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La construcción del héroe en el Cantar del Mío Cid

En 1913, Menéndez Pidal afirmaba que el componente fundamental del carácter del Cid
poético es la mesura. La mesura es una virtud retórica, de la palabra, pero en el Cid se extiende
a su comportamiento, que revela un carácter sensato. Ni en los peores momentos, como en su
destierro, pierde la compostura.

Esa mesura, aplicada a la acción, se convierte en prudencia y destreza mental, y lo distingue


también de la mayoría de los héroes épicos. En el Cid, la fortaleza no es simple fortaleza física,
sino moral y mental; la sabiduría aplicada a la esfera familiar y personal implica la
responsabilidad hacia la honra y el bienestar de su mujer y sus hijas, cifrada en el logro de
buenos matrimonios, y de sus hombres, expresada en la distribución de la riqueza. En este
sentido, no entiende la ganancia como algo personal, sino colectivo: el éxito del Cid siempre se
comparte.

A diferencia de otros héroes épicos, el Cid lucha contra un mal de dimensiones humanas (los
infantes de Carrión), y su heroísmo también presenta estas dimensiones. No trama una
venganza sangrienta contra los infantes ni se rebela contra el rey durante su destierro: su
heroísmo se manifiesta en la lealtad, la generosidad y la legalidad. Por eso, la restitución de su
honor se dará por medios jurídicos: el rey Alfonso X convoca las cortes de Toledo para reparar
la afrenta hacia el héroe de Castilla.

El Cid no es un héroe imposible para su auditorio medieval, sino verosímil, y se convierte así en
un modelo al que se podría imitar.

Marie: La selección de poemas del Cid que está en el libro son:

Del Cantar primero (1, 2, 15, 16, 45)

Del Cantar segundo (77, 82, 86, 102)

Te los paso porque en base a esta lectura es que llega a la construcción del héroe.

El teatro isabelino

El teatro isabelino surgió durante el reinado de Isabel I en Inglaterra (1558-1603). Isabel fue la
última reina de la dinastía Tudor, que ocupó el poder desde Enrique VII (1457-1509). EL
SUCESOR, Enrique VIII, rompió la relación con el papado y fundó la iglesia anglicana, según la
cual el rey era reconocido como jefe supremo de esta institución en Inglaterra. Su hijo Eduardo
VI (1548-1553) consolidó la escisión con la iglesia romana y su sucesora. María Tudor 81553-
1558), pese a ser católica, no pudo recomponer el catolicismo en Inglaterra.

Características del teatro isabelino

Los dramaturgos isabelinos produjeron gran parte de sus obras durante el reinado de Isabel I
(la era isabelina incluye el reinado de Jacobo I, sucesor de Isabel, que murió en 1625).
Después de William Shakespeare, Christopher Marlowe y Ben Jonson fueron los más
destacados dramaturgos de este movimiento. En relación con los monarcas, Shakespeare le
dedicó a Jacobo I algunas de sus obras principales, escritas para celebrar el ascenso al trono
del soberano, como Otelo (1604), El rey Lear (1605), Macbeth (1606, homenaje a la dinastía
Estuardo).

Las características del teatro isabelino fueron:

 Ruptura de las unidades aristotélicas: los autores introdujeron innovaciones que


rompieron con la unidad de tiempo, acción y lugar que había dominado el teatro hasta
entonces.
 Ausencia de separación rígida entre lo trágico y lo cómico: es posible encontrar
elementos o personajes cómicos en las tragedias, lo cual genera momentos de
distensión dentro de la trama.
 Teatro dirigido a todas las clases sociales: a diferencia del teatro del Renacimiento,
frecuentado por príncipes y reyes, el teatro de esta época se dirigía a todas las clases, y
entre su público se encontraban tanto reyes como campesinos.
 Ausencia de escenografía: la escenografía se construía a través del diálogo; esto
permitía a los autores ubicar la escena en cualquier parte.
 Espacio teatral: surgieron los primeros teatros abiertos, financiados por algunos nobles
amantes de las artes. Era un espacio octogonal, rodeado de galerías para el público.
 Innovación en temas y personajes: aparecieron personajes sobrenaturales –brujas,
fantasmas, hadas-, y personajes femeninos fuertes, poderosos, más independientes.
Las obras están saturadas de malentendidos, equívocos, escenas de alucinación, de
sueño, de sangre, etcétera.
 Teatro dentro del teatro: hay referencias al teatro dentro de la obra: a veces, los
personajes ven una representación. Se reflexiona sobre el teatro desde la obra y sobre
la vida como un teatro.

Estos aspectos expuestos dan cuenta del carácter particular del teatro isabelino por su ruptura
con el teatro clásico y por su incorporación de nuevos temas, elementos y modos de poner en
escena los textos.

Macbeth

Acto I: ESCENAS 5,6 Y 7

Acto II: ESCENAS 1 Y 2

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