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III. Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo.
(Estocolmo, 1998).
En este documento se establecen, entre otros aspectos, las características que deberán
tener las políticas culturales para propiciar el correcto desarrollo de las regiones, tomando
en cuenta fenómenos de importancia mundial como es el caso de la globalización y el
acelerado desarrollo de las tecnologías.
La cultura debe ser un vehículo para el crecimiento individual y colectivo,
independientemente de las características propias de la persona (género, edad, etnicidad,
etc.). Se defiende el derecho de la libertad de expresión y se señala la necesidad de
propiciar la participación en las actividades artísticas. Claramente, se trata de uno de los
pilares de la vida social, por lo que no debe descuidarse su práctica y difusión.
Nuevamente se afirma el papel de la cultura para establecer un clima pacífico entre las
naciones a través del intercambio, el respeto y la tolerancia, evitando cualquier forma de
ataque o discriminación; sólo así pueden crearse vínculos sólidos y duraderos entre
grupos humanos.
De igual manera, se hace mención no sólo a la difusión de bienes de consumo cultural;
sino también de información que permita una mejor comprensión del contexto donde se
desarrollan diversas manifestaciones típicas, así como optimizar las formas de
integración entre los individuos.
Un elemento en que se hace énfasis es en la creatividad; toda sociedad debe tener la
posibilidad de desarrollar la capacidad creativa de sus integrantes, de tal manera que su
participación sea constante en el proceso de producción y renovación cultural.
El tiempo también es otro factor que se toma en cuenta; se señala la necesidad de
reinventar las políticas culturales, de tal manera que vayan ajustándose a los cambios
que atraviesan las colectividades en este ámbito. Así como las dinámicas sociales de una
comunidad no pueden permanecer estáticas, las políticas culturales también deben
mostrar avances y responder mejor a las necesidades que vayan presentándose.
Finalmente, se resalta el papel de instituciones gubernamentales como responsables en
el proceso de conservación cultural; a éstas corresponde asegurar que se lleven a cabo
programas de desarrollo y fomento cultural que solucionen efectivamente cualquier
problemática que pueda presentarse en este aspecto. De igual manera, deberán tomar en
cuenta el respeto a los derechos de autor y a la distribución de los materiales, de tal
manera que se logre un intercambio justo que beneficie tanto a los artistas como al
público.