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BIBLIOTECA DE TEOLOGÍA WERNER STENGER

PANORAMA ACfUAL DEL PENSAM1Etfi'O CRISTIANO

14

LOS MÉTODOS LOS MÉTODOS


DE LA EXÉGESIS BÍBLICA DELA
PoT WERNER STENGER
EXÉGESIS BÍBLICA

BARCELONA BARCELONA
EDITORIAL HERDER EDITORIAL HERDER
1990 1990
Ve,.,Lón c·a>tdbn<~ de O.l'<STANTI'O RL'lZ·ÜA!<RlDO. de 1~ obra de
WIR~E~ STI"GEIL Brb/.,tht .'lüt/tode~/drrc.
Patmos V~rlag. D~"cldmf I<JR7

hiPRI'-!~5E": Bmc·elun~ 15 de nmieml>re de 1Y89


JALMF TRASr:RR~. \'tCOI'lO gen-eral

A la memoria df'
Heinrich Kaillefdd
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GOlAH'~ · t-.'ápol~s. 24-9 · 1)8013 B~r~elona


indice

O. Preámb wlo hermrnéu!ico 13


0.1. Equiparación metodológica de to<los Jos textos. 13
0.2. El arte del buen leer 14
03. Distanciarse del texto con ayuda de los métodos 15
0.4. La forma, el origen y la eficacia de los textos en
cuanto objeto de los métodos. 16
05. Exégesis histórico-crítica y métodos estructurales.
sociológieos y psicológ,ico~ 11
0.6. Pluralidad de método~ particulares
0.7. La problemática «teológica~ del método histórico- "
crítico.

l. Fu..odamentos t-eóriros 23

L El prob/erm~ del texto ungfnal 25


1.1. Métodos de la criti-ca textual 25
1.2. Letras pequeña~. grandes efectos. 27
1.2. ¡_ Las cláusulas de Santiago o el decálogo abreviado 27
1.2.2. ¿Padre carnal de Jesús o de~po~ado <:on María? 'o
L2.3. ¿Con intención o por des.cuido? 1~
L]_ La práctica 37

2 El problemQ de la rraducci.ón 40

3. Los métodos exegéticc.1 . 47


3.1. Texto, coherencia, estructura, significado y fun-
ción. 47

7
3. 1.1 ¿Ouée~unt.exto? 47 2. informe sobre J¡j in.sti!udón de un. profna .en su minis-
«CL>herent.e y estructurada>' 133
3.1.2-
3.1 .3. «Que se hall.a, al menos relativamente, terminada " 2.1.
!erio:l:.40,1·8
Observación prelimimu y deslinde del texto 133
en sí y que 5e propone un <efecto determinado» . 51 2.2. Texto. 135
3.1.4. Resumen . 52 2.3. Crítica de las formas 135
Sincronía y diacronía. 2_3_1 Macroes tructura 135
3.2.
3.3. Método ~innónico: crítica de las forma~ "" 2.3_2_ Microestructura 135
Texto, te~t<> parcial, parte deltcx:to 2.4. Critica literaria. 140
3.3.1.
3.3.2, Prep;nación de la segmentación de un texto "
57 2.5. C'Iftica del género 141
3.3.3. Segmentanón del te;~;to 59
3. Arrancar rspigll!; m sábado: Me 2,23-28; Mt12,1-8;
3.3.4. Descripc1ón de la e~tructura 71
83
Lcó,J-5. 146
3.4. Método> diacrónicos
83
3.1. Observación preliminar y deslinde del texto 146
3.4.1. Crit1ca htcraria
86
3.2. Sinopsis delte)(tO. 147
3.4.2 Crít1ca de las tradiciones y crítica de las fuentes
3.3. Crítica de las formas 147
3.4.3 Crít1ca de la redaoción y crítica de la composidón 9\J
3.4. Crítica literaria 149
3.4.4. Crít1ca de los «lugares comunes~ (wpoi) de la tra·
3.-U. Congruen-cia 149
dición. 94
3.4.2. Incongruencia 150
3.4.5. Crítica de IQ-<; gé-nero~ 96
107
35. Crflica de las tradiciones 152
3.5. Transición a La parte de ejemplo>,
3.6. Critica del género. 153
3.7. Crflica de la redacción y de la composición . 154
3.8. Crítica de las fonnas y de la redacción de la veni6n
de Mateo . 157
n. Parte práctiea. 111
4. La tempestad eil .el mar,- Me· 4,35-41. Mr 8.18-27:
La wc<lnÓ!I de l.fvl _v/a comida con los publicanos: Lc8,22-25 IW
Me- 2.13-17; MI(), 9-13; Le 5,27-32 1\3 4.1 La versión de Marco~. IW
1 Observación preliminar y dcslirrde dd texto 1\3 4. ¡_ ¡_ Observaciórt pre-liminar y deslinde del texto IW
12 Texto 114 4.1_2_ Texto. 161
].3_ Crítica de la:. forma> 114 4.1 _]_ Crítica de las formas 162
1.3.1 M.acroe~truuuw 114 4.1 _4_ Crítica literaria . 163
]_3_2 Microestructura 114 4.1.5. Crítica de las tradiciones 170
1.4. Crínca liler<-1ria 116 4.1.6. Crítica del género. 173
1.4 l Congruencia 116 4.1.7. Crítica de la redacción y críti-ca ck la composic-ión 177
1.4 2. lncon_gruenda 11< 4.2. La versión de Mateo 181
1 4 j._ Juicio crírico-lit-er~rio 11' 4.2.1. Obs-ervación prcliminu 'obre crítica de las fuenies
1.5 Crítica de las tr<ldiciones y de la re-dacción 120 y deslinde dcltexto .
1.6- Crí1ic.a de IQ-<; género>. 123 4.2.2. Per.;.pectl'ra sinópti-ca
1.6-1 Estilo y dcnominadón del gém;ro 123 4.2.3. Critica de las fonna' y comparación sinóptica
!.6.2. Hi1toria de los géneros 126 4.2.4. Crítica de la Tedacción y comparación sinóptiCa
1.6.3 Situación vital)" si1Uaci..Sn literaria 130 4.2.5. Crítica de la u>mpo~icaín

q
5. El centurión tU! Ca{arnllúm o la o:wación del hijo del 7.3. Critica de las formas 251
ftmciot~arioreal: Mt8,5-13; Le 7,1-10; In 4,4fk-54 , !OJO 7.4. Critica literaria .
256
:5.1. La ven.ión de l-os Sinópticos 190 7.5. Crítica del género. 257
S.l.L Observación preliminar de critica de las fuentes y
deslinde del te;o;to. 190 8. Dos himlws a Crisro m el Nutvo TeslamenW:
5-.1.2. Sinopsis del texto . 192 FJp 2,6-11; 1 Tim 3,16.
258
S. U. Crítica de hu f(lrmas ¡" 8.1. El himno de Filipenses .
200
SJ.4. Comparación sinóptica . 195 8.LL Deslinde del texto
260
5-.l.S. Crítica de hu fuentes y de la redacción 196 8.1.2. Texto.

,..,
261
5.L6, Critica de los géneros . . . 202 8.1.3. Critica de l.a:o; forma;; y crítica. literaria (Crl~i~ -d~ ;~
5.2. La versión del Evangelio de Juan .. tradiciones).
261
5:2.1. Observación prelimina.r y deslinde -del texto 21)7 8.1.4. Critka de la redacción
264
5.2.2. Texto. 209 8.2. El himno a Cristo de la primera carta a Timoteo 266
5.2.3. Cn11ca de las formas 209 8.2.1. Deslinde del texto
266
5.2.4. Crítica literaria . 210 8.2.2. Texto.
267
5.2.5. Crítica de ]as tradicion~ y de la~ fuentes . 211 8.2.3. Cr[tica de la~ forma~
267
5.2.6. Crítica rle los géneros . 218 8.2.4. Critic-a literaria y de la redacción . 271
5.2.7. Critica de la redacción 220 8.3. Critica de los géneros de Flp 2,6-11 y ITim 3,16 274
8.4. Critica de los «lugares comunes,. de la tradición que
6. Un salmo del Antiguo Testamel'lro: 5!1123.
6.1.
6.2.
Observación preliminar
Texto ..
'"
222
223 9.
hablan de la preexistencia . . . . . . . . . . . .

El árbol genelll6gico de Jnús segUn Mo1eo:


278

6.3. Crítica de las formas 224 Mr 1,1-25. 284


6.3.1. Macroestructura 224 9.1. Obse,.,...ación p~liminar y deslinde del texto 284
6.3.2.. Micro-estructura 228 9.2. Texto. 285
6.3.3. El carácter espacial del texto . 9.3. Crítica de las formas
6.4. Critica literaria (cr!tica -de las tradiciones y de la re- "' 9.3.1. Macroestructura
285
285

6.5.
daoción}
Crítica de los géneros. "'
238
9.3.2.
11.3.3.
Microestructura
Partitura del te:o;to
288
292
6.5.1. Género. 238 !J.4. Crítica de la redacdón y de la composición . 293
6.5.2.. Situación \ita! 239 11.5. Crítica literarill, de las tradiciones y de la redacción 294
6.6. Crítica e historia -de ~Jugare~ comunes.. de la tra- 9.6. Crítica de IO'l «lu.!l.ares comunes• de la tradición 293
dictón. 240 9.6.1. Generación por obra de! Espíritu y nacimiento virgi-
6.6.1. La fórmula tradicional: ..¡Tú est<h conmigo~,. 241 o•l 295
6.6.2. La imag.en tradicional del «templo como casa,. . 245 9.6.2. Hijo de David e Hijo de Dios. 297
6.6.3. Resumen 248
10. Los Jextos imciales dd -sermón de la momafia,. y del
7. U~ oCili'IWde amor del Antiguo Tesro.mento,· ~discurse del llano•: Mr5,3-12; Le 6, 2()-26 . 302
Clliif4,1-7 10.1. Observación preliminar y des.Jinde de !os texto:s
7. t.
7.2.
Observación preliminar y deslinde del texto
Texto ..
""
250
251
10.2.
W.3.
Sinopsis de los textos .
Cdti..:a de las fonnas
302
303
305

10 11
Estructura de Mt 5.3-12 305
10.3.1
E~trucnua de Le 6,20-26 .. · · · · · · · · · · · · 308
lO.:U.
10.4. Crítica literaria, de las tradiciones (de las fuente;) Y O. Preámbulo hermenéutico
310
de la redacci-ón .
Comparación ~inóptica · · · · · · · · · · · · 310
Cons.ecuencias para la crítica de la~ fuentes Y de la
311
redacción.
10.4.3. Reconstrucción en la óptic¡¡ de la crítica de las tra-
314
didorres.
10.4.4. Verificando la prueba: de Jesús 3 lu redacciones ft.
rra\es
315

330
JI. La cart« de Pablo a Fi/embn
11.1. OhseJ"Vación preliminar
330 0.1. Equipar-ación metodológica de todos los textos
331
11.2. Texto.
11.3. Critica de las formas y de los géneros .
"' Comenzaremos ei presente libro cuestionando inme-
tl.3.1.
11.3.2.
Macroestrnctura
Microcstructnru "'
333 diatamente su mismo título. Pues, en realidad, no existe
una «metodología» específi-camente -<<bíblica». Por lo
Observaciones a-dicionales y referencias bib-liográ- menos, no existe en el sentido de que la Biblia fuera un
347
fica~ libro que debiera leerse de manera distinta y que debie-
357
Epí1ogo. ra interpretarse según métodos distintos de como se leen
e interpretan los innumerables libros que constituyen la
ingente biblioteca de la humanidad. En efecto, la exége-
sis bíblica seria, y que deba tomarse en serio desde la
vertiente moderna de la historia de la<; ideas, depende
esencialmente del principio de que la Biblia se halla en
condiciones de igualdad metodológica con todos !m de-
más libros. Johann Jakob Wettstcín (1693-1754), quien,
como veremos en seguida en el capítulo 1, es para nos-
otros uno de Jos iniciadores de la moderna crítica tex-
tual, asentó este principio en un apéndice a su edición
deJ Nuevo Teslamento griego, formulándolo oon las si-
guiet1tes palabras: -«Así como hemos de leer con los mis-
mos ojos los libros sagrados y las leyes dictadas por los
príncipes y todos los libros antiguos y modernos, así
también en la interpretación de aquellos libros (sagra-

12 13
dos) hemos de aplicar las mismas regla-s de que no-s ser- Las observaciones de Nietzsche niegan con razón la
virnos para la comprensión de estos últimos»- 1 • La exége- legitimidad de un a-cceso teológico especial a la Sagrada
sis es una disciplina teológica, pero no por su método Escritura y equivalen en último término a la crítica, mu-
sino por su objeto. Aunque el teólogo, como creyente, chas veces justificada, que se hace a los teólogos, a sa-
reconozca que para él los libros de la Biblia tienen ma- ber, que se cuentan entre aquellos malos lectores que en
yor autoridad que los demás libros, esa decisión de fe no el texto descubren únicamente lo que ya se sabian de
debe oonducir a que, en la interpretación, se dé a los antemano. Por decirlo así: en los escritos sagrados escu-
textos bíblicos un enfoque metodológico que sea funda- chan sólo el eoo de lo lJUe ellos han gritado a las monta-
mentalmente distinto del que se da a otros documentos ñas. Si el teólogo quiere evitar terminar encontrándose
escritos del pasado y del presente. únícamente a sí mismo en la Escritura, tiene que hacerse
filólogo en el sentido en que lo entiende Nietzsche; es
decir, debe ejercitarse, con «circunspección, paciencia y
O.Z. El arte del buen leer sutileza»-, en el «arte del buen leer»-.
Como condición previa, ha de sacar a los textos sa-
En su obra El Anticristo, señala Friedrich Nietzsche grados de su aparente familiaridad y llevarlos a una ex-
el peligro en que se hallan los teólogos de reclamar Jos trañeza que permita escuchar la voz de la Biblia y no
priviiegios en cuestión para su interpretación de la Bi- siempre y únicamente su propia voz. Tan sólo la distan-
blia. Hace la siguiente observación: -«Otro distintivo del cia entre el lector y el texto permite que, en la lectura, se
teólogo es su incapacidad para la filología. Se entenderá desconecten las proyecciones de sentido determinadas
aquí por mología, en sentido general, el arte del buen por las propias ideas y deseos, y que se afine el oído para
leer: del saber Leer los hechos sin falsearlos con interpre- escuchar la voz, frecuentemente extraña, del texto.
taciones, sin dejarse llevar del ansia de comprensión, sin
perder la circunspección, la pa-ciencia, la sutileza. La
filolog.ia como e-phexi.s [es decir, refrenándose] en la in- 0.3. Distan-ciarse del texto con ayuda de los métodos
terpretación: ya se trate de libros, de noticias de un pe-
riódico, de avatares o de una información meteorológica I.,o;s métodos son instrumentos para este distan-
-por no hablar de la "'salvación del alma" ... La manera ciamiento. Se interponen como red de coordenadas en-
en que un teólogo, independientemente de que trabaje tre el lector y el texto que sirven para la observación y la
en Berlín o en Roma, interpreta una "palabra de la Es- descripción, e impiden la asimilación inmediata del tex-
critura" o una experiencia ... es siempre tan atrevida que to _por el lector. Esto resultará quizás dolomso para
un filólogo, al escucharla, se sube por las paredes»- 2 . Quien se acerque a la Biblia con la esperanza de que el

1 U. W•n:11~1n, [}Hr ,¡,. A"'leg""g .h!s N~wn /"''""'"""''· en: No•""' Ttsoa~t~tniUm
Gr~"""' 11. ArmLudam 1751-1752. ~75

14 15
libro sagrado vaya a hablarle inmediatamente. Consi- B~bli~, que en algunos de sus textos tiene antigüedad de
derará los método-s como estorbos molestos que se inter- m1lemos y que, lingüística y conceptualmente, procede
ponen entre él y el fin pretendido: llegar a entenderse de un mundo enteramente distinto, hacen falta deter-
directamente con la palabra de Dios. Sin embargo, la minados conocimientos y habilidades especiales. Ahora.
idea de un encuentro inmediato entre el texto bíblico y bien, s.i ~os situamos en un plano fundamental, y a pesar
el lector es inservible para el trato cotidiano con la Bi- de los diferentes nombres e improntas que lleven en las
blia, especialmente para la cotidianidad de un trato jus- diversas dencias que se ocupan de la interpretación de
tificado científicamente y significativo desde el punto de textos, los métodos de dicha interpretación se definen
vista de una inteUgencia intersubjetiva con la palabra de en términos muy generales por tres aspectos básicos.
Dios. El deseado contacto dire-cto entre el texto y el Así, determinados métodos tratan de describir ~a forma
lector quizás se conceda de vez en cuando a la le-ctura lingüfstic.:a de los textos y sus estructuras subyacentes.
ingenua, de forma que el texto --ex-cepcionalmente- Otms métodos se preguntan acerca del sentido original
tenga todavía algo que decir por sí mismo. Pero, en cas.o del texto, acerca de las condiciones en que se originó y
nonnal, los métodos distanciantes s.on !os únicos que acerca de sus primeros destinatarios. Finalmente, hay
preservan al texto de ser violado por una inteligencia del métodos que investigan las más diversas recepciones que
mismo que, casi siempre sin ver el proceso, redescubre un texto ha experimentado o sigue experimentando en
únicamente en el texto las propias ideas favoritas; por el transcurso de su eficacia histórica. Si, en lo que res-
este motivo los métodos, como también sabía Nietzsche, pe-cta a la Biblia, esto último se considera tarea de todas
son lo que «durante más largo tiempo tiene en contra l~s disciplinas teológicas, incluso de las disciplinas prác-
suya las costumbres e bcas, tendremos que entender que la exégesis bíblica
está obligada de manera especial a la des-cripción de la
forma lingüística y a la investigación de las condiciones
La fol"ma, el origen y la eficada de los textos en en que se originó la Biblia. Por consiguiente, persigue
cuanto objeto de los métodos ante todo un fin ~(filológiCO>> y, al mismo tiempo, un fin
«_hist.óri_c~.,, y por esta doble tarea se denomina «exége-
En las diversas ciencias que se o-cupa.n de la interpre- SLs histonco-critica>>.
tación de textos, esos métodos llevan nombres diferen-
tes. Además, en su impronta concreta dkhos métodos
están acomodados instrumentalmente a la ~ndolc de lo-s 0.5. Exégesis bistórico-nítica y métodos estructlll'ales,
textos de que se trate. Por lo demás. de ahi se deriva la sociológicos y psicológicos
relativa justificación del titulo de nuestra obra. Pues se
entiende obviamente que, para la interpretación de la La exégesis histórico-crftica así entendida compren-
de también aspectos metódicos que hoy día reciben al-
:¡ lbíd. gunas veces carácter absoluto y son presentados como

16 17
aparentes alternativas a dicha exégesis. Así que, por un antes, se llega a hacer conecciones fundamentales inclu-
lado, pueden adoptarse planteamientos metódicos es~ so en la aplicación regular del método-. Sin embargo,
tructurales, derivados. de la semiótica y de la lingüística y todo eso no implica un cambio de paradigmas científi-
que sirven perfectamente para dar mayor precisión y cos. El paradigma fundamental del método histórico-
para corrección y ampliación del instrumental filológico, critico demuestra ser capaz de abarcar como elementos
y puede intentarse integrarlos, como aquí se hace, en integrales los méto-dos particulares que se han desarro-
dicho instrumentaL Por otm lado, el aspecto «histórico» Uado o que han surgido nuevos.
del método histórico--critico hace posible también inte-
grar métodos sociológioo-s y/o psicológicos en el inven-
tario de procedimientos de la «razón histórica». En el 0.6. Pluralidad de métodos particulares
futuro, estos últimos determinarán más intensamente
que hasta ahora la imagen exterior del método. Pero, en En el caso de la exégesis bíblica, los métodos pa-
el fondo, están ya comprendidos en la norma que dio recen segmentarse en multitud de métodos particulares,
Johann Jakob Wettstein para añadir a la exégesis «fi- de forma posiblemente confusa para el principiante; e-sta
lológica»- la exégesis «histórica» de los libros dd Nuevo confusión se hace: aún mayor por el hecho de que, a
Testamento. La formula así el mencionado autor: «Pon- pesar de las reflexiones de los últimos veinte años, no se
te en la persona de aquellos a quienes los apóstoles ha Uegado todavía a un deslinde definidor y a una de-
dieron por primera vez a leer esos libros. Trasládate en nominación uniforme de los métodos. Por eso, haremos
espírjtu a la época y a las regíones en que se leyeron por bien en tener presente la división fundamental del ins-
primera vez. Procura conocer lo más posible las costum- trumental exegético en métodos que describen la forma
bres, usanzas, hábitos, opiniones, ideas tradicionales, lingüistica de los textos (métodos «filológicos»-) y mé-
proverbios, lenguaje figurado, expresiones cotidianas de todos que investigan las condiciones en que se origi-
aquellos hombres, y la forma en que ellos tratan de con- naron los textos (métodos «históricos»). Con la acep-
vencer a otros o de fundamentar la fe»4 • tación de la terminología lingüística, que capta todavía
Ciertamente, la paleta del método histórico-critico más precisamente lo que queremos decir aquí («sincro-
se enriquece ron estos aspectos metódicos, ganando po- nía -diacronía»), las explicaciones que vamos a dar a
sibilidades, y los resultados que con ellos se obtienen continuación, en una primera parte teórica, toman como
adquieren mayor p-recisión y posibilidad de verificación punto de partida esta diferenciación sencilla, pero
intersubjetiva. Podemos afinnar incluso que la genuina además intentan describir, mediante una dilucidación
sistemática del método histórico-crítico se manifiesta definidora y una fijación terminológica, los múltiples
precisamente al añadírsele las ideas procedentes de la pasos metódicos y el lugar adecuado de cada uno de
lingüística, de suerte que, a diferencia de lo que ocurría ellos en un sistema de métodos, para que se perciba no
sólo su coordinación recíproca sino también sus corres-
4 J.J, Wetmeio, 1.<- pondientes funciones especificas. En una extensa parte

19
dedicada a los ejempl-os, se ejercitarán luego los diver- ba, desde luego, Johann Salom-o Semler (1725-1791),
sos métodos, aplicándolos a textos e-scogidos. En todo uno de los padres de la exégesis histórico-critica, quien
este proceso, una sección «filológica», orientada a la nos dice: ..:Brevemente, lo más importante en la habili-
forma lingüística del texto, precederá siempre a una par- dad hermenéutica consiste en que uno no sólo puede
te «hi-stórica>>, que reconstruya las condiciones en que -se conocer con mucha certeza y precisión lo~ usos lingüísti-
originó el texto y el sentido original del mismo. cos de la BiOlia, sino también discernir y representarse
adecuadamente las circunstancias históricas de una lo-
cución bíblica; y entonces se está ya en condiciones de
o. 7. La problemática ..:teológica~ del método hablar actualmente de esm temas en la forma exigida por
histórico-crltioo el cambio de fos tiempos y por las circunstancias hu-
manas distintas que hay a nuestro alrededm·, 5 •
Más intensamente que en la parte teórica, el lector se Sin emOargo, e~te op!imismo del «descubridor» pasa
hará consciente, al .estudiar la parte dedicada a los ejem- por alto la problemática que no se origina, pero si se
plos, del efecto distanciador de los métodos histórico- pone de manifiesto, mediante la aplicación de un mé-
criti:cos. Es verdad que los resultados pudieran hacerle todo que tiene por objeto distanciar el texto para captar
ver claramente que la aplicación de los métodos no es un con autenticidad lo que él quiere decirnos. Pues, gracias
juego divertido, sino el camino penoso y necesario que a ese método, el texto se convierte en interlocutor,
conduce a la comprensión de un mundo que no es senci- apareoee ahora como alguien que habla con voz propia,
llamente el espejo de su propio mundo. Ahora bien, la porque el lector histórico-crítico no le ordena ya lo que
distancia histórica, de la que se adquiere conciencia por debe decir. Ahora Oicn, una consecuencia no preten-
medio de los métodos, y que libera a los textos de la dida, pero inevitable, de todo ello es que la palabra del
arbitrariedad del lector y les permite hablar con su pro- texto se hai.la ordenada hasta tal punto u la diferente
pia voz, puede, en determinadas circunstancias, privar a situación del momento de su aparición, que dicho texto
esos mismos textos de la posibilidad de ser importantes parecerá que, en muchos casos. se despide del lector de
para el lector de hoy. Convertidos en objeto"S del pa- hoy y no puede ser ya interlocutor en un diálogo con él.
sado, estos textos hablan ya únicamente a ese pasado y Albert Schweitzer (1875-1965), refiriéndose a la in-
enmudeciendo ante las cuestiones de hoy día. vestigación acerca de la vida de Jesús, caracterizó así
En los tiempos iniciales del método histórico-crítico, clásicamente el dilema que esto encierra: «Es curioso lo
se podía tener la idea optimista de que la comprensión que le ha pasado a la investigación acerca de la vida de
«filológica» de la fonna lingUística de un texto y la inte- Jesús. Salió en busca del Jesús histórico y creyó que
gración -:<histórica)) del mismo en la situación en que se
originó, irían seguidas inmediatamente y casi de manera
espontánea por la solución de la cuestión «teológica» 5 J S '"'mlc<. Vorbt-r€""~);( ""' rilcoloRr.>ch~~ H~""'"'~"t. '"' ""'¡¡~,..~ 8€J•lrb,.~g d<S
fl~wes ""f!;<~~od.,r Gott~sg~l~riFr ,_.¡,, ÁII<WM ~•f d'- T~~mg¡uJ.r Vm~<rd'!/U"JJ der
sobre lo que el texto tenía que decirnos hoy. Así pensa- .'\poedf¡ps~. Halle 17r.l. 162

20 21
podía transportarlo a nuestra época, tal como él es, co-
mo maestro y salvador. Esa investigación soltó las 1
ataduras con las que Jesús había estado encadenado des-
de hada siglos a la peña de la doctrina de la Iglesia, y se Fundamentos teóricos
regocijó cuando esa figura cobró de nuevo vida y mo-
vimiento, y vio venir de nuevo hacia sí al hombre histó-
rico Jesús. Pero Jesús no se detuvo sino que pasó de
largo por nuestro tiempo y regresó de nuevo al suyo ...
con la misma necesidad con que el péndulo, una vez
liberado, vuelve a su posición original» 6 .
Ciertamente, no puede ser tarea de una «metodo-
logía bíblica» resolver el problema de cómo hay que
pasar a través de lo histórico de Los textos bíblicos para
dar el salto cualitativo hacia los enunciados teológicos
que son de importancia hoy día. Contra esta dura nuez,
mella sus dientes constantemente la exégesis, no sólo al
hacer «teología bíblica», sino también en las reflexiones,
investigaciones y proyecciones de sus disciplinas histó-
ricas, sistemáticas y prácticas, si proceden honradamen-
te, y en el fondo lo hará también toda la teología7 . Una
«metodología bíblica» cumplirá con su obligación cuan-
do, además de exponer y ejercitar en \os métodos, llame
la atención sobre los límites del pensamiento histórico-
crítico, más allá de los cuales comienza propiamente la
ocupación teológica. Sin embargo, esta ocupación teoló-
gica no debe saltarse la labor preliminar de la exégesis
histórico-crítica, si. es que el discurso teológico no quiere
alzar sus pies del suelo de lo real en una ascensión pneu-
mática a Jos cielos.

