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Castellani-Apocalipsis
Castellani y el Apocalipsis.

Este autor se ocupó vastamente del tema que estamos viendo, así tenemos su obra
“Cristo, ¿vuelve o no vuelve?” cuya primera edición es de 1951; posteriormente publicó
“Los papeles de Benjamín Benavidez”, cuya primera edición es de 1954. Y más tarde
daría a luz “El Apocalipsis de San Juan”, cuya primera edición es de 1963.
Vinculado con esta temática tradujo del latín “La Iglesia Patrística y la Parusía”, del
Padre Florentino Alcañiz, publicada por San Pablo, Buenos Aires, 1962.
A su vez, tradujo la novela de Roberto Hugo Benson “The Lord of the World”, con el
título “Señor del Mundo”, publicado por Itinerarium en 1958. Por otra parte, el mismo
ensayó una novela al respecto llamada “Su Majestad Dulcinea” ambientada en nuestro
país, publicada por Patria Grande en Buenos Aires en 1974.

El Apokalipsis de San Juan, Buenos Aires, Vórtice, 1991, 98-104. (La primera
edición de este libro es de 1963).

Ve en el Apocalipsis 20 visiones:
Visión 1: Mensajes a las siete Iglesias
Visión 2: El libro y el Cordero
Visión 3: Los siete sellos
Visión 4: La signación de los elegidos
Visión 5: Las siete Tubas
Visión 6: El Libro devorado
Visión 7: La medición del Templo
Visión 8: Los dos Testigos
Visión 9: La séptima Tuba (Trompeta)
Visión 10: La mujer coronada (12, 1-17).
Visión 11: Las dos Fieras (Bestias) (13,1-18).
Visión 12: Las Vírgenes y el Cordero (14,1-5).
Visión 13: El Evangelio Eterno (14,6…. ).
Visión 14: El Segador Sangriento (14,14-20).
Visión 15: Las siete redomas (copas) (15,1-16,21).
Visión 16: La Gran Ramera (17, 1-18).
Visión 17: El juicio de Babilonia (18,1-19…).
Visión 18: El Reino Milenario (20, 1-10).
Visión 19: El Juicio Final.
Visión 20: La Nueva Jerusalén
La visión 1 representa simbólicamente las siete épocas de la historia universal. Esta
lectura es solamente probable, bien fundada, pero no unánime, en los Santos Padres y
Doctores.
El Cordero y el libro sellado significan el dominio profetal de Cristo sobre los
acontecimientos históricos; y su triunfo y Reino final. Sus siete cuernos son los ángeles
más cercanos a Dios de la Tradición judía; Los cuatro vivientes (animales) son los
cuatro Evangelistas; los veinticuatro ancianos son los Doce Patriarcas y los Doce
Apóstoles: todo el Israel de Dios.
El Cordero abre los sellos, revela el futuro. Los cuatro primeros dan suelta a cuatro
caballos con sus jinetes.
El caballo blanco es la monarquía cristiana, o sea, la Iglesia de Tiatira: La altamar del
cristianismo, la Cristiandad.

