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f.

IMSTITUTQ FRANCES DE AMERlCn LATINA

lNSTlTUT FRANCAIS DE RECHERCHE SCIENTIFIQUE POUR LE DEVELOPPEMENT EN COOPERATION


el
@O
CRIOLLO
en méxico y américa central

GUY STRESSER-PEAN
El autor en Chimalapa, San Francisco Atotonilco,, Hgo.,
enero de 1983. Foto de Claude Stresser-Péan.
EL ARADOCRIOLLO
EN MÉXICOY
AMÉRICACENTRAL
Coedición del Centre &Etudes Mexicaines et Centraméricaines (CEMCA),México,
del Institut Français d'Amérique Latine (IFAL), México y del Institut
Francais de la Recherche Scientifique pour le Développement et la
Coopération (ORSTOM), México.

Primera edición, 1988


Derechos reservados conforme a la ley

CENTRED'ETUDES
O MEXICAINES ET CENTRAMERICAINES
Sierra Leona 330, 11000 México, D.F.
O INSTITUT FRANCAIS D'AMERIQUE LATINE
Río Nazas 43, 06500 México, D.F.
O INSTITUT DE LA RECHERCHE
FRANÇAIS SCIENTIFIQUE POUR LE DEVELOPPMENT
ET
LA COOPERATION
Calle Hornero 1804-404, 11510 México, D.F.
Diseño: Natalia Rojas Nieto
Impreso y hecho en México
ISBN 968-6029-03-6
el arado criollo

I . Los arados en el mundo simétpicos, de origen antiguo, que abren el suelo


echando la tierra igualmente por los dos lados,
La historia universal del arado ha sido tratada, y los arados asimékkos, con vertedera, que son
en forma magistral y exhaustiva, por André G. más recientes y que abren el suelo echando la
Haudricourt y Marie1 Jean-Brunhes Delamarre, en tierra por un solo lado (H&D: 14-15). Los pue-
un libro 'llamado L'homme et lu chdrrtle à tpauers blos de la antigüedad clásica y sus contemporáneos
le monde, publicado en París en 1965. De esta de otras partes del mundo sólo conocieron arados
obra sacamos, en forma muy simplificada, lo esen- simétricos. En la España de antaño casi no se
cial de los datos generales que siguen. Puesto que empleó más que el arado simétrico y su nombre
está agotada la primera edición, nuestras referen- castellano, derivado del latín arati", tiene que
cias, marcadas con la sigla H & D, remiten a la emplearse ahora para designar también el arado
segunda, de 1986. asimétrico. En inglés, la palabra pCoagh, de origen
Antes de la expansión colonisl europea, el ara- germánico, designa el arado asimétrico con verte-
do se utilizaba desde España y Marruecos hasta dera, y no hay nombre tradicional para el arado
Etiopía, India, Indonesia, China y Japón; pero no simétrico, que está abandonado y olvidado desde
había penetrado en Africa Negra, en América y hace muchos siglos en todas las Islas Británicas.
en Oceania. A través de más de cinco mil años, En francés hay dos palabras distintas, arkre y
el arado ha sido realizado de muchas maneras charwe, porque los dos tipos de arado coexisten,
distintas, cuyas variaciones en el tiempo y en el el antiguo en el sut y el nuevo en el norte.
espacio son estudiadas en dicho libro, con la ayuda ' Plinio señala que, en su tiempo (siglo I d.C.),
constante de la arqueología, de la lingüística y los galos de Retia, al norte de los Alpes, empe-
de la historia. zaban a añadir dos ruedas delanteras a sus arados.
Sin embargo, estos no dejaban de ser simétricos
(H&D: 110-111). Por lo general, los arados si-
a) ARADOSSIMÉTRICOS Y ARADOS ASIMÉTRICOS métricos echan la tierra uniformemente de cada
lado, dejando una superficie labrada plana y uni-
Ante todo, se impone la distinción entre los arados forme. Pero en los suelos húmedos, comunes en

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el arado criollo

el norte de Europa, es ventajoso formar caballones ner ruedas. Pueden ser de una sola mancera, pero
que faciliten el desagüe. Esto puede lograrse incli- generalmente son de dos. Durante siglos, se fabri-
nando el arado simétrico o poniéndole una ala o caron con madera, excepto la reja y la cuchilla, que
tabla oblicua de un solo lado; pero entonces el abren el suelo. La industria moderna los fabrica
trabajo resulta penoso para el labrador y para sus ahora de metal, en diversas formas. Se difunden
bestias (H&D: 2 7 9 - 2 8 4 ) . rápidamente en México y en el mundo entero,
N o fue sino hasta los siglos VI y x de nuestra eliminando poco a poco los viejos arados tradi-
era, después de las grandes invasiones bárbaras, cionales,
que se difundió en la Europa central germánica
y eslava el drudo asimktrico con v.ertedem, que b) LAS CINCO PARTES ESENCIALES DE U N
abre un surco echando la tierra de un solo lado ARADO SIMÉTRICO
(H&D: 53-54, 2 9 5 - 2 9 8 ) . Este arado tiene gene-
ralmente dos ruedas delanteras que facilitan el Los arados simétricos y los asimétricos tienen en
vuelco de la tierra y la formación de caballones común las cinco partes esenciales que siguen:
(Fig. 1 H ) . Estas ruedan explican la palabra
francesa chnrue, que evoca un carrito, y que apa- 1) la re@, generalmente hecha de fierro, que
rece por primera vez en el siglo IX. abre el suelo;
Desde la Edad Media, los arados asimétricos 2) el dental, que se desliza en el fondo del surco
con vertedera predominan en el centro, norte y y que lleva la reja fijada en su extremidad
oriente de Europa, regiones de climas fríos y hú- anterior;
medos, con suelos profundos, Penetraron escasa-
3) la ii~ance~rt o estevu, que el labriego tiene con
mente en el norte de España y en Portugal, en
su mano para mantener el arado en su posición
una época incierta. Tienen importancia en el nor-
y dirigirlo. Mancera y dental son, a veces, una
te de Italia, pero sin eliminar los anteriores arados
sola pieza. También hay arados con dos man-
simétricos. Esta eliminación, sin embargo, se rea-
ceras, que se agarran con las dos manos;
lizó completamente y desde hace siglos en Ingla-
terra y en el norte de Francia (H&D: 3 11-322 y 4) el timón, pieza larga, recta o encorvada, que
mapa 2 ) . En China hay arados cuadrangulares, sirve a la tracción del arado. Hay timones for-
con vertedera y sin ruedas, pero éstos son pro- mados de dos piezas ligadas, una llamada
ductos de una iniciativa local relativamente re- gnvgnnta o cama y otra recta que es el timón
ciente, aunque anterior a la penetración europea propiamente dicho, y
(H&D: 2 6 5 - 2 7 0 ) . La Nueva España no tuvo ara- 5) la teleru, que reúne el dental y el timón y que
dos asimétricos. mantiene, entre ellos, el ángulo deseado. El
Los arados con vertedera pueden tener o no te- tipo más antiguo de arado no tiene telera.

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el arado criollo

hecho de una sola pieza, puede ser considerado


como una innovación reciente. Sin esta particula-
ridad, los tipos de arados españoles que lograron
atravesar el Atlántico difieren poco de sus ante-
cesores ibéricos. Los arados de doble mancera
que se encuentran en varios puntos de España y
de Portugal no se usaron en América Latina.

a) EL ARADO CAMA o “ARADO CASTELLANO”


Arddo simétrico, de tiPo delztcll
Estd caracterizado por una pieza esencial, la “cama”,
I I . Los arados sime‘tricos de la Península que es encorvada y muy fuerte, y se prolonga por
Ibbrica el timón propiamente dicho. La base de la cama
es atravesada por la mancera y por la parte trasera,
Para tratar de los arados españoles, prototipos evi- angosta, de un dental reducido. La reja, larga y
dentes de los arados mexicanos, se debe acudir a plana, en forma de punta de lanza, se fija en el
las dos publicaciones esenciales de Robert y Bar- pequeño dental y atraviesa también la base de la
bara Aitken (1935) y de Julio Caro Baroja cama. Generalmente, no hay telera. Este tipo de
(1949). Tanto G. Foster (1760: 52-54) como arado labra a poca profundidad (Fig. 2 A ) .
Haudricourt y Delamarre (1986: 198-217) se El arado cama se encuentra en todo el centro
refieren a estos dos artículos. Sin embargo, nos y oriente de España: Castilla, León, Aragón, Ca-
apartaremos de ellos para seguir a Haudricourt taluña y Murcia, así como en el sur de Santander
y Delamarre en la clasificación de los arados ra- y en el norte de Andalucía. Era común en el
diales. No hemos podido consultar el libro de centro y sureste de Francia, donde la cama recibía
J. Dias (1948) sobre los arados portugueses, que el nombre de “chambige” en varios dialectos re-
fue escrito en 1948 y no fue publicado hasta gionales. Sobrevive además en diversos puntos
1951, después del artículo de J. Caro Baroja de Macedonia, del Próximo Oriente y de Etiopía
(véase mapa Fig. 3 ) . (H&D, mapa 3 ) . No lo hemos encontrado en
A diferencia de los arados de América Latina, México ni en América Central, pero si en algu-
la gran mayoría de los arados españoles tienen un nas partes del Perú y de Ecuador (Fig. 4 A y
timón encorvado, formado de dos piezas ligadas 4 B).
una con otra. Haudricourt y Delamarre (1786: Según Haudricourt y Delamarre, el arado cama
122-125, 133-134) muestran que esto viene de parece ser el tipo más antiguo de arado, pero ha
una tradición muy antigua y que el timón recto, variado bastante a través de los siglos. En la es-

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D) ARADO C A M A D E TúNEZ E) A R A D O PADiAL DE B O L i U i A F) A R A D O DENTAL DE A R G E L i A

(SEGúN H%D ,F¡G.38) (SECLN FORSES ,LAR. 9J7,TI’G.J) (5EGÚN Hko, L A K E )

H) E S Q U E M R D E U N ARADO C U C D R R N G U L k R &5¡M&ïRico

C O N VERTLOLRA Y CON RUEDAS

FIG.1 A R A D O S EN ELMUNDO
el arado criollo

critura sumeriana del cuarto milenio antes de Cris- deran que sólo son “radiales” aquellos cuyo timón
to, el glifo del arado evoca un arado crama, con se fija en el dental propiamente dicho, es decir,
doble mancera y con un timón encorvado formado en la parte horizontal de la cabeza (Fig. 2 B) .
por dos piezas. Un arado de época prerromana, Estos se encuentran en la vertiente meridional de
encontrado intacto en una turbera pantanosa de los Pirineos, en et sur de las provincias vasconga-
Dinamarca, es sin duda un arado cama. Su timón das y en diversos puntos del occidente de la Pe-
encorvado, de una sola pieza, está atravesado por nínsula Ibérica, en Galicia, Portugal, Murcia, etc.
una reja de madera muy dura y por una mancera Nosotros pensamos, con Haudricourt y Delamarre,
cuya extremidad inferior servía, al mismo tiempo, que tal distinción es artificial y consideramos como
de dental (Fig. 1 A ) . “radiales” todos los arados cuyo dental y mancera
son una sola pieza. Pero insistimos en el carácter
b) EL ARADO RADIAL secundario de una discrepancia que refleja dife-
rencias de enfoque. Los hispanistas emplean una
Este tipo de arado se llama en francés arkre tipología aplicable a sus estudios regionales, mien-
naunde-sep. En México se conoce comúnmente tras que los generalistas se preocupan por proble-
como “arado con cabeza de una sola pieza”. En mas de filiación tecnológica a nivel mundial.
él, la mancera y el dental son una sola pieza El arado radial es casi tan antiguo como el
acodillada, sobre la cual se fijan el timón y la arado cama. El antiguo arado egipcio, del cual se
telera (Fig. 2 B y C) . Esta pieza puede ser lla- conserva un ejemplar incompleto (H&D, fig. 10
mada “cabeza del arado” aunque, en varias par- bis), pertenecía a este tipo pero con una forma
tes de España, recibe el nombre de “rabiza” o arcaica (Fig. 1 B) : tenía dos manceras, cuyas ex-
“rabicho” (H&D: 2 0 9 ) . El arado radial puede tremidades inferiores eran acodadas y se juntaban
labrar a bastante profundidad. para formar, a la vez, el dental y la reja de ma-
Nuestra definición es la que emplean Haudri- dera, El arado radial tiene una difusión muy am-
court y Delamarre cuando hablan de los arados plia en el Viejo Mundo, desde España, Francia
radiales de la Península Ibérica. En eso, ellos se y Marruecos (Fig. 1 D), hasta el Próximo (Fig.
apartan de los anteriores especialistas de los ara- 1 C ) y el Lejano Oriente. Ha llegado a las Ca-
dos españoles, que distinguen dos tipos donde narias y a las islas portuguesas del Atlántico. Se
nosotros no vemos más que uno. En efecto, tanto encuentra en muchas partes de América Latina,
los Aitken como Caro Baroja llaman “arados Cua- desde México hasta Pení (Fig. 4 D ) y Bolivia
drangulares” a aquellos cuyo timón se fija en la (Fig. 4 C), según Forbes (1870, lám. 2 1 ) , así
mancera, en la parte oblicua de la cabeza o rabiza como Brasil (H&D: 341). En el Nuevo Mundo,
(Fig. 2 C ) , es decir, casi todos los arados del casi siempre tiene el timón fijado en el ángulo
norte y occidente de la Península Ibérica. Consi- entre mancera y dental. Este detalle nos parece

