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Referencias Bibliográficas
Arendt, Hannah (2008) La Promesa de la Política. Barcelona: Paidós
Aristóteles Política.
Castoriadis, Cornelius (2006) Lo que hace a Grecia 1. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica.
Elster, Jon (2006) Rendición de Cuentas. Buenos Aires: Katz Editores.
Finley, Moses (1990) El Nacimiento de la Política. Barcelona: Crítica
Hansen, Mogens Herman (1991) The Athenian Democracy in the Age of
Demosthenes. Norman: Oklahoma University Press
Locke y su sociedad para la protección de la propiedad. The Commonwealth
y la civitas romana
Ahora bien, Locke deja muy claro que su definición de Estado como
Commonwealth se aleja de cualquier interpretación como una forma de
gobierno particular. Así dice “By commonwealth, I must be understood all
along to mean, not a democracy, or any form of government, but any
independent community which Latins signified by the word civitas, to which
the word best answers in our language is commonwealth, and most properly
expresses such a society of men “[3], donde la palabra Estado no aparece
sino que hago uso del término commonwealth para explicar una asociación o
comunidad independiente a cualquier forma de gobierno. El problema es que
la misma palabra community o city contiene una diferente intepretación en el
idioma inglés que el de civitas y esta idea es la que aclara Locke. De esta
forma continúa diciendo “which community or city in English does not; for
there may be subordinate communities in a government, and city amongst us
has quite a different notion from commonwealth”[4]. De esta forma es el
momento de desarrollar lo que generalmente se entiende por civitas.
Así, Locke habla de commonwealth para designar esa sociedad civil o como
nosotros la llamamos sociedad de protección para la propiedad, donde los
individuos disfrutan de los derechos de la naturaleza; libertad, propiedad y
vida, y que nosotros habíamos subsumido prioritariamente en la propiedad.
Esa sociedad tiene el poder de ejecutar la ley natural, aplicando las sanciones
a quien vulnere estos derechos. En esta sociedad de protección para la
propiedad son totalmente eficaces los derechos naturales del individuo
donde priman la libertad y la propiedad como estructura de esta sociedad. El
poder civil de encarga de preservar la propiedad y garantizar el cumplimiento
de la ley natural, poder civil que por otra parte depende directamente de los
ciudadanos, como se decía al principio del post.
[1] Bobbio, N.: Estado, gobierno y sociedad, pág. 89, México: FCE, 1998
[2] Schmitt, C.: El concepto de lo político, pág. 49, Madrid: Alianza, 1991
[6] Ibíd..pág. 64
[7]Ibíd., pág. 65
[8] The Second, 133, pág. 60 <<lo cual a cualquiera que no le guste (la palabra
commonwealth), yo le consiento para cambiarla por una mejor>>
La Herencia de Hobbes. Soberanía y Contrato en el Pensamiento Europeo
de los siglos XVII-XVIII (II)
By Juan Ignacio Jiménez A. 2014/05/26 Historia
El Segundo Tratado del Gobierno Civil (el primero es una refutación del
derecho divino de los reyes), que fue publicado en 1689, es la obra política
más célebre de John Locke. Y una de las obras más influyentes en el mundo
moderno, si se piensa en su importancia en la creación de los Estados Unidos
de América. El problema sigue siendo el mismo de Hobbes: la constitución de
una autoridad. Pero Locke suma otra preocupación: como evitar que esa
autoridad degenere en tiranía. Si constituimos el estado civil para nuestra
ventaja, entonces preocuparnos que esta creación no termine constituyendo
una desventaja se transforma en una pregunta central.
En Conclusión
La tradición contractual perdió fuerza y centralidad a partir del siglo XIX, pero
sus ideas y las consecuencias de ellas siguen estando con nosotros. En algún
sentido, los modernos regímenes democrático-liberales unen, no siempre de
manera consistente y no necesariamente con claridad sobre el tema de
fundamentar la obligación a seguir la ley, la concepción limitada de Locke con
la concepción ciudadana de la vertiente de Rousseau. Podemos quizás no
basarnos, y a veces hasta ridiculizar, la idea de un contrato social original,
pero las ideas de esa tradición siguen siendo parte de nosotros. En algún
sentido, seguimos siendo herederos de la tradición de Hobbes.