Interpretaciones del N.O.M]]


HACIA EL NUEVO ORDEN MUNDIAL (no todo es necesario, son datos para
ayudarte a hacer tu propio análisis, ok??)

A lo largo de la evolución de la sociedad internacional moderna y contemporánea, y tras algún


evento significativo –por lo general una gran guerra-, las grandes potencias que salieron
victoriosas se dedicaron a formular el Nuevo Orden que habría de estar vigente en el sistema
internacional que desde ese momento se estaba iniciando. Westfalia, Viena, París, Yalta y
Potsdam son lugares en la discusión y formulación del “conjunto de normas y reglas a través de
las cuales se trata de buscar y alcanzar la estabilidad internacional, un equilibrio entre las
potencias, en el sistema internacional”; definición clásica de lo que entendemos como Orden
Internacional. Este concepto se compone de tres elementos: el diplomático, el estratégico y el
simbólico.
Desde 1989 un conjunto de acontecimientos que van a culminar con la desaparición de los
símbolos más destacados del sistema internacional bipolar: el comunismo. El día de Navidad de
1991, el presidente soviético Gorbachov anunciaba a través de la televisión la desaparición de la
URSS, fundamento básico del sistema internacional que desaparecía con esa decisión pública.
Este conjunto de acontecimientos marcará el final del sistema internacional surgido en Yalta y
Potsdam y comenzaba una nueva fase en la evolución de la humanidad. Quizás mas incierta,
mas segura pero mas inestable.
Es en este contexto cuando ha surgido de nuevo la necesidad de formular un Nuevo Orden
Mundial, que nosotros vamos a delinear a través de tres niveles de análisis: la estructura en la
que se inserta esa nueva configuración del poder; los actores principales que pueden tener un
papel relevante en el nuevo sistema internacional y los procesos de cooperación y
enfrentamiento que en él se pueden desarrollar.
En 1989 nos disponíamos a celebrar el bicentenario de una revolución tan importante como la
francesa de 1789. Los periódicos nos informaban de una nueva revolución en Polonia, Hungría,
Checoslovaquia,etc.. La URSS, la potencia sumida en un proceso de cambio a través de la
Perestroika, no estaba actuando sobre esta revolución como lo había hecho en 1948,1956,1968 ó
1980/81. ¿Qué estaba ocurriendo realmente, nos preguntábamos muchos?¿Estábamos asistiendo
realmente al final del comunismo?
No estábamos como dijo un oscuro funcionaria del Departamento de Estado norteamericano,
FUKUYAMA, ante el fin de la historia,; sí era, sin duda, el fin de una era, pero también el punto
de partida de una etapa de transición que finalizó en diciembre de 1991. Entre 1989 y 1991, la
transición entre el viejo orden internacional y el nuevo orden mundial es el momento de las
valoraciones desde la perspectiva histórica.
En primer lugar, estos eventos han producido una ruptura en la historia y muy especialmente en
la Historia Contemporánea. Una ruptura que supone el fin de una época, pero ¿de qué época?
Aquí el debate sigue abierto: ¿del moderno sistema mundial, 1450-1989?,¿de la
contemporaneidad, 1789-1989?¿de la era comunista, 1917-1989?, ¿de la historia del mundo
actual, 1945-1989? Se apoye a una u otra alternativa lo que en nuestra opinión ha ocurrido ha
sido que el siglo XX ha terminado y que en 1991 ha comenzado el siglo XXI.
El comunismo ha fracasado. Desde marzo de 1985, como hemos visto, Gorbachov intentó
reconstruir el sistema, primero económicamente, luego políticamente y, después, globalmente
pero no lo consiguió.
Parece importante destacar también que, con el fracaso del comunismo, ha desaparecido uno de
los dos grandes ejes de tensión y confrontación desde 1947. En efecto, durante más de 70 años,
los gobiernos occidentales y clases dirigentes estuvieron obsesionados y perseguidos por el
espectro de la revolución social y el comunismo. Y con ello se dejaba patente la necesidad de
buscar nuevas alternativas y formas de actuación frente al nuevo reto que tiene la sociedad
internacional: la tensión Norte-Sur, de características económicas, sociales y medioambientales.
En cuarto lugar, la desaparición del orden internacional vigente desde la 2º Guerra Mundial ha
provocado un retorno a la Historia. En definitiva, que se han extendido a otros continentes: en
América los litigios fronterizos, en África los conflictos étnicos y religiosos, en Asia los
problemas territoriales y de soberanía. Muchos de estos enfrentamientos no hubieran sido
posible bajo el orden bipolar; desaparecido éste, vuelven a resurgir y la historia para bien o para
mal, vuelve a ser recordada y utilizada, como hemos visto en el conflicto en el que mejor se
refleja la historia y el nuevo orden(¿desorden?) mundial: la guerra en la ex Yugoslavia.

Interpretaciones del Nuevo Orden Mundial.