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El caballo rojo es evidentemente la guerra: Indica el período preparusíaco de las
“guerras y rumores de guerra”, que dijo Cristo en su propio Apocalipsis ser “el principio
de los dolores de parto”. Comenzó al ser retirada la monarquía cristiana.
El caballo negro es también, manifiestamente, la carestía, o como dicen hoy, la
posguerra, la crisis o el crack: Los pobres amenazados de hambre, los ricos seguros.
Capitalismo mundial.
El caballo amarillo o sea bayo es la última persecución, con razón su jinete se llama
“muerte”, que mata con espada, hambre, y las fieras –que Juan y los primeros cristianos
conocieron bien en el Coliseo- compendia los males anteriores y los amplía con uno
nuevo.
El quinto sello prolonga el cuarto, pues son los mártires que están por venir de la gran
persecución.
El sexto sello es la parusía comenzada. Juan abandona, para interponer dos visiones
celestes de consuelo, y cuando retoma el séptimo es para abrirlo en la nueva visión de
las siete tubas (trompetas). Procedimiento común, recapitulatio.
La signación de los elegidos (visión 4) ciento cuarenta y cuatro mil, número simbólico
corresponde a la palabra de Cristo: “Tribulación grande que si se prolongara, caerían
hasta los elegidos si fuera posible; pero por amor a los elegidos, se abreviarán aquellos
días”.
Los elegidos de todas las tribus de Israel, son los perseverantes de los últimos días;
después Juan muestra la muchedumbre de los otros ya salvados, “multitud magna,
incontable de todas las gentes, tribus y lenguas”. Conversión de Israel en los últimos
tiempos.
El “silencio de media hora” acontece al abrirse el último sello: significa que habrá un
péríodo de paz para la Iglesia al comenzar el mal tiempo, muy corto. Y corresponde a la
“signación” en la cual “los vientos de la tierra serán sujetados” y no se levantará “el
fragor de las olas del mar” (de los negocios terrestres), que dice Cristo “tendrá
angustiados a los hombres” en los últimos tiempos.
El ángel del turíbulo aúreo, que vuelca sobre la tierra incienso y brasas, significa el fin
de la parusía. Juan vuelve atrás entonces, otra vez a la historia mística del mundo, con
las siete tubas (trompetas o bocinas), recapitulatio.
Las tubas significan las grandes herejías: son cambios de frente, que los antiguos
indicaban con toques de trompas, en la historia de la humanidad, religiosamente
contemplada.
La primera tuba es la herejía arriana conjunta con la invasión de los bárbaros al Imperio.
La segunda tuba es la herejía de Mahoma.
La tercera es el cisma de Focio y de Miguel Cerulario.
La cuarta tuba es la falsa reforma o protestantismo.
A partir de la cuarta, no una tercia parte sino todo el mundo es afectado; y las tres
restantes se convierten en tres alaridos (los tres ayes).
La quinta tuba son los filósofos del XVIII y de ahora, “cinco meses de años” van de la
revolución francesa a la gran guerra del 39, son justo 150 años, del poderío de las
langostas.
La sexta tuba es la guerra de los continentes, repetida más adelante en la sexta redoma
(copa) de la ira de Dios.
La séptima tuba es como de costumbre la consumación. Está precedida de dos visiones
interpuestas: La del ángel voz de león con el librito abierto que proclama con juramento
que: “El tiempo se acabó” y la visión del librito devorado (visión 6), que es el
Apokalipsis mismo y el espíritu de profecía.

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La medición del Templo (visión 7) significa la reducción de la Iglesia fiel a un pequeño
grupo perseverante y la vasta adulteración de la verdad religiosa en todos los restantes;
y en esto están unánimes todos los Padres.
Los dos testigos son: O bien Henoch y Elías redivivos para preparar a los fieles a la gran
agonía, o bien, dos grandes jefes religiosos cabezas de los cristianos y de los judíos
fieles constituidos en dos cuerpos diversos. Son dos exégesis alternativas, entre las
cuales no oso decidirme.
La séptima tuba indudablemente indica la parusía, como en todos los septenarios. El
Templo de Dios y el Arca del testamento apareciendo en él puede significar a la
Santísima Virgen, sus apariciones, sus prerrogativas definidas, su notoriedad en los
últimos tiempos: “Foederis Arca”.
La Mujer parturienta (visión 10) es el Israel de Dios: es decir los judíos convertidos y
los cristianos perseverantes constituidos en dos cuerpos en los últimos tiempos. Esta
visión pide explicación larga, que daremos en la parte tercera. Es la primera de las tres
visiones cúspide que coronan al libro.
La fiera del mar (visión 11) es simplemente el Anticristo, también unánime
interpretación de los Padres. La cabeza herida de muerte y después curada es un reino
antiguo extinguido, y ahora restaurado por el Emperador Plebeyo.
La fiera de la Tierra es una religión falsa –falsificada-o herejía máxima, con su jefe y
conductor, quizá un obispo apóstata que es también un mago según Solovief.
Los prodigios que hace en propaganda del Anticristo: los dos ejemplos que pone San
Juan se pueden hacer hoy día por medio de la supertécnica moderna.
El número del anticristo será una señal o símbolo de su nombre que llevarán sus
secuaces, y todo el mundo si quiere vivir, en brazaletes y vinchas. No sabemos cuál
todavía.
Las vírgenes y el Cordero (144000) son los elegidos de la visión 4, ya liberados:
“Vírgenes” significa que no se manchan con la “fornicación” (o sea idolatría) de la
religión falsificada; la cual fornicación o apostasía propaga la mujer ramera de la visión
16.
El Evangelio eterno es el mismo Apokalipsis, develado y comprendido en los últimos
días.
Sigue el preanuncio de la destrucción de la ramera y la amenaza de los apóstatas.
La visión del segador sangriento alude a la gran guerra de los continentes.
La visión de las siete redomas (copas) significa bien manifiesto las calamidades de los
últimos tiempos, castigos de Dios a la Gran Apostasía.
La primera significa la sífilis vuelta endémica.
La segunda significa el ensangrentamiento de las relaciones internacionales.
La tercera significa la corrupción y perversión de la cultura.
La cuarta significa los daños y las amenazas de la técnica moderna.
La quinta significa la confusión e impotencia política de los gobernantes.
La sexta significa la caída de la barrera que protegía a la Europa del Asia; y las tres
ranas son tres herejías: nominatim, el liberalismo, el comunismo y el modernismo o
naturalismo religioso.
La séptima es la parusía precedida –por transición literaria- por la caída de la urbe
capitalista.
Babilonia (visión 17) es una gran ciudad capitalista, asiento al mismo tiempo de la
religión falsificada.
Los diez cuernos y las siete cabezas (cabezas añadidas por San Juan a la visión de la
fiera de Daniel- son reinos o naciones: diez pequeños reinos que surgirán en los últimos
tiempos, quizás de raíz comunista, que destruirán la ciudad ramera y serán luego