6 A Scllweiotz.er. V"n R""''""' z~ W.....,.., f...., G"c/tichJ< ,Jz, Ubt:•-Ütu·F<>»ch<mg,


Tut>;nga !\liJó,
JW,
7. Véa>e W. S!engor, r•~' <><kr Gaclliclut: ah Wllhrll•i"'""""'- OJo osl d~r Eu,n
llwWJgt:?, en: K K<>chl!c (dir-}, G•~• '"'"' dL• AbsoJut•n. f'~j/ruophiKh·l!trol.or,.;M Dis-
k~UU rur ChnswioN•~. Gilt~r..oh 1111!4, 163-169'.

22
1. El problema del texto original

1.1. Métodos de la -crítica textual

Cuando Icemos la Biblia, no leemos el texto original,


sino traducciones del texto bíbli-co hebreo -dentro del
cual se conservan algunas partes -en arameo--y del texto
bíbli-co griego 1•
Pero aun el que pueda leer la Biblia en griego y en
hebreo, no dispondrá del texto original, sino de una ten-
tativa de aproximación al mismo: de una tentativa con
fundamento científico. No poseemos el texto original.
Tenemos únicamente copias y copias de copias, etc., lo
que se lla dado erJ llamar los manuscritos. En el m Lindo
antiguo, la tarea de copiar era propia de esclavos o de
copistas profesionales que trabajaban a sueldo. En la
edad media, era tarea de monjes. Era una lahor penosa.
Lo sahcmos muy bien por los suspiros que dabarJ los
copistas. y de los que a veces queda constancia en anota-
ciones marginales: <<El trabajo de e"SCribir encorva la es-
palda, hace que las costillas se claven en el estómago y
origina un agotamiento físico general», así se quejaba

1 E••• ola m que, ~" "''' Met,xl<>l<>gía pensam<>< tamh•én en d c-reciente númew de los
\l>uario> p10-bionabd< lo Bobl·a~ue,"n <~)min•riO>Ic~gu>< hilllio-a,, <r'"" <1< .ld<>plar una
&cl"".:l '~'l"'""'~k frenl< "1 lo•t~ bfbhco_

25
uno de esos copistas. Y otro da un suspiro de alivio: atestiguada únicamente en un manuscrito procedente
«Así como los que viajan se alegran de divisar a lo lejos -pongamos por caso- de las Galias.
su patria, asi les ocurre también, al llegar al final de un Ahora bien, la critica textual no sólo cuenta mecáni-
libro, a los que se han fatigado copiándolo» 2 • camente la antigüedad y el número de manuscritos y Ja
A pesar de esas fatigas, y precisamente por ellas, se distribución geográfica de las variantes. Además de las
deslízan errores al copiar. Errar es humano. Lo peor es razones externas, se ponderan también otras razones
cuando el copista introduce cambios intencionadamen- que penetran en el interior del texto, es decir, que tienen
te. Es verdad que las copias eran examinadas aten~ en cuenta su significación.
tamente por correctores especializados. A pesar de to-
do, únicamente en la transmisión manuscrita del Nuevo
Testamento encontramos unos 250 000 lugares en que 1.2. Letras pequeñas, grandes efectos
los mamtscritos difieren entre s.í; es decir, hallamos lo
que se llaman variantes textuales. El método de la critica Lo explicaremos por medio de tres ejemplos:
textual intenta dilucidar cuál de esaJ variantes textutlles se
hallaba en el texto original. Como método científico que
es, no puede decidir arbitrariamente, sino que ha de 1.2.1. Las cláusulas de Santillgo o el decálogo
aducir razones y criterios para la elección de una varian- abreviado
te. Tan sólo basándose en razones puede el método afir-
mar que la variante del manuscrito X se halla más cerca Cuando leemos el relato de los He~;:hos de los após-
del texto original que la variante del manuscrito Y. Tales toles sobre lo que se ha dado en llamar el concilio de
criterios pueden ser, por ejemplo: el número y an· Jerusalén (Act 15), en el que se trató de una cuestión
tigii.edad de los manuscritos, o la dífusión geográfica de muy discutida entonces y muy importante para el futuro
la variante. Cuanto más antiguo sea un manuscrito, del cristianismo como religión universal que se diferen-
cuanto mayor sea el número de manuscritos que atesti- ciaba del judaísmo -a saber, la cuestión de si los genti-
güen la misma variante (así suele argumentarse por lo les, al ser admitidos en la comunidad cristiana, debían o
general), tanto más probable es que nos hallemos ante el no circuncidarse a la manera judía-, encontramos lo
texto original. Por ejemplo, una variante que se halle en que se ha dado en llamar las cláusulas de Santiago: éste,
manuscritos procedentes de Egipto, África del Norte, hermano del Señor, aconseja a la asamblea que no im-
Asia Menor y las Galias debe preferirse a otra que esté ponga a los gentiles que se convierten la obligación de
circuncid.arse. Sin embargo,los gentiles deben abstener-
2. Los-ejemplo!; e"~" tom3<1o<de u~ libro de le<"tu"' fl.cil· B M Metzg:n. T1>t:!Utof Jht
se «de lo sacrificado a l-os ídolos y de la sangre y de los
Now Tommem. /.1> ,.....,.,..¡,..
<"""''ri""""d ,..,."'"""'"· Nucya Ywk-Loodre• 1'.164. Otra (animales) estrangulad-os y de la fornicación» (Act
nbra imponan!e sobre <'libcal t0111ual es· K. y B. A!And, ll<• Ttto.k l•i<=n T-.r..,...>llr. E,..
15,29; variante X).
Ellt/Wirtmg '" d..- ovw"==hoft/ich.t" Aus~ "'""" in T11wn" ..,.¡ hrais W ....,;,,..,
T<Jt:oknlik. Souotprt 1982. Lucas, autor de los Hechos de los apóstoles, men-

26 27
ciona estas directrices a fin de estimular a los antiguos - La mayoría de los mauuscritos ofrece la varian-
paganos a que tuvieran consjderación con sus compa- te X.
ñeros en la fe procedentes del judaísmo, y renunciaran a - Por el contrario, el códice D es el úuico testi-
ciertas cosas par-a no hacer imposible la convivencia en monio en favor de la variante Y.
una misma comunidad. Entre las cosas que repugnaban -En favor de la variante X hay muchos manuscritos
a un antiguo judío por su socialización rchgiosa y cultu- antiguos.
ral, y que ahora tenían que causar una impresión de falta -Por el contrario, la variaute Y aparece sólo en el
de piedad y de escándalo religioso, había que contar: códice D, que es relativamente reciente. En efecto, data
comer ca me de los animales sacrificados a los ídolos («lo del siglo VI de nuestra era, mientras que los papiros más
sacrificado a los idolos») y de los animales no sacrifica- antiguos que poseemos datan del siglo u.
dos ritualmente («la sangre» y «los estrangulados») y - El códice D se difundió únicamente por el Oc-
abstenerse de contraer matrimo-nio en un g_rado de pa- cidente de la Iglesia; en cambio, la variante X aparece
rentesco no aceptado por los judíos («fornicación»). En en manuscritos procedentes de las regiones más di-
una comunidad cristiana compuesta por antiguos judíos ve-rsas.
y antiguos paganos, estas normas tenían el sentido de Además de estos criterios externos, el experto en cri-
hacer posible la comensalía (eucarística) entre judea- tica textual puede basarse en criterios in temas. En efec-
cristianos y paganocristianos, de forma que los antiguos to, por medio de la omisión y de la adición ha quedado
judíos no siutieran repugnancia ni se escandalizaran. modificado el sentido del conjunto. El copista introdujo
En un mauuscrito del sig~o VI (códice D), procedente el cambio premeditadamente. Como vemos especial-
del Occidente romano, las cláusulas de Santiago tienen mente por la adición del precepto del amor al prójimo
una redacción distinta. Según ella, Santiago exige que en la forma de la «regla de oro», en la variante Y no se
los pagano-s que quieran hacerse cristianos se abstengan trata ya de normas que hagan posible la convivencia
«de lo sacrificado a los ídolos y de la sangre y de la entre antiguos judíos y paganos en una sola comunidad
fornicación, y que lo que no quieran que les hagan a cristiana, sino de preceptos morales: «Lo sacrificado a
ellos, no lo bagan tampoco a los demás» (variante Y). los ídolos» uo significa ya la prohibición de comer carne
Por un lado, esta variante Y uos dice más cosas y, de las vf.ctimas ofrecidas en los sacrificios paganos, sino
por otro lado, nos dice menos cosas que la variante X la prohibición de dar culto a los dioses paganos. Lo de la
citada anteriormente. Omite lo de «(animales) estran- «fornicación» no apunta ya a que los antiguos paganos
gulados», pero aiiade la «regla de oro», fórmula clási- se abstengan de los matrimonios entre parientes de-
ca del precepto del amor al prójimo («lo que no masiado cercanos a juicio de los judíos, sino que prohíbe
quieran ... », véase Mt 7,12}. cometer adulterio. La «Sangre>> significa ahora la pro-
El experto en crítica textual debe resolver la cuestión hibición de cometer homicidio y no ya la exigencia rle no
de cuál de las dos variantes -X o Y-es la original. Se comer carne rle animales que hablan muerto ahogados y
pueden aducir los siguien1cs criterios externos: que no habían sido debidamente desangrados. Como el

28 29
concepto de «estrangulados» no se compagina ya con de crítica textual, apenas hay ningún problema. La tra-
este nuevo significado, eJ copista lo suprimió sin más, y ducción que aparece en la mayoría de las versiones ver-
pudo así recordar los mandamientos más importantes náculas se basa en una variante que, habida cuenta de la
del decálogo, a saber, la prohibición del culto idolátrico, antigüedad y calidad, número y distribución geográfica
del adulterio y del homicidio, convirtiendo de esta ma- de los manuscritos que la apoyan, merece ser preferida
nera en preceptos morales lo que antes habían sido nor- absolutamente a la segunda variante, que sólo cuenta en
mas de consideración y respeto mutuo. su fav-or con un manuscrito, aunque relativamente anti·
Finalmente, el experto en critico text!Ull acudirá tam- guo.
bién a la historia del texto y comprobará que la -segunda Además de estas razones externas, hay también ra-
forma textual muestra la situación histórica de una Igle- zones internas que hablan en favor de la mayor originali-
sia que ya no tiene el problema de la convivencia entre dad de la variante citada en primer lugar. En ella apare-
antiguos judíos y antiguos paganos en una sola comuni- ce José como eJ «esposo» de Maria. En cambio, la se-
dad cristiana, sino que se halla en una situación misio- gunda variante nos presenta a Maria como «desposada»
nera en un entorn-o pagano en que debe recalcar la étka con José, y esto pudiera ser una asimilación al contexto
cristiana con sus exigencias fundamentales del decálogo efe<:tuada por el copista, ya que en el v. 18 se dice:
y del precepto del amor al prójimo. P-or tanto, la conclu- ~Como su madre Maria estaba desposadLl con José ... »
sión de la crítica textual será: «La variante X es la origi- Seguramente se trata también de una asimilarión al con-
nal.» Por eso, es la que leemos en nuestras traducciones texto cuando la variante denomina expresamente a
de la Biblia. Maria «virgen», pues con esta adición el copista o el
traductor al siriaco pensaba probablemente en que unos
versículos más adelante se dice: «He aquí que la virgen
1.2.2. ¿Padre cornal de Jesús o desposado con María? concebirá en su seno ... » (Mt 1,23).
Cuand-o la variante hace de José el padre ctJrnal de
El segundo ejemplo lo tomamos de la tradición ma- Jesús («losé ... engendró a Jesús, que es llamado el Cris-
nuscrita del texto del Evangelio de Mateo. Lo mejor es to»), este hecho puede entenderse en criti-ca textual de
tomar como punto de partida Mt 1,16 tal corno se halla dos maneras. Una de ellas es que sea la «imitación me-
traducido en la mayoría de las versiones, con arreglo al cánica del patrón anterior que se usa en la genealogía»3 :
texto que probablemente es el original: «Jacob engen- ~Puesto que cada nombre que aparece en la genealogía,
dró a José, el esposo de María, de la que fue engendrado hasta llegar a José, está escrito dos veces sucesivamente,
Je.sús, que es llamado el Cristo.» pudo ocurrir que el copista (de la traducción siriaca)
En cambio, en una antigua traducción siríaca encon- hubiera seguido inadvertidamente el patrón estereotipa-
tramos la siguiente variante: «Jac-ob engendró a José.
José, con quien estaba desposada la virgen María, en- 3. S.M. Met:tg<>, 11 ~•hoa.l com~ttk><"J o" thr Grnl Nno r.,,.....,.~l. Lon<lre'"N""'""
gendró a Jesús, que es llamado el Cristo.» En el aspecto Yort 1971. 7

30 3!
do, y así, después de cometer ya en el v. 16 el error 1.2.3. ¿Con intención o por descuido?
inicial de repetir la palabra José, siguió ya el modelo
produciendo la mencionada variante»4 • Hay también El tercer ejemplo nos lleva a la literatura epistolar
otra explicaclón, basada en la historia del texto, es decir, del Nuevo Testamento y amplía también la perspectiva
en el cambio de situaciones y condiciones que influyeron de la critica textulll incluyendo los aspectos de la historia
en el origen de las diferentes copias. La razón para del texto. En 1 Tim 3,16 encontramos un breve himno a
eliminar el giro pasivo «de la que fue engendrado Jesús» Cristo. Suponemos que no procede del autor de La
y sustituirlo por el de la paternidad camal de José, ha- seudónima carta primera a Timoteo, sino que es citado
bría que buscada en el terreno de las decisiones dogmá- por ella, como vemos por la fórmula de citación que
ticas ajenas al texto. Porque quien conscientemente ha- precede al himno y que le da coherencia con el contexto:
ce de José el padre camal de Jesús da a conocer que la Fórmula de citación:
idea del «nacimiento virginal» no forma parte de la con- «Y sin lugar a dudas, grande es el misterio de la
fesión de fe, propiamente tal. Sabemos por la historia de religión.»
la teología que determinados sectores cristianos formu- Himno a Cristo:
laban la fe en Jesús como el Cristo sin servirse de la idea l. «Él ( = quien) fue manifestado en carne,
teológica del «nacimiento virginal». Desde el punto de 2. justificado en espíritu,
vista de las fórmulas de fe posteriores de la gran Iglesia, 3. visto por ángeles,
esa formulación fue considerada como herética. El he- 4. proclamado entre las naciones,
cho de que precisamente una traducción siriaca muy 5. creído en d mundo,
antigua (del siglo IV) borrara la idea del «nacimiento 6. ascendido en gloria.»
virginal» de Jesús y lo sustituyera por la idea de una El himno, artísticamente construido en el original
paternidad camal de José, hace sospechar que la traduc- griego, habla de la ena~rnación y exaltación de Jesús
ción se hallaba difundida en sectores nestorianos en una (1.• y 2. • líneas) y de su manifestación en el cielo y en la
época en que el tema del «nacimiento virginal» se había tierra (3.' y 4.' líneas), así como también de la acep-
convertido ya, por parte de la gran Iglesia, en criterio tación terrena y celestial de esa manifestación (5." y 6.'
discriminante para reconocer la ortodoxia. Pues sólo lineas). En la tradición textual lo único problemático es
cuando el tema llegó a constituirse en problema pudie- !a primera palabra det himno. Lvs manuscritos ofrecen
ron sentir algunos -cristianos la necesidad de modificar el tres variantes textuales:
texto- del Nuevo Testamento para acentuar que no se l. «Él (en griego: OQ fue manifestado en carne.»
creía en el «nacimiento virginal» y que tal opinión se 2. «Dios (en griego: E>C) fue manüestado en carne.»
apoyaba en la Biblia. 3. «Lo cuo.l (en griego: O) fue manifes.tado en car-
ne.»
Las razones externas, et nómero y antigüedad de los
4. ltri<lem. manuscritos, así como su distribución geográfica, hablan

32
claramente en favor de la originalidad de la primera va- las razones externas y las internas hablan en favor de la
riante: «Él(= quien) fue manifestado en carne.» primera variante («Él {quien] fue manifestado en car-
También en virtud de las r.azon.e.s internas hay que ne»), y nos hacen ver que ése es el texto original. Hasta
preferir esta variante, ya que se ve claramente que la aquí la critica textual.
tercera variante («Lo cual fue manifestado en carne») Para el método de la lz~toria del texto, que trata de
fue introducida por el copista para en~azar fácilmente esclarecer cuándo y cómo se originaron los diversos ma-
con la fónnula de -citación que precede inmediatamente. nuscritos y las diversas variantes, nuestro lugar del
El pronombre relativo griego en género neutro (en cas- Nuevo Testamento es un magnífico ejemplo. Vamos a.
tellano do cual») enlaz:a mu-y bien con el sustantivo exponerlo aquí brevemente, precisamente porque nos
griego neutro -«el mis.terio (de la religión)», al que puede muestra cómo el destino de algunas personas puede de-
tomar como antecedente. En cambio, en la primera va- pender de unas simples letras 5 • Para comprender mejor
riante, el pronombre relativo griego en género mascu- las cosas, digamos de antemano que, en el ámbito de la
lino, «él» ( = quien), enlaza muy duramente el comienzo Iglesia bizantina del siglo VJ, se había impuesto la va-
del himno con la fónnula de citación. Además, se expli- riante: «Él (quien) fue manifestado en carne.»
ca más fácilmente que el proceso inverso el hecho de Pues bien, leemos en una historia eclesiástica de
que, en la historia de la obtención de copias, un «quien» aquella época: «Se dice que Macedonio, obispo de
(«él») original -se haya convertido en un «Dio.s (fue ma- Constantinopla (499-511), fue desterrado por el em-
nifestado en carne)», por corrección intencional o por perador Anastasia por haber falsificado los Evangelios,
descuido de un copista. Dada la semejanza que hay en la concretamente aquella palabra del Apóstol: "Él fue ma-
escritura _!!!anuscrita dei griego entre «quien» (OC) y nifes.tado en carne, justificado en espíritu."» En efecto,
«Dios» (9q, es muy fácil imaginarse que un copista de en 1Tim 3,16 él había modificado una sola letra del al~
textos bíblicos, movido simp,emente por la costumbre, fabeto griego; en realidad no había hecho más que mo-
hubiera confundido el pronombre relativo masculino dificar oon un guión interior una letra, para convertir
«quien» (en griego OC) con la abreviatura corriente una omicrón (O) en una zeta (9), transfonnando así un
para escribir el nombre de «Dios» (9q, por la gran se- «él» en ~<Dios»-, con la intención de decir que -«Dios>~
mejanza que hay entre ambas formas. Cabe también únicamente ;(se manifestó en carne», pero no se hizo
imaginarse que la modificación se lliciera intencionada- realmente carne. Tal enseñanza se atribuyó aJ monje
mente. Porque el pronombre relativo masculino «quien» Nestorio y se la calificó de herejía. En efecto, Nestorio
no permite ver claramente quién «fue manifestado en propugnaba --en opinión de muchos- que la encar~
carne». Así las cosas, la variante «Dios fue manifestado nación había consistido únicamente en una especie de
en carne» puede entenderse como el intento de un co- inhabitación del Dios Lagos en el hombre Jesucristo, sin
pista por aclarar un lugar oscuro del texto y hacerlo más
comprensible. Sea por descuido o intencionadamente, S. f"an uno cq>osio.ón mb detollada. véas< W. St~nger. Tt~l~nlÚ< ,.Js .SC!uck>al. •IJ1bl.
Zeil&ctuifh 19 {1975) 24().241; ídem. /(~ 8U<:ilJUIEJ<o"· Rcasu Wi,kung Be<do!'>!lhwtg ,/"
eso nada importa para que afirmemos decididamente: 1'f<1h: X ull<i Y MM Nlilclupt<l ~¡,. PIJFilkl '""' F.JJ K, ~lmprimotu ... l3 {l911V) 11-ll