1.Un “nuevo Orden Mundial”.
El primero de los estadistas que formuló las primeras alternativas al sistema bipolar fue
Gorbachov, en el discurso pronunciado en la ONU en 1988. En él planteaba “sanear la situación
internacional, el modo de construir un nuevo mundo”. Los fundamentos básicos eran: el
desarme, la no politización y la democratización de las relaciones internacionales, la
internacionalización del diálogo, la revitalización del papel de la ONU, la actuación inmediata
sobre el deterioro del medio ambiente y la defensa del principio de la libre elección.
Sin embargo, otro acontecimiento destacado de esta fase de transición, la Guerra del Golfo, fue
el marco adecuado para que otro líder político, en este caso el presidente norteamericano
George Bush, pronunciara un discurso en el que anunció la redefinición del sistema
internacional, descrito como un Nuevo Orden Mundial, en el cual la acción de la comunidad
internacional, representada por la ONU, debería basarse en el derecho internacional y en
criterios objetivos y precisos. La operación Tormenta del Desierto contra Irak fue el primer
ejemplo de una efectiva aplicación del sistema de seguridad colectiva de Naciones Unidas.

Los problemas del N.O.M


Silviu Brucan expone su propuesta -> el nuevo juego del poder se organizará en torno a EEUU,
la Unión Europea y Japón, que desarrollarán un conjunto de acuerdos comerciales de carácter
regional, antes que de orden mundial, lo que conducirá a un incremento de las desigualdades
económicas que en el año 2.000 hará que el PIS mundial se reparta entre el 74% que les
corresponderá a los países más desarrollados y un 26% a los países del sur.
Para J.Galtung -> el N.O.M. puede ser considerado como un intento de institucionalizar el statu
quo en forma de una estructura sin posible cambio. EEUU tratará de dominar el hemisferio
occidental y Oriente Medio. La Unión Europea tratará de dominar los países del centro y este de
Europa y los 68 países del conjunto ACP. Japón tratará de dominar el este y el sudeste de Asia,
y Rusia tratará de dominar sobre el espacio de la ex URSS; en un ámbito periférico estará China
que intentará mandar sobre sí misma. La India sobre el Sur de Asia y aparecerá el superpoder
árabe-islámico; las implicaciones políticas y militares de esta estructura serán enormes y ello
alentará el conflicto y hará el mundo aún más peligroso.
El NOM bien podría caracterizarse por estas notas:
1.Desaparecida la tensión Este-Oeste, se incrementará hasta cotas desconocidas la tensión
Norte-Sur.
2.El mundo será mas seguro, en el sentido de que la posibilidad de una guerra mundial
desaparecerá, pero más inestable que aumentará los conflictos localizados.
3.La catástrofe de Chernobil, en abril de 1986, dio paso a una 3º característica de la NOM:
la preocupación por el medio ambiente y los cambios climáticos. No obstante, el accidente
de la central ucraniana puso de manifiesto el deterioro del medio ambiente en el mundo, que
muy bien reflejaba el Informe del Worldwatch Institute: desde 1970 el mundo ha perdido
200 millones de hectáreas de árboles, los desiertos han aumentado 120 millones de
hectáreas y se han perdido 480000 Tm. De capa vegetal, entre otros datos.
4.El estado-nación deberá adaptarse a las nuevas circunstancias internacionales.
5.Por último, la inseguridad, la falta de valores o la preocupación por el deterioro del medio
ambiente y el aumento de la pobreza, que todos conocemos a través de la aldea global de las
comunicaciones en la que estamos insertos, ha conducido a un aumento de los movimientos
sociales que pueden definirse, según Arturo García en la revista Documentación Social
como un intento colectivo de promover un interés común, o de asegurar un objetivo
compartido, mediante la acción colectiva en el exterior de la esfera de las instituciones
establecidas.