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A) A R A D O CASTELLANO O A R A D O CAMA

B) ARADO RADIAL D E LRPROVIrqCIA P E HUELW\ (srouru AITKEN)

c) ARADO R A D i A L OE ASTURiAS (SEGúN CARO BARoiA)

D) ARADO DENTAL DE A N D A L U C í A (SEoùtl cnuu o r r o i r )

FIG.2 ARADOS DE ESPAÑA


el arado criollo

confirmar nuestra definición del tipo de arado recto no se fija sobre el dental, sino solamente
radial s e m u h t o . sobre la mancera y sobre la telera, que son piezas
independientes, verticales o casi verticales (Fig.
c) EL ARADO DENTAL 1 G ) . Este tipo procede del dental o del radial,
y se ha encontrado esporádicamente en diversos
El tercer tipo recibe el nombre de ayudo dental, puntos del mundo (H&D: 140-142). En la Pe-
tanto en francés como en español. En el sur del nínsula Ibérica, se encuentra en unos pocos lu-
estado de Puebla, lo llaman “arado con mancera gares de Galicia y del norte de Portugal. Es des-
de estaca”, para distinguirlo del arado que lla- conocido o casi desconocido en México, pero se
mamos radial. Es parecido al anterior, salvo que han visto algunos en Brasil (Pierson 1951: 5 3 ) .
la mancera es una pieza separada, más o menos
vertical, insertada en la parte posterior del dental
(Fig. 2 D ) . El dental es recto, o casi recto, y III. Introducción y difusión del arado
constituye la parte esencial del arado. en la Nueva España
Este tipo es relativamente reciente. Fue difun-
dido por los romanos en diversas partes de su a) Los ANTIGUOS APEROS INDÍGEIVAS
imperio. En la Península Ibérica se usa especial- DE LABRANZA
mente en Andalucía, pero se encuentra también
en la provincia de Gerona, en el nordeste de En tiempos precortesianos, aparte del bastón pun-
Cataluña. J. Caro Baroja sugiere que, antes de la tiagudo (en náhuatl htlitzoctli) , empleado para
expansión del arado castellano, pudo haber ocu- sembrar o excavar, el apero agrícola esencial era
pado todo el litoral mediterráneo de España. Ade- una especie de laya con filo oblicuo, que los az-
más, es común en la parte occidental de Argelia, tecas llamaban hriictli, y que los españoles desig-
en Malta, Creta y Chipre, así como en algunas naron con la palabra “coa”, de origen antillano.
regiones de Túnez, de Libia y de Italia. Fuera Las coas antiguas se hacían generalmente de pura
del mundo mediterráneo, se encuentra en el Cáu- madera, como la que aparece en la página 20 del
caso, en Irán y en la India (H&D, mapa 5 ) . Ha Códice Borgia, en manos de Tláloc, dios de la
llegado hasta México y América Central, pero no lluvia (Fig. 11 C ) . Pero los tarascos a veces les
lo conocemos en América del Sur. metían hojas de cobre. Coas con hojas de fierro
se emplean todavía en varias partes de México,
d ) EL ARADO CUADRANGULAR y coas de madera continúan usándose en algunos
puntos de da región de Toluca (Fig. 11 B) . En
Un cuarto tipo, más reciente todavía, es el ver- los Altos de Guatemala, el último caso de empleo
dadero arado “cuadrangular”, en el cual el timón de la coa fue a principios de este siglo, en Tunayac,

13
DE LOS TipOS DE ARADOS E N ESP&
lI i " ARADO

ARADO
RADiAL.

DENTAL ,

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el arado criollo

cerca de Momostenango (Mc Bryde 1947: 20). arados a mediados del siglo XVI (Gibson 1952:
El azadón con hoja de fierro es el apero europeo 150). A principios del siglo XVII, muchos indios
que generalmente ha reemplazado a la coa. ya tenían arados y bueyes que usaban para traba-
jar o para alquilar (Torquemada 1975-1983 ( 4 ) :
b) INTRODUCCIÓN DEL ARADO 246).
EN LA NUEVA ESPAÑA En una solicitud de tierras del año de 1585
(Archivo General de la Nación, Tierra, vol. 272 1,
Poco después de la Conquista, los españoles que exp. 38: 426-427), el plano del terreno va acom-
ya criaban mucho ganado vacuno en las Antillas, pañado por un pequeño dibujo que representa
lo trajeron también a México. Tan pronto como una escena de labranza en Tarímbaro, en el
tuvieron bueyes, introdujeron el uso del arado para nordeste de Michoacán (Fig. 11 A ) . Este docu-
cultivar los cereales europeos y sobre todo el trigo. mento ha sido reproducido por Gisela von Wo-
En los alrededores de las ciudades pobladas por beser (1983: 126-127). El arado es radial. Dos
los conquistadores, los trabajadores indígenas tu- bueyes lo jalan por medio de un yugo de cuernos.
vieron que aprender muy pronto a labrar la tierra El labrador empuña la mancera con la mano de-
de un modo que era enteramente nuevo para ellos. recha. Es notable que parece estar vestido de
Motolinía, en 1541, nos dice que los españoles español, con sombrero alto y jubón ajustado. El
de la ciudad de Puebla (fundada en 1531) “la- solicitante quiso, tal vez, dar así a entender que
bran la tierra con sus yuntas de bueyes, como en él mismo cultivaría Ia tierra que pedía. Pero
España (Menzoriaies, 1903: 208). Pero estas pa- también había indios que trataban de vestirse como
labras no deben ser tomadas al pie de la letra y españoles.
es probable que los primeros poblanos encontraron El uso del arado se difundió a medida que los
pronto trabajadores indígenas para empuñar la españoles se apoderaban de las tierras de los
mancera en vez de ellos. En 1560, justamente, la indios, reduciendo éstos a la condición de traba-
“Matrícula de Huexotzinco” (Prem 1974: 13, y jadores asalariados. Los diversos vocabularios in-
Iám. 869 r.) menciona en Acapetlahuacan, cerca dígenas redactados en el siglo XVI ya mencionan
de Atlixco, muchos quaquautlaxque, es decir, ga- palabras para designar al arado. La flota que
ñanes que labran la tierra con bueyes. llegó a Veracruz el 30 de agosto de 1597 no
En sus comunidades, los indios cultivaban maíz llevaba menos de “doce mil y setenta y seis rejas
para su propio consumo y tardaron mucho en de arar” (Epistolcirio de Nueva Espalia, t. 13:
adoptar el arado, cuyo empleo requería el costoso 225).
servicio de una yunta de bueyes, comprada o al- En el centro y en el sur de México, el uso del
quilada. Sin embargo, en la región de Tlaxcala, arado se generalizó entre los indígenas desahoga-
algunos caciques o “principales” ricos ya tenían dos en los siglos XVII y XVIII (Gibson 1964: 309).
PERÚ R C G ~ ~DE
N L ~ M A’
ARAUd cAmA
A)
MUSEO DE GRANJA AZUL (G.5.P. ~ 1368)

ECUADOR: Q U E C H U A S D E OTAVALO
ARADO C A V A

SEGUN 5. COLLiER bi A. Buil ROH -T M AWAKENING VALLEY (P.56)

PERÚ; QUECHUA5 C E R C A DC C U Z C O

3) ARADO RAD~AL

G.5.P. l q 4 8

FIG. 4 A R A D O S CAMAS Y A R A D O S RADLALES DE AMÉR’IcsDELsUR


el avado criollo

Se difundió menos en tierra caliente, donde los Tamaulipas, estaba poblado escasamente por tribus
agricultores aplicaban d sistema de la roza, con nómadas de chichimecas recolectores y cazadores.
tala y quema del bosque. Los totonacos del Tajín La colonización española de estas inmensas re-
no lo usan (Kelly y Palerm 1952: 107). N o fue giones, generalmente áridas o semiáridas, empezó
adoptado en Yucatán, donde el suelo es excesiva- en el siglo XVI, se aceleró después del descubri-
mente rocoso. El arado se difundió muy poco en miento de las minas de Zacatecas en 1546 y
las partes meridionales de Guatemda, densamente alcanzó su máxima amplitud en el siglo XVII, una
pobladas por indígenas. Allá la mano de obra vez acabada la mayor guerra emprendida contra
campesina es abundante y los suelos formados por los chichimecas. La colonización del Nuevo Reino
cenizas volcánicas pueden fácilmente ser labrados de León se realizó sobre todo durante la primera
con azadón. Según juicio de un informante en mitad del siglo XVII; la de Coahuila, en la segunda
zona quiché, era más económico (en 1958) pagar mitad del mismo siglo, seguida por la de Texas,
peones que mantener yuntas de bueyes. Pero hay que principió en 1715. Tamaulipas no fue con-
arados en los Altos de Cuchumatanes donde abun- quistado sino hasta mediados del siglo XVIII, bajo
dan suelos lateriticos, arcillosos, formados sobre el nombre de Colonia del Nuevo Santander.
rocas calizas. En el norte de México, los arados Aunque dedicados ante todo a la ganadería o
siguieron los descubrimientos de :las minas de a la minería, los españoles no dejaron de Ilevar
plata, la reducción de los chichimecas y la for- consigo sus arados de madera. En efecto, los tra-
mación de los latifundios ganaderos. En la Sierra bajadores de las grandes haciendas que se forma-
Madre 0ccidental.y zonas vecinas, el uso del arado ron necesitaban comer tortillas de maíz, lo que
fue difundido entre los indios por los misioneros exigia cierta práctica de la agricultura. Además,
jesuitas. En el Nuevo México, el arado fue intro- el maíz y el trigo se vendían bien en los centros
ducido, a principios del siglo XVII, por los colonos mineros, cuando los había en el vecindario. El
que llegaron después de la conquista de Juan de uso del arado era tanto más indispensable cuanto
Oñate. En .América Central (salvo quizá en los más escasa era la mano de obra. Para dar una idea
Altos de Cuchumatanes), el arado llegó directa- de la importancia que tuvo el arado en la coloni-
mente de España o de las Antillas, sin pasar por zación del norte de Nueva España, mencionaremos
México. primero dos documentos de época muy antigua,
citados por Gibson (1952: 182-183). Para ins-
c) DIFUSI~N
DEL ARADO EN LAS REGIONES talar pobladores indígenas civilizados en las re-
CONQUISTADAS A LOS CHICHIMECAS giones habitadas por chichimecas, los gobiernos
virreinales firmaron un convenio en 1560 con
En tiempos precortesianos todo el norte de México, los otomíes de Xil'otepec y otro en 1591 con los
salvo la Sierra Madre Occidental y la Sierra de tlaxcaltecas. Ambos documentos especificaban que

17
.
A U A D O R A D i A L DE L A HUASTECA

(TA,, LE TO^)