34 35
que llegara realmente a la unidad en una s.ola pers.ona. para los que están involucrados en ellas. Y eso no ocu-
El hecho de que Macedonio hubiera adoptado en su rrió sól-o en el rasado.
Biblia la lectura «Dios fue manifestado en carne», fue
motivo suficiente para que le consideraran cercano al
hereje Nestorio, aunque en realidad no pudiera dudarse 1.3. La práctica
de su ortodoxia, y Ja causa real de s.u destierro y asesi-
nato por encargo del emperador fueran motivos políti- Estos tres ejemplos nos han permitido echar una
cos. En todo caso, la Iglesia ortodoxa griega lo venera ojeada a los métodos y formas de trabajar de la crítica
hoy día como santo. textual. No se pretendía que, después de la lectura de
Unos mil años más tarde, esta variante se impuso en este capítulo, estuviéramos ya tan ejercitados en el rué-
el á~bito de la Iglesia occidental, a través del llamado lodo que pudiéramos considerarnos desde ese momemo
textus receptus, que es una forma del texto debida a un unos críticos textuales hechos y derech-os. Como podía-
amigo de CaJvino y que fue usual en la Iglesia protestan- mos ya presentir por todo lo que llevamos dicho, el crí-
te: una variante que había sido ocasión para que en su tico textual necesita, para ejercitar su oficio, muchísimas
tiempo se condenase a Macedonio como hereje nesto- más haOi.lidades que un buen conocimiento de las len-
riano porque su Biblia decía «Dios fue manifestado en guas bíblicas. Podemos afirmar incluso que la critica tex-
carne.» La ironía de la historia quíso que Jo-hann Jakob tual, aunque teóricamente pertenezca a la exégesis, por
Wett~tein (1693-1754), uno de los padres de las moder- cuanto proporciona la condición previa para la interpre-
nas dcncias de la critica textual, que por entonces era tación, a saber, el texto, sin embargo- se ha convertido
párroco- e11 Basilea y enseñaba en la universidad de di- prácticamente en cienci¡¡. independiente. El exegeta nor-
cha cimlad, impugnara precisamente esa variante, ba- mal de hoy día debiera estar capacitado para seguir el
sándose en el texto del Codex Alexcmdrinus, que él pudo curso de una argumentación de critica textual y para
ver en Londres con ocasión de un viaje a esa dudad. Él examinar críticamente sus resultados hasta el punto de
creyó que, basándose en ese códice, había que entender: que, basándose en los materiales elaborados por la crí-
«Él fue manifestado en carne.» Pero ahora, lo que en tica textual, pueda llegar a formarse un juicio propio.
tiempo de Macedonio se había oonsiderado como lectu- Sin embaTgo, sólo en oontados casos. llegará a especiaJi-
ra ort-odoxa, fue motivo para que a Wettstein le acusa- zarse tanto en crítica textual que pueda realizar su labor
ran de que había querido horrar de las Escrituras la crítica desde el principio mismo, es decir, partiendo de
divinidad de Cristo. Estigmatizado de hereje, tuvo que los manuscritos originales hebreos o griegos. De todos
abandonar la universidad y la ciudad de Basilea y mar- modos, el exegeta tiene a su disposición los resultados
char a Holanda. de las investigaciones de crí:tica textual en las ediciones
No sólo los libros tienen su destino --corno dice el criticas de los textos. Mencionemos aquí las más jmpor-
proverbio: Habent sua [ata libelli-, sino que, a veces., tantcs:
aun las letras h.acen historia y pueden resultar peligrosas

36 37
Antiguo Testamento: condiciones de aplicarlos él mismo, sino únicamente ba-
l. Biblia Hebraica, ed. por R. Kittel, Stungart sándose en los comentarios. Es decir, conviene que sea
3
1937. capaz de ver y entender la bibliografía exegética secun-
2. Biblia Hebwica Stmtgartensia, ed. por K. Elliger y daria. A esto es a lo que quería estimularle el presente
W. Rudolph, Stuttgart 1968ss. capítulo. Al mismo tiempo, esperamos que haya que-
3. Septuaginta IIII, e d. por A. Rahlfs, Stuttgart :81965 dado suficientemente daro que, ya en el plano de la
(texto griego). mera tradi-ción textual, nos movemos siempre en el ám-
4. Rihlia Sacra iuxta Vu!gutam versionem l/11, cd. bito de la interpretación (o «exégesis••). En efecto, por lo
por B. Fischcr y otros autores, Stuttgart 1969 (texto la- que respecta al significado del texto bíblico y a su enun-
tino). ciado teológico. no solemos disponer de acceso directo a
ellos, sino que únicamente contamos con el acceso ob-
Nuevo Tcstameuto: jetivo que nos ofrecen los métodos exegéticas.
1. Novum Testamentum Gmece, segúu E. y E. Nest-
le, ed. coujuntamente por K. Aland, M. Black, C.M.
Martini, B. M. Metzger y A. Wikgren, Stuttgart 2.1'1979.
2. The Greek New Testament, ed. por K. Aland,
M. Black, B.M. Metzger, A. Wikgren, Stuttgart 3 1975.

Estas ediciones ofrecen los resultados de los estudios


de crítica textual de los diversos mauuscritos y s.efialan
en el llamado «aparato crítico••, que figura al píe de
página, debajo del texto impreso reconstruido por el
critico, las principales variantes que ofrecen los manus-
critos. indicándose taks manuscritos por medio de abre-
viaturas especiales. El exegcta especializado estudiará el
aparato y conseguirá así hacerse una idea de !as razones
que han movido al crítico textual a decidirse por la lectu-
ra ofrecida en el texto. Además, podrá consultar en el
aparato otras variantes. que, en un caso dado. le permi-
tan formarse una opinión distinta a la del editor critico.
Esos dictámenes, que a veces son divergentes, s.c
condensan luego en los comentarios científicos. Por este
motivo, el que los coflsulte debiera conocer un poco los
procedimientos de crítica textual, aunque no esté en

1R 39
(ibíd.). La imagen es muy acertada, porque traducir es
pasar de la l-engua original, la «lengua fuente», o ~<len·
2. El problema d€ la traducción gua de salida», a otra, la «lengua meta», o <<lengua de
llegada», la lengua a la que se traduce. Pero hay una
diferencia entre pasar un fardo de una orilla a otra y
traducir un enunciado de una lengua a otra. En el pri-
mer caso, el fardo no suele sufrir njnguna altcraci.ón.
Mientras que un enunciado, al ser traducido de la lengua
fuente a la lengua meta. experimenta necesariamente
transformaciones de diversa índole. Al traducir, lo que
se consigue más fácilmente es transportar de un idioma a
La traducción del texto bíblioo, de la que hemos de otro ~a mera significación de un enunciado lingiiístico.
echar mano cuando no dominamos las lenguas bíblicas, En cambio, parece completamente imposible trasladar
es otra forma de interpretación. Pues las traducciones no la forma lingüística en sus aspectos fonético y gramático-
son, como quien di.ce, reproducciones digitales del texto sintáctico. En este punto, a lo más que se llega es a
original, sino testimonios de una determinada compren- aproximaciones. Pero aun entonces habrá que pregun-
sión del texto bíblico por el traductora los traductores, y tarse si el efecto práctico intencior~ado de una enuncia-
constituyen por tanto la meta de un proceso de interpre- ción lingüística se logra tanto en el contexto de la lengua
tación. Sin embargo, las traducciones son para nosotros meta como en el de la lengua fuente.
el punto de partida necesario para nuestro estudio de los Hay un proverbio italiano, traduttore traditore! (<<el
textos. Por consiguiente, dependemos también en este traductor es un traidor>•}, que pretende expresar lo fatal
punto de la labor previa realizada por otros, de los tea- que es esta realidad. La semejanza fonética y, al mismo
bajos de los especialistas en exégesis. Si no conocemos tiempo, la gran diferencia semántica de ambas palabras
las lenguas originales, tenemos pocas posibilidades de sugiere la inevitable de-s-emejanza, a ()Csar de toda la
control. A lo sumo, lo que podemos hacer es comparar semejam:a, que hay emre un enunciado lingüístico origi-
diversa~ traducciones. Por eso, es muy importante acla- nal y su traducción. Al traducir ese proverbio italiano a
rar, al menos, brevemente qué es lo que ocurre en el una lengua no románica -----como es, por ejemplo, el
proceso rle traducir. alemán: Der Vbersetzer ist ein Verriiter- descubrimos
Traducir, en su sentido original, significa «pasar una toda su verdad. Porque, en el plano semántico (es decir,
cosa de una parte a otra» {Diccionario de autoridades; en el plano de su contenido enunciativo), se dice lo mis-
Madrid 1737, s. v. ), por ejemplo, de una orilla del río a mo en el original italiano que en su traducción alemana.
la otra. Pero el verbo se usa ya casi exdusivamente en Se afirma exactamente que el traductor es un traidor.
sentido figurado. Y entonces quiere decir: «Pasar un Pero esa traducción correcta se paga al precio de una
es.crito, o tratado. de una lengua o idioma a otro» pérdida en el plano fonológico (es decir, del sonido de

+1
las palabras) y en el plano gramático-simácrico. En Por decirlo así, toda traducción comete necesaria-
alemán no se pu-ede prescindir del verbo copulativo ist mente una traición, sea contra la lengua de salida, sea
( = es). Y esto debilita el efecto del original (da mayor contra la lengua de llegada. En efecto, por un lado, la
pesadez) en el plano pragmático, es decir, de los efectos traducción debe esforzarse po-r alcanzar la mayor con-
del lenguaje. Debilita la sensación de fatalidad que pro- gruencia estructural posible entre ambos idiomas, en los
duce el original italiano con la omisión del verbo copula- planos fonológico, sintáctico. -semánti.co y pragmático.
tivo y la sucesión inmediata y rápida del sujeto y el pre- Por otro lado, la diferencia entre la lengua de salida y la
dicado nominal. También el cambio en el plano formló- lengua de llegada y la multiplicidad de los planos lingüís-
gico tiene consecuencias para el plano de la pragmática: ticos, que sería casi imposible trasladar, todos ellos y a la
La sustitución de dos palabras en aliter.ación, y que ín- vez. a una equivalencia estructural, permiten alcanzar
clllSO riman, y qllc no obstante se diferencian fonoló- sólo de manera aproximada el objetivo apetecido. En su
gicamente, en el original italiano, por dos palabras com- aspiración a sustituir completamente el original por la
pletamente distintas fonéticamente, en la lengua de lle- traducción, el traductor lo único que puede ofrecer es un
gada, el alemán (Ubersetzer- Verriiter), origina una sucedáneo del original. Le queda sólo elegir entre dos
pérdida de efecto pragmático. En la semejanza y, al mis- tipos fundamentales de posibilidades, teniendo ambas
mo tiempo, diferenciación fonéticas de las dos palabras que efectuar raspados en el ideal apeteddo de conseguir
italianas reside pragmáticamente --es decir, en lo que la mayor adecuación posible en1re la lengua de salida y
se refiere al efecto intencional~, la impresión que se la lengua de llegada. De los dos tipos de traducción,
pretende causar en el lector, a saber, que una cosa es la uno, el denominado de equivalencia formal en la teoría
traducción más acertada posible de otra. pero que es a la de la traducción 1 , se orienta más intensamente hacia la
vez una «traición» a la misma. En la traducción alemana forma lingüística del original en la lengua de salida. y
se pierde ese juego lingüístico en la fonología, la sintaxis trata de imitarla en la sucesión de las palabras, en la
y ta pragmática. aunque se transporte de un idioma a sintaxi5 y, en la medida de lo posihle, en la sonoridad y
otro la significación pura y simple del enunciado. la fonología de la lengua de llegada. En cambio. el otro
Por eso. en la mayoría de los casos, las transforma- tipo de traducción, el de la equivalencia dinámica o fun·
ciones que experimenta un enunciad-o lingüístico al ser cionaP-, se centra en el efecto pragmático que un enun-
traducido implican una pérdida de posibilidades lingüís- ciado lingüístico de la lengua de salida trata de causar en
ticas en los diversos planos del lenguaje. Tan sólo en sus oyentes.-lec1ores-receptores. y se esfuerza más que
casos muy raros, esa transformación puede significar nada por reproducir ese mismo efe<.io mediante los re-
también una ganancia. Pero aun entonces sigue siendo
1 E A_ Nida. Tawncd ~ ><<e~ce of lr•ns/o/IOJ>, Utd•n 1%4. "<'aso ademlol J Gn•lka.
verdad el proverbio italiano. Pues, al fin de cuentas, en H.l' R."~' (rl>.., ) ¡¡, Ul>m·rl<~n~ dFr H•brl. !o.~Au},. drr Jl.,n/ng._., tl•elef~ld l'll:l'; ~ 1\
esos casos no se trataría tampoco de una traducción Noda. Ch R. TaOCr LD. rraJucc'~" le&ri~ y w~c,.ro. M•dnd l1R6; L Alo~><> Schókd.

<•fiel)) del original. Y a la traducción habría que calificar-


la, en sentido riguroso, de «traidora». """n-orL
cursos de la lengua de llegada. Si estos dos tipos posibles ducidas siempre por las mismas palabras alemanas. So-
de traducciones se consideran como los polos opuestos bre todo, la estructura de la frase sigue muy de cerca la
de una escala, entonces las traducciones existentes se construcción de la frase griega. De esta manera apare-
situarán en dicha escala según la cercanía o lejania de cen con frecuencia giros que son extraños a nuestra sen-
cada uno de los polos opuestos, sin que ello signifiqu-e sibilidad lingüística» 6 .
valoración alguna de la traducción de que se trate. En algún punto de la escala, entre los dos polos de la
Conforme a la explicación que acaba de darse, la -«equivalencia formal» y la -«equivalencia funcional», se
traducción alemana Die Gute Nachricht, una traducción hallan casi todas las demás traducciones de uso corrien-
de la Biblia inspirada en la traducción americana Good te: la Luiherbibel revisada, la Zürcher Bibef, la Herder-
news for modern man pero realizada por un equipo de Bibe! y la Pattloch-Bibel, o incluso la Einheitsüberset-
teólogos alemanes sobre la base del texto griego, persi- zung (o <~traducción -católica-de la unidad>>). Todas
g~.te este fin de ofrecer una traducción basada en la equi- ellas oscilan entr-e la intención de ajustarse con equi-
valencia dinámica 3 . Habría que incluir también en esta valencia formal at texto original, y de sustituirlo por una
categoria la traducción libre (Übertragung) de Jórg Zi:nk equivalencia funcional para que los lectores u oyentes
del Nuevo Testamento. Este último traductor parte de puedan entenderlo mejor. No podemos detenernos aquí
la hase de que «ha pasado ya el tiempo en que una a estudiar las ventajas y desventajas de las diversas tra-
traducción literal del Nuevo Testamento pudiera ser en- ducdor~es en particular, porque se trata de un problema
tendida por todos» 4 , y por eso, en su versión, trata de muy complejo. Aunque en la valoración de una traduc-
desvelar «el texto antiguo tradu-ciéndolo con ayuda de -ción entran en juego múltiples criterios, el decisivo es,
expresiones libres, describe por medio de circunlo- -seguramente, la situa-ción en que una traducción se va a
cuciones el sígnificado de las palabras difíciles que no utilizar. Pues, al fin de cuentas, hay enorme diferencia
tienen equivalencia en alemán, y suaviza las fónnulas entre la situación en que se hallan Los lectores privados
demasiado densas traduciéndolas por frases de mayor de la Biblia, la utilización litúrgica de textos bíblicos y el
soltura,,-~. uso de la Biblia en la enseñanza escolar y en la cateque-
En el otro extremo de la escala se hallan traduccio· sis. En relación con el tema de este libro -la iniciación a
nes como la de la Patmos-Synop:,·e, que se fijó como los métodos exegéticas destinada a los que no tienen
programa «seguir fielmente el texto griego» y que debe conocimiento de las lenguas bíblicas- las traducciones
incluirse en el tipo de traducción basado en la equivalen·
cia formal: «Las mismas palabras del original son tra- 6. W. Ln.~twm. D••lortron1<il< ~Md tht<>!ogv;c~e Eig~'""' d<r •y~opri>clom l'•·~n~•l""· en
F_J S<h•er<e. P~1mo.1 .~)"Jmps•. Du=ldorf 10 19Sí. 16- A ~>te resp<cto. ha~ ~ue rne~ci"""'
3_ f},~ Gu" N<U:!Jrlch• Du fl,f>e-1 •~ ~euJ~em D<~bt·ll. '~· pr>r 1•• Sooulad<s Bibl 1ca, l.amb..,n: R. P<:><h (dJr.). !;y.rwptiS<~<> Arb<-rOib"c~ z~ !Un Ewm¡;,li;,n D'" •·ofl,¡¡_,d,~~"
<¡olólicas} prot.,;<>nte> ~""' loo; p-a1se1 de ~~~~"' aleman~ ~Mt~art 191!1 (A:m d mmno Sy11opsen "~'~ M<>r~us. nocl> .\l~tthaus. -·~ i~~"'' "'" d~n P~n>ll<l<" "'" tlem Jokamtn
mtmo. la, '"-'a~J""'=• Blblic'--< Un .J., ha~ patrocinado tarnbl~n -u~• ~~r.,ó~ castdlan~ J'<'n- '""''e
Ev~1!gellum 101d <len ""-"lot-~~"""'-'cloe" Ve>glerchsrextell <in<r A..,-wah/ko"""''"""'·
,..J~ espcciaJmeOlte ¡t.>M d loc>or la•in.oantem-•no u,.,, ~aM• ~~¡·. 1'179 Z.r.ch--C<>lomo-U~ter~oh ]\>ti!J_ ""ea"' "m lnen V..S Neue T"'""'~"'· fnmim<or-Ob'""''""!:
4 IJa> -'"~"' T•.ram~m. tta~ •le m de J ZOni ~'"''~""" 191~. j_ Gr=~r>ch-lJeu.,~h. !"''E. Dio<z(<ll~n~o<. -~tuttg~n 19fl6. e~calt . F_ Lacu.-a. N"'"" T"'t~­
5 lbid menJv <IIIUI•n""l ~r¡~o-<'span.ol. Tarrasa lQII4

44 45
más útiles son las que se acercan al principio de la «equi-
valencia formal», pues tales traducciones. «pretenden
ofrecer un sustitutivo del texto griego (y hebreo) al lec- 3. Los métodos exegéticas
tor que no domine la lengua griega (y hebrea): un susti-
tutivo que pennita realizar aproximadamente las mis-
mas operaciones que el escriturista realiza basándose en
el texto original» 7 . Si para nuestros trabajos exegéticas
con los Evangelios se recomiendan principalmente la
Pmmos-Synopse y el Synoptischt: Arb-ei.tsbuch zu den
EvangeJien, que se utilizarán como base textual, será
preferible escoger para las dcmá.s partes de la Biblia las
traducciones que se ofrecen en los comentarios bíblicos, 3.1. Texto, coherencia, t"Structura, significado y
porqt~e en general tales comentarios se proponen realzar función
el texto original y las intenciones originales de los auto-
res bíblicos; es decir, se trata esencialmente de una tra- 3.1.1. ¿Qué es un texto?
ducción orientada a la ;;(equivalencia formal» 8 .
Ya en las reflexiones precedentes hemos tenido que
recurrir al uso de términos técnicos, porque la exégesis
bíblica, lo mismo que cualquier ciencia, tiene su tenni-
nología especializada. En parte, esa terminología coin-
cide con la de otras ciencias. Algunos conceptos espe-
cializados nos resultarán ya conocidos por el estt~dío de
la lingüística y de la literatura. y habremos aprendido ya
su significado técnico en los estudios de bachillerato 1•
En la -ciencia es 11ecesario el uso de lenguajes espe-
cializados, porque estos lenguajes consiguen expresar
conce()tos. de manera clara y di<;linta y permiten enten-
derse brevemente sobre determinadas realidades. Por
l. P Bct<. O~'"""~~g.•pmble""' ¡,¡,., "~"'~'"'""'",¡"~'~ Tw~n ~nJ ihre Ji<UokMcM R<-
este motivo, en el marco de una iniciación a los mé-
I<V<lllz. Culo:nia 1'11!1. 100 ,,,,,. in<d•la)
~- bn e•¡>;~n<>l ~ay doo ""'~P';, paca estOOo"' e<e!"ttiw> Jc los E-.ng~l"'" J. Alonw LJfO<. l. La c>iric~ u~r"ul, por ~jemplo. e<""
m< tOO o~"' no se aplica sólo en ""'!!"si< bil>lira
A. Sán<~~l·Ferrero. E>""t~lw yevungci~>~Us. Las 1'"'1'''"''"""' d•l=rr.' prime"" Evom¡o;elrru Tod:H ¡., 01cnc"'' que"" dedican .al os<udiu Je Jo litor"tu>~"" bollan ;mte el ~rob~rn~ de
m smopsiS. Madnd l%<i; P. BcrK>U. M E_ Ro.>osrn~nl. J L Ms.JiHm, SuwpsiJ" de los '"<'~ro hailor el"""' noi~n•l "~rt~'""· >"1'"' eS<~ '"An lamiliari>-"d.<.s oon el """""P"'"~~ ,;,¡.,..
.Ev""''f'i'"'· Bolba<> 'l\lll7. En cuan t.-. a «.>mcnt•lios en e.panol. podernos citar a rirulo me· 1cotl"al. l'"oT lo demos. mando en nue<tr"" ~eneJ<ione< "'br~ el problema ~e la '"<iu.odón
nmenle oroentall~~ el Com<n!dru> de Roru~on~ .,¡ III~<Vo T """""""'' ~ ,.,~, • Herder, Bar.oe- utilll..llmos ]..., ounceptos de""''"'"'· s:'milnllc~) P'agnw.,co. cll•> npresrun<> e>t.in torn .. d.,;
lmm 1967ss. óo lo terminolo¡;<a ~•l"'•,~li>.Wa ~' 1~ lin~uf«;.,. ~ la ftlolnMI•

46 47
todos, llay que detenerse a estudiar algunas dcfioiciones Así escriOe el Sr. Martínez en el reverso de sus so-
y distinciones más que :son de importancia fundamental bres, y añade el nombre de la calle, el número de la
y que sirven para ordenar bien los conceptos, pero evita- casa, el código postal y el nombre de la población. (Para
remos adentrarnos demasiado en la espesura tecnológi- simplificar las cosas, omito todos estos detalles en mi
ca del lenguaje especializado. ¡Es más fácil decirlo que ejemplo.)
hacerlo! Po; de pronto, al designar la palabra «texto» el
objeto fundamental de toda exégesis, el lector asociará
seguramente con esa pala Ora el concepto vago de que se 3.1.2. «Cohenmte y estructurada»
trata de una -cosa escrita. Pero ni yo he dicho con la
deseable exactitud científica ni mi lector ha entendido lo En un primer paso, reconozco que la enunciación
que es pn1piamente un texto. lingüística consta de tres partes. Para eso no hace falta
que yo entienda todavía su significado. Para reconocer
Una ojeada a un diccionario especializado nos -enseiiará. ademá.~. las partes, basta que me fije en las mayúsculas con que
lJUe en la polémica emre espcciali~tas no se ha decidid() aún lo I.JUe es comienzan cada una de las palabras, en los signos de
un h~Ato: ~Err la.lingilí~tic.a. se dan divcr~as definiciones de qué es un
puntuación y en los espacios entre las palabras. Es decir,
texto, según se tome oomo b.a5e una QfÍentación Qntológil:o-esendal,
funcional-intencional, de inm;;nencia te;.;tual, de analítica de la co- basta que me fije en caracteristicas puramente fo-rmales.
municación, o de t-coria de la ac~ión y de onentación al acto verbal»- 2• Éstas me permiten ve.r, además, que la cesur.a entre
«;Es la voz de la jungla la, pcn~ará el prmctptante. -«Rtel» y «Francisco Martínez» está marcada más inten-
samente que entre «Francisco» y «Martínez>). Porque en
Por tanto, no me queda más remedio que intentar este último caso la cesura o corte está indicada única-
dar una definición que abra a golpes de machete una mente por el espacio entre las palabras y la mayúscula
vereda en la espesura, aun a riesgo de que, lo que yo inicial ~<M» con que comienza la palabra «Martínez». En
creo que es un desbroce didáctico, sea considerado por cambio, entre «Rte/» y «Francisco» hay una cesura mu-
otros un de!imomc completo desde el punto de vista cho mayor. No sólo hay un espao;;k) vacío y no sólo la
científico. Así, pues, entiendo por 1exto (en latín, textus palabra 'Siguiente, «Francisco», comienza con mayús-
= «tejido», productos «textiles») una enunciación lin- cula, sino que además hay una barra (f} como separador.
¡:üística coherente y e.~tructurada que se halia, al menos Por consiguiente, <<Rtc/)>, considerado en todo el con-
relativamente, tenninada en sí y que se propone un efecto junto, constituye más intensamente una unidad que
determinado. -cualquiera de las otras dos palabras «FrancisCO>> y «Mar-
Examinemos ahora si, de acuerdo o;;on esta defini- tínez».
ción, el siguiente ejemplo es un texto: No establezco, pues, divisiones arbitrarias, sino que
«Rte/ Francisco Martínez, en mi disgregación del texto en partes o segmentos (seg-
mentación) he tenido en cuenta criterios, características
distintivas o señales estructurales, por las que me oriento