2. El fin de la Historia
Desde 1945 el mundo estuvo sometido a una tensión sin precedentes en la Historia. Durante 40
años el enfrentamiento radical, abierto, sin paliativos entre dos cosmovisiones antitéticas
focalizó las relaciones planetarias. Fueron años de incertidumbre con la continua amenaza del
holocausto nuclear. La euforia por el final de la guerra fría no puede ocultar la inquietud por los
interrogantes que abre el mañana.
Para Fukuyama no había duda. En su polémico y pionero artículo ¿El Fin de la Historia?
Publicado en 1989 sostenía de forma terminante que la mezcla de democracia y capitalismo
constituían, tras la crisis del comunismo, la forma de organización mas perfecta a la que la
Humanidad podría aspirar, ya que en ella encontraría solución a cualquier tipo de problema
venidero. El modelo mas acabado hasta la fecha de este sistema serían los EEUU y Europa
Occidental. En buena medida Fukuyama se servía de las teorías de Hegel y Marx en el sentido
de que la Historia es un proceso finito, precedido y seguido por un estado que no es parte de la
Historia. Sobre esa base pretendía demostrar lo contrario de lo que los marxistas sostenían, es
decir, que la libertad humana, propósito básico de la Historia, se ha alcanzado con el sistema
liberal occidental, y no bajo el comunismo. Por tanto, para escarnio de los marxistas, habría
llegado el fin de la Historia.
Es fácil de acusar a Fukuyama de soberbia, nacida, sin duda, del entusiasmo ante el fin del
comunismo. Aquella euforia ocultó parcialmente una realidad que después se ha abierto paso.
En cuanto al régimen democrático, aún resulta obvio que continúa siendo el peor de los sistemas
posibles con excepción de todos los demás. Ciertamente la situación actual no puede
compararse con la que atravesó en la década de los treinta, pero hay síntomas de alarma. En
Italia el fascismo renovado adquiere cotas de representación parlamentaria impensables hace tan
solo unos poco de años. La banalización del discurso político aleja a las masas de la cosa
pública. Son sombras inquietantes que anuncian, quizás mas cambios de gran calado en el
mundo occidental.
Los principales retos para el futuro, no serían de carácter ideológico, puesto que esa cuestión
estaría ya superada. Tras el fin de la guerra fría, naciones aplastadas bajo décadas de tiranía
buscan su señas de identidad propia en la raza o en la religión. Nacen guerras civiles en
Yugoslavia o en Rusia, se disgregan estados como Checoslovaquia, es aplastado el
fundamentalismo en Argelia.

3.La Globalización, antiglobalización y alterglobalización.


Si al interdependencia y la globalidad fueron dos de las notas más determinante del sistema
internacional bipolar, con la desaparición de uno de los bloques esos caracteres acrecientan su
importancia. Hablar ya de una aldea global en el campo de las comunicaciones; de una
economía de mercado globalizado; de una revolución científica-técnica mundial; de un campo
estratégico unificado; de una multilateralizarían definitiva de las relaciones internacionales; de
una mundialización de los problemas sociales; de un sistema planetario, es, en definitiva, definir
al nuevo sistema internacional que se está formando desde 1991.
Globalización es sin duda el término más utilizado para definir la nueva situación mundial en
los inicios del siglo XXI. El término se refiere en primer lugar a la cada vez mayor
interdependencia entre las economías de todo el planeta, como consecuencia del espectacular
incremento de las transacciones financieras y los intercambios comerciales. Ha desaparecido
definitivamente la división política bipolar del periodo anterior. O, en tercer lugar, se le puede
caracterizar por el progreso de las comunicaciones y el aumento de los desplazamientos, que
están ayudando a superar las anteriores separaciones entre los pueblos.
Pero no todo son ventajas, hay un incremento de la pobreza y la desigualdad, y se han agravado
además los problemas ecológicos.
La situación de la medicina y de la salud mundial ofrece también una doble cara; mientras los
avances en la biología y la ingeniería genética permiten prever mejoras sustanciales en el
tratamiento, el sida sigue diezmando la población en un gran número de países, en especial del
continente africano.

-*Las tecnologías de la información y la nueva economía globalizada


El siglo XX contempló un conjunto espectacular de avances en los medios de comunicación,
desde el teléfono hasta la radio o la tv. Pero en el último cuarto del siglo se produjo una
auténtica revolución en ese terreno, gracias a las innovaciones simultáneas en varios campos
directamente relacionados con la información, desde la microelectrónica y la informática hasta
las telecomunicaciones y la optoelectrónica. La culminación de esas innovaciones ha sido, al
menos hasta hoy, el desarrollo de una red mundial de comunicaciones a través de los
ordenadores.
El origen de la red fue una iniciativa del Departamento de Defensa de EEUU en 1960, surgió
primero una red(ARPANET) que conectaba cuatro lugares de centros universitarios americanos.
Más tarde los militares lo utilizaban para enviar mensajes(nace el email) y a finales de la década
de los 70 nace el INTERNET.
Junto con el desarrollo de las tecnologías de la información, en la aparición de la economía
globalizada de nuestros días han sido decisivas las políticas de liberalización de las décadas
finales del siglo XX.
Según el informe del desarrollo humano de las Naciones Unidas(1999), cada vez mas países en
desarrollo adoptaron un enfoque de libre comercio, renunciando a las políticas de sustitución de
las importaciones.
De acuerdo con el minucioso análisis de Manuel Castells, que nos servirá de guía en esta
descripción, son cuatro los aspectos fundamentales de las nueva economía globalizada. El
primero, es la existencia de mercados financieros integrados globalmente, en los que se
producen transacciones de enorme volumen en tiempo real durante las 24 horas del día. Un
segundo componente, aunque de importancia inferior al primero, se refiere al comercio
internacional de bienes y servicios.
Pero más importante ha sido la política de liberalización global impulsada por la Organización
Mundial del Comercio, desde su creación en 1994. A pesar de algunos fracasos, como el de la
cumbre de Cancún en 2003, la OMC ha conseguido dar pasos decisivos en el desmantelamiento
de las trabas al libre tráfico de mercancías.
Un tercer rasgo de la globalización económica corresponde a la internacionalización de la
producción.
Por fin, y como cuarto aspecto de esa nueva situación económica se encuentra la globalización
selectiva de la ciencia y la tecnología. Un fenómeno de especial importancia dado el peso
creciente de la generación de conocimientos para el desarrollo económico. El aumento de las
comunicaciones entre los investigadores a través de Internet y el correo electrónico ha hecho
posible la aparición de una red global, aunque asimétrica, por la que circulan los avances de la
ciencia y la tecnología.

