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Anteriormente, en el artículo donde explicamos, en síntesis, la teoría de cuerdas tratamos con la

mecánica cuántica, que no es otra cosa sino una de las ramas de la física que trata de entender el
comportamiento de las partículas subatómicas.

Pues bien, hoy trataremos con el experimento (mental, para suerte del gato) más conocido de esta
importante rama de la física: El gato de Schrödinger.

En 1935 el Novel de física Erwin Schrödinger, quien desarrolló uno de los postulados centrales de
la mecánica cuántica, las ecuaciones de Schrödinger; expuso una de las paradojas más “extrañas”
y comentadas.

El gato de Schrödinger o, también llamado paradoja de Schrödinger consta de un, a priori, sencillo
experimento compuesto por un gato vivo, una caja opaca, un dispositivo de detección de
partículas (fotones o electrones, por ejemplo), una botella con veneno y un martillo conectado al
dispositivo de detección de partículas. El experimento quedaría montado de la siguiente manera:

Dentro de la caja se situaría el gato junto a la botella de vidrio con veneno y el martillo conectado
al dispositivo de detección de partículas de modo que si este detecta una partícula anteriormente
lanzada por nosotros, el martillo, dentro de la caja, rompa la botella de veneno y el gato,
irremediablemente, muera. Por otro lado si el dispositivo no detecta la partícula y esta escoge otro
camino el gato vivirá.

La mecánica cuántica defiende que al lanzar la partícula, esta tomará los dos caminos
simultáneamente, quedando así, el gato vivo y muerto a la vez.
Este, al parecer, extraño resultado es explicable mediante la superposición cuántica. Esto es, que
el gato es descrito por una función de onda, al igual que la partícula lanzada, que da como
resultado la superposición de los dos estados, vivo y muerto.

En el caso de que abramos la caja para comprobar el estado del gato estaremos interaccionando
con el sistema y, por consecuencia, alterando el experimento y la superposición, descubriendo un
gato vivo o muerto en cada experimento.

Para entenderlo mejor, existe un ejemplo famoso llamado experimento de las dos rendijas. Dicho
experimento consta de una fuente de partículas con la que “lanzaremos” un fotón, una pared con
dos rendijas y una pantalla posicionada detrás de la pared. De este modo, al disparar el fotón, este
viajará a la velocidad de la luz y, pese a que lo esperado es que atraviese una de las dos rendijas, la
partícula atravesará ambas rendijas a la vez, estando esta única partícula en dos lugares al mismo
tiempo. El resultado serán dos franjas dibujadas por el fotón sobre la pantalla.

Al igual que en el caso del experimento mental del gato de Schrödinger, la superposición cuántica
permite que existan dos estados simultáneamente.

Y al igual que la observación del gato interacciona con el sistema y altera la superposición
dándonos un gato vivo o muerto, en el caso de la partícula cuando es observada esta atraviesa una
u otra rendija. Este fenómeno dio como resultado el principio de incertidumbre descrito por
Heisenberg que afirma que no se puede determinar, simultáneamente, la posición y el momento
lineal de un objeto dado.

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