49
y que me permiten conocer las primeras conexiones en- 3.13. «Que se halla, al menos relativamente, terminada
tre las partes, así como también sus mutuas supraor- en sí y que se propone u.n efecto determinado»
denaciones (carácter principal) o subordinaciones. Esto
se confirma en el plano de los significados, es decir, en el No utiliza uno el lenguaje para hacer -oorno quien
plano semántico. dice- palabras. Cuando uno habla o escribe, pretende
En efecto, en el plano semántico, es decir, de su con-seguir algo en el oyente o en el lector. El señor Mar·
significado, la palabra «Francisco» tiene conexión con tínez escribió en el reverso del sobre la mencionada
la palabra «Martínez», y viceversa: El nombre propio enunciación lingüística para que el destinatario de la
«Francisco» efectúa una selección entre los que compar- carta -supiera quién era el remitente y pudiera contestar-
ten el apellido «Martínez»; y, a su vez, el apellido selec- le, si fuera necesario. Para ello, tiene que entender el
ciona entre las numerosas personas que se llaman de texto en su significado (semántica), y al mismo tiempo
nombre «Francisco". Una de las partes define siempre debe saber qué efecto va a causar la indicación del re-
con más precisión a la otra, limitando su significado. Las mitente en el destinatario (pragmática). Tan sólo cuan-
partes tienen coherencia, dependen una de otra como do se comprenda el significado y la función-es decir, el
los eslahones de una cadena. Asimismo en el plano se- texto en su aspecto semántico y pragmático--, se podrá
mántico, además de la coherencia de las partes, se des- juzgar si la enunciación lingüística está -<:<terminada en
cubre el carácteT pTinc:ipal y el caTácter subordinado de sí» o ..relativamente tenninada en sí», como el texto que
las mismas, es decir, su estructura (semántica). hemos ofrecido en nuestro ejemplo. En efecto, ese texto
se halla integrado en el conjunto de un texto mayor y,
Por ejemplo, la abrev1atur.a «Rtel», oomo indicación del remitente,
juntamente con la indicación del destinatario (la direc-
es un elemento que e~tá ~upraordenado a los otros -dos. Se refiere a la
persona designada por su nombre y apellido, como si, por dedr!o as!, ción de la carta), constituye el contenido normal del
estuviera delante del paréntesis de una fórmula matemática: ese pa- sobre de una carta.
réntesis que une a Las otras dos partes y las constituye en unidad: «Rtel
(FraTI<:Ísoo Martínez:).» Y. sin embar_go, se trata de un umjunto «relativamente temu nado
en sÍ», porque, por ser ind1cación del remitente de la carta, ticm: ~u
Por consiguiente, las partes no sólo tienen coheren- propia función pragmátlCa, d1~tinguible de la ind1cación del destinata-
cia unas con otras como los. eslabones de una cadena, rio- Por eso, podemo-;¡ de,]indarlo de lo que lo rodea; es dc.:ir, po-
demo5 deteTmimn dómle comiem:a ~· dónde termina. Scgím nuestra
sino que con~tituyen una estructura más o menos com-
definición. el ejemplo ofrecido es un «ICX!O».
plicada de carácter principal y de subordina-ción, están
enlazadas para formar una red o «tejido>> (texto) de re- Aunque, por la integración, sea más exacto decir que
laciones mutuas, es decir, constituyen una estructura. se trata sólo de un «texto parcial», la propia función
Gracias a esa estructura, las palabras y frases consti- pragmática --dar a conocer al destinalario de la carta
tuyen un conjunto uniforme con significado totaL quién es el que se la remite, para que él a. su vCL pueda
también escribirle- impide que sea una «parte del tex-

50 51
to», como es --por ejemplo-- parte integrante del texto 3.2. Sillcronia y diacronía
de nuestro ejempl-o lo de «Rtef», considerado en sí, o
como lo son «Francisco» y «Martínez» considerados Vamos a hacer con el texto- de nuestro ejemplo un
aparte o juntos. Estas parles o liegmentos del texJO no pequeflo experimento mental. Imaginémonos que el re-
tienen función pragmática dentro del texto de nuestro mite estuviera en el anverso del sobre, en el lugar en que
ejemplo, sino que únicamente sirven para -constituir, normalmente figura la dirección del destinatario. La
juntamente con otros, la totalidad del texto en su aspec- nueva -situación del texto no afectarla a nuestra segmen-
to sintáctico y semántico. tación del mismo. Desde el punto de vista sintáctico,
«Rte/» continuaría ostentando el carácter principal con
respecto a las otras dos partes del texto. Tanto sintáctica
3.1.4. Resumen como semánticamente se conserva la coherencia de
«Francisco» y «<Martínez», tal oomo se ha descrito an-
En lo esencial, he desarrollado hasta ahora metódi- teri-ormente.
camente tres procedimientos diversos. He descompuesto Sin embargo, el significado de «Rtc/» se habría os-
en sus partes un texto determinado, y luego he r~com­ curecido, porque no se ajustaría ya a la nueva función
puesto esas partes, para ver -en el plano de la sintaxis y que el texto adq1.1iere por el hecho de no funcionar ya
de la semántica- cómo se conjuntan, en su sucesión, como remitente, sino como señas del destinatario.
como partes coherentes de una sola estructura. He pro- Con una -comprensión puramente descriptiva de las
cedido analítica y sintéticamente. Finalmente, en el pla- partes del texto -es decir, con una comprensión que
no de la pragmática, lle tratado de determinar la función describa lo que existe de esas partes, en su coherencia y
del texto. Gráficamente podremos representarlo así: estructura, tal como lo habiamos hecho basta ahora.-
llegariamos al final de nuestros recursos, o por lo menos
a emitir el juicio de que se trata de un texto absurdo o
l. Segmentación inoomprensible. Y, no obstante, el servido de correos
habría sabido entenderlo, casi con seguridad, en su sig-
nificado y función. Yo mismo lo he podido comprobar.
3. De-slinde y

r- definición de la
Hace algún tiempo un amigo francés me e-s-cribió una
Rtef Francisco Martínez
función carta en la que mi remite aparecía reproducido literal-
' b
' mente en el lugar destinado a las señas o dirección del
b +< destinatario. Y la carta en cuestión llegó <1 su destino.
2. Descri-pc~"6" de coherencia (coneJuó ") No hace falta ser un Sherlock Holmes ni tener la
-sagaci.dad de un veterano funcionario de correos para
y estructu.ra + (textu.m) reconstruir paso por paso el proceso que co-ndujo a es-
a (b + e) cribir así esas señas disraratadas. Habrá que distinguir,

52 53
po.r lo menos, dos situaciones que se producen sucesi- perspectiva diacrónica (diacronía, del griego dia = a tra-
vamente: vés de~ khronos = ~iernpo) para un modo de ver las
1) A unos amigos franceses les escribo una carta, con cosas que dé una explicación histórico-genética de un
mi remite habituaL estado- actual.
2) Mis amigos franceses comprenden sólo en parte la El punto- de_partida para una explicación diacrónka
indicación del remitente, es decir, oomprenden mi nom- lo constituye siempre una situación de hecho que no
bre y ape-llido, pero creen que lo de «Rtel» es algo así puede expli¡;arse sincrónicamente. No se escoge a capri-
como un título académico, o la abreviatura de un primer clw el orden de sucesión entre la perspectiva sincrónica
nombre propio, y por ello me envían una carta en la que y la perspectiva diacrónica. En efecto, antes de que nos
reproducen exactamente como señas el remite de lacar- preguntemos cómo algo ha llegado a ser (perspectiva
ta que yo le-s había enviado. diacrónica), hay que preguntarse cómo es algo (perspec-
Con la explicación de cómo surgió históricamente el tiva sincrónica). Con la sincronía y la diacronía hemos
texto que tengo ante mí como señas del destinamrio ha adquirido dos conceptos fundamentales, incluso para el
quedado aclarada la oscuridad semántica en tomo al sig- sistema del método exegético. Lo mismo que en nuestro
nificado de •<Rtel». Está ahí como residuo incompren- ejemplo, vernos que también en exégesis hay que distin-
dido de una situación de uso anterior del texto. Queda guir entre métodos descriptivo-sincrónicos y métodos
como residuo, en virtud de un malentendido. Esa expli- genético-explicativos, es decir, diacrónicos. Los estudios
cación histórica no ha logrado ningún significado nuevo sincrónicos preceden siempre a los diacrónicos'.
para la parte de texto «Rte/>> en su contexto actual (las Estos últimos intervienen con sus intentos de expli-
señas de la carta), pero ha explicado de manera bastante cación, una vez que se ha visto que la descripción sincró-
plausible: su presencia allí. nica no basta para explicar plenamente la realidad de un
Por consiguiente, en el análisis de textos se pretende texto 4 .
descrihir un texto en el estado concreto en que actual-
mente se encuentra, por lo que respecta a la coherencia, 3, 0 5<-r~ m.en oa<~alklad q~•- en 1• ~i"o"a de: l:tS cicrlCJas n..uu rak>. ol '"'"'" Carl von
la estructura y la función: es decir, por lo que respecta a ün<>< (1707-1778) id<.r• <1 qL,.umn del a notuTak""~P-<''"~~..:rilt" yd•sificar • ¡.,. •nmtales
y plan••• ~1en ~;o<><"-"'" <k qL>< el'"'"'"'"''
('harl"' Da!Wm (l8Q9-IB82) ~m~r<n~'~" lo lar''
su forma; esta perspectiva se diferencia de los intentos de P'""""''' el •<>rig~~ O< 1~• ~•rec•e<• como rc>uir•do oJc un ~""""' ~"olutlvo de la hi>tario
de explicación que tratan de comprender y presentar el nawraJ• p.,= ~u< \ambié~ en la h11ton• 11< 1" <><ncoa la ~ncronia t"ne pnorul¡¡d '"hre la
diacn:mr•-
estado actual como estado- final de un proceso histórico. 4_ Y, asi, el mir 011o d' la educa <le las fonn•> po<:<k "'""'d~rar-<e oomo mttoda smcro-
Utllizando !a tcnninología creada por el lingüista ginc· nioo_ Por el"-'""""'· ~>tán dctcrmm•d"" d>acmnlcamcn[C la <nrl(~ 1/Jn~rw y, ll.a<adw; ~n
ella, la ctftka d~ las tr<>~li<i<'"" y Jo urrico de /,¡¡sfr«:nrr>. pm un l•do. r la crU.c¡¡ Je lo redoc<t<>n
brin-o Ferdinand de Saussure (1857-1913), diríamos que y .;, la "'""P'"" ..;n. ror d otro La r:ri/~e~ Je lo> •lugaus <""'"""' dt la lr•dicio~. q~<
el primer modo de ver las cosas que descrihe un estado dttotm""" e m•c•trga malm•i<• n<u~:odo>. r la cciuca dt /ru gtmro '· que "' '"'"P" -Uc ~•tru.:­
turas acuñadas. """ ramhi~o métodos do ~nen\Oco<\n diawlnoca. En c•to ,..nti<lo ,.. t>U~de
a~;:tual es una perspectiva sincrónica (sincronía = simul- hablar r~ml>lén d<: ~Uro<~~ ~e la. tr..Joc.,ne•. de la rcdaruón. ~e lo:\ Ju~a'"' mmune'" <k: la
taneidad, del griego syn =al mismo tiempo; khronos = tn>do:oln ) OC loo !)énew>. pe<n deboero C"'Jtarst el .:oru:~pto, tan cmn~n\e ante>. de -~i•tar ra
de lar> !<>rm"'"• ( ~"'"'li'"clticht<) _por.¡¡ue •J'<"·" dr<t>ngL>< en\ re ~nero y forma )' <OIN: "ncro-
tiempo), mientras que se sugiere la denominación de nío ~ <l>acronla_

54 55
3.3. Método sincl'ónico: cl'ílic-a de las formas El primer paso -es decir, la segmentación del tex-
to- podemos -calificarlo de analítico, porque mediante
3.3.1. Texto, texto parcial, parte del texto él se disgrega en sus partes un conjunto dado. El segun-
do paso habría que verlo entonces como sintétioo. Las
La critica de las formas -también llamada morfocrl- partes del conjunto se contemplan en su dependencia
tica, o método morfocritico-- trata de comprender cuál mutua.
es la fisonomía individual y personal de un texto deter-
minado. Está orientada sinnónicamente.
El objeto de una descripción crítica de las formas, de 3.3.2_ PTeparación de la segmentación de un texto
una descripción sincrónica, es un texto dado, es decir,
un texto terminado en sí y con función propia, por ejem- Lo mismo que en el ejemplo del texto utilizado hasta
plo, un evangelio, o un texto parcial integrado en un ahora. para la -segmentación de textos bíblicos, o textos
texto, relativamente terminado en sí y con función pro- parciales bíblicos, necesitamos determinados criterios.
pia y diferenciable, corno por ejemplo el relato de un No son apropiadas para ello las divisiones en capítulos y
milagro. En adelante, utilizaremos en general para am- versículos, que aparentemente cumplirían esta misión.
bos casos el concepto de «texto». En el primer paso hay Como es bien sabido, tales divisiones fueron añadidas
que hacer la segmentación del texto, o del texto parcial; más tarde y se haUan estructuradas casi siempre de ma-
es decir, hay que dividir el texto en cuestión según de- nera muy arbitraria. No son más que una red de coor-
terminados criterios en sus elementos o partes. Cuando denadas que, sin pertenecer al texto, fueron superpues-
-se trate de textos parciaJes habrá que efectuar un deslin- tas al mismo de manera mecánica en el cui"SO de la trans-
de provisional para separarlo de lo que precede y de lo misión textual. Pueden prestar buenos servicios a nues-
que sigue. tra labor exegética, pero no nos eximen del trabajo de
En un segundo paso se describirán la coherencia y la disponer adicionalmente el texto de forma que aparez-
estructura del texto, o del texto parcial, es decir, lo-s can claramente su conexión y estructura, o estructuras,
elementos de que se com¡Kme dicho texto, y se exami- en los diversos planos del lenguaje. La actual red de
narán entonces las llamadas partes del texto, viendo la coordenadas, con su división en capítulos y versículos,
oonexión sintáctica y semántica que tienen en su su- hace frecuentes cortes arbitrarios en elrexto y, además,
cesión (coherencia) y la relación mutua que guardan en su malla es demasiado grande para pennitir trabajos mi-
su textura (estructura), y que de esta manera hacen po- nuciosos. Para utilizar razonablemente la red, se re-
sible el significado (semántica) y el efecto (pragmática) oomienda que, antes de la segmentación propiamente
del texto5 .
""'1"' f~nnas h~y que ooou:dor ~1 L<~<<>. duran,.. el ma~<>r tiem~ poo>blo. un anticip<> ~.
5_ Cu&n<JQ e~ OC115!0n<> >e ui»«n<an ruptur;;s <le la ooher~J\Cla -e>~'"''. arte,.._10 no:s deJa oonfimza, J>I'Dóllndo ~L>< '"<Oherenle <> rongn><n<e. es <lea>. M.pble. En<[""'"· la de.oon·
<al-""''"'"~ <e<tual • le on~na• en«>no:• l.a bas< del P""""d"m~nlo <liacr-ómco· la crl,.ca ~ P« pnnapo<> es a.qu• malo""'"""''~'"· aun~ue M"" laOel>e <11Stltulr por una oonfulllZ..I
ilfmm~. Peroó-st.a. en l~~>elual ¡....,de l>ln~e•tlgonón. ~ek IOda~i• d=arl•""· E~ la cril>ca ingenua )'" pe.r¡u<l~t:~al. La c"rit.,., t. .. raria queda sólo aplazada. no de"'-'rtaoJa.

57
dicha del texto, se proceda a reducir su malla y ajustarla b el uno era fariseo
e y el otro publicano.
mejor a la naturaleza del objeto, copiando a mano el tia EL fariseo, erguido, oraba así en su interior:
texto y escribiéndolo en líneas separadas, como los versos b ¡Oh Dios!
de un poema. -e Gracias te doy,
d porque no soy como los demás hombres:
La división en líneas debe hacen~e tomando wmo norma no sólo e ladrones,
cada oración principal, sino también -carla oración subordinada. La f injw;tos,
regla genera! es que en cada oración prmctpal o subordinada hay se- _g adúlteros,
lamente un verbo. Se dehen escribir también en lfneas separadas 1~ b ni tampoco corno ese publicano.
unidades de emuu:iación que cumplen en sí mismas una función com- !2a Ayuno dos veces por semana:
pleta, como son los vocativos, las interjecciones o los diversos elemen- b- doy el diezmo de todo
tos de las enumeraciones, a menos que estuvieran enlazadas con otros e lo que posen.
para formar un par o un¡¡ tríada. Por el contr.ario, no deben separarse 13a El publican o, quedándose a distancia, no quería ni levantar Los
l.as oonstru1;1;iones subOidinadas de infinitivo, porque no entran dentw ojos al delo,
de l.as unidades de enunci<Jctún completas en sí mismas a que antes nos b sino que se golpeaba el pecho, dictendo:
referi.amus. Práctkamente hay que proceder de manera que, conser- e ¡Oh Dios!
vando la numerao:;ión de lo~ versículos, se s.eparen entre sf las d ¡T~n misericordia de m[, que soy pecador!
oraciones pnncipales, las oraciones subordinadas y las unidades de 14a Os digo que
enunciación, lo mi~mo que se escriben reparados los ver:sos de un b éste descendió a su casa justificado, y aquél no;
poema, enumerando de forma segulda cada línea hasta el fmal del e porque todo el que se ensalza seiá humillado,
versículo, y designando las lineas püT medio de las letras a, b, e, etc. d pem el que se humilla será. cusalzado.
Cuando hay incru~taciones, es derir, cuandQ una oración o una unidad
de enunciación 'l"eda interrumpida por otra, para ser reanudada
luego, entonces puede designarse claramente la incru~tadón añadien- 3.3.3. Segmentación del texlo
do nú.meros a las lctm~ minúsculas (a,, a2 , a,, etc.).
El texto se encuentra así dispuesto de tal manera que
Lo aclararemos mediante el ejemplo siguiente: Le podemos proceder a deslindarlo y segmentarlo. Ahora
18,9-146 .
bien, la segmentación no puede efectuarse arbitraria-
mente, sino que debe ajustarse a criterios, a indicios que
9a Dijo también para algunos que aodahan presumiendo
a1 de ser jllStOS aparezcan en el texto mismo, a los llamados divisores
a y menospreciando a Jos demás esta p:uábola: del texto, que indican dónde hay que hacer una cesura y
lOa Dos hombres subieron al templo paTa orar: dónde no hay que hacerla. Estos divisores o señales es-
tructuradoras del texto deben ser translingüísticas, por-
que trabajamos con una traducción; es decir, no deben
b El c¡cmplo o.rá wgwdo 1"""1{. S<h,.<J:zcr. Wo.an r<d~n d~ F~'X~'~"' Z"m v~,.wml·
"'-' dotr f.<f"(m o.U "m<llend~r~nd !Ud''P~"' W¡¡;m•schafi. oTI.eologisdt" 0uOI1•bchl"lfl•
164 (1984) 3.. Soye<>nsc:.,nt~ do qe>< la> propucow qL>< alll"" ~'""""en relación coo elt~<!O
ouaon•• princtpales y oL>to<lniJn.oda• ¡., parttctpoO> y la. oonotru.cciono:s de infonotivo. <[U<.
o:mgin•l. no"' ¡mo~cn tr•utsfenr <in modoftC.CJQDC> ol texto de una tro<iuo.;ión • nL>e>tra
oegUn H. SchW<:izer. no deben ,..1"''"""'
Y, oomo oonsecu<T\Cl~ O: elbo, aroreccn en lino:,..
lengua Así. 1''" OJOOJplo. en ¡.,. trii<lucciones al.,mana.< 'f'<'"'""" con tr=-encia .oomo
llp<Oo1< Vemos <>Ira veo GU< ""' troducdón o:s u~"''"""' en <aso O: u<gcnou, un paliativo.

59
tener aplicación únicamente al ámbito de una sola len- vez», y «Señales iterativas, que caracterizan la repetición
gua, sino que deben trascender la lengua original del del transcurso de la acción» 8 . Las señales episódicas ..:se
texto y ser aplicables también a su traducción a una len- pueden dividir, adem.ás, en señales de partida y señales
gua vernácula. de sucesión, según que la señal episódíca indique el pun-
Sin que pretendamos ser exhaustivos, presentaremos to de partida del transcurso de una acción o se refiera al
a continuación algunos de esos divisores o señales es- período designado por la señal de punto de partida»9 •
tructuradoras de un texto. En consonancia con ello, se pueden diferenciar tam-
bién las indicaciones espaciales. Y, así, hay indicaciones
cornrletas de lug-3r, en las que se registran localidades
3.3.3.1. Divisores del texto en textos narrativos detalladas, y lugares que plleden ser el punto de partida
o la meta de un movimiento.
Según el texto de que se trate, estos divisores pueden Asimismo, l-os cambios en la constelación de perso-
ser muy diversos, aunque algunos rle ellos aparezcan en najes de la acción o de fig':'ras de__ lf! m_isma tienen para el
todas las clases de textos. En textos narrativos, erltre los texto función cstructuradora y se cuentan, por tanto,
que detx incluirse el ejemplo de texto antes citado, son entre los divisores del texto o señales de estructuración.
de particular importancia las señales de estructuración «Esta señal se da cuando, por ejemplo, aparece una
temporal, de representación espacial y de constelación de nueva persona, o cuando una persona no participa en la
personajes, el cambio de hablantes, así como también los acción de un text-o parcial, o también cuando la acción
progresos qlle se realicen en el eje de lo-s acontecimien- --en los diversos textos parciales- tiene como punto de
tos narrados. partida a diferentes personas» 10 .
En todo ello, las indicaciones de tiempo y lugar Hay que añadir otras señales. Por ejemplo, el co-
tienen particular importancia para la estructuración del mienzo y el final del texto de nuestro ejemplo están
texto, pues «en textos narrativos, eJ ámbito represcn 4
caracterizados por introducciones al tJj§_q!Lrso. Al prin-
tado de objetos y hechos se caracteriza por estar referi- cipio, el narrador presenta a Jesús como narrador de
rlo al espacio y al tiernro ... Es importante sobre todo el una parábola, por lo demás sin mencionar nominalmen-
transcurso del tiempo; los cambios de lugar, enlama- te a Jesús, es decir, sin nomi1Wlización, indicio de que
yoría de los cas-os., representan sólo un papel en co- no existe aquí un comienzo absoluto del texto, en el cual
nexión con el transcurso del tiempo" 7 . En las indicacio4 el narrador tuviera que presentar a los personajes de la
ne.r; temporales, se puede distinguir entre «señales ePisó- acción, sino únicamente un comienzo relativo del texto:
diCaS o iñCldentales», por medio de las cuales «el trans- el comienzo que es propio de un texto parciaL Al final,
curso de la acc~ón se representa como acaecido una sola mediante una nueva introducción al discurso (v. 14a)

7_ E. G~li<h. An.Wtze '" e~m' Aummrm•A<!1lOJt5()'<UM1i«~n Eruú.IIH«<,..IJ"' '""' llmpi<-1 R. !bid., U3


mWtd/..:M' ""d schnfilu_·i!<!r Enf1hll<Xrt}, •Z<:its.:~roft fPr Lilcraluno¡"""""ha!t und Li~g'-li­ 9. lbidcm.
!'tih B.eikf1~ 4, EnO-ll.lfof'l<hun~ l. ed. f>O• W. Haubnchs. """"~ 1976. 242. lll lbid<m.