FIG.5 L O S D O S T I P O S D E A R A D O S CRIOLLOS DE M i X h C O
el arado criollo

se darían a dichos colonos arados y yuntas de de esfuerzos. Los pimas altos de la Cuenca del río
bueyes. Gila y sus vecinos los pápagos del desierto fueron
Mucho más tarde, en 1749, José de Escan- evangelizados por el P. Kino y sus sucesores entre
dón, dando cuenta al Virrey de la fundación de 1687 y 1711. La última conquista espiritual de
nuevos pueblos y de nuevas misiones en la los jesuitas en la Nueva España fue la de los coras
Colonia del Nuevo Santander, menciona que los y huicholes, realizada esencialmente entre 1720 y
ha dotado de bueyes y de rejas, dando por enten- 1827, en las sierras del “Gran Nayar”.
dido que los mismos pobladores fabricarían sus Tan pronto como les era posible, los padres
arados con madera local ( E s t d o general. . ., t. II: jesuitas introducían ganado en sus misiones, ’y
283, 287). después nuevos métodos de cultivo. Con excepción
del caso tardío de los coras y huicholes, se puede
d ) D I F U S I ~ DEL
N
ARADO ENTRE LOS INDIOS pensar que la mayoría de las tribus indígenas del
DEL NOROESTE DE MÉXICO noroeste de México ya conocían la utilización
del arado a finales del siglo XVII. Pero la gene-
A,fines del siglo XVI, la Sierra Madre Occidental ralización de su empleo fue más tardía, especial-
y las llanuras de Sonora estaban todavía pobladas mente en las serranías muy ásperas y también en
por tribus indígenas insumisas y paganas. Los el lejano país de los pimas y pápagos. Entre los
padres de la Compañía de Jesús, establecidos en tarahumaras, no pudo realizarse sino hasta el si-
México desde 1572, emprendieron la tarea de su glo XVIII, con la difusión del ganado (Pennington
conversión en 1588 y trabajaron en ella hasta 1963: 138, 139, 235). Se ha llegado a pensar
su expulsión en 1767. Partiendo de Sinaloa, evan- que los pimas altos no habían empezado a usar
gelizaron a los acaxee y los xixime en los últimos arados hasta 1849 (Ezell 1961: 63), para poder
años del siglo XVI. Los yaquis fueron atraídos a abastecer de trigo a los inmigrantes que iban en
la fe católica en muy pocos años por el P. Pérez busca del oro de California. Sin embargo, es muy
de Ribas y un compañero suyo, entre 1617 y probable que lo conocieran antes, por contacto
1623. Los pimas bajos y los opatas se convirtieron con los opatas o con los pimas bajos.
en el siglo XVII, a partir de 1619 y de 1628. La El arado que describió el P. Pfefferkorn en
evangelización de los tepehuanes, que empezó en 1795 (trad. Treutiein, 1949: 46, 204-205), se-
Durango a principios del siglo XVII y fue interrum- gún sus recuerdos anteriores a 1767, era proba-
pida por la terrible rebelión de 1616-1617, se rea- blemente opata, aunque lo menciona como de uso
nudó después y se extendió a los grupos del norte general en Sonora. Esta descripción, escrita por
a principios del siglo XVIII. La conversión de los un alemán y para un público alemán, es muy
tarahumaras, empezada en 1630 e interrumpida despectiva, pero da a entender que tales arados
por la rebelión de 1690, necesitó más de un siglo rústicos, de pura madera, se realizaban conforme
YUGO N A H U H D E C H i M h L h P R , MUN.UE ACAXOCHiTLAN (HiDALGO)
A)
UiS70 D E ADELANTE (I) , DE A T R i . 5 (2) ~ DE ARRiBA (3) Y V E h B A j 0 ( A )

D)
2
II II II
YUGO Z A P O l h C O C O N OALONA DE
VISTO PORADELANTE
nlJE
I
SAN PEDROGUEGOREXE(f*UN.DE .¡AZ\,p,
(I),POR ARRIBA ( I ) , Y D E LADO (3)
on*,)

FIG.6 YUGOS DE M i X l C O
el arado criollo

a las posibilidades económicas y técnicas de los XE, los pimas y pápagos de Arizona. Ahora nos
indios de Sonora. En efecto, el fierro, que venía limitaremos a mencionar algunos datos sobre los
de México en carros de bueyes, era sumamente antiguos arados de Nuevo México. Por falta de
caro. El arado de Pfefferkorn parece haber tenido datos no nos ocuparemos de los arados mexicanos
una reja de madera insertada en el dental. Algunos que fueron usados en Texas y en California.
arados actuales de los tarahumaras y de los tepe- El uso del arado fue introducido en el mediano
huanes del norte todavía tienen rejas de madera valle del Río Grande por los pobladores espa-
o de piedra, como veremos más adelante. Otra ñoles que se establecieron ahí después de la con-
solución, más rara, era la de hacer arados sin reja. quista de Nuevo México, realizada por Juan de
Se han publicado fotos o dibujos de arados Oñate en 1598. Durante más de dos siglos los
hechos por los pimas altos y por los pápagos en trenes de carretas que llegaban del sur cada dos
el siglo pasado, por los pimas bajos a principios o tres años trajeron rejas y otros útiles de fierro
de este siglo y por tarahumaras y tepehuanes del para estos colonos. Durante la gran rebelión de
norte en tiempos actuales. Todos son del tipo 1680 los españoles no abandonaron completamen-
radial, salvo unas cuantas excepciones entre los te Ia región: se refugiaron, río abajo, en la zona
tarahumaras. Aunque nos faltan datos de los ya- de El Paso y regresaron poco a poccj. Después de
quis y mayos, nos parece probable que los jesuitas eso, en el siglo XVIII, los indios pueblos, vecinos
hayan difundido este tipo radial en casi todas sus del Río Grande, fueron tratados de manera más
misiones. Sin embargo, mäs al sur, los pocos ara- humana y lograron bien que mal adaptarse a la
dos que conocemos de los huicholes y de los tepe- economía colonial. Fue probablemente en este
huanes del sur son de tipo dental. Quizás en estas periodo que el uso del arado se difundió entre
partes meridionales de la Sierra Madre Occidental ellos. Pero este uso no llegó a los hopis del actual
los indios hayan reproducido arados de sus veci- estado de Arizona, que se habían mantenido inde-
nos mestizos. Sea lo que fuere, se debe recordar pendientes desde el año de 1680, y quizás tam-
que el arado es más importante entre los tarahu- poco a los zuiiis.
maras que entre los huicholes. Al fin del periodo mexicano, Josiah Gregg
(1844: 144) observó que los rancheros más po-
e) Los ARADOS DE NUEVO
MÉXICO bres usaban arados de pura madera, a veces sin
rejas. Después de 1848, la anexión de Nuevo
El estudio de la introducción, la difusión y el México a Estados Unidos permitió la introduc-
abandono del arado criollo en el suroeste de ción de aperos más modernos y, entre ellos, de
Estados Unidos requeriría una amplia documenta- arados asimétricos, de doble mancera, con verte-
ción que no está a nuestro alcance. Ya hemos dera de fierro. Pero este material llegaba de
mencionado los arados que tuvieron, en el siglo Kansas en 'carretas y su precio alto era accesible

21
B) A R A D O DE T E P O Z T L f i N C O N 2 VERTEDERA5

( S e G U N O.L@VJ¡S)

c) R E j A TARAHUMARA D) R E j A DE CUATRO E) 3EdADEDO.S


P)E E N C i N O A 5 ARRA D E R A B , k GARRAD E R A S

F] -
R E j A D E : 5 A N JUAN ACirJGO G) MARQUESOTADELVALLEDE O A S A C A
el arado criollo

sólo a los ricos. Todavía en 1866, el viajero James en contraste con la disciplina de los padres jesuitas
Meline (citado por Simmons y Turley, 1980: 82) y con el nivel social bastante uniforme de sus
notaba la escasez de fierro entre los campesinos feligreses indígenas.
pobres de Nuevo México. Debido a esta escasez
y a esta pobreza, se puede pensar que los arados f ) URGENCIA
DE ESTUDIAR LOS ARADOS CRIOLLOS
de bueyes que Bandelier observó en 1880 en ma-
nos de algunos indios de Cochiti eran todavía En Europa, desde mediados del siglo XVIII, los
arados criollos, hechos de madera (Bandelier 1966, arados tradicionales han llamado la atención de
t. 1 : 185). En el mismo año, este autor (ibid.) muchos estudiosos y han dado lugar a muchos ex-
notaba que los indígenas del pueblo de Santo Do- pedientes administrativos. En cambio, pocas per-
mingo labraban sólo con palas y azadones. Cush- sonas se han interesado en los arados criollos de
ing, que pasó cuatro años y medio en Zuñi, entre México y Centroamérica. La mayoría de los via-
i 1879 y 1844, ni siquiera mencionó el arado cuan- jeros no los tuvieron por cosas pintorescas y los
do describió la agricultura de este pueblo en su pasaron por alto. Los agrónomos y antropólogos
estudio titulado Zz& BreddJtziff (1920). sociales los consideraron como simples arcaísmos,
En 1881, la línea de ferrocarril de Santa Fe que era urgente reemplazar por arados de fierro
abrió la región a la economía mundial y permi- con vertedera. Los pocos etnólogos preocupados
tió Ia compra de aperos modernos y baratos. Quin- por los estudios de cultura materia1 a menudo se
ce años después, Merton L. Miller, estudiando en interesaron más en las supervivencias prehispáni-
1896 el pueblo indígena de Taos, sólo encontró cas que en los préstamos de origen ibérico. Hoy
en él dos viejos arados de madera casi abando- en día, algunos de ellos se conforman todavía
nados (Miller, 1898, citado por E. C. Parsons, con mencionar, sin más detalle, el uso de “arados
1936). de madera” *o de “arados egipcios”. Sin embargo,
Afortunadamente, algunos arados tradicionales hubo brillantes excepciones, entre las cuales cabe
de Nuevo México están preservados en los mu- mencionar a Bandelier, Lumholtz, Foster, Oscar
seos de Santa Fe y de Albuquerque. Los más de Lewis y Julio de la Fuente,
ellos son del tipo radial, pero algunos son del Hace poco, todavía, las técnicas de la agricul-
tipo dental. Se conservaron rejas en mayor número tura campesina parecían ser casi inmutables y no
y éstas son de varios tipos, como veremos más necesitar estudios prioritarios. Pero ahora la mo-
adelante. Así, parece que los arados de Nuevo dernización del campo se realiza muy rápidamente
México tenían más diversidad que los de las mi- y las viejas tradiciones agrícolas se van perdiendo
siones jesuíticas septentrionales. Esto puede ser en extensas zonas, sobre todo en el Altiplano Cen-
atribuido quizás a la variedad de orígenes de los tral, foco esencial de la cultura nacional. Por ejem-
pobladores españoles y a su desigualdad social, plo, se puede ir de México a Puebla y Teziutlán

23
FiC.8

REPARTiClÓN D E L O S T i P D S

DE ARADOS C R i O L L O S E N f l É X l C O

ARADO uhoiRL

ARADO D E N T A L

w- .
el arado criollo

sin ver un solo arado de madera. En Sonora, los Además, agradecemos los datos que muy ama-
indios yaquis y mayos, aunque bastante conserva- blemente nos proporcionaron colegas y amigos
dores, ya habían perdido en 1930 el recuerdo de como el padre Lionnet, Joaquín Galarza, Danièle
sus antiguos arados (Beals 1945). En Arizona y Dehouve, Marie Noëlle Chamoux, Claude Baudez,
en Nuevo México los arados españoles figuran en Wolfgang Haberland, Dominique Michelet, Denis
los museos como objetos históricos. Barois y Christian Doucet, De Nuevo México,
N o pretendemos tratar aquí a fondo el tema preciosos datos nos fueron enviados con mucha
de los arados criollos de México y Centroamérica. gentileza por el Sr. Byron A. Johnson, Curator
Nuestro deseo es solamente estimular a los etnó- of History of the Albuquerque Museum y por la
logos y antropólogos sociales para que estudien Sra. Diana de Santis, Curator of the Museum of
estos arados mientras aún puedan hacerlo, ya sea New Mexico, Palace of the Governors. En el
observándolos directamente o recurriendo a la Museo Nacional de México, el Sr. Plácido Villa-
memoria de los ancianos. nueva nos hizo el favor de enseñarnos un arado
doble que había descubierto en Santa Catarina
g ) REALIZACI~N
DEL PRESENTE ESTUDIO Ayotzingo, Estado de México. La Sra. Beatriz
Oliver, jefa del Departamento de Etnología, nos
Desde hace medio siglo, nuestras investigaciones permitió dibujarlo y reproducirlo. Expresamos a
personales se han desarrollado esencialmente en todos nuestro agradecimiento.
la Huasteca y sus alrededores,. es decir, en regio- En América Latina se han hallado representan-
nes donde el arado es por lo general poco em- tes de los cuatro grandes tipos de arados simé-
pleado. N o hemos hecho observaciones prolonga- tricos españoles. No hablaremos aquí del arado
das y detalladas sobre su uso, como las que Oscar cama, o arado castellano, del cual conocemos ejem-
Lewis pudo realizar en Tepoztlán. Pero en cam- plos solamente en las regiones andinas de América
bio, a través de los años, muchos viajes nos permi- del Sur. Tampoco trataremos del arado cuadran-
tieron establecer contactos, generalmente breves, gular, del cual tenemos una sola mención en un
con diversas regiones de la República Mexicana. pueblo de Brasil.
Estos contactos fueron, muchas veces, simples Nos limitaremos a los tipos radial y dental, que
conversaciones a la orilla de las carreteras, lo que caracterizan nuestra zona de estudio y han sido
no crea un ambiente muy favorable para una in- señalados desde el siglo pasado tanto en México
vestigación formal. Sin embargo, aquí y allá pu- como en América Central. En seguida describire-
dimos tomar algunas notas, fotos o dibujos senci- mos un ejemplar típico de cada uno de estos dos
llos. Completamos esta documentación consultando tipos. Después hablaremos de las diversas partes
libros y revistas sin pretender hacerlo en forma de dichos arados, así como de la manera de usar-
exhaustiva. los. Enseguida vendrá un estudio de Ia distribu-