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unificados por el Emperador Plebeyo, en su restauración del Imperio Romano; por lo
cual duran poco “potestatem accipient una hora”.
Babilonia cae (visión 17), es incendiada y aniquilada –por bombas nucleares, pues dice
el profeta tres veces que es destruida “en una hora”; el profeta la describe como puerto
de mar, capitalista y apóstata (“fornicar con los reyes de la tierra” significa la religión
ponerse al servicio de la política).
Sigue una visión intermedia “júbilo en el cielo” que describe la exultación de los santos
por las próximas bodas del cordero, o sea por la renovación del universo y el reino de
cristo en la tierra.
Viene de inmediato la última pugna, la victoria de Cristo sobre el anticristo, sus reyes y
sus ejércitos.
Visión del Reino Milenario (visión 18). Yo no puedo interpretar el cap. 20
alegóricamente, o sea, creer que el profeta pega un salto atrás hasta el principio del
Apokalipsis y que significa el actual “reinado” de la Iglesia después de haber estado
hablando per longus et latus del fin de ella, y de la parusía.
He traducido y publicado recientemente una tesis doctoral del Padre Alcañiz SJ donde
se recopilan literalmente las descripciones de todos los Santos Padres acerca deste
Reino de los Mil Años. (La Iglesia Patrística y la Parusía, Paulinas, 1962).
Visión del juicio final (Visión 19). Está al fin del capítulo 20 y es indudable e
indiscutible. Visión de la Jerusalén Triunfante (visión 20). La nueva Jerusalén es el
mundo de los resucitados; y después en el cap 22, el cielo empíreo, o sea, el mundo de
la visión beatífica.
San Juan ha tomado para eso el símbolo de una ciudad “descendiendo del cielo de por
Dios” con magnificencia oriental: No faltan en ella ni piedras preciosas, ni cristal, ni
mármoles; ni tampoco fuentes vivas y árboles milagrosos, el “árbol de vida” del paraíso
terrenal. Este último capítulo de Juan es un himno de triunfo a la vida del cielo.
Al final, el profeta pone el sello a su libro; reiterando tres veces el estribillo del
comienzo: “vengo pronto”. Quiere adorar al ángel de la profecía, el cual le dio el libro a
devorar, y el ángel lo levanta y reprende: “Yo soy un consiervo tuyo y de tus
hermanos… a Dios adora”…
El ángel bendice “a los que guardan esta profecía y Juan el profeta maldice
terriblemente a los que “añadiesen cosa alguna” –como Lutero añadió al Apokalipsis
que el anticristo era el papa- y más terriblemente aún a los que “disminuyeren” sus
palabras.

El Apokalipsis de San Juan, Buenos Aires, Vórtice, 1991, 183-200.


Sobre las dos bestias
“Y vi una fiera surgiendo del mar…” Es la última fiera de Daniel (cap.7). Es el
Anticristo según todos los intérpretes, antiguos y modernos. San Juan añade “siete
cabezas”; Daniel solamente apuntó “diez cuernos”…
El significado exacto de θηρίον es “fiera”, nuestras versiones traen “bestia”
sobreentendiendo “feroz”.
El nombre “Anticristo” lo adujo San Juan; San Pablo lo llama ( ὁ ἄνθρωπος τῆς
ἀνομίας), sin Ley; Cristo no lo nombró, sino con el nombre de el “otro”, si acaso a él
se refiere –como parece- en:“He venido en nombre de mi Padre y no me habéis
recibido; otro vendrá en su propio nombre y lo recibiréis” (Jn 5,43).
“y la fiera que vi parecida al leopardo y sus pies como los del oso y su boca como la
boca del león”. La fiera de San Juan es un compuesto de las cuatro fieras de Daniel: “La
recapitulación de las herejías” la llama San Ireneo. San Juan las enumera en orden