61
efectuada por el hablante Je-sús, se marca el final de la De esta manera hemos introducido otros criterios de
narración (v. 14b} y su comentario por Jesús (v. 14c + estructuración del texto, los cuales intervienen prin-
d), deslindándolo-s así de la narración propiamente tal cipalmente en textos poéticos: los paralelismos de la más
(v. 10-13) de la paráboia. A propósito de la estructu- diversa índole. A;( como en nuestro ámbhO cultural, por
ra-ción interna de esta parábola, nos llama la atención el lo menos en el pasado, el paralelismo de sonido al final
que falten por completo las señales de estructuración en del verso -la llamada rima- fue característica desta-
el tiempo. La narración es, en cierto modo, una parábo- cada de la poesía y, juntamente con la división en estro-
la de validez atemporal. fas y el metro, constituyó la característica estructural
más importante de los tex:tos poéticos, así también la
poesía hebrea y el griego del Nuevo Testamento, deter-
3.3.3.2. Divisores del texto en textos argumentativos, minado por antecedentes lingüísticos semíticos, dispo-
retóricos y poéticos nen del recurso denominado parallelismus membrorum
{«paralelismo de los miembros»); el mismo actúa tanto
No hemos agotado, ni mucho menos, el conjunto de en el plano sintáctico como en el semántico; es decir, e-s
señales divisoras del texto en rela-ción con nuestra pa- una espe-cie de rima de ideas o imágenes en la que dos o
rábola. Sin embargo, éstas se hallan, inadvertídas hasta más versos sucesivos expresan Jo mismo (paralelismo
ahora, dentro de una parte del texto que se encuentra sinonímico) o algo compl~m~ntario (paraleli-smo sinté-
incrustada en el texto narrativo circundante de la pa- tico) o algo que es opuesto (paralelismo antitético), con
rábola, pero que debe atribuirse a otra clase de texto. paralelismo sintáctico o semántico, como quien dice en
Por ejemplo, la parte de texto que sirve de final al «estéreO>). Esta técnica lingüística permite enunciar una
texto de Le 18,9-14 consta de una introducción al dis- realidad repitiendo sus aspectos más diversos, como co-
curso, con la que el hablante Je-sús acentúa especialmen- rresponde a la mentalidad oriental. Ahora bien, el len-
'e la parte final de -su discurso --«Os digo que ... - y de guaje poético que ordena paralelísticamente el material
la parte final narrativa, así realzada, de la narración pa- de ideas o imágenes, actúa de manera especial como
rabólica -«Éste descendió a su casa justificado, y aquél estructurador del texto gradas a la utilización de parale-
no,.._, así como también de la observación comentadora lismos e imágenes.
que sirve de final a toda la parábola: «Porque todo Si ex:aminamos, por ejemplo, el Sal 1, veremos cómo
el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla las diversas dases de paralelismo y la utilización de
será ensalzado.» Esta observa-ción final, por su función imágenes tienen un efecto estructurador del texto.
comentadora referida a la totalidad de la narración, se El salmo comienza con una bienaventuranza, con un
deslinda de la narración. A e-sto se añade el hecho de denominado macarismo:
que, por su estructura de paralelismo antitético, ad-
quiere cierta independencia como segmento propio del la Bienave11tu.rado el hombTe ..
texto.

62 63
Luego se define más concretamente a quién se consi- b que da el fruto a su tiempo
dera bienaventurado. Primero se hace de manera ne- e y sus hojas no se secan.
gativa, en tres enunciados paralelos sucesivos, todos los
cuales niegan que esa persona pertenezca al grupo de los Se destacan dos rasgos particulares_ Los puntos de
pecadores: en cierto modo lo-s tres enunciados dicen co- comparación oon la persona a quien se considera bien-
sas iguales y, por tanto, deben considerarse paralelismos aventurada son el «éxito» (fruto) y la «estabilidad» (las
sinonímicos _ El número tres, como número que es de hojas no se secan); ambos enunciados son también pa-
perfección, acentúa lo perfectamente separada que está ralelos, aunque uno de ellos realza un aspecto («éxito»)
esa persona bienaventurada del grupo de los pecadores. y el otro, otro aspecto («estabilidad»). Se habla enton-
Es discutible que exista una intensificación al pasar de ces de paralelismo sintético.
un enunciado ai. siguiente, lo que se ha dado en llamar Luego vuelve a afirmarse lo mismo, aunque esta vez
cJímax. Pero, si existe éste, el triple paralelismo inten- sin imágenes, mencionándose sólo uno de los dos aspec-
sificarla con más vigor aún el enunciado: tos expresados metafóricamente («éxito»- y «estabil-i-
dad»-):
b que no sigue el cons.ejo de los impíos,
e ni en el camino de los errados se detiene, d En todo lo que hac-e
d ni en la reunión de los malvados toma asiento .. e tiene éxito.

Viene luego, como wntraste, la parte positiva de la Si hasta ahora la mirada se había fijado únicamente
definición del bienaventurado. Y esta vez se hace con en el justo, en este momento co-mienza a hablarse an-
dos enunciados, también paralelos, de casi igual signi- titéticamente de lo-s impios. Lo sorprendente es que es-
ficado, es decir, por medio de un nuevo paralelismo si- tos últimos, por contraste con el que es considerado
nonimico: bienaventurado (en singular), aparezcan en escena en
plural. lo cual nos enseña en nuestro contexto que tam-
2a sino que en la ley divina ~e complace bién el número gramatical puede tener función estructu-
b y subTe ella medit:1, día y noche.
rante del texto. El salmo hace que los impíos aparezcan
en escena como grupo. Constituyen, como- quien dice, el
Viene después una imagen en la que al bienaventura-
caso normal, mientras que el justo, que evita en absolu-
do se le compara metafóricamente con un árbol:
to (v. 1) su compañía, como singular que es, constituye
3a Es oomo ár\Jol plantarlo en lo:s arroyo;; ...
la excepdón de la regla y es ensalzado, por tanto, como
bienaventurado:
La imagen se precisa más, profundizando en los de-
talles de la metáfora: 4a ¡No así son los impíos!

Sin paralelismo, describe también a los «impíos» una

64 65
metáfora que aborda semánticamente dos aspectos que la locución mewfórica, los textos poéticos nos ponen
se hallan en contms.tc oon los aspectos del justo descrito ellos mismos a disposición, como quien dice, los medios
en imágenes: «fracaso» y «fugacidad»: para comprender su conexión y estructura. Pues, con
más densidad que en el lenguaje cotidiano, y tamb.i:én
b Son como la p.aja. que en la prosa narrativa o de argumentación, ve-
e que se lleva el viento mos que en el lenguaje poético los diversos planos del
lenguaje, como el sonido, el metro, el ritmo, la articu-
Sin imágenes dice lo mismo el paralelismo sinoní-
lación, la elección y el orden de las palabras, así como
mico que viene a continuación:
también La sintaxis y la semántica en el plano de las
5a Por eso, l01> impí-o> no podrán sostenerse en el juicio,
pal.abras y de la fras-e, están reJacionados y se hallan en
b ni en La ilsaml:>lea de los justos los errados. consonancia unos con otros.
De esta manera, el lenguaje poético está capacitado
El salmo termina con una metáfora expresada en pa- para formar su propio sistema, que goza de gran ampli-
ralelismo antitético, es decir, con dos enunciados que se tud para quedar dispensado de las leyes generales del
siguen paralelamente y que tienen algo en común -ha- lenguaje y que crea sus propias reglas y leyes, que han
blan del camino que el hombre sigue en su vida-, pero de ser descubiertas por una lectura atenta y repetida,
que se hallan en contraste el uno con el otro: son los pues el descubrimiento de lo desemejante y el redescu-
caminos que siguen en su vi.da dos grupos opuestos, des- brimiento de lo semejante se hallan al comienzo de toda
cribiéndose con paralelismo antitético las diferentes me- C!eOC!a.
tas a que conducen cada uno de ellos: Si en los textos poéticos (y también en los textos
narrativos y de argumentación) cualquier medio lingüls-
6a Pues conooe el Señ-or el camino de los justm, tico puede convertirse ---en el fondo--- en criterio de
mientra~ va a la perdición la o~encla de Jos impim''.
orden y estructuración, será empresa condenada desde
un principio al fracaso el intentar comprender íntegra-

par anUtet;oo •Seoior <-> perdocoón• con don dad la ver.:lodera ra700 d.e e<a altem,.toa
3.3.3.3. Otros divisores del texiO se~~

nduycntc. o una ce» a u oln Anto d ~""" Dto> '""· la c>J>tcocia humana n~ tor:ne más
alternati•a ~ ue el a o.~"io de la •pe<d•<•<'m· an•q"Liaoiota frente al •Señor•. ~ue e< pie nirud d~
vida_ Vcmo5, puc•. guc el dualismo itico del .. Jmo e• prop1ammtc un dual.,mo tek:o]{>goco.
Además de los criterios de estructuración basados en e-sd<c.r. un d~alosrno derumcnodo ~""' •~ """"·una """ud que,"' oon;.,l,aoco• oon la< d""
el tiempo, el espacio, los personajes de la acción, el tema metO>!""¡~¡.,. de: la c<istcncia humona >e la conduela dc:l hombre ante la clccc>én <kl mal

"'mono <> dol truen o.m1oou. A~w~ l»en. est<>"" una nttal'l'" literaria ~ue '""<>pondo " ¡,,
o la acción, la introducción al discurso, el paralelismo y realidad m i•ma. ~ que hall•m"' n.o ii\lo en el <;aJ 1, "Bo tamb1cn en otras panes cspcclalmcn-
tr en ted"" oon <:Uotcmdt» y funcione> dico-P"oendioo> (~• <km. o•hurl•lr•'-"'l· en fonno
&lllarn~ -e"'ue"'a de 1.-.. dn< ca""""'" l'nr lo dema>, e< razonable dtfereoct., e<t~

11 N"' hal>d S<'lrpreo.did<l, d"hn ''" de pa"', que el <..1lmo- oonoO<Ca unicamcnto, • ""' duoh•mo éttco de un dual"""' fundomentol, óntow u ontu-l<>gico. ~u<. in~cpendicntcmcn te de
"'l''"'o la alternati•a •impio" o •]U<Io~. y no conmc.1 ~n oemmu """'"' ""'"' ~m~a> la llec><ióot él""' del ~om~re y oon ante"ruidao:l a ella, •omele el mundo, Oe<d< la "e'"'""· a
m•gnn udo., de [urrnd gu~ n, 1' ..:\lo <loo c-•m•n'" '"'"' '"" ~"" el hom~re d.e.,_, es=ger Por el 1>n pnocrpio buc"" y a uo f""lOCL~oo molo, que luchan mlr< sí

67
mente esos medios, como quien dice de antemano, sin la en un metaplano, convierten en cierto modo el tema al
lectura de los textos concretos. Pero si tiene sentido texto en que aparecen, de suerte que podemos denomi-
mencionar, junto a los medios lingüísticos. ya aludidos, narlas frases metana"ativas o metaargumentativa.s. En-
otros medios lingüísticos que aparecen con más frecuen- tre tales frases se pueden contar también las fórmulas de
cia que otros y que, independientemente de la clase de citación, que introducen una dta o una tradición hacien-
texto de que se trate, -sirven para ordenar y estructurar do referencia a su carácter de cita. También ellas, lo
los textos. mismo que la tradición citada, pueden Uamar la atención
Con seguridad hay que referirse aqu[ a los elementos sobre un lugar de transición que sea importante estruc-
textuales con que el autor mismo resalta la estructu- turalmente. Así, por ejemplo, la fórmula de citación:
ración del texto, sea que él dé a conocer ya por medio de «Y sin lugar a dudas, grande es el misterio de la re-
rftuios intermedios algunas secciones particulares, como ligión», de 1Tim 3 ,16, que introduce como confesión
Pablo hace varias veces en Ja primera carta a los Corin- tradicional de fe el himno a Cri-sto que sigue a continua-
tios, sea que por medio de un re.sumen indique el final de ción, se haUa, lo mismo que el himno citado, en un lugar
una sección 12 • de la carta que es muy importante para comprender La
Cumplen una fun-ción parecida las frases o partes del estructura del marco epistolar.
texto que hacen referencia a la totalidad de un texto Los titulos intermedios, los resúmenes, las fórmulas
como tal, sea que en un texto argumentativo el autor de citación y las frases metanarrativa.s o metaargumenta-
manifieste a sus lectores la intención que tiene al escribir tivas tienen una cosa en común, a saber, que son, en
la carta -como por ejemplo en lTim 3,15: +<Te estoy cierto modo, e~ementos del escenario teatral en el que se
escribiendo esta carta .. para que sepas ... - , sea que desarrolla el drama del texto propiamente tal. Es afín a
en un texto narrativo el autor o un reelaborador poste- todo ello la función de los lugares en que se realiza un
rior comenten su narración para señalar al lector cómo cambio de perspectiva. Así, por ejemplo, la observación
debe entendei" un determinado rasgo particular de La de que Pablo, al comienzo de sus cartas, en una parte
narración, como ocurre, por ejemplo, en Jn 21,23: «Sur- dedicada a 1a acción de gracias, sitúa primeramente a los
gió entonces entre Jos hermanos este rumor: que el dis- destinatarios en el foro de la .atención de los lectores y
cípulo aquel no moriña. Pero no le dijo Jesús que no luego, después de un cambio de perspectiva, orienta la
moriría, sino: "Si quiero que éste permanezca hasta que mirada del lector hacia él como autor de la carta, esta
yo vuelva, ¿a ti qué? ¡Tú, sígueme!"» obse.vación -digo- no sólo permite determinar cuál
Esas frases no son parte de la argumentación o de la es la linde de La parte de acción de gracias de las cartas,
narración del texto de que se trate, sino que, en relación sino que además permite indicar exactamente dónde co-
con los textos en que aparecen, se hallan en cierto modo mienza en cada caso la parte principal de La carta, el
llamado corpus de la carta, a saber, después de esta
12 No ""'" releri"""" coo ello a loo 1ítuloo int~que <1 uadlxoo-r imsena para facilitar
«autorrecomendación epistolar».
la E>oo. ti10Ilos no ~rten«:en."""" e> otmo, ol t<:J<Io que Oay q.,. interpretar.
~uturn. Son análogos aquellos lugares del texto en donde, sin

68 69
título- intermedio propiamente tal, se realiza un cambio que padecía flujo de sangre (Me 5,25-34) dentro delco-
ck tema. Ahora bien, al evaluar dónde hay un o;amhio de mienzo (Mc5,21-24) y fin (Me 5,35-43) de !.a historia de
tema, y al tomar esta evaluación como base para deter- la resurrección de la hija de Jairo. Mencionemos aquí de
minar la estructura, habrá que ha-cer lo que se hace nuevo los diversos paralelismos, que pueden ir unidos,-
siempre al evaluar los elementos del contenido: habrá oon la disposición en fonna de quiasmo en el plano de
que tener buen cuidado de no efectuar apreciaciones e las palabras, de las frases y de las partes del texto, y
interpretaciones subjetivas. Para asegurarse contra po-si- donde vemos que la ordenación cruzada de los elemen-
bles decisiones previas equivocadas sobre el contenido tos acentúa adicionalmente, oomo sabía ya la antigua
de la carta, habrá que buscar con la mirada dónde se retórica, su coherencia como sección.
observa un cambio de tema del fondo de la carta en el Las cesuras del texto se pueden observar también -.'
llamado plano lingüístico formal. Lv-s cambios de pers- por los más diversos l!.r:onombres, sea que remitan L.
pectiva y de tema se cuentan entre los elementos que anafóricamente elementos que han precedido en el tex-
hacen posible la representación del texto. Como el es- to, sea que remitan catafóricamente a elementos que
cenari-o o el cuadro que aparece en el escenario, d~rigen habrán de venir luego. Pueden hacer también sus veces ·""'
la mirada del lector hacia una visión determinada del las llamadas nominalizaciones, cuando determinados
acontecer o determinan --como un cambio de escena- pers()najes de la acción aparecen con sus nombres, o son
el onlen de sucesión del acontecer. interpelados directamente llarnándoseles por su nombre
Tienen también efecto cstructurador dd texto aque- o por otras formas del vocativo.
llos elementos del mismo que pertenecen po-r sí mismos Finalmente, mencionemos las conjunciones y partí- ;_>
a la narración o la argumentación, pero que al mismo cu~, que no sólo tienen 'a función de unír frlises, -sino ,.· ,.
tiempo poseen una función que hace referencia a la to- que desempeñan también tareas de estruciUración en el
talidad de la correspondiente narración o argumenta- plano del texto. Como elementos que son de unión,
ción. La técnica de lt~ inclusión, tan preferida de Mt, tiene11 al mis.mo tiempo función de divisores del tcxro.
quien mediante la repetición de pala Oras o frases enmar- En efecto, también se les aplica a ellas lo que puede
ca al comienzo y al fin una sección o ~a incluye en un formularse en términos generales sobre los mencionados
marco, como hace por ejemplo con las ocho primeras criterios: Todo lo que une separa, y todo lo que separa
bienaventuranzas, que quedan enmarcadas por la re- realiza también la función de unir.
petición de las palabras «reino de los -cielos» en la pri- /
mera (MI 5,3) y en la octava bienaventuranza (5,10).
Otra técnica lingüística importante para comprender la 3.3.4. Descripción de la estructura
estructuración de un texto es la del emparedado v bo-
ct~dillo, que Me prefiere aplicar en forma de disposición / La segmentación del texto nos ha permitido conocer
concéntrica de los diversos textos parciales, por ejem- las partes del mismo que están relacionadas y se suceden
plo, cuando enmarca el relato de la curación de la mujer unas a otras, y que en la lectura del texto se van captan-

7{) 71
do una después de otra, en sucesión temporal. El estu- temente «Y entonces», uniendo así paratác:ticamente
dio de los diversos divisores del texto y de las señales de unos sucesos con otros. No, sino que los acontecimien-
estructuración ha hecho que nos formemos ya una pri- tos narrados en sucesión «tienen que ver a1go unos con
mera idea de la supraordenación y subordinación red- otros», tienen que mostrar un hilo det relato, y en cierto
procas entre las partes del texto. modo tienen que estar relacionados unos con otros en
Cuando, por ~jemplo, en algunos textos narrativos una sintaxis de la narración, es decir, deben estar supra-
hay determinadas indicaciones temporales que abarcan ordenadQS y subordinados entre sí; en una palabra; de-
mayor espacio de tiempo, el cual aparece nuevamente ben estar ensamblados en el conjunto de la narración,
estructurado mediante indicaciones temporales detalla- de forma que constituyan una estructura, oomo ocurre
das, nos encontramos con un cuadro de supraordena- en su f-orma más sencilla ron la acción cuando un estadio
ción y subordinación de las partes del texto parecido al inicial A llega en la narración, a través de un punto
que se da cuando en indj.caciones más completas de lu- decisivo X, a un estadio final B. Puede ser que el estadio
gar se consignan localidades detalladas o cuando halla- inicial A sea una situación positiva, que se convierte en
mos progresos menores de la acción dentro de un mo- situación negativa en su estadio final B. O que suceda lo
vimiento mayor de la acción, y que deben distinguirse de contrario. Un acontecimiento narrado que tenga final
este último en forma análoga a como se distinguen los negativo después de haber tenido comienzo positivo, es
rasgos particulares de una pintura de la imagen total que -en terminología de Aristóteles- un acontecimiento
aparece en la misma, etc. Sin embargo, estas relacio-nes trágico, mientras que la historia que transcurra en senti-
mutuas de las partes del texto, perceptibles ya en la do inverso puede denominarse acontecimiento cómico.
segmentación, no sobrepasan por principio, al menos Lo que acabamos de decir, se puede representar así grá-
por lo que se refiere a la totalidad del texto correspon- ficamente:
diente, el orden de sucesión de las partes del texto. El
cómico
texto segmentado transmite sólo la imagen de ser una ~
cadena en la que cada eslabón está unido con el conti- A+ A-

r----
guo, aunque los diversos eslabones de la cadena mues- 1
lren que poseen una estructuración interna que los une.
Ahora bien, un texto no sólo queda constituido por la
l ______) ' punto de inflexión (peripeda)

conexión lineal y la sucesión temporal de los signos lin-


güisticos o de partes del texto, sino también por algo que
trasciende la suces.ión y que es, en cierto modo, la re- ••
lB-
cómico rrágico
lación mutua en el espado de esos signos y partes del
texto. Por ejemplo, un texto narrativo no surge por la
mera yuxtaposición aditiva de episodios aislados, como En todo caso, el estadio inicial y el estadio final son
hacen los niños cuando, al contar algo, repiten constan- opuestos y, en la mayoría de los casos, se pueden repre-

72 73
sentar con dos conceptos opuestos. Recordemos el título equivalencia u oposición, constituyen la estructura de la
de la novela Guerra y paz. Brevemente, podemos se- par.á bola o, mejor dicho, una de sus estructuras, a saber,
ñalar así los dos puntos de referencia de tal relación de la del plano de la acción o de los personajes de la acción.
oposición: «guerra»- «paz», designando el signo <04 la pues un texto posee más de un plano estructural, como
antítesis ( = «frente a»-). lo vemos por nuestra parábola.
Por ejemplo, en la historia de un milagro en el En efecto, otro plano de nuestra parábola que tiene
Nuevo Testamento, la curva del acontecimiento parte importancia estructural es, por ejemplo, e!plq_ft.!:? del dis-
de la situación catamitosa, descrita al prindpio como CUr§O 4e los p~_~sonajes, que aquí son el fariseo y el pu-
situación inicial, pasa luego por la oración en que s.e pide blicano. También aquí vemos que aparece la igualdad
la curación y la respuesta del taumaturgo accediendo (equivalencia) y la oposición, por las que los dis-cursos
con su palabra o con su acción {o con ambas) a es.a de ambos se hallan en relación mutua, es decir, consti-
petición (punto de inflexión), y llega luego a la situación tuyen una estructura: Los discursos del fariseo y del pu-
final en que se describe cómo ha quedado suprimida esa blicano son equivalentes en el sentido de que en ambos
situación calamitosa («situación calamitosa» - «supre- la invocación «¡Oh, Dios!>> nos hace ver claramente qnc
sión de la misma»). Con esto va asociada al mismo tiem- se trata de una oración. Pero los discursos de ambos se
po la transformación e u la estructura de la constelacióu hallan en oposición mutua, ya en el plano puramente
de personajes. Esto significa: los personajes de la acción cuantitativo, por la cxhuberancia de palabras del discur-
--es decir, los protagonistas que intervienen en el acon- so del fariseo y por la brevedad de las palabras del publi-
tecimiento-- se hallan al final en una relación mutua cano. La opuesta valoración de los personajes así sugeri-
distinta de la que tenían al principio. da queda confirmada en el plano del contenido de la
El carácter de opos.ición en el planu..ikjo~ p~rso­ oración: La «Oraciómr .de uno 'de ellos, -orgulloso de· sí
najes de la aCI;:Ü~Il determina también la estructura de la mismo y que mira con menosprecio a los demás, con-
parábola citada anteriormente. En efecto, el «fariseo» trasta y se halla en oposición con la súplica humilde del
y el «publicano» se hallan en oposición mutua, porque otro, que pide perdón.
el uno -en opinión general- es considerado «justo», Entre los divers.os planos estructurales de un texto,
mientras que el otro pasa por ser «pecador». Sin embar- uno de ellos es frecuentemente el determinante o el que
go, la parábola revela que, aunque persiste la oposición da jer.árquícamentc; el ~~o- En los textos narrativos, ese
entre ambos, las cosas «ante Dios» son distintas de lo plano suele ser casi sícmpre el de la acción y el de los
que se supone generalmente: «Éste (el publicano) dcs- personajes de la acción. Asi, por ejemplo. en nuestra
oendió a su casa justificado, y aquél no.» Por decirlo así, parábola, la estructura existente en el plano de las in-
el fariseo desempeña un papel «trágico» en la parábola, dicaciones espaciales no hace más que subrayar la oposi-
y en cambio el publicano, un papel «Cómico». La corres- -ción fundamental en el plano de los personajes de la
pondencia mutua entre ambos y su oposición, que hacen acción: Mientras que el fariseo se sitúa en lugar desta-
que las partes del texto se hallen en relación mutua de cado y, «erguido, oraba así», d publicano se queda a

74 75
Le 189-!4
distancia (no pasa de las últimas filas) y ni siquiera se 9a Oijo tamb-ién para algunos que (Introducción al
atreve a «levantar los ojos al cielo». Con ello queda andaban presumiendo del
d:iSCltrSO
A a, de ser justo~ evangelista para la
suprimida, al mismo tiempo, la unidad del lugar en que y menospreciando a !os demás parábola)
ambas figuras se mueven: el templo. Es sorprendente "
esta parábola:
que falten por completo las indicaciones de tiempo, y lOo Dos hombres sub-ieron a! (Expo-sición de la
que la estTuctura temporal no desempeiie en el texto pa- 1
templo para orar: narración)
pel alguno. Esto se ajusta al hecho de que la narración, b el uno era fariseo

como parábola, presenta ante nuestros ojos algo que, ' y el otro publicano.
lb El fariseo. erguido. oraba así (Introducción al
por decirlo así, tiene validez atemporal, es decir, algo en su intenor: peroonaje 1)
que afecta también a aquellos que en la vida confíaJJ en
b ¡Oh Dios!
sí mismos, co-mo uno de los personajes de la acción que
se desarrolla en el mundo de la parábola, «presumiendo- 'd Gracias te doy,
porque no soy como los demás
de ser justos y menospreciando a los demás». Con ello- hombres:

hemos entrado en otro plano estructural de nuestro tex-


11
'f ladrones.
injustos,
to, en el que se ¡xme en relación mutua el mundo narra- g adúlteros, (Discurso del
ni tampoco como e~e personaje I}
do en Ja parábola y el mundo en que viven los oyentes. h
publicano.
Este último es interpelado en los v. 9 y 14, que sirven de 12• Ayuno dos veces por semana;
marco al «mundo narrado» de la parábola. El mundo de b doy el diezmo de todas las
los oyentes es presentado como equivalente con el mun- cosas

do narrado de la parábola, de suerte que el juicio de ' que poseo.