25
el arado ctiollo

ción de los dos tipos en el territorio mexicano estaba atcavesado horizontalmente por una “ore-
y una apreciación de sus méritos respectivos. jera” de madera, encorvada hacia arriba, que so-
Veremos, por último, si el arado ha logrado in- bresalía de cada lado y servía para ensanchar los
fluir de algún modo en las creencias y prácticas surcos.
religiosas populares. El timón, de 3.70 m de largo, era recto, aunque
se encorvaba ligeramente para llegar a fijarse, por
medio de una muesca, en el ángulo entre el dental
IV. Los dos tipos de arados criollos de y la mancera. Una pieza vertical, la “telera”,
México y América Central apretada con cuñas, permitía hacer variar el án-
gulo entre timón y dental, según la profundidad
a) DESCRIPCIÓN DE UN ARADO RADIAL que se quería dar al surco. Cerca de su extremidad
DE LA HUASTECA anterior, el timón era agujerado verticalmente y
atravesado por una larga clavija de madera, llamada
Un arado radial característico es el que pudimos “trabuco”, en la cual se amarraba la correa del
observar en 1951 en la comunidad huasteca de “barzón”, que unía el arado al yugo de los bueyes.
Tamaletom, municipio de General Pedro Antonio Otro agujero en el timón permitía colocar el
Santos (antes Tancanhuitz), San Luis Potosí, en trabuco más atrás, levantando así el timón.
una zona de clima tropical húmedo, a 200 metros
sobre el nivel del mar. Lo usaba, de vez en cuan- b) DESCRIPCIÓN DE UN ARADO DENTAL
do, un indigena huasteco acomodàdo y progresista, DEL VALLE DE OAXACA
para cultivar unos pocos terrenos de vega que
poseía, donde plantaba maíz y caña de azúcar Un arado dental característico es el que pudimos
(Fig. 5 A ) . observar, en 1980, en el pueblo zapoteco de San
Una sola pieza, acodada, llamada propiamen- Pedro Guegorexe, Municipio de Santo Tomás
te “arado”, formaba a la vez el dental y la “man- Jalieza, ex distrito de Ocotlán, estado de Oaxaca.
cera”. Para hacer esta pieza esencial se había usa- Este pueblo, situado a 1 600 m de altitud, tiene
do madera fuerte de “palo de mora”, ChlOYQphQwI suelos ligeros y goza de un clima benigno, con
tinctorid (L) Gaud., buscando en el monte hasta una larga temporada seca, como los demás pueblos
encontrar un árbol cuya rama formara, con el del Valle de Oaxaca (Fig. 5 B) .
. tronco, el ángulo natural deseado. En la extre- El dental o “cabeza” era una pieza de madera
midad anterior, cortada en bisel, de esta pieza, dura, recta, de 110 cm de largo, con la extremi-
una “reja” de fierro, recta y plana, de 40 cm de dad delantera cortada en bisel. Sobre dicha extre-
largo, estaba fijada a cada lado por medio de dos midad estaba fijada, por tres clavos, una placa
agarraderas laterales. En su parte media, el dental oval de fierro, llamada “marquesota”, que hacía

27
el arado criollo

las veces de reja (Fig. 7 H) . Tres piezas se in- Mixteca Alta o el Altiplano de Toluca. Además,
sertaban sobre la cabeza. La “mancilla”, atrás, las caprichosas formas de los troncos y ramas del
era un palo casi vertical de unos 80 un de largo encino se prestan para hacer el dental-mancera,
con una agarradera en su parte superior. Más acodado, de los arados radiales. El mezquite PYO-
adelante, el “timón”, redo, de 3.20 m de largo, sopis Juliflora (S.W.) D.C., cuya madera es su-
se insertaba en un saliente de la cabeza. Una mamente dura y compacta y cuyas formas son tam-
“telera” vertical, apretada con cuñas, mantenía el bién caprichosas, es preferido en muchas regiones
ángulo deseado entre el timón y la cabeza. N o semiáridas, como el sur del estado de Puebla, el
había orejeras atravesando el dental, pero como altiplano de San Luis Potosí y en el norte del país,
sustituto estaba el “barredor”, una pieza de ma- hasta Arizona y Nuevo México.
dera, apretada entre el timón y el dental, delante La anchura del dental es comúnmente de 10 a
de la telera. El barredor sobresalía 13 un de cada 20 centímetros. Por lo general, el dental no está
lado. aplanado por abajo, sino que conserva la convexi-
El dental, o cabeza, no estaba aplanado por dad del tronco en que fue labrado, para que sea
abajo, sino que conservaba la redondez del tronco más fácil inclinar el arado hacia la derecha o hacia
utilizado. Para el paso de la “clavija”, el timón la izquierda. Esta particularidad no es general, pero
tenía dos perforaciones, una a 17 cm y otra a se encuentra con cierta frecuencia tanto en arados
37 cm de su extremidad delantera. radiales como en dentales, desde el suroeste de
Estados Unidos hasta Guatemala y Honduras. En
los arados dentales el labriego puede ocasional-
V . Las diversas partes de los arados mente apoyar un pie sobre el dental, atrás de la
criollos y el modo de arar mancera. La extremidad delantera del dental está
siempre cortada en bisel, lo que permite fijar en
a ) EL DENTAL Y EL DENTAL-MANCERA ella la reja,

Ya hemos mencionado la diferencia entre el den- b) LA MANCERA o MANCILLA


tal recto, sencillo, respecto a los arados dentales
y al dental-mancera, acodado, de los arados ra- En México no hay arados criollos de doble man-
diales. Los dos son comúnmente llamados “cabeza cera. En los arados radiales, la mancera, que es
del arado”. Para hacer un dental, pieza esencial, una prolongación oblicua del dental, es gruesa en
se debe utilizar madera muy fuerte. El encino, su base y bastante larga. En los arados dentales,
Q a e t w s sp., que abunda en muchas partes de Mé- la mancera o “mancilla” es una pieza separada,
xico, es el árbol más empleado para este fin, delgada, a veces casi vertical, a la cual se ha dejado
especialmente en zonas de clima frío, como la parte de una rama para servir de agarradera. Esta

29
A R A D O D E T A R í r ? B A R O EN 1585
9 ( S E G Ú H G. V O N W O E E I L R )

0) COAS *CTUALLS
C) T L f b C ESCRRUhNOO M R k CON Ut4k COA DE M k D E R R

Bellctrix

Bctelgeusc

E) OnióN Y EL A R A D O U E L C i L L o

EN LAS T A R D E S D I DiCiEYBlXe

FIG.41 D A T O S H¡STÓRiCOS Y DE C R E E N C i A 5
el ayado criollo

agarradera horizontal es comúnmente corta, pero (Hidalgo) , en Salvador Díaz Mirón (Veracruz),
puede llegar a tener 30 cm de largo cuando la en Yanhuitlán (Oaxaca) y en San Juan Chilateca
mancera no está inclinada hacia atrás. En México (Oaxaca) , con uno u otro tipo de arado.
no se usa la palabra “esteva”.
Belt (1874: 239) publicó el dibujo muy esque- c) LA REJA
mático de un arado radial de Jinotega, cerca de
Matagalpa, Nicaragua, en la cual la parte trasera En Ia Nueva España, la difusibn del arado tro-
del dental, acodada, es corta, pero prolongada por pezó con la dificultad de conseguir rejas de fierro.
una mancera añadida (Fig. 13 H). Esta particu- En tiempos de la Conquista, los españoles tenían
laridad, común en España y en el mundo medi- muy poco fierro y Ia metalurgia indígena apenas
terráneo, se explica probablemente por la dificul- alcanzaba la producción de algunos útiles de cobre
tad de encontrar una pieza de madera que tenga o de bronce. Hemos mencionado anteriormente
la forma y la longitud deseadas. que todavía a fines del siglo XVI se debían im-
En Europa, cuando los arados tienen una sola portar muchas rejas de España. Aún más tarde,
mancera o esteva, &ta es generalmente agarrada en regiones marginales y lejanas, el fierro que
por la mano izquierda del labriego, mientras uti- llegaba a lomo de mulas o en carretas de bueyes
liza la derecha para arrear a los bueyes. Esto mis- alcanzaba precios muy elevados.
mo fue observado en 1881 por Bandelier (1885: Esto explica el uso de arados de pura madera,
95-76) en los alrededores de Cholula, cuando to- sin rejas, como los que fueron observados en el
davía se usaba a116 el arado dental. En aquel en- siglo XIX entre campesinos de Nuevo México
tonces, si se daba a los indios de esa zona un (Gregg l844), entre pimas y pápagos de Ari-
arado norteamericano de dos manceras, ellos cor- zona (Russell 1908: 98; Castetter y Bell, 1942:
taban la derecha y sólo conservaban la izquierda. 138-140), e incluso en nuestros días entre tara-
También en Guichabochic (Chihuahua), en humaras de Chihuahua (Plancarte 1954: 82).
Tzintzuntzan (Michoacán) , en San Juan Chilateca Otra solución era hacer rejas de piedra o de
(Oaxaca) y en Huehuetenango (Guatemala) se madera muy fuerte, que se fijaban en un canal
han observado labriegos que guiaban su arado con de la extremidad del dental (Fig, 7 C ) . Las rejas
la mano izquierda. Pero esto no es una regla ge- de piedra observadas por Lumholtz (1902-1: 1 2 2 )
neral. Desde Chihuahua hasta Oaxaca, muchos en 1892, en manos de tarahumaras de Nararachic
campesinos usan la mano derecha para agarrar la y de Cusarare, se usaban todavía en 1955 según
mancera del arado, particularmente si éste es ra- Pennington ( 1963 : 5 1) . No se precisa qué clase
dial y si el trabajo se hace en terreno quebrado. de piedra se empleaba, Rejas de madera de en-
Hemos visto hacer esto, por ejemplo, en Papaji- cino (Fig. 7 D, E) siguen también usándose entre
chic (Chihuahua), en San Francisco Atotonilco los tarahumaras (Lumholtz, ibid.; Pennington,

31
PinAr ALTOS DELRI'O G ~ L A , A U ~ Z ~ N(E.U.)
A

5rGún RU55CI.L ,1308

PAPAGOS DE W Q Z ~ ~ ~ N A(E. U.)


.) SCaÚN CASTETTCR Y BELL (1992)

T E F E H U A N C S DLL NORTE

SEGúN PENN~NOTON (($463)

HAHUbS DE. F R L P L T L A H U A C ( G U O 3 N&HUA.S DE SANTA ANA TLACOTENCO ( D . F . )

SCGÚq d o T A 5 DE U. D E H O U V E (1369) H, S d N NOTAS P E J. GALARZA (13?3] .

