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En vista de la polémica causada en todo el territorio nacional en torno a la cuestión de

la recepción de lo fondos provenientes de la Mina La Alumbrera –YMAD por parte de


las universidades nacionales, la Agremiación de Docentes e investigadores de la UNSa
considera imprescindible y necesario el fijar una posición a respecto, máxime cuando el
debate está desde el mes de junio en el Consejo Superior.

Nuestro Consejo Superior , luego de un encendido debate en el que ADIUNSa


claramente expresó su rechazo a la aceptación de los citados fondos, en coincidencia
con algunas agrupaciones estudiantiles y de defensa de los derechos humanos que se
encontraban presentes en la ocasión, decidió encomendar a una comisión ad-hoc (cuya
conformación fue decidida en base a criterios que no fueron debatidos en la sesión) la
tarea de reunir todos los antecedentes posibles del caso y plantear, desde un análisis
interdisciplinario, una serie de recomendaciones específicas, para que así los consejeros
tengan información suficiente que les permita tomar las decisiones más justas en el
espinoso tema que se trataba.

Habiendo analizado muy detenidamente el texto redactado por la referida comisión , y


atentos las cinco recomendaciones principales a las que llegan sus miembros, nos
consideramos en le obligación de insistir , muy firmemente y hasta las últimas
instancias posibles en el debate, nuestra unánime decisión de rechazar sin
condicionantes la totalidad de los fondos que el Ministerio de Educación de la Nación ,
en base a lo legislado por la ley 14.771, ha decidido distribuir entre las universidades
nacionales.

Desde nuestra asociación de trabajadores de la ecuación universitaria consideramos, a


diferencia de lo esgrimido por la comisión ad-hoc y por numerosos consejeros en el
debate previo, que el eje fundamental de esta polémica es esencialmente ético y político,
y para nada debe limitarse al aspecto jurídico, justificación principal en la que se apoya
el grueso de los argumentos de aceptación.

Es desde la más sólida convicción que nuestro gremio solicita a los señores consejeros
y a la comunidad universitaria toda que el dinero proveniente de la explotación de la
mina de oro Bajo la Alumbrera, en la provincia de Catamarca, no sea aceptado bajo
ninguna condición.

Para sostener esta posición hemos tomado perspectiva y observado el camino de


nuestra universidad en el seno de la comunidad regional durante sus treinta y cinco años
de joven historia. Esta institución ha sabido acompañar, más en algunas épocas que en
otras, el derrotero de nuestro pueblo, y lo ha hecho entonces sumándose como un
colectivo obrero más a la búsqueda de desarrollo y libertad que ha caracterizado a la
historia de la sociedad salteña.

La U.N.Sa. se crea en 1973, como cristalización de un viejo anhelo sentido por


muchos docentes, estudiantes y familias salteñas; es justamente en ese año ,en el
contexto de un efímero pero intenso proyecto de liberación social nacional y
latinoamericano, que nuestra casa de estudios, entonces dirigida por el poeta y abogado
Holver Martínez Borelli, se suma de la manera más solidaria y militante posible a la
lucha de los sectores más desposeídos de la región, y prueba de ello es la larga lista de
ciudadanos universitarios que han sido asesinados o están desaparecidos, que fueron
cesanteados o que debieron exilarse durante la oscura noche de la dictadura y los dos
nefastos años anteriores.
Es desde esta especificidad ética y política de la universidad de Salta que el gremio de
profesores e investigadores hace la lectura crítica sobre los fondos generados por
YMAD. Y no podría ser otra nuestra posición, porque se trata de dinero proveniente de
un proceso de saqueo y expoliación del recurso nacional minero, aquél recurso al que
apuntaba la ley 14.771 de 1958, elaborada en el marco de una política nacionalista-
desarrollista , en tiempos en que ningún legislador y político podría haber avizorado la
entrega de la industria nacional y loso recursos públicos de manos de los Chicago Boys
primero, durante el latrocinio de Martínez de Hoz y asociados, y luego magnificada por
el menemisno como expresión más violenta del asalto al Estado.

No pocas voces se han alzado insistiendo en que, al tratarse de un impuesto


proveniente de una ley nacional, es simplemente dinero público sin manchas. Por el
contrario , y en base a los preceptos de autonomía universitaria, y desde la trayectoria de
transparencia y honestidad que muchos sectores de nuestra universidad han mostrado
durante estos treinta y cinco años, es que decimos que no, que no podemos aceptar ese
dinero porque está sucio de sangre y miseria, porque al aceptar esos fondos simplemente
estaríamos siendo cómplices, no por acción sino por omisión, de la larga lucha que
vienen sosteniendo muchos pueblos catamarqueños y tucumanos, pero también nuestros
comprovincianos cafayateños, por defender su vida frente a la embestida de una
transnacional que sólo tiene entre sus objetivos la fuga rápida de capitales a cualquier
costo. Inútil sería detallar cifras y anécdotas que hasta la saturación han sido publicados:
familias desalojadas, enfermos, intoxicados, animales muertos y plantaciones
destruidas, agotamiento de agua potable, consumos de energía desproporcionados, etc.,
etc., sin olvidar por otra parte que las tres empresas que forman el consorcio explotador
de La Alumbrera (Yamana Gold Inc., Barrick Gold Corporation y Gold Corp Inc.)
llevan en su pedigrí incontables denuncias internacionales, algunas de ellas gravísimas,
como las del asesinato de al menos dos docenas de activistas indígenas y abogados de
las comunidades donde opera Xstrata, en la zona selvática de Tampakán.
(Fuente: Mineral Policy Institute y www.minesandcommunities.org) .