13• En cambio, el ¡'lublicano. (Introducción al
Jesús sobre los rersonajes de La acción en la parábola quedándose a di~tancia, no discurso del
--«Éste descendió a su casa justificado, y aquél no- quería ni levantar los ojos al personaje II)
representa al mismo tiempo el juicio sobre los oyentes cielo,
b sino que se golpeaba el ¡recito,
de Jesú'S. diciendo:
Ahora estamos ya en condicione'S de afinar más el
sistema de coordenadas consistente en la indicación de m 'd ¡Oh Dios!
¡Ten mi~ericordia de mí. que
(Discurs-o del
personaje II)
capítulo y versículos., proveyendo a nuestro texto de en- soy pecadOI!
marcaciones y designaciones por medio de letras. De 14• Os digo: (Introducción al
esta manera, podremos exponer ya claramente la seg- comentario I de
los autore~)
mentación del texto en sus diversas partes sucesivas, y
b Éste descendió a su casa (Comentano 1 de
hacer ver su estructuración en secuencias principales los autore~)
Justificado. y aquél no;
(momentos de la acción completos en sí mismos) y seg- (Jesús}
mentos subordinados (si!Jares escénicos).
' porque todo el que se ensalza
será humillado,
(Comentano 11 de
los autore~)
A' d pero el que se humill¡¡ será (evangelista)
ensalzado.
76
3.3.4.1. Sobre la estructura de los textos no narrativos
A 1 Macari~mlJ {v. la) del justo, -con triple paraleh~mlJ >inmtí-
Si en los textos na_!T~Üvo.s__.La.....es.trn<;,tu_ra jerárqui- mico (v. lb,c.d) y -doble paralelismo sinonímico (2.a-b)
camente deternlimlnte hay que hallarla casi Siempre en 11 Enunciado metafórico cou p.araleli~mo sintético {v. 3a-c) y
el plano 'dii ros personajes de la acción y en el plano de aplicación exenta de im.ágene~ (v. 3d-e)

las acciones mismas, en otros textos esa cstructurahay B 1 Enunciado ant1tétioo sobre los impfo~. ~on comparación en
.. -· ·- - ---... imágenes (v. 4a,b,c)
que descubrirla frecuentemente mediante la lectura re-
11 Condusión final en paralelismo sinonímioo (v. 5a,b)
petida y después de varios ltltf:fitoo.-En-n:uestro segundo
paradigm.a de i'extú --e-S dCcir :-en el Sal 1- nos halla- e Paralelismo antitético que sirve de fmal (v. 6a,b)

mos, por ejemplo, ante la necesidad de elegir entre la


estructura paralelítica. la estructura simbólica (es decir. También en este caso podremos valernos de letras,
de las imágenes usadas) o la estructura basada en el pla- numeraciones y enmarcacio!les de div~rsos tipos para
no de ios personajeo de la acción como la estructura de- trasladar al texto lo que acabamos de decir:
terminante, es decir, como la más apropiada para com-
prender estructuralmente todo el texto. Diversas tenta-
¡, Bie-naventurado el hombr-e
tivas de análisis han dado como resultado que la estruc-
tura de los personajes de la acción, en la que el justo (en b qne no sigue el cons<ejo de los impíos
ni en t:1 de los errados se detiene,
singular) y los impios (en plural) se contraponen en 1
' c<~.mmo
d n• en l.a Jeumón d€ los malvados toma .'lstcnto.
oposición mutm:1 por lo que respecta al rumbo de sus
respectivos caminos --es decir, en última instancia con
,, sino que en la ley divina se complace
;-' A b y 'ubre ella mcd1ta. día y noche.
respecto al Señor y a la acción del Señor para con uno y ,, Es cnmo áÍtml plantado en los armyos.
otro-, es la estructura básica determinante; y a dla b que da d fruto a su !lempo
y sus
están subordinadas las estructuras en el plano de los 11
' hoja~ rJo ~e ~ecan:

paralelismos y en el plano de las imágenes. Partiendo de d en tOOo lo que hace


la estructura de los personajes de la acción, el salmo se
organiza macroestructuralmente en tres secuencias: r ,,'tiene éxiw.
No ~sí son los impíos.
[ b sino mmo la paja
¡,¡ue >-t: ll<;v¡; d viento.
A (v. l-3)Per~on<<Je de la acción el justo
B (v. 4-5) Per-;onaje~ de l.a acción: los impíoo
} ...
opos!Clon
L_,
B

¡¡
,,'Por eso. los impío~ no]Wdrán snst<'n<'r'ie en el juicio
b m cn la asamblea de los jllstos los errados.
C (\', 6) Per5onaje d..: la aa;ión- el SeñoJ e Pues cono.::e el Senor el camino de lo~ justos,
Estas tres secuencias se subdividen microestructural- " va a la perdJCión la senda de los 1m-
A

mente en segmentos más pequeños, mediante las estruc-


b mu:mra~
píos. "
turas subordinadas de los piiralelismos y de los círculos
de imdgenes:

7R 79
3.3.4.2. Estructura{s) y forma Según la clase de texto, será más o menos elevado el
númeco de esos planos estructtlrales. En los textos
Así, pues, en un texto hay que distinguir diversos poéticos, a los planos del lenguaje cotidiano se añaden
planos, cuyos elementos se hallan mutuamente re- otro-s plan-os estructurados, por ejemplo, el de la rima, el
lacionados por medio de la igualdad y la oposición, la del metro, el del paralelismo, ele. Inversamente, al pro-
equivalencia y eJ contraste; dichos planos están dispues- cederse al análisis de textos traducidos, hay que eliminar
tos de tal forma que constituyen una estructura que debe -en lo que respecta al análisis-- determinados planos
describirse en el análisis, en el cual, al proceder a la lingüísticos. Así, por ejemplo, cuando se trata de una
deS(:ripción, es importante permanecer en el plano traducción, tiene poco va•or incluir en el análisis el siste-
elegido y no mezclar entre sí los planos. Éstos se hallan ma de los tiempos verbales, porque no sabemos si el
superpuestos como diversos figttrines que pueden coin- traductor ha procedido consecuentemente en este pun-
cidir en extensión, pero que se hallan unos encima de to. Por el contrario, en una traducción se conserva am-
otros y coinciden en parte, condicionándose así estruc- pliamente la interpeiaci.ón o la estructura de la conste-
turalmente los unos a los otros, pero apoyándose tam- lación de peTsonajes, de las indicaciones temporales y
bién y reforzándose. Cada uno de esos planos efectúa, espaciales, etc., de forma que se puede proceder al
por tanto, una determinada aportación al patrón unifor- análisis estructural, aunque s.e trate de una traducción,
me qlle todos ellos forman en conjunto, a pesar de la tanto más que los patrones estnacturales de uno de los
complejidad de los detallesn. A modo de comparación, pJanos reaparecen frecuentemente en otro plano, ase-
pensemo-s en el c11erpo humano. También él se compone gurando así la información por medio de la redundancia.
de diversos planos, cada uno de los cuales constituye en Más importante que abarcar completamente en el análi-
sí una estructura. Por ejemplo, el sistema óseo es uno de sis estructural todos los planos del lenguaje e-s observar
e-sos planos estructurales; otr-o es el sistema arterial y la consecuencia del análisis, -que consiste en permanecer
veno-so; un tercer plano es el sistema de los vasos linfá- primeramente en el plano, tina vez elegido, y no permi-
ticos; un cuarto, el del si-stema nervioso, cte. Estos di- tir que en su descripción se infiltren observaciones pro-
versos sistemas estructurados no ~inciden unos con cedentes de otro plano estructural distinto. Una vez des-
otros en todos los aspectos, ni son estructuralmente critos ---cada uno en sí mismo-- los diversos planos es-
idénticos, pero cooperan todos ellos «superpuestos» y tructurados, puede pensarse en comprenderlos todos
con su complejo funcionamiento combinado constituyen ellos en conjunto. Este efecto de conjunto de~los div~r­
el cuerpo del hombre, como los diversos planos estruc- sos planos estmcturales, desde los planos distantes aún
turados de un texto constituyen el cuerpo del texto. del contenido del lenguaje --como es, por ejemplo, el
plano de •a sonoridad- hasta los planos del contenido
13 v.;...,. 1"'' e ¡~m¡>lo. R. !'t»rtet. Sr.rr.rkr~"'li.r.rol~~t "' W G<od&clruilut')>re/GOO•, r~~~­ semántico y de la función pragmática, dentro del espacio
""~''P""n •IU! R<uplw.....-iY"'· am Bt-"jlid,.,.., B~úw-<> •LtJ (.lraiS•.enJ. lhwe (dir_),
de un texto particular y concreto C?nfigura la fisonomía
Uur"'""""itt<Mdwfi URd l..mgl.<wik. ErR•fmisu "n.d Pmpl'kll'<~. mi n. 1 Z"' li>rg..UII-
sc!un 8"""Jer Ld<nJI"'"'""IIJ{.ftt>}'wl. Fronclrn1 d~l Menoo 1'171. 2.46_ propia de un tex€o y constituye lo que se ha dado en

80 Rl
llamar laf.orma de c!ie t.cxto: su descripción es el objeto Por tanto, habrá que distinguir también estrictamen-
propio de la crítica de las formas. Por consiguiente, el te entre los métodos de la crítica de las forma\· y los de la
concepto de forma se diferencia del concepto de estruc- critica de los géneros. Mientras que aquélla tiene una
tura en cuanto que el primero designa el resultado de la orientación sitJcróníca, esta última pertenece a los mé-
función conjunta de todos los planos estructurales de un todos llamados diacrónicos, que van a exponerse a_ con-
texto. mientras que el segumlo s.e refiere al ensambla- tinuación.
miento textual de los diversos elementos de -undeier-
min3.do texto, habida cuenta de su caiácter princiral y
sUbordinado, pero sólo en uno de los numerosos planos 3.4. Métodos dia-crónicos
dellcnguaje.
Con esta distinción se precisa al mismo tiempo aque- 3.4.1. Crítica literaria
lla otra que se hace frecuentemente entre los conceptos
de forma y contenido. En efecto, lo que se designa co- Los textos que hasta ahora nos han servido de ejem-
múnmente como <<contenido>> de un texto no es algo así plo, se nos han presentado como textos uniformemente
como un líquido con el que se llena la «forma», como ensamblados en cuanto a su forma y disposición. Han
pudiera llenarse una botella, sino tan sólo uno de aque- salido --por decirlo usi- de un solo molde y, por tanto,
llos planos estructurales del lenguaje que deben ser cap- pueden leerse de corrido. No ocurre así con todos los
tados en su estructura por el análisis y que, en combi- textos de la Biblia. Pues en ellos «colaboraron>r ---tli-
nación con los planos estructurales de la faceta del len- gárnoslo así simplificando para facilitar las cosas- mu-
guaje no expresiva de contenido, constituyen la corres- chos «autores»
pondiente forma de un texto. Por tanto, ..:forma)) y Primeramente, los textos fueron transmitidos, casi
«Contenido» no son las dos caras pariguales de una mis- siempre oralmente, de generación en. generación, siendo
ma y única moneda, sino que el «contenido», por estar aplicados por cada una de ellas a su propia situación
referido únicamente a una parte de lo-s planos estructu- particular. De esta manera fueron tran~formados., adap-
rales, que en su conjunto constituyen La ,<forma», es el tados y. sin duda también. enriquecidos. con nuevas ex-
concepto subordinado. periencias. Finalmente los mismos. que compilaron las
Asimismo, a diferencia de la «antigua historia de las diversas tradiciones y las pusieron por escrito para for-
formas», h<~y que hacer una distinción estricta entre el mar un conjunto mayor -verbigracia. un evangelio--,
concepto deforma y el de género. Pues la <<forma» se re- refundieron las tradiciones recibidas e hicieron adi-
fiere a un texto particular. y en cambio el «género» se ciones. Por eso, en muchos textos de la Biblia hay repeti-
refiere a un tipo de texto: a un tipo al que se llega me- ciones o incluso tensüme.~, cuando una cosa n.o encaja
diante la comparación de varios textos particulares p.ara perfectame!lte con la otra. El método de ]acrítica litera·
observar sus concordancias estructurales en diversos ria tiene en cuenta tales tensione~ par.a decidir en un
planos. caso concreto si se orata üriginalmente de un texto rmifor-
' -
Mc2112
me, coherente o congruente, o de un texto compuesto que
es incoherente o incongruente14 . 1 a Y cuando 1:1 habfa regresado a Cafama\lm,
Con G. Strecker, podemos mencionar también otros b varios dlru; despu~s se oyó
criterios para comprobar la uniformidad de un texto; 2 'a que (él) e5taba en casa.
Y se reunieron muchos,
son 'os siguientes: b tanto que ya no habla lugar ni aun a la pu-erta,
a) Duplicados y repeticiones disoo-rdantes.
b) Tensiones y contradicciones innegables. ' y él les hablaba La palabra.

e) Fisuras y rupturas en la construcción de las frases


3 •
b
Entonces lle_garon unos
trayénrlole un paralítico
cargado por c:uatro.
• •'
y en e! transcun;o de la a-cción.
Y romo no pudieran acercarse a 1!1 por causa del gent(o,
d) Datos contrarios. b quitaron el te~ho arriba
e) Diferencias en el estilo y en el uso del lenguaje. de donde él estaba;
' y ruando habían he~ho una abertura,
f) Elementos atlpicos del género. d
g) Contradicciones chocantes a nivel del conte- 'f bajaron La camilla
en que yada el paraJ(tioo.
nido15.
Se habla, pues, de «critica literaria», porque en un
5 •b Y Jesú$, viendo la fe de ellos•
dijo a! paralítico:
texto compuesto hay que distinguir diversos estratos li-
terarios (es decir, estratos que proceden de diferentes 'd Hijo mío,
rus pecados le 3on perdongdos.
tiempos o autores). («Critica» se deriva del verbo griego
krinein, que significa «juzgar».) Acudiremos otra vez a ' a
b
P.uo uwban allí se~Wdo:; algunos de los e:;cribas
raz.orwndo fll sus corazotJeS
un texto concreto para aclararlo todo brevemente (véase 7 • ¿Por qrd habla tsu: iUC!
el texto en página adjunta). b Estd blasfemando.
Si leemos atentamente el texto, nos llamará la aten- ' ¿Quién puede perdorwr pecadru, sino sólo Dros?

ción el hecho de que, en el V. 10, Jesús interrumpa su •• b


Y al jnsttu~U Jesús, conaciendo en su esplriru
que ra.tolldb.an de !!:SU manero defiÚ'O de s! mismos,
discurso a los escribas sin tenninar la frase. En el v. 11,
' les dijo:
Jesús se dirige de nuevo al paralítico y le dice las pala- 9 • ¿Por qut ra.tomii.s sobre estaJ r:osiU en lluesfr'os cora;::ones?

14. La idea~ "'JUI presenu""" -del mé-lo!lo do la o;ritíco literaria no .... ni mucl>o '""""'"·
b ¿Qut es II'UÍ!l fó.dl, duirle al paralitico:
un olwia como pt><lieu pon'I!C... SHI """""po:o <le ori!Í<a lite"ria oc: cnu<:ndc en .. nlido mi.> 10 a Tu.s pecados te son per.donai.Ws,
amplio y oe i<lenlifiea .::on la mJia <k W !~"""''(come> .. h.1o:e. porejempl<> . .., Lo iniciación o decirle:
b
a loo <nt't""""" pau el clludio del Nue'l<l Teuamenl<t eocrit.a por() Sb<:clcr y U. Sdtntllt.
~""'1;, .W ,.....,....,...IIUio<llt &..,.,,, Golinp 11183. 4<-67), enton=. aun en el""""
<kqllt ¡><e~- la la reo de la ailiea ¡;,.,.n~ .. Lo reotrinja al enmonde laconsn><n·
'd Uvó.nwte, roma lU cami/Fa
y anda?
cia. ""oe liene <:n <IICOIU ~,..la critica liter.oria, • .-arde que .., ¡niiiCipo> es"" .mé!OO.O
dia<:rtlmi:o, no oo real.aa oillt> IÜ&pwh" la doesaipci<ln oincr<lnica de iu cstn,u:tu,.,, Aoí <ll •f Pues, para que 3tpdis
q~<eel Hijo del hombre tiene autoridad en la tie"a para
W. R.ichter, E.U"f<!U llls I.M~~ f;!Oir>'ur{oirtndttes,_ltJJ.idwn Ldtr<f~Wliwo·


perdo!'lar pec¡¡das
M""" Ntlii<Jdclogil', G<olinp tt'll. 49-72, y en G. Foilr.-r (dir.J, EnVK JeJ Al1t11 Tt.llol·
,..,/>Ir. &rfilont.llf Ur dJil Mnloct/ri<, Hoi<kiOerJ '1976. ""'-· -dijo al paralitico-:
\~. O Str~r y U. Scllnelk. !.c.. 41.

85
84
radosJ(>. De manera análoga, las tradiciones orales
11 A ti te digv: fueron refu.ndidas, abreviadas o ampliadas, al ser pues-
"b Levántate.
tas por escrito. y se les asignó un lugar determinado en
toma tu camilla
'd y \"etc a tu casa. el correspondiente conjunto de un escrito bíblico. A los
reelaboradores de la tradición oral. la exégesis los llama
12
'
b
Y él ~e levantó.
y en seguida tomó su camilla redactores. En último término es su obra lo que hoy día
y ~alió a la vista -de todo~.
' tenemos ante nosotros como texto bíblico. Por ejemplo,
de manem que todos estaban asombrados,
d
los evangelistas Marcos, Mateo y Lucas son esta clase de
)"' gloníicaban a Dios. d1clcndo:
'f ¡Jamás bemos vhto nada como esto! redactores que reunieron, cada uno de ellos en suco-
rrespondiente libro, las tradiciones y fuentes de que dis-
br.a~ de curación. La crúica litemría ve en ello una ten- ponían. Y, a pesar de todo, com;.eguimos a veces. basán-
sión, es decir. u.n Jugar donde chocan entre sí dos estra- donos en las mencionadas tensiones, etc., qu.e hay en el
tos del texto, y dicmmina (basándose también en otras texto actuaL traspasar la reelahoración redaccional y ver
o-bservaciones que no podemos desarro!lar aquí, porque por lo menos los contornos de la antigua tradición. De
eso nos llevaría muy lejos): Este texto no es uniforme. ello se: ocupa la critica de las tradiciones. Fundándonos.
sino- compuesto. Cofl e:1 dictsmen sobre la u.niformidad por ejemplo, en esa crítica, y en relación con el texto
(coherencia.) o falta de uniformidad de un texto, la crí· antes -citado, podemos sospechar que la tradición origi-
tica literaria finaliza su tarea. nal era una historia qu.e habl.aha únicamente de la cu-
ración de un paralítico, pero no del perdón de los pe-
cados por Jesús: es decir, poco más o menos, como se
3.4.2. Crítica de las tradiciones y crítica de las fuentes desarrolla la historia en la parte del texto impresa en
caracteres normales. Leamos la historia de esta forma
Una vez que l.a crítica literaria ha emitido el dicta- -es decir. omitiendo los versículos 6-10---- y percibire-
men de que el texto en cuestión e.<>tá compuesto por mos el texto como la historia de un milagro, que quiere
diversos estratos, interviene la crítica de las tradiciones mostrarnos el poder de Jesús sobre la enfcrmcdad 17 .
o la critica de las fuentes. Podemos. explicarlo valién-
donos del símil de un periódico. También éste lo compo-
16. E"'' m~ ~nnda "'~"ón poro a¡<mdeccr, W"lf~n~ Rer~'"'h} al cl<>etor Karl Pichler,
nen uno o varios redactores. El redactor redacta (del ~e la ed10<Jrool Potmrl'<. la f~flg"''" l.:rbor ~"~ ru,ierOil qu~ realil•r al p-rep-anr mi m.onuomto
latín redigere = poner en un c:s.tado determinado, dar pano la ed1~1un.
17. El paralllooo. graco•• a las pobbrao d•· '"""'"ión ~ue di'" le<~<. puede rnoHr<e de
cabida a una cosa en algo) los artículos. de los periodistas ~ue>-o. lJe...Je •1 pu~tn d< mra d<l ~énoro (-..éase 'UJ''" ).
e>ta aooigu• rnd1<ión eo una h1SOUfiO
o las informaciones de las agencias de noticias; es decir. un mola¡:m ~o"""'"""· rom" Qlra5 que~., P-''"''""' :Su ""'~C1<n'~"'" (su bma). ""
<lo.:
oomparo"<>n oon el gen• ro. hal>m qu< ·~rl" en lo re<""lt~< que fuemn aquello< ñombre> que
lo-s reel<~bora, suprime aquí una cosa. añade allá otra. y oo"" de<an1rnamn ante na~a. en •~ Ofán de llogar h»t~ ).,~, C.omu lu muluoud k> 1mpid<

determina el lugar en que dchcn aparecer en la edic-ión 1"~"' """ '1 ~Mermo h ost~ Jes~•- ~llos sub-en ol tqe ~" ~· nu v"''~" ~" dNn,arl" abnendo ~"
l>cqueoe e~ 01. l.a a~tl~u~ tra-dmón. 1"" '" d~nll<. d-enomina de. a esle ~~p•Titu re<L><lW
ya compuesta del periódico. los. artículos así rcclabo- •Y l~<U>. ><~nd.o la le~' dloo ... • (!.5).