FiG. 12 ARADOS RADIALES DE mixrco (NORTE)


el arado criollo

ibid.) y entre sus vecinos los tepehuanes del norte México. Hoy en día se emplean todavía en Hon-
(Pennington 1969: 62-63). Las usaban igualmen- duras, según comunicación personal del Sr. C.F.
te algunos campesinos pobres del Nuevo México Baudez, y en Guatemala, según Stadelman ( 1940 :
a mediados del siglo pasado (Simmons y Turley 107).
1980: 83). La reja plana, delgada, que se fija con clavos,
Los demás arados de México y América Central es fácil de forjar y se fabrica con poco metal, lo
tienen ahora rejas de fierro. El tipo de reja más que explica probablemente su difusión en regiones
difundido en México, desde Tamaulipas y San apartadas o mal comunicadas como las que acaba-
Luis Potosí hasta Chiapas, está formado por una mos de mencionar. Pero fue una sorpresa encon-
larga y gruesa placa de metal, con dos o cuatro trarla también, en 1987, en algunos arados radiales
salientes laterales encorvados que agarran los lados de la región de Valle de Bravo, al poniente de
de la parte delantera, biselada, del dental (Fig. Toluca, según observaciones de los señores Barois
7 F y G) . A veces, la reja forma casi un casquillo y Doucet.
que cubre la extremidad del dental. Este tipo de Según carta personal (26-6-1987) de Byron A.
reja en forma de casquillo ya se conocía en Europa Johnson, Curator of History of the Albuquerque
Occidental en tiempo de los romanos (Fig. 7 A, Museum, en el Nuevo México del siglo XIX se
según H&D: 107). empleaban dos tipos de rejas de fierro. Unas eran
En los arados dentales del Valle de Oaxaca y largas y gruesas, con dos o cuatro agarraderas late-
de las regiones costeras de Juquila y de San Pedro rales. Otras, que eran planas y delgadas, se clava-
Tututepec, la reja es una simple placa de fierro, ban en la extremidad del dental. Según Simmons
con punta ojival, clavada en el bisel del dental y Turley (1980: 83), las más pequeñas de estas
(Fig. 7 H) . Esta placa se llama “marquesota”, últimas eran triangulares (Fig. 7 I ) y apenas
lo que recuerda el nombre de unas galletas del- alcanzaban 15 cm de largo. A veces también se
gadas en forma de rombo. En Yalalag, entre za- forjaban rejas delgadas que se insertaban en un
potecos del norte, y en Tehuantepec, entre zapo- canal de la extremidad del dental.
tecos del Istmo, se usan arados radiales, pero En San Juan Acingo (Estado de México), cerca
éstos están armados con marquesota (J. de la de Malinalco, vimos en 1971 una reja poco común
Fuente 1949: fig. 7; G.S.P., notas, 1987). Un que armaba un arado radial, pero que recordaba
dibujo de Squier (1852: t. I, p. 343) parece un poco el aspecto de ciertas rejas de los arados
indicar que rejas planas del tipo de la marque- camas o arados castellanos de España. Tenía dos
sota oaxaqueña, pero má5 bien triangulares, se puntas intercambiables, una de ellas en forma de
usaban en Nicaragua sobre arados dentales a me- una punta de lanza con aletas. Estaba sujeta por
diados del siglo pasado (Fig. 18 F y Fig. 7 I ) . medio de una pieza transversal, de fierro, con
Tales rejas eran de uso común entonces en Nuevo una agarradera de cada lado del dental (Fig. 7 J ) .

33
S MP¡O.DESAN
~ ~ X T E C ODEL JUANTEPOSCOLOLA
(OAX.)

nAflE5 UE HUESUCTeNANG0,6YATEMnL*

5 E G Ú H S T h D E L ~ h N (,1940)

~CST~ZOD
SE LA R E G I Ó N DL COPAN ( H O U D U R A S

FOTO DE C.F,BAUDEZ (1576)

FiG .I3 A R A D O S RADIALES DE M É X i C O ( ~ L J R ) .


el arado criollo

d ) TIMÓN, CLAVIJA,TELERA,CUÑAS Y BARZÓN gulo, lo que se consigue aflojando primero las


cuñas de la teleta. Las teleras de los Altos de
En España (ver s a p ) , el timón de los arados Chiapas tienen cuñas laterales, pero en otras re-
está casi siempre formado de dos piezas y la que giones las cuñas están siempre metidas delante y
se fija sobre el dental está encorvada. En México detrás de la telera. Se logra también levantar un
y América Central el timón es casi siempre recto y poco más el timón desplazando hacia atrás la
está formado de una sola pieza. Sin embargo, he- clavija que sirve para la tracción.
mos encontrado timones encorvados, de una sola La extremidad delantera del timón, provista de
pieza, en algunos arados radiales de la Huasteca su clavija, se amarra abajo del yugo de los bueyes
potosina (Tamaletom, 1951), de Oaxaca (San por medio de un anillo flexible, llamado barzón,
Juan Cotzocón, 1986), de San Luis Potosí (Puer- que debe ser flojo para dar soltura a los movi-
to Espino, 1966), de Michoacán (San Pedro Ta- mientos del arado. Casi siempre el barzón está
rímbaro, 1986), de Hidalgo (Zimapán, 1954) hecho con tres o cuatro metros de cuero crudo,
y de Puebla (Cholda, 1885 y Museo de Puebla, bien torcido. Pero en el Mezquital, región seca
1987). y pobre, los otomíes hacen barzones de fibra de
El timón tradicional debe tener de tres a cua- ixtle (Zimapán, 1954). Tales barzones se ven
tro metros de largo, pero no necesita ser de ma- también en las partes del Valle de Oaxaca donde
dera muy fuerte. En muchos ,lugares de México se trabaja el ixtle (San Pedro Guegorexe, 1973).
lo hacen de pino. En el suroeste de Estados Uni- El barzón permite el arrastre del arado.
dos a menudo lo fabrican con “cottonwood”, En algunas regiones se ha vuelto difícil encon-
Popalas sp. Cerca de su extremidad delantera, el trar madera para hacer timones largos. Entonces
timón suele tener dos o tres perforaciones verti- se hacen timones cortos o “timoncillos”, cuya
cales, en una de las cuales se coloca una clavija extremidad está provista de una especie de anillo
que sirve para el arrastre. Es raro ver timones de de fierro llamado “narigón”. Una cadena o un
3.80 metros o más (Chimalapa, San Pedro Tarím- cable une el narigón al barzón de los bueyes o
baro) . al balancín de un caballo.
En los arados dentales, el timón se encaja en
el dental, a veces sobre un saliente acondicionado e) OREJERA, BARREDOR, ALAS
para recibirlo. En los arados radiales, se encaja
también sobre el dental pero casi siempre en el Algunos arados mexicanos, radiales o dentales,
ángulo formado por la mancera. En todo caso, tienen una pieza llamada orejera ( u “orejas”),
la telera contribuye a la fijación del timón y man- bigotera o barredor, que sobresale de cada lado
tiene el ángulo conveniente entre dental y timón. del dental y sirve para apartar la tierra y ensan-
Para labrar más hondo, hay que abrir dicho án- char los surcos (Fig. 5 A ) . Es común que esta

35
t ? € S T ¡ Z O S DE S A N T A C R U Z DELTOR0,MUN~NUeVo NORELOS(TARP5J.
3)
NOTAS O.S,P.,i!!6?

TOTONACOS DE SALVADOR DiAZ MiRÓN (ANTES SANiS¡DRO) NuN. t l k A N T L A (VER.)


c)
M Q T h 5 G.S.P., 33S3

FiG. 14 A R A D O S R A D i A L E 5 DE MÉXiCO (I)


el arado criollo

pieza atraviese el dental y se curve hacia arriba. reducido al dental (Cortesía de Plácido Villa-
Pero, en muchos otros casos, está simplemente nueva y de Beatriz Oliver. Ver. Fig. 17).
apretada entre el timón y el dental (Fig. 5 B ) ,
encontrándose generalmente colocada así detrás
e) YUGOSY COYUNDAS
de la telera en los arados radiales (Fig. 1 2 F, G,
H) y delante de la telera en los arados dentales Tradicionalmente, el arado criollo es jalado por
(Fig. 18 C y D) . Si esta pieza sobresale más de
una yunta de bueyes unidos por medio de un
un lado que de otro, entonces el arado produce
yugo. El yugo se amarra detrás de los cuernos de
un surco asimétrico, lo que es útil, por ejemplo, cada buey con una correa de cuero crudo llamada
para cubrir semillas (Foster 1948: 60-61). Hay,
“coyunda”. En el Mezquita1 (Zimapán, 1954)
a veces, orejeras grandes (Fig. 16).
y en el Valle de Oaxaca (San Pedro Guegorexe,
En México, a diferencia de España, no es co- 1973-1980), hemos visto que se hacen coyundas
mún que los arados tengan alas laterales para
de ixtle trenzado. Entre el yugo y la cabeza del
ensanchar el surco. Sin embargo, O. Lewis (1951:
buey suele meterse una “frentera” generalmente
139 y fig. 27) señaló que en Tepoztlán, Morelos,
formada por un costal doblado. Los yugos de
en lugar de orejera, se mete a veces al arado un
collar, de Galicia, no se conocen en México.
travesaño bastante largo que sirve para fijar dos
alas o tablas oblicuas que hacen de vertederas, La longitud de los yugos comunes varía de 120
echando la tierra lejos del surco (Fig. 7 K ) . a 160 un. Pero hay yugos muy largos que sirven
Así, el arado, pasando entre dos hileras de plan- para escardar, pasando encima de las hileras de
tas de maíz, puede amontonar tierra en cada hi- plantas de maíz, como lo hemos dicho. Un cam-
lera. Con este fin, se emplea en Tepoztlán (y pesino de Hueyapan (Municipio de Tetela del
también en el vecino pueblo de Hueyapan) un Volcán) tenia tres yugos en 1983, uno corto,
yugo muy largo (Fig. 6 B) que pasa arriba de de 7 cuartas (cd. 140 cm) para preparar la tierra
las plantas, para que los bueyes caminen fuera en vista de la siembra, y otros dos, de 9 y 11 mar-
de las dos hileras de maíz. tas (ca. 180 y 220 cm), para escardar (Fig. 6 B ) .
Entre los nahuas adturados de Santa Catarina También hemos visto yugos muy largos en Atoto-
Ayotzingo (Municipio de Chako, Estado de Mé- nilco el Grande (Hidalgo) y en San Pedro Ta-
xico) se usa, para escardar, un arado radial doble. rímbaro (Michoacán) .
Los dos dentales paralelos, separados por una dis- En medio de cada yugo hay un agujero, o cuan-
tancia de 11 un, están unidos por dos travesaños, do menos una muesca, donde pasa la correa del
uno de los cuales sobresale, de cada lado, unos barzón, que arrastra el arado. En sus partes late-
25 un y hace la función de las orejeras. Sólo el rales los yugos muestran, por abajo, las concavi-
arado de la derecha tiene mancera; el otro está dades que reciben las cabezas de los bueyes, y
OTotqiES D F SAN PAßLKO, MUN. PRHUPITLÁN (WE.)
A)
S E G U N FOTO DE B,CHR¡STENSL~ (i943)

B) W4TLhTZiNCAS DL SAN JUAN A C i N G O , M U N . O C W i l A N (HEX-)