El rechazo de ADIUNSA a este dinero, que en el contexto político-económico


argentino actual no es más que un soborno disfrazado a la Academia, como modo de
comprar voluntades y colaborar en el apagado de voces díscolas, es completamente
coherente con el debate, impulsado desde hace al menos cinco años por este gremio,
sobre el crecimiento lento pero constante de un financiamiento privado encubierto a
través de servicios a terceros y convenios de cooperación con grandes empresas.

El caso La Alumbrera resulta así un disparador de una discusión aún más extensa, pero
igualmente urgente, sobre la política que la Universidad Nacional de Salta deberá fijarse
en cuanto a la aceptación y uso de fuentes de financiamiento privado, habida cuenta que
existen en nuestras facultades sectores de investigación que desde hace más de una
década han hecho del servicio repetitivo a grandes empresas petroleras, química o
mineras una práctica cotidiana, cubiertos por el marco jurídico vigente.
No se trata de discutir cuánto dinero entra por esta vía, pero sí, y ante todo, si nuestra
universidad está dispuesta a seguir alquilando su capital intelectual y tecnológico al
mejor postor del mercado, sin analizar mínimamente las condiciones de aplicación de
este saber y los fines que los “clientes” dan a este “producto”, y olvidando por ende la
misión fundamental que ella misma se fijó al ser creada y que se plasmaban en las
fórmulas de juramento iniciales:

Expediente: 1475/73
Resolución: 471/73
Firmas: Dr. Holver Martínez Borelli, Interventor; Dr. Enrique Santos Delgado,
Secretario Académico

Considerandos:

Que es necesario establecer las fórmulas que deberán ser pronunciadas en el


acto de entrega y de recepción de los documentos mencionados;
Que las mismas deben sintetizar la filosofía que orienta los fines y objetivos de la
Universidad, su vocación regional y latinoamericana y su compromiso de servicio a la
comunidad dentro del proceso de liberación nacional, regional y latinoamericana elegido por
el pueblo;

El graduado completa esa fórmula pronunciando el siguiente texto:

“…ser consciente de que el titulo que se me otorga es fruto del esfuerzo de


toda la comunidad y que, en consecuencia, el ejercicio de mi profesión
estará al servicio de la justicia social y del Proceso de Liberación Nacional,
Regional y Latinoamericano. Juro ser fiel a estos principios, respetando y
haciendo respetar la Constitución Nacional y luchando por la unidad de
nuestro pueblo y de los países hermanos, anteponiendo el sentido de
solidaridad a todo afán de lucro o de prestigio profesionalista. En el
cumplimiento de este compromiso se reconocerá mi honor”.

Incluso ahora, cuando las fórmulas de juramento de graduados fueron aggiornadas a los
tiempos que corren, y donde la palabra liberación causa cierto escozor, se mantiene aún
algunas palabras que comprometen éticamente s los recién graduados, y que deberían
iluminarnos a lo hora de evaluar sobre la aceptación de los fondos en cuestión.

¿Juran por su honor, ser conscientes de que el título que les otorgamos es
fruto del esfuerzo de toda la comunidad y que, en consecuencia, el ejercicio de
sus profesiones estará al servicio de la justicia social y el desarrollo regional,
nacional y latinoamericano.? ¿Juran ser fieles a estos principios, respetando y
haciendo respetar la Constitución Nacional y trabajando por la paz y la unidad
de nuestro pueblo y demás países hermanos, anteponiendo el sentido de
solidaridad a todo afán de lucro o de prestigio profesional.?
Respuesta: Sí, juro.
En el cumplimiento de este compromiso se reconocerá su honor”.

Por todo lo expuesto es que la Comisión Directiva de la Agremiación de Docentes e


Investigadores de la Universidad Nacional de Salta mantiene firmemente su postura
de no aceptar los fondos provenientes de las utilidades de la explotación de la Mina
de Bajo la Alumbrera por parte del consorcio internacional Minera Alumbrera Limited.

Por las mismas razones detalladas en este documento es que solicitamos


formalmente a los Sres. Consejeros Superiores, a los Sres. Decanos y a la Sra.
Rectora de la U.N.SA,. que se expidan unánimemente por el rechazo absoluto de
dichos fondos.

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