87
Por consiguiente, la critica de las tradiciones «Se re- están reunidas principalmente tradiciones de sentencias
monta lo más posible en el curso que condujo a la ver- o palabras de Jesús. En cambio, en ella ocupan menor
sión escrita definitiva de una unidad que tenemos ante lugar las tradiciones narrativas sobre Jesús, en .compa-
nosotros, y retrocede -en el-caso más favorable- hasta ración .con lo que vemos en Me.
su mismo origen. En todo ello se preocupa principal- Por las concordancias y d'ferencias entre Mt y Le se
mente de comprender las trasformaciones a las que estu- puede colegir retrospectivamente, con relativa facilidad,
vo sometido el texto durante su transmisión, desde su mediante companción sinóptica, la existencia de esa
origen hasta que quedó consignado definitivamente por fuente. Más difícil es la labor de la critica de las fuentes
escrito» 18• Por consiguiente, si -pongamos por caso-- cuando no se dispone más que de un solo texto como
partimos de la forma redaccional definitiva que tienen punto de partida para decidir acerca de las fuentes.
las «bienaventuranzas» en el «sermón de la montaña» de Ahora bien, con ayuda de la crítica Uteraria, se pueden
Mt y en el «discurso de Jesús en la explanada» de Le y observar tensiones, duplicados, repeticiones, incon-
retrocedemos preguntándonos qué forma tuvieron antes grueBcias, etc., en el plano lingüístico y en el de las
estas palabras en la fuente de los login utilizada por Mt y cosas, que ayudan, por ejemplo en el Evangelio de
Le, hasta remontarnos a la forma que tuvieron como Juan, a reconstruir la llamada fuente de los semeia o de
palabras del Jesús histórico (véase infra), estamos ante {os signos utilizada por el redactor final. También en el
un proOiema que toca resol\'er a la crítica de las tra- caso de Me se supone que él no utilizó sólo tradiciones
diciones. En este caso, critica de las tradiciones y critica aisladas, sino que en ocasiones recurrió también, por
de las fuentes se tocan, puesto que las «bienaventuran- ejemplo en la historia de la pasión, a conjuntos ma-
zas», como vemos por la comparación sinóptica entre yores, ya escritos, de materiales; es decir, recurrió a
Mt y Le, no llegaron a ambos evangelistas en calidad de fuentes. La .critica de las fuentes cuenta ya con una tra-
redactores finales como pequeña unidad aislada de tra- dición cientifica, principalmente en La investigación del
dición --que es como serían objeto de la critica de las Pentateuco ----es de-cir, de los llamados -cinco libros de
tradiciones-, sino formando ya parte de una fuente ma- Moisés--, donde, como es bien sabido, supone haber
yor, coherente y, como es de suponer, escrita, que, jun- hallado, junto aJ Documento Sacerdotal (en alemán:
tamente con el E\'angelio de Me, fue utilizada por Mt y Priesterschrift), el (o los) Yahvista(s) y el Elohísta como
Le para la composición de sus Evangelios. La crítica de fuentes o documentos escritos. La denomina.ción de las
lw fuentes descubre esa fuente basándose en las concor- fuentes mencionadas en último lugar, se deriva de los
dancias entre Mt y Le, cuando no dependen de Me, con diversos nombres que se dan a Dios -unas veces Yah-
arreglo a la llamada teoria de las dos fuenles y la denomi- veh y otras Elohim-, pero sin que el empleo de los
nada fuente de fos logia o de las palabrw o de las senten- diferentes nombres divinos sea el criterio único o más
cias. Esa fuente de los logia debe su nomOre a que en ella importante para distinguir entre estos dos estratos que
sirvieron de fuentes.
1~ G. F"'hrer, l.c, 119.

88 89
El principiante tendrá que recurrir a los trabajos previos de la como palabra bíblica para la correspondiente situación
bibliografía exegética, y tendrá que hacerl\J más intensamente en Lo en que vivían. De manera análoga a como lo hace la
que se refiere a la critica de ]¡¡s tradicione~ y fuentes que en lo que crítica de las tradiciones, vemos que la critica de la re-
respecta a la crítie<~ de !as fmmas 19 . En efecto, sólQ después de l;ngos
dacción enlaza con la:s observacione~ de la critica litera-
arlo~ de ejercicio se adquiere relativa seguridad en la aplicación de los
métodos. Y lrn; di(erentes Tesultados a que llan llegado !os trabajo> de ria, es decir, tiene en cuenta -lo mismo que la crítica de
los especialistas en exége~i~ demuestran la fina capa de hido sobre la las tradi-ciones- las tensiones, etc .• que hay en el texto y
que ñay que caminar en cuestione> rclativ.as a la crítica de las tra· que hacen sospe<.:har que distintos estratos literarios han
diciones y de las fuente~,)' en qué grado l.as respuesta~ siguen >i~ndo chocado entre sí y han producido rupturas, las cuales
hipotéticas.
permiten distinguir entre la redacción y la tradición.
Para ello hay diversos criterios. Entre otros: el uso
3.4.3. Critica de la redacción y crítica de la del le ngu.a je y el estilo de una redacción (en cuanto
composición pueden reconocerse a través de una traducción), pero
también los temas teológi-cos predilectos del redactor y
Por lo que respecta a la crítica de las tradiciones, su técnica de composición 211 •
diremos que la crítica de /ll redacción es algo así como la
otra cara de una misma mon-eda. Se esfuerza por descri- 20 P"" .:1.'< e<t<>< pa"'" en d cst~d•o. es 'mpr-escindJb-le m~ne¡ar ~n~ cc~co,Jo~ciQ_ La
abre ol ~>ludio et le<to bibiiCO en cuanto 1nd10a 1"' lugaT« de¡,. llihha ~n que
'"~c.,-dan.:1a
bir lo que en el texto se debe al redactor, es dec-ir, a aporcccn ¡.__, d>'<""-"' ""-"'hin' Y, '"'· """'P'" ndo ~l<ntamcntc e-sos ~~~ores. pued<n <<>-
aquel que recogió la tradición o la fuente y la reelaboró "'"-"'"" ¡.,, lim,nm. lo< t~ma• ~ 1"' concepi<>S profe-ridO> <1<- un e>tralo detem,nodo de la
uadoc16n o de la redaccoón. A~nra '"en. ~ad•• la' d"e""'Lr~d~c<l<me> ~ uc pueden darS<: ~'
rcdaccionalmente. Si antes se había apreciado más bien se
un krrnino. g"'"" m>''"'"'"~" lO< len~uas bíbhca> cnc<>ntrara otro'~' OGUI con el pro~lema
como insignificante la participación de los redactores en de la Ira d-."""""· Por e-so. serlo prelenbl<: '"""""" '"mp,. de uno concor<laneu~ b'"•"~~n ""'
<kl<m1nado tradUCCJO>n A si. en al<mon. 1~ tmducm'" d~ ¡, Zi.r.r~.fur-l!llul """do bo>e .ata
el texto acabado, y se había creído que tal participación .!uicher Hil..-1-k,mk<mian,, V~lb/QnJ<~<> Worr-..~'amt<r- "M Zahlm- l~"~'~hms ="'
L"r
se limitaba principalmente a la actividad de conservador ,.~., B<~e!Ubmerwnf, ""' Ein.s<Mr.« "" Ap,kn;r>hm. pr~porada pm K Hu!>c< )- H.H.
So:hmt~ (2 ....,¡, ,
bmc~ 1%9l m'~ntra>quo l~:!"'"""''d~rtOIO d~ Pa.mos está b-aiiadae"el te>lo
y de transmisor, las investigaciones en materia de crítica d~ 1• F.on!,ro«~hmtt<~~~ iKor,korJ~<r;;; .mr bnhm:JUó<"MZ"ng d.r B'bd. p<<pamda rur F J.

de la redacción nos han enseñado ahora a considerar a So:h1cr-<o. Du<S<tdorf-Siultgan l'llj'l l-.ncmt d J. Lu¡:in. Concordanc<"'<k!Nu""o Tm~­
"""'" (lhroelmm IY~l): CP J)<n)ct. Conwr<l•ncou J~ l..s SugrMas E>mmras (~an Jo>e
los redactores d-e los libros bíblicos como escritores y [CCI'\Ia R"a] 1%9. booada ~n la H3dl!«1ón de Reona-\'alern. •~ciU)< los deul~rocan<ini<=l
teólogos independientes, los cuales. mediante la dispo- Una c<>nco-rdo~.:1a br.-~. pem mil) unl. t<><la 1• 8'bl1a "' l.a pubtica<-la f'l'' tas S.:.:ied~d.,_
~e
B-lblocO' en flmenca !..auna (196-1¡. b"""da en Reina-Valoro frev1"on de 1\lóü). run
tam~1ón
sición y reelaboración redaccional de los materiales tra- •~du'"'" de 1"' ltbrw~~~tero.:an-ontcos. Parn 1<>5 l~ctores que domtnen el l.tin, rc>ultor;i mU)"

dicionales, no sólo hacían de transmisores de la tradi- úlltet ((I.,<"Mil~n~<ar~m .\" .\mp"'rQr Monu-ole (lla<eclona 195l. pn:,..rada abaoe de !a \'¡¡/~a-
1.:1 ;s,XIo-CI~menlina) Parn el monc¡~ <k ICt> dtcrionan"' termtn(>lógiCO> de la 1J.1blla. ~ue
ción, sino que. además, como autores teológico-s in- rnen<L<man tarnb1in los~~~'"' en que a~are<:<:n ¡,_,~'"e""' >oc•bl05 de lu ltibha. y .,lcmi>
dependientes, volvian a decir~a de nuevo y a dirigirla c~pli<an la h 150ori• ) wnte~•d~ 1<nl1>g"" de In> diverM"' "''""""', e> rcco-mcnJabte oprend~r
al rnenm lrK olfabetc-.; ¡:ncg") bobroo-. ValH!ndoo< ~ lü< tndl<.., <St>«tales qe>e ¡o<>oeen .,,.,,
d"cwnar:ioo tcrmH>Otó~IIXlS. po-demos wm~r como- punlo- <k partt<lo un concep-to ••prc>~do
1~ Fn '"-' "l>ro< de'"""'-'~..,_.,¡," al An"g~o r "t "ue~oT~stornc~to y en tos oom~ntafiU> • rn nu.-.tro lengu~ P"" ~all.u ~1 mrre<pnnd1enoe térmmc cla,·c en 9ne~o o en he toreo. Los
M .di'~""' e>e:nt'-"> p,.ede adqu1rrr d le< lo• mayo< '"J~rmacLón -po-r <J<mp-1<>. aCL!rCO de tas dtronn>ril>'< termmnlng""" m~' 'mi><"'""''"" wn. ThWNT ~ Th~oi<>guc~e> WM~rt>~<clr zum
h1pote>1>m~' ,,¡>üttante5 '" mdleri> de crí.,ca d' la> Juenle< de la ~uc ~udióramo• olrec<r- Neu•~ Tesoam~"'· ~~b-l...,odo ~ajo la diroc-<ioo de (.0 K:IOtel (Stutt~~n WJJ.t979}: TbWAT ~

1< nu;.nlr<>< en el m are~ J<~ pre<entc ~""~'o Theolog!S'<~C< W~mm~c~ !illft 'i.ltm T~!tamen1 publie.J<> ~a¡u la ~in:cción ~< G.J. B<>tter-

9!
'"
Por lo que se refiere a nuestro ejemplo de texto cuenta el acoplamiento de los textos, es decir, su com-
(véase p. &Ss), se puede sospechar, basándose en la cri- posición (en latín, compositio =montaje). Tal es la la-
tica de la redacción que el redactor introdujo el tema del bor del método de la critica de ia composición. orHay
perdón de los pecados por Jesús (Los versículos impre-sos composición cuando un reelaborador ha -creado, por lo
en cursi\la). Esto condujo a la mencionada tensión de menos a base de dos unidades, una obra mayor, y cuan-
que Jesús interrumpiera en mitad de la frase sus pala- do él las agrupa con sentido y acierto y, en caso nece-
bras dirigidas a los escribas. En efecto, el redactor quiso sario, interviene de manera intensa en las tradicione-s
dejar que hablase otra vez la antigua tradición. En reali- existentes o inserta fragmentos propios en el lugar
dad, lo que aquí le interesaba al redactor, en nuestro adecuado» 21 • Si tenemos en cuenta el entorno, es decir,
caso al evangelista Marcos, era mostrar con ru tradición el contexto del texto que nos ha servido de ejemplo y
que en Jesús el poder divino de curación entra en nues- que habla de la curación del paralítico, enton-ces nos
tro mundo. Sobrepasando la tradición recibida, pretende sorprenderá que Mar..:os ..:omience con ello una serie de
él decimos que ese poder divino de curación quiere -en cinco textos que se ase me jan todos ellos en que los Qd-
Jesús-liberar a los hombres de todo lo que los paraliza, versarios de Jesús se escandalizan constantemente de la
especialmente mediante el perdón de los pecados, de la conducta de Jesús o de sus discípulos, y en que Jesús, al
causa más profunda de esa parálisis, a saber, del aban- responder, pone siempre en evidencia a sus adversarios,
dono de Dios en que se hallan por el pecado. La vida haciendo ver que no tienen razón. Cuando la serie de
debe abri:rse para ellos en toda su plenitud. estos textos termina en Me 3,6 con las palabras: «Y los
Como hemos visto, el redactor, además de tener la fariseos salieron y en seguida comenzaron a tramar con
posibilidad de intervenir en el texto de la tradición para los herodianos en contra de Jesús, cómo podrían des-
modificarlo, tiene otra posibilidad: la de asignar a su truirle», nos damos cuenta claramente de que esa agru-
tradición un lugar determinado en la amplia totalidad de pación de textos, su composición, fue idea intencionada
su escrito. Por consiguiente, hay que tener también en del redactor. De esta manera, qu)ere mostrar él, al
comienzo ya de su Evangelio, que los hombres se opu-
w«k. H. Rinuren (5ruttpr11970!.s. rn.d_a..~ .. {}¡.cc/OIMI!iJwb!giJ:oU/..,IUJgw r • .,....,..""'
1. Modrid/; E_ len ni. C. We>t~ann, [)~...,;o uoldgi&o ,...w41 d.tl Anñg110 T...-IGmm-
sieron desde el principio a la oferta de vida que Dios les
WI. M.ulnd 1978; 11. h!o.drid.l98S hn el .. rlldiodeiNT. ~éln .. X. i.éon-Dulour, D~«io""· hace en Jesús22 .
M tUl N.....-o T~-,., (Madnd 19n); L. CoeM,., E. BoynuiM<, H. Bieltnhard. D"'-
<inn<lno<rolóficod<J N - TUl4mtlllG 1 (Salam..anca 19110).11 (1911(1). Ill (ln3). lV (1984)-
0. orienlació-n mA> trokle>Ca .que filok>gloa. pero muy útil tombión ,.. X. I.Ac>tkDIIfov.r,
Voca/>UQI!iJ df IM/og/Q Mbhu (Herder, Ban:elona ''19SI!) Paro la le<tura d< otras <>l>ros 2.1. G. Fo~n:r, l.c .. 13ft.
~~litadas do c..tgosto .. indiopeMaMe el OMOC!miento de 11 esrntiUII piep y helm=o, l:l. En ocootJdo estricto. so dc:l:>c bobbr sól~ de cririm di;¡aónica <k Id e<>01prui<ión ruando
~""'""~"" .mt.<>n~:<• pueden coruuU~me en¡.., d><cl<J,.,;c, /i~ lu c•pres.,,... ¡riep; y .,. red&ci.M M ;n!CI'>'cnkk>er> pn ~njun10 <!"" 011i>lc ya"'"'"' l~~ent< y. mtdirnl< l•tr"'P""
hebrea• q,... en el lar; ~ec:ilon. Loo d•~""' lin¡lll•tico< más imporunt ... oort.: W. Qe..,ni..,;. S><ión de te>los l''"'''d"'· ba mO<hli"""" romf'(<!iiOriam""''~ Wl oiwJifll:lldododo> del tuto. Un
F. Buhl, lf<bt.:iJclu• Wlll Ar......W.::Iw HJUtdwi!mrl>uclt ~fttrd<U Alrt T.,..,.,.. (Berl!n.(i-o.. análioio ~"" procc<ta o ~ •uo a-veriguaeiorleo bos..ó~ Unicamenl< en la oboci""'IIICllin de la
bnp-HCO<klbl:r.& "I"IIOZ); W. lhuer, Gria:lzir.d!-lhuu<:ha WDnrrllorcl< !11 dm S<iln{lt!t dt! ~fl'fll"'ndle"'lc nw:westnoel"llll de un !e><l<l IKI "'diaaóni<o sino sincrtlnio:o. ~ debe o:ons•-
Ntuel< Tw-tm.r ..,.,¡U. id>ria<'n 1</"doros.di<:/tm L.UtNII<r (.lkriín-l'lucva Yolt l971); W.F. dclusc pc>r tullO ~mo 1111 sclo upcoto de l:o critica de las'"""""· wlamcnte que ent<:or~.CC> la
Arnc:U. F. W. GtniJI"'h, A Gr.td-Engli.llr lo<'"""'of rM N.rw T~lll 111<4 (1/}w• b>l"iy C~m­ ,¡.,,..,. no"' an WU<t pan:ial, oinc> '"' re~w IICBb:odD >:n si. por ejemplo. nn ev~cbo
..... I...U"""« (Ot;.:ago WSJ). ~1<>.

92 93
3.4.4. Critica de los «lugares comunes» (topo!) de la salmos y que designa a Dios como «roca» del orante
tradición (cf. Sal 28,1; 3!,3).
En cambio, los temas acuñados no se presentan li-
El principio metódico de la critica de los «lugares gados a imágenes, sí no más bien a asociaciones de con-
comunes» de la tradi-ción se confunde fácilmente con la ceptos que aparecen con bastante frecuencia, por ejem-
crítica de las tradiciones. Y, de hecho. ambos métodos plo, el tema de la «justicia de Dios».
se esfuerzan por presentar y describir los correspondien- También algunas ideas, expuestas más como imagen
te-s hechos lingüísti-cos heredados de la tradición. trans- que como tema, aparecen ya acuñadas de antemano,
mitidos. por ejemplo. el «dia de Yahveh» 23 .
En el caso de la critica de las tradiciones, esos hechos También los esquemas tradicionales, por ejemplo el
son las pequeñas unidades de tradición, relativamente de dos dos caminos», que se escucha en el Sall (véase
terminadas en sí mismas. que, como tales unidades supm) y que se deja sentir como estructura más Q menos
heredadas, fueron incorporadas por los redactores a abstracta en el trasfondo de varios textos bíblicos y ex-
su.s escritos. En cambio, la crítica de los «lugares co- trabíblicos, son inve:;tigados por la crítica de los «lugares
munes)) de la tradición se ocupa de la idemificación y comunes» de la tradición como fórmulas acuñadas, es
descripción de un material acuñado subyacente a las decir, como «frases y giros ... que poseen forma fijamen-
unidades de tradición relativamente terminadas en sí te acuñada y palabras fijas, derivándose su origen de
mismas. Se trata de esquemas de pensamiento y expre- una necesidad de la comunidad y siendo utilizadas, por
sión convencionales, de los llamados topoi («tópicos», tanto, de manera habitual en la comunidad» 24 , aunque,
«lugares co-munes») que, como fórmulas o clichés, es- por otra parte, no aparecen .aislados en sí mismos. sjno
quemas, temas, ideas, imágenes y motivos acuñados, for- que se utilizan siempre en asociación con determinados
man en cierto modo los cimientos. de las unidades de -contextos. Como ejemplo tenemos la fórmula de resu-
tradición. pero que considerados en sí no son indepen- rrección que habla de Dios como de quien «ha resuci-
dientes. tado a Jesús de entre los muertos». La encontrarnos co-
En particular, se entiende por motivo (su etimología mo fórmula tradicional recibida por Pablo y que aparece
latina significa <<lo que impulsa>>. do que mueve») una varias veces en las cartas paulinas en cambiante reelabo-
situación típica que puede actuar como móvil en trascur- racióll y en cambiante asociación contextua] (véase Ro m
sos de acción plasmados de manera individualmente dis- 10,9: lCor 15,15; ICor 6,14; ITes 1,9s, etc.).
tinta Así, por ejemplo, el motivo de lo-s <<hermanos La perspectiva de [a crítica y de la historia de los
enemigos» se ha rlasmado de distinta~ maneras en la «lugares comunes>> de la tradición no sólo aclara la co·
literatura bíblica.
También la~ imágenes y las metáforas son casi siem- 23 1\(JHi le~dría tambueo '" lug•r ond1cadn m<tódlcam<nro '" <TÍOlea y la hiSio-no de'"'

pre, en la Biblia, tradición preacuíiada, por ejemplo la ~""'"""''· ral corno a¡» rece en lm ~icooun~ncos Oe '""'"P'"' t~ológico• de lo fl1~11a
24 K. WeD¡;sl. C~,-,.1"/a¡;ISr~e Fotmdo "''d Li~d~r d,_, /h-cllf!.J,.NIW>IJ (~tNT 7)_ (¡jiters-
metáfora que aparece con bastante frecuencia en los lo~ 1'972. 11

94 95
rrespondi:ente índole, significación y función de la tura de un grupo de formas>-) 2 \ patrón que como taL no
unidad de texto dentro de la cual se halla el topos de que existe en la realidad sino que se adquiere, como produc-
se trate, sino que, además sirve para «la comprensión de to de la abtMacción, mediante la comparación de varios
los antecedentes socioculturales por lo-s que ha de enten- textos particulares (formas) de estructura semejante.
derse una unidad» 25 , y tiende a presentar la historia de Hay algo que asocia la crítica de los «lugares co-
ese topos o -«<ugar común», de manera análoga a como munes» de la tradición con la crítica de los géneros, y es
tratan de hacerlo con los géneros la crítica y la historia que en una y otra se estudian materiales acuñados.
de los géneros. Ahora hien, la acuñación convencional se extiende en
este último caso a la correspondiente estructura jerár-
quicamente determinante de un texto, en cuanto dicho
3.4.5. Critica de los géneros texto sigue un patrón estructural actuante también en
otros textos: un patrón que se reconoce por el estilo
3.4.5.1. Estilo de género genérico, es decir, por las peculiaridades típicas precisa-
mente de ese género.
Si la crítica de las formas se esfuerza por comprender La unidad de tradición de la curación del paralítico,
y describir la fisonomía individual y personal de un texto que hemos examinado desde el punto de vista de la crí-
determinado, la critica de los géneros tiende a comparar tica de la tradición, por su género pertenece a las narra-
un texto concreto con otros de igual o parecida estructu· ciones de milagros. de curación y, según R. Pesch 27 , si-
ca y, basándose en las concordancias estructurales, a in- gue en la estructura de su acción el es-quema de las histo-
cluirlo juntamente con ellos en un grupo, es decir, a rias de milagros en general y los tópicos del milagro
considerarlo -por decirlo así- oomo miembro de 11na de curación de paralíticos en particular. En concreto,
familia. Si la «forma» significa siempre la mera fisono- R. Pese!"! enumera los siguientes rasgos estructurales
mía individual de un texto particular y concreto, el con- del género:
cepto de «género» se refiere al «patrón común de estruc- l. Aparición en escena del taumaturgo y de una multi-
tud de personas (motivos introductorios y prepara-
2!!. (l. fchoer. l.< • 11S. Aur>quc. 6e aweró> coo G Follrer. distlngQ en! re onti"" d= 1<>< torios): v. 1-2.
olupr.,.o;omu ....... dc: 111 ull<IICJ6n ~ or!tirnde U trll<iociÓfl) d~ l~oedaca<ln. r.o mead~•eroala
di<tinc:ién qu= en ~Ma ohu "' h&CO entre ocrilleoil de lo!. lugar"' comu~e• de la 1radi<i011• y
2. El encuentro (del enfermo, cuya enfermedad se
•<rilica de lo!. moti,.,... "'"""~"" h&) que ao;eptor la d"tu>e1611 e~tr<: -un ~~upr wmún• de 1~ indica o cuya situación calamitosa se describe, con el
<ra.dición •q~>< cir<:ul• libtement• -<> ~ir. qac oo esto •i~~d.o con ~• delerm•no.<Jo
<:Ír<:Ll\o de penooas- ~un ~lusa• romún• de la WtdiciOO ••• el ~ue .. puede TI:COO"""' el
taumaturgo): v. 3.
inlerk <k la tradoc:IÓfl de un <klcrminado doculo de •nuU>nrrt• (p. IQ2. 108), m>.., jLI5tinca 3. Este encuentro se ve aquí obt\taculizado por la
dc:oiJilar a la pnmcr11 """" •motivo• ). dcnvirublo de alli. do~gnar al n>él<>do> wmocril""'
de 1.,. ""'"'""· El oone<pl:o de •mo>lrvo•. a poe .. r <>e lo> desvai<W que es en el l=nJUolll"
rorrien«. ti<110 un scntrdo ~'<="'en I&Clcn<:ia de: lalitcraluTO. seg.ún ladcfinrCI.Óol que ~cm<><
!:notado de: du, y diflcilmcnt< p<>dr:i cmpkar.;r: ade<ll&damentc a>rno co=¡riO q~ mn¡ue cl 26 W. Rtchtcr. 1 e. 132.
de •ilmte.ne• """ña.daso. ""'"'""" ocuñ.W.O.•. ora>¡¡M &<:U~- (corno hace (i. F-ohrcr. l.c .. 17. R Posch. Da> M~rkus~•ong<ii~m 1 (HThKtiiT !1). Fnbu<go de Bri¡; -Basilea-Viena
10:!.). 1~6. l'ik