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inverso, quizás porque la religión herética del Anticristo parte de la última para llegar a
la primera, el paganismo.
“Una de sus cabezas, como herida de muerte, y su plaga de muerte se sanó y se asombró
toda la tierra”. La cabeza herida es uno de los reinos del Anticristo, y al mismo tiempo
el mismo Anticristo, pues dice Jn 13,14: “La fiera que tiene la herida de muerte y
vivió”. Esta nota que va a ser el tema principal de la prédica propagandística del Pseudo
Profeta o segunda fiera no sabemos qué será. Algunos Padres, basándose en un oscuro
versículo de Daniel dijeron que habría de sufrir una gran derrota bélica y después
rehacerse con más fuerza; otros dijeron que queriendo parodiar la resurrección de
Cristo, se va a fingir muerto y después resurgido como Simón el mago. Lo más
plausible es que se refiera a la restauración de un antiguo imperio muerto, que más tarde
el profeta predice del anticristo; nominalmente el Imperio Romano como piensa la
mayoría de los Padres.
“Quién como Dios” es la parodia y contraparte del grito de San Mikael en el cielo
“quién como Dios”... La lucha perenne entre el mal y el bien es un tema central de la
historia del hombre…ahora esa batalla sempiterna ha llegado a su resolución.
“profiriendo grandezas y blasfemias” San Juan reporta casi literalmente las obras del
Anticristo según Daniel, resumiéndolo: su ánimo sacrílego, el breve tiempo de su
dominio, su poder de vencer a los fieles, su universal hegemonía, terminando con una
osada alusión al martirio de Jesucristo, al cual habrán de imitar entonces los cristianos,
que fue predeterminado por Dios en redención de los pecados desde el primer pecado:
“”que fue matado desde el principio del mundo”
“Vi otra fiera que surgió de la tierra”.El otro seductor y tirano del mundo, que más tarde
Juan llamará el “Pseudoprofeta” tiene un carácter religioso: “semejante al Cordero”, y
surge de la tierra firme, la Religión; no como la otra del mar, del mundo mundano. Y
esta fiera es la que hizo que todo el mundo adorara a la otra. Y tiene también poderes
taumatúrgicos: ella hace los prodigios a que se refirió San Pablo cuando dice del
Anticristo: “Cuya venida será en obras de satanás….pues no amaron la verdad, más
consintieron a la iniquidad”.
Esta fiera es un hombre individual, si la primera es un individuo, como sin duda lo es.
Pieper dice que esta fiera (la de la tierra) representa la propaganda sacerdotal del
Anticristo, recordando la dedicación de los sacerdotes paganos de Júpiter a la
propaganda del Divus Caesar, el culto divino del emperador.
El jefe de esa propaganda es pues un hombre religioso..Solovief en su notable leyenda
lo figuró en un obispo asiático, en Apolonio, una especie de genio religioso…
Esta historia de una religión falsa, falsificada, la veremos recurrir de nuevo en la visión
16, la Gran Ramera; y la tal religión fornicaria es necesaria para que pueda surgir el
culto sacrílego del Anticristo, “que se sentará en el templo de Dios, haciéndose como si
fuese Dios” como dice San Pablo. Lo cual llama Daniel “la abominación de la
desolación”, y repite Jesucristo.
Visión 20: La Nueva Jerusalén.

Textos de la Escritura vinculados con el Apocalipsis.


2T 2,3-12: “Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el
Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios
o es objeto de culto, hasta sentarse él mismo en el Santuario de Dios…vosotros sabéis
que es lo que lo retiene (τὸ κατέχον) para que se manifieste en su momento oportuno.
Porque el misterio de la iniquidad está ya obrando. Tan solo con que sea quitado de en
medio el que ahora le retiene (ὁ κατέχων), entonces se manifestará el impío, a quien el
Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la manifestación de su venida.

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La venida del impío estará señalada por el influjo de satanás, con toda clase de
milagros, señales, prodigios engañosos, y todo tipo de maldades, que seducirán a los
que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que los habría
salvado. Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira, para
que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad”.

Discurso escatológico: Mt 24, 1-51.Es el Evangelio sinóptico que más desarrolla el


Apocalipsis, Castellani lo llama el “Apokalipsis sucinto”; de una manera más breve se
corresponde con los paralelos: Mc 13,1-4; Lc 21, 5-7.

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