Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sintesis - La Metafisica de Los Presocratricos
Sintesis - La Metafisica de Los Presocratricos
Sin embargo, aunque cada cosa esté repleta de todas las demás, en porciones
insignificantes o, bien, en una fracción significativa (es precisamente la abundancia o
proporción mayor de ciertas partículas las que nos hacen denominar así a un objeto; un
trozo de madera está formado mayoritariamente por madera, pero también contiene
infinidad de otras partículas, como tierra, agua, etc.), sólo el nous no está mezclado con
nada, aunque pueda formar parte de una mezcla. El nous habita en todas partes, tanto en
los animales como en el hombre, tanto en la masa indiferenciada como en las demás cosas,
pero en efecto, no se mezcla con ella; está en ellas, pero siempre fuera de ellas (Ramnoux).
Todo es, por lo que respecta a la materia, grande y pequeño: es grande porque la materia
puede dividirse en múltiples partes (en infinitas partes, de hecho), y es pequeña porque
puede formar un todo mayor por agregación (Mas). El nous, a su vez, también es la más
grande y la más pequeña de las cosas, porque está en todo, aunque no pueda mezclarse, o
hacerse hacerse mayor o menor.
Pese a suponerlo como una inteligencia diferenciadora, el nous también está presente “en
cualquier cosa, en la rodeante masa”; afirma después el filósofo que ocupa un lugar en el
espacio, por lo que algunos, como Burnet, han sugerido que Anaxágoras, si bien dota de
pureza al nous, pureza de la que carecen las demás cosas, no le concede el grado de ser
inmaterial e incorpóreo. Es decir, Anaxágoras sostiene una visión del mundo materialista,
algo que puede hacernos comprender por qué ilustres pensadores le recriminaron en su
día esa forma de entender el universo. El nous pone en marcha el torbellino o movimiento
rotatorio, cierto, pero lo que sucede con posterioridad es obra del propio torbellino, no de
la inteligencia. Aristóteles comenta en su Metafísica que Anaxágoras, “siempre que no
sabe explicar por qué algo sucede, introduce [al nous] a la fuerza, pero en los demás casos
atribuye la causa a lo que sea, antes que a la Mente”. Por su parte, Platón se queja de que
no le suponga bondad alguna al nous, eliminando cualquier rasgo ético; tal vez entendía
que una inteligencia tal debía actuar siempre en pos del mayor interés por el bien del
mundo.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que en la época de Anaxágoras no había, por parte
de los pensadores, una concepción inmaterial del espíritu; esto es algo que llegaría más
adelante. Que Anaxágoras conciba el nous como ocupando un volumen no implica que
lo tuviese como algo material; en opinión de Copleston, todo lo más que puede decirse es
que, en su concepción de lo espiritual, Anaxágoras “no consiguió comprender del todo la
radical diferencia que hay entre lo corpóreo y el espíritu”. Parece, pues, que todo se reduce
a que Anaxágoras no entendió la diferencia entre el espíritu y la materia a la que da forma
o pone en movimiento.
Más allá de esta inseguridad acerca de la concepción definitiva que tuviese Anaxágoras
del nous, quizá cabría plantearse si la “radical separación entre lo corpóreo y el espíritu”
que comenta Copleston, de la que carecía Anaxágoras, es o no tan radical. Porque aunque
en la historia de la filosofía occidental podamos hallar multitud de teorías y concepciones
acerca de la separación entre mente-cuerpo, este dualismo tan primordial no es universal:
cabe citar, por ejemplo, algunas de las doctrinas hindúes o chinas, en las que se concibe
al ser humano como entidad integral y no separada en esas dos partes.
De ahí que la idea del nous de Anaxágoras pueda ser interpretada de varias maneras:
podemos entenderla como un ente puramente material, si bien más puro que las demás
materias y que no participa más que en la génesis de su separación; podemos verlo como
un ser que pone en marcha la maquinaria de lo existente, y que separa asimismo las cosas
y ‘vive’ en ellas, no mezclado con nada; o podemos, en el caso de que, atreviéndonos,
hagamos una interpretación a partir de las filosofías orientales, entender el nous como
una especie de realidad constitutiva de todo, mente y materia, que otorga al mundo una
unidad: el nous, entonces, sería la causa de la diferenciación del mundo sensible, el
“torbellino” que impulsa el movimiento, jugando además un papel en la esencia misma
de las cosas (aunque habría que matizar bastante más esta definición, claro está)
Sea cual sea la interpretación que del nous y su materialidad hagamos, resulta interesante
constatar que el universo revelado por la ciencia a partir de Isaac Newton ha tenido mucho
más en común con la visión de Anaxágoras que con la propuesta de Platón o su discípulo
Aristóteles. Pese a las críticas vertidas por éstos hacia el filósofo jonio, nuestro cosmos
físico ha resultado ser un lugar en el que no hay bondad ni eticidad alguna, como sugirió
Anaxágoras: sólo indiferencia ante las volubles e insignificantes pasiones y tragedias
humanas.
Para Anaxágoras todo estaba contenido en todo, una línea podía dividirse en otras líneas
y así hasta el infinito. Se puede considerar que la homeomerías esstán de cierta manera
vinculadas a las matemáticas, debido a su idea de la divisibilidad infinita de estas semillas.
Cuando Anaxágoras habla de esta divisibilidad pone límites, pues las homeomerías solo
se pueden dividir en otras que son esencialmente las mismas. Ahora es necesario poder
vincular el principio de Homeomerías con el de Nous y surge un problema ¿Cómo en un
mundo infinito de infinitos puede existir el nous? Podría entonces tratar al nous como
causa extrínseca a este mundo pero ¿no habría ninguna vinculación el mundo infinito y
el nous? Se puede justificar que hay una cierta vinculación debido a dos causas que
cumple el nous.