H O ~ W Z O.S.P. ,í j p t

C)
TZOTZiLCS Y MESTiZOS DE L A C O L O N I A LOS LLANOS, MUN. SANCRLSTÓBAL LA5 CLSeS (EH6)
Seowu F O T O DE D.miCtIELET (1986)

rlc.15 A R A D O S R A D i A L E S DE M É X ~ C O ( E )
el arado criollo

por arriba, las depresiones encajonadas donde se fuerza en seguir las curvas de nivel y trabaja con
amarran las coyundas de los cuernos. precaución, porque los bueyes no están al mismo
Encima de la concavidad donde se coloca la nivel. El arado se usa también para escardar,
cabeza del buey, el yugo tiene por atrás un reborde salvo en terrenos difíciles. Normalmente, la su-
o resalto, a veces llamado “camera”, que protege perficie labrada es plana: con los arados simétri-
la nuca del animal. Este saliente llega a tener una cos no se pueden hacer caballones.
gran amplitud y está encorvado hacia arriba en
los bonitos “yugos con balona” del Valle de Oa-
xaca, de la región de Tehuantepec y de las partes
orientales de la Mixteca Alta (Fig. G D) .
VI. Distribución del arado radial y del
En los últimos tiempos, muchos campesinos arado dental desde Nuevo México
ya no tienen bueyes y todavía no tienen tractores.
hasta Nicaragua
Emplean mulas o caballos para jalar arados simé- Foster (1948: 5 9 ) notó que pocas personas se
tricos de timón corto, o arados metálicos con ver-
daban cuenta de la diversidad de tipos de arados
tedera. El animal es enganchado por medio de
de madera que hay en México, y señaló la con-
una collera y de un balancín. La epidemia de fie-
veniencia de realizar un estudio comparativo.
bre aftosa de los años 1946-1955 ha contribuido
Nosotros hemos encontrado que los dos tipos
al abandono de las yuntas de bueyes en diversas
esenciales y más difundidos son el arado radial
regiones de México. Hay campesinos mexicanos
y el arado dental. Con el fin de estudiar su
que dan nombres a sus bueyes, como suele hacerse
distribución, hemos formado las dos listas siguien-
en Europa, Por ejemplo, “Diamante” y “Lucero”
tes, que incluyen también algunos datos de Amé-
en San Juan Chilateca (Oaxaca).
rica Central y del suroeste de Estados Unidos,
que fue parte de la Nueva España durante más
g) USO DEL ARADO CRIOLLO
de dos siglos. Ver mapa, Fig. 8 (La sigla G.S.P.
E N LAS LABRANZAS
significa Guy Stresser-Péan) .
El modo de hacer las labranzas varía según los
suelos y los climas, y según que la milpa sea de a) ARADOSRADIALES
barbecho (tbcolol) o de cultivo más o menos
permanente, Por lo general, para preparar la siem- Ntlevo México
bra se pasa el arado varias veces. Los terrenos Ejemplar sin localización precisa. Museum of New
planos pueden ser arados en direcciones cruzadas. Mexico, Palace of the Governors. No. 3472/45.
En terrenos de fuerte declive, el labrador se es- (Fig. 1 2 B)

39
el arado criollo

Arizona 1948, pp. 60-61, figs. 6-7. (Fig. 1 2 F)


Sacaton (en la orilla del río Gila), 1904. Pimas. Paricutín, Mun. Parangariatiro, 1940. Tarascos.
Russell, 1908, p. 98. (Fig. 12 A ) G.S.P., según foto CEMCA.
¿Fin del siglo XE? Pápagos. Castetter y Bell, Nahuatzen, ca. 1970. Tarascos. G.S.P., notas, se-
1942, fig. 2, p. 139. (Fig. 1 2 D) gún una foto.
San Pedro Tarímbaro, 1986. G.S.P., notas.
Sonora
Onavas, principios del siglo xx. Pimas bajos. Tamdipas
Pennington, 1980, t. 1, p. 144. Dunnigan 1983, San Antonio Nogalar,’Mun. González, 1967. Mes-
fig. 5, p. 222. tizos. G.S.P., notas.
Santa Cruz del Toro, Mun. Nuevo Morelos, 1966.
Chihudhua Mestizos. G.S.P., notas. (Fig. 14 B)
Cusarare, Municipio Batopilas, 1892. Tarahuma-
ras. Lumholtz, 1903, t. 1, p. 122. San Luis Potosi
Guachochí, Mun. Batopilas, ca. 1950. Tarahuma- Tampasquín, Mun. Tamasopo, 1969. Mestizos.
ras. Plancarte, 1954, p. 22. G.S.P., notas.
Nararachic, Mun. Carichic, 1892. Tarahumaras. Tanchachín, Mun. Aquismón, 1969. Mestizos.
Lumholtz, 1903, t. 1, p. 122. G.S.P., notas.
Pamachic, Mun. Urique, 1955. Tarahumaras. Tamaletom, Mun. General P.A. Santos, 1951.
Pennington, 1963, l h . III. Huastecos. G.S.P., notas. (Fig. 5 A )
Papajichic, Mun. Batopilas, 1957. Tarahumaras.
G.S.P., notas. (Fig. 1 2 C) Veracruz
Tosanachic, Mun. Temosachic, 1892. Tarahuma- Pánuco, ca. 1940. Mestizos. G.S.P., notas de 1965
ras. Lumholtz, 1903, t. 1, pp. 120-121. (Fig. (según recuerdos) .
14 A) Salvador Díaz Mirón, Mun. Misantla, 1960. To-
Guadalupe y Calvo, 1960. Tepehuanes del norte. tonacos. G.S.P., notas. (Fig. 14 c)
Pennington, 1969, pp. 62, 63, 82. (Fig. 1 2
E) Querètaro
Carrizal de los Durán, Mun. Jalpan, 1969. Mes-
MiChOdCLin tizos. G.S.P., notas.
Cherán, 1940. ‘Tarascos. Beds, 1946, p. 22 y
fig. 3. Hidalgo
Quiroga, 1945. Mestizos. Brandt, 1951, p. 128. Puerto de Piedra, Mun. La Misión, 1966. Mes-
Tzintzuntzan, 1945. Mestizos y tarascos. Foster tizos. G.S.P., notas.

41
n

FiG' '' ARADO D O B L E , P h R A E S C R R D n a , D E L o s


NAHUASACULTURADOS DE SANTA C A T A R ~ N AA Y O T Z ~ N G O(MUN. c n A L c o , m ~ . )

N U S E 0 N A C ¡ O N h L DC A N T n O P O L O G í A

(CORSE6íA D f D E A T R i Z OLiVER Y P E PLÁCiDO viLLR(i1lEVH)


el arado criollo

Molango, 1973. Mestizos y nahuas. G.S.P., notas. Gtlerrero


Atotonilco el Grande, 1978. Mestizos. G.S.P., Xochitempa, Mun. Chilapa, 1929. Nahuas. Schultze
notas. Jena, 1938, l h . IV.
San Martin, Mun. Atotonilcöel Grande, 1960. Xalpatláhuac, 1969. Nahuas. D. Dehouve, notas.
Otomíes. G.S.P., notas, 1987. (Fig. 1 2 G ) .
Santa Ana Hueytlalpan, Mun. Tulancingo, 1950.
Otomíes. G.S.P., notas, 1972. Tluxcald
San Miguel, Mun. San Bartolo Tutotepec, ca. San Lorenzo Soltepec, Mun. Tlaxco, 1985. Mes.
1970. Otomíes. Galinier, 1979, p. 343. tizos. G.S.P., notas.
San Francisco Atotonilco, Mun. Acaxochitlán,
1973. Nahuas. G.S.P., notas. Ptleblu
Chimalapa, Mun. Acaxochitlán, 1983. Nahuas. San Pablito, Mun. Pahuatlán, 1978. Otomíes.
G.S.P., notas. G.S.P., notas. (Fig. 15 A )
Huehuetla, 1938. Tepehuas. Robert Gessain, no- Cuahueyatla, Mun. Huauchinango, 1985. Nahuas
tas. y Totonacos. G.S.P., notas.
Necaxa, Mun. Juan Galindo, 1955. Nahuas y
Estudo de México Mestizos. G.S.P., notas.
Teotihuacán, cd. 1920. Nahuas. Gamio, 1922, t. Coacuila, Mun. Huauchinangc ca. 1960. Nahuas.
III, p. 110 y pl. 28 a. M. N. Chamoux, notas.
Santa Catarina Ayotzingo, Mun. Chalco, 1987. Chajchaltzin, Mun. Tlatlauquitepec, CU. 1920.
Nahuas. Museo Nacional de Antropología. Mestizos. G.S.P., notas.
Valle de Bravo, 1987. Mazahuas. G.S.P., notas, Cuetzalan, 1985. Nahuas. G.S.P., notas.
según D. Barois y C. Doucet. Hueyapan, 1960. Nahuas. G.S.P., notas de 1986.
Malinalco, 1965. Nahuas. G.S.P., notas. Santiago Xonacatlin, 1988. Nahuas. G.S.P., notas.
San Juan Acingo, Mun. Ocuilán, 1971. Matlal- San MigueI Ahuacomulicán, Mun. Atlixco, 1985.
zincas. G.S.P., notas. (Fig. 1 5 B y 7 J) Nahuas. G.S.P., notas.
Izúcar de Matamoros, 1959. Mestizos. G.S.P., no-
Distrito Fedem1 tas.
Santa Ana Atlacotenco (Delegación Milpa Alta) , San Juan Epatlán, 19Sl. Mestizos. G.S.P., notas.
1973. Nahuas. J. Galana, notas. (Fig. 1 2 H ) Chila, 1959. Mestizos. G.S.P., notas,
Tecamachalco, ca. 1970. Mestizos y nahuas.
M o re1os G.S.P., notas (1987).
Tepoztlán, 1944. Nahuas. Lewis, 1951, pp. 133- Tepango de López, CU. 1970. Popolacas y mesti-
140, figs. 24-27. (Fig. 7 K ) zos. G.S.P., notas (1987).

43
' TARAHUWARhJ DE N A Q U E h C H l C
A)
S E d N F O T O DEL R.P. L¡ONNtT (1953)

T C P E H u A N E S DEL SUR SANTA W P d A O C O T A N (DGD.) HUiCHOLES DE SANTA CATARiNA (.ìAL.)

9 d G U N SRNCHE20LMCDO ,c783 (14N.7.0) D? nusto NACIONAL nkxrco


SANTA SANTA SANTA

Fi 6.18 A R A D O 5 DENTALES DE r \ É x l C o (NORTE)


el arado criollo

Tehuacán, ca. 1960. Mestizos y nahuas. G.S.P., Chiapas


notas (1987). Los Llanos, Mun. San Cristóbal de las Casas,
1986. Tzotziles y mestizos. G.S.P., según foto
Oaxncd de D. Michelet. (Fig. 15 C)
Huajapan de León, 1959. Mixtecos. G.S.P., no- Chempil, Mun. Huistan, 1986. Tzotziles. G.S.P.,
tas. según foto de D. Michelet. (Fig. 13 E ) ,
Tamazulapan, 1980. Mestizos. G.S.P., notas. Amatenengo del Valle, 1986. Tzeltales. G.S.P.,
Tierra Blanca, Mun. Santiago Tejupan, 1980. según foto de D. Michelet.
Mixtecos. G.S.P., notas. Oxchuc, 1986. Tzeltales. G.S.P., según foto de
San Juan Teposcolula, 1973. Mixtecos. G.S.P., D. Michelet. (Fig. 13 D)
notas. (Fig. 13 A) Las Margaritas ( ? ) Tojolabales. Smith, 1960,
Refugio de Morelos, Mun. San Juan Teposcolula, p. 110 (foto).
1973. G.S.P., notas.
Santa Catarina Ticúa, 1985. Mixtecos. G.S.P., Gtlatemala
notas. Huehuetenango (región de), 1940. Mam, Chuj,
Santo Domingo Yanhuitlán, 1953. Mestizos. Jacalteca, Aguacateca. Stadelman, 1940, pp. 23
G.S.P., notas. y 263, l h . 8. (Fig. 13 F)
Huautla de Jiménez, 1959. Mazatecos. G.S.P.,
notas. Hondtlras
Santa María Pápalo, 1960. Cuicatecos. R. Wei- Sesemil Segundo, Mun. Copan, 1976. Mestizos.
tlaner, 1969, p. 438. G.S.P., notas, según fotos de C. Baudet. (Fig.
Santiago Zacatepec, 1959. Mixes. G.S.P., notas. 13 G )
(Fig. 13 C) Olancho (Departamento de) , 1954. Mestizos.
San Juan Cotozcón, 1987. Mixes. G.S.P., notas. Wells, 1857, p. 358.
Espíritu Santo Tamazulapan, 1987. Mixes. G.S.P.,
notas. Nicaragaa
San Pedro y San Pablo Ayutla, 1933. Mixes. Jinotega, 1868. Mestizos. Belt, 1874, p. 239.
Beals, 1945 b, l h . 8. (Fig. 13 H )
Hidalgo Yalalag, 1937-1938. Zapotecos. J. de
la Fuente, 1949, p. 77 y fig. 7. (Fig. 13 B) b) ARADOSDENTALES
Santo Domingo Tehuantepec, 1987. Zapotecos.
G.S.P., notas. Nzlevo México
Juchitán de Zaragoza, 1987. Zapotecos. G.S.P., Ejemplar sin localización precisa, siglo XIX. Mu-
notas, seum of New Mexico, Palace of the Goveinors.

