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Legión de María, apostolado de casi un

siglo de lucha contra el mal


Enero 13, 2013

Están revestidos de la armadura de Dios. Los integrantes de la Legión de María,


un apostolado netamente mariano que en septiembre de este año, cumplirá 92
años de trayectoria, saben bien de la devoción hacia la llena de gracia y el amor
especial hacia la Virgen los hace semejantes a ella: sirven a Cristo con verdadera
entrega.

No importa la edad. Desde semilleros, conformado por niños, hasta adultos,


pueden participar del servicio legionario, contribuyendo a la tarea evangelizadora
de la Iglesia Universal. Disciplina y voluntad son esenciales para este ministerio.
De lo contrario, difícilmente podrá superar las adversidades del camino.
La Legión de María fue inspirada en la antigua legión romana, como expresa el
propio manual que los orienta en las juntas semanales celebradas por cada
preasidium (nombre que recibe el grupo de legionarios amparado por una
advocación mariana. Ejemplo: Preasidium Reina de la Paz).

Es el ejército de María, que de la legión romana, apenas toma como modelo la


organización. En realidad, el basamento del espíritu apostólico que practican está
resumido en Efesios, capítulo 6, desde el versículo 13 al 17: “Por eso pónganse
la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la
fila valiéndose de todas sus armas.

Tomen la verdad como cinturón y la justicia como coraza; estén bien calzados,
listos para propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo
de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen
el casco de la salvación y la espada del Espíritu, la Palabra de Dios”.

Enfermos y encarcelados
La junta semanal, previamente autorizada por el párroco o vicario de cada iglesia,
además de tomar el rosario como una de las oraciones predilectas para
encomendar a Dios y a la Santísima Virgen, las intenciones de la comunidad,
sirve para avivar la fe de cada uno de los integrantes.

Sin embargo y, como reseña la Palabra de Dios, una fe sin obras es una fe
muerta (Santiago 2, 17), el compartir entre los hermanos legionarios alcanza su
plenitud, cada vez que juntos acuden a visitar a los enfermos, encarcelados y
prestan su servicio con los más necesitados.

Los sacerdotes Antonio La Rocca y Javier Alson, fundadores de la Asociación de


Fieles María Corredentora de la Paz, con sede en Yacural, parroquia Santa Rosa,
son fieles colaboradores de la Legión de María en la Arquidiócesis de Barquisimeto
y en las Jornadas Marianas anuales siempre exhortan a una dedicación sincera
hacia los desposeídos.

Asistir a los convalecientes cuando, incluso, familiares y amigos le dan la


espalda, forma parte del ejercicio espiritual que hacen los llamados al servicio de
la legión. Evangelizar a los privados de libertad y hacer del rosario una puerta
para acercar a los fieles a Dios, de la mano con María, es otra de las grandes
misiones encomendadas.

San Luis María de Montfort


Entre los principales patronos de la Legión de María. Fundó el primer presidium
hace 92 años, para ser exactos, atraído por la maternidad de la Virgen María. Se
encargó de fomentar las bases del apostolado en un servicio desinteresado por la
humanidad, en especial, la sufrida y maltratada.

Inspirado por el Espíritu de Dios, creó jaculatorias importantes dedicadas a la


doncella de Nazaret. Fue una bendición acordar aquella primera reunión donde
apenas participaron unos ocho o nueve miembros. Casi un siglo después son
miles de millones los integrantes.

“No sólo fundador, sino también misionero. Y más que misionero, porque aún hay
otro aspecto: es doctor y teólogo, que nos ha dado una mariología como nadie
antes de él la había concebido.

Tan profundamente ha explorado las raíces de la devoción mariana, tan


ampliamente ha ensanchado sus horizontes, que ha venido a ser
indudablemente el gran previsor de todas las manifestaciones modernas de
María: desde Lourdes hasta Fátima, desde la definición de la Inmaculada
Concepción hasta la Legión de María.

Se constituyó él mismo en mensajero de la venida del reino de Dios por medio de


María, y en pregonero de aquella tan deseada salvación que en la plenitud de los
tiempos traerá al mundo la Virgen Madre de Dios por su Inmaculado Corazón”,
dijo el cardenal Federico Tedeschini, antiguo arcipreste de San Pedro, en el
discurso a propósito del descubrimiento de la estatua de San Luis María de
Montfort en la basílica de San Pedro, el 8 de diciembre de 1948.
Centinelas de la fe
Si por cuestiones de salud o quizás de tiempo, usted no puede ser un legionario
(a) activo (a) que participe de las juntas semanales, el apostolado de la Legión
de María le brinda la oportunidad de estar unido a la Santísima Virgen para el
servicio de su Hijo a través de una acción especial. Se trata de los socios
auxiliares, es decir, las personas que diariamente participan de las oraciones
marianas prescritas en la catena y que pueden ser ofrecidas desde cualquier
lugar.

Se trata de un servicio muy importante dentro del servicio legionario y es que


dependiendo del fervor manifestado por los auxiliares es como el resto de
integrantes, al frente de las atenciones de los enfermos, encarcelados y misión
evangelizadora, lograrán realizar con éxito la obra de misericordia a la cual nos
exhorta el propio Jesucristo, con sus palabras y también gracias al ejemplo de
vida. Aquellos socios auxiliares que comulguen a diario se llaman adjutores.

Es equivocado pensar que no obtendrán ninguna gracia o bendición porque no


participen activamente del servicio apostólico. Todo lo contrario. Son hijos
especiales de María porque cooperan en la mayor responsabilidad: orar sin
desanimarse. Es como el motor que impulsa el resto de maquinaria conformada
por los hombres y mujeres dedicados a evangelizar en los templos, calles,
comunidades.

Deberes de los legionarios


1. Asistir puntual y semanalmente a la junta de su grupo, donde se mezclan
íntimamente la revisión del trabajo efectuado, la formación espiritual y humano-
apostólica, con la oración en común.
2. Rezar diariamente la Catena, que es el Magníficat de la Virgen (Lc. 1, 46-56),
la oración de los pobres y de los humildes.

3. Realizar un trabajo apostólico concreto cada semana, con duración mínima de


dos horas, acompañado de otro legionario.

4. Mantener en secreto los asuntos discutidos en la Junta o conocidos en el


ejercicio del trabajo legionario.

¿Cómo funcionan?
La unidad orgánica de la Legión de María se llama praesidium. Esta voz latina
designaba un destacamento de la legión romana al que se señalaba cierto
cometido especial; por ejemplo, un sector de la línea de combate, una plaza
fuerte, una guarnición. Pueden adoptar un nombre inspirado en advocación
mariana. Las juntas son realizadas semanalmente en cada templo.

Fotos: Edickson Durán/Archivo

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