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Desde que se dio a conocer que el sistema electoral burgués de México, declaró ganador a la
presidencia de la república a Enrique Peña Nieto, inmediatamente comenzó la histeria sobre el
regreso de las estrategias de Salinas de Gortari, es decir; las reformas estructurales con las que
México en particular se deshizo de prácticamente todas sus paraestatales y transformó su
estructura económica en favor de los países más industrializados. Lo que la autodenominada
izquierda no dice o no es capaz de ver, es que las reformas estructurales son procesos que se
llevan a cabo en todo el mundo, más o menos al mismo tiempo, debido a la misma dinámica
del capitalismo. Independientemente cual sea el partido político burgués, PRI, PAN, PRD,
MORENA, PT o MC, cual sea el político de la burguesía, Salinas de Gortari, Peña Nieto,
Zedillo, Cárdenas, AMLO, Fox o Calderón, las reformas estructurales de México se hubieran
llevado a cabo más temprano que tarde. No es sólo una cuestión del neoliberalismo como etapa
“salvaje” del capitalismo, es un proceso de la misma lógica del sistema, inherente a sus
contradicciones y desarrollo.
Es un hecho, que todo el discurso de los políticos burgueses de derecha y centro, está
encaminado a pintar arcoíris sobre las reformas y a usar la crisis como la razón principal para
implementarlas, y en cierta forma lo es, pero la verdad oculta tras de esto es que aun cuando
pudieran salir de la crisis (lo cual se está viendo muy improbable dentro del marco capitalista
actual) los efectos desastrosos se habrán multiplicado, la miseria, la pobreza, el hambre, el
desempleo y la violencia serán aún más graves entre las clases trabajadoras. Las reformas
únicamente pueden beneficiar a las clases poseedoras. El discurso de la izquierda, burguesa y
pequeñoburguesa, que se opone a las reformas como “políticas neoliberales” lanza críticas
suaves contra la forma y no contra el fondo. Se denuncia la “venta de la patria” y nunca
denuncian la explotación del capitalismo, y es que realmente no se oponen a ella. El discurso
de la izquierda solo se opone ligeramente a los deseos del capital extranjero pues sueña con
favorecer a la burguesía nacional, cosa ridícula además de imposible, sería necesario que
existiera una burguesía nacional capaz de competir con la burguesía imperialista y volver atrás
en el tiempo varias décadas, por ello buscan revivir a Lázaro Cárdenas y su política
colaboracionista que engañó a los trabajadores con la idea del desarrollo nacional, estos
“izquierdistas” no son más que ignorantes disfrazados de intelectuales, que mueven masas
esperanzadas en el cambio. Cada reforma por si sola persigue un propósito en particular, pero
en conjunto no son otra cosa más que la agravación de la explotación a los trabajadores,
facilidades para la explotación extranjera sobre la fuerza de trabajo de mexicanos, y la
inclinación política y económica que favorezca los deseos de las potencias industriales.
Queda por decir que las reformas ha despertado el descontento de diversos sectores, debido a la
situación cada vez mas critica, las constantes protestas y movilizaciones se han vuelto algo mas
cotidiano. Ante la reforma laboral muy pocos sectores industriales se movilizaron, desafortunadamente
no fue a tiempo ni con la suficiente fuerza, la mayor parte de la industria en México asi como las clases
trabajadoras no reaccionaron ante esto. La reforma educativa tuvo mas resistencia debido a la activa
lucha de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), que realizaron
grandes movilizaciones y bloqueos durante meses en ciudades importantes del país. Desgraciadamente
tampoco fue suficiente su esfuerzo, ya que la dirección de la CNTE busca alianzas con sectores de la
burguesía no se hizo la convocatoria a los obreros y masas trabajadoras a unirse a la lucha y detener las
reformas. Esto era demasiado revolucionario y radical para una dirección traidora y colaboracionista.
En el caso de la reforma de telecomunicaciones y energética, los trabajadores de esos respectivos
sectores tampoco se movilizaron debido al férreo control de sus sindicatos corporativistas, subyugados
a las ordenes del estado.
En general el panorama fue de un espíritu de lucha que estalla, y que se ve obligado a ir tropezando
contra la política del frente popular que predica gran parte de la izquierda.
Para frenar la ola de miseria que se viene sobre la clase trabajadora es necesario romper con todos los
partidos burgueses PRI, PAN, PRD, PT, MORENA, MC, etc, asi como romper los grilletes del
corporativismo y del frente popular que ata a los trabajadores mexicanos a la política de la burguesía.
Es necesario una huelga general a la que se unan todos los sectores industriales, asi como trabajadores
y desplazados, no sólo de México sino de cualquier país del mundo. El futuro a corto plazo es de
conflictos, y se vuelve menester que los trabajadores recojan las lecciones históricas de su lucha, que
sean conscientes de los errores que se repiten una y otra vez, que luchen por sus intereses con todo el
poder que la clase obrera puede desatar al controlar la producción.