45
A! OTOMiC5 DE C i E N E G U i L L A B) NAHUAS oe H U E Y A P A H
MUN. OE TiERRA ELANCA (610.) MUN. TESELA DELVOLCAN (nm)
SEGÚN FOTO OELR.P. D E S O B R Y ($spi) SCGÚN CROQUiS De U N (WFORI\ANTC

REGiÓN D E LeÓN (?),N¡CARROIY\


f)
9 C 6 6 N S Q u i e R , i.?ä2 (I,p.)U)

1 FiG.13 ARADOS DENTALES DE MÉXiCO (SUR)


el arado criollo

No. 3222/45. Querétaro


Otro en Boyd, 1974, p. 277, fig. 166. (Fig. 18 Ojo de Agua, Mun. Querétaro, 1966. Mestizos.
B) G.S.P., notas.
Jofrito, Mun. Querétaro, 1974. Mestizos. G.S.P.,
Chibudbud notas.
Naqueachic, Mun. Bocoyna, 1957. Tarahumaras. El Sauz, Mun. San Juan del Río, 1965. Mestizos.
Foto del R.P. Lionnet. (Rig. 18 A ) G.S.P., notas.

D uTango Hidalgo
Santa Maria Ocotlán, Mun. Mezquital, 1977. Zimapán, 1954. Otomíes. G.S.P., notas. (Fig.
Tepehuanes del sur. Sánchez Olmedo, 1980, 20 A ) .
lám. 20. (Fig. 18 C ) Yolotepec, Mun. Santiago, 1966. Otomíes. G.S.P.,
notas.
Jalisco
Santa Catarina, Mun. Mezquitic, ca. 1970. Hui- México
de Antropología* (Fig*
Metepec, 1978. Mestizos. G,S.P,, notas,
18 D)

Michoacán Morelos
San Pedro Tarímbaro, 1986. Mestizos. G.S.P., Hueyapan, Mun. Tetela del Volcán, 1983. Na-
notas. (Fig. 18 E) huas. G.S.P., notas, (Fig. 19 B)

San Luis Potosi Puebla


San Luis Potosí (alrededores de), ca. 1930. Mes- Cholula (región de), 1881. Nahuas. Bandelier.
tizos. G.S.P., notas de 1958, según O. Cabrera 1885, lim. X, fig. 1. (Fig. 19 C)
Ipiña. Petalcingo, 1959. Mestizos y mixtecos. G.S.P.,
Bledos, Mun. Villa de Reyes, 1958. Mestizos. notas.
G.S.P., notas según O. Cabrera Ipiña. Chda, 1959. Mestizos. G.S.P., notas.
Puerto Espino, Mun. Villa Arriaga, 1966. Mesti- Tepango de López, ca. 1970. Popolocas y mesti-
zos. G.S.P., notas. (Fig. 18 F) zos. G.S.P., notas de 1987.
Tehuacán, ca. 1960. Mestizos y nahuas. G.S.P.,
Guaizajudto notas de 1987.
Cieneguilla, Mun. Tierra Blanca, 1971. Otomies.
G.S.P., notas, según foto del R.P. D. Desobry. Oaxaca
(Fig. 19 A ) San Felipe del Agua, Mun. Oaxaca de Juárez. Za-

47
o T O N í E 5 DE Z i M A P Á N (HGo.)
NOTAS C.S.P.

C H A T I N 0 5 D E S A N T I A G O YhiTEPEC (OAX-)

=I NOTAS '3-5.P. (f456)

FiG.20 ARADO5 ' D E N T A L E S DE M i X i C O


el arado miollo

potecos. G.S.P., notas, 1980. C) LUGARESDONDE LOS DOS TIPOS


San Pablo Huitzo, 1973. Zapotecos. G.S.P., notas. SE ENCUENTRAN
Santiago Etla, Mun. San Lorenzo Cacaotepec,
1956. Mestizos. G.S.P., notas. Nuevo México
San Juan Chilateca, 1980. Mestizos. G.S.P., no- Los dos tipos están representados en las coleccio-
tas. nes del Museum of New Mexico, Palace of the
San Pedro Guegorexe, Mun. Sto. Tomás Jalieza, Governors.
1980. Zapotecos. G.S.P., notas.
San Mateo Macuilxóchitl, Mun. Tlacochahuaya, Chìhudhua
1971 y 1973. Zapotecos. G.S.P., notas. Sierra Tarahumara. Pennington 1963: 51-52.
Unibn Zapata (ex Loma Larga) , Mun. San Pablo
Villa de Mitla, 1956. Zapotecos. Mìch oacán
San Pablo Villa de Mitla, 1959. Zapotecos. G.S.P., San Pedro Tarímbaro, 1986. Mestizos. G.S.P.,
notas. (Fig. 19 D) notas.
Santiago Yaitepec, 1956. Chatinos. G.S,P., notas.
(Fig. 20 B) Puebla
Río Grande, Mun. San Pedro Tututepec, 1956. Tepango de López, cd. 1970. Popolocas y mesti-
Negros y mulatos. G.S.P., notas. zos. G.S.P., notas de 1987.
Tehuacán, cd. 1960. Mestizos y nahuas. G.S.P.,
Chiapds notas de 1987.
Bechijtic, Mun. San Juan Chamula, 1987. Mes- Chila, 1959. Mestizos. G.S.P., notas.
tizos o tzotziles. G.S.P., según foto de D. Mi- Región de Atlixco. G.S.P., notas de 1987.
chelet. (Fig. 19 E)

El Salvador d ) CASOSAISLADOS DE ARADOS ASIMÉTRICOS,


La Zorilla, 1954. Mestizos. G.S.P., notas, según DE MADERA
foto de W. Haberland.
Puerto Gavilán, 1959. Mestizos. G.S.P., notas, El 4 de agosto de 1978, al norte de Atotonilco el
según foto de W. Haberland. Grande (Hidalgo), dos arados radiales de madera
nos llamaron la atención, sin que pudiéramos
Nical'uguu sacar fotos o dibujos. Uno tenía timón largo y
Región de León (?), ca. 1850. Mestizos. Squier. estaba unido por una yunta de bueyes. El otro
1852, t. 1, fig. p. 343. Dibujo impreciso. tenía timón corto y estaba jalado por una mula.
(Fig. 19 F ) . A cada uno de estos axados le habían adaptado

49
el arado criollo

una tabla oblicua, que hacía de vertedera, Un Central, en la Mixteca Baja, en todo el Valle de
chamaco iba atrás y se dedicaba a limpiar dicha Oaxaca y en la zona costera suriana de Juquila
vertedera, quitando la tierra arcillosa que se pe- y Tututepec. Fuera de México, se ha notado su
gaba en ella. presencia en El Salvador y en Nicaragua. Parece
Dos años después, en junio de 1980, cerca de ausente en América del Sur. Es posible que el
Huajuapan (Oaxaca), vimos de lejos un arado arado cama o “arado castellano” lo reemplace en
que nos pareció ser una especie de copia en ma- Perú y en Ecuador.
dera de arados de fierro utilizados en el mismo En el Altiplano Central Mexicano, la distribu-
pueblo por gente más rica. Precisamente el día ción de los dos tipos es algo irregular. El arado
anterior, pasando por Tehuitzingo (Puebla), ha- radial se encuentra, o se encontraba, en Tlaxcala,
bíamos visto un arado de madera al cual habían en Teotihuacán, en Valle de Bravo, en el suroeste
adaptado una vertedera metálica. del Estado de México y en el sur del Valle de
Tales casos aislados son probablemente produc- México, extendiéndose a Tepoztlán (Morelos) .
tos de esfuerzos locales para adaptar arados tra- El arado dental es o era empleado en las tierras
dicionales a los nuevos métodos de cultivo. altas de San Luis Potosí, de Querétaro y de Gua-
najuato, en el Mezquital, en ciertas partes de las
regiones de Toluca, de Cholula y del sur del
V I I . Comentarios sobre la distribución estado de Puebla, extendiéndose a Hueyapan (Mo-
del arado radial y del arado dental relos).

a) REGIONESEN QUE SE DISTRIBUYEN b) FACTORES


HISTÓRICOS

A grandes rasgos, podemos decir que el arado Estos problemas de repartición no dependen de
radial ocupa el noroeste (con pocas excepciones), la geografía de las lenguas indígenas, puesto que
la zona tarasca de Michoacán, las serranías de la hay otomíes, mixtecos y nahuas entre los usuarios
vertiente atlántica, algunos puntos de las tierras de uno y otro tipo de arado, mientras que un solo
calientes del Golfo, la Mixteca Alta, Guerrero, tipo ocupa toda la Sierra Norte de Puebla, zona
el Istmo, los Altos de Chiapas y buena parte de de gran diversidad lingüística. Tampoco se puede
la Mesa Central. Fuera de México, se extiende pensar en una influencia de las órdenes religiosas
a Guatemala, Honduras, Nicaragua y hasta PerÚ que evangelizaron a los indios, salvo en el caso
y Bolivia. de las misiones jesuiticas del noroeste. En efecto,
El arado dental se encuentra en algunos pun- los dos tipos de arado se encuentran en Oaxaca,
tos aislados del noroeste, en parte de la Mesa zona reservada a la Orden de Santo Domingo,
el arado criollo

y también en el noreste del actual estado de dental sigue estando casi totalmente limitado a
Hidalgo, donde los agustinos fundaron y ocu- Andalucía. En Africa del Norte, el arado radial
paron casi todos los conventos. se emplea en el oriente húmedo de Argelia y
Desde luego, los orígenes regionales de los en el Marruecos de clima atlántico, mientras que
primeros pobladores españoles desempeñaron un el arado dental domina en las partes secas del
papel esencial en la introducción o en el rechazo oeste y sur de Argelia (H&D: 252-263, mapas
de los diversos tipos de arado. Los andaluces IV y V ) . En América Central el arado radial
trajeron consigo su arado dental; los extremeños, parece dominar en Ia vertiente atlántica y el ara-
gallegos, vascos y asturianos sus arados radiales. do dental en la vertiente del Pacífico. (Mapa
La ausencia en México del “arado castellano” Fig. 10)
refleja probablemente la menor importancia de Sin embargo, no hay que ver en ello un caso
las provincias centrales y orientales de la Penín- de determinism0 geográfico. En Nuevo México,
sula Ibérica en el reclutamiento de los primeros en San Pedro Tarímbaro (Michoacán) y en el
conquistadores y pobladores de la Nueva España. sur del estado de Puebla se emplean los dos tipos
Eso explica que el arado castellano se encuentre en de arados. Quizás éste era también el caso de
Ecuador y Perú, países cuya conquista fue más Nicaragua a mediados del siglo pasado. En la
tardía. Sin embargo, las raíces provincianas de Sierra Tarahumara, donde predomina el arado ra-
dichos inmigrantes no explican la distribución ac- dial, Pennington (1963: 51-52) ha señalado que
tual de los tipos de arados en México. a veces se hacen arados dentales, hecho que con-
firma una foto tomada en 1957 por el P. Lionnet,
C) FACTORES
NATURALES S.J., en Naqueachic. (Fig. 18 A )
Lo que parece evidente es que el arado radial
tiende a dominar en las regiones montañosas y d ) PUNTODE VISTA DE LOS USUARIOS
húmedas, mientras que el arado dental es el más
frecuente en zonas secas o medio secas, especial- Nos pareció interesante consultar a los campesi-
mente en llanos de suelos ligeros, como los for- nos indígenas sobre los méritos respectivos de
mados por cenizas volcánicas. La relaci6n de esos los dos tipos de arados criollos. N o era muy fácil
dos tipos de arados con el clima de las diversas entablar tal discusión porque generalmente los
partes de México corresponde bastante bien a lo habitantes de un pueblo se interesaban solamente
que se ha observado en España, en Portugal y en en el material agrícola que ellos mismos fabrican
Africa del Norte. En la Península Ibérica, el y usan localmente. Para realizar nuestro propó-
arado radial es el apero de las regiones húmedas sito de investigación, escogimos una zona donde,
del norte y del occidente, mientras que el arado desde hace tiempo, las modernas vías de comuni-
el arado criollo

cación, sin destruir el modo de vida tradicional, V I I I . Terminología indígena del