96
dificultad para la aproximación (rasgo que en este caso 3A.5.3. Designación de los géneros
sustituye a la tradicional petición de curación): una di-
ficultad que hay que superar, v. 4. Los géneros no existen en la realidad, sino que son el
4. La curación (mediante orden de curación con in- resultado de un proceso de abstracción por el que deter-
terpelación, palabras de aliento, palabras de salvación, minadas notas de una forma, que ésta comparte con
orden de demostración, despedida): v. 5.11. otras formas particulares, se consideran como carac-
5. La comprobación de la curación: v. 12. terísticas y en cambio otras notas no se consideran como
6. La demos/ración: v. 12. caracteristicas29 • Por es-o. el concepto de «género» e-s
7. El asombro (de la mulütud): v. 12. .aJgo borroso, y esto se refleja en la multitud de términos
8. El final a coro-: v. 12211 • que se emplean para designar a los géneros. En este
particular, una ojeada a la bibliografía provocará, con
toda seguridad, cierta confusión en el principiante. En
3.4.5.2. La historia de los géneros efecto, en cada manual encontrará propuestas distintas
para clasificar y denominar a los géneros, y esta compli-
Por cuanto los textos que se comparan para conocer cación aumentará más todavía si, además de recurrir a
su género mediante la averiguación de sus peculiari- las obras de exégesis bíbüca, consulta las obras de histo-
dades tipicas --es decir, de su estilo genérico- se origi- ria de la literatura en general 30 •
naron en diversos tiempos, la crítica de los géneros debe Por eso, lo más adecuado tal vez a la complicación
contarse también entre los métodos diacrónicos y tiende del problema (¿,insoluble en último ténnino?) de los gé-
no sólo a la mera comparación de los diversos represen- neros será partir de dos posiciones que aparentemente
tantes del género sino también a la exposición de la his· se contradicen, pero que tienen en común el que ambas
toria de los mismos, de suerte que, por un lado, gracias quedan colgadas en el espacio, sin fundamento «úl-
al género, se amplía nuestro conocimiento de la historia timo». La primera fue fonnulada a-si por W. Richter:
(de Israel y de la Iglesia primitiva) y, por otro lado, «Sostenemos, además, la opinión de que Jos géneros no
nuestro conocimiento de la historia y de sus situaciones se obtienen por deducción de conceptos sumamente
típicas nos permite deducir la existencia de determina- universales, sino por caminos empíricos»31 . En el plano
dos géneros literarios. de comprensión de nuestra iniciación a los métodos, es-

2'1. W. Richter, l.c .. 1}2>¡_


31)_ Es lignif>cati..o de esta ;ill>acioln ~1 hul>o de quo d
U~iktm -~~gO'Ii!chtr Fachbtgnlf"
M P.G. MiiUer{Smngan-K~vrla<:r 191!5), 115-120,SI¡u1Cnd<> o K. Be;gcr, Bibdbnbdtsl\'l'
(Hcidelbers l9110), 47SM, e~urnerw: ~n 101al 1(}7 génerns híbl;cos, cuyo orden alf~bélio;o permo-
21!. fur oon.,guienle, el -estudio "'g.Un la olp!l<a d.e la crir= <lt /<1< g<""ros ronfirmartt. ~~ ~rde ""tem""" qu~. dodo> ~1 estftdo> acmll dt la!. inve.tigaoi<>n<:< !Obr~el prot>kma de
nue>tra hi¡>óu-sos críhOO---tradieional: La un!dad de !radiMOO supuesto por niJi!OirO!- =!"""- 1"" gtnci'OI!, noco ¡>001~ uno soli>Ción sistornltia del mismo. lmponantes,...fl~•ioncspt~~¡..,
de al potrón c:slructJ.o.-..1 del gtnoro. mientras ~"" la• poonco del t~xtn q110 oonSideroi.bo.rnns para ello oe eiiCil<:ntran"" W. Rich1er> l.c., 121-152.
adocione• p<>51enmn romt"'rlan""' r>a!rón d.el gtnero 31 w_ Rid11tr, Le, 1J.4.

98 99
tas palabras se pueden entender como una especie de Sinópticos, las propuestas de G. Theissen se orientan
exigencia para <.¡lle se lean los textos bíblicos mis.mos. ejemplarmente en la misma dirección. Por este motivo,
confiando en que la lectura de un texto llevará luego presentaremos sus mismas palabras en una extensa cita.
consigo la lectura de otros textos, y ésta a su vez la G. Theissen introduce un orden en los géneros de los
lectura de otros, y así su-cesivamente, de forma que en el Sinópticos sirviéndose de dos polaridades, designadas
largo proceso de estas lecturas, dichos textos se vayan por las parejas de conceptos: «típico» frente a «sin-
agrupando y ordenando poco a poco en la cabeza del gular», y «enseñanza» frente a «narración>>. Sirviéndose
lector, al parecer «de manera espontánea» y vayan for- de la segunda pareja de conceptos, se pueden definir los
mando grupos de textos estructuralmente afines. «Cuatro géneros fundamentales de la tradición sinóp-
Parecerla que el segundo con se jo está en contradic- tica»: ~<enseñanza pura, enseñanza narrativa. narración
ción con esta primera opinión. Dicho consejo afirma: con filo doctrinal y narración pura». o, en terminología
..:Una cierta medida de orden es mejor que absolu- más tradicional: «logia (= formas gnómicas [ad. del
tamente ningún orden.,. Parece que este texto hace de la autol"]), parábolas, apotegmas(= narraciones biográ-
necesidad virtud, y a la vista de la multiplicidad de tex- ficas con matíces gnómicos [ad. del autorJ), narracio-
tos imposible de ordenar y de las numerosas asig- ne:s~>32. La segunda pareja de conceptos conduce a una
naciones de géneros a las que se puede recurrir, exhorta ulterior diferenciación de los cuatro géneros fundamen-
a la arbitrariedad de un cuadro ordenador de categorías. tales, que se dividen en dos variantes opuestas rolar-
Ahora bien, l'.e puede entender también como consejo mente. A este propósito dice G. Theissen: «Tanto la
de que se abrevie un poco el largo camino a través de la cnsciianza como la narración pueden ocupan;e más de lo
lectum constituidora de géneros., y de que se abrevie típico o más de lo singular: dentro de los logia se puede
aceptando, al menos de manera provisional, una or- distinguir entre logia normativos y logia kerygmátiw.~.
denación de texto~ en grupos «encontrada» en su lectura Son normativos todos aquellos logia que formulan lo
por lectore& anteriores. aunque sean especialistas en universalmente válido en la experiencia o en la actua-
exégesis, y que de este modo se vaya clasificando previa- ción: palabras o dichos sapienciales, palabras o dichos
mente de alguna manera la inabarcable multitud de tex- legales, y reglas para la vida de la comunidad. Se trata
tos y géneros. aunque sepamos que no se trata de un siempre de normas de c.xperLcnda o de normas de ac-
orden con fundamento «Último». ción, de lo regular y típico, sea la regla que uno puede
L<~ finalidad de semejante crítica de los géneros., comprobar. sea la regla que hay que aplicar a la acción.
orientada a la utilidad prá!.:tica. no seria ni una sistemati- En contraste con los logia normativos están todos Jos
zación atemponü de los géneros ni una interminable logia kerygmáricos, es decir, los logia que anuncian y
enumeración de los mbmos, que en último krmino ha- proclaman un acontecimiento singular, sea que ese
ría coincidir el <.:oncepto de género y el de texto par-
ticular. l2. -G. Thois1«n. (/,chr'-lt!u:he W~l"i"R'""hrch,_N F.t~ Be"Hr~ '"'" fnr=g<"'¡,.,-h¡J.-h<~
En Lo que respecta al campo de los género~ en los. Erf"m~~~C da <y"OpM<h~n han~8"'" <StUNT a). G"Ur<lah N74 126

1()() 101
acontecimiento ya haya tenido lugar (dichos en primera Lo que acabamos de decir se puede contemplar de
persona del singular, dichos del Hijo del hombre) -o esté una sola ojeada en el gráfico adjunro (completado un
teniendo lugar ahora precisamente, sea que vaya a tener poco) de G. Theissen34 :
lugar en el futuro (dichos proféticos y apocalípli-cos).
Los dicllos kerygmáticos contienen siempre un mensaje
acerca de algo singular.lnterpretan el presente y desve-
lan el futuro. De manera parecida, hay que hacer una
distinción dentro de las parábolas: los símiles, que des-
Típico Logitl S.fmile~ Diálo_gos Historias de
criben acontecimientos típicos y apelan a la experiencia normativos de enseñanza milagros
universal. Y las parábolas en sentido estricto, que des- y disputa
criben un caso particular Interesante, que puede conte- Enseñanza Enseñanza Narración Narración
ner incluso rasgos improbables y singulares. De manera purs narrati-va oon filo pura
doctrirtal
análoga hay que clasificar los apotegmas: la mayoría de
Singular- Logia Parábolas Apctegm~ Relatos
ellos se proponen presentar las enseñanzas de Jesús, es herygmáticos biográfico~ legendarios
decir, no sólo lo que él dijo en un determinado lugar,
sino lo que él enseñó fundamentalmente en relación con
los problemas abordados. En contraste con estos diálo-
gos de enseñanza y disputa, están los apotegmas biográ-
ficos, que se proponen describir un acontecimiento sin-
gular en la vida de Jesús, por ejemplo, la confesión por
la que Pedro reconoce que Jesús es el Mesías. Desarrollar sistemas análogos que pongan en re-
»Los géneros puramente rmrrativos los encontramos lación los demás géneros bíbhcos será por ahora un de-
también en dos formas: historias de milagros y relatos sideratum.
legendarios. En nuestro caso, las historias de milagros
son las que narran lo típico de la vida de Jesús. Por eso
se hallan compendiadas en sumarios. Son episodios in- 3.4.5.4. Situación vital (Sit.z im Leben)
tercambiables y no tienen lugar fijo en la secuencia de la
vida de Jesús. El orden en que se suceden es relati- La. crítica de los géneros exige que se investigue la
vamente caprichoso. Otra cosa ocurre con los relatos situación vital del género correspondiente: «ES[C patrón
legendarios: se ocupan del nacimiento y crecimiento de estructural, por cuanto se halla previamente dado, está
Jesús, de las tentaciones que padeció, de su marcha a ar1clado en situaciones e instituciones socioculturales tí-
Jerusalén y de la pasión. Refieren acontecimientos qt.~e
tienen un lugar inconfundible en la sucesión temporal de 1.1. lbi<l 12&s
la vida de Jesús» 33 . J.4. lbld. 128

l02 103
picas. lo que se ha dado en llamar ""simación vital"»-'~. origen en distintos tiempo-s, debe considerarse ur1 mé-
Esto quiere decir que los textos de un género tienen todo diacrónico, :sin embargo. en virtud de sus resul-
correspondientemente una determinada función en la tados, posee un efe-cto retmactivo sobre el método sin-
vida de una comunidad. Podemobo decir también que por crónico de la crítica de las formas. En efecto, el género
situación vital se entiende una repetitiva situación de obtenido gracias a la crítica de los géneros puede poner-
uso de un determinado génew hterario en la vida de una se al servicio (en ci:erto modo) de la crítica de las formas
comunidad. Las canciones nupciales se cantan en las bo- como filtro para que dé realce y haga aparecer con con-
das; en cambio, las lamentaciones se cantan e11 relación tornos más nítidos el texto partícul<~.r objeto de estudio.
con los sepelios y .celebraciones de duelo. Por consi- Y, así, sobre el trasfondo del género. resaltan por ejem-
guiente, la situación vital no significa una determinad<:~ plo los rasgos individuales del tex:to que nos ha servido
situación históri-ca, por ejemplo en la vida de Jesús, sino de ejemplo (véase p. 85s) y se ven con es pedal claridad
que, como concepto sociológico que es, presupone una en la fonna final que obtuvo tras la labor de redacción.
comunidad, instituciones y eL uso repetido de tex:tos de En el lugar que, por el género, suele hallarse la súpli-
un género en situaciones que retornan de la vida de una ca pidiendo la curación, se encuentra en nuestro texto el
comunidad. relato sohre la forma. nada usual, de llegar tlasta Jesús
En lo que respecta a las historias de- milagros, entre abriendo un boquete en el lecho: esa forma que hace
las que habrá que contar la tradición original de la cu- posible lo imposible y que es interpretada por Jesús co-
ración del paralítico, podr.á afirmarse en general que su mo expresión de fe. Además, aunque es cierto que el
situación vital debe huscarse en las nece-sidades misio- género de las historias de milagros conoce el rasgo de las
neras de la vida de la Iglesia incipiente. Tales relatos palabras de aliento que el taumaturgo dirige a los que
están al servicio de la proclamación misionera de Cristo buscan la curación, 110s sorprenderá la manera en que
como Señor y varón de Dios, que con !:>U poder es capaz es1e rasgo genérico es individualizado aquí por el redac-
de poner fin a las miserias humanas de índole más diver- tor: «E." singular el hecho de que a un enfermo. en el
sa, y a quien por tanto puede uno <.:onfiarse en la fe. marco de la hjstoria de un milagro, se le consuele decla-
rando que sus pecados han quedado perdonaJos,30 • La
firmeza de una fe, que se sube incluso al tejado para
3.4.5.5 Situación literaria (Sitz in der Literawr) llegar hasta Jesús y, por otro lado, la capacidad que
tiene Jesús para llegar hasta las dimensiones más pr-o-
Aunque la crítica de los géneros. en virtud de su fundas y recónditas de la perdición humana y actuar
procedimiento. que consiste en determinar el género a salvadoramentc en ellas, son contornos individuales de
base de múltiples textos particulares que tuvieron su nuestro texto que quedan realzados sobre e! trasfondo
del género. Así. pues, l.a visión del género no sólo con-

>.t. R 1\c,.·n. Le. 147.

1U5
firma la hipótesis de la crítica de las tradiciones. sino que 3-5. Transición a la parte de ejemplos
facilita la comprensión del tex:to individual en la óptica
de la critica de las formas. Finalmente,llcga a conocerse Terminamos aquí nuestras explicaciones, conscten-
con más nitidez de contornos, nuevamenle sobre el tras~ temente breves, sobre los diversos princirios metódicos
fondo del patrón del género, cómo la unidad de tra~ de la exégesis bíblica. Su brevedad permi1irá consu\tar-
dición se modificó en su función a¡ quedar ampliada por ~as de nuevo en la ulterior lectura de esta obra y releer
adiciones rcdaccionales. Además de su situación vital, de vez en cuando alguna que otra explicación, a fin de
adquiere una situación literaria. En efeclo, en su versión que el lector tenga siempre presentes los e-lementos
actual, la historia del milagro constituye ya únicamente teóricos de los métodos., cuando proceda a trabajar por
el marco para el escándalo que experimentan los escri~ sí mismo sobre los ejemplos de textos que vamos a pre-
bas por el hecho de que Jesús perdone los pecados. Se sentar a continuación.
separan violentamente las palabras de alier~to de Jesús y Lógicamente, al ocuparse del análisis, deberá tener
sus palabras de curación que figuraban en la primitiva también muy presente el texto bíblico que en cada caso
historia del milagro. Las palabras de consuelo --<<Hijo deba él analizar. Puesto que en casi todos los casos va-
mío, tus pecados te son perdonados>>-- son ocasión para mos a reproducir expresamente el texto, será fácil mar·
que se escandalicen los escribas; y las palabras con que carla con alguna señal para acompañar en cada caso
Jesús obra la curación -<Levántate, toma tu camilla y la lectura, comprob.ándola sobre el texto. Además, en la
vete a tu casa- se convierten ahora en demostración lectura, hay que tener a mano una Biblia, a fin de darnos
«de la autoridad que ttene en la tierra el Hijo del hom- cuenta de cuál es la situación de cada tex:to concreto en
bre para perdonar pecados» (v. 10) y en refutación de la un contexto mayor, y también para estar en condiciones
acusación de blasfemia. El hecho -que seguramente de consultar inmediatamente las referencias que se ha-
debe verse como adición redaccional- de que al prin- cen a otros lugares bíblit;;OS. Se entiende, como es na-
cipio Jesús «hable la palabra» a la multitud reunida ante tural, que la presente obra no es para ~eerla de corrido
él, y todas esas personas. al final del texto, se queden como una novela, sino que cada uno de sus capítulos
asombradas y alaben a Dios, conduce a una oposición deben considerarse como ejercicios completos en sí mis-
entre la multitud y los escribas que se escandalizan de las mos, en los que hay que trabajar como unidades ais-
palabras de Jesús. Los unos escuc-ban a Jesús y se sien- ladas, y que conviene repasar varias. veces.
ten movidos a alabar a Dios por el acw de poder obrado Sirviéndonos. de divers-os ejemplos de textos del An-
por Jesús. Y los otros acusan a Jesús de blasfemia. E11 tiguo y del Nuevo Testamento, pondremos a prueba y
Jesús se dividen los espíritus. nos ejercitaremos en los principios metódicos expuestos
brevemente en la parte que estudia los mélodos de ma-
nera general. La diversidad de textos implicará que, en
el análisis, el centro de gravedad recaiga unas veces so-
bre una perspectiva metódica, y otras veces. sobre otra.

106 l07
Así, hay textos que se estudian más intensamente desde dición de Marcos (véase 11, 1; IL 3; 11, 4). y también
la perspectiva de la nítica de Las formas, mientras que ejemplos ofrecidos por los textos de La fuente de los
en otros se acentúa más el análisis diacrónico. En logia (véase IL 5; 11, 10), y ofrecemos igualmente un
ocasior~es se llegará también a completar y profur1dizar ejemplo tomado del Eva11gelio de Juan, que presumi-
en las explicaciones metódicas, y seguramente a efectuar hlemente tiene como fondo una tradición de la fuente de
análisis que queden rezagados en relación con las expli- los signos (semeia). Se bailan representado!>, además,
caciones teóricas. los géneros de los textos de listas (véa~e JI, 9) y de los
La selección de los textos no pretende, ni mucho himnos a Cristo (véase IL R). Finalmente, se estudia
menos, ser completa desde un punto de vista sistemáti- tamhién la carta a Filcmún (véas.e 11, 11). por su forma y
co. Se lla efectuado de manera más o menos heurística, romo e¡emplo del género de las cartas paulinas.
en el sentido de que todos los textos que aquí se ofrecen Lüs textos evangélicos que sirven de ejemplo están
han demostrado ya concretamente su utilidad didáctica. impresos ampliamente en disposición sinóptica, pero
Además de los textos del Nuevo Testamento -que por dando por supuesto que el lector tendrá delante además
ser yo profesor de NT constituyen buena parte de los alguna sinopsis evangélica 37 .
ejemplos- se analizan también conscientemente al- Se d.a también por supuesto que una iniciación a los
gunos lextos del Antiguo Testamento (véase Il, 1.6.2; métodos de los trabajos exegéticos no puede ser al mis-
II, 2; Il, 6; 11, 7}, porque, a pesar de la separación que se mo tiempo una iniciación a los problemas de la historia y
hace tradicionalmente entre las disciplinas exegéticas del entorno bíblicos, a las cuestiones relativas a la pe-
del Antiguo Testamento y las del Nuevo Testamento culiaridad literaria de los diversos escri,os bíblicos o a
~paración que está más que justificad<! por la multi- sus perfiles teológicos, aunque todo ello se pueda tocar
tud de disciplinas auxiliares que en cada caso se necesi- someramente y con frecuencia baya que sobrepasar el
tan-, precisamente en el plano de los métodos de análi- nivel informativo que el principiante tiene en estas es-
sis textual orientados a una praxis de la palabra bíblica feras.
coo justificación científica, científicamente, es recomen- Por consiguiente, el lector, al mismo tiempo que se
dable rccoTdar que, no ob!>tante toda la diversidad que ejercita en los métodos. [Cndrá que irse imponiendo en
pueda haber concretamente, hay operaciones funda- estas materias que van más all<i 0-c los métodos Por eso,
mentales que son siempre las mismas en relaciones con
todos los textos, incluidos los textos no bíblicos. J7 1''" '""''~"""",. enllcnJ~ e~ co« .:•o<> 1• ;·u~<•vo>ic'i"n de (e~oos paral<l"' do lu..
1inop"""" 1~<. MI. Lo). <1-< forma qu~ pu•d•TI obse""'"'' f•c1lm.<TIL< lo> <onn>r·
A pesar de todo, la exégesis del Nuevo Testamento E'""~d""
;
<la~"~' la> Oii.,en"" '""' 1<>> d"""'-" b•Tig<·l'"'. "'-'b" ""~'> ~u •nd<; '-" la; _,,;ala f""
ha determinado más intcnsilmente la selección de tex- medw !k '"'lmc> doferenle,. E"u '" puede li~cor fóoilm~nte •ubrayo~do c;o~ <ole-r a2ull"'"
puniUo comunc> en Me. M<. l.-<. f" oon c-oLo• m¡o los punoos comun~•en MI~ U. cu•nJ" ""
tos, por cuanto los ejemplos representan, todos ellos, en
punoo se h•lla """""del texoo d' .~le En 1<•> p~nlc» '" ~"" ''" <re><l<l'~'"" """' d< "'""
el aspecto de la crítica de la~ fuentes. las posibilidades de pue<le h:ooer" gn L>>lc< d~ <olor •·ml<. Lcil >iii01}>L> aloman" más Ulll,.ad., son. P~mJo-,.s_,..
nvpJ<. ¡>JT F.J &hieT;c. Pa"ll<><·V«Iag. 1)\isseldort "l~lli. Zliccher-Ev"'8'1.en 5p•oP"·
exégesis de lo!> Sinópticos a las que apunta la teoría de r><>r C.H roi;~er. On<:ken-Veol~g. Wup¡:oeroal '"IYW S.Ub.e la>"~"!"" en""". •e•>< 1. 2,
las dos fuente-s. Y, así. hay ejemplos tomados de la tra- """ ~ o~,. <le ]>'Og<na

108 \09
una historia de Israel y una historia contemporánea del
ll
Nuevo Testamento, una introducción al Antiguo Testa-
mento y al Nuevo, así como también una iniciación a la
teología del Antiguo y del Nuevo Teslamento, formarán Parte práctica
parte del irrenunciable programa de lectura de todo
aquel que quiera ambientarse de tal modo en el mundo
de la Biblia, que, con ayuda de los métodos exegéti-
cas. pueda moverse en ella como lector bíblico eman-
cipado3S.

110

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