-*Globalización pobreza y desigualdad.


Así descrita, la globalización no ha afectado por igual a todo el planeta. Mientras las inversiones
se han concentrado en los últimos años en una docena de países en Asia y América Latina, la
mayor parte del continente africano no se ha visto beneficiada en absoluto.
Un primer tema de debate entre los partidarios y los contrarios a la globalización tiene que ver
con las repercusiones de la misma en el terreno de la pobreza y la desigualdad. En relación con
la pobreza, el Banco Mundial señaló en 2001 que había aumentado en el mundo al menos en
números absolutos, aunque se hubiera reducido en porcentajes. Según los datos de esa
institución, unos 1.200 millones de personas vivían a fines del siglo XX con unos ingresos
inferiores a un dólar por día, y unos 3.000 millones vivían con menos de dos dólares.
Frente a esos datos, algunos economistas han ofrecido observaciones y cálculos mas optimistas.
Entre ellos el catedrático de la Universidad de Columbia Xavier Sala que de acuerdo con su
análisis, de 1970 a 1998 el número de pobres descendió en unos 400 millones; la gente que
vivía con un dólar diario pasó del 20 al 5 por 100 de la población mundial, y la que contaba con
dos dólares, del 44 al 18 por 100. En cambio, en el continente africano la situación era
exactamente la contraria: el porcentaje de quienes vivían con un dólar pasó del 22,2 por 100 en
1970 al 40,4 por 100 en 1998.
La desigualdad se ha incrementado, en primer lugar, en el interior de muchos países: tanto en la
mayoría de los Estados avanzados de la OCDE como en los Estados en vías de desarrollo (por
ejemplo en China), o en Europa oriental y la antigua URSS.
En los últimos años, las diferencias económicas y sociales entre los distintos continentes y
regiones ya no se ajustan a la división anterior entre el Primer, el Segundo y el Tercer Mundo.
Los datos recogidos en el Informe sobre el desarrollo mundial 2004, sobre la renta per cápita,
permiten dividir en cuatro grupos a los distintos países del mundo:

1-En el primero, formado por los países de más bajos ingresos(hasta 761 dólares) se encuentra
la mayor parte del África subsahariana. También en ese nivel los Estados de Asia Meridional y
algunas antiguas repúblicas soviéticas y de dos Estados americanos, Haití y Nicaragua.
2-En un segundo escalón, de ingresos medios bajos se encuentran países asiáticos como China,
Filipinas, y Tailandia; también Rusia y las repúblicas balcánicas del antiguo bloque socialista.
La mayoría de los Estados de Oriente Próximo y buena parte de los países de la América Central
y del Sur(entre ellos Brasil, Colombia o Perú) están igualmente en este escalón.
3-Por encima de ellos, en un nivel de ingresos medio alto( de 3.011 dólares a 9.360) están las
Repúblicas bálticas y las antiguas democracias populares de Centroeuropa y algunos Estados de
Oriente Próximo y varios de los países mas importantes de América Central( México, Costa
Rica, Panamá) y del Sur( Argentina, Chile, Uruguay).
4-Por último, en el nivel de ingresos altos( superiores a 9.361 dólares) están situados Australia,
Nueva Zelanda y los Estados de reciente industrialización de Asia Oriental (Corea del Sur,
Japón, Hong Kong o Taiwan). También Israel y algunos países árabes productores de petróleo y
los países de la Europa occidental y nórdico, más EEUU en América del Norte.
-*El movimiento antiglobalizador
A partir de 2002, con la organización del Foro Social Mundial en Porto Alegre(Brasil) las
manifestaciones de protesta han dado paso a la realización de foros de debate alternativos.

5.El choque de civilizaciones


Una visión muy distinta a la de Fukuyama es la que ofrecía el profesor HUNTIGTON, en su
también polémico ensayo “Conflicto de civilizaciones” en 1993. Para Huntington los conflictos
futuros no serán ideológicos, ni siquiera económicos, sino culturales: guerras entre
civilizaciones. La novedad es que con el final de la guerra fría la política internacional supera su
fase occidental. Las guerras del futuro enfrentarán a Occidente con los pueblos no occidentales.
Occidente, en contra de las afirmaciones de Fukuyama, estaba destinada a perder su hegemonía
en el mundo, impuesta desde el siglo XV.
Las razones de este conflicto son las siguientes: A) las fuertes diferencias entre las
civilizaciones, B) el empequeñecimiento del mundo, C) el desigual proceso de modernización
económica y social está disociando a los pueblos de sus antiguas identidades regionales, D) la
conciencia de civilización se va creando también frente a la hegemonía del occidentalismo, E) la
conciencia civilizatoria ha aumentado fuertemente en relación con el regionalismo económico.
Las tesis de Huntington son, sugerentes pero provocan ciertas matizaciones. Aunque la idea de
la “decadencia de Occidente” ha cautivado durante generaciones la imaginación de los
occidentales, ha resultado devastador en los últimos 50 años. La expansión de modelos de
comportamiento, pautas económicas, políticas o sociales del más puro cuño occidental han
conquistado el planeta. El capitalismo es comprensible en cualquier rincón del planeta.

POSIBLE PREGUNTA EXAMEN: La Estructura del Nuevo Sistema Internacional.

Los Estados unidos siguen buscando su papel en el mundo y parece que no pueden ejercer un
papel planetario de guardián del orden internacional, por lo que se han replegado hacia el
interior. La vuelta al aislacionismo moderado ha ido ligado al desinterés por los asuntos
europeos.
Rusia permanece en una situación de crisis interna permanente, debilidad exterior, fuertes
debates internos, y falta de concreción en sus complejos y amplios objetivos externos. A partir
de este planteamiento los rusos tratan de ser considerados por los norteamericanos en pie de
igualdad. Un renacimiento imperial y un lenguaje amenazador que no ocultan la dependencia
económica de Rusia.
En Europa Occidental no existe ninguna potencia que pueda ejercer el papel de líder absoluto.
En asia, ni China, que desea actuar de forma independiente, ni Japón, que sigue siendo un
gigante económico y un enano político, pueden ocupar este vacío de liderazgo.
Con esta perspectiva, podemos jerarquizar el sistema internacional de la siguiente manera:
Una potencia hegemónica mundial representada por EE. UU. De enorme influencia económica,
un amplio arsenal militar y cierto poder sobre sus aliados europeos y japonés.
Una potencia hegemónica intercontinental representada por Rusia, cuyos problemas internos
condicionan permanentemente la política exterior. Rusia, por tanto, desea ejercer una política de
superpotencia y como tal quiere que se la reconozca pero no es posible.
Cinco grandes potencias, representadas por China, Francia, Gran Bretaña, Japón y Alemania.
Disponen de recursos económicos y tienen cierta capacidad de influencia en el mundo
Un conjunto de potencias medias que disponen de recursos y capacidad de asumir
responsabilidades para configurar el NOM. Estas son algunas: España, Italia, México, Brasil,
Israel, etc.
El resto de estados no tienen una influencia importante en el nuevo sistema.
Ante la situación creada han de ser las principales organizaciones internacionales las que en su
seno han de adoptar las decisiones pertinentes para hacer frente, a los cambios y retos de la
sociedad internacional.
A nivel mundial, la ONU ha estado bloqueada durante toda la guerra fría, pero ahora, tras los
cambios desde 1989, ha aumentado su relevancia. Desde 1992, sus objetivos eran claros: a)
tratar de poner fin a las causas más profundas de los conflictos y actuar diplomáticamente para
evitarlos, b) tomar medidas para el establecimiento de la paz, c) estar dispuestos a ayudar para
consolidar la paz en sus distintos contextos, d) poner fin a las causas más profundas de los
conflictos.
A nivel regional destacarán las instituciones político-defensivas y económicas.
En Europa, el pilar de seguridad y defensa estará representado por la OTAN. Desde un punto de
vista político y cultural, la institución clave será el Consejo de Europa, formado por 38
miembros, entre los que ahora se ha incluido Rusia.
El pilar económico y monetario lo constituye la Unión Europea. Estos tres pilares sostienen un
amplio frontón paneuropeo que viene representado por la Organización para la Seguridad y
Cooperación Europea, incrementándose la tendencia hacia la regionalización del mundo que
impulsa a la integración pera también a la confrontación.
En América, la Organización de Estados Americanos integrada por 35 Estados.
En África-Oriente Próximo son Importantes la Organización para la Unidad Africana, en la que
se integran 5 Estados y la Liga de Estados Árabes, con 22 miembros.
La falta de un liderazgo internacional y el impulso que se está produciendo en el proceso de
cooperación regional, impulsarán una importante reorganización del espacio, incrementándose
la tendencia hacia la regionalización del mundo que impulsa a la integración pero también a la
confrontación. El NOM parece alejarse el peligro de una destrucción mutua y global del planeta
a través de la utilización de las armas nucleares. La competencia económica internacional ya no
puede resolverse con fórmulas elaboradas a nivel estatal o bilateral
Ante esta nueva situación, la regionalización de los espacios está siendo un proceso muy
significativo.
Si la cooperación regional, como hemos visto, se verá consolidada en esta nueva estructura
internacional.
La región de Oriente Próximo seguirá siendo el centro de crisis permanentes, endémicas, en la
que confluyen factores económicos, religiosos, nacionalistas y estratégicos.
La región Mediterránea, dividida en cuatro “Mediterráneos”: el Noroeste, el más rico y
desarrollado; el Sudoeste, el espacio magrebí, fuertemente ligado económicamente al anterior y
sometido a una presión demográfica elevada; el Sudeste, integrado por un conjunto de Estados
heterogéneos sometidos a la influencia del conflicto árabe-israelí,; el Nordeste o entramado
geopolítico complejo que bascula entre el occidentalismo y el fundamentalismo religioso.
La región balcánica seguirá por desgracia, identificada como lo ha visto a lo largo de la historia
por una serie de palabras que la caracterizan, es decir, como polvorín, embrollo o conflicto.