han permitido a los campesinos desplazarse fá- arado criollo
cilmente y ampliar sus puntos de vista.
En algunos valles de la Mixteca Alta, entre En algunos vocabularios del siglo XVI se encuen-
Huajapan y Teposcolula, el arado radial se em- tran perífrasis complicadas para designar el arado :
plea, pero se conoce también el arado dental En náhuatl clásico (Molina) : cuaczLaue yeli-
usado en todo el Valle de Oaxaca. En junio de miquid, “lo que era con bueyes”; en matlaltzinca
1980, pudimos discutir acerca de los dos tipos ()Basalenque): ninohochumpahari, “lo que ara con
de arados con un campesino mixteco acomodado bueyes”; en mixteco (Alvarado) : yutizusitu y
y aculturado de Tierra Blanca (Mun. de Tejupan) dzundeque, yzitwyata y dzundeqzce, “madero que
y con un campesino mixteco pobre de Refugio de ara con bueyes”; en zapoteco (Córdova) : y a p
Morelos (Mun. de San Juan Teposcula), a pocos qzh-hitann pichinacom, “madero que ara con bue-
kilómetros más al poniente. Dichos pueblos están yes”.
en valles de tierra fría, a 2 200 m de altitud y
J. Galarza (notas) ha encontrado una expresión
tienen buenas tierras de cultivo, cercanas a las
semejante en Santa Ana Tlacotenco, D.F., pueblo
zonas cerriles más altas, cubiertas de ocotes y de
cuyo dialecto náhuatl se presta para la formación
encinos.
de palabras compuestas. Los vocabularios totona-
Los dos informantes coincidieron en afirmar
cos recogidos por P. Aschmann en Zapotitlán de
que la preferencia por uno o por otro tipo de
Méndez, Puebla (1950, 1983), traducen “arado”
arado criollo depende ante todo de la calidad del
por las palabras liponknu’, lildkwa’xnd’, que pa-
terreno local, pero que también se debe tomar
recen significar “yunta” (de bueyes) y “arar”.
en cuenta la madera disponible. En tierras pesa-
das, arcillosas o pedregosas, así como en terrenos Según R. Larsen (1955: 8 8 ) el nombre huas-
inclinados, el arado radial es preferible, por ser teco del arado es xdlumtdlab k’al alz ts’abal, lo
más fuerte y porque se le puede mantener y que significa “instrumento para menear (o remo-
dirigir mejor, ya que la mancera y la cabeza son ver) Ia tierra”. Pero esta expresión es poco usada
una sola pieza. Pero, para fabricar un arado de y muchos huastecos emplean la palabra española
este tipo, se necesita encontrar un gran trozo “arado”, sin siquiera adaptarla al fonetismo de
de madera maciza, acodado y formando el ángulo su idioma. El arado, cuyo uso queda limitado, es
conveni,ente. Esto es relativamente fácil en sierras visiblemente un préstamo reciente de la tradición
cubiertas de bosques de encinos, como las de la mestiza y no se ha incorporado profundamente
Mixteca Alta, pero es más problemático en Ila- en la cultura huasteca.
nuras casi enteramente cultivadas y en regiones El vocabulario cakchiquel de fray Thomás de
secas de escasa vegetación arbórea. Coto (1983), escrito a mediados del siglo XVII,

5 2.
el atado criollo

traduce “arado” por chenba¿, lo que significa I X . El arado en los ritos y en las creencias
“cosa para labrar”. de los indios
En algunas lenguas indígenas de México, el
arado ha tomado el antiguo nombre de la estaca a) RITOS AGRARIOS
de cultivo, o el de la coa, la laya indígena de
filo oblicuo (haciendo a veces necesario formar Algunos útiles de trabajo, empleados por los an-
otro nombre para ésta) : en otomí: t’’a& (Sous- tiguos indígenas de México, llegaron a tener
telle 1937: 54-55), o t’&pi, a veces t’upi iztani cierta importancia en los ritos o en las ceremo-
“coa de bueyes” (Galinier 1979: 341); en ta- nias indígenas. Entre ellos se pueden mencionar,
rasco: tdrevqzld (Gilberti 1962: 208) cf. tarecad, por ejemplo, el metate, el bastón de viaje y el
machete de madera que sirve para tejer. A éstos
“coa”; en el náhuatl de Xochitempa, Guerrero:
se añadió, en la época colonial, el peligroso tra-
aitzoctli (Schultze 1938, lám. IV), “estaca”.
piche de moler caña. El caso del arado, en este
En otros lugares, los indígenas adoptaron la aspecto, es menos conocido.
palabra española “arado”, modificándola para El bachiller Hernando Ruiz de Alarcón, que
adaptarla al sistema fonético de su idioma: en fue cura de Atenango a principios del siglo XVII
tarahumara: arara (Bennett y Zingg 1935: 19; y escribió en 1629 sobre las “supersticiones” de
Pennington 1963: 5 1 ) ; en náhuatl de Xalpa- los indios nahuas del actual estado de Guerrero,
tláhuac (Guerrero) : alnro (Dehouve 1974: 73); nos cuenta que estos indios, antes de sembrar,
en náhuatl de Tetelcingo (Morelos) : arövo dirigían conjuros a sus coas o layas de madera,
(Brewer 1971: 9 ) ; en zapoteco de Yalalag: Yad llamándolas tlamncazqzli ce dtl itonal, lo que se
(J. de la Fuente 1949: 77); en zapoteco de San puede traducir libremente por: “sacerdotes con
Pedro Guegorexe: yag rad, “madero arado” (G. espíritu de un agua”. (Ruiz de Alarcón 1892:
S.P., notas, 1980); en huave de San Mateo del 176). Esta metáfora era empleada para designar
Mar: evada (Stairs 1981: 198); en tzotzil de los árboles (ibid., p. 156) y la madera de ellos,
Zinacantan: ’avaro (Laughlin 1975: 46, 482). aparentemente porque la vida de los árboles de-
pende del agua.
Hay pueblos donde las diversas partes del ara- Veintisiete años después, en 1656, el Dr. Ja-
do tienen nombres indígenas. J. de la Fuente cinto de la Serna escribió sobre el mismo tema,
(1949: 77) los ha publicado en zapoteco de usando ampliamente los datos de su antecesor.
Yalalag. J. Galarza los ha recogido en el náhuatl Menciona que el campesino indígena, antes de
de Santa Ana Tlacotenco (D.F.) y G. Stresser- sembrar, hablaba a su coa, pero no cita el texto
Péan en chatino de Yaitepec. Sería útil que los de sus palabras, y enseguida añade lo‘ siguiente:
lingüistas los apunten, con sus significados. “Es de advertir que como éstos antiguamente

53
el arado criollo

sembraban con la coa en tierras calientes obser- 367 y Ih. XIII-11).


vaban este conjuro; que donde hay bueyes, y El arado está representado en varias iglesias
arados usarán la substancia del, mas mudarán del Altiplano entre las manos de san Isidro La-
estilo con los bueyes y usarán de algún nombre brador. En Metepec, cerca de Toluca, con motivo
metaphoric0 para llamarlos”. Después escribe: de la fiesta de este santo, las yuntas de bueyes
“No es dudable llamen a la reja negro chichimeco y los arados forman parte de la procesión (Verger
por el color y porque a todas las cosas de hierro 1938, fi. 4 4 ) . Pero san Isidro, que no fue ca-
dan essa metaphora”; y más adelante: “Parece muy nonizado hasta 1622, no es una figura esencial
cierto que hablaran con los bueyes como en dei- de la devoción popular en todas partes de Mé-
dades, atribuyéndoles divinidad en su ejercicio“ xico, y las imágenes de él que hemos visto en
(J. de la Serna 1892: 430-431). las tierras calientes lo representan solo, sin su
Este texto, a diferencia del de Ruiz de Alar- arado y sin sus bueyes.
cón, está basado en deducciones más que en la
observación directa. Sin embargo, da razones para b ) EL ARADO DEL CIELO
creer que ciertos indios de mediados del siglo
XVII, ya usuarios del arado y de las yuntas de Aunque muy ligado a las actividades terrestres
bueyes, les otorgaban un sitio en sus ritos técni- más comunes, el arado criollo de México ha po-
cos de agricultura. En cuanto a la reja de fierro, dido llegar a la gloria, del cielo, como parte de
si se dice que la llamaban “negro chichimeco”, la espléndida constelación de Orión, joya de las
es por comparación con los textos en náhuatl de noches de invierno.
Ruiz de Alarcón (1892: 156), donde el cobre, En la tradición popular mexicana de muchos
metal colorado a juicio de los indios, es constan- lugares, probablemente heredera en eso del fol-
temente llamado tlatlauhqui chichimecatl, “chi- klore español, las tres estrellas alineadas del Cin-
chimeco bermejo”. turón de Orión son el dental de un arado, y las
Una sobrevivencia del arado en los ritos agra- tres ‘estrellas más chicas de la Espada de Orión
rios se registró en 1938 por R. Gessain, entre son la mancera (Fig. 11 E ) . La identificación
los tepehuas de Huehuetla (Hidalgo). En la ce- de estas seis estrellas como el “arado del cielo”
remonia del Domingo de Ramos, para protección es una idea muy difundida entre los campesinos,
de los sembrados, se usa una figura recortada, ‘de tanto indígenas como mestizos, lo que indica la
papel anaranjado (Fig. 11 D ) , donde se ve la importancia que el “nuevo” apero de cultura ha
silueta del campesino y la de su arado radial, logrado adquirir, en la mentalidad popular me-
reducido al dental-mancera (Gessain 1938: 366- xicana, a través de cuatro siglos y medio.

54
ARADOS
RADIALES
DENTALES
ARADOS
c

YUGOS
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102
EL ARADO CRIOLLO
EN MÉXICOY AMÉRICA CENTRAL

Por ‘Guy Stresser-Péan

I. LOS ARADOS E N EL MUNDO


a) Arados simétricos y arados asimétricos
b) Las cinco partes esenciales ‘de un arado
pág. 7

II. LOS ARADOS SIMÉTRICOS DE LA PENINSULA


IBÉRICA
a ) El arado cama o “arado castellano”
b) El arado radial
c) El arado dental
d ) El arado cuadrangular
pág. 9

III. INTRODUCCI~N
Y D I F U S I ~ N DEL ARADO
EN LA NUEVAESPAÑA
a) Los antiguos aperos indígenas de labranza
b) Introducción del arado en la Nueva España
c) Difusión del arado en las regiones
conquistadas a los chichimecas
d ) Difusión del arado entre los indios del
noroeste de México
e) Los arados de Nuevo México
f ) Urgencia de estudiar los arados criollos
g) Realización del presente estudio
pág. 13

103
indice
J

IV. LOS DOS TIPOS DE ARADOS


CRIOLLOS DE IvfÉxIco Y AMÉRICA CENTRAL
a) Descripción de un arado radial de la Huasteca
b) Descripción de un arado dental del
Valle de Oaxaca
pág. 27

V. LAS DIVERSAS PARTES DE LOS ARADOS


CRIOLLOS Y EL MODO DE ARAR
a ) El dental y el dental-mancera
b) La mancera o mancilla
c) La reja
d ) Timón, clavija, telera, cuiias y barzón
e ) Orejera, barredor, alas
f ) Yugos y coyundas
g ) Uso del arado criollo en las labranzas
pág. 29

VI. DISTRIBUCIÓNDEL ARADO RADIAL Y DEL


ARADO DENTAL DESDE NUEVO MÉx~co
HASTA NICARAGUA
a ) Arados radiales
b) Arados dentales
c) Lugares donde los dos tipos se encuentran
d ) Casos aislados de arados asimétricos, de madera
pág. 39

VII. COMENTARIOS
SOBRE LA DISTRIBUCI~N DEL
ARADO RADIAL Y DEL ARADO DENTAL
a) Regiones en que se distribuyen
b) Factores históricos
c) Factores naturales
d ) Punto de vista de los usuarios
pág. 50

104
indice

VIII. TERMINOLOGÍA IND~GENA DEL ARADO


CRIOLLO
pág. 52

Ix. EL ARADO E N LOS RITOS Y EN LAS


CREENCIAS DE LOS INDIOS
a) Ritos agrarios
b) El arado del cielo
pág. 53

105
EL ARADO cnIoLI,o EN MÉXICO Y AMÉRICACENTRAL de Guy
Stresser-Péan se terminó de imprimir cn el mes de
noviembre de 1988 en los talleres de Impresión y
Diseño, Av. Rio Churubusco, lote 15, manzana
19, col. Rodeo, México, D.F. Se imprimieron
1 O00 ejemplares en papel Couché mate
paloma de 100 grs. La composición
se realizó en tipos Garamond de
11 y 9 puntos. La edición
estuvo al cuidado de
Blanca Luz Pulido
y Jean Meyer.

Tanaco, Mich., 1984.


Foto de Richard Barthelemy.

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