La región del Caribe, en la que la cuestión cubana sigue constituyendo un contencioso abierto
entre EE. UU. Y el régimen de Fidel Castro.

Otros actores en el mundo globalizado:


Las ONG´S definidas como movimientos y corrientes de solidaridad de origen privado que
tratan de establecerse a través de las fronteras y que tienden a hacer valer o imponer sus puntos
de vista en el sistema internacional.
Las empresas multinacionales o transnacionales han adquirido también un protagonismo
destacado en esta nueva era. Controlan dos tercios del comercio mundial y la economía mundial
está controlada por unas pocas decenas de empresas multinacionales.
Los grupos religiosos, especialmente el fundamentalismo islámico que se está extendiendo por
todo Oriente y el norte de África, constituyendo un foco de inestabilidad.
OTRA PREGUNTA: CUALQUIERA DE ESTOS PAÍSES, UNO SÓLO DE ELLOS, ESO
SI

EE.UU.

Estados Unidos de América ha venido siendo, desde su victoria en la IIGM, la primera potencia
del mundo, pero tras el colapso de la Unión Soviética se ha encontrado en la situación inédita de
ser la única verdadera gran potencia. Ningún Estado del mundo se acerca de lejos a su potencial.
El multilateralismo, es decir la formación de alianzas y la cooperación con otros países para
enfrentarse a los problemas comunes, ha sido la opción básica de los gobiernos estadounidenses
a partir de Roosvelt, pero ha tenido siempre un límite.
En las últimas décadas la tendencia política más próxima a la sensibilidad europea, representada
por los demócratas, ha perdido terreno en EE.UU. Desde la guerra de Vietnam, los demócratas
perdieron los demócratas perdieron muchos apoyos, y el nuevo conservadurismo fue avanzando.
Bush hijo, actual presidente, es un heredero de Reagan, mientras que Bill Clinton es un hombre
del Sur. Su origen les permitió a los demócratas evitar el predominio que los republicanos han
adquirido en el Sur a partir de los años sesenta. Clinton desarrolló en su presidencia un
programa coherente de política interior. George Bush se había interesado sobre todo por su
política exterior.
Los republicanos mantuvieron su control del Congreso, así es que los logros de Clinton en
política interior requirieron acuerdos bipartidistas. En el plano internacional, Clinton dio un
gran impulso al libre comercio, pensando que la globalización era irreversible y aceptando las
ventajas del libre comercio.
En los temas clásicos de la política exterior su mayor fallo fue el de haber sido incapaz de hacer
nada por poner fin al horrendo genocidio que asoló Ruanda en 1994.
La última etapa de la presidencia Clinton se vio oscurecida por la sórdida historia de sus
relaciones sexuales con una becaria de la Casa Blanca.
Analizar la presidencia de Bush hijo es más complejo, pues todavía está comenzando su
segundo mandato. Sin embargo, se considera su resultado como negativo, pese a que sus
votantes han aumentado. Desde el comienzo, se lanzó a una política radicalmente conservadora,
tomando decisiones controvertidas, como la oposición a la investigación sobre células madres
procedentes de embriones.
En temas económicos, es un directo heredero de Reagan, efectuando un drástico recorte de los
impuestos.
La lucha contra el terrorismo, que tras el 11-S se ha convertido en una prioridad, especialmente
tras la invasión de Irak y Afganistán.
Aunque no conviene extremar las generalizaciones, pude decirse que la América más urbana,
más cosmopolita, más secular y más liberal vota demócrata, mientras que la América más
conservadora, más religiosa y menos vierta al mundo vota republicano.

RUSIA
La Unión Soviética fue una de las dos superpotencias mundiales. La nueva Rusia, el más
importante de los quince Estados surgidos de la fragmentación de la URSS, sigue ostentando
esa posición en un solo plano, el del armamento nuclear, pero en términos generales nos es más
que un gran país de nivel de desarrollo medio, con cierta influencia internacional pero con
graves problemas internos. Ni la economía de mercado ni la democracia funcionan todavía de
manera satisfactoria en Rusia.
A comienzos del siglo XXI, Polonia es más próspera que Rusia, y mucho más que Ucrania,
como resultado de haber experimentado un crecimiento económico bastante importante desde el
hundimiento del comunismo.
La combinación de una esperanza de vida modesta con una fertilidad bajísima augura un declive
demográfico. Rusia ha perdido un 1.3 % de su población desde su nacimiento.
Las dificultades económicas a las que no pudieron hacer frente ni las primeras medidas ultra
liberales ni las posteriores más moderadas, condujeron finalmente a una aguda crisis financiera
en 1997. En ese momento, la crisis era también política.
En 1996 Yeltsin fue reelegido presidente, pero su salud comenzaba a deteriorarse seriamente,
mientras que las dificultades seguían siendo muy graves. En 1999 Vladimir Putin, un hombre de
los servicios secretos se convirtió en nuevo dirigente ruso. Muestra ciertas tendencias
autoritarias, como por ejemplo el hecho de que los dirigentes regionales los designará el
presidente.
Sin embargo, su popularidad es cada día mayor, y esta crece junto a la economía, que ha
elevado el nivel de la vida, reduciéndose el número de pobres.
En el plano exterior, Putin ha tratado de reforzar la influencia rusa en los estados ex soviéticos.

CHINA

A comienzos del siglo XXI, tres de las cuatro mayores economías del mundo son asiáticas. Si
medimos el PIB teniendo en cuenta el nivel de precios interno, es decir de acuerdo con la
paridad del poder adquisitivo, China, Japón y la India, ocupan los puestos segundo, tercero y
cuarto en la clasificación mundial. China, es que el país más poblado del mundo, ha tenido las
tasas de crecimiento económico más elevadas del planeta. China tendrá el mayor PIB del
planeta. Dentro de 15 años.
China e India son dos gigantes demográficos, que en conjunto representan un tercio de la
población mundial.
El inicio del gran desarrollo chino se produjo tras la muerte de Mao, cuando a finales de los
años setenta Den Xioping, el nuevo hombre fuerte del régimen, comenzó a impulsar las
reformas liberalizadoras. Estas reformas se dirigieron al ámbito económico, nunca a la
modernización democrática, donde hoy día, el Partido Comunista sigue imponiendo su control.
La política de Jiang se ha centrado en impulsar, con el éxito que hemos señalado, el desarrollo
económico de China, a través de la gradual adopción de la economía de mercado y de la
apertura al mercado internacional.
En el terreno político la dictadura ha frenado el desarrollo de todo tipo de organizaciones de la
sociedad civil.
La eliminación de las distorsiones impuestas por el maoísmo y la adopción de una política
económica adecuada han permitido a China aprovechar su enorme potencial de desarrollo.
Gracias a su bajo nivel de salarios, puede competir con ventajas en el mercado internacional.
Es el principal productor de toda una amplia gama de productos de consumo. A su vez el capital
chino juega un importante papel en Estado Unidos. Dicho de otra manera, China está
contribuyendo a que los Estados Unidos puedan mantener su doble déficit, fiscal y de cuenta
corriente, con el exterior.
Todo esto no significa que China, un país todavía de desarrollo medio, no tenga importantes
problemas en el terreno económico, en el social y en el político. En el terreno económico su
gran desafío está en el sector estatal, que sigue ocupando a casi la mitad de los trabajadores
urbanos pero resulta muy poco productivo. Chisa se enfrenta a un pavoroso problema de
reconversión industrial. El sector agrícola tampoco es próspero y puesto que dos tercios de la
población reside en áreas rurales, esto supone un gran freno al desarrollo del mercado interior.
Hay dificultades en la sanidad, la educación y las pensiones, ya que tradicionalmente muchos
servicios sociales los cubrían las empresas estatales, pero esto ya no es una solución viable.
En el terreno político, China sigue anclada en el régimen de partido único, aunque el cambio
social está llevando a una deslegitimación de la ideología comunista, y las autoridades no están
permitiendo el desarrollo de organizaciones en la sociedad civil que pudieran servir de base para
el futuro pluralismo político.
Últimamente, ha accedido al poder en China una nueva generación de dirigentes que parece ser
un indicio de la creciente madurez del país.

CONFLICTOS ACTUALES, ÚLTIMA PREGUNTA DEL TEMARIO, CREO YO


LOS CONFLICTOS ACTUALES
Tras el final de la Guerra Fría, los Estados más desarrollados se encontraron en la situación,
muy poco común en la historia, de no verse enfrentados a amenaza bélica alguna. Los atentados
del 11 de septiembre de 2001 en New York y Washington, de magnitud desconocida hasta
entonces, pusieron sin embargo de manifiesto que incluso el corazón de la primera potencia
mundial era vulnerable ante el terrorismo.
La tesis del choque de civilizaciones que tal vez explique el terrorismo representa una
simplificación de los ideales islámicos. Los primeros teóricos egipcios de la yihad terrorista
postularon la necesidad de combatir fundamentalmente al “enemigo cercano”, es decir, los
Estados musulmanes supuestamente infieles al mensaje coránico. El fracaso de esta misión llevó
a que primase el combate contra el “enemigo lejano”, es decir los Estados no musulmanes.
El problema de luchar contra el terrorismo se encuentra en que en los países islámicos la
religión se extiende más allá de su propio campo, haciéndola incontrolable.
La comprensión del actual terrorismo yihadista requiere superar estas tesis esquemáticas y
efectuar un análisis más específico de sus fundamentos ideológicos. La ideología que impulsa a
los nuevos terroristas es el salafismo yihadista. El término salafismo, que alude a los primeros
seguidores de Mahoma.
Para conseguir que los musulmanes retornen a sus orígenes, los salafistas pueden recurrir a dos
vías, la predicación y el combate. El saudí Osama Bin Laden y el egipcio Ayman Al Zawahiri,
han dado prioridad al enemigo lejano combatido con yihad.
Cabe deducir que en muchos países musulmanes exite un caldo de cultivo favorable para la
difusión de la ideología yihadista. Gran cantidad de jóvenes no encuentran una salida hacia la
edad adulta y acaban siendo miembros de grupos terroristas, y esto no se puede combatir si no
desde dentro.
Por último es importante tener en cuenta la percepción, ampliamente difundida por los medio de
comunicación árabes, de que el islam se encuentra acosado y los musulmanes son perseguidos
por sus enemigos.
En cuanto a la estructura organizativa que protagoniza la yihad global, su principal característica
parece ser la flexibilidad.
La gran aportación del núcleo central de Al Qaeda, surgido entre los voluntarios internacionales
ha sido la integración de un gran número de grupos locales en una lucha global. Y es importante
subrayar que el mensaje de Al Qaeda constituye sobre todo una llamada a matar y morir.
Los atentados del 11-S tuvieron una extraordinaria repercusión en Estados Unidos, un país que a
lo largo de su historia se ha visto atacada en su propio territorio en contadísimas ocasiones. La
respuesta de Bush Hijo ha sido la llamada “guerra contra el terror” y las líneas maestras de la
misma han estado muy influidas por la visión del mundo de los llamados neoconservadores.
Su visión, que sería asumida por Bush, implicaba la necesidad de que Estados Unidos actuara de
manera más enérgica en los asuntos internacionales. Esto representaba una superación de la
reticencia a intervenir militarmente tras Vietnam.
Un concepto clave de la nueva doctrina norteamericana es el de la guerra preventiva, es decir,
de la necesidad de actuar contra los enemigos potenciales antes de que estos lancen el primer
ataque.
Oriente medio representa un escenario crucial por varios motivos.
La primera de las operaciones contra el terrorismo fue la guerra de Afganistán, que fue una fácil
victoria. La intervención norteamericana pudo por tanto considerarse una respuesta directa a los
atentados del 11-S y despertó escasa polémica a nivel internacional. Estados Unidos pudo contar
con las fuerzas afganas que en el norte del país mantenían la resistencia contra los talibanes. A
PARTIR DE ENTONCES, Afganistán se ha pacificado lo suficiente como para permitir la
celebración de elecciones libres en 2004.
Mucho más polémica ha sido la guerra de Irak. Para los neoconservadores, el sistema de
sanciones adoptado por el Consejo de Seguridad estaba perjudicando al pueblo iraquí sin
impedir que Saddam Hussein siguiera adelante con sus planes de producción de armas de
destrucción masiva. Sostenían pues que resultaba necesario forzar la caída de su régimen.
Aunque todo esto se ha sabido después d, ya en su momento, los argumentos de Bush resultaron
poco convincentes para muchos gobiernos y para buena parte de la opinión pública mundial,
que dudaban de la posesión de armas químicas del régimen iraquí.
El único apoyo militar efectivo fue el de Gran Bretaña, mientras que España y Polonia le
prestaron un apoyo casi simbólico, aunque importante desde el punto de vista político.
Las operaciones militares, marcadas por la enorme superioridad tecnológica norteamericana,
condujeron a una rápida conquista del país, pero la posguerra ha resultado muchísimo más
difícil de lo que los neoconservadores predecían. Lejos de convertirse rápidamente en una
democracia que sirviera de ejemplo a los países vecino, Irak se halla atenazado por una
insurgencia que tiene sus bases en la población árabe suní, minoritaria en el país pero
políticamente dominante desde la independencia, y en la que parecen confluir partidarios del
antiguo régimen y los yihadistas. Las acciones contras las tropas norteamericanas y contras las
fuerzas del nuevo régimen iraquí se combinan con atentados terroristas dirigidos contras los
extranjeros, incluidas las representaciones de la ONU y la Cruz Roja, y contra la población
local, especialmente contra los chiíes, cuyo carácter mayoritario les asegura una posición
preeminente e un futuro Irak democrático. A comienzos de 2005 se han celebrado las primeras
elecciones libres en un clima de gran violencia, mientras que Irak se ha convertido en el punto
focal de la yihad global. El futuro es